Disclaimer: Lo mismo de siempre.
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Harry estaba recostado en el sillón de la sala de 9 Cedarwood Road, arrojando al aire para después volver a atrapar, una snitch de juguete que su padre le había traído de Diagon Alley, unas semanas atrás.
Se sentía bastante contento. Estaba en vacaciones. Ya había terminado el colegio muggle y al finalizar el verano, finalmente iría a Hogwarts. Ya sabía todo de su nuevo colegio, porque siempre le estaba preguntando a su padre sobre él. Aunque últimamente había dejado de hacerlo porque notó que su padre ya estaba un poco cansado de hablar todo el tiempo de Hogwarts, y siempre de lo mismo.
Además de todo, Harry estaba feliz ya que al día siguiente sería su cumpleaños número 11. Habían acordado con su padre ir a Diagon Alley para comprar todo las cosas que necesitaba para el colegio,
según la lista que había llegado junto con la carta de Hogwarts, diciéndole que el curso
comenzaría el 1ero de Septiembre.
"Harry, baja los pies del sillón." le dijo su padre entrando a la sala, llevando una bandeja con una jarra de té, dos tazas y un plato con galletas, el cual apoyó en la mesa y se sentó en un pequeño sillón, que se encontraba a un costado del sillón donde Harry estaba ahora sentado.
Era otra cosa que a Harry le agradaba del verano. Pasar tiempo con su padre. Cuando trabajaba en Hogwarts, lo veía muy poco. En cambio ahora, estaba todo el día en la casa con él, aunque las últimas semanas lo había notado un poco preocupado, o nervioso. Incluso en ese momento, sirviendo el té, su padre lucía tembloroso e inquieto. Harry notó que el té no caía siempre dentro de la taza. Pero este extraño comportamiento ya era habitual para Harry. Las veces que le había preguntado a su padre si le ocurría algo, siempre contestaba que no pasaba nada. Por supuesto que él, sabía que algo le estaba ocultando. Pero como sabía que a pesar de que preguntase, su padre no iba a decirle nada, había dejado de hacerlo días atrás. Sólo esperaba que no fuese nada grave.
Severus, después de tomar el primer sorbo, habló:
"Harry..." dijo con tono serio y a la vez, un poco dubitativo " Hay algo de lo que te tengo que hablar."
Harry se había empezado a preocupar un poco, su padre se veía bastante inquieto. De todos modos intentó parecer lo más calmo posible.
" Hice algo malo?" empezó a tantear la situación, para saber que actitud debía adoptar.
" No, no" lo tranquilizó un poco "No has hecho nada... malo."
A Harry no le gustó mucho aquello. Pero dejó que su padre continuara hablando.
"Sabes, hay algo que pasó hace mucho tiempo, que no te he contado" Harry creyó que a su padre le costaba decirle aquellas palabras "No puedes ir a Hogwarts sin saber todo. No puedes seguir sin saberlo."
"Saberlo?" inquirió Harry. "Saber que?"
"Verás, Harry..." pensó unos segundos, y luego susurró "Cómo decirlo?. Eres un mago muy famoso. Probablemente uno de los más famosos en todo el mundo."
Hubo un pequeño silencio, mientras Harry procesó la información y dijo:
"Famoso?" preguntó incrédulo "Qué cosas dices?" y se rió un poco, esperando que su padre lo hiciera también. Para su preocupación, Severus no se inmutó.
"Tú no lo sabes, porque bueno.. nunca te lo he dicho. Y no lo recordarías, porque eras muy pequeño cuando ocurrió todo..."
"De qué hablas, papá? Todo que?" le preguntó impaciente Harry.
Severus suspiró, y se dijo a sí mismo "No sé por donde empezar". Luego miró a Harry, y comenzó:
"Hace unos años, en el mundo mágico, había un terrible y muy oscuro mago con mucho poder."
a Harry le dio la sensación de que a su padre le costaba mucho pensar en aquel mago
"El Señor Oscuro".
"Así se llamaba?" preguntó extrañado Harry.
"Claro que no!" le contestó su padre dándole a entender la obviedad
"Así lo llamamos algunos. Nadie dice su nombre".
"Porqué? Forman el club anti-nombres verdaderos?"
Normalmente el chiste hubiese causado algún comentario cortante de parte del padre, pero parecía que esta vez se había relajado un poco con el broma estúpida de su hijo.
"Todos le temían, Harry. Y lo siguen
haciendo".
"Y cómo se llamaba?" Insistió Harry.
Severus miró unos segundos a su obstinado hijo. Y costándole un triunfo, dijo en voz no muy fuerte:
"Voldemort" suspiró "No volveré a
decirlo".
Harry asintió. Todo el asunto era bastante extraño.
"Como te decía, él era el mago más malvado que te puedas imaginar. Todos andaban con temor a él y a sus seguidores en ese
entonces".
"Porqué nunca supe esto, papá? Y qué tiene que ver conmigo?"
"Cállate un poco y déjame hablar, quieres? Además de ser muy malvado y cruel, era muy poderoso. Nadie vivió después de enfrentarse a él, y él se estaba apoderando de todo.
Una noche, en Halloween, tú tenías sólo un año, el Señor Oscuro se apareció en el pueblo donde tu y tus padres vivían. Él... mató a tus padres,
Harry".
Harry sólo escuchaba atentamente.
"Y.. bueno, después intentó matarte a ti. Nunca entendí bien por qué lo hizo, sólo eras un bebé. Pero bueno, era la persona más maligna que había entonces y quizás sólo le gustaba matar. El asunto, es Harry, que no pudo hacerlo
contigo".
La mente de Harry, iba a mil. No sería todo una broma? Tenía un montón de preguntas para hacer, pero después de titubear un poco, sólo hizo una:
"Porqué no pudo?"
"Es un misterio, Harry. El hechizo que mató a tus padres, no funcionó contigo. Nadie ha sobrevivido después de que él haya decidido matarlo, Harry. Excepto tú, y sólo eras un bebé. Es lo que te hace tan
famoso".
En cualquier momento su padre, le diría que estaba bromeando, seguramente pensó Harry. De todos modos, sintió curiosidad.
"Y qué pasó con Voldemort?"
Severus se estremeció, lo cual asustó un poco a Harry.
"No vuelvas a nombrarlo, Harry"
le dijo gravemente "Por favor".
Harry sólo asintió, y se disculpó.
"Desapareció. Se desvaneció. En ese mismo momento que intentó matarte, lo cual te hizo aún más famoso. Fue muy extraño, porque estaba volviéndose realmente poderoso. Algunos dicen que murió, pero personalmente no lo creo. Recuerdas que yo te decía cuando eras chico que esa cicatriz en tu frente se debía a un hechizo mal hecho para que el cabello se te quede quieto? No bromeaba del todo, hijo. Se debe a un hechizo mal hecho, pero era un hechizo para matarte, no
peinarte".
"Por que Vol.., quiero decir, el Señor Oscuro quiso matar a mis padres?" A Harry jamás le había dado demasiada curiosidad por la muerte de sus verdaderos padres, pero ahora por primera vez, se enteraba de cómo había sido en realidad, y sentimientos de rabia e impunidad iban creciendo en su interior.
"No lo sé, Harry. Ellos eran muy cercanos a Dumbledore, y Dumbledore era la única persona a la que el Señor Oscuro le temía."
Harry se sorprendió sintiéndose orgulloso de que sus padres hubiesen sido allegados a Dumbledore. Y tambien se sintió muy acongojado. No entendía porque el Señor Oscuro había podido asesinar a sus padres y no a el, que solo era un bebe. No entendía porque su padre, Severus Snape, jamás le había dicho una palabra acerca de algo tan importante como esto, ni porque lo había mantenido durante años y años alejado de su propia historia.
"Por que jamás me lo contaste?" Murmuró casi inaudiblemente, mirando hacia la pared que tenía frente a sus ojos.
"Jamás te conté tu historia, hijo, porque Dumbledore me aconsejó que no te la relatara hasta que no tuvieses edad para comprenderla en su totalidad. Y estuve de acuerdo con él"
A Harry estas palabras le ocasionaron tanta rabia que tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para contener su ira.
"Estás diciéndome" le dijo a su padre con los dientes muy apretados "Que me mantuviste ignorando mi propia historia, algo tan importante como la causa de la muerte de mis padres, solo por que yo era demasiado pequeño para entenderlo?"
La furia era demasiado grande para el cuerpo de Harry, demasiado chico para su edad.
Su padre
suspiro, y lo miro a los ojos. Harry tenia rabia en los suyos, Severus Snape
tenia preocupación y ansiedad en los suyos.
"Tienes razón, hijo. Ya que he
empezado a decirte la verdad, te la voy a decir toda. O al menos lo que yo se de
ella. Cuando El señor Oscuro cayo, el mundo mágico era un completo caos. Había
mucha gente que se ofreció a adoptarte cuando se enteraron lo que habias hecho
y que habían muerto tus padres, pero también había gente que quería matarte,
Harry." Añadió con cierto esfuerzo. "Gente que era seguidora de
Quien-tu-sabes, y que se decepcionó mucho cuando su amo perdió su poder. Querían
cierta venganza, por eso fue que Dumbledore y yo decidimos protegerte de estas
personas".
Dos hileras de neuronas se conectaron en
algún lugar del cerebro de Harry:
"Para eso es que vivimos entre los
muggles?" Preguntó.
"No, hijo. Dumbledore te trajo aquí,
a mi cuidado y alejado del mundo mágico para resguardarte del peligro que corrías,
Harry. Al traerte aquí quedabas a salvo bajo una cantidad de hechizos y
encantamientos. Tampoco podíamos hacer de público conocimiento donde te
hallabas, Harry, por lo tanto decidimos mantenerte en secreto. Esa es la razón
por la cual, cuando vamos de compras a Diagon Alley te pido que no reveles tu
nombre, y cubras la cicatriz de tu frente. Solo por tu seguridad, hijo. Creo que
todo este asunto es demasiado incluso para un niño de once anos, pero no podías
entrar de lleno al mundo mágico sin saber nada de esto. Esta es la causa por la
cual jamás te he dicho nada, porque es demasiado complejo ser tan pequeño, y
ser el mago mas famoso del mundo por algo que no se recuerda haber hecho, además
del conocimiento de que hay personas en el mundo que desearían hacerte daño.
Si quieres saber la verdad, he tratado de mantener a mi hijito lo mas alejado
posible de esa realidad, porque es demasiado terrible para mi, y no quería que
también lo fuera para ti."
Harry tenia una ultima pregunta.
"Papa, si yo he derrotado al mago mas
poderoso de su época siendo solo un bebe, quiere decir que soy muy poderoso, no
es cierto?" pregunto con aire pensativo y hasta acongojado.
"No lo se muy bien todavía, hijo.
Pero creo que si."
Harry intentó comprender todo lo que su
padre le había dicho hasta ese entonces, pero supo que no lo conseguiría hasta
después de mucho tiempo recostado sobre su almohada, recapacitando sobre el
nuevo significado que el mundo comenzaba a tener para él. Entendió que todo
había cambiado para siempre.
Miró a su padre, que a su vez lo estaba
mirando con ojos interrogantes, como para saber como estaba su hijo. Algo había
envejecido en su cara, como si decirle todo aquello hubiese sido un esfuerzo
demasiado exigente, y estuviese muy agotado. Comprendió un poco la posición de
su padre, teniendo que protegerlo durante sus once años de ignorancia y se
acordó de todas las veces que Severus Snape había tenido que cuidar de un
chiquillo para que no dijese a un extraño algo tan elemental como su nombre.
Harry se bebió tranquilamente el resto
del té ya frío, se disculpó con su padre y subió a su habitación, donde lo
esperaba una larga cavilación sobre los hechos de los que se había enterado
ese día.
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Al día siguiente, Harry se despertó mas
tarde de lo que habría deseado, considerando que era el día de su cumpleaños.
Se había quedado hasta tarde la noche anterior, sin poder dormirse pensando en
la charla que había tenido con su padre por la tarde, y cuando finalmente lo
había podido hacer, había soñado una y otra vez su antigua pesadilla: un
potente rayo de luz verde, salvo que ahora había empeorado, también escuchaba
una carcajada fría, cruel y aguda resonando en sus oídos.
Cuando a pesar de ser casi el medio día,
llegó a la cocina para desayunar, vio unos paquetes de colores sobre la mesa, y
a su padre que se hallaba de espaldas a él, preparando el café. Se abalanzó
sobre la pila de regalos, y empezó a desenvolver el que se hallaba mas arriba
haciendo un ruido frenético de papeles al romperse.
"Feliz cumpleaños, hijito" Oyó
que su papá le decía revolviéndole los cabellos amigablemente pero no puedo
responderle, porque estaba demasiado ocupado desenvolviendo el paquete amarillo
que resulto ser un libro titulado 'La importancia del juego de Quidditch en los
deportes Mágicos de los últimos siglos'.
Los demás paquetes contenían, un suéter oficial de los Chudley Cannons color
naranja, una caja de Ranas de Chocolate, y un pantalón de jean.
Después de unos minutos en que quedaron los presentes esparcidos sobre la mesa
los papeles de envolver diseminados por el suelo de la cocina, Harry se dispuso
al fin a tomar su desayuno.
"Y, Harry, dime, te gustaron los
regalos? De todas maneras, todavía falta el mejor. Ése te lo compraré hoy en
Diagon Alley"
Harry sonrió ante la idea, y respondió:
"Claro, papá. Muy lindos. Pero tengo
como tres pantalones iguales a los que me diste"
"Lo sé, pero necesitaras ropa muggle
para el año en Hogwarts, porque durante el curso no tendrás oportunidad de
adquirir ropa nueva."
"OK" opinó Harry, cogiendo una
tostada del plato. De todas maneras, no le importaba demasiado la ropa que
llevaría debajo de la túnica de mago
Mas tarde ese día, emprendieron el viaje
hacia Diagon Alley. Llegaron a The Leaky Cauldron pasadas las dos de la tarde.
Severus le hizo un pequeño comentario a Harry respecto de lo tarde que se
estaba levantando desde que estaba en vacaciones. Harry se defendió usando como
pretexto, su cumpleaños. La discusión estaba dando su comienzo, pero fueron
interrumpidos antes de poder llegar al patio del pub.
"Se - Severus!" un joven pálido
se les acercó, muy nervioso. Harry vio que su padre puso la cara que tanto él
conocía, de cuando algo no le agradaba.
"Profesor Quirrel"
dijo él, volteando y estrechándole la mano con una sonrisa gélida.
"No pensé en enc-contrate
aq-q-quí. Yo ven-nía a buscar un nuev-vo libro de v-vampiros"
pareció asustarse con sólo mencionarlo.
"Me dirigía a Diagon Alley para
hacer unas compras para..." volteó a mirar a Harry, quien lo vio pensativo
y después le hizo una seña, con la que Harry se acercó a ellos.
"Él es.. mi hijo. Hijo, el
Profesor Quirrel" los presentó.
Harry estrechó la mano con el Profesor
Quirrel, quien sujetó la suya con ansiedad.
"Encant, m-mu-muchacho".
Harry lo miró extrañado, y volvió junto a su padre, quien apoyó la mano en
su hombro "Ci-cielos, Severus! No sabía q-que eras p-padre.
Severus sólo mostró otra ligera y fría
sonrisa.
"S-solo me acerqué a
salu-ludarte. Te veré en H-hog-gwarts".
Volvieron a estrechar la mano, y salieron
al patio con la pared de ladrillos.
"Y ese tipo tan nervioso quién
era?" preguntó Harry mientras su padre golpeaba la pared con la varita.
"Harry, tus modales. - repuso
serio su padre - Es el Profesor Quirrel. Es profesor de Defensa Contra las Artes
Oscuras.
"ESE? - preguntó incrédulo
Harry. Él sabía cuánto su padre quería ese puesto en Hogwarts. Severus sólo
asintió con un gesto amargo. La entrada a Diagon Alley se había abierto, y
ambos entraron.
"Porqué está tan
nervioso?"
"Al parecer durante sus vacaciones
tuvo experiencias directas con vampiros, según dicen" le explicó con un
tono ligeramente malhumorado "No puedo creerlo. Puede que haya sido un gran
mago, alguna vez, pero no entendido cómo se ha convertido en profesor de una
materia a la que le teme, y como si eso no fuese poco, se asusta de sus
alumnos!"
A Harry le dio la sensación que en vez de
estar contándoselo a él, su padre hablaba para si mismo. Sin duda no le
gustaba ver al profesor Quirrel en el puesto que él tanto deseaba, pensó
Harry, así que decidió no hablar más de él y cambiar el tema.
"A dónde vamos primero, papá?"
Su padre ya había sacado dinero mágico de Gringotts, por lo tanto no tenían
que ir allí.
Severus examinó la lista de útiles que había sido enviada,
unos días atrás y luego sugirió:
"Te parece ir por tu varita?"
"Si!" exclamó Harry. Al fin,
iba a tener su propia varita.
Comenzaron a caminar por la calle, que en
esta época del año se hallaba atiborrada de chicos y chicas que acudían allí
sin duda a adquirir sus nuevos útiles para el colegio. Era la primera vez que
Harry iba al callejón en vísperas de comienzo de las clases, y se extrañó de
ver tantos alumnos de Hogwarts. Muchos de ellos, cuando reconocían a su padre,
se apartaban del camino como con temor. A Harry esto lo divirtió muchísimo y
noto el mal humor de su padre en vistas de aquello.
Los dos encaminaron hacia Ollivander, uno
de los últimos negocios del callejón, el cual era pequeño y se encontraba en
mal estado. Harry había pasado por la puerta en visitas anteriores a Diagon
Alley, anhelando el día que pudiese tener su propia varita.
Ambos entraron, haciendo sonar la
campanilla de la puerta. Harry nunca había entrado antes. No se perdía de
mucho, pensó. Era un lugar muy pequeño y con tanto polvo que había empezado a
sentir que le picaba la nunca. Ambos esperaron un momento, hasta antes de que
Harry pudiera notarlo, un anciano que ahora se hallaba entre ellos, los había
saludado. Harry sólo dijo "Hola".
"Esperaba verlo pronto, Harry
Potter". A Harry le sorprendió aquello, e intentó buscar la mirada de su
padre, antes de que el anciano mago continuase "Tiene los ojos de su madre.
Aún recuerdo cuando ella estuvo aquí, comprando su primera varilla" el
mago se dirigía a Harry como si no notase a su padre que se hallaba a un lado
"También recuerdo que su padre eligió una varita un poco más poderosa y
excelente para transformaciones. Aunque bueno, en realidad la varita elige al
mago"
Mientras hablaba el Sr. Ollivander se iba
acercando más y más a Harry y este notó que el anciano se fijaba en su
cicatriz, que por primera vez desde que tenía uso de su razón y acompañaba a
su padre a Diagon Alley, había dejado de cubrírsela con tanto ahínco.
"También recuerdo cuando vendí la
varita que te hizo esta cicatriz. Una varita muy poderosa en las manos
equivocadas. De haber sabido lo que le haría al mundo..."
Finalmente para alivio de Harry, el Sr
Ollivander notó a su padre:
"Severus Snape" dijo con voz gélida
y fría. Harry se imagino un poderoso rencor que inducía al vendedor a decir el
nombre de su padre con tanto odio. Se pregunto cual seria la causa de esto, y
decidió preguntárselo a su padre mas tarde.
"Así que eres tu quien cuida al hijo
de los Potter. Siempre dije que Dumbledore había perdido la cabeza hace mucho
tiempo. "
Harry noto que su padre se había puesto
violeta de la furia, y a pesar de eso, se mantuvo calmado.
"Vinimos a buscar una varita para
Harry, senor Ollivander" dijo.
"Si, por supuesto" respondió
amablemente el vendedor, pero mirando a Harry, quien estaba curioso por saber
como se elegían las varitas mágicas.
Después de medirle su brazo con una cinta
métrica y de preguntarle cuál era su brazo para la varita, Ollivander le trajo
una pequeña caja de cartón rectangular y delgada. Sacó una varita y se la dio
a probar a Harry. El resultado fue menos que bueno. La silla que estaba a un
costado de la puerta, se elevó y chocó contra una estantería haciendo que una
gran cantidad de cajas de cartón, cayeran al suelo.
"Perdón" se disculpó Harry,
antes de que el Sr. Ollivander se retirara para volver segundos más tarde con
otra varita. No había pasado un segundo de que Harry la tenía en sus manos,
que el anciano mago, se la quitó.
Probaron al menos cinco varitas más, hasta que Harry sintió con la última un
calor en los dedos. Segundos después, salieron chispas rojas y doradas de la
punta de la varita, iluminando las paredes del local.
Harry pudo ver que su padre se sonrió
levemente y el Sr. Ollivander dijo:
"Muy bien! Bien.. curioso, muy
curioso".
Tanto Severus como Harry se quedaron
intrigados por esto último.
"Curioso?" preguntó su padre
antes de que Harry pudiese hacerlo.
"Recuerdo todas las varitas que vendí.
Sucede que la cola de el fénix que dio la pluma para esta varita, dio otra más.
Sólo una más. Y es curioso, que usted esté destinado a esta varita, cuando su
hermana fue la que le dio esa cicatriz"
Padre e hijo intercambiaron miradas y Harry tragó saliva.
"Creo que podemos esperar grandes
cosas de ti, Harry. Ya que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, realizó cosas
grandes.... terribles, pero grandes al fin".
Harry se estremeció un poco y se fue al
lado de Severus. Harry notó que lo que había dicho el Sr. Ollivander no le había
agradado mucho a su padre. Pagó la varita, y después de que el anciano mago
los acompañase a la puerta, se marcharon.
Caminaron un rato en silencio. A Harry le
habían quedado dando vueltas las palabras del Sr. Ollivander en su cabeza. Sin
duda a su padre también.
Después de unos momentos Severus fue el primero en hablar.
"Bien, Harry. Que dices si te acompaño
hasta la tienda de Madam Malkin, y mientras ella toma tus medidas yo voy por el
caldero y el telescopio? Podemos ahorrar un poco de tiempo, y llegar más
temprano a casa".
A Harry no le agradaba del todo. Se había
imaginado en Madam Malkin contándole cosas como lo había hecho el Sr.
Ollivander minutos atrás. No le gustaría descubrir que encima de todo,
Voldemort era igual talla que él. De todos modos asintió.
Su padre entró con él a la tienda. Madam
Malkin, una bruja sonriente y regordeta, se encontraba allí.
"Buenas tardes" dijo Severus
"Hogwarts?" sólo preguntó
ella, mirando a Harry. Ambos asintieron. "Por favor, pasa. Justamente tengo
a otro jovencito que se está probando ahora".
"Vendré en un momento por ti, de
acuerdo Harry?" dijo su padre.
"Claro"
Después de que su padre se retiró de la
tienda, Harry acompañó a Madam Malkin hasta la parte de atrás el local, donde
se hallaba un chico de su edad de rostro pálido y puntiagudo, subido a un
escabel donde otra bruja le estaba poniendo alfileres en su larga túnica negra.
Madam Malkin ayudo a Harry a subir a otro escabel y le deslizo por la cabeza una
larga túnica y comenzó a marcarle el largo adecuado.
"Hola" le dijo el chico "Tu
también vas a Hogwarts?"
"Si" respondió Harry
"Mi padre esta en el negocio de al
lado, comprando mis libros y mi madre se fue calle arriba para ver las
varitas" dijo el chico. Tenia voz algo arrastrada y parecía aburrido.
"Luego los voy a arrastrar para mirar escobas de carrera. No se porque los
de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a fastidiar a mi padre
para que me compre una y de alguna manera la meteré de contrabando"
Harry pensó en como se pondría su padre
una vez en Hogwarts si se enteraba que había metido una escoba de contrabando.
El pensamiento no le agrado mucho.
"Tu tienes escoba propia?"
Continuo el chico de pelo rubio.
"No, pero me gustaría tener una
Nimbus 2000, son excelentes" Harry acompañó este deseo con un pequeño
suspiro.
"Si, realmente son buenas. Esa es la
que quiero que padre me compre. Pero tu juegas al Quidditch?" Pregunto el
otro chico altaneramente.
"Eh, no realmente, ya que no tengo
escoba. Pero me encanta observarlo." Contesto Harry apesadumbrado.
"A que equipo apoyas?"pregunto
el muchacho.
"A los Cannons" Dijo secamente.
Suponía que ahora el niñito mimado de papá haría un brillante comentario
acerca de las sucesivas derrotas del equipo favorito de Harry.
El chico se rió soberbiamente y luego comento:
"En serio? Que equipo tan
fracasado. En que puesto están ahora? Trece?" Siguió riendo, y a Harry le
aumentaron las ganas de golpearlo.
"Bueno, hay gente que es mala para el
juego en si." Continuó diciendo el soberbio muchachito "Yo soy muy
bueno. Mi padre dice que seria un crimen si no me eligen para buscador en mi
Casa, y yo pienso lo mismo"
Harry se estaba cansando de oír hablar
tanto del padre del chico rubio. Y tenia deseos inconfesables de a Madam Malkin
para poder pegarle al muchacho un puñetazo.
"Por cierto, a que Casa crees que
iras?" Pregunto el chico.
Harry se había preguntado muchas veces a
cual de las cuatro casas de las que su padre le había explicado todo iría una
vez que llegue al colegio para magos. Quería ir a la de Slytherin, la casa a la
que había asistido su padre, pero según lo que Severus le había comentado.
eso lo determinaba una especie de test que tomaban al llegar al colegio.
"Eso no lo decidimos nosotros."
Le explico al chico de cara pálida "Hay una especie de examen al llegar a
Hogwarts que resuelve a que casa iras"
"Por supuesto, pero de todas maneras se que iré a Slytherin, porque toda
mi familia ha ido allí"
Automáticamente Harry se imagino a todos los Slytherins hablando todo el día
de sus respectivos padres con voz aburrida y se le fueron todas las ganas que
tenia de quedar en esa Casa.
De pronto divisó la familiar figura de su
padre que ingresaba a la parte de adelante del comercio, cargado de paquetes
misterios. Lo saludo con la mano, tratando de que su rostro reflejase todo el
aburrimiento que sentía inmóvil en compañía de un chico idiota para que su
padre se compadeciese de el y luego le comprase un helado.
Evidentemente surgió efecto, porque lo vio acercarse hacia donde el estaba.
Llegó a unos metros de él, y parecía como que iba a decirle algo, pero al ver
al muchacho junto a el, se contuvo. Lo saludo a su vez discretamente con la mano
y se dirigió a un costado, haciendo como que miraba las túnicas de gala. Se
extraño por este extraño comportamiento, e iba a dirigirle el mismo la palabra
a su padre, pero algo lo interrumpió.
"Mira, el Profesor Snape ha entrado
al negocio" Escuchó que exclamaba excitado el niño de al lado. "Mi
padre me lo presento cuando visite Hogwarts junto a él cuando tenía ocho años"
Espero a ver que efecto causaban sus palabras en Harry, pero al notar que este
lo miraba con indiferencia decidió decir mas. "Según mi padre, es el único
profesor que vale la pena en el colegio." A Harry esas palabras lo
enorgullecieron levemente. Quizás después de todo, el padre de aquel chico no
fuera tan idiota.
Iba a comentarle que en realidad el
Profesor Snape era su padre, para notar el espasmo de envidia en la cara pálida,
pero en ese preciso instante, Madam Malkin le quitó la túnica de la cabeza y
le anunció:
"Ya terminé con lo tuyo,
querido". Harry se bajó apresuradamente del pedestal y saludo al muchacho
con una inclinación de cabeza.
"Supongo que te veré en
Hogwarts" le dijo, y se encaminó junto a su padre, que ahora se hallaba en
el mostrador pagando por el par de túnicas iguales.
Salieron del negocio, y Harry le contó el
episodio del irritante escuincle que había conocido. Su padre le contó que si,
efectivamente el padre del chico era un miembro del Comité de Educación, que
el conocía, y el cual le había presentado a su hijo diciéndole que seria
alumno de Hogwarts en unos años.
"No pensé que ese momento llegaría
tan rápido. Había olvidado que tenia tu edad."
Harry medito un poco mas, y le hizo una
pregunta que tenía atragantada desde hacia rato.
"Papa" Comenzó a decir.
"Todos tus alumnos en Hogwarts son como el?" Lo que quería era
hacerse una idea de cómo serian sus nuevos compañeros.
"Hay gente de todo tipo, hijo. Ya lo
verás." Dijo enigmáticamente su padre.
Hicieron casi todo el resto de las
compras, las cuales incluyeron una lechuza nevada que su padre le había
comprado como el regalo de cumpleaños. Habían entrado a un negocio lleno de
jaulas con lechuzas distintas hasta el techo, y su padre había elegido la
hembra mas joven y bonita. A Harry le había encantado, y meditaba profundamente
en el nombre que le pondría, cuando advirtió que se hallaba muy cansado de los
sucesos del día.
"Papá, estoy un poco cansado.
No podemos tomar un jugo de calabaza en El Caldero Chorreante?" le pidió
su hijo, señalando el muro que los separaba del bar, que se encontraba a unos
metros en la vereda de enfrente.
"Harry" dijo con voz seria
su padre mientras miraba la lista de Hogwarts" Nos quedan muchas cosas por
comprar, y me gustaría volver temprano a casa.
Harry miró con envidia a su nueva
lechuza, que dormía en su jaula, tranquilamente con la cabeza bajo su ala.
"Por favooooor" le
suplicó exageradamente Harry "De veras estoy cansado. Estuvimos caminando
por horas, no podríamos descansar un rato?"
Severus lo miró de reojo por encima del
pergamino. Harry juntó sus manos en gesto de súplica, a lo que su padre sólo
levantó su ceja derecha.
"De acuerdo" finalmente
accedió, enrollando el pergamino "Pero no nos demoraremos mucho, de
acuerdo?"
Harry dio un salto victorioso y empezó a
caminar hacia la pared de ladrillo. Entró al bar sentándose rápidamente a la
primer mesa que encontró vacía. Dejó la jaula en una silla que se encontraba
al lado suyo, y esperó a su padre que por lo que podía observar a través de
la ventana, recién terminaba de cruzar la calle.
"Que no se te vaya a ocurrir esperar
por tu padre, verdad?" le dijo Severus sentándose frente a su hijo. Este sólo
le sonrió. Severus suspiró rendido y depositó todas las compras que habían
hecho en la última silla libre que quedaba en la mesa.
Minutos después les habían llevado los
dos vasos de jugo que habían pedido. Los dos tomaban en silencio sus
respectivas bebidas. Severus se encontraba examinando el conjunto de ampolletas
de cristal que había comprado para su hijo, mientras que Harry pensaba en aquel
muchacho que había conocido en la tienda de Madam Malkin. Siempre pensó que en
Hogwarts estaría feliz de estar entre otros niños magos, pero si eran así...
Ambos terminaron de tomar sus bebidas. Las pagaron, y en el momento que se
pusieron de pie para retirarse, sintieron una voz ronca, que llamó a su padre
desde el fondo del bar. Los dos voltearon.
Harry no podía creer sus ojos, un hombre
gigantesco se les acercó. No pudo ver su rostro, pero podía ver que sonreía
debajo de su barba salvaje. Su cabeza casi rozaba el techo.
"Profesor Snape!"
"Hagrid" él dijo, dándole
la mano.
"Harry" dijo su padre
golpeando suavemente su hombro "Saluda".
Harry que estaba aún atónito con el
gigante, jamás había visto nada igual, reaccionó y estrechó su mano con la
del gigante. Éste lo hizo tan fuerte que creyó que sus huesos iban a romperse.
"Él es Rubeus Hagrid. Es el
guardián de llaves en Hogwarts".
"Llámame Hagrid" le dijo
sonriente.
"Yo..." empezó a decir
Harry, pero fue interrumpido Hagrid.
"Ah, no necesitas presentarte! Sé
bien quién eres" suspiró "Harry, Harry Potter. Has crecido tanto! La
última vez que te vi, eras sólo un bebé".
Harry notó que en el momento que él
mencionó su nombre, todas las personas que se encontraban allí, los miraron
fijamente y empezaron a susurrar. Su padre también lo había notado.
"Válgame Dios" susurró el
cantinero, que se les había acercado "Harry Potter. Es un honor..." y
le estrechó la mano.
Aquello resultaba más que extraño para
Harry. En el fondo, pensaba que todo lo que su padre le había contado la noche
anterior, sobre el tal Voldemort y su fama, no era del todo cierto. Podía haber
sido una broma, como la aquella vez, unos meses atrás cuando le hizo creer que
se había confundido de botella, y se había servido una poción
"anti-gravitacional" que su padre había guardado en el refrigerador
porque tenía que conservarla en frío. Harry durmió casi toda una semana,
atado a su cama por miedo a despertarse flotando al ras del techo. Al final, su
padre le dijo que sólo se trataba de una corriente botella de jugo de uva.
Harry se molestó tanto que no le habló por todo el fin de semana. Claro que
después de estrechar la mano con casi todas las personas que se encontraban en
el pub, quienes le decían cuan encantados estaban de conocerlo, cuán
orgullosos estaban de él, se dio cuenta que esta vez, no había sido una broma
de su padre.
Después de diez minutos, y ya habiendo
saludado a casi todos, su padre se hizo oír, diciendo que tenían mucho que
comprar y que debían irse. Se pudo escuchar a coro a todos diciendo "Adiós
Harry", cuando salieron del bar, acompañados por Hagrid. Harry miró a su
padre quien le forzó una sonrisa compasiva.
"Te dije que eras famoso" le
dijo en voz baja.
Salieron del Caldero Chorreante, deteniéndose
a un lado de la entrada.
"Bueno Harry, creo que deberíamos
ir a Flourish and Blotts por tus libros.
A Harry no le gustó nada aquello. La
Srta. Glasneviv. Ya podía ver que las próximas hora y media estaría
recorriendo por millonésima vez la librería, sin ver nada en especial,
esperando a que su padre terminase de conversar con ella.
"Ahhh..." se quejó Harry
"Tenemos que ir?"
"Es que piensas estudiar sin
libros en Hogwarts, Harry? Sé que eres listo, pero creo que no es para tanto".
"Ve tu, yo me quedare...
paseando por aquí".
"Es que cumpliste la mayoría de
edad y yo no me enteré? No te voy a dejar vagando por Diagon Alley, Harry. Si
mal no recuerdo la última vez que lo hiciste, terminaste en un callejón, todo
golpeado".
A Harry le molestó que lo mencionara,
porque no quería quedar como un tonto delante de Hagrid, quien lo miró un poco
preocupado. "Al menos no dijo que me golpeó una niña" pensó para sí.
"Si le parece, Profesor Snape,
yo tengo que ir a Gringotts a guardar.. eh.. un paquete. Harry puede venir
conmigo si quiere, y después lo llevaré a Flourish and Blotts".
"Hagrid, no queremos molestarte"
dijo con su habitual voz fría "Además, creo que Harry está siendo un
poco caprichoso" y con eso lo miró inquisidoramente. Harry frunció el ceño.
"Ah, para nada Profesor. Me
encantaría a mí, hace mucho que no veo a Harry.
Su padre meditó unos segundos, y
finalmente dijo:
"De acuerdo" Harry festejó
"Pero te portas bien!"
Acompañaron a Severus hasta Flourish and
Blotts, y ellos siguieron rumbo a Gringotts.
"Cómo es eso que apareciste en
un callejón todo golpeado?" preguntó Hagrid preocupado.
"Ah!" exclamó Harry como
si se tratara de una nimiedad "Me golpeé un poco jugando al Shuntbumbs,
eso es todo. Mi papá a veces exagera...."
"Menos mal! Había empezado a
alarmarme".
"Dices que hace mucho que no me
veías. Cómo me conociste?" Harry al fin hizo la pregunta que había
pensado desde cuando se presentaron en El Caldero Chorreante.
"Conocía a tus padres... "
y se detuvo mirando a Harry como si hubiera dicho algo que no debía. Harry
comprendió:
"Está bien, Hagrid. Puedes
hablarme de ellos".
"Ah... " dijo aliviado
"Pensé que quizás tu... no lo sé. Quizás estaba metiendo la pata.
Bueno, conocía a tus padres antes de que ellos, bueno.. tu sabes. Tu mamá y tu
papá eran la mejor bruja y el mejor mago que yo jamás haya conocido. Eran los
cabecillas en su época en Hogwarts!" Hagrid se detuvo unos segundos y lo
miró fijamente "Eres muy parecido a tu papá, y tienes los ojos de tu mami"
luego retomó la marcha.
Fue extraño para Harry oír todo eso de
sus verdaderos padres. Sabía muy poco de ellos. Su padre no le hablaba mucho
del tema y él hasta ahora, nunca había sentido mucha curiosidad como para
preguntar.
"Es tan triste. Tu mamá y tu
papá eran la mejor gente del mundo" Hagrid parecía un poco angustiado
"Yo mismo te saqué de la casa en ruinas, después de que.. bueno, tú
sabes. Y te llevé con Dumbledore, que después te llevó con el Profesor Snape".
Entraron a Gringotts. Hagrid le dio una
carta de Dumbledore a Griphook el gnomo que los atendió.
"Es de usted sabe qué en la bóveda
setecientos trece".
Cuando Harry le preguntó a qué se refería,
Hagrid sólo le contestó:
"Es un secreto".
Bajaron hasta la bóveda setecientos
trece. Hagrid casi se había descompuesto en el camino, en cambio a Harry le
encantaban los carritos de las bóvedas de Gringotts. Le gustaba acompañar a su
padre, cuando él necesitaba ir a su bóveda. Pero en la que se encontraban
ahora, particularmente, tenía un sistema de seguridad en su puerta como el que
jamás había visto. Harry esperó que adentro hubiesen grandes joyas, pero al
abrirla, sólo vio un pequeño paquetito de tela, el cual Hagrid tomó y se
guardó en el bolsillo.
Al salir del banco, Hagrid exclamó:
"Santo cielo, Harry! Había
olvidado qué fecha es hoy! Felíz cumpleaños!"
"Cómo lo sabías? Gracias!"
Pasaron por la puerta de Flourish and
Blotts. Harry miró con un poco de recelo, a su padre conversando amenamente con
la Srta. Glasneviv.
"Crees que se tardará mucho?"
preguntó Hagrid.
"Seguramente" dijo Harry,
con un tono áspero muy similar al que a veces utilizaba su padre.
"Te gustaría tomar un helado en
Florean Fortescue?. No se me ocurre otra cosa. Si hubiera sabido que te
encontraría, te hubiera traído un regalo".
Harry sonrió y contestó:
"Me encantaría".
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"Feliz cumpleaños!" dijo su
padre, dejando en la mesa un pastel de chocolate, el cual tenía escrito en
letras verdes "Felíz Cumpleaños Harry!".
Harry se sonrió y sopló las once pequeñas
velas que su padre acababa de prender todas al mismo tiempo con su varita, y
dijo:
"Cuándo lo hiciste?"
"Lo horneé esta mañana. Me imaginé
que no lo notarías jamás. Desde que estás en vacaciones, te despiertas para
la hora del almuerzo" le dijo utilizando un tono reprensivo.
"Otra vez? Estoy en vacaciones! Porqué
debería despertarme temprano?" se quejó Harry indignado, antes de
saborear un bocado de la porción del pastel que su padre le acababa de servir.
"Está bueno" le dijo a su padre
"Harry, no hables con la boca
llena"
"Sabes, esperaba no fuese en serio,
todo lo que me contaste ayer" le comentó un poco más serio Harry.
"Porqué iba yo a mentirte con algo
así, Harry?" preguntó Severus que había empezado a saborear un bocado de
su pastel.
"No lo sé, pensé que era una broma.
Cómo la de la poción anti-gravitacional."
Su padre se rió un poco lo cual molestó
a Harry.
"No fue gracioso! Dormí atado a la
cama por días hasta que me dijiste la verdad!" le dijo enojado.
"Hiciste qué, Harry?" su padre
lo miró sorprendido "Realmente lo siento" le dijo apenado pero a la
vez, tratando de ocultar una sonrisa "No pensé que me creerías. 'Poción
anti-gravitacional' eso ni siquiera existe!"
"Y cómo iba yo a saberlo!? Yo no soy
el experto en pociones aquí!"
"Discúlpame, Harry. De veras."
Harry lo miró con un poco de fastidio.
Sobretodo porque estaba hablándole en serio, y él se reía, y lo estaba
contagiando, haciéndole perder la seriedad. Antes de perderla del todo, prefirió
ir al grano.
"La cuestión es que... ha sido un día
extraño. "
Severus miró con un poco de culpa.
"Me sorprendió mucho la gente en las
El Caldero Chorreante. Me preguntaba si todos lados será así".
Este suspiró.
"Lo siento tanto, Harry. Debí habértelo
dicho antes" dijo afligido.
"Está bien, papá. Es sólo que no
lo esperaba."
"Me temo que sí, será así. Al
menos al principio. Tienes que comprender, Harry, has estado apartado del mundo
de los magos, desde la misma noche en que sucedió lo que qué hizo que todos
los magos del mundo conozcan tu nombre y tu historia. Y ahora vuelves a
aparecer"
Luego Harry, le preguntó algo que había
tenido en mente desde que habían conocido al Profesor Quirrel.
"Cómo será en Hogwarts?"
"Como será qué?" preguntó su
padre, para que su hijo se explicase un poco mejor.
"Es decir.. todos sabrán quién soy.
Pero el profesor Quirrel que trabaja contigo, ni siquiera sabía que tenías un
hijo. Y mucho menos que soy yo."
"Harry..." le resultaba un poco
difícil de explicarle "Pocos saben que tengo un hijo, porque no suelo
hablar de mi vida personal en el colegio. No creo que sea prudente que andes por
el colegio llamándome 'papá'. Allí seré tu profesor, y tengo que tratarte
como un alumno más. Tarde o temprano, todos sabrán que soy tu padre, así que
realmente no creo que sea necesario ocultarlo. Pero tampoco creo que sea
necesario, decírtelo a todo el mundo. Me entiendes, Harry"
"Si.. un poco." Dijo él,
terminando su porción de pastel.
"Además, quiero que comprendas algo.
Yo no soy muy...ejem, popular con los alumnos. Es mas, generalmente me odian,
porque soy un profesor muy exigente. No quiero que esperes tratos especiales en
mis clases ni en el colegio, porque para mi tendrás que ser como un alumno mas.
Además, con mi nuevo puesto.." se interrumpió en ese instante.
"Que nuevo puesto, papá?"
pregunto intrigado Harry, sirviéndose mas pastel.
"Espera y verás, hijo, es una
sorpresa. Como te decía, con mi nuevo puesto no puedes hacerme quedar mal.
Harry, hablando en serio, tienes que ser buen alumno, y atenerte a las reglas
del colegio, ya que si te portas indebidamente va a ser en gran medida mi
responsabilidad y no debes.."
"Blah blah blah, si, entiendo
perfectamente. Quédate tranquilo que todos pensaran que soy perfecto" Dijo
con la boca rebosado de chocolate.
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Post Scriptum: Más que nada, disculpen la demora. A los que dejaron review, gracias y sigan haciéndolo. Y a los que no lo hicieron... qué esperan?
