Título: Lazos
Autora: chibineko =^.~=
Coautora: Mikki-chan
Nota: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a Rurouni Kenshin son propiedad exclusiva de su autor Nobuhiro Watsuki. Este fic está hecho sin motivo de lucro, es solo con motivo de entretenimiento de parte de su linda autora felina y su hechicera coautora.
Nota2: Este capítulo es PG-13.
Capítulo III: Luna de enamorados
***** 29 años atrás, en la ciudad de Kyoto*****
Varios jóvenes jugaban en la calle, se molestaban unos a otros y reían, tal y como lo suelen hacerlo cuando estan entre amigos.
- "¡Oiiiii!, Amai-kun..."- molestó uno de ellos a un compañero mientras endulzaba la voz al llamar a su amigo, el cual lo miró con una sonrisa maliciosa. El chico continuó sus palabras con el acto de subirse sobre la espalda de su compañero en una minilucha- "¿Cómo es que tienes un apellido como ese si de dulce no tienes nada?."
- "Jaja, muy gracioso."- Amai-kun puso las manos por encima de sus hombros tomando a su compañero por la solapa, y en un rápido movimiento jaló a su amigo, tirándolo al suelo- "¿Que no vez que soy todo miel?."- el chico rió entonces y se preparaba a seguir con el juego cuando una voz autoritaria lo detuvo.
- "¡Oi!... ¡Deshi!. Ven a ayudarme aquí, te traje para que me ayudes con las compras, no para que juegues con tus amigos."- el hombre mayor miró a su pupilo con seriedad.
Amai-kun hizo un mohín de disgusto y suspiró en derrota.
- *Baka shishou*- pensó el chico antes de encaminarse al lado de su maestro- "Nos vemos luego chicos."- se despidió el joven ya dando la espalda a sus compañeros.
- "Hasta luego Otaru-kun."- se despidieron a coro 2 de los chicos que a simple vista se veía eran hermanos gemelos. Luego otros tres muchachos se despidieron igual.
- "Yoshi!, hasta luego Amai-kun."- se despidió Masami, el muchacho con quien había estado jugando antes Otaru, el mismo que era el mejor amigo y confidente del joven discípulo... y quien casi siempre lo llamaba por su apellido solo para poder molestarlo (a pesar de la gran confianza que se tenían).
Otaru Amai suspiró al llegar donde su maestro y tomar 2 de los paquetes que éste llevaba. Para sus 14 años de edad, ya se le notaba un muchacho alto y fornido, de muy buena constitución; de rostro afilado, sonrisa traviesa, cabello negro largo y rebelde, y ojos que brindaban una mirada pícara; había sido reclutado a los 7 años por su maestro luego de quedar huérfano tras la muerte de su padre en un accidente de trabajo dejándole al pequeño vagos recuerdos. Su madre había muerto pocos meses después de darlo a luz y no la recordaba de todos modos. Fue entonces que uno de los amigos de su padre, Hiko Seijuro 12° había tomado custodia del chico convirtiéndolo en su discípulo (aunque el pequeño recordaba haber oído antes de un discípulo ya bajo la enseñanza del maestro, pero de pronto no supo mas de ese sujeto). Sin duda su maestro había sido bueno con él, sin mencionar que lo había convertido en un muy hábil espadachín, pero... era demasiado serio y recto, ¡Y eso era muy aburrido!.
- "Vamos, aún faltan un par de cosas y luego volveremos a la cabaña; creo que aún habrá tiempo de entrenar hoy siempre y cuando nos apuremos."- Hiko Seijuro 12° habló ya de espaldas a su discípulo mientras caminaba con el rostro inmutable; el joven solo atinó a lanzar un suspiro y seguir a su maestro mientras rodaba los ojos hacia arriba.
- "Hai."- respondió de manera queda el chico, entonces mientras caminaba tras su maestro, dejó que su mente divagara entre recuerdos, y en uno de los tantos se concentró en algo acontecido un par de semanas atrás.
***** Flash Back, 2 semanas antes*****
- "¡Fíjate bien hacia donde apuntas esa espada chico!."- gritó enérgico Hiko Seijuro 12° a su discípulo antes de mandarlo a volar de un golpe de viento provocado con su espada.
Otaru apretó los dientes y se incorporó lo más rápido que pudo, pero cayó al poco tiempo al suelo de nuevo, estaba agotado por completo.
El maestro lo miró y apretó los labios mientras sacudía la cabeza.
- "Tienes 5 minutos para descansar... y espero que te recuperes y logres esquivar mi ataque o no te dejaré salir a ningún lado."- dijo el hombre mayor antes de terminar de retirarse.
Otaru suspiró y hundió el rostro en la tierra. AW!, ¡NO ERA JUSTO!!!... había quedado con Masami desde hacia semanas, y ya había pedido permiso para tomar esa tarde libre... pero su maestro no le dijo hasta esa mañana que tenía que lograr esquivar el ataque para poder salir... ¡Y EL QUERIA EN VERDAD SALIR!!!! _ ese día iba a haber una exposición de espadas pertenecientes a verdaderos espadachines al servicio del emperador... ¡DE ESPADAS Y ARMADURAS DE VERDADEROS HEROES!!!... y si no lograba salir de esa montaña en la próxima hora se perdería aquella oportunidad única. ¿Y como le iba a explicar luego a Masami la razón por la cual no había podido asistir al evento más importante del siglo?... su amigo sabía que él entrenaba para espadachín, pero nunca había llegado a decirle en que consistía el entrenamiento, ni las palizas que le propinaba su maestro y que podían llegar a dejarlo en cama durante uno o dos días completos. Tampoco le había dicho que con su espada era ya capaz de cortar en dos las rocas más duras ni que tenía la habilidad de derrotar a un ejercito pequeño. Eran tiempo difíciles, la gente moría en muchos lugares por menos que un vaso de agua, y a Otaru su maestro le había dejado bien en claro desde pequeño que cualquier información dada de manera irresponsable podía provocar su muerte... incluso la más mínima palabra al respecto; y así el muchacho tuvo que ocultarle a su mejor amigo la gran habilidad que poseía.
- "Se acabaron tus 5 minutos."- la voz del maestro de pronto interrumpió los pensamientos del chico y al levantar Otaru el rostro, pudo ver a su maestro quitarse la capa.
- *Oh, no... ahora va en serio... no quiere dejarme salir hoy.*- casi lloró el chico en su mente mientras se ponía de pie y respiraba hondo. Pues bien, él quería ir y si eso significaba hacer un milagro... lo conseguiría.
**********
- "¡Por que demonios Otaru SIEMPRE llega tarde a los momentos mas importantes de nuestras vidas???!!!... pues bien, no me importa tener que subir toda esta montaña para sacarlo de lo que este haciendo y traerlo conmigo si con eso llegamos a tiempo."- refunfuñó una vez más para consigo mismo Masami mientras subía el camino que llevaba al lugar donde se hallaba su mejor amigo desde la infancia.
Llevaba ya casi una hora caminando y estaba cansado, pero estaba seguro de que pronto iba a llegar de todas maneras, y en eso iban sus pensamientos cuando escucho lo que pudo reconocer era un grito de dolor. Al chico se le abrieron los ojos al reconocer esa voz como la de su amigo, y corrió a auxiliarlo por si era necesario.
- *Oh, Dios... ¿y si están bajo ataque o algo?.*- pensó con aprensión el muchacho mientras corría como loco para ayudar a su amigo. Mayúscula fue su sorpresa al llegar a un claro y ver a su amigo en posición de defensa y con su maestro como adversario. Masami no podía creerlo, Otaru estaba por completo cubierto de sangre de pies a cabeza y lleno de cortes por todos lados (menos en la cara) además de que jadeaba respirando con dificultad.
Por su parte ni Otaru ni Hiko Seijuro 12° habían dado cuenta del inesperado espectador que tenían, y sin más preámbulos el maestro volvió a atacar al discípulo. Ante los ojos de Masami, aquel muchacho con el que jugaba vencidas, luchas y a los dados... su amigo del alma, se transformó en alguien que le era por completo desconocido. La mirada de Otaru se volvió dura, sus movimientos más que rápidos y el rugido que salió de su garganta le erizó cada vello en el cuerpo. Vio a su amigo moverse con una rapidez y agilidad insospechadas para él... y aún así no fue suficiente, puesto que 3 minutos después su amigo estaba volando por los aires y aterrizaba de lleno en un árbol justo a un par de metros de donde él se encontraba.
- "O- O- Ota-ru..."- Masami se acercó a su amigo casi con miedo... miedo de que éste estuviese muerto.
Entonces Otaru comenzó a abrir los ojos, y en su rostro pudo leerse la sorpresa al ver a Masami en aquel lugar, y entonces... se levantó de un salto y saludo casi en deformet y de manera juguetona.
- "¡Hola Masami-kun!."
Masami tuvo que caer de espaldas ante aquello, y levantarse con enojo no muy bien reprimido pues de pronto golpeó a su amigo en la cabeza.
- "¡Oye idiota!, como se te ocurre... ¡QUE NO VES QUE CREI QUE TE HABIAS MUERTO!!!."- reclamó el chico enseñando los puños, mientras que Otaru se sobaba el chinchón con ríos de lágrimas corriendo por sus mejillas.
- "Malo!... eso dolió."- se quejó el chico sin hacerle caso a los reclamos de su amigo.
- "OI!... deshi... aún no veo que te hayas ganado permiso para ir a ningún lado."- de pronto sentenció no muy feliz cierto maestro que veía con ojos desaprobadores al pobre Masami.
Otaru suspiró y se inclinó para recoger su espada.
- "Espérame un rato, aun tengo que 'ganarme' el permiso para ir contigo."- dijo con cansancio Otaru mientras se dirigía de nuevo hasta donde estaba su maestro.
Durante los próximos 20 minutos, el pobre Masami tuvo que ver a su amigo salir despedido por los aires una y otra vez por lo que parecía ser un golpe de aire; hasta que de pronto, y ante una mirada aún más atónita, al 5° intento que Masami le vio hacer a Otaru, casi pudo ver a su amigo cortar el aire en dos con su espada y lograr por fin atacar de manera física a su maestro en un choque de espadas. Durante un momento la mirada del maestro de Otaru estuvo impávida y fría, más de pronto el hombre 'casi' sonrió y bajo la guardia.
- "Bien, tienes permiso para ir."- dijo el hombre con voz seria mientras guardaba la espada y se colocaba la capa de nuevo.
- "YOSHI!!!."- el chico saltó de emoción desperdigando pequeñas gotas de sangre y sudor con su acción; acción que fue detenida en seco por un golpe propinado por su maestro en medio de la cabeza, con lo cual al chico le salieron de nuevo un par de ríos de llanto corriendo por sus mejillas.
- "¡Pero te quiero de vuelta antes de la media noche!."
- "Si shishou."- dijo el joven con aire resignado, y se dirigió hasta donde su amigo- "Espérame un rato que voy por ropa 'limpia' y a darme un baño."- Otaru medio sonrió y se alejó de un anonado Masami.
Pero lejos de esperarlo, Masami pronto despertó de su estupefacción y siguió a su amigo de manera preocupada, y tuvo razón al hacerlo porque unos pocos metros después pudo divisar a Otaru de rodillas en el suelo y sosteniéndose como podía de la espada.
- "Lo siento... tal vez no sea una buena compañía hoy."- el chico miró hacia un costado al sentir a su amigo levantarlo mientras lo hacia apoyarse en su hombro. Otaru no quería verle a los ojos, de seguro y Masami estaba enojado por no haberle dicho de su habilidad con la espada.
- "¿De que hablas?... no podemos perdernos esto por nada, aún cuando tenga que ayudarte a bañarte y cambiarte y bajar por el camino... ¡Pero no creas que lo voy a hacer siempre, eh!."- bromeó el chico con una sonrisa en el rostro.
Otaru vio a su amigo con sorpresa, y luego sonrió también.
- "Bueno, tu te lo pierdes entonces... nada es mejor que ayudar a este increíble amigo tuyo, JOJOJOJOJO."
- "Baka!."
- "BAKA TU!."- se defendió Otaru, y ambos rieron... y el joven aprendiz del estilo Hitten Mitsuryugi Ryuu respiró en alivio... no había perdido a su amigo... había ganado a un casi hermano; y lo mejor de todo había sido que Masami no le dijo nada a nadie, había hecho sin palabras un voto de silencio para con su amigo.
***** Fin del Flash Back *****
Otaru sonrió, SI QUE TENIA BUENA SUERTE!!!, jejeje... Masami era su mejor amigo en todo el mundo, pronto iba a ser un gran samurai al servicio del emperador, y tenía a su maestro siempre para apoyarlo; no necesitaba nada más, eso era seguro.
Y andaba entre estos y otros pensamientos cuando de pronto una cosita peluda se enredó entre sus piernas haciendo que casi perdiese el balance.
- "Ey, tú bicho... ¡Largo de allí!."- luchaba el joven por no dejar caer nada mientras trataba de zafarse del pequeño animalito que se había ensañado con su gi.
- "¡Numa!... no hagas eso..."- de pronto una angelical voz llenó los oídos del joven, y antes de que siquiera pudiese preveerlo, un ángel salido de la nada corrió hacia él y se agachó para tomar al bicho entre sus manos... lo cual al verlo bien resultó ser un miniperrito- "¡Gomen nasai!."- se disculpó la joven casi con exageración ante el chico... pero lo último que recordaba éste era al perro.
Otaru estaba sin habla, la joven más bella del mundo estaba justo frente a él... y era REALMENTE bella. Bajita, de piel blanca y mejillas sonrosadas, un cabello rojizo como las llamas de fuego que ahora invadían todo su cuerpo y aquellos ojos azul profundo que casi y sentía que sondeaban hasta el rincón más profundo de su alma.
- "Aa... si... claro... no hay problema."- comenzó a balbucear el chico cuando sintió que recobraba el movimiento de su boca al despegársele la lengua del paladar- "Ah... Otaru... Amai Otaru."- se presentó el chico con una sonrisa nerviosa y rojo de pies a cabeza.
La joven sonrió dulce y tímidamente ante el joven, y respondió casi en un susurro.
- "Machido Mikomi... y ella es Numa (pantano)."- dijo señalando a la perrita que aún le mostraba los dientes.
- "¿Numa?."- preguntó el joven al ver a la perrita de nuevo, y pensó que el nombre no le iba demasiado mal... era tan desagradable como estar en un pantano después de todo.
- "Si... es que fue en un pantano cerca de mi antigua casa donde la encontré."- dijo la joven tímidamente y por completo sonrojada.
- "Pero tu nombre me parece más bonito que el de ella."- dijo casi sin pensarlo Otaru, con lo cual el joven se sonrojo casi de inmediato tratando de explicarse a si mismo por que demonios había dicho algo como aquello.
- "Tu nombre también me parece bonito."- Mikomi casi dijo aquello en un susurro y desviando la vista hacia cualquier otro lado, con lo cual el joven samurai quedo prácticamente sin habla. Nadie le había dicho que su ridículo nombre era bonito... no sin una carcajada después. Y mucho menos de tal manera que el propio Otaru deseara creerlo con toda su alma; pero sin embargo su corazón saltaba como loco gritando que su nombre era bonito... pero el de aquella joven era hermoso en verdad.
- "OI!... deshi!."- de pronto una conocida voz interrumpió la sinfonía que recorría la cabeza del muchacho mientras observaba a los ojos a aquella joven, haciendo que Otaru casi llorase ante la intromisión.
- "Hai... shishou."- el chico volvió a la realidad tan rápido que se sintió un tanto desconcertado por ello, y casi tropezó con sus propios pies al voltear sobre su propio sitio.
El maestro miró al joven con el ceño fruncido antes de echar una rápida mirada sobre la joven.
- "Te dije bien claro que te traje para que ayudaras, no para que andaras haciendo boberías por allí. Ten, carga estos paquetes también y ponte en marcha a la cabaña de nuevo, yo voy por algo mas y te doy el alcance allá. Comienza a entrenar en cuanto llegues."- y dicho esto el maestro dio una última mirada a la joven y se alejó sin esperar siquiera la respuesta de su discípulo.
Otaru se sintió confundido ante todo lo acontecido y de manera tan rápida, así que solo atinó a voltear para ver de nuevo a la joven llamada Mikomi, quien pudo notar lo veía algo apenada.
- "Jeje... bueno, supongo que nos veremos entonces por allí."- dijo de pronto el muchacho con desenfado, logrando bajar un poco la tensión del ambiente, a lo que con alivio vio que la joven también se relajó.
- "Bueno... me acabo de mudar... así que creo que si."- la chica dijo con una sonrisita graciosa, y por algún motivo inexplicable para Otaru, pudo sentir de pronto su corazón latir incontrolable ante aquello.
- "¿En serio?... pues entonces tienes que hacerte de un tiempo para que te presente a todos y además te enseñaré los mejores lugares de la ciudad. Seguro que te va a gustar."- Otaru se sentía en una nube al saber que aquella chica vivía también en Kyoto, y aunque no entendía el porque no le importaba en lo más mínimo.
- "Bueno.. grac..."
- "¡Mikomi!."- de pronto la chica fue interrumpida por la voz de una señora, quien la llamó de una manera no muy feliz al verla conversando con el muchacho.
- "¡Si okaa-san!... lo siento, mi madre me llama... pero me encantaría poder conocer los mejores lugares... algún día."- dijo la chica antes de retirarse a paso apurado con la perrita aun en brazos para luego desaparecer entre la gente junto a aquella mujer que había dicho era su madre.
Otaru se quedó un buen rato procesando aquella información antes de salir disparado con dirección a la cabaña de su maestro con una sensación de dicha que nunca antes había sentido.
**********
Los siguientes días Otaru se la pasó soñando despierto con aquella belleza de ojos azules y cabello de fuego, por lo cual se metió en muchos problemas con su maestro a la hora de los entrenamientos. Pero era que sin importar que, no podía quitarse la idea de ver de nuevo a la adorable Mikomi... y tal como el nombre de la chica (1), aquella era su esperanza.
Aunque al final de la semana tuvo que despejarse un poco para poder obtener el permiso de su maestro para poder bajar al pueblo de la manera ya tan bien conocida por él. Y así luego de lograr el permiso y bañarse para quitarse toda la sangre y sudor, el entusiasta muchacho bajo rumbo al pueblo y sin siquiera darse cuenta de sus actos comenzó a buscar a aquella persona con insistencia una y otra vez. Pasó casi toda la mañana repasando los mismos lugares una y otra vez sin siquiera darse cuenta de por donde pasaba o quienes estaban a su alrededor, y no se detuvo hasta que una conocida voz a sus espaldas mencionó su nombre de una manera no muy feliz.
- "¡¡¡Amai-kun!!!."- Masami de pronto se encontraba frente a su amigo con un rostro no muy amigable y una mirada de desaprobación que Otaru había visto muy pocas veces en aquel alegre muchacho- "¿Donde demonios estabas?, te esperé toda la mañana como quedamos y no solo no te presentas, sino que te veo parado en medio de la plaza como un idiota... ¡¿Que demonios te pasa Otaru?!."
*Otaru*... vaya, Masami casi nunca lo llamaba por su nombre de pila, de seguro y estaba en graves problemas, pero es que en realidad...
- "Lo siento Masami... lo olvide por completo."- Otaru pidió perdón en una inclinación total ante su amigo y de manera tan cómica que el otro muchacho no pudo sino echarse a reír ante la actitud de su mejor amigo.
- "Ya ya viejo, no es para tanto. Pero oye, ¿donde demonios te metiste?, por un momento temí tener que ir a buscarte de nuevo donde tu maestro, y no creo que eso le agrade mucho a él... es un poquito gruñón conmigo, ¿sabes?."
- "Si, bueno... lo que pasa... es que... bueno, yo..."- Otaru no tenía ni idea de como decirle a su amigo por lo que estaba pasando, puesto que el mismo no tenía ni una pista de lo que le estaba pasando.
- "Otaru... te sientes bien. Te estas poniendo rojo, ¿tendrás fiebre?... a ver."- y para completa vergüenza de Otaru, Masami colocó el torso de su mano en la frente del joven espadachín- "No... no tienes calentura... ¿entonces...?. "- y esta última palabra Masami ya la dijo con cierto aire de malicia bastante característico en el, lo que hizo que Otaru se pusiese aún más rojo todavía, ante lo cual Masami lo miró con cara de ¡¡¡AJA!!!.
- "No me pasa nada Masami-kun..."- dijo el muchacho casi en un tartamudeo.
- "Si, si te pasa... y voy a averiguar que es."- la cara de malicia de Masami era más evidente a cada segundo, y Otaru comenzaba a incomodarse con ello.
- "¡Que no tengo nada!."- Otaru puso ahora más énfasis en sus palabras.
- "¿Amai-kun?."- de pronto una dulce voz heló por completo la sangre del nombrado para luego calentarla hasta llegar a la temperatura del sol y sentir su sangre ser bombeada más rápido que nunca- "¿Es usted Amai-kun?... que alegría, pensé que no volvería a verlo porque desde aquella vez no lo he vuelto a ver... y no conozco a nadie más aquí."- la dulce muchacha sonrió a un Otaru que aún estaba de espaldas a ella.
- "Mi-Mikomi-chan..."- casi susurró el chico en un suspiro antes de voltear suavemente a ver a la joven y quedarse a completa vista de su amigo por completo embobado.
La chica se sonrojó y sonrió de una manera un poco más tímida y bajó la mirada.
- "T... ¿Te molesta que te llame así?."- preguntó entonces Otaru con expectación.
- "Mmm... no."- susurró la joven, y entonces un gruñidito hizo a los tres presentes bajar la vista casi hasta el suelo- "¿Amai-kun recuerda a Numa?."
- "Ah, si.. claro... la pest... digo la pequeña, claro que la recuerdo."- y Otaru sonrió entre dientes al ver a la pequeña fierecilla amenazar a su gi de nuevo.
- "¡Ejem!... Amai-kun, ¿no vas a presentarme a la señorita?."- de pronto interrumpió Masami aquella conversación tan privada.
Ambos jóvenes se sonrojaron al darse cuenta que ni siquiera lo habían notado.
- "¡Si, claro!... ejem... Mikomi-chan, él es Okibo Masami-kun; Masami, ella es Machido Mikomi-chan... acaba de mudarse a Kyoto."- el muchacho añadió junto con un involuntario sonrojo que sin embargo no paso para nada desapercibido para su amigo.
- "¡En serio!, pues bienvenida entonces Mikomi-chan."- dijo el muchacho con entusiasmo a la recién presentada joven, y luego continuó- "Y para suerte tuya, no solo has conocido a alguien más, sino que me has conocido a MI... y eso te da un recorrido garantizado por lo mejor de Kyoto, y conmigo y Otaru juntos como tus guías, muy pronto lo conocerás todo... por supuesto que con solo Otaru no hubiese sido posible, al pobre lo tienen mas encerrado que a un monje budista... pero ahora todo esta perfecto."- Masami habló con desenfado y una actitud algo altanera, obviamente para molestar a Otaru y era obvio que lo estaba logrando puesto que su amigo lo veía con cara asesina; más una leve risa despejó el ambiente, y ambos miraron con asombro a la joven, que reía de manera tan divertida.
- "Pues... me encantará tener ese recorrido... Okibo-kun."- dijo la joven aún entre risas antes de tomar aire para tranquilizarse un poquito- "En realidad, pedí permiso a mis padres para salir un rato, y estaba algo preocupada porque aún no conozco nada de nada, y no creí encontrar a Amai-kun... pero veo con alivio que me equivoqué. Y a sido una suerte conocerlo a usted también."- terminó de decir la joven con una reverencia.
- "Primero que nada..."- dijo entonces Masami con algo de pena- "Nada de formalidades, llámame por mi nombre por favor. Y en segundo lugar, no te preocupes que pronto tendrás muchos otros conocidos... solo que hoy no porque todos se tuvieron que ir temprano."
- "Ah, si?."- interrumpió entonces Otaru al enterarse de aquello- "¿Y eso por qué?."
- "Los gemelos se fueron con su padre que vino a buscarlos para que lo ayudasen en el trabajo; y de los demás no sé, solo me dijeron que tenían que irse."
Otaru miro a Masami y encogió los hombros.
- "¿Gemelos?."- preguntó con genuina curiosidad la joven.
- "Si.. Kei y Kai, son como dos gotas de agua."- dijo Masami
- "Pero es difícil reconocerlos si no los conoces bien... porque además de ser iguales en aspecto los dos son igual de divertidos y burlones, son geniales."- dijo Otaru con una gran sonrisa.
Mikomi los escuchaba encantada, y sonrió de forma graciosa al terminar de escuchar el relato que narró luego Masami sobre una de las tantas travesuras que habían hecho juntos; con lo cual Masami pudo observar una vez más y de manera detenida las reacciones de su amigo para con la chica.
- "Amai-kun..."
- "O-ta-ru... que me digas Otaru nada más."- volvió a decir el joven una vez más y con una paciencia poco usual en él.
- "Hai... Otaru-kun..."- la joven se sonrojó hasta la punta de sus cabellos- "Este... pues quisiera saber por donde venden adornos para el cabello... es que necesito comprar uno."
- "Pero si ese que llevas puesto esta muy bonito, Mikomi-chan."- dijo casi sin pensar Otaru, tras lo cual se arrepintió de haber dicho eso, sobre todo luego de la mirada que pudo sentir sobre si de parte de su mejor amigo.
- "Ie.. no es para mi, es para Numa... me gusta ponerle un adorno para el cabello en su pelito y ya tenía uno... pero lo perdió cuando nos mudamos a Kyoto, y no he tenido tiempo de comprarle uno hasta ahora."
Otaru bajó la vista hacia la pequeña pelotita de pelos (bueno, eso era lo que él pensaba) que lo amenazaba con aquella expresión ridícula en su canino rostro y alzó una ceja. Más tuvo que guardarse sus pensamientos, y volvió a mirar a la joven con una sonrisa un tanto forzada (aunque luego de dos segundos de mirarla, no fue forzada en lo absoluto)
- "Si... hay una cerca de aquí, y podemos comenzar nuestro recorrido por allí."- dijo el muchacho tratando de no parecer demasiado emocionado con todo aquel asunto.
Luego de aquello, tanto la joven como los dos amigos pasaron un día agradable yendo de un lugar a otro, visitando templos y negocios, así como jardines y pequeñas lagunas. Las horas se pasaron volando y junto con ellas la tarde, y pronto fue hora de despedirse.
- "Muchas gracias a los dos por tan agradable día."- la joven se encontraba inclinada hacia ambos chicos, y al incorporarse de nuevo les brindo una luminosa sonrisa, antes de inclinarse para alzar a su pequeña Numa, quien ahora lucía un ganchillo en un mechoncito de pelo sobre su cabeza.
- "No, el placer fue nuestro."- respondió Otaru con una mano detrás de su cabeza y con algo de nerviosismo.
Finalmente la joven se retiró del lugar, más no así los muchachos quienes se quedaron un rato más. Otaru porque no podía dejar de ver el camino por el que la joven se había ido; Masami porque no podía dejar de ver a su amigo de esa manera, con lo cual de pronto estallo en grandes risotadas.
- "¿Que demonios te sucede Masami-kun?."
Masami tardó un rato en parar de reírse, solo para ver a su amigo y decirle aquello que pudo notar desde el instante en que lo vio oír tan siquiera la voz de aquella joven.
- "Estas enamorado de ella viejo; total, completa e irremediablemente enamorado de ella... ahh..."- el joven se secó las lagrimas que le habían salido con el dorso de la mano antes de decir a su amigo- "Hacia mucho que no me divertía tanto así."
- "¡¿De que estas hablando hombre?!... ¡¡¡¿¿ENAMORADO YO???!!!!... solo dices tonterías."- bufó Otaru antes de dar media vuelta y decir entre dientes- "Me voy, mi maestro dijo que no podía demorarme y no quiero ser castigado. ADIOS."
Masami miró sorprendido a Otaru y tuvo que hacer un gran esfuerzo entonces para no destornillarse de risa en aquel mismo instante... ¡Su amigo no se había dado cuenta de que le gustaba aquella joven!, y podría afirmar que a Mikomi también le gustaba Otaru, eso había sido amor a primera vista, de ese del que hablaba su padre cuando le contaba como se había enamorado de su madre al conocerla, ¡Y Masami que había creído que su padre exageraba!... las cosas que uno aprende con el tiempo.
El muchacho decidió no molestar más a su amigo mientras lo veía desaparecer entre la multitud, ya tendría otras ocasiones para molestarlo, sobre todo cuando se diese cuenta de sus sentimientos, ya estaba preparando el '¡Te lo dije!' de anticipado. En ese momento sonrió y se enrrumbó hacia su propia casa... Otaru enamorado; en verdad nunca había siquiera pensado que eso podría pasar. De seguro e iba a ser muy divertido n_n .
**********
Por su parte Otaru no la pasaba tan divertido... ¿como podía Masami siquiera pensar en algo tan ridículo?... él enamorado... ridículo en verdad... y de alguien a quien apenas acababa de conocer... Porque Mikomi-chan y él acababan de conocerse... y aunque Mikomi-chan fuese tan bonita... y dulce... y tierna... y... bonita... (suspiro mental)... ¿en que estaba pensando?... Otaru lo acababa de olvidar, solo podía recordar el día que acababa de pasar junto a Mikomi-chan... ¡Y Masami por supuesto!... ejem, y la pelota de pelos ambulante... ¡bicho!. En fin, Otaru de pronto tuvo que detener sus pensamientos, acababa de llegar a la cabaña, y su maestro lo esperaba con una mirada un tanto suspicaz.
- "Regresas temprano, deshi... parece que estas comenzando coger buenas costumbres..."- el 12° maestro dijo de manera tranquila mientras veía a su alumno atravesar la puerta de entrada de la cabaña junto a la que él estaba sentado- "¿Y?... sucedió algo interesante hoy día. Creo que no acostumbro preguntarte mucho sobre lo que haces en tu tiempo libre, y es importante para un maestro saber como su discípulo pasa su tiempo cuando no esta entrenando; ayuda a un mejor entendimiento."- el maestro de Otaru habló pausadamente mientras observaba las reacciones de su aprendiz, quien al parecer se estaba tensando un poco y de manera involuntaria.
- "No sucedió nada interesante Shishou... solo estuve por alli con Masami-kun como siempre."- Otaru mismo no se explicaba el porque había dicho eso, y se comenzó a sentir realmente nervioso en aquel momento.
- "Ah... el chico Okibo si no me equivoco; si, parece ser un buen amigo tuyo... supongo que es un día bien empleado entonces. Prepara la cena y luego ve a dormir, tendremos un entrenamiento un poco mas fuerte que de costumbre el día de mañana; creo que es hora de enseñarte una nueva técnica, ya mañana veremos si sirves para ella."
Otaru miró a su maestro y asintió feliz... ¡UNA NUEVA TECNICA!, eso significaba que estaba un paso mas cerca de convertirse en todo un samurai; así que el joven discípulo apuro la preparación de la cena para ir a dormir temprano y que el día siguiente llegase mas rápido.
Por su lado Hiko Seijuro 12° miró a su emocionado discípulo y movió ligeramente la cabeza con una semisonrisa saliendo de sus labios. Era un joven muy vivaz sin duda, e impetuoso también... y ya prácticamente estaba en la difícil etapa de la adolescencia. Esperaba no solo sobrevivir a ello, sino también lograr formar al muchacho como un digno sucesor del estilo Hitten Mitsuryugi Ryuu; y si para ello debía cortar ciertas ideas de raíz de la mente de su joven alumno... lo haría; un discípulo suyo no tenía tiempo para amoríos de adolescentes, aún cuando fuese injusto para el muchacho, pero eran tiempos difíciles, no había tiempo para esa clase de justicia solo para sobrevivir. El maestro suspiró y se levantó de su asiento a la entrada de la cabaña. La vida era injusta, cierto; pero así era la vida de aquel momento.
Durante toda la semana siguiente, y la siguiente y la que siguió a esa semana y así por casi dos meses, Otaru aprendió muchos nuevos movimientos y técnicas de su maestro, y debía de admitir que cada día que pasaba solo podía esperar al día siguiente para conocer que nueva técnica aprendería, o que tan fuertes serian las lecciones ese día. Más sin embargo, durante esos dos meses, también había tenido que admitir para consigo mismo (y muy difícilmente) que moría por que llegase su día libre para bajar al pueblo; pero ya no era solo para pasar un rato agradable jugando con los muchachos, sino para verla a ella mirándolo jugar con los muchachos, o para ayudarla a cargar sus comprar ese día, o simplemente para verla reír por cualquier tontería mientras se encontraban sentados en algún tronco viejo conversando de cosas sin sentido. Si, por fin lo había admitido a si mismo... las palabras de Masami eran ciertas; tal y como él mismo se lo habría dicho el mismo día que le presentó a Mikomi-chan estaba 'total, completa e irremediablemente enamorado de ella'... y de seguro Masami haría todo un alboroto al saber que tenía la razón ¬¬ casi y podía escuchar su risa sarcástica luego de decirle a todo pulmón 'Te lo dije'... hmmp. El asunto en si era saber ahora como manejaría aquel nuevo descubrimiento en su vida... ¿cómo podría estar ahora en el mismo lugar donde estaba Mikomi-chan?... ¿respirando el mismo aire mientras aquellos ojos azul profundo lo observaban y aquella cabellera ondeaba al viento cual marejada de fuego en el aire?... ¡¿Y de donde rayos había sacado él tanta cursilería de pronto???!!!... eso de estar enamorado de verdad lo estaba afectando.
Otaru se sentó en el suelo dejando de lado su espada y su entrenamiento en ese momento, puesto que su maestro lo había dejado haciendo ejercicios con la espada al verlo tan desconcentrado ese día, y si era sincero llevaba casi 3/4 de hora moviendo la espada de manera mecánica sin estar realmente atento a lo que hacia, su mente volaba por otros rumbos.
- *¿Y si le pido que sea mi novia?¨*- se preguntó a si mismo y de manera repentina el chico, sonrojándose de pies a cabeza ante esa alocada idea sin saber una vez más de donde había salido- *¿Y si me dice que no?*- pensó el chico siguiendo con el hilo de sus pensamientos sin contestarse a si mismo de donde había salido aquello y ya sin tomarle importancia tampoco.
Otaru suspiró pensando en que sería el fin del mundo para él si aquella dulce chica de 14 años le decía que no... 14 años... era tan bonita para tener la misma edad que él; aunque bueno, ella era menor por algunos meses, pocos en realidad; aunque él ya estaba a punto de cumplir los 15. ¬¬ Otro pensamiento estúpido, ya para que molestarse en saber de donde salían.
- *¿Y si me dice que si?*- el chico volvió a sonrojarse, esta vez aún más fuerte de todas las anteriores- *¿Me pregunto a que sabrá un beso?... ¿Me pregunto si sabré dar besos?... ¿Y si lo hago mal?.*- se preguntó a si mismo el chico de pronto demasiado preocupado, había estado ocupado en cosas muy importantes como el entrenamiento, sus amigos y conociendo todo sobre los hombres del Emperador como para preocuparse por besos... pero en aquel momento comenzó a pensar que había dejado de lado algo muy importante en su saber... pero igual... ¿con quien hubiese practicado?... ¿Masami?
Otaru hizo un gesto de desagrado al pensar en aquello, no le parecía para nada agradable aquel pensamiento; y segundos después volvió a suspirar y sonrojarse mientras extraños pensamientos invadían su mente por primera vez en su vida... Mikomi-chan como su novia... su prometida... su esposa... la madre de sus hijos... juntos los dos por el resto de sus vidas. El chico sonrió de manera estúpida para su completa ignorancia.
- *¿Qué tipo de regalos le gustarán?... ¿que dulce será su favorito?... me gusta como le queda su kimono verde, la hace ver como una verdadera diosa... ¿será el verde su color favorito?... hmmm...*.
**********
Esa semana, cuando por fin llegó el día para bajar al pueblo, Otaru tuvo que hacer acopio de toda su voluntad para no flaquear ante su maestro, estaba tan nervioso al pensar en volver a ver a Mikomi-chan que todo le temblaba. Pero por un milagro lo logró (eso y el hecho de que su maestro estuviese algo resfriado ese día), y poniéndose su mejor ropa, o por lo menos la más limpia que tenía en ese momento ya que no había lavado la ropa esa semana porque hacía mucho frío... el chico bajó al pueblo con un torrente de euforia surcando sus venas.
- "Ohayoo... Amai-kun."- lo saludó Masami al verlo llegar, y silbó de manera traviesa al verlo tan arreglado- "Lindo traje... no sabia que había que vestirse tan bien para jugar con nosotros amigo."- sonrió malévolo Masami, pero Otaru no le estaba prestando demasiada atención a sus palabras, lo que hizo al muchacho alzar una ceja de manera intuitiva.
- "Ohayoo Masami-kun... oye, ¿por si acaso Mikomi-chan no ha llegado aún?."- preguntó el chico un tanto nervioso.
- "Nooo... no que yo sepa amigo."- Masami contestó con suspicacia y tras ver a su amigo sentarse en la esquina donde siempre esperaban a Mikomi-chan únicamente para mirarse los dedos con gran atención; se sentó a su costado y esperó en impasible silencio en aquel alejado rincón.
Los minutos pasaron, y a pesar de la decepción del resto del grupo al decirles Masami que ese día no jugarían luchas (porque Otaru ni cuenta se daba de que hubiesen otras almas por el lugar); Masami se quedó junto a su amigo y lo miró con algo de lástima cuando los minutos se transformaron en horas y la chica no llegaba.
- "¿Crees que le haya pasado algo malo a Mikomi-chan?."- preguntó de pronto consternado Otaru.
- "No... de seguro algo la retraso o no pudo salir de su casa por ayudar a su madre. Tu sabes que Mikomi-chan ayuda mucho en casa, ella misma nos lo ha contado."
- "Si... supongo que no siempre va a poder venir."- la desilusión era notoria en la voz de Otaru, y Masami sonrió para si mismo.
- "El festival de otoño es dentro de dos semanas, podrías invitarla a ir... es un bonito ambiente, muy romántico."- Masami escogió con cuidado sus palabras y tuvo que aguantar con mucho esfuerzo la risa al ver a su amigo casi atragantarse con el aire al escuchar la última frase- "¡No finjas conmigo Otaru!... te conozco mejor que nadie Amai-kun, pareces un cachorro sin sabes como pedir que te saquen a jugar. Entonces, ¿ya puedo decir 'Te lo dije'?."- dijo el muchacho en medio de una enorme sonrisa.
Otaru se sonrojó y sonrió finalmente. A Masami no podía ocultarle casi nada... DIABLOS!!!...
- "Si, si... adelante, puedes decirlo una vez más para variar."
- "¡Genial!... porque TE LO DIJE!!!... y ahora vamos a ayudarte a planear como se lo dirás porque aparte de baka eres torpe; y sin mi ayuda no podrás hacer nada de manera decente."
- "¡OYE!... que quieres decir con eso. Soy completamente capaz de decirle por mi mismo a Mikomi-chan que me gusta todo en ella, su cabello, sus ojos, su piel blanca como la nieve y como le queda su kimono verde; que es la niña más dulce del mundo, y su voz es como el canto de ruiseñores, que sus manos son preciosas, que me muero por ella y que es lo más importante en el mundo para mi y que quiero que sea mi esposa y la madre de mis hijos y que quiero por lo menos media docena de ellos... así que muchas gracias por tu ofrecimiento, pero puedo valerme solo, y si la pienso invitar al festival para pedirle que sea mi novia... gracias por la idea."- dijo el chico casi sin respirar ante la estupefacción de su amigo quien no sospechaba que aquello fuera tan 'grave'. Claro que aquello no se comparó a la cara que puso el pobre Otaru al ver a una por completo sonrojada Mikomi mirándolo de manera fija a los ojos, con una mano en el pecho justo donde se encontraba latiendo como loco su corazón.
- "Yo... a... aaa..."- la situación se había vuelto bastante atípica; incluso Masami estaba sin saber que hacer. Otaru quería que la tierra se lo tragase, ahora Mikomi se iba a asustar y no iba a volver a verla nunca más en la vida.
Entonces, ante el completo asombro de ambos chicos; aquella dulce jovencita, quien en aquellos momentos parecía que estaba a punto de desmayarse debido a la excesiva irrigación sanguínea que de pronto presentaba su rostro; se adelantó 3 pasos con tanta fuerza como la que podría presentar una pequeña florecilla contra el viento y se puso frente a Otaru con aire decidido; y con Masami como único e incrédulo testigo de los hechos, la joven tomo aire y dijo...
- "Me.. encantaría.. i-ir.. al festival contigo... Otaru-kun."- y tras decir aquello dio un rápido y primer besito a la mejilla del joven antes de salir despavorida cual liebrecilla asustada del lugar.
Los dos chicos se quedaron pasmados por unos segundos, antes de que un suspiro de Otaru rompiera lo increíble del momento y el chico se dejase caer de nuevo donde había estado sentado momentos antes.
- "Wow..."- fue todo lo que dijo Masami luego de mirar con incredulidad a su amigo y antes de esbozar una enorme sonrisa.
Por fin Masami se paró y jaló a su amigo de su sitio, poniéndolo en marcha rumbo a un lugar conocido.
- "Vamos a mi casa viejo, le pediré a mi papá que te haga una taza de té verde bien fuerte... creo que la necesitas."
- "Aja."- contestó Otaru no muy informado de lo que estaba haciendo.
Masami rió con ganas mientras caminaba con un brazo alrededor del hombro de su recién comprometido amigo... Definitivamente se experimenta algo nuevo cada día.
El viaje a la casa de Masami duro un poco, puesto que su casa estaba un tanto alejada de los suburbios de Kyoto, prácticamente fuera del pueblo. Otaru básicamente no se dio cuenta de a donde se dirigían hasta que se encontró frente a la enorme mansión que tan calurosa y humildemente su amigo llamaba 'su casita'. La verdad era que la familia de Masami, la familia Okibo, era una de las más poderosas de la ciudad económicamente hablando debido a su prosperidad como comerciantes; sin embargo era difícil saberlo al conocer a los miembros de la misma debido a su sencillez... y en si los miembros de la familia eran Masami, su padre y el hermano de su padre; el resto de los habitantes de la enorme mansión se componía de la servidumbre, la cual sabía de sobra Otaru eran tratados como parte de la familia. La madre de Masami había muerto un par de años antes, Otaru aún podía recordar a aquella amorosa y buena mujer que le ofrecía triple ración de almuerzo cada que caía por la casa; y aunque la pérdida de la señora fue un duro golpe para la familia, el padre de Masami, un hombre por demás cariñoso para con su hijo y el resto de las personas que lo rodeaban, había hecho hasta lo imposible por brindarle todo el cariño y atención posibles a su hijo, así como prepararlo para ser un hombre de bien tal y como la difunta madre de su mejor amigo tantas veces había dicho... y es que allí donde se lo veía, Masami estaba bastante bien instruido en letras, historia e idiomas extranjeros; aún cuando aquello parecía casi imposible a simple vista.
- "¡OTOU-SAAAANNNNN!!!!.... ¡Ya llegué y traje a Amai-kun conmigo!."- gritó Masami al entrar a la casa luego de pasar el enorme y bien arreglado jardín.
- "Buenas tardes señorito Masami."- saludó un anciano mayordomo que salió al encuentro de los recién llegados- "Buenas tardes joven Otaru."
- "Buenas tardes Sota, ¿pasaron todos un buen día en casa?."- saludó Masami con entusiasmo a aquel buen hombre que tan bien conocía.
- "¡Oh, si señorito!. El amo Yaturo estuvo todo el día en su taller haciendo jarrones con nuevos modelos; por lo que entendí quiere mostrarle el nuevo diseño que aprendió, se lo veía muy emocionado."
- "Bien, veo que mi Otou-san pasó un buen día; me alegro mucho. De seguro que ahora esta con toda la ropa llena de arcilla, debe estar muy entretenido. ¿Y mi tío?."
- "El amo Shinosuke estuvo fuera todo el día y aún no llega señorito."- dijo con un suspiro el anciano, con lo cual Masami tuvo que sonreír.
- "De seguro esta por allí con algún amigo y su adorado jarrón de sake."- dijo de buen humor el muchacho. Su tío era en verdad todo un caso, además de ser muy divertido claro estaba.
Pronto el padre de Masami ingresaba en el vestíbulo, tal y como lo predijo su hijo lleno de arcilla de pies a cabeza y con un rostro que mostraba gran felicidad al ver a su hijo de vuelta.
- "Masami, que bueno que hayas vuelto a casa. ¡Pequeño Otaru!, hacía mucho que no nos visitabas, ya te estaba extrañando mucho."- el padre de Masami tomó las manos del joven espadachín entre las suyas con calidez mientras recibía al chico a quien conocía desde hacía tantos años.
- "Bueno... gracias señor."- dijo un tanto avergonzado y mucho más despabilado Otaru, quien en verdad quería a la pequeña familia de su amigo como suya propia.
- "¡Pero que elegante estas!."- notó entonces el padre de Masami al ver mejor a Otaru- "¿Algún evento especial del cual me perdí?."- preguntó curioso el hombre mayor.
- "No mucho."- se apresuró a decir Masami en lugar de su amigo- "Solo que se le declaró a la chica que le gusta."- Masami sonrió con malicia al ver el rostro colorado de su amigo y las ganas del mismo de salir corriendo de la habitación.
- "OH!, ¡Genial!... tenemos que brindar por eso entonces."- una voz con tonos graciosos se dejó escuchar en la entrada, y un hombre de unos 40 años apareció ante todos.
- "Shinosuke, ¿donde estabas?. Ya se que eres un adulto y todo lo demás, pero por lo menos avisa si vas a llegar tarde o al día siguiente para no estar preocupándome así por ti. Sabes bien que...."- el señor Yaturo fue interrumpido por su hermano menor.
- "Que la familia es muy importante para ti. Lo sé onii-san y lo siento. Me encontré con un viejo amigo y nos pusimos a hablar de nuestras vidas... lo usual. Comenzando por que aún vivo a costa de mi hermano mayor y nunca me casé. Brindemos por eso."- dijo con genuino humor y un guiño Shinosuke-san, dándole un trago más al sake.
- "Solo espero que no hayas bebido demasiado hermano, sabes que te puedes sentir mal después. Si necesitas algo solo avísame, ¿de acuerdo?."
- "Haaaaiii... pero deja de preocuparte tanto que sabes que me es casi imposible emborracharme; lo cual no es siempre bueno."- el hombre miró a su hermano poner cara de 'No me refería a eso', así que cambió rápido de tema mientras giraba su atención hacia Otaru- "Pero dejemos de hablar de mi y veamos; ¿dijiste que Otaru-kun se comprometió hoy?, pues ya es hombre así que como mínimo tiene que celebrar como uno. Una copa para el joven, Sota; hay que celebrar."
- "Tio Shiiiiiiinnn... sabes bien que Otaru no toma. Además no dije que se comprometió, solo que se le declaró a la chica... aún no sabemos si esta comprometido."- Masami presentó una gran sonrisa maliciosa al decir aquello mientras miraba a su avergonzado amigo bajar su cada vez mas rojo rostro, haciendo que los tres adultos presentes miraran a los jóvenes con interrogación.
- "¡Bueno!, como sea sobrino. Igual creo que es hora de que tu amigo tome su primer trago, creo que lo necesita. Además... nadie ha vivido realmente hasta tomar un buen sake."
Otaru suspiró y sonrió; en verdad llegar a la casa de Masami lo relajaba siempre y agradecía a su amigo el haberlo llevado con dicho propósito. Luego de aquello el joven pasó una tarde animada, riendo con las ocurrencias de Shinosuke-san, siendo objeto de la astucia de Masami y sintiéndose bien con las atenciones de Yaturo-san para con él, las que tanto le recordaban a su propio padre. Y cuando llegó la noche casi sin sentirse, el chico tuvo que ser calmado de nuevo al darse cuenta que se le había hecho tarde.
- "¡¿Que haré Masami?!... mi maestro va a matarme, y encima no llegaré hasta dentro de un par de horas. Si no me ves de aquí a una semana lleva flores a mi tumba."- dijo el chico con preocupación.
- "Otaru-kun, es demasiado tarde en verdad. Será mejor que te llevemos en el carruaje, llegarás mas rápido así."- se presentó de pronto el padre de Masami con un abrigo puesto y listo para salir.
- "Otou-san tiene razón, mejor te llevamos... por lo menos eso podemos hacer."- Masami secundó a su padre, y pronto tanto Otaru como Masami, su padre e inexplicablemente el tío de éste se encontraban rumbo al camino que conduciría a Otaru a la cabaña de su maestro.
Fue trabajoso para los muchachos disuadir al padre de Masami de ir a hablar él mismo con el maestro de Otaru, pero finalmente Otaru agradeció el viaje y subió rápidamente por el camino de la montaña mientras que Masami y su familia daban media vuelta a los caballos y regresaban por el mismo camino por el que habían llegado.
Lo que nadie distinguió, fue al hombre que se encontraba en la rama alta de un árbol esperando la llegada de su discípulo.
- *Hmm... ese carruaje elegante es sin duda de la familia del chico Okibo; y el que hayan traído a mi discípulo hasta aquí a esta hora... Así que por eso salió bien vestido, tenía una reunión en casa de su amigo; al parecer aún no me tengo que preocupar por el otro tipo de problemas en la vida de mi deshi. Bien, supongo que por esta vez puedo perdonarle el retraso.*- pensó para si mismo Hiko Seijuro 12° mientras bajaba de un salto de aquella rama y llegaba al suelo solo para comenzar el camino de vuelta a su cabaña de manera tranquila, sin más pensamientos que el entrenamiento que le daría a su discípulo durante esa semana.
**********
Al día siguiente, Hiko notó con sorpresa a su discípulo un tanto pensativo (algo poco común en el muchacho), y tan distraído como lo había estado las últimas semanas, pero ligeramente diferente a la vez; más no le dio importancia hasta esa tarde, cuando el muchacho se le acercó con cautela para hablarle de manera sumisa; algo por completo extraño en la actitud normal de su discípulo.
- "Disculpe Shishou..."- Otaru se acercó a su maestro junto con el almuerzo del mismo y luego de servir la comida se dirigió a él muy suavemente.
- "¿Si?, que sucede deshi."
- "Bueno... verá... dentro de dos semanas es el festival de otoño, y..."
- "¿Y?."
- *Espero que Masami me disculpe por meterlo en esto más de lo que esta, pero...*- el muchacho suspiró antes de empezar a hablar- "Quedé con Masami-kun y su familia para ir desde temprano, y pues yo se que a usted no le interesan mucho esas actividades... y bueno, no es eso lo que quería decir, sino... quisiera poder salir desde más temprano y quedarme donde Masami-kun hasta el día siguiente, para poder quedarme en el festival toda la noche Shisou... porque ya tengo 14, y pues yo..."- el muchacho quedó sin habla, no tenía ni idea de que más decir, se había enredado todo.
- "Tienes un horario establecido, perderás muchas horas de entrenamiento si te tomas el tiempo que me pides."- manifestó Hiko 12° con tranquilidad empezando a comer.
- "Entonces no saldré esta semana para compensarlo Shisou, y si le parece bien así entonces quisiera saber si acepta."- el chico pedía a todos los dioses que por favor le hicieran caso en sus ruegos; ese día quería pasar con Mikomi-chan el mayor tiempo posible, y si eso significaba no verla esta semana T_T que así sea.
Hiko Seijuro 12° miró con atención a su discípulo y suspiró, al parecer el chico solo quería salir a divertirse, y le estaba proponiendo un buen intercambio de tiempo.
- "Pero luego no me vengas esta semana con que te deje salir, que no lo haré... a menos que no quieras ir al bendito festival de otoño."
- "¡Si maestro!."- el chico dijo feliz antes de tomar su propio almuerzo y comenzar a comer con ganas.
- "Y además quiero que tu mente vuelva a tu entrenamiento, no sé por donde anda últimamente pero es perjudicial para tu futuro como 13° maestro del estilo Hitten Mitsuryugi Ryuu."
- "Si maestro."- volvió a repetir Otaru una vez más, solo que ahora en tan solo un murmullo. Era verdad, últimamente solo podía pensar en Mikomi-chan e iba a ser muy difícil controlarse, lo sabía... pero las personas maduras y responsables podían con todo en su vida, incluyendo el amor; y el día anterior había tenido una larga conversación con Okibo-san (el padre de Masami) acerca de la responsabilidad y la enorme dicha de tener a alguien especial en tu vida. El señor le había dicho que debía de aprender a equilibrarlo todo, y eso no solo le haría la vida más fácil, sino que haría que Mikomi-chan se sintiera orgullosa de él, pues se volvería una persona más madura... ^_^ y él quería que Mikomi-chan se sintiera muy pero muy orgullosa de él. Así que si se trataba de madurar, maduraría lo más pronto posible.
- "... deshi, me estas escuchando..."- entonces la voz no muy feliz de su maestro ¬_¬, sacó a Otaru del aquel lugar mental privado en el cual se encontraba... al parecer su maestro llevaba buen tiempo hablándole de algo de lo cual el chico no había escuchado ni una mísera palabra.
- "Ha.. hai.."- Otaru sonrió a medias y se concentró en su almuerzo. Eso de volverse responsable y madurar no era tan fácil después de todo -_-U
Los días que siguieron fueron duros para Otaru, el entrenamiento que le daba su maestro era cada vez más fuerte y estricto. Y cuando llegó el día en el que se suponía bajaría al pueblo, el chico no pudo evitar el deprimirse un poco debido a que no podía salir ni verla a ella o sus amigos; sin embargo el chico hizo acopio de voluntad y decidió pasar aquel día como cualquier otro, e incluso entrenar con mayor empeño.
- *La próxima semana podré estar todo el día con Mikomi-chan, y por fin sabré lo que ella siente por mi.*- se repetía una y otra vez el joven con el correr de los minutos, horas y días. Y finalmente el día del festival llegó.
Esa mañana (bien tempranito) Otaru preparó el desayuno, su ropa de fiesta y respiró hondo, y apenas su maestro se levantó para desayunar; Otaru lo recibió dándole su espada y poniéndose en posición de ataque.
- "Veo que cuando dijiste todo el día hablabas en serio."- dijo el maestro de manera pausada, el joven asintió levemente permaneciendo en la misma posición.
Hiko Seijuro 12° suspiró y se puso frente a su discípulo junto delante de la entrada de la cabaña.
- "Recuerda que debes de vencer mi defensa... no importa que tan tarde llegue a ser, no te permitiré partir hasta que lo logres, sabes cuales son las reglas. Y no pienso hacerte esto fácil muchacho, espero que tengas eso en cuenta"
Otaru nuevamente asintió y pensó en que era necesario hacer aquello rápido, necesitaba ver a Mikomi urgentemente; una cálida sensación lo invadió por completo. Y lo que sucedió a continuación fue increíble en verdad, puesto que si bien Hiko-san arremetió desde un principio con fuerza, el chico también lo hizo... y en menos de 10 minutos, Otaru había conseguido su propósito. Hiko-san estaba anonadado, no podía creerlo; la velocidad y agilidad de su deshi habían sido mayores de las que jamás había visto en él. Pero más increíble fue verlo desayunar en 2 minutos, ir a bañarse y volver en menos de 5 (aún desnudo =*n.n*=) y cambiarse y arreglarse muy afanosa y elegantemente en menos de 10.
- "¡Nos vemos mañana por la mañana Shishou!... prometo volver temprano."- gritó el muchacho ya en la lejanía mucho antes de que Hiko pudiese terminar de salir de su asombro y levantarse del suelo.
- "¿Que demonios le esta pasando a mi discípulo."- se pregunto en voz alta a si mismo el maestro mientras se dirigía a tomar sus primeros alimentos aún tibios. Aquello era en verdad muy extraño, tal vez si merecía la pena que indagase sobre aquello después de todo.
**********
Otaru corrió tan rápido como una flecha camino al pueblo, y al llegar respiró profundo y se dirigió al rincón donde siempre se reunía con Masami y Mikomi mientras intentaba que su respiración se normalizase un poco. Mientras esperaba pudo notar lo agitada que se veía la gente yendo y viniendo de un lado hacia el otro mientras terminaban con los últimos adornos y demás preparativos que seguramente habían empezado un par de días atrás. Otaru volvió a revisar si lo tenía todo bien. Su dinero estaba en el bolsillo de su gi, tenía el pelo arreglado por lo que pudo palpar con el torso de su mano, su cara ya estaba limpia porque se la había lavado antes de llegar a su lugar de espera... y tenía buen aliento (eso se lo había indicado muy específicamente Shinosuke-san, aunque aún no entendía porque, pero bueno). Pasó como media hora y el chico aún se encontraba solo, y comenzó a impacientarse por ello. ¿Y si Mikomi-chan se había arrepentido a último momento?, ¿Y si no quería volver a saber nada de él?... ¿y si...?
- "Ohayoo, Amai-kun."- de pronto la voz de Masami lo sacó de sus tortuosos pensamientos, haciéndolo de paso dar un salto por el susto- "¡Quieto hombre!, no vaya a ser que te me mueras aquí mismo y antes de saber si la respuesta es si o no."- dijo malicioso el chico.
- "Eso no es gracioso Masami-kun."- Otaru gruñó aún agitado y con una mano en el pecho.
- "Si lo es para mi."- Masami se sentó al lado de su amigo y se relajó- "Te extrañamos la semana pasada."- dijo Masami mirando a la laboriosa multitud al igual que su amigo.
- "Tuve que intercambiar tiempos... todo el día de hoy por quedarme la semana pasada... hmmmm, Masami..."
- "¿Si?."
- "Le dije a mi Shishou que me iba a quedar a dormir en tu casa... ¿te molestaría si..."
- "¡Por supuesto que puedes quedarte en casa Otaru!."- Masami miró entonces a su amigo con algo de resentimiento ante la falta de confianza- "¿Cuando las puertas de mi casa han estado cerradas para ti?, esa pregunta ni se pregunta amigo."
- "Arigatou."- Otaru no se atrevió a mirar a su amigo por temor a que este se burlara de las lágrimas de emoción que asomaban por sus ojos.
- "Baka."- fue todo lo que dijo Masami antes de que un momento de silencio se formara entre los dos, luego Masami comentó muy suavemente- "Mikomi-chan tampoco vino la semana pasada."
El mundo se le cayó a pedacitos a Otaru. ¡NO HABIA IDO!!!... tal vez ya no quería saber de él, tal vez no la iba a volver a ver nunca más... tal vez...
- "Ohayoo Masami-kun... Otaru-kun."- de pronto una suave y conocida voz inundó el ambiente mientras el corazón del joven espadachín latía como desesperado en su pecho- "Siento no haber venido la semana pasada, pero tuve que quedarme para poder venir todo el día y no solo durante la tarde."- dijo aquella misma voz con un tono tembloroso y asustadizo, pero a la vez lleno de emoción.
Otaru levantó la vista suavemente, y casi muere al ver lo hermosa que se veía Mikomi frente a él. Llevaba aquella hermosa cabellera roja recogida en un delicado peinado adornado simplemente con un ganchillo para el cabello que alguna vez el mismo Otaru le comprase en una barata con algo del poco dinero que ahorraba al ayudar dos horas a la semana cargando pesadas cajas para un comerciante del mercado. Al bajar su vista por el rostro de la joven pudo notar aquel rubor que cubría sus mejillas y la hacían ver como un ángel, y al bajar aún más la vista pudo notarla vestida con su kimono verde... aquel que a él tanto le gustaba y estaba seguro de haberlo dicho en aquella declaración inconsciente de sus sentimientos hacia la chica. Otaru quedo no solo extasiado, quedo por completo embobado.
- "O-ohayoo Mikomi-chan."- el chico saludó por completo embobado, y se levantó torpemente de su sitio para acercarse hasta Mikomi luego de eso, solo que no tenía la más mínima idea de para que se acercó a ella; así que simplemente hizo lo único que se le ocurrió y estrechó su mano en saludo. Masami estaba muriendo por destornillarse de la risa en aquel mismo lugar. Mikomi por su lado observó al joven con algo de confusión y finalmente sonrió de manera graciosa; y respirando hondo y haciendo acopio de valor besó en la mejilla a un idiotizado Otaru.
- "Ya, ya... mejor nos vamos a la feria; vamos antes de que los tenga que empujar a ustedes dos hasta allí; aunque tal vez tenga que hacerlo, de ser por ustedes se quedan allí parados viéndose como bobos por el resto del día y no he venido para eso."- Masami pasó un brazo por el brazo de cada uno de los tortolitos, y situándose en medio partió con aquellos dos bien sujetos hacia el lugar de la diversión.
Y luego de eso Masami estuvo pegado a los dos jóvenes durante gran parte de la mañana, lo cual fue un poco vergonzoso para la pareja, aunque Masami parecía estar pasándola muy bien en verdad. Luego de un par de horas Otaru se resignó y decidió que la iba a pasar muy bien a pesar del mal tercio que los acompañaba, aunque la verdad no hizo las cosas muy bien que se dijera. Cuando trató de atrapar un pecesito dorado para Mikomi terminó todo mojado solo Buda sabía como; cuando le compró un dulce a la joven la pequeña perrita de Mikomi saltó de improviso y se llevó el dulce, haciendo que Otaru la persiguiese durante un muy buen rato solo para regresar por completo derrotado; y finalmente Masami ya se estaba convirtiendo en una plaga con el pasar de las horas. Otaru se lo llevó a un lado para hablar con él.
- "Oye Masami... no es que no te quiera ni nada de eso, pero... ¡¿Tienes que seguirnos a todos lados?!, me gustaría estar a solas un rato con Mikomi-chan por si no lo has notado."- dijo el chico con cara de pocos amigos.
- "¡Claro que lo noté Amai-kun!."- respondió entonces con gran frescura el muchacho a su amigo para completa sorpresa de éste- "Y ya me preguntaba para cuando me ibas a decir que me fuera, como que te demoraste mucho. Pero en verdad no pienso dejarlos solos hasta que Mikomi-chan te responda 'delante mío' si es tu enamorada o no... aunque es obvio que si, pero quiero que lo diga. Y como me involucraste en esto desde el mismísimo primer día, creo que tengo el derecho de escuchar el si. Así que solo tienes que preguntarle y yo escuchar la respuesta y listo."- dijo muy ufano el joven.
Otaru se quedó de piedra al escuchar aquello, y un ligero tic comenzó a formársele en el ojo.
- "Eres odioso, ¿lo sabías?. Con amigos como tu..."
- "Si, si; ya sé... no puedes vivir sin mi. Ahora vamos o nunca los dejo solos"- Masami empujó a Otaru hacia donde se encontraba Mikomi.
Entonces Otaru respiró hondo y miró a su amigo y luego a su amada, y sonrió nervioso.
- "Ejem... Mikomi-chan, hay algo que quisiera preguntarte..."
- "¿S-si?."- preguntó la chica nerviosa.
- "Bueno, quisiera saber si tu quisieras ser..."- Otaru sintió como su lengua se pegaba al paladar de nuevo, más vio la mirada burlona de Masami y decidió armarse de valor todo lo que pudiese para finalmente preguntar- "¿Quisieras... quisieras ser..."
- "Si."- respondió de pronto la joven sin esperar que el chico terminase la pregunta que trataba de formular con tanto empeño.
- "¿Si?... ¡Si!."- casi gritó Otaru y sonriendo tomo la mano de su ahora oficial enamorada.
Masami sonrió entonces ya dejando aquel aire medio malévolo de lado por un rato para observar la felicidad de su mejor amigo; más pronto retomó su anterior actitud solo para decir con sorna.
- "Pues entonces tienen hasta un par de horas antes del anochecer para divertirse; porque a esa hora y sin importar donde estén me les apareceré para arrastrarlos hasta mi casa a comer. Es que mi otou-san y mi tío se mueren por conocerte Mikomi-chan."
- "¿A... mi?."- preguntó la chica algo insegura.
- "¡Por supuesto que a ti!, ya que como familia adoptiva secundaria de mi queridísimo amigo Amai-kun, tenemos que terminar de dar el visto bueno a su relación. Por mi parte ya lo tienen."
- "¡¿Que... queeee?!."- preguntó el chico incrédulo, sin saber si Masami estaba bromeando o hablando en serio.
- "Un par de horas antes del atardecer... donde quiera que se encuentren."- repitió Masami una vez más mientras se alejaba a paso lento y se perdía entre la multitud.
- "A veces en serio que no lo soporto."- masculló Otaru mientras miraba a su amigo perderse de vista. Más pronto volvió la vista hacia ella nuevamente, y allí estaba aquella divina aparición de cabellos de fuego mirándolo por completo sonrojada, a la vez que el mismo Otaru podía sentir su rostro incendiarse. Nunca creyó el joven poder ser tan feliz.
Sin mediar palabra, solo sosteniéndose uno al otro la mirada, ambos jóvenes se tomaron de las manos y se dispusieron a caminar sin rumbo fijo por el lugar seguidos de cerca por la pequeña Numa. Aquel sería el primero de muchos felices días, pensó entonces Otaru mientras apretaba un poco más fuerte la mano de Mikomi. El resto del día fue apacible, y exceptuando el hecho de que Otaru perdió su dinero sin querer; fue un día genial (aunque el muchacho se sintió mal por no poderle comprar nada bonito a Mikomi -_- cosas de la vida)
Y de pronto y tal como lo anunciase Masami antes de desaparecer, el chico se presentó poco antes del atardecer y llevó, como buen metido, a los dos chicos uno de cada mano, directo hasta la casa Okibo. Fue memorable el momento en el cual tanto el padre como el tío de Masami salieron a recibir a los recién llegados.
- "Juro que te haré pagar por esto el día que tengas enamorada, Masami."- dijo en voz bajita Otaru a su amigo, el cual presentaba una sonrisa de oreja a oreja. ¡Como se estaba divirtiendo!.
Y luego de una agradable cena, la joven se marchó para su hogar junto a la perrita, mientras que los dos jóvenes se dirigieron hacia la habitación de Masami para conversar.
- "¡¿Perdiste tu dinero?!... ¿y por qué no me buscaste entonces?, sabes bien que podría haberte prestado algo de dinero Amai-kun."- Masami parecía un tanto resentido.
- "Si... si, lo sé. Es solo que, no sé... supongo que no quería arruinarle el momento a Mikomi, de seguro y se habría sentido mal por ello, tu la conoces."
- "Bueno, pero para la próxima vez avisas. Pero pasando a algo más interesante, ¿y?, ¿cómo te fue amigo?... ¿la besaste?."- la pregunta de Masami hizo que Otaru casi se atragantase con el té que en aquel momento estaba tomando.
- "¡¡¡MASAMI!!!. Las preguntas que se te ocurren."- reprochó por completo rojo el muchacho.
- "¡Si la besaste!."- gritó Masami mientras se tiraba sobre su amigo y lo despeinaba por completo- "Ese es mi Amai-kun. Sabía que no te había instruido en vano; algo se te tenía que quedar a pesar de lo baka."
- "¿De que hablas?."- el chico preguntó molesto mientras luchaba frenético por quitarse a Masami de encima- "Si que yo sepa tu no has besado ni una sola vez a ninguna chica."
Y los dos muchachos rieron con ganas, y el resto de la noche ambos jugaron, lucharon y rieron. La vida era buena para Otaru en aquel momento, por fin parecía que todo estaba en su lugar.
**********
Luego de aquel día, Otaru y Mikomi se reunían cada vez que podían, ya sea en el día libre de Otaru o de ser posible cualquier otro día que el joven supiese que iba a ser enviado al pueblo por algún mandando de su maestro. El chico trataba de hacerle o comprar pequeños regalos a Mikomi y ésta a su vez le llevaba deliciosos bocadillos hechos por ella con mucho esmero. Y a pesar de que la relación de ambos era por completo desconocida tanto para la familia de Mikomi como para el maestro de Otaru; la familia Okibo los había colmado de bendiciones.
Además, Otaru había descubierto que tenía talento para la alfarería, puesto que en una de las tantas veces que Yaturo-san le había preguntado si quería intentarlo, Mikomi había insistido en verlo trabajar con las manos, y el joven no había podido decir nada excepto si. Y la verdad le había gustado trabajar la arcilla, se había sentido bien al llenarse las manos con el húmedo material mientras le daba forma a lo que hubiese podido ser una verdadera belleza (aunque no lo fue, su primer jarrón le salió bastante torcido). Y luego de eso el chico volvió a intentarlo varias veces más, con Mikomi como su espectadora y animadora.
- "Cada vez te sale mejor Otaru-kun. Podrías trabajar como alfarero tal vez en el futuro, creo que sería bonito."- le dijo alguna vez la joven a Otaru, mientras el chico terminaba de asearse luego de un intento de hacer un pequeño jarroncito.
- "¿Tu crees?."- preguntó el joven entonces nervioso.
- "¡Claro que si!. Otaru-kun es todo un artista, y por eso estoy muy orgullosa."- la muchacha expresó poniendo gran enfasis en sus palabras mientras intentaba no trabarse en lo que decía debido a lo nerviosa que se encontraba.
- "Hmm... bueno. Pero yo voy a ser un samurai, el futuro 13° Maestro del estilo Hiten Mitsuryugi Ryuu... no sé si además podré ser alfarero, Mikomi-chan."
- "Pero ser samurai es tan peligroso... no quisiera que nada te pasara nunca Otaru-kun. Tengo miedo de perderte algún día."- la joven dijo de pronto, con tristeza y la voz en un hilo.
- "Mikomi..."- Otaru miró a la joven intensamente- "Pero no puedo dejar a mi maestro, yo soy ya su 2° discípulo, no puedo permitir que pierda otro discípulo. Le debo demasiado como para darle esa pena... pero tal vez luego de convertirme en maestro..."
- "Luego... ¿Que quieres decir con eso?."- la joven preguntó con genuina curiosidad.
- "¿En que clase de casa te gustaría vivir, Mikomi-chan?."- el chico preguntó rojo y nervioso.
- "¿En que... clase de casa?."
- "Si, ¿como te imaginas tu vida en el futuro?."
- "Ah!... bueno, pues... yo me imagino en una casita en medio de un huerto... pequeña pero acogedora. Sembraría mis propios vegetales y tendría una cabra para ordeñar leche... y ovejas, y..."
- "¿Y...?"- Otaru instó a la joven a continuar, realmente le interesaba mucho saber aquello.
- "Y tendría muchos... niños... a mi alrededor... y..."
- "¿Y...?"
- "Y ambos los cuidaríamos... porque serían nuestros niños."- terminó de decir la joven bastante nerviosa y acalorada.
Y Otaru sonrió plenamente. Aquello era justo lo que había querido escuchar.
- "Y supongo que podría construir un horno para los jarrones... se puede arar la tierra y ser alfarero al mismo tiempo."- terminó de decir Otaru mientras se acercaba a la joven y la besaba de manera tierna en los labios- "Sabes que quiero que seas mi esposa, ¿verdad Mikomi-chan?."
- "Hai, yo también lo deseo Otaru-kun, más que cualquier otra cosa; quiero que todos sepan que yo soy la señora de Amai Otaru."- respondió Mikomi mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Otaru, tras lo cual ambos jóvenes permanecieron un largo momento en silencio.
Mientras que desde la puerta, Masami daba una última mirada a sus amigos y suspiraba mientras daba media vuelta. Se sentía feliz por ambos sin duda, pero le preocupaba lo que pudiese suceder si las familias de ambos chicos se enteraban. Solo podía esperar que todo terminase bien.
Y antes de que nadie pudiese darse cuenta, medio año pasó en un abrir y cerrar de ojos.
**********
Otaru y Mikomi estaban en medio de su cita, habían pasado un día agradable y Mikomi sostenía con aprecio una pequeña muñequita de arcilla que Otaru le había regalado ese día. Él mismo la había hecho para ella. Y en aquel momento ambos jóvenes se encontraban paseando y conversando por el gran mercado de Kyoto.
- ¿Kenshin?... ¿Amai Kenshin?."- preguntó por tercera vez un incrédulo Otaru a una sonriente Mikomi (N. de A: traducido es algo así como 'dulce corazón de espada' =-.-=U, juzguen ustedes mismos.)
- "¡Hai! Creo que suena adorable. ¿No lo crees así, Otaru-kun?."- Mikomi parecía demasiado feliz ante aquella propuesta. Quería que el nombre de su primer varoncito fuese ese y al parecer nada la iba a hacer cambiar de idea. Otaru finalmente solo sonrió y asintió, ya le enseñaría a su pobre hijo a tomar el nombre de manera deportiva, tal y cual él mismo había tenido que hacerlo toda su vida- "Y para niña... hmmm... ¡MITSU!."- la joven exclamó triunfante.
Otaru la miró y pues... aunque empalagoso (Mitsu= Miel; Amai Mitsu= Dulce Miel (o por allí) =n.n=) el nombre de niña si le gustó.
- "Bueno, ya tenemos los primeros nombres, pero aún tenemos que escoger muchos más."- sentenció Otaru, después de todo iban a tener por lo menos 6 niños- "Pero tenemos mucho tiempo. Por ahora me parece que esta bien con lo que tenemos."- dijo el chico con una gran sonrisa, la cual secundó la joven.
- "Hmmm... ¡si!. Creo que por ahora es suficiente."- la joven dijo feliz, y estaba a punto de tomar la mano de Otaru, cuando un pequeño niño de unos 7 u 8 años salió de entre la multitud y le arrebató la muñeca a Mikomi, tras lo cual se alejó tan rápidamente como apareció.
- "¡Mi muñeca!."- fue lo único que alcanzó a decir la joven antes de ver a Otaru desaparecer también detrás del niño, y de paso ser seguido por Numa quien para variar los estaba acompañando (y es que a pesar del tiempo que llevaban juntos, Otaru y Numa aún no se llevaban para nada bien), y Mikomi se quedó parada en medio de la calle esperando a que Otaru apareciese.
Pasaron algunos minutos antes de que el joven por fin volviese, pero lo hizo sin la muñeca.
- "Si logro atraparlo.."- masculló el joven con furia, más el dulce toque de la mano de Mikomi en su rostro lo apaciguó.
- "Es solo una muñeca, no es para tanto Otaru-kun."
- "Bueno."- suspiró el muchacho y ambos chicos siguieron su día.
Más luego de unas horas, el mismo niño volvió a aparecerse delante de la joven pareja; y lo único que detuvo a Otaru de darle unos buenos coscorrones a aquel ladronzuelo fue Mikomi.
- "¡Tu!... ¿como te atreves a..."- comenzó a decir un muy molesto Otaru, más Mikomi lo tranquilizó, sobre todo al darse cuenta de que el niño tenía compañía.
Una pequeña nena de unos 5 o 6 años se encontraba detrás del niño, y además entre los brazos de la nena se encontraba la pequeña muñeca que esa mañana Otaru le había dado a Mikomi. La nena salió desde su lugar adelantándose hacia la pareja.
- "Gracias."- dijo mientras señalaba la muñeca. La pareja no entendió.
- "Ella... quería agradecerles... por el regalo de cumpleaños."- dijo entonces el niño mirando hacia otro lado. Era obvio que no había sido su idea el volver a ver a aquellas personas.
Mikomi pudo sentir como el corazón se le contraía en el pecho, mientras que Otaru comenzaba a sentirse torpe. Mikomi entonces se adelantó hacia la pequeña niña e hincándose frente a ella le preguntó con suavidad.
- "¿Así que tu eras la del cumpleaños?."- preguntó mientras acariciaba la pequeña cabecita.
La nena asintió y dijo con inocencia.
- "Hoy es el cumpleaños de Kara... cumplo así."- dijo mientras extendía por completo los dedos de una mano y dos dedos de la otra donde sostenía a la muñeca, señalando que cumplía 7 años.
- "¿Ya siete?."- se sorprendió Mikomi puesto que la nena era muy pequeña en tamaño y contextura como para tener 7 años, más la niña asintió- "Bueno, entonces vamos a invitarte un almuerzo de cumpleaños, ¿quieres?."- Mikomi dijo con la voz en un hilo. Lo más probable, había pensado la chica, era que esa niña no hubiese probado una buena comida en mucho tiempo. Los tiempos eran difíciles y cada vez más niños quedaban huérfanos y morían de hambre y frío sin sus padres y demás familiares; Mikomi sufría mucho ante aquello.
Otaru suspiró y sonrió... al parecer iba a haber un pequeño cambio de planes; los que incluían cuatro almuerzos económicos en lugar de dos buenos almuerzos como había planeado. Pero Mikomi ya había decidido, y él siempre le daba gusto a su amada.
La pareja y los niños fueron a un puesto de comida que Otaru conocía bien, y compró allí cuatro porciones. Fue increíble la rapidez con la cual desaparecieron las porciones de los niños, era obvio que se morían de hambre; en especial el niño, quien luego supieron se llamaba Kai. Al pobre lo tuvieron que auxiliar más de una vez en su atoro, puesto que estaba comiendo demasiado rápido. Pronto los jóvenes terminaron cediendo sus propios almuerzos a los niños.
- "¿Y nee-chan no come?."- preguntó inocentemente la niña al ver a la joven pedir su almuerzo para llevar y cedérselo a la nena.
- "Yo ya había comido antes y estoy llena."- mintió la joven- "Pero como era el cumpleaños de Kara vinimos de nuevo, así que creo que puedes guardar esa comida para después."- la joven siguió hablando con la nena sentada en sus rodillas.
Por otro lado estaban Otaru y el pequeño Kai, puesto que Otaru estaba hablando de una manera un tanto más seria con el chico.
- "Entonces tu aldea fue atacada; ya veo. Hmmm... ¿y no te quedo ningún familiar?, ¿estás seguro?."- Otaru preguntó al chico, puesto que éste le acababa de contar que hacía pocas semanas su aldea, que se encontraba al sur de Kyoto, había sido atacada por bandidos y habían matado a la mayoría de los adultos. Y al quedar con pocos recursos disponibles, las familias sobrevivientes no quisieron ocuparse de bocas extras que alimentar.
- "¡Por supuesto que si!. No hubiese traído a Kyoto a mi imouto si no estuviese seguro. Hemos pasado hambre y frío, y no fue por mi gusto, pero no iba a permitir que separaran a Kara de mi, mucho menos que la vendieran a tratantes de esclavos."- dijo el niño bastante molesto. Kai apenas y tenía 10 años, pero era bastante maduro para su edad, aunque en realidad e igual que su hermana, se veía mucho más joven de lo que en verdad era.
Otaru medito un rato y luego observó hacia donde se encontraban sentadas su Mikomi y la pequeña. Podía ver aquella luz en los ojos de Mikomi, sabía muy bien que la joven se había ya encariñado con la nena y no podía dejarlos ni a ella ni al pequeño, sin un lugar seguro donde quedarse. Entonces el joven pensó que tal vez podría pedir ayuda a Masami... en realidad era la única persona a la cual podría pedir ayuda, pensó el joven con una sonrisa.
- "De acuerdo chico, ven conmigo que tengo una idea."- dijo en un suspiro de resignación el joven.
- "¡Oye!, ¡¿A quien le llamas chico?!. ¡Para tú información yo ya soy todo un hombre!. ¡Y no necesito de tu caridad ni la de NADIE!!!!"- se quejó Kai con una gran vena resaltando su inconformidad por la denominación; más Otaru solo lo miró de reojo para luego ignorarlo y seguir su paso.
- "Mikomi-chan, vamos a la casa de Masami. Trae a Kara-chan contigo."
- "¡Hai!."- la joven respondió emocionada y siguió junto con la pequeña, con lo cual no le quedó de otra a Kai más que seguir al resto entre gruñidos.
Y una vez en la residencia de la familia Okibo...
- "Oh!, así que Masami no está."- dijo algo preocupado Otaru cuando Sota-san le dijo que el joven había salido esa mañana y no volvía hasta dentro de dos días.
- "¡Otaru!, ¡Mikomi!. ¿Han venido a visitar a este viejo?."- de pronto la voz cálida y familiar de Okibo-san llenó el ambiente; tras lo cual muy pronto el hombre maduro se presentó ante los recién llegados todo lleno de arcilla por todos lados- "¿y estos pequeños?."- preguntó curioso al llegar a la puerta y ver a cuatro recién llegados.
- "Yo soy Kara, y cumplo así."- dijo inocentemente la pequeña al hombre adulto por saludo, dejando a Yaturo-san un tanto confundido.
Luego de eso, mientras Sota y Mikomi se encargaban de ambos niños (llevando a Kai a regañadientes por cierto), Otaru conversó seriamente con Yaturo-san buscando saber si el padre de su amigo podía darle una pequeña ayuda con el asunto.
- "... y en sí esa es la historia Yaturo-san; y quisiera saber si puede ayudarme a buscarles algún lugar donde quedarse. Tal vez trabajando en alguna casa de conocidos suyos, por lo que veo Kai podría hacer muy buen trabajo, y Kara podría servir como doncella de alguna dama cuando crezca un poco más."- terminó de decir Otaru, puesto que esa era la mejor idea que se le había ocurrido.
Más Yaturo-san permaneció en silencio ante la propuesta de Otaru, y luego cerrando los ojos y cruzándose de brazos mientras adoptaba una postura seria dijo con determinación.
- "No, esa no es una solución en mi opinión."
- "¿No?."- preguntó el joven confundido, puesto que no le veía nada de malo a la idea.
- "En absoluto. Otaru-kun... nuestro país esta en una situación que empeora a cada momento, y es muy probable que tu no lo sepas puesto que eres muy joven y vives alejado de las noticias sobre los acontecimientos de las altas jerarquías; pero últimamente se habla de cada vez un mayor número de facciones inconformes con la actual regencia del Japón. Es cierto que siempre han existido grupos que no están de acuerdo, pero cada vez aumenta más... y es muy probable que no sea este año ni el próximo... o tal vez tampoco en 5 años; pero algo grande y terrible se acerca. Soy solo un comerciante, es cierto, pero eso no me impide preocuparme; y el hecho de que la orfandad sea cada vez mayor es prueba de que mis preocupaciones no están sin fundamento. Hace mucho que quiero ayudar de alguna manera muchacho, pero no encontraba como hacerlo. Por fin tu me has dado la respuesta."
- "¿En serio señor?."- preguntó un confundido Otaru puesto que no entendía como la conversación había dado un giro tan drástico.
- "Así es. No soy un hombre joven y por eso no creo que pueda luchar de manera física en lo que se viene; pero tengo otros recursos. Tengo una casa bastante grande, pero vacía; y un ingreso de dinero que no solo me asegura a mi y a los míos un futuro estable, sino que podría ser usado en beneficio de otros... además... además me siento solo, Otaru-kun."- el hombre ahora parecía triste, y Otaru no supo que decir. Yaturo-san continuó- "Siempre quise una gran familia, con muchos niños corriendo a mi alrededor. Estar lleno de hijos y nietos; una esposa dedicada que me acompañase y tal vez... incluso... bueno, eso no importa. Pero mi amada se fue y Masami no se interesa en sucederme en el negocio, además del hecho de que ya no es un niño... él no me necesita como antes."- el hombre paró de nuevo y sonrió tristemente, y Otaru solo pudo continuar en silencio- "Es por eso que ahora sé lo que debo hacer, y todo te lo debo a ti jovencito. ¡Sota!."
- "Si señor."- dijo el buen anciano apareciendo ante el llamado del señor de la casa.
- "Prepara una habitación para los pequeños, desde ahora se quedarán en esta casa y serán tratados como miembros de la familia."
- "Si... si señor."- dijo un confundido Sota, pero obedeció sin cuestionar a su señor.
Más de pronto el pequeño salió de una de las habitaciones contiguas donde se encontraba junto a su hermana y Mikomi, y avanzó hacia el señor de la casa, puesto que había escuchado las órdenes que el señor había dado y tenía algunas cosas que decir al respecto.
- "¡Oiga señor!... ni mi imouto ni yo queremos caridad de nadie. No pienso quedarme en un lugar sin hacer nada, ¡Me oyó!... no quiero deberle nada a nadie."- la verdad era que Kai no era muy confiado, y tanta amabilidad no le gustaba para nada. Sin embargo...
- "Dime pequeño... ¿alguna vez pensaste en ser alfarero?."- el hombre preguntó amable mientras palmeaba dulcemente la cabeza del ahora confundido chico.
- "¿Al- alfarero?."- pregunto Kai inseguro.
- "Aja, es una buena profesión. Todo el mundo necesita vasijas, jarrones y floreros... podría ser tu herramienta de trabajo cuando crezcas. ¿Te gustaría aprender?."
- "Pues..."- el pequeño estaba muy confundido; aunque sonaba bien, era una manera de ayudarse solo de grande.
- "Por supuesto yo te enseñaría, aunque no soy profesional, pero no es tan difícil. Lo único que te pediré es que estudies con afán. Eso si, vas a tener que ayudar de vez en cuando en la casa, aunque eso lo hacemos todos... y llevaras mi apellido, eso también te lo pediré. ¿Aceptas?, creo que es un buen trato; y no es por caridad, créeme."
- "Pues... pues supongo que si."- el chico dijo un tanto inseguro aún mientras parpadeaba confundido, puesto que no entendía bien en que se estaba metiendo.
Otaru suspiró y sonrió mientras veía al hombre guiar al pequeño al taller, seguramente y le iba a da la primera lección de alfarería al pequeño tal y como se la había dado a él hacía algún tiempo ya. Bueno, por ahora todo estaba bien, solo faltaba ver la reacción de Masami al saber que la familia había crecido n_n de seguro e iba a ser divertido.
**********
El tiempo siguió su curso, y con él algunas cosas comenzaron a cambiar. Masami realmente se había sorprendido al encontrar a los nuevos habitantes de la residencia Okibo a su llegada, pero lo más divertido según Otaru fue la manera en que la pequeña Kara se le pegó a su amigo, y la cara de éste al tener que llevarla prácticamente a todos lados (aunque Otaru juraba y rejuraba que a su amigo, la idea de llevar a su nueva hermanita menor a todos lados no le desagradaba del todo). Por el otro lado, Otaru y Mikomi andaban cada vez más enamorados, y en los casi 10 meses que llevaban juntos ya se habían hecho a la idea de como seria la boda y como seria su futuro hogar; se conocían al 75% los gustos del otro y siempre buscaban la manera de sorprenderse entre si con pequeños detalles. La vida estaba medio rosa para ambos y disfrutaban cada segundo de ésta.
Sin embargo un día Mikomi pareció perder aquella luz que la llenaba de vida y que Otaru podía sentir se reflejaba en su corazón, y la joven comenzó a andar preocupada y cabizbaja.
Otaru se sintió preocupado por aquella extraña actitud en su Mikomi-chan, y comenzó a buscar maneras de alegrarla y hacerla reír; y así, los días que pasaban juntos, Otaru se la pasaba haciendo mil y un payasadas y tonterías para su linda Mikomi. Resultaba a veces, pero no por mucho tiempo. Y fue así que un día que estaban juntos, la joven ya no reía ni se alegraba por nada. Estaban a punto de cumplir 11 meses de enamorados.
Otaru observó una vez más a Mikomi y al no tener una mejor idea de como alegrar un poco a su linda novia, decidió llevarla a aquel lugar especial que había descubierto un par de semanas antes.
- "Mikomi-chan, ven conmigo. Hay un lugar que quiero enseñarte, pero debemos llegar antes de que se oculte el sol."- Otaru dijo alegre y tomando a Mikomi de la mano comenzó a guiarla por el camino hasta que salieron del pueblo y se tropezaron con una alta colina cuya falda estaba rodeada por una gran cantidad de vegetación que impedía el paso.
- "¿Que es este lugar Otaru-kun?."- la joven preguntó curiosa.
- "Vamos a subir la colina Mikomi-chan, la sorpresa está arriba."- dijo Otaru emocionado.
La joven evaluó su situación y medio sonrió.
- "Lo siento, no creo poder subir por allí, sobre todo porque no soy buena subiendo cuestas."- la joven habló con la voz en tono de disculpa, Otaru la miró y sonrió.
- "¡AH!, pero yo tengo un camino especial. Además no te debes de preocupar por la subida, de eso me encargo yo."- el joven en verdad parecía muy animado.
Nuevamente Otaru tomó la mano de Mikomi y la guió hacia un lado del camino comenzando a bordear aquella colina, y de pronto una especie de camino entre la vegetación, rodeado por lindas florecillas silvestres se presentaba ante la mirada extasiada de la joven.
- "Bien, ahora solo es subir, no te preocupes."- Otaru dijo sacando a Mikomi de sus pensamientos, y sin el menor aviso, el chico se hincó de rodillas con la espalda hacia su novia y dijo con alegría.
- "Sube, yo me encargo del resto."
Mikomi miró incrédula a Otaru pero igual subió a la espalda de este, tras lo cual Otaru se paró y comenzó a subir de a pocos y con cuidado aquel camino que llevaba a la cima de la empinada colina. El ascenso fue un poco largo, y Mikomi pudo notar que luego de unos 15 minutos el joven comenzaba a parecer cansado, pero al fijarse bien se dio cuenta de que estaban por llegar, y si decía algo para regresar sería echar por la borda todo el esfuerzo y las buenas intensiones de su querido Otaru. La joven se limitó a callar y apoyar el rostro en la espalda del joven; el cual sonrió ante la acción de su amada.
Finalmente unos cuantos minutos después el chico anunció que habían llegado, y Mikomi casi y perdió el aliento ante el hermoso espectáculo. Frente a ella se mostraba un pequeño jardín de flores silvestres que adornaban la colina, en medio del cual se alzaba un pequeño pero hermoso árbol de cerezo. Era hermoso en verdad. Y además, el cielo presentaba un hermoso espectáculo con el ocultar del sol en las montañas que se cernían frente a ellos.
- "Es... hermoso."- fue todo lo que la joven alcanzó decir mientras tomaba asiento sobre la mullida alfombra de flores que se extendía a sus pies.
Otaru se sentó al lado de Mikomi y ambos observaron al sol retirarse y poco a poco dejar paso a la enorme luna llena que parecía haber volteado su rostro hacia la tierra solo para contemplar a aquella enamorada pareja.
- "Te regalo la luna si la quieres, podría tomarla en este momento para ti. Será nuestra luna, Mikomi-chan."
La joven se apoyó en el hombro de Otaru y suspiró. Un dulce silencio invadió el lugar por unos breves minutos
- "Ya se está haciendo tarde Mikomi-chan, te llevaré a casa en un rato si te parece bien."
- "Mmmm... si."- respondió la joven con aire triste y ausente una vez más, Otaru la observó preocupado, aún más que durante el resto del día que habían estado juntos y por fin frunciendo el ceño se atrevió a preguntar.
- "Mikomi... Mikomi mírame. ¿Qué te está pasando?, te ves tan triste, sabes que no me gusta verte asé. Cualquier cosa que te esté sucediendo dímela, te ayudaré en lo que pueda."
Mikomi por fin miró a Otaru, y sin más explicación la joven comenzó a llorar amargamente; lo cual hizo que Otaru solo se preocupase más mientras la abrazaba lo más fuerte que podía tratando de protegerla de lo que fuese en medio de sus brazos.
- "¡Mikomi!... ¿Mikomi que te pasa?, me estás asustando koi(2)."
- "Lo siento... lo siento tanto Otaru; es que yo... yo no sé que hacer. He tratado de que no suceda, pero no encuentro una solución... ¡Lo siento!."
- "¿Una solución a que?, Mikomi no te entiendo, por favor dime lo que te pasa para poder ayudarte."
La joven alzó el rostro del pecho de Otaru y miró al joven a los ojos.
- "Mis padres... ellos dicen que... que estoy prometida a otro. Me lo dijeron hace unos meses Otaru, que me voy a casar con otro... ¡Y no quiero!, yo te quiero a ti, solo a ti."- la joven susurró lo último en medio de lágrimas nuevamente contra el pecho de su amado.
Otaru se quedo de piedra. ¡NO!, no podían arrancar a Mikomi de su lado, nadie tenía derecho a hacerlo. Debía de pensar en algo y rápido, pero nada le venía a la cabeza, no sabía como enfrentar el problema.
- "No... no llores Mikomi-chan, por favor... no llores. Lo resolveremos de alguna manera, te lo prometo, nadie te arrancará de mi lado."
- "Pero Otaru, me voy mañana mismo. Traté de hacer cualquier cosa y ya todas mis ideas se han terminado; ya no tengo ninguna otra opción Otaru, no se que hacer."
Otaru sintió que su mundo se esfumaba ante las palabras de Mikomi... mañana, dejaría de ver al gran amor de su vida mañana. No, no lo iba a permitir.
- "Entonces escapemos."- dijo el muchacho decidido y mirado de pronto fijamente a la joven.
- "¿Que?."- la joven no podía creer lo que escuchaba- "No... no podemos hacer eso. ¿Y tu maestro?, dijiste que no permitirías que tu maestro perdiera otro discípulo, que eso lo haría muy triste."
- "Mi maestro ya no importa ahora Mikomi, todo lo que me importa eres tú. Ya veremos como nos las arreglamos, no te dejaré pasar hambre o frío, lo juro; pero no permitiré que nadie te separe de mi lado, es lo único que tengo claro en este momento; por favor, confía en mi."
- "Pero Otaru..."
- "Confía en mi Mikomi... mi Mikomi, nunca dejaré que nada malo te pase, te lo juro."- Otaru dijo aquello con tono de no querer ningún argumento en contra; y para dejar bien en claro aquello último besó a Mikomi en los labios para acallar más protestas.
Pero lejos de terminar rápidamente; Otaru ahondó el besó y sin darse cuenta de lo que hacía, echó a Mikomi suavemente sobre las flores mientras seguía besándola. Finalmente luego de un rato, y con ambos chicos con los corazones y las respiraciones agitados, los labios se separaron, y Otaru miró de manera intensa a Mikomi.
- "Nunca dejaré que te vayas de mi lado."- repitió el joven de manera distraída mientras repartía besos ligeros sobre el rostro de la muchacha- "Jamás."- dijo el joven sin siquiera darse cuenta.
Sin darse cuenta, la respiración de ambos jóvenes se aceleró aún más; y las manos de Otaru comenzaron a acariciar el cuerpo de la joven por encima de la ropa, haciendo que Mikomi comenzase a gemir.
- "Mikomi-chan..."
- "Otaru-kun..."
Las palabras se confundieron con suspiros, que pronto se convirtieron en gemidos; y en el calor de aquella noche de primavera ambos chicos se entregaron al otro de la manera más profunda, convirtiéndose en uno bajo aquella luna como único testigo de lo ocurrido.
**********
- "Mikomi... Mikomi lo siento, no llores por favor."- el joven abrazaba a la temblorosa muchacha que se encontraba apretada a él. Otaru no podía creer lo que había pasado unos minutos antes, nunca creyó que aquello sucediese así... nunca pensó que aquello fuese así. Jamás se había sentido tan bien como cuando él y Mikomi se amaron, pero ahora sentía que le había quitado a su amada algo demasiado importante, había tomado la pureza de su Mikomi... ahora eran...- "Ahora eres mi esposa Mikomi, ya no puedes ser de otro, y te voy a cuidar, te lo prometí antes y vuelvo a prometértelo ahora."- Otaru rogó que sus palabras tranquilizasen a Mikomi, pues eran verdaderas.
- "Otaru..."- Mikomi por fin levantó el rostro para mirar al chico, más un momento después volvió a hundirse en el abrazo de su ahora amante- "No quiero que me dejes nunca Otaru, por favor no me dejes nunca."
- "Nunca Mikomi... mi Mikomi-chan, nunca."- y durante un rato más ambos chicos quedaron abrazados.
De pronto la joven hizo un ademán por incorporarse.
- "¡Mmm... ay!."
- "¡¿Te hice daño?!- preguntó Otaru aterrorizado.
- "No... no te preocupes."- Mikomi se secó las lagrimas y sonrió, pero Otaru no quedó satisfecho y a pesar de la vergüenza de Mikomi revisó a su amada.
- "¡Tienes sangre!... ¡Estás sangrando, te lastime!. ¡Un doctor, tengo que llevarte con un doctor!."- el chico comenzó a gritar asustado, más Mikomi lo detuvo.
- "Estoy bien, en serio... una vez... una vez mi abuela me habló de su noche de bodas."- la joven se sonrojó visiblemente bajo la luz de la luna- "Mi madre nunca se enteró por supuesto... mi abuela me dijo entre otras cosas... que esto es normal, la primera vez."- Entonces la joven revisó sus vestimentas y suspiró aliviada. Era una suerte haberse puesto su kimono rojo aquel día, su madre no se daré cuenta si estaba o no manchado.
- "¿Segura?... es decir..."
- "Si."- la joven se aferró una vez más al pecho de Otaru.
- "Nos veremos mañana en la salida norte de la cuidad."- dijo entonces el joven- "Lleva solo lo necesario; te estaré esperando allí antes de la salida del sol."- Otaru entonces tomó el rostro de Mikomi delicadamente y la hizo mirarlo a los ojos- "Y no me iré de allí hasta que tu llegues conmigo. Todo lo demás no importa Mikomi, solo tu me importas."
- "Si."- la joven asintió, y luego de un rato más ambos chicos se terminaron de arreglar las ropas y Otaru muy delicadamente descendió tal y como había ascendido con Mikomi en su espalda.
El chico llevó a su amada lo más cerca que pudo de la casa de ella, y luego se despidió con un beso, recordándole que se verían en la salida norte dentro de unas pocas horas; luego volvió a la cabaña de su maestro una vez más. Tendría que ser rápido.
- "Llegas tarde deshi."
- "Lo siento mucho shishou, no volverá a suceder."- respondió el joven inusualmente serio, retirándose a dormir casi de inmediato.
Hiko 12° sintió una actitud demasiado extraña y alejada de parte de su discípulo, lo cual le pareció en exceso extraño. Pronto él también se retiró a descansar.
**********
Durante el tiempo en el cual el maestro estuvo fuera de la cabaña frente a la fogata, justo donde lo había hallado Otaru al llegar; el joven se apuró en guardar en una bolsa todo el dinero que tenía reunido, un par de trajes, ropa interior y una daga. Aspiró hondo y se metió en su futón; esperó durante varias horas a que su maestro hiciese lo propio y se durmiera, y un par de horas antes del amanecer se escabulló con sus cosas y su espada de la cabaña sin mirar atrás ni una sola vez.
- *Discúlpeme shishou, pero Mikomi es mi vida entera. Disculpe a este deshi suyo por haberlo decepcionado.*- fueron los últimos pensamientos del muchacho antes de emprender la carrera hasta su destino.
Más a pesar de la larga espera, Mikomi nunca apareció (suena de fondo la canción "Waiting for you", ending de la serie "Bubblegum Crisis 2040"). El sol salió y Otaru esperó bajo un árbol al inicio de la salida norte, pero la joven no llegó, a pesar de que el joven levantaba la cabeza esperanzado al sentir pasos acercarse en dirección del pueblo de Kyoto. Y por fin la tarde cayó.
- "Así que aqui estabas."- de pronto una voz conocida hizo que Otaru temblase, más no se atrevió a levantar el rostro- "Te he buscado por todo el pueblo, temí que hubieses hecho alguna idiotez."- aquel hombre continuó, más Otaru siguió sin siquiera levantar el rostro, y lágrimas de frustración comenzaron a correr por su rostro- "Fui a buscarte a casa del joven Okibo; lo encontré afuera de su casa y hablé con él, se sorprendió tanto como yo por tu desaparición, parecía algo nervioso por ello; intuí que algo sabía y no me le separé hasta que me dijo que tú y aquella jovencita con la que te había visto antes habían estado saliendo por casi un año. Me sentí un poco... desilusionado, debo admitirlo; por no haberme dado cuenta del todo a pesar de sentir que algo me ocultabas, por el hecho de que no me lo dijiste. Aunque luego me puse en tu lugar y creo que yo tampoco lo hubiese comentado a mi maestro de ser tú."- Hiko Seijuro 12° miró una vez más a su discípulo buscando alguna respuesta, esperando que éste lo mirase de frente aunque fuese una vez; pero Otaru continuaba mirando al vacío mientras las lágrimas corrían por las mejillas del joven discípulo- "Decidí ver si aquella joven tenía algo que ver con tu desaparición y la de tus cosas, así que fue a su casa a averiguar que pasaba."
Por fin Otaru demostró un cambió al dejar de respirar ante las últimas palabras de su maestro..
- "Tu amigo, el joven Okibo, fue conmigo; así que puedes verificar lo que te digo con él. Al llegar a su casa no encontramos a nadie, y preguntamos donde uno de los vecinos; nos dijo que durante la noche se armó un enorme escándalo en la casa de la joven, al parecer ella había tratado de huir la noche antes de que la llevasen a otro pueblo con el prometido elegido por la familia para ella. Tu novia fue llevada esta mañana por sus padres donde su futuro esposo, el que estés aquí es una pérdida de tiempo."
Finalmente Otaru miró a su maestro con una gran furia reflejada en la mirada; aunque en parte esta disminuyó al notar por primera vez en su maestro una mirada de preocupación para con su persona. No se veía en absoluto molesto, de lo cual tenía todo el derecho del mundo; más bien parecía un poco triste, algo decepcionado... y también preocupado. Entonces Otaru se tranquilizó un poco antes de hablar.
- "Le prometí que no me movería de aquí hasta que ella viniese, y pienso cumplir. Se que encontrará la manera de llegar."- dijo el joven antes de voltear el rostro una vez más hacia la nada; después de lo cual el chico no volvió a decir palabra alguna.
Hiko miró a su discípulo un rato más y luego hacia el suelo; el obligarlo a volver con él no mejoraría la situación, el chico debía de volver por su cuenta o no volver.
- "A pesar de todo, y a pesar de lo que pienses de mi; estaré esperando tu regreso deshi."
- "No volveré shishou, lo siento; dejo el entrenamiento, no seré su sucesor. Esperaré aquí a Mikomi y luego nos iremos los dos a iniciar una vida juntos."- el muchacho habló sin siquiera ver a su maestro.
Hiko suspiró, dio media vuelta y se fue. Al parecer aquello era peor que cualquier castigo que pudiese imponerle a su discípulo; aceptar que había perdido a esa joven sería la prueba más dura que aquel joven seguramente afrontaría en toda su vida.
Otaru no se movió del lugar en las horas que siguieron, y ya bien entrada la noche Masami llegó hasta aquel lugar corriendo, con algo de comida para su amigo.
- "¡Otaru!, no pude creerlo cuando tu maestro me dijo que estabas aquí... ¿que paso amigo?."- el chico preguntó mientras le daba el paquete de comida a su amigo y se sorprendía ante el mal estado que presentaba el rostro de este.
Otaru miró a Masami y no pudo evitar llorar por un rato. Comió algo de lo que Masami le llevó y le contó lentamente lo que había sucedido.
- "No me iré de aquí hasta que ella venga, estoy seguro de que ella logrará llegar aquí; ella es muy fuerte Masami, ella vendrá."
Masami miró a su amigo sin decir palabra alguna por un momento.
- "Si... yo también creo que ella vendrá."- dijo finalmente el chico y se quedó un rato más junto a Otaru, más pronto tuvo que volver a casa.
Al día siguiente Masami se presentó a primera hora donde Otaru, junto con un par de frazadas, comida y ropa.
- "Espero que no te moleste algo de compañía, amigo."- Masami se sentó junto a Otaru para hacer conversación; y se quedó durante dos días más.
- "Ya vete a casa Masami."- dijo en más de una ocasión Otaru a su amigo, más este se rehusó en cada ocasión.
Y los días pasaron y Masami iba y volvía y Otaru seguía esperando; y pasaron dos largas semanas pero Mikomi nunca se presentó en la salida norte de la cuidad; y finalmente, con el alma en el suelo, sucio y algo agripado, Otaru emprendió el regreso al único lugar que el joven sabía que podía regresar (a pesar de que la familia Okibo le había ofrecido varias veces en esas dos semanas un hogar).
(suenan las últimas notas de la canción de fondo)
- "Tardaste mucho en volver deshi... por lo menos ahora se que a pesar de tu juventud serás un hombre de convicciones fuertes."- Hiko Seijuro 12° recibió a su discípulo una vez más a su lado.
Otaru no dijo nada, solo se retiró al interior de la cabaña en el más absoluto silencio. A partir de entonces lo más importante en su vida sería su entrenamiento.
Un par de meses pasaron pero las cosas ya no fueron las mismas; Otaru había perdido su chispa, ya no jugaba con sus amigos como antes, en realidad ya casi no tenía ninguno, el único amigo que le había quedado era Masami y los únicos que lo trataban además de él era la familia Okibo. Entonces un día el maestro Hiko anunció que irían a otra ciudad a completar el entrenamiento.
- "Ya no tenemos nada que hacer aquí."- anunció un día- "Es hora de partir."- y así lo hicieron.
Se fueron al este de Japón, a un bosque cualquiera y se recluyeron allí por dos años hasta que llegó el día final del entrenamiento de Otaru, ahora de 17 años; y su maestro le reveló la última técnica secreta del estilo Hitten Mitsuryugi Ryuu y la manera en la cual el joven se convertiría en el treceavo maestro... matando a quien tenía en frente.
- "Es la única manera."- fue lo único que dijo Hiko 12° antes de arremeter contra su discípulo. La batalla fue dura, pero corta, y Hiko Seijuro 12° cayó casi muerto tras el breve encuentro.
- "Ahora... ahora debes ser conocido... co- como... Hiko Seijuro 13°... ahora es... tu responsabilidad..."- fueron las últimas palabras del maestro para con su discípulo antes de morir en sus brazos.
El chico agradeció a su maestro antes de sepultarlo y mirar hacia el oeste. Y Hiko Seijuro 13° decidió regresar al lugar que alguna vez llamase hogar.
Hiko Seijuro 13° volvió a la ciudad de Kyoto, al lugar donde se encontraba la desvencijada cabaña de madera donde vivió por tantos años, y tras algo de esfuerzo logró repararla de nuevo. El país estaba cada vez peor, habían robos y matanzas por doquier. Pasaron 5 años en los cuales Hiko vivió alejado del pueblo, visitando únicamente la casa de la familia Okibo y el bar del pueblo donde compraba sake, bebida a la que se había adaptado muy bien gracias a la compañía de Shinosuke-san.
- *El sake es un buen remedio para olvidar.*- le habría dicho alguna vez el tío de su amigo luego de que el joven regresase con aquella nueva identidad.
Pasaron algunos años y el joven 13° maestro se convirtió en un joven hombre desilusionado de la justicia del ser humano. Por lo general evitaba tener contacto con la gente del pueblo, las únicas personas que lo conocían eran los habitantes de la casa Okibo. Hiko Seijuro 13° tenía ya 23 años.
(Nota de la autora: la mayor parte del dialogo de Hiko Seijuro 13° que viene a continuación la he sacado de las primeras escenas de "Huellas del pasado", juego de ovas de Rurouni Kenshin sacadas luego del termino de la serie. Estas ovas no son mías y los diálogos tampoco, pertenecen a sus respectivos autores... listo, aclaración hecha =n.n=)
Y una tarde cualquiera, Hiko se encontró a si mismo sentado a la orilla del río, cavilando sobre la era que vivía.
- *La era está enferma, también los corazones de la gente.*- eran los pensamientos del joven maestro mientras bebía el último sorbo de sake de la tarde antes de levantarse y comenzar su retorno a casa luego de tomar de nuevo su botella de sake, en la cual podía leerse claramente las palabras 'Vida larga y poderosa'- *Es la época en que cualquier fuego emergente es extinguido. Por más que surja una fuerza grandiosa, no podrá detener el fluir de la época.*- el hombre continuaba pensando con desazón; en verdad aquellos años de soledad habían endurecido su corazón un poco se dijo a si mismo el maestro, había madurado más de lo que él mismo hubiese querido; y de pronto detuvo su caminata y suspiró... por alguna razón y sin ningún motivo ella había vuelto a su mente una vez más- *Mikomi... me pregunto si serás feliz en este momento, si tienes alguien que te cuide como se debe en esta época tan turbulenta. Mi Mikomi, mi hermosa niña, solo deseo tu felicidad.*- continuó pensando el joven hombre mientras reanudaba su paso.
Entonces el sonido de espadas y gritos llegó a sus oídos, y frunciendo el ceño y aguzando el oído y la mirada, se dirigió al lugar en donde pudo sentir que era requerido.
Entonces vio a cuatro hombres, uno de los cuales atacaba a una mujer mientras la arrancaba de los brazos de un niño al cual al parecer había estado protegiendo, y la mujer fue cruelmente muerta por aquel asesino; y el siguiente iba a ser aquel niño. Hiko rápidamente desenfundó su espada e hizo cuenta de los otros tres en menos de un minuto... vulgares ladrones, no eran rivales para el estilo Hitten Mitsuryugi Ryu.
- "¿Quien es ese bastardo?."- preguntó el último de los atacantes.
- "El que va a morir no merece saber quien soy."- respondió Hiko Seijuro antes de destajarlo rápidamente. Después de aquello el joven maestro de la espada miró alrededor con asco y desilusión... solo el chico había sobrevivido; y ahora el pobre muchacho solo atinaba a ver el cuerpo caído de aquella mujer con terror en los ojos, seguramente el pobre muchacho acababa de perder a su familia- "Acudí al llamado de los que eran atacados. Por más que duela, los muertos no volverán jamás. Es bueno, aunque solo te haya servido para crecer."- dijo el maestro al muchacho mientras daba la vuelta y se preparaba para partir- "Ve al pueblo, allí de seguro encontraras alojo temporal y comida."- terminó de decir el hombre ya de espaldas al muchacho mientras se alejaba.
Y luego de eso el hombre se alejó dejando solo a aquel muchacho. Seguramente el chico necesitaba estar solo un momento antes de empezar su ida al pueblo.
- *Esto siempre llena de asco a los que sobreviven. En este infierno la gente muere a manos de asesinos a sueldo; o es vendida y convertida en prostituta, lo cual es otro infierno. Si... todo es consecuencia del pasado y también del presente.*- pensó el hombre con desilusión mientras regresaba a casa.
Pasaron algunos días y el maestro de la espada decidió averiguar sobre el chico, así que fue a preguntar por el a una casa que quedaba camino al pueblo, pero al llegar lo único que recibió por respuesta del dueño de casa fue...
- "El único visitante que hemos tenido en los últimos 4 días fue un perro; nadie más a venido por aquí."
Y Hiko no pudo evitar preocuparse por el muchacho. Tal vez no debió de haberlo dejado solo, tal vez él mismo debió de haberlo llevado hasta la casa de Masami; solo por curiosidad, el maestro decidió ir a ver si el chico seguía en el lugar donde la su familia fue asesinada. Tal vez el muchacho quedó en shock y no se había movido del lugar.
- *Aunque uses la técnica del Hiten Mitsuryugi Ryuu, habrá veces en que no podrás ayudar a nadie. Lo que si es seguro es que con ella enterrarás a los muertos.*- eran los pensamientos del maestro casi llegando al lugar de destino, más lo que vio lo dejó impactado, casi no podía creerlo.
En aquel lugar ya no habían cuerpos, solo tumbas... todos habían sido enterrados, tanto los asesinos como los asesinados, y en medio del lugar y lleno de tierra en ropa, manos y cara; aquel pequeño niño que había sobrevivido se encontraba frente a tres tumbas señaladas por tres grandes piedras, presumiblemente para la familia directa del chico.
- "Enterraste no solo a tus padres... ¿sino también a los bandidos?."
- "Estos no eran mis padres, sino traficantes de esclavos."- dijo el chico haciendo aún mayor la sorpresa del maestro- "Mis padres murieron el año pasado de cólera. No importa que sean asesinos o traficantes, si mueren todos iguales."
El hombre no sabía que responder ante aquello, así que enfocó su mirada ante lo más llamativo del momento.
- "Esas piedras..."
- "Kazumi-san, Akane-san, Sakura-san. Solo pasó un día desde que las conocí; como yo era el único hombre, pensé que debía arriesgar mi vida para protegerlas. Pero todas me cubrieron y dijeron 'solo es un niño'. Solo soy un niño, por eso trato de hacerles una buena tumba; pero solo encontré estas piedras y no tengo flores."
Hiko miró de reojo al chico y luego las piedras mientras abría su botella de sake para luego verter el líquido en generosas proporciones sobre las tres piedras.
- "No es bueno morir sin haber probado buen sake siquiera una vez. Esto es de mi parte."- el maestro dijo con reverencia, sin poder evitar mirar al chico de paso- *Es pequeño y de apariencia fragil, pero tan puro y fuerte de corazón; y ese cabello. Me recuerda tanto a ella... podría haber sido nuestro niño... nuestro...*
- "Gracias... ¿Este...?."- el chico sacó de sus pensamientos de improviso al maestro con sus palabras.
- "Yo soy Hiko Seijuro, maestro de la espada."
- "Espada..."- repitió el muchacho como asociando a aquel enorme hombre con lo sucedido días antes.
- "Chico, no pudiste salvar las vidas de tus queridas amigas, sino más bien esas tres vidas te fueron dadas en prenda. Sobre tu corta vida pesan las de ellas, y esa deuda servirá para sañalar cual es tu camino. Lo que ahora llevas sobre los hombros aumentará aún más tu razón de velar por los demas y eso te permitirá sobrevivir y proteger las cosas importantes."
- "¿Proteger?."
- "¿Cuál es tu nombre chico?."
- "Shinta."
- "Es demasiado noble, no va con un espadachín. A partir de ahora te llamarás Kenshin."
- "¿Ken... shin?."
- *Si, Kenshin... esta es mi retribución para contigo mi querida Mikomi; aunque ya no nos volvamos a ver nunca más, daré lo mejor de mi a este muchacho en tu nombre...*- pensó el maestro para si mismo, y mirando al muchacho le dijo- "Y yo te daré algo... ¡Muy preciado!."- tras lo cual tomó a aquel muchachito de cabellera rojiza bajo su cuidado, y en cierta manera adoptándolo como lo más cercano a la familia que siempre quiso.
**********
De pronto una densa niebla envolvió a un Hiko de más de 40 años ahora, y de entre aquella espesa niebla salió la figura de una mujer de cabellos rojos y mirada azul profundo.
- "Y sin embargo y a pesar de todos estos años, tú me esperase... Otaru-kun, volviste a Kyoto por mi y me esperaste... pero nuestros tiempos no coincidieron. Escapé de la vigilia de mi familia en cuanto se dio la oportunidad, y me mantuve oculta cuanto pude. Luego me di cuenta de que estaba embarazada y supe que tenía que volver a tu lado como pudiese; pero no lo logre al final."- la mujer parecía triste y cansada.
- "No Mikomi-chan, no digas eso... lo hiciste bien, fui yo él que debió de esperar por más tiempo; ¡Más bien debí de ir detrás tuyo y recuperarte!... todo fue mi culpa mi koi... todo fue..."
- "¡No!, no lo digas, sabes que no es cierto. Te convertiste en un gran hombre, fuiste un padre para ese muchacho, y lo convertiste a él en un gran hombre también. Eres un buen padre, y lo hubieses sido también para nuestro hijo... aún tienes oportunidad de serlo, nunca es demasiado tarde."
Hiko negó con la cabeza suavemente.
- "Él me odia y tiene razones para hacerlo, nunca podrá considerarme un padre... es lo único que me queda de ti, y ahora que lo sé es cuando más imposible es para mi tenerlo a mi lado."
- "Otaru... él es parte de mi como lo es de ti, y es por eso que lo último que puede hacer es odiarte."- la mujer sonrió y de pronto comenzó a alejarse.
- "No Mikomi, ¡espera!, no te vayas... eres todo lo que tengo ahora. Ya nada me queda."- Hiko trató de alcanzarla pero ella ya no estaba- "Mikomi..."- susurró el hombre antes de caer de rodillas tan fuertemente como las lágrimas caían por sus mejillas.
**********
- "¡Mikomi!."- el hombre por fin despertó mientras gritaba aquel nombre una vez más.
- "Itai(3)..."- el sonido de una voz familiar hizo a Hiko ver hacia un lado solo para ver a su discípulo sentado en el suelo a un par de metros de donde este se encontraba echado en su futón. Al parecer el muchacho había caído sentado debido al repentino movimiento de su maestro. Más pronto el chico estaba de nuevo al lado de su mentor y con cara de alivio- "Ah!, shishou... me tuvo muy preocupado. Ha estado inconsciente por casi tres días, ya no sabía ni que hacer... no ha comido nada, y se ve tan débil. Por favor espere un rato mientras le traigo algo de té caliente y unos pasteles de arroz que preparé, debe de alimentarse. ¿Se siente bien shishou?, porque no me responde... ¿Shishou..?."- Kenshin continuó hablando, pero su maestro no lo escuchaba.
Hiko se encontraba pensando en otro lugar y tiempo. Todo había sido tan real, tan vívido; había soñado con aquella época de su vida junto a su amada Mikomi, aquel año inolvidable y feliz que pasó con ella, y luego los siguientes que pasó sin ella. Lo había revivido todo y le dolía, sobre todo porque ahora sabía que él le había fallado, aún más de lo que nunca pudo imaginarse... y el saber que Shinomori-san era en verdad... Una lágrima corrió por la mejilla del maestro, quien solo me metió más profundamente en el futón ignorando por completo a su discípulo y al resto del mundo. ¿Qué nadie podía entender que solo quería desaparecer de aquel horrible mundo y nada más?... ¡¿Era tan difícil de comprender aquello?!.
Y finalmente y cerrando los ojos, el hombre lloró con rabia, ira y sintiéndose por completo inútil... si, eso era lo que había sido y lo que aún era; un inútil, porque no pudo hacer nada por ella, nada... ni siquiera pudo terminar de darle aquella luna que le prometió...
Fin del tercer capítulo
Notas de la autora.
Listo, el tercer capítulo ya está arriba, y bueno, ejem... espero que una vez más me tengan lástima y no me maten demasiado; sobre todo porque sin mi presencia el fic nunca se terminará de hacer.
Bueno, me salió un poco tristón al final; pero estaba predicho, no puedo hacer nada más al respecto; Mikomi es un personaje a quien he llegado a querer mucho, pero contrario al común de mis actos, a ella la maté antes de siquiera contar su historia, y eso no se puede cambiar. Espero no ser causante de ninguna lagrimita por allí; y si más bien disfrutaron del capítulo me sentiré mucho mejor.
Bueno, el siguiente capítulo es el final de esta historia, así que espérenlo y no se molesten si demoro en hacerlo. Aquellos que han estado conscientes durante los últimos días han tenido mucho tiempo para pensar, y tal vez una esperanza se presente para aquellos que aún tienen la oportunidad de tomarla; la vida da muchas vueltas, y algunos cambios pueden llegar a ser buenos desde un punto de vista nuevo.
Como siempre, gracias a aquellos que me mandaron sus reviews y mails, gracias por sus comentarios; mi hechicera coautora y yo estamos emocionadas por ello, así que sigan escribiéndonos, nuestros mails son kawaii_chibineko@yahoo.com (chibineko) o mikki_chan01@yahoo.com (Mikki-chan) que seguiremos esperando.
Notas de Mikki_chan: Bueno, ante todo un saludo... ¡hola!, y gracias a los que están leyendo el fic; admito que esta historia salió de una de las charlas de chibi y esta servidora (yo), pero ha sido el empeño de mi felina amiga sacarla adelante y escribirla con mucho cariño. En realidad yo sólo he colaborado con la idea principal y dando algunos consejitos por allí y acá.. Ambas (chibi y yo) nos estamos divirtiendo mucho con la historia y nos alegra que nos acompañen con su lectura y comentarios....
Por cierto, ya discutí con chibi el cap final, así que envíenle mails a ELLA apurándola!!!... ya que mi felina amiga es la escritora oficial y aquí ya colaboré con tramar a su lado el final que CHIBI debe escribir (risa maquiavélica de mikki ^____^)... ¡seguro que el final les va a gustar!!!
Y sí... estoy viva (a pedido de chibi pongo eso) sólo que tengo correo atrasado y entre mi trabajo y la facultad casi no puedo tener minutos libres, pero sí... AUN vivo.. (no sé si mucho). ¡NOS LEEMOS PRONTO AMIGOS LECTORES!!!!!!
PD de Mikki_chan: ¿reclamos, dudas y petardos sobre este fic???... ¡MATEN A CHIBI Y NO A MI ONEGAI!!
Y volviendo con chibi (que me mira con sus ojitos felinos rojos y casi en estado bersek)...
Y antes de que lo olvide (¡soy chibineko!):
Vocabulario
(1) Mikomi: 'Esperanza'
(2) Koi: Significa 'Amor' pero utilizado como sustantivo hacia la persona amada.
(3) Itai: 'Duele'
Muchos bechitos felinos para todos de parte mía y abrazos de parte de Mikki-chan
chibineko chan =n.n=
"Waiting for you"
ending de la serie "Bubblegum Crisis 2040"
Tasogare utsuri yuku koro
machijuu ni kirameita
ikusen no TOPAAZU ga kyou mo
sabishi gari o yonderu
dare ka soba ni inai to
kokoro ga kiete shimau kara
zawameki ni toke kon de ai o sagashiteta
waiting for YOU anata ni deaete
suteki na nukumori shitta
hageshiku toki ni ha yuru yakana toiki no RIZUMU
I'll be waiting for YOU I need your love everyday
kawaita karada no naka
de atsuku ugoki dashita kodou ni
yasuragi sae mo kanjiteru yo
yoru o yure ai nagara subete o kasane ai nagara
genshoku ni kawatte
yuku omoi ha tomaranai
waiting for YOU kotoba ni naranai
hajimari no yokan no naka
yasashiku fure au kuchibiru
ni ai ga afureteku I'll be waitiong for YOU
I need your love everyday hitomi o tojireba wakaru
kono mune ni mo kono suhada ni mo
subete o tsutsumu anata ga iru
waiting for YOU kotoba ni naranai
hajimari no yokan no naka
yasashiku fure au kuchibiru ni ai ga afureteku
I'll be waiting for YOU I need your love everyday
hitomi o tojireba wakaru kono mune ni mo kono suhada ni mo
subete o tsutsumu anata ga iru
