- Remus. Remus.

- Sirius ¿Por qué gritas de esa manera?

- Dumbledore me ha llamado, tengo que ir a Hogwarts algo le ocurre a Harry.

- Te acompaño.

- No, tu quédate con Helena, no quiero que se quede sola. Además por lo que me ha dicho Albus, tenemos un problema, pero no hay peligro. Tranquilo.

- De acuerdo, avísame si me necesitas.

- Lo haré tranquilo – le dijo mientras se introducía en la chimenea.

- Remus – bueno estaba claro ese día le terminarían gastando el nombre.

- Dime Helena.

- Están picando a la puerta – le dijo nerviosa, él fue a abrir seguido de ella que le sujetaba por la camisa – creí que seguías molesta conmigo.

- Y lo estoy, pero no pienso abrir la puerta, no vaya a ser que luego me pilles.

- No te trataría como a una niña si no te comportaras como tal.

- Yo no me comporto como una niña – Remus prefirió dejar la discusión, miro a trabes de una mirilla que habían colocado.

- No pasa nada, es Arthur.

- ¿El de los enchufes?

- ¿El de los que? Bueno no importa – abrió la puerta y entraron dos hombres y una mujer, pero no tuvieron tiempo ni para saludarlos cuando el retrato de la madre de Sirius se puso a gritar como una histérica, insultándolos, Remus corrió a cerrarlo y uno de los hombres el que parecía el mayor le ayudo.

- Será mejor que nos apartemos antes de que comience de nuevo – dijo el hombre, todos fueron hacia la cocina – permíteme presentarme Helena soy Arthur Weasley el esposo de Molly– indico – este es mi hijo Bill y ella es Jill Worins.

- Hola – contesto tímidamente ella.

- Bien Remus, tenemos que tratar ciertos temas ¿Nos sentamos?

- Por favor – dijo él sentándose también, Helena se quedo de pies apoyada en la cocina mirándolos.

- ¿Sirius?

- Dumbledore le ha llamado ¿Esta en Hogwarts?

- Bueno no importa, tu se lo puedes contar luego – empezaron una conversación sobre Voldemort y algunos de sus mortigafos, llego un momento que Helena sintió que se ahogaba de tanto escuchar ese tema y de ver a la tal Jill que no paraba de susurrarle cosas al oído a Remus y el siempre le respondía con una sonrisa, así que salió de la estancia al salón donde cogió un libro que estaba leyendo.

- ¿Te aburres? – interrogo una voz junto a ella sobresaltándola – lo siento no te quería asustar.

- No te preocupes, es por el silencio que hay en esta casa, en cuanto se oye un ruido, enseguida salto.

- Bueno es lógico ¿Te debes de sentir muy sola aquí?

- Bueno mas bien me siento como si estuviera en una prisión.

- Es por tu bien.

- Si, ese cuento ya me lo conozco.

- No deberías ser tan huraña. A Sirius y a Remus les preocupas mucho, mi madre me contó que cuando caíste enferma no se apartaron de ti ni un momento. Remus se pasaba las noches leyéndote, estaba muy preocupado – pues la preocupación le dura muy poco, pensó ella, porque ahora se lo esta pasando muy bien con esa.

La hora de la cena llego, Molly les había enviado la cena para todos ya pensando que se le haría tarde, Helena estaba enfadada no paraba de ver como Remus y esa chica no paraban de coquetear todo el tiempo, parecía que se conocían desde hacia tiempo y que eran buenos amigos, pues si él podía flirtear ella también,  así que se puso a coquetear con Bill, pero esa chica era mucho mas directa que ella y no dejaba lugar a dudas que lo que quería era al licántropo.

- Si me disculpáis me voy a dormir – murmuro levantándose enfadada de la mesa.

- Helena – la llamo Lupin - ¿Qué te ocurre?

- Nada que a ti te importe.

- Si me importa – contesto él sujetándola por el brazo cuando vio que se iba.

- Suéltame. Estoy cansada y quiero irme a dormir.

- No te portes como una niña pequeña.

- Ves como siempre me dices lo mismo y además no lo hago. ¿Por qué no vuelves a la mesa con tu amiguita? Y me dejas a mí en paz.

- Deja de decir tonterías Jill solo es un miembro de la Orden.

- Déjala Remus – dijo la chica detrás de el – no ves que solo quiere enfadarte, es una niña mimada nada más.

- Eso déjame Remus – contesto Helena imitando la voz de la otra.

- No estoy para juegos Helena.

- Yo no estoy jugando, eres tu. Pero si jugar es lo que quieres, es lo que te voy a dar – se soltó del brazo que la tenia aprisionada y fue directo hacia Bill que no esperándose lo que iba a hacer la chica se quedo atónito cuando sintió los labios de ella pegados a los suyos- ya esta – grito a este juego podemos jugar todos – salió corriendo hacia su habitación.

- Lo siento Bill, es un poco impulsiva.

- Tranquilo, yo no lo siento para nada – contesto con una sonrisa.

- Si ya supongo – dijo él molesto por la cara que tenia el mayor de los Weasley.

- Será mejor que nos vayamos, creo que nuestra presencia tal vez la haya alterado un poco.

- No Arthur, es que ella es así, dice las cosas como las siente. Para bien o para mal.

- Eso no es malo.

- A veces sí.

Cuando se despidió de los otros comenzó a pasear por el salón antes de ir  a hablar con ella, sabia que estaba alterada, pero no quería el también perder la calma, cuando creyó que estaba listo fue y pico a la puerta, al no obtener contestación, la abrió, ella estaba sobre su cama boca abajo.

- ¿Se puede saber a que vino ese espectáculo de hace un momento?

- Dímelo tu – le grito ella levantándose de la cama y encarándolo – a que vino ese coqueteo con la tal Jill.

- No había ningún coqueteo, te confundes. Pero aunque así fuera no es asunto tuyo.

- Vale – grito ella – pues todo aclarado, sal de mi habitación.

- No, no hasta que me expliques primero te escapas y luego ¿ a que vino la tontería esa de besar a Bill?

- ¿Y a ti que te importa? No es asunto tuyo.

- No, es cierto, pero no creo que a Sirius le guste que te acuestes con él y luego beses a otros – ni ella misma se dio cuenta de lo que hacia hasta que ya era demasiado tarde y su mano había ido a parar a la mejilla del licántropo.

- Cómo te atreves a decir que me acuesto con Sirius ¿Quién te crees que eres? Yo nunca y oye bien nunca me he acostado con él.

- A no, pues la otra noche dormíais los dos muy rejuntitos.

- No te atrevas a ensuciar la relación que tengo con Sirius diciendo esas cosas, llevo durmiendo con él desde que tenia once años y nunca ha pasado nada entre los dos,  si no me acuesta con un oso de peluche porque no tiene.

- Perdona – musito él, sabia que era cierto lo que ella decía, pero cuando los vio a los dos en la cama los celos que había sentido no le habían dejado pensar – lo siento, es verdad me tenia que haber dado cuenta, el te sigue viendo como una niña. Su niña. Ojala yo te pudiera ver de esa misma manera – comento el pasándose las manos por el pelo.

- Yo no quiero que tu me veas así. Siento el bofetón.

- No importa, uno mas o menos no tiene tanta importancia.

- De verdad que lo siento – susurro mientras le acariciaba la mejilla, se acerco y dejo un suave beso en ella – no sé ni como lo hice.

- Pues muy bien – contesto acariciando con su brazo su cintura y acercándola mas a el – porque menudo guantazo me has dado.

- No era mi intención – siguió ella con sus labios casi rozando los de el.

- Pues menos mal, no quiero saber que podría pasar si lo llega a ser – acorto la separación que había entre los dos y la beso con cariño, con pasión, pero en ese momento también recordó que debía alejarse de ella y así lo hizo, dejando a la chica sorprendida.

- ¿Qué pasa?

- No esta bien Helena, esto no puede pasar.

- ¿Porque?

- Son cosas que tu no entiendes, pero te aseguro que es por tu bien.

- Anda nunca había oído esa frase – contesto sarcásticamente.

- Escúchame...

- No – grito – escúchame tú a mí, me gustas es mas creo que eres de la única persona que me he enamorado y estoy harta de esto juego del quiero, no quiero, es por tu bien. Yo decido lo que es por mi bien.

- Hay muchas cosas que no entiendes Helena – intento calmar él.

- Vale pues explícamelas.

- No es tan fácil, además tal vez si lo supieras, tus sentimientos hacia mí cambiarían y quiero que pase lo que pase sigas confiando en mí.

- Permíteme que lo dude. Estoy esperando ¿y bien que es eso tan grave que va a ser que mis sentimientos cambien?

- Helena yo... – lo pensó un momento antes de decírselo, pero estaba claro que ahora mismo ya no había marcha atrás – soy un licántropo.

- Ya ¿Y?

- ¿Cómo que y? No me has escuchado.

- Claro que lo he hecho, pero que quieres que te diga. Ya lo sabia. Bien ahora dime una razón, una buena razón, no me pongas la excusa de soy un hombre lobo.

- ¿Lo sabias?

- Sí, desde siempre.

- Y no me lo dijiste.

- No le di importancia.

- ¿Cómo que no le distes importancia? Tú esta loca.

- Eh oye que el hombre lobo eres tú, no te metas conmigo.

- Pasas demasiado tiempo con Sirius.

- Y que ahí de malo en ello.

- Todo – según iban hablando se iban acercando cada vez mas hasta que ya no quedo espacio entre los dos – es una mala influencia.

- ¿Y tú eres buena?

- No, no lo soy  - la beso con posesión, como lo llevaba deseando desde que la había vuelto a ver, se dejo arrastrar con ella a la cama sin pensar, solo sintiéndola a ella, la deseaba tanto que no podía creer que ella sintiera lo mismo por el, le fue desabotonando la camisa poco a poco dejando un reguero de besos por toda su piel.

- Harry, escúchame déjame hablar con ella a mi primero.

- Vosotros ya habéis hablado demasiado. ¿Cuál es su habitación? – abrió de un golpe la puerta que le señalaba su padrino y sobresaltando a los que allí se encontraban.

- Harry ¿Qué ocurre? – pregunto el licántropo levantándose rápidamente de encima de la chica.

- ¿Profesor Lupin? – el chico enrojeció desde su cabello hasta las puntas de sus pies, mirando la escena de ver a su profesor con Helena en la cama.

- Dios mío, dios mío, dios mío – repetía la chica mientras se volvía a poner la camisa lo más rápido que podía.

- Sirius podríais haber llamado – le regaño Remus

- Oye que no es culpa mía, fue este yo quería hablar primero con Helena.

- Dios mío, dios mío, dios mío.

- Pues ahora no sé quien va a hablar con ella – dijo Remus mirándola mientras se abrochaba los botones de la camisa sin mirar. Harry se acerco despacio al ella que iba de un lado a otro de la habitación vistiéndose.

- Sé que eres mi tía – Helena guardo silencio y le miro – he encontrado una foto tuya en un anuario, bueno en realidad la encontró Hermione.

- Dios mío mi sobrino sabe quien soy y estoy hablando con el pobre al que voy a traumatizar me a cogido medio desnuda y además en la cama con uno de sus profesores, estupendo – hablaba rápidamente como si el no estuviera allí.

- Bueno Voldemort me ha intentado matar varias veces y la verdad eso traumatiza mas que ver esto ella sonrió.

- Hola soy Helena Potter, tu tía – le dijo alargándole la mano que el chico cogió.

- Hola yo soy Harry Potter.

- Es un placer Harry.

- Lo mismo digo ¿Podemos hablar? – pregunto el tímidamente.

- Claro – contesto ella saliendo con el chico de la habitación si el licántropo no la hubiese detenido.

- Deberías terminar de vestirte antes – le dijo.

- Va a ser una buena idea, sí.

- Harry ven te daré algo para beber, mientras ellos se visten – Sirius cogió del hombro a su ahijado y lo saco de la habitación.

Cuando salieron de la habitación, los otros dos se encontraban en la mesa de la cocina, Helena se acerco nerviosa y se sentó junto a Harry.

- Os dejamos solos – dijo Sirius yéndose acompañado de Remus.

- Bueno ¿Y como te va? – interrogo Helena.

- Bien – contesto el muchacho.

- Pues aquí estamos.

- Si aquí estamos.

- Esto es un poco raro.

- Sí algo. ¿Te puedo preguntar una cosa?

- Me puedes preguntar lo que tu quieras.

- Sirius me ha dicho que no te dejaron quedarte conmigo.

- No, cuando paso lo de tus padres, solo tenia trece años y eso significaba que no tenia mucha opinión de decisión, es mas ahora tengo casi veintisiete y casi me dejan la misma.

- ¿Si hubieses podido te hubieras quedado junto a mí?

- Si, claro que si, eras la única familia que me quedaba y quería estar contigo.

- Entonces ¿Puedo vivir contigo?

- Ojala Harry, pero dudo que nos permitan esa opción, ellos son los que deciden, Dumbledore opina que los dos juntos nos ponemos mas aun en peligro. Y durante todos estos años, pensé que él no sabia lo que decía, pero si no llega a enviar a Remus y a Sirius estaría muerta ahora mismo.

- Así que tengo que seguir con los Dursley.

- Dios mío vives con tu tía Petunia.

- Sí ¿No lo sabias?

- No, no sabia con quien vivías. Que horror ¿sigue casada con ese espanto de hombre?

- Sí. ¿Los conoces?

- Si para mi desgracia, un día antes de que tus padres se casaran tu tía intento convencer a tu madre para que no lo hiciera. Yo siempre he creído que tu tía era adoptada, era imposible que con lo amables y buenos que eran tus abuelos y el encanto que era tu madre, pudiera salir del mismo sito algo como ella – harry se empezó a reír, mientras Helena le seguía contando cosas.

- ¿Fuiste a Hogwarts?

- Si, tres años, pero no llegue a terminar el tercero, fue cuando... todo paso – estuvieron hablando hasta altas horas de la madrugada, cuando llego Sirius pidiéndole a Harry que volviera a Hogwarts y así lo hizo no sin antes prometerle Helena que seguirían hablando otro día.

Ella estaba extasiada, embriagada, encantada de poder haber hablado por fin con su sobrino, haberlo visto, sentirlo cerca de ella, estaba tan emocionada que no podía dormir y andaba dando saltos por toda la casa, exceptuando por delante del retrato de la madre de Sirius.

Remus se había quedado a esperar a Sirius que había ido a acompañar a Harry a Hogwarts mientras la veía saltar de un lado a otro toda feliz y contenta, hasta se podía apreciar algo de un brillo en sus ojos, parecido al que tenia cuando vivía con James.

- ¿Estas contenta? – pregunto

- Si – afirmo ella dando vueltas sobre sí misma.

- Te vas a marear – le dijo él viéndola.

- No lo creo, porque ya lo estoy – se apoyo en la pared para no caerse al suelo.

- Eres como una niña pequeña – rió el mientras se ponía a su altura – o peor como Sirius cuando se pone a perseguir su propia cola.

- Oye – reclamo - ¿Sirius hace eso?

- A veces.

- ¿Cuándo se transforma?

- Si entonces también lo suele hacer – ella rió ante la contestación de él.

- No recuerdo la última vez que te vi reír de esa manera.

- A decir verdad, hacia mucho que no me apetecía reír.

- Pues yo voy a hacer que rías todos los días.

- ¿Así?

- Sí.

- Claro porque tu siempre has sido tan chistoso.

- Si que lo soy, lo que pasa es que no conoces esa faceta mía – le dijo colocando cada una de sus manos contra la pared a cada lado de ella.

- ¿Hay muchas facetas tuyas que no conozco?

- Algunas.

- Pues las quiero conocer todas – contesto ella besándole,  le devolvió el beso y la apretó contra la pared, cuando se separaron ella tiro de el hasta la habitación que él ocupaba, se dejaron caer sobre la cama y volvieron a comenzar lo que antes les habían interrumpido. Cuando ella ya se encontraba sin camisa y tiraba lejos la de él, Lupin se separo un poco de ella - ¿Qué pasa?

- Estoy esperando haber quien nos interrumpe ahora.

- ¿Quieres que nos interrumpan? – el la contemplo medio desnuda debajo de él.

- No – negó con voz ronca besándola.

Todo había salido bien, menos mal porque cuando llego al colegio y se encontró con su ahijado tan alterado, reclamándole la verdad, no supo como reaccionar, supuso que Harry se enteraría tarde o temprano, pero no esperaba que fuera de esa forma, pero los dos habían reaccionado bastante bien y se habían entendido muy bien, se sentía feliz por ellos. Dumbledore le había dicho a Harry que tal vez podría pasar parte de sus vacaciones con ella, aunque fuera la última semana, así que estaba muy contento. Abrió la puerta de la habitación de Helena para ver si dormía y ser sorprendió al no encontrarla allí, fue a la de Remus y la abrió, bueno la escena no dejaba lugar a dudas de lo que había pasado, la ropa de los dos desparramada por el suelo y ellos dos allí abrazados tendidos sobre la cama, cerro la puerta despacio para no despertarlos y se encamino a su propia habitación.

- Sirius – oyó que le llamaban – espera.

- Dime Remus.

- Sé que debes de estar enfadado pero no lo puedo remediar, te juro que si me pudiera apartar de ella lo haría.

- Sabes he estado pensando, si James estuviera vivo no creo que quisiera a nadie mejor que tú para estar con su hermana.

- ¿Qué estas diciendo?

- Lo que has oído, vamos Remus no estoy enfadado, me alegro por vosotros, cuando te dije todo aquello fue porque me había cogido por sorpresa, no le entendía muy bien, pero si tú la quieres y ella te quiere, por mi estupendo.

- ¿En serio?

- En serio amigo, solo te voy a decir tres cosas, la primera a veces tiene pesadillas, se mueve inquieta en la cama y murmura, si le acaricias el pelo y le susurras al oído que todo va a ir bien, se calma, la segunda si le haces daño te juro que lo pagaras por muy amigo mío que eres, te lo haré pagar y tercero gracias por haberte puesto algo antes de salir.

- Gracias Sirius – el otro levanto la mano y se fue a su cuarto, el también se volvió a el y se acostó de nuevo junto a ella que se acurruco contra su cuerpo.

El tiempo pasaba y nada cambiaba, ya llevaba bastantes  meses allí y aun estaría mas tiempo,  pero ahora no le resultaba tan molesto,  estar con Remus en cierta manera también le había dado un equilibrio que hacia tiempo que no tenia, el era muy distinto a ella, pero tal vez eso era lo que mas le atraía de él, la calma y la mesura que siempre tenia.

- ¿Tu crees que conseguiremos que Dumbledore deje pasar las vacaciones aquí a Harry? – pregunto ella, estaban los dos metidos en la bañera, el apoyado en el borde y ella en el.

- Helena, no te hagas muchas ilusiones, tal vez no sea posible.

- Lo sé pero me gustaría. ¿Tu has pensado alguna vez en tener familia?

- ¿A que viene esa pregunta?

- Curiosidad, nada más ¿No te gustaría tener hijos y eso ya sabes?

- La verdad es que nunca lo he pensado ¿hijos? No, la verdad es que ahora mismo no,  hasta que todo esto termine no, me parecería un poco egoísta tener un hijo que va a crecer en este mundo ahora mismo, no hasta que no acabemos con Voldemort.

- ¿Tu crees que James y Lily fueron egoístas? – pregunto ella molesta.

- Claro que no, pero ese es un buen ejemplo, mira como tiene que crecer Harry ¿Es justo eso para el?

- No, supongo que no. Remus.

- Uhmm – contesto el tenia los ojos cerrados y había apoyado su cabeza en la pared.

- ¿De donde esta saliendo la espuma?

- ¿Qué espuma? – pregunto abriendo los ojos – Sirius – grito.

- Es para que tengáis un momento mas intimo. Y porque necesito hablar con ella – siguió mientras entraba en el baño.

- Sirius – chillo ella – estoy desnuda.

- Ya para eso esta la espuma para que no se vea nada. Oye acabo de ver una película Showgirls.

- ¿Y? ¿Te metes en el baño solo para decirme que has visto una película?

- Si. ¿Eso es verdad pasa eso en el mundo muggle? Por que si es así, quiero ir a las vegas – Helena puso sus ojos en blanco y sumergió su cabeza en el agua.