(todos los personajes, y localizaciones pertenecen a Square-Enix, y Final Fantasy 8. los cuales no poseo. U¬¬ no por falta de ganas. jajajajaja)
The Vampire Slayer
Cáp. 9: El legendario cazador
Allí pasan varios minutos hasta que alguien empieza a despertarse lentamente. Rinoa es la primera, y se queda observando como Squall aun no había abierto los ojos. Con miedo ya de los gritos y gestos violentos de Squall, se va apartando lo más que puede de él. Sabiendo que en cualquier momento despertará. Al pasar sobre unos cinco minutos, Squall empieza a recobrar el sentido. Entonces la ve allí, en una esquina de la habitación, preparándose para sus gritos y sus amenazas. Sin prestar mucha más atención, se levanta del suelo y se dirige directamente hacia ella. Siempre manteniendo sus ojos, escondidos por la oscuridad, sin dejar que ella pueda ver su mirada, y saber lo que puede ocurrir. Una vez frente a ella, se detiene y con una voz realmente amenazadora empieza a hablar, muy lentamente.
- Squall: ¿Ha sido cierto lo que ha dicho Seifer?
- Rinoa: .
- Squall: Dime, ¿ha sido cierto?
- Rinoa: .
- Squall: ¿Nos has engañado y parado esta trampa?
- Rinoa: .
- Squall: (Golpeando la pared, lleno de rabia e ira) ¡¡Contesta de una maldita vez!!
- Rinoa: .
- Squall: (va deslizando su mano por la pared hasta tocar la cabeza de Rinoa, y lentamente va bajando más, llegando a acariciar su cara) O contestas, o. (la agarra del cuello con violencia) o te mato ahora. Sé que lo he dicho varias veces, pero esto no te lo perdono, y ahora sí que lo cumpliré.
- Rinoa: No. no he sido yo. Lo que ha dicho Seifer, es mentira, yo no he hecho algo así. No era consciente de que se encontraba allí. Pensaba que estaría en otra sala. siempre estaba allí. ¡Pensé que el salón era seguro!
- Squall: .. Tienes suerte (afloja la mano que la agarraba del cuello)
- Rinoa: ¿Qué?
- Squall: . Algo me dice que debo creerte. Me debo estar ablandando.
- Rinoa: (baja la cabeza, mientras sonríe feliz) Gracias, Squall. muchas gracias, por confiar en mis palabras. Eso. significa mucho para mí.
- Squall: No te hagas ilusiones de lo que nunca más ocurrirá entre nosotros dos. Porque por mucho que te perdone ahora la vida, cuando esto acabe, solo puedo decirte una cosa, corre. Y ahora sé útil. ¿Cómo podemos salir y dónde están los demás?
- Rinoa: . No lo sé. Quizá Seifer los ha llevado a otras habitaciones como esta. Y lo de salir. no se puede abrir desde a adentro, no hay manera.
- Squall: Vamos, tú conoces este lugar, has nacido aquí.
- Rinoa: *suspiro* Squall. ¿nunca te has preguntado porque actúo de manera tan humana? ¿Por qué me he revelado contra los vampiros? ¿Por qué. me he enamorado de ti? En este tiempo en que sabes la verdad, ¿no te lo has preguntado?
- Squall: ¿Tiene que haber alguna razón?... Pues. porque nos habrás estudiado, y te habrás implicado demasiado en tu investigación de los humanos.
- Rinoa: No. Pero. no, no puedo darte cual es la razón, si te lo dijera. quizá no harías lo que tienes que hacer. Pero. no te preocupes mucho por ello, no es nada importante, y pronto lo descubrirás.
- Squall: Mmm. Bueno, es igual. Ahora me tengo que preocupar de cómo salir de aquí.
Pero antes de poder hacer ni un solo paso, se empieza a sentir muy cansado, cada vez su cansancio es mayor, y se hace más pronunciado. Finalmente el gas que se había soltado disimuladamente en la habitación, hace efecto en ambos y caen de nuevo inconscientes. En ese momento se abre la puerta y aparece Seifer, con una suave sonrisa de satisfacción. Sin más, agarra a Squall y lo saca de la habitación, mientras otro se encarga de llevar a Rinoa. Una vez Squall vuelve a recuperar el conocimiento, se encuentra atado, haciendo forma de cruz, y con sus brazos al descubierto, mostrando el venaje que aun llevaba en la muñeca. Pero eso no era lo que en realidad no le preocupaba, lo que de verdad lo alarmaba es que por más intentos, no conseguía romper sus ataduras. También y observando mejor el lugar, veía que era una habitación bastante grande, pero con poca luz. La suficiente para poderse ver. De repente oye el ruido de la puerta y entra Seifer, mirando a Squall allí atado y con su cuerpo haciendo forma de cruz.
- Seifer: ¿Cómodo?
- Squall: Podría estar mucho mejor.
- Seifer: Bueno, no te preocupes. No tardarás mucho en morir, y cuando eso suceda, encontrarás un gran alivio. Dejarás de sufrir tanto.
- Squall: Lástima, ¿sabes? Me encanta el dolor.
- Seifer: Bueno. si tanto te gusta, puedo hacer una excepción. Y ofrecerte varios dolores, a cual más intenso. Pero antes de toda esa diversión, necesito tu sangre. Aunque para ti, ya empezarás a disfrutar. Es muy doloroso al igual que lento.
- Squall: (a cada momento más sarcástico) Oh. eso, solo escucharlo me excita. Pero. yo tengo una idea mejor, y es, me sueltas, y yo te mato. Ya verás entonces como sí disfrutaré de verdad.
- Seifer: Je! Buen intento, cazador. Pero es un intento inútil. Como si a mí me importara si disfrutas o no. Yo solo quiero lo que es mío y tu sangre. En verdad tu vida poco me importa. E igual con la vida de la traidora. Aunque me parece que te alegrarás de saber que ella también morirá. en realidad todos vosotros.
- Squall: (en voz baja) Maldito chupóptero. Cuando tenga oportunidad te mataré.
- Seifer: Eso es lo divertido, tendrás oportunidad. Quiero ver como intentarás pelear contra mí.
Con esas palabras, Seifer mira hacia arriba, mirando a través de la cúpula de cristal la posición de la luna.
- Seifer: Falta un minuto.
- Squall: ¿Un minuto?
- Seifer: Para empezar a quitarte la sangre. Así que mejor me marcho ya al lugar de la ceremonia, pronto la beberé y me haré con el ser más poderoso de todos los tiempos.
Sin decir más, agarra el colgante de Squall, se lo quita y se lo coloca alrededor del cuello. De inmediato se marcha y vuelve a dejar a Squall solo en la sala. Pero a la vez preocupado, ya que si en un minuto iba a empezar a perder sangre, ¿cómo era que no había nadie? Y otra cosa que le preocupaba era lo que había dicho de Rinoa. A pesar del daño que le había causado, aun seguía sintiendo algo muy intenso por ella. Pero justo cuando la luz de la luna empieza a entrar en la habitación, Squall empieza a oír el crujido de los engranajes de una máquina. Empezando a alarmarse de verdad. Ya que al momento en que oye ese ruido, empieza a notar una pequeña presión en sus muñecas. Pero antes de poder decir o hacer nada, comprende la realidad de la situación al notar como esa pequeña presión que sentía, acaba por atravesar sus muñecas. Haciendo bastante duro reprimir el grito de dolor. Pero seguido y sin dejar momento de descanso, nota como algo también le atraviesa las piernas, a la mitad del fémur.
- Squall: Aaahhgg.. Ese Seifer lo decía en serio que esto duele. "a parte. cada vez me siento más cansado. ¿Por qué?" *gemido* Tengo que aguantar...
A cada momento el dolor que siente es más intenso, dejándolo agotado por soportar tal dolor. Entre tanto, y en la sala de ceremonias se encuentran todos reunidos. Todos observando como no podían hacer nada para interrumpir esa catástrofe. Seifer, iba subiendo con tranquilidad a un pedestal en medio de la sala, y sin dejar de agarrar a Rinoa con mucha fuerza. Ya arriba de todo, no deja que se marche ante nada, a pesar de sus intentos.
- Seifer: Vamos, preciosa. Si sigues moviéndote así, no habrá manera de poder beber la sangre del cazador.
- Rinoa: No te pienso ayudar precisamente. Déjame.
- Seifer: No. Aunque no lo creas, la leyenda habla de una impura que dio a luz, a un tipo de ser medio humano, medio vampiro. Y que esta impura se aliaría con el enemigo. ¿Adivinas de quien se trata?
- Rinoa: ¿¡Qué!?
- Seifer: ¿Qué pensabas? Que me habías engañado todos estos años. Por favor, no soy idiota. Sabía que la impura de la que habla el libro, eras tú. Por eso te convertí, para que cumplieras tu cometido.
- Rinoa: Maldito bastardo.
- Seifer: Hey, cuidadito de lo que sale de esa linda boquita. Pero claro, aun te queda un último cometido en esta vida tuya. Y es que tienes que convertirte en el primer alimento de mí animalito.
- Rinoa: Antes morir.
- Seifer: Tranquila, ya morirás, pero cuando yo lo decida. Y será cuando esta ceremonia haya terminado.
Por suerte, durante esa conversación Seifer no prestaba atención a los otros invitados. Con lo que después de varios intentos, Irvine consigue abrir la cerradura que los apresaba.
- Zell: ¿Cómo lo has conseguido?
- Irvine: No es momento para esas preguntas. Quistis, ¿puedes saber donde está Squall?
- Quistis: Ya lo sé. He estado concentrándome para ver donde se encontraba y he encontrado el camino.
- Selphie: Venga, todos vayamos deprisa, antes de que ese se entere de lo que ocurre.
- Zell: ¿Y qué ocurre con Rinoa?
- Selphie: Ella sabe cuidarse muy bien de si misma, además no creo que le haga nada.
Sin más divagación, todos se ponen a seguir a Quistis, quien les va indicando el camino hacia donde se encuentra Squall. Al llegar al punto más alto se encuentran otra cerradura.
- Irvine: Dejad al experto
- Zell: Te lo vuelvo a preguntar.. ¿Cómo demonios sabes abrir estar cosas?
- Irvine: Ehh.. Años de práctica.
- Zell: No me lo creo.
- Irvine: Vamos tío, que me desconcentras y no puedo abrirla. Cuanto antes lo abramos antes podremos salvar a Squall. Ya has oído lo que decía ese chiflado, la sangre del cazador, el elegido, ¿Y de nosotros, quien es el cazador elegido?
- Selphie: Es verdad, vamos Irvine. tengo un mal presentimiento.
- Quistis: Me disgusta decirlo, pero yo también tengo un mal presentimiento. No he tenido ninguna visión de este futuro. no sé que puede ocurrir. lo que si siento es que alguien morirá.
- Zell: No morirá nadie, ¿entendido, Quistis? A Squall lo vamos a sacar y Rinoa volverá con nosotros, y si seguimos el resto unido, no podrán con todos nosotros juntos.
- Irvine: ¡Bingo! Por fin está abierta.
Sin dudar más tiempo, todos entran a la habitación, para encontrarse con la verdad. Allí Squall se encontraba en un estado casi inconsciente. Con su cuerpo haciendo forma de cruz y viendo como aun había sangre cayendo de sus muñecas. Al momento todos se lanzan para sacarlo de allí. Irvine empieza a desatar todas las correas que lo mantienen en esa posición, junto a Quistis y Selphie. Mientras que Zell se prepara para cuando Squall caiga. Una vez lo ha agarrado, comprueban si aun está vivo.
- Irvine: Squall. tío, contesta.
- Selphie: Squall, por favor. di algo.
- Quistis: ¿Squall?
- Zell: Vamos, no nos puedes hacer esto ahora. reacciona.
- Squall: .. (poco a poco empieza a abrir los ojos) (y casi sin voz) Aaaahhh. ¿dónde? ¿Zell?
- Zell: Viva, está vivo aun. Vamos, te tenemos que sacar de aquí.
- ??: Mirad como éstas criaturas, se alegran de haber encontrado al cazador.
- Todos: ¿Eh?
Al mirar todos hacia donde proviene la voz, se encuentran con dos individuos y varios vampiros más, detrás de ellos.
- Mujer: Bien, Trueno, ¿Qué hacemos? ¿Los llevamos al amo?
- Trueno: Sí, Viento. Si los llevamos al amo, seguro que nos recompensará.
- Viento: Tú siempre pensando en lo mismo. Bueno, entonces ¿Por las buenas o por las malas?
Al ver que ella da esa posible opción, se miran entre todos y acaban poniendo sus miradas en Squall, quien aun está muy grave por la gran pérdida de sangre. Sin decir nada, todos empiezan a caminar hacia ellos para entregarse de nuevo. Y es que empezar una pelea en esas condiciones habría sido lo peor para todos. Y quizá en esos momentos Squall sí habría muerto. Lentamente van bajando todas las escaleras que habían subido y vuelven a la sala de ceremonias.
- Seifer: Ah!... Me alegro que al final hayáis decidido asistir a la fiesta. (Ve a Zell llevando a Squall inconsciente) Vaya, y también me alegro que también hayáis traído a vuestro amigo. La verdad es que dentro de casi nada, llegará su sangre, y querré probar como de poderoso es contra mí.
- Rinoa: ¿? (Se gira y ve a Zell agarrando aun a Squall, a medio camino de morir) ¡Squall!
Sin pensar en nada más que él, se marcha corriendo hacia él y Zell. Al llegar al lado de ambos, Zell deja delicadamente a Squall en el suelo. Sin dudarlo, Rinoa se pone de rodillas a su lado.
- Rinoa: Squall. Squall. reacciona. por favor.
- Zell: Ha perdido mucha sangre.
- Rinoa: Hay que hacer algo.
Sabiendo que lo que necesita es sangre, aparta su cabello hacia un lado, y pone su cuello frente a los labios de Squall.
- Rinoa: Vamos Squall. sé que no quieres. Pero tienes que hacerlo, de ello depende tu vida. No te niegues. por favor. Venga, muerde. Tienes colmillos, puedes morder y beber sangre, sé que puedes. Hazlo.
Lentamente Squall abre los ojos, pero al momento gira la cabeza, dejando bien claro que él no piensa beber ni una sola gota de sangre. Y menos sangre de ella.
- Rinoa: ¿Qué? ¿Quieres morir? Sabes que si no bebes morirás. Y peor aun, condenarás a todos. ¿Crees que serás el único en morir? ¿Y qué hay de los demás? ¿De Eleone? ¿De todos nosotros?
- Squall: (casi sin voz) No pienso ser como vosotros. me prometí a mí mismo que nunca bebería sangre.
- Rinoa: Algunas veces tenemos que romper nuestras promesas, Squall por favor, hazlo. A mí no me dolerá tanto como si se lo hicieras a alguno de ellos. "Es mí manera de darte las gracias por lo que hiciste cuando estaba casi muerta. sé que no fue un animal. que fuiste tú."
- Squall: No. no puedo.
- Quistis: Squall, recuerdas lo que te dije, ¿verdad? Hazlo, si no, nos estarás condenando a todos. Solo que lo hagas una vez no significa nada. Hazlo por las personas a las que quieres, o por lo menos te importan.
- Squall: Conseguiré hacerlo sin ayuda y sin beber sangre.. Nunca lo haré.
Antes de que alguien pueda detenerlo, milagrosamente se pone de píe y empieza a caminar hacia Seifer. En ese momento empieza a caer del techo varias gotas de sangre, por fin llegaba la sangre de Squall al lugar que le tocaba. Inmediatamente, Seifer abre la boca para recibir la primera gota en su boca. Al entrar en contacto la sangre con él, una sensación de fuerza inmensa lo invade. Una fuerza que nunca había sentido, que nunca había soñado. Ahora corría por sus venas la sangre del cazador. Al momento deja que una copa se vaya llenando con la sangre que iba cayendo lentamente. Entre tanto Squall se va acercando, tambaleándose, intentando mantener el poco equilibro que aun conservaba. Aumentado por el mareo producido por la pérdida de sangre. Una vez ha conseguido llegar detrás de Seifer, levanta el puño, pero al instante es detenido por el propio Seifer. Que con un golpe, hace que Squall caiga al suelo.
- Seifer: Vamos. ¿esa es la fuerza del legendario cazador? Si eres más débil que una nena.
- Squall: No tienes ni idea de lo que dices.
- Seifer: ¿A no?
Con esas palabras, Seifer agarra a Squall del cuello y lo levanta del suelo con un solo brazo. A eso, Squall intenta dar alguna patada al aire, pero le es imposible. Seguidamente intenta que Seifer lo suelte, pero nada de lo que hace surge efecto. Cansado ya de ese juego, Seifer lanza a Squall donde de encuentran sus amigos.
- Rinoa: ¡Squall!
- Seifer: No vales nada. ni siquiera como distracción. Eres patético.
Al momento, Rinoa va a comprobar que aun se encuentra vivo. Al ver que si, suspira aliviada. Al momento lo abraza, y le susurra al oído.
- Rinoa: Squall. por favor. Hazlo, ya ves que no puedes contra él en este estado.
- Squall: . No.
- Rinoa: Squall, por favor. Sé que no fue un animal. sé que fue tu sangre. Es culpa mía que no llegaras aquí al cien por cien. Déjame ahora ser yo, quien te salve. Sé que haga lo que haga, no me perdonarás, que no volveremos a estar juntos, pero déjame ayudarte a vivir. ¿Sabes que es lo más importante para una persona que ama a la otra?
- Squall: .
- Rinoa: El que la otra persona esté bien, se sienta feliz, que la otra persona viva.
- Squall: . No es lo mismo que hiciste en el pasado.
- Rinoa: Me marché porque al ser yo el problema, pensé que si me marchaba, el problema se acabaría y él volvería a ponerse bien. Por desgracia eso no fue lo que ocurrió. Pero yo no quería eso.
- Squall: ¿Sabes?.... te creo. (la mira a los ojos). no sé porque, pero te creo.
Al momento hace un último esfuerzo para sacar sus colmillos, y morder el cuello de Rinoa. Al notar como los colmillos de Squall atraviesan su piel, no puede reprimir un gemido de dolor. Al oír ese gemido, Squall intenta dejarlo, pero Rinoa agarra su cabeza, impidiéndole dejarla.
- Rinoa: Uhg. no te preocupes. No me haces mucho daño. no te preocupes por mí. bebe.
Al notar que Rinoa no lo deja, y sentir tan sinceras esas palabras, sigue bebiendo. Aunque a cada momento lo va haciendo con más violencia. Bebiendo su sangre como si fuera la última cosa que iba a hacer en el mundo. Como si cada gota que pasaba por su garganta, le diera más fuerza. A todo esto, se le sumaba el gusto inesperadamente delicioso de la sangre. Notaba como si no hubiera probado algo tan delicioso en toda su vida, como aquello. Aumentando su deseo de tomar cada vez más y más. De repente y mientras va bebiendo, nota que los brazos que lo rodeaban, ahora intentan separarlo poco a poco.
- Rinoa: Squall. ya. para, por favor. Si sigues. corro peligro.
