Título: Lazos
Autora: chibineko =^.~=
Nota: Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a Rurouni Kenshin son propiedad exclusiva de su autor Nobuhiro Watsuki. Este fic está hecho sin motivo de lucro, es solo con motivo de entretenimiento de parte de su linda autora felina.
Sidestory: Un papá genial
Aoshi se levantó esa mañana un tanto cansado. Había tenido un sueño muy extraño, pero la verdad que no lo recordaba bien. Se aseo, cambió y salió a desayunar y a realizar sus deberes del día... y para la media mañana ya no tenía nada que hacer en el Aoiya... así que el joven Okashira decidió dar un paseo por el pueblo y los alrededores de Kyoto y estirar así las piernas. Hacía mucho que no salía simplemente por salir, siempre lo hacía por algún asunto del Aoiya o incluso por algún asunto Oniwabanshuu; pero hacía mucho que no daba un simple paseo. Tomar algunos aires nuevos le caería bien.
Simplemente caminando pensó de pronto en el hecho de que Kenshin-san se había ido tan solo unos cuantos días antes... ¿Cuanto tiempo se había quedado en Kyoto?... si, cerca de un mes. Aoshi sintió un escalofrío al rememorar esos últimos minutos en la estación del tren, mientras hablaba a solas con el antiguo destajador por pedido del mismo.
*****Inicio del Flash Back en la estación de trenes*****
- "Disculpa... Aoshi-san..."- Kenshin llamó al último minuto la atención de Aoshi llevándolo hacia un lado. Le era extraño, casi increíble al okashira que Kenshin Himura lo llamase de aquel modo tan familiar... aunque claro que las cosas habían cambiado mucho en muy poco tiempo.
Una vez que ambos hombres detuvieron su caminata, Aoshi miró a Kenshin de manera entre interrogante y seria. Kenshin parecía nervioso... miraba sus propias manos mientras jugaba con sus dedos como buscando en su mente las palabras con las cuales comenzar. Finalmente miró de frente a Aoshi y llenando de aire sus pulmones comenzó.
- "Por favor Aoshi-san... desde ahora quiero que me considere para cualquier problema que tuviese, sin dudarlo yo vendré en su ayuda."
Aoshi abrió apenas los ojos un poco mas de lo normal en él, aunque la verdad estaba muy sorprendido por aquello.
- ".... gracias... Kenshin-san..."- Aoshi respondió pausadamente intentando averiguar el porque de aquella palabras. Entonces Kenshin continuó.
- "Es que... siendo hijo de hombre que me crió... pues... somos familia Aoshi-san."- Kenshin continuo bastante nervioso, casi comenzando a tartamudear de la emoción- "En otras palabras... ¡Por favor te pido que me consideres tu como tu nii-san de hoy en adelante!."- Kenshin terminó de decir bastante emocionado, serio y enérgico; mientras miraba a Aoshi muy serio a los ojos.
... y Aoshi tuvo que sudar una gotita y hacer un gran esfuerzo para no caer de espaldas ante tal aseveración.
- "¿N... nii-san...?-"- preguntó incrédulo mientras en su mente podía visualizar claramente tanto a si mismo como a Kenshin, cada quien con un cartel sobre su cabeza. El suyo decía ototo y el de Kenshin decía niisan, y Kenshin sonriente lo tomaba de la mano y le compraba una pelotita de papel; la verdad esa visión se le hacia un tanto... ridícula. Un tic nervioso apareció de manera casi invisible en la parte derecha de su rostro.
- "Hai!!!... y desde ahora usted será mi ototo... prometo cumplir bien con mi papel en serio. Desde ahora somos familia, neh?."- aseveró Kenshin en el 7° cielo de la felicidad sin darse cuenta de nada mas; y Aoshi aun con el tic aumentando de manera progresiva se forzó a si mismo a asentir ligeramente, tras lo cual recibió tremendo abrazo de Himura... descubriendo de pronto que tenía algo más en común con su padre que el parecido físico y la sangre que corría por sus venas.
- *No me gusta que me abracen los hombres...*- pensó en ese instante el líder Oniwabanshuu, más por costumbre, casi por inercia; no dijo nada... solo se quedo callado e inmóvil como una estatua hasta que el abrazo no deseado terminó.
- "Bueno... ya me voy Aoshi-san. ¡Nos vemos luego!... prometo venir seguido a visitarlos."- Kenshin se despidio casi con lágrimas en los ojos y poco tiempo después era aporreado por su maestro al tratar de despedirse de él con un abrazo también, tal cual lo había hecho con todo el resto de su comitiva de despedida; tras lo cual abordó el tren que luego se perdería en el horizonte camino a Tokyo.
*****Fin del Flash Back*****
Aoshi continuaba con su silencioso paseo, mientras un suspiro mal ahogado se escapaba de sus labios.
- "Nii-san..."- murmuró apenas mientras casi y hacia un mohín. De no haber tenido familiares vivos a tener un padre y un hermano mayor... que vida.
Si... que vida; definitivamente había mucho que de pronto quería saber, muchas preguntas nuevas en su mente, muchos sucesos nuevos que guardaba en su mente. Sucesos como la vez que descubrió a Hiko Seijuro... su padre, en la tumba de su madre. Había ido a visitarla cuando casi llegando escuchó risas... las risas de una voz conocida.
*****Inico del Flash Back, tumba de Amai Mikomi*****
Aoshi se sorprendió al escuchar la voz de Seijuro... pero no por el que él estuviese alli, sino por lo feliz que se escuchaba.
Se acercó un poco mas movido por la curiosidad, pero se quedó en un punto desde el cual él otro no pudiese verlo. Y entonces lo vio sentado frente a la tumba de su madre, con una jarra de sake y un par de copitas para éste; riendo muy animado al tiempo que servia otra copita de sake y la vertía delicadamente sobre la lápida que él mismo pusiese hacia ya un par de semanas.
- "¡Ya te he dicho Mikomi-chan que no me vengas conque tu no tomas!... mira que con nadie mas quisiera compartir un trago ahora."- Seijuro dijo con una sonrisa justo antes de relajarse un tanto mas, cerro los ojos y suspiró- "Y así pues, Masami-kun te envía muchos saludos; dice que vendrá junto con su padre y su tío, a ambos les hace mucha ilusión volver a verte ¡TODOS QUIEREN VERTE!. Estoy seguro de que te sientes muy orgullosa de todo lo que te he contado, neh?... ellos hicieron mucho por el país en aquellos tiempos tan duros, ayudaron a muchos."- Seijuro miró al cielo y abrió grande los ojos al notar la posición del sol- "¡YA ES MUY TARDE!."- dijo de pronto en un sobresalto y parándose rápidamente guardó el sake y le mando un beso volado a su amada justo antes de volver a colocarse su gran capa- "Neh, Mikomi-chan... tengo que ir a terminar mi trabajo para ganar el dinero de cada día... sino cumplo con mis obligaciones Kara-chan se las arreglará para evitar que me vendan sake en el pueblo."- Seijuro dijo con voz un tanto preocupada, y se despidió mil veces mas antes de desaparecer.
Aoshi había escuchado todo con mucho interés, grabándose los nombres de aquellas personas que al parecer habían conocido a su madre, preguntándose quienes eran con curiosidad... sintiéndose en cierto grado culpable por escuchar una conversación tan privada sin permiso... tantas cosas. Aoshi suspiró acercándose a paso lento a la tumba de su madre, percibiendo el olor dulce del sake, notando que era del de buena calidad.
- "Siento haber escuchado sin permiso... madre..."- Aoshi se disculpó mientras se arrodillaba y saludaba mentalmente; aquel lugar le traía mucha paz.
*****Fin del Flash Back*****
Aoshi estaba apoyado contra el tronco de un árbol que estaba al borde del camino; los brazos cruzados, los ojos cerrados y la expresión ceñuda mostraban su estado pensativo. En verdad quería saber quienes eran esas personas que había nombrado Seijuro-san.. ¿quien era Masami-kun?, habían muchas personas llamadas Masami en Kyoto, tratar de averiguarlo era virtualmente una empresa perdida.
Entonces sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz conocida... una voz que cantaba. Era una canción vieja y alegre... y el cantante desentonaba terriblemente en las notas graves, pero eso no parecía molestarle demasiado.
- *Otra cosa en la cual nos parecemos...*- pensó entonces Aoshi con aprensión mientras veía a Hiko Seijuro subir por el camino de manera animada, quien arrastraba tras de si una vieja carretilla bastante llena y recordando a su vez lo malo que era él mismo cantando en notas graves.
Al parecer Seijuro no se había dado cuenta de la presencia del más joven, quien lo veía protegido del sol bajo la sombra del árbol bajo el que se encontraba; o por lo menos fue así hasta que el 13° maestro posó su mirada en Aoshi ya casi cuando estaba pasando a su costado. Seijuro detuvo su canto, ambos hombres se miraban el uno al otro en sepulcral silencio sin saber como actuar (léase los dos en deformet, muy cachetones y con puntitos negros en lugar de ojos y justo en medio de ellos una ráfaga de viento corre solitaria); y con algo de torpeza Seijuro saludó a su hijo finalmente.
- "Aoshi... san... Buen día."- Seijuro saludó lo más jovial que pudo, reprimiéndose una vez más de llamarlo Aoshi-kun tal y cual había pensado más de una vez.
- "Buen día."- saludó Aoshi más secamente de lo que habría deseado, suspirando exasperado ante el hecho de que mas de un mes después del incidente aún no tenía idea del nombre por el cual llamar a Seijuro... ¿Seijuro-san?... a veces lo había llamado así ante el hecho de no poder evitar nombrarlo para siempre ¿Otou-san?... no, aún no se atrevía... no se sentía cómodo ante la idea de hacerlo... aunque si lo había pensado en más de una ocasión, eso debía de admitirlo.
El silencio que se extendió entre ellos se prolongo de manera casi insoportable (otra vez la ráfaga de viento), y fue así hasta que de manera milagrosa Aoshi lo rompió con una pregunta más que obvia.
- "¿Va al pueblo?."
- "Si... así es. Tengo que hacer una entrega de varios jarrones hoy... y de paso hare mis compras... y un par de cosas mas..."
- "Uh... si claro, ya veo..."
Otro silencio más, la conversación se había acabado y los dos hombres se encontraban allí parados sin saber que decir o hacer.
- "Entonces..."- Seijuro rompió el silencio casi desesperado.
- "Entonces..."- repitió Aoshi sin nada mejor que decir.
- "Creo que me voy yendo."
- "Si, claro... debe de tener muchísimo que hacer el día de hoy."- Aoshi aseveró sintiéndose torpe.
- "Bueno, si... va a ser un día agitado..."- Seijuro asintió y suspirando se puso de nuevo en marcha.
- "Desea!..."- Aoshi dijo por impulso, deteniendo la marcha de Seijuro quien lo miró con expectación- "... ¿que lo ayude?..."- Aoshi terminó de decir luego de un rato.
- "¿Podrías?... es decir, si no tienes nada que hacer hoy..."
- "No... nada, hoy no tengo nada que hacer..."- Aoshi dijo de manera casi automática.
- "Pues si... me encantaría... ¡Es decir!, hoy será un día muy ajetreado para mi y algo de ayuda me caería muy bien... ¡Claro que podría arreglármelas solo!... pero..."
- "Me dara algo que hacer hoy."- Aoshi dijo y dirigiéndose hacia Seijuro, quien se arrimó un poco, se metió entre las asas de la carretilla, justo al lado del mayor; y en silencio los dos reanudaron la marcha de Seijuro en dirección al pueblo mientras empujaban a la par la pesada carretilla.
**********
Tal y como Seijuro lo había dicho, apenas y llegaron al pueblo se dirigieron hacia un local comercial, donde Seijuro entregó un pedido de 20 pequeños jarrones ornamentales bastante elaborados, y los cuales no fueron vistos por Aoshi hasta llegar al lugar puesto que habían estado cubiertos por una gruesa lona que los había venido protegiendo todo el camino. Y una vez descargados todos los jarrones y recibido y contado el dinero, Seijuro dijo con cara de felicidad que era hora de ir a comprar las provisiones del mes... solo que se le hizo raro a Aoshi el hecho de pasar de largo la tienda de abarrotes, y una enorme gota apareció en su sien cuando frente al bar/licorería mas grande de Kyoto, Seijuro separó la mitad del dinero poniéndola en su mano y la otra mitad en un bolsillo en el interior de su traje.
- "Ayúdame con las jarras que quedan."- dijo Seijuro a Aoshi mientras que con manos hábiles se hacía de 6 jarras de sake a la vez, dejando otras 4 en la carretilla.
Y Aoshi vio desaparecer la mitad de la paga en sake en menos de lo que canta un gallo. Si se abstuvo de decir algo fue solo porque además de ser su mayor y su padre, Seijuro supuestamente era alguien con la cabeza puesta en su sitio... pero igual el joven okashira no pudo dejar suspirar al momento de llevar el sake a la carretilla de nuevo todo en deformet y con carita de congoja (ojitos cerrados, mejillitas infladas y una gotita).
Luego si fueron a la tienda de abarrotes, y alli obtuvieron algo de arroz y calamares secos, así como algunas verduras; y fue allí donde Aoshi intervino, primero por impulso, luego....
- "Creo que un poco de comida y eso será todo."- Seijuro dijo con carita feliz al jalar su carretilla llena de sake, Aoshi solo suspiró de manera queda en respuesta.
Llegaron a la tienda y Hiko cogió un saco de arroz y varios calamares secos llevándolos con facilidad el mismo hasta la carretilla, y luego volvió junto a una canasta y se la dio al vendedor pidiéndole que la llene con alguna que otra verdura.
- "Por supuesto Hiko-san."- el vendedor cogió al azar un nabo en primer lugar e iba a meterlo a la canasta cuando Aoshi dijo de pronto
- "Ese no, esta muy seco ya; espere... que sea este..."- Aoshi eligió tomando el nabo de las manos del vendedor y poniendo otro. Había ido con los demás muchas veces al mercado y aunque casi nunca intervenía le quedaba la experiencia de haber estado allí.
En un primer momento Aoshi no se dio cuenta de lo que había echo, hasta que notó el silbante silencio del lugar; y sonrojado y en deformet miró a los otros dos mirarlo fijamente justo al momento de dejar el nabo nuevo en la canasta... así que terminando aquello estaba a punto de dejar el asunto tratando de hacer una retirada lo más digna posible para cuando un Seijuro emocionado se acercó al chico y poniendo una manita en su hombro dijo con confianza total.
- "Bueno... por lo visto el chico sabe más de esto que yo, así que hágale caso a él... ¡Si... al chico!, hagale caso a él."- Seijuro dijo con una enorme sonrisa y fue así que Aoshi se quedó buscando las verduras adecuadas como unos 10 minutos más.
Seijuro en tanto se infló de algo así como orgullo y felicidad cuando Aoshi hizo aquello, pensando entre otras cosas que tal vez ahora las verduras le durasen mas de una semana y no tuviese que botar ninguna... y es que el único que le ayudaba a elegir verduras frescas ya se había ido a Tokyo de vuelta.
Y cuando salieron de la tienda de abarrotes Aoshi se preparó para ayudar a Seijuro a llevar las cosas por lo menos hasta el final del pueblo pues el sake lo hacia todo bastante pesado... aunque algo le decía que tal vez no iba a regresarse todavía, pues había un extraño saco a una de las esquinas de la carretilla que había quedado aún... tal vez otra encomienda, pensó Aoshi.
- "¿Y ahora?."- preguntó Aoshi tratando de cerciorarse.
Seijuro miró el cielo mientras se rascaba una mejilla.
- "Bueno... ya has hecho mucho por mi y no quisiera importunarte mas Aoshi-san... la verdad que me falta hacer algo pero tomará tal vez todo el resto de la tarde."- Seijuro sonrió de manera casi infantil dejando a Aoshi algo perplejo.
- "No... no hay problema..."- el chico contesto más por impulso que por otra cosa, su curiosidad por saber que otro asunto tenía su padre en el pueblo era bastante grande; sobretodo si había oportunidad de saber quien era el tal Masami... tal vez buscando las palabras adecuadas pudiese saberlo... aunque no habían conversado mucho Seijuro y él en el par de horas que llevaban juntos.
Retomaron el camino ahora de manera pausada, en dirección a la zona elegante de Kyoto. Anduvieron por casi 30 minutos antes de llegar a su destino, y cuando llegaron Aoshi no pudo dejar de sorprenderse... ¡¿La mansión Okibo?!... una de las casas más importantes de Kyoto y sin embargo no tenía guardianía alguna; y por más de una razón. No solo era porque pertenecía a una de las familias de comerciantes más ricas de Japón, ni porque Okibo Masami, el representante de la familia era parte del cuerpo de tratados y negociaciones internacionales de Japón; sino era porque... ¿un momento?... Okibo Masami... ¡¡¡¿¿¿Okibo Masami era la persona de la cual hablaba el otro día Seiujuro en la tumba de su madre???!!!... Aoshi abrió la boca ligeramente al llegar a esa conclusión.
- "Si, es una bonita casa, ¿verdad?."- Seijuro cortó el rumbo de los pensamientos del joven con sus palabras. Había visto las reacciones silenciosas del muchacho y había sacado sus propias conclusiones acerca de ellas mientras tocaba el gran portón fuertemente.
- "H.. hai..."- respondió Aoshi quedamente tratando de organizar sus ideas, recordando ahora algunos fragmentos de una conversación anterior que tuvo con Okina una vez que las cosas se hubieron calmado un poco en la vida del joven ninja.
*****Flash Back, en el Aoiya... unos días despúes de finalizado el problema con Seijuro*****
- "Bueno muchacho, estoy muy contento de que estes de mejores ánimos ahora... todos estuvimos muy preocupados por ti, ¿sabes?."- Okina se dirigió a Aoshi de manera relajada.
Ambos estaban solos en una de las estancias del Aoiya, conversando relajadamente mientras miraban al sol ocultarse, saboreando algo de té verde mientras tanto.
- "Aún no entiendo como no supieron que Hiko Seijuro era Amai Otaru."- Aoshi dijo mirando su té, expresando en voz alta sus pensamientos.
- "Te juro que buscamos por todos lados... no lo sé, no estoy seguro. Además Hiko Seijuro 13° es una persona misteriosa, de por si nos costó mucho encontrarlo cuando Himura-san nos lo pidió... y mira que nos dio muchos datos importantes que nos ayudaron a encontrarlo."
Aoshi calló ante aquello, meditando bien todo aquello.
- "Dime la verdad Okina, no te reclamaré más pues sería en vano... no se puede cambiar el pasado; pero necesito saber. ¿Realmente buscaron en todo Kyoto?."
Okina pareció meditarlo un poco mejor, cerró los ojos y pensó largamente. Finalmente abrió los ojos y respondió con seriedad.
- "Bueno, para serte sinceros tú sabes bien que era una época difícil, y había ciertos lugares donde no podíamos meternos sin correr el riesgo de perder la vida... y por supuesto también estaban los lugares intocables... a esos no nos acercábamos a menos que fuera sumamente necesario."
Aoshi asintió dando a entender que comprendía aquello, y ambos siguieron viendo el horizonte donde el sol se ponía lentamente.
*****Finl del Flash Back*****
Aoshi suspiró y cerró los ojos... la mansión Okibo era justo uno de esos lugares intocables... importante para más de un grupo, respetado tanto por los partidarios Meiji como por los Imperialistas... ahora entendía.
- "¡EY MASAMI-KUN ABRE LA MALDITA PUERTA DE UNA VEZ!!!!."- un grito sacó a Aoshi de sus cavilaciones haciéndolo mirar con más que sorpresa a Seijuro.
- *¿Como se atrevía a gritar de esa manera a las puertas de la mansión Okibo?."- se preguntó anonadado Aoshi, cuando otro grito lo dejó aún más perplejo.
- "¡MALDITA SEA AMAI-KUN!... ¡TRAE TU JODIDO TRASERO PARA AQUI Y ABRE TU MISMO LA MALDITA PUERTA!."
- "¡MASAMI DEJA DE GRITARLE ASI A OTARU-KUN!."
- "-_-U Si querida..."
- "¡Y ve a abrirle la puerta de una vez por todas!."
- ";__; Si querida..."
Y un coro de carcajadas estalló al otro lado de la puerta de manera bastante ruidosa... Aoshi había escuchado el espectáculo casi en shock.
- "Jejeje... ¡Eso es lo que se merece Masami por gritarle al gran Otaru-kun!."- Seijuro respondió de manera jactanciosa sin dar la cara a Aoshi, pero éste podía jurar que Seijuro estaba sonrojado.
Entonces el enorme portón de la mansión fue abierto, y un hombre casi una cabeza mas bajo que Seijuro y de rostro sonriente apareció de la nada y haciéndole una llave a Seijuro le restregó los nudillos en la cabeza.
- "¿Ya vez lo que haces?... ¡Por tu culpa me regañaron idiota!."
- "Maldita sea Masami-kun ¡Suéltame!."- Seijuro picó las costillas del otro tratando de liberarse, más en ese momento el ataque sobre su persona cesó de repente.
Okibo Masami miraba con gran sorpresa al joven que estaba al lado de su amigo... esos ojos, ¿podría ser cierto?.
- "Es... ¿es él?."- preguntó Masami a Seijuro cuando el otro terminaba de incorporarse y respiraba profundo.
- "Aja..."
- "¡¿Y por que infiernos no me dijiste que lo traías hoy, Otaru?!... demonios no tengo nada preparado."- Masami increpó furioso contra Seijuro.
- "Yo... yo no sabía que me lo traía conmigo... él se vino por cuenta propia... tu sabes, esas cosas pasan... uno se encuentra con alguien en el camino... y bueno..."- Seijuro comenzó a tratar de explicar un tanto apenado
¿Aoshi estaba imaginándoselo o Hiko Seijuro actuaba como un adolescente tratando de redimirse con su amigo?
- "Lo siento... no sabía que seria una molestia."- por fin intervino Aoshi con la idea de que tal vez Seijuro no había querido su compañía.
- "¡No eres ninguna molestia!."- increparon los dos hombres a la vez hacia el más joven con fuerza, para luego mirar hacia otro lado apenados; luego con una sonrisa traviesa Masami hablo.
- "No es eso muchacho... es solo que, me hubiese gustado saber que venías para estar más preparado. Eres el hijo de Mikomi después de todo... ah si ¬_¬ y del idiota de Otaru también... pero eso fue por pura suerte, te lo aseguro... el cielo fue demasiado generoso con este tarado."
- "¡Oye!... ¡más cuidado con lo que dices baka!. ¿Como te atreves?... a ver explica que quisiste decir con eso."- Seijuro pegó su nariz contra la de Masami con cara de pocos amigos; y Masami sonrió de manera desafiante.
- "Ya ya... basta de eso, ¡si siguen asi no terminan de entrar nunca!."- un par de palmadas y esa voz suave pero firme hizo que toda la tensión fingida del ambiente desapareciera por completo; y una joven apenas mayor que Aoshi por algunos años, bajita y de negros cabellos amarrados en un moño flojo. Entonces la señora fijó su mirada en Aoshi, y sus ojos se iluminaron- "¡No puede ser!... ¡¿eres el hijo de Mikomi-neechan y Otaru-kun?!... ¡Era cierto, era verdad!... ¡¡¡¡esto es tan emocionante!!!."- la joven se acercó de manera jubilosa hasta donde Aoshi y tomándole la mano lo llevó al interior de la mansión.
Aoshi la siguió cada vez más confundido, con las mejillas arreboladas y sin decir una palabra.
- "Bueno viejo, nos toca a nosotros llevar esto... ¿cuanto sake has comprado esta vez?, tu y mi tío podrían mantener solos a la industria del sake en Kyoto, que bárbaro."- Masami habló de buen humor mientras junto a Seijuro se hacía de la carretilla y la llevaban al interior.
Aoshi ingresó junto a aquella joven tan risueña al interior, y de pronto su vista se fijó en aquello de lo que tan solo había oído. Frente a él estaban por lo menos tres docenas de niños de todas las edades, todos bien vestidos y cuidados, los más pequeños jugando, los mayores haciendo algún tipo de faena... si, la mansión Okibo también era la casa hogar más importante de Kyoto; era por eso que era un lugar respetado por todos pues durante los tiempos de guerra mas de 100 niños habían sido acogidos a un mismo tiempo en aquel lugar, sin importar el lugar del cual habían venido, si pertenecían a familias de samurais o campesinos, imperialistas o meijis... no, eso no importaba, solo que eran niños sin familia alguna, e incluso a veces padres que debían de ir a luchar y no tenían más familia dejaban allí a sus hijos junto con toda su fortuna sabiendo que de no lograrlo sus hijos tendrían algun futuro. Aoshi sabía que con casi 30 años de dar protección, más de un Oniwabanshuu había sido criado allí... así como sabía que de no haber sido adoptado por los Shinomori, ese lugar hubiese sido su destino... vaya juegos que tenía la vida para con los que seguían vivos.
Aoshi volteó la vista un rato, y se sorprendió al ver a Seijuro cerrando el enorme portón él solo, para luego quitarse la preciada capa y dejarla casi a la entrada con un gesto despreocupado... aquella capa de la que nunca se despegaba y ahora parecía importarle tanto como un hoja seca cayendo a su costado. Más entonces casi tropieza mientras aún era casi jalado por la señora.
- "¡Ten cuidado!... vamos fijate por donde vas."- la voz dulce de la joven hizo a Aoshi avergonzarse... un ninja siendo regañado por no saber donde pisaba. Pero aquel lugar lo sacaba de foco, sentía como si hubiese llegado a un mundo diferente, como si aquel lugar no perteneciese a la realidad en la cual él existía.
Continuaron por un largo pasillo, y durante el camino Aoshi vió a algunos niños más y también a más de un adulto... muchos de ellos en especies de talleres donde aprendían algún oficio bajo la supervisión de aquellos adultos, y otros tantos adultos haciendo trabajos varios. Al parecer la vida en ese lugar era muy ajetreada.
- "¡Ya casi llegamos!."- anunció la joven y momentos después se paraban frente a una puerta corrediza frente a la cual ella se hincó y dijo con voz cantarina- "¡Padre!... tengo una sorpresa para ti, ¡¡¡¡es algo increíble en verdad!!!."- y diciendo esto miró a Aoshi con una sonrisa.
- "¿Llegó ya Otaru-kun mi querida Kara-chan?."- la voz cansada de un hombre se dejó oír del otro lado del papel.
- "¡Si!... y adivina a quien trajo con él... ¡¡¡El chico también vino!!!... ¡¡¡¡EL HIJO DE MIKOMI-NEECHAN!!!!... ¡Es Aoshi-kun!, ¿recuerdas que Otaru-kun nos hablo de él?."- la dama dijo extasiada, y Aoshi se sorprendió ante el hecho de que una desconocida lo llamase Aoshi-kun... ¿sería que así lo había nombrado su padre en aquel lugar?.
- "¿En serio?... ¿Aoshi-kun?... Por favor Kara-chan, traelo conmigo un rato que yo aqui no me puedo mover."- la voz del hombre sonó ansiosa y la joven, quien ahora Aoshi sabía que se llamaba Kara, abrió la puerta con prontitud.
Aoshi pudo ver entonces a un señor de avanzada edad todo cubierto de arcilla, mientras le enseñaba a un par de niñitos pequeños como moldear arcilla con los dedos, eran al parecer unos gemelos de no mas de 5 años. Claro que era casi como si les estuviera enseñando a jugar, pero por algo se comenzaba.
Los niños miraron sonrientes a Aoshi, y el señor lo miró de manera fija; y de pronto un par de lagrimas corrieron por las arrugadas mejillas.
- "¡Es cierto!... como se parece a Otaru-kun de joven; y mira esos ojos, son idénticos a los de Mikomi-chan... y en verdad parece tan callado como ella, no ha dicho ni una palabra, jojo... Que alegría haber vivido para presenciar este maravilloso milagro."- el señor se acercó a Aoshi y le tomó las manos con emoción, cubriéndoselas con algo de arcilla, pero eso no importaba en el momento a nadie alli.
Aoshi sentía su corazón estallar; de pronto se encontraba en un lugar donde la mención del nombre de su madre era bastante natural, todos parecían haberla conocido. ¿Que tanto así la habrían conocido? ¿Que tanto podría saber sobre ella en ese lugar?. Mil preguntas afloraron en la mente del joven ninja.
- "Pero vamos Kara-chan, no podemos quedarnos aquí y dejar a Otaru-kun y a Masami-kun solos con todo... jajaja, siempre se vuelven medio locos entre los niños."
- "Si padre."- Kara dijo con una enorme sonrisa y arrodillándose frente a los niños los aseo un poco quitándoles la arcilla de los rostros y manos, y luego todos volvieron por el mismo camino por el cual Aoshi había sido casi arrastrado, aunque ahora de una manera más calmada; y Aoshi notó ahora que todos los adultos lo saludaban con una leve inclinación y una sonrisa, y que todos los niños que había visto a lo largo del corredor habían desaparecido.
Entonces un gran algarabío llamó su atención cuando ya el corredor estaba a punto de llegar a su fin, y al pisar de nuevo el patio por donde habían llegado inicialmente, Aoshi vio con sorpresa a Seijuro rodeado de una gran cantidad de niños... eran casi 70 pequeños brincando a su alrededor, abrazándose a su cintura y mirándolo con devoción; y allí en medio estaba Seijuro con aquel saco que Aoshi había notado desde que dejasen el pedido de Seijuro, y de ella sacaba uno tras otro pequeños juguetes hechos de arcilla y algunos otros de madera tallada... muñecas, caballitos, pequeñas espadas de madera y trompos.
- "Uno a la vez... ¡No se amontonen que el gran Otaru no sabrá entonces a quien dar que!!!."- la voz alegre de Seijuro resonó por el lugar.
- "¡Vamos, vamos!, si dejamos a tu padre y mi esposo con todo el trabajo los dos se van a marear."- Kara empujó entonces a Aoshi hasta aquel grupo de niños y varios lo rodearon, mirándolo con curiosidad.
Aoshi se arrodilló y cargó a uno de los gemelitos que momentos antes habían estado junto al anciano jugando con la arcilla y que habían estado estirando los brazos para pedir que lo cargasen. Entonces escuchó a uno de los niños preguntar.
- "Tio Otaruuuuuu... ¿donde esta Ken-nii?... yo quiero que venga."
- "Ya te dije Kenta-kun que Kenshin se fue a casa... ¡No podía quedarse aqui para siempre!, él tiene su casa en Tokyo."
El niño resopló mirando su caballito y miró entonces a Aoshi.
- "¿Tu también eres un baka deshi del tío Otaru?."- preguntó muy serio el pequeño.
- "¡Kenta!."- regañó Kara muy apenada al niño, mientras Masami y algunos otros de los adultos a duras penas se aguantaban la risa.
Seijuro en cambio estaba con la cara toda roja y mirando en deformet a Aoshi, quien estaba con expresión algo ceñuda y una enorme gota cayendo por su sien... también en un adorable deformet.
- "¿Que no eres?."- preguntó el niño con toda la inocencia del mundo.
Todo se tornó silencioso por un momento y una nueva rafagita de viento pasó por el lugar llevando consigo una solitaria hojita... finalmente luego de un interminable minuto Aoshi contesto.
- "No... no soy su deshi, no sigo el bushido... yo sigo el ninjitsu. Y tu... tío Otaru... es mi padre."- dijo el Okashira con gran tranquilidad (por lo menos externa), y de pronto otro silencio se hizo en el lugar.
Masami, Kara y los demás adultos, emocionados, apenas y creían lo que habían escuchado, y Seijuro parecía no estar presente en ese momento. Miraba atontado a Aoshi, tratando de descifrar el contenido impuesto en esa frase.. pero no hubo mucho tiempo para eso.
Un mar de preguntas estallaron para con Aoshi por parte de casi todos los varoncitos del lugar que lo miraban emocionados y con los ojitos abiertos mientras lo rodeaban emocionados.
- "¡¿Eres ninja?!."- preguntaron varios con gran emoción pintada en sus rostros infantiles.
- "¿Entonces eres nuestro primo?."- preguntó otro y muchos niños y niñas quisieron saber también.
¿Porque no viniste antes? ¿Quieres jugar conmigo? ¿Me cargas? ¿Que haces tu? ¿Como te llama? ¿Que es un ninja? ¿Que juegos sabes? ¿Vendrás a jugar con nosotros otro dia?... fueron algunas de las preguntas con las cuales Aoshi fue bombardeado. En tanto Seijuro fue de pronto sacado de su sorpresa por un pequeño jalón en su pantalón, y al bajar la mirada vio a una pequeña mirarlo con carita triste.
- "Tio Otaru... mi muñeca necesita que la cures."- la pequeña extendió la muñeca que Seijuro le diese alguna vez y la cual mostraba una pequeña rajadura en el rostro. Seijuro sonrió tomando la muñeca y dirigiéndose a la carretilla para sacar algo de arcilla fresca... iba a 'curar' a la pequeña muñeca.
En tanto, Aoshi fue prácticamente alejado del resto de los adultos presentes, pues pronto estaba ocupándose de un sector de los niños, contestando sus inocentes preguntas y jugando un poco con ellos tal y cual lo hizo alguna vez con Misao cuando esta era apenas una pequeña y él un adolescente. Durante las próximas dos horas Aoshi se la pasaría haciendo pequeños animales de origami, jugando a tirar la pelota y fabricando molinillos de viento con papel.
**********
Ya era relativamente tarde cuando Kara anunció que era hora del almuerzo, y por supuesto Aoshi fue algo asi como el invitado de honor aunque el chico en verdad no quería tanta atención.
La comida fue bastante movida, y el ver como organizaban a la enorme cantidad de personas que vivían en esa casa fue increíble. Luego 5 muchachas hábilmente guiadas por Kara se hicieron cargo de poner las mesas y servir la comida, y el almuerzo fue tan bullicioso como lo había sido todo desde que Aoshi y Seijuro pisaran ese lugar... ¿era así todo el tiempo?, Aoshi pensó que no podría vivir en un lugar tan alborotado siendo él una persona tan amante de la tranquilidad; y sin embargo tuvo que aceptar ante si mismo que la estaba pasando muy bien.
Allí conoció a Noburo, el hijo de 14 años de Kara y Masami, el cual era tan hiperactivo como lo era su misma madre; y que parecía muy interesado en conocer mejor al hijo de su tío favorito.
Luego del almuerzo los niños fueron llevados a aprender sus lecciones del día, pues a todos les enseñaban a leer, escribir y matemáticas básicas; pero ese día en particular los niños no querían ir a sus clases por obvias razones... y Aoshi nuevamente fue arrastrado por aquella animosa mujer llamada Kara, y antes de siquiera poder preguntar a donde se dirigían llegaron a una muy bien decorada habitación y al comtemplar de primera mano Aoshi, el uniforme de la comisión internacional bien doblado en un pequeño banquillo y las medallas, el okashira supo que aquella era la habitación del Okibo Masami, y por consiguiente de su esposa la señora Okibo Kara, que era la joven con quien se encontraba ahora.
Ella se acercó a una pequeña cómoda y comenzó a rebuscar entre las cosas.
- "No creo..."- comenzó a decir Aoshi- "que sea apropiado que me quede a solas en la habitación con la señora."
Kara dejó su labor y miró a Aoshi sorprendida y algo molesta; Aoshi comenzó a disculparse.
- "Lo siento, no quise ofenderla... no estoy alegando que la señora..."- pero no pudo terminar, Kara se le acercó muy molesta ahora.
- "¿Como que señora?... Kara-onechan cuando mínimo... vamos, dime Kara-onechan. No voy a tolerar que el hijo de la mujer que considere mi hermana mayor me llame señora."- terminó de decir la señora con tono serio y que no admitía repliques... y por alguna razón Aoshi la imaginó como la versión más adulta de Misao, y un ligero rubor cubrió sus mejillas.
- "H..hai... hai Kara... oneechan..."
- "¡Yoshi!."- Kara exclamó muy feliz y volvió a su cómoda, Aoshi se quedó en una esquinita bastante apenado y sin saber que más hacer.
Más entonces y sin ningún aviso, sin voltear siquiera a ver a Aoshi; Kara comenzó a hablar.
- "Sabes, Kai nii-chan y yo fuimos los primeros niños traídos a la mansión Okibo... ¡y fueron tus padres quienes nos trajeron!. En realidad se debe a tu padre el que todo lo que ha pasado aquí haya sido posible... casi no recuerdo sobre el tiempo en el que vine aqui... era muy pequeña... ¡Fue justo el día de mi cumpleaños!... cumplia siete."- Kara volteó hacia Aoshi señalándose a si misma con una sonrisa, y luego con sus dedos contó siete- "Justo así... jajaja."- sonrió la señora recordando como padre le había contado que señalaba a todo el mundo cuantos cumplía, luego volvió a rebuscar entre las cosas- "Tus padres andaban en una cita y Otaru-kun le había hecho a Mikomi-neechan una muñeca de arcilla... uno de sus primeros trabajos. Kai la robó pues según dijo yo quería un regalo y no teníamos nada en ese momento... habíamos pasado por malos ratos. Sucedieron muchas cosas ese día, no recuerdo que, pero si recuerdo una cosa... la cara bondadosa de Mikomi-neechan... ella era la criatura más dulce que jamás podrías haber conocido... ¡Aqui estan!."- exclamó con júbilo Kara y sacó de entre las cosas una cajita de madera y la llevó hasta donde Aoshi estaba sentado. La abrió y sacó algo de dentro de ésta- "¡Mira!... esta es mi muñeca... ¿ves?, es pelirroja como Mikomi-neechan, ¿no es preciosa?."- Kara puso la muñeca en las manos de Aoshi, y éste sintió una corriente electrica recorrer todo su cuerpo- "Es mi más grande tesoro."
Aoshi quedó mirando la tosca muñeca de arcilla horneada... ¿su padre la había hecho?... no, eso no se lo había contado, a pesar de haberle contado muchas cosas aquella tarde en la que él le pidió le dijese todo. No le había dicho nada sobre la mansión Okibo, nada sobre una muñeca robada... ¿que otras cosas no le habría dicho?. Aoshi apretó ligeramente los labios reprimiendo el escozor en sus ojos.
- "Sabes..."- dijo Kara ahora con voz melancólica- "Hay algo que hice para Mikomi-neechan hace mucho; siempre pensé que algún día regresaría y se lo quería dar en gratitud por todo lo que ella hizo por mi... más cuando Otaru-kun vino y nos dijo lo que había pasado lloré pensando que mi regalo nunca sería recibido por ella... entonces nos contó sobre ti Aoshi-kun; jamás escuché a Otaru-kun tan emocionado... ¡Ni siquiera cuando nos ha hablado de los logros de Kenshin-kun!; y mira que allí si que se emociona."- la señora dijo con una sonrisa, y Aoshi la miró con ojos incrédulos- "Sabes... creo que Mikomi-neechan te dejó aquí para que tarde o temprano recibieras mi regalo... ¡Que egocentrica soy verdad!, y sin embargo..."
Kara sacó algo más de la cajita, y retirando la muñeca de las manos de Aoshi puso lo otro; y el joven okashira miró con incredulidad un par de ojos idénticos a los suyos mirarlo desde un pequeño retrato, donde se encontraba la imagen de una joven de expresión dulce y cándida.
- "Me especialicé desde pequeña en artes y pintura... en realidad he enseñado a más de uno de los niños a pintar... pero esa fue mi primer obra. Esperé desde siempre a Mikomi-neechan... pero ella te envió a ti para recibir el retrato. La verdad es que no fue mucho el tiempo que pasamos juntas, pues fue llevada por sus padres a la fuerza de Kyoto; pero yo siempre esperé su regreso... Otaru-kun no fue el único, yo también."
Aoshi levantó entonces la mirada, sus ojos perlados por pequeñas lágrimas que no terminaban de salir.
- "Sei... Seijuro-san... ¿también esperó su regreso?."- preguntó Aoshi con voz quebrada.
- "Oh, si... claro que si; todos sabemos que fue por eso que volvió a Kyoto luego de convertirse en maestro de la espada... ¿no te lo contó?... su maestro se lo llevó un par de meses después del enorme problema que se dio, y no regresó hasta varios años después."
- "¿Problema?... no... no me ha contado de eso, solo que se la llevaron."- Aoshi estaba con el corazón en la boca, estaba más que deseoso de saberlo todo, pero no se atrevía a preguntar.
Kara miró al joven con dulzura, era apenas poco menos de 10 años más joven que ella, pero desde que piso la mansión mostró gran madurez y parquedad... y sin embargo ahora era tan solo un muchachito con ganas de llorar.
- "Tu padre y tu madre iban a escaparse... ¿sabias eso?."- Aoshi medio asintió, si Seijuro le había contado eso en tan solo una línea- "Y como sabrás los padres de Mikomi-neechan al parecer lo descubrieron y se la llevaron... si, supongo que si habrías de saber algo sería eso... ¿pero te dijo Otaru-kun que la esperó dos semanas sin moverse en el lugar que pactaron? Yo recuerdo haber acompañado un par de veces a Masami cuando no logró dejarme en casa... Otaru-kun cambió mucho en esas dos semanas... perdió parte de su alegría y también su salud... recuerdo que se veía muy mal... ¿no te contó eso?. Volvió finalmente derrotado donde su maestro, y luego él se lo llevó de Kyoto poco después... muy poco después, semanas... tal vez pocos meses después; y no lo volvimos a ver hasta que volvió."- Kara terminó de decir muy triste, con algunas pocas lágrimas acechando sus ojos bonitos.
Aoshi por su parte estaba inmóvil mirando el pequeño retrato, analizando la información que acababan de darle... él la espero... ¡Claro que la espero!.
- "Vamos... ven aqui, no le dire a nadie."- Kara extendió los brazos y Aoshi lo miró incrédulo en un primer momento, desolado al siguiente... y lloró, lloró como no lo había hecho desde que era un pequeño; desde que su madre estaba viva para sostener su cabeza contra su pecho y darle ese alivio al sentir un maternal calor.
- "Lo... siento, no fue mi intención..."- dijo Aoshi varios minutos después secándose las últimas lagrimas; pero se sentía bien... mejor que nunca.
- "¡No hay problema!... y te prometo no decirle a nadie... ¡Ay mira la hora!, vamos a buscar a esos dos, ya es muy tarde."- Kara actuó como si nada hubiese pasado y Aoshi agradeció el gesto; guardó el pequeño retrato en el bolsillo del cinto de su yukata y siguió con calma a Kara.
Entonces unas voces llamaron la atención de ambos; eran voces fuertes y llenas de risotadas.
- "¡Los encontré!."- dijo bajito Kara con una actitud que una vez más hizo a Aoshi pensar en Misao, y luego se encaminó hacia el origen de aquellas voces.
Ambos se acercaron a los dos hombres pero ni Seijuro ni Masami notaron sus presencias, estaban demasiado embebidos en los temas de su conversación como para notarlo.
- "¡Admítelo viejo! ahora que tu discípulo se largo de nuevo volverás a vivir en un basurero XD hombre, si lo que tu necesitas es alguien que te cuide... ¡¡¡¡YA CÁSATE!!!.
- "¬_¬ Si claro... miren quien habla... él idiota que tiembla ante el más mínimo gesto de su esposa... ENCIMA DE PEDOFILO, COBARDE!!!!!!!! JAJAJAJAJAJAJA."- Seijuro rió con ganas, o por lo menos lo hizo hasta que recibió un buen golpe en la cabeza por parte de Masami- "Que bruto que eres hombre!... hump... te molestas cuando lo único que he hecho es decir la verdad... ¿Que acaso prácticamente no fuiste tu el que crió a Kara cuando llegó?... aun te recuerdo cargando con ella por cada rincón de Kyoto en tu espalda... ¡Incluso cuando volví a Kyoto seguías en las mismas! jejeje, me encantó notar tu cara de sufrimiento cuando ella se convirtió en una adorable jovencita y los chicos comenzaron a fijarse en ella. ¡La justicia tarda pero llega!. Eres un pisado viejo, ¡admítelo!"
- "Ay ya cállate... idiota."- Masami fruncio el ceño mientras le daba un trago a su botella de sake... detestaba que Otaru pudiese cobrarse alguna de las que le debia; aunque pronto sonrió- "De todas maneras me encanta ser un jodido pisado... jojojo."- Masami le sacó la lengua a su viejo amigo y suspiró.
- "Hoy estas más mal hablado que de costumbre Masami-kun; a veces me pregunto como infiernos llegaste a ser parte del cuerpo de tratados internacionales."- Seijuro miró a su amigo con una mueca de burla, y Masami suspiró.
- "¡Tenme compasión viejo!... Kai-kun se fue con su esposa a visitar a los suegros a Nagasaki, así que no tengo conmigo a mi eterna pelea... y sabes que en el trabajo tengo que ser sumamente pulcro en mi hablar."- Masami suspiró una vez más- "Y si no cuido mi lenguaje frente a los niños Kara me mata... -_- no tengo nadie más con quien relajarme excepto a ti T_T y depender de ti ya es bastante castigo ¡No seas malo Amai-kun!."
Seijuro rió con ganas, y se relajó un poco más... miró el horizonte, el sol se ocultaría en un par de horas más.
- "A pesar de que tu adorable mujercita lleva esta casa con látigo de seda... tienes suerte viejo, Kara te quiere muchisimo y tu a ella... ambos tienen suerte."- Seijuro se puso un tanto melancólico.
- "Hablo en serio cuando digo que deberías pensar en casarte Otaru."
- "No podría... nunca me imaginé con otra mujer que no fuese Mikomi... y no creo poder hacerlo nunca."
- "No digas cojudeces hombre; ¡eres hombre de familia aunque no quieras admitirlo!. Criaste como un hijo a Kenshin-kun y lo quieres como tal, incluso se te nota el jodido orgullo cuando hablas de él, ¡en especial desde que regresó a ti! no me vengas con tonterías que no te creo nada ¬_¬"
- "¡¿Como te atreves?!... ¡¡¡El dia que el gran Hiko Seijuro se pueda sentir orgulloso de un baka como mi deshi el mundo se acaba!!!."- Seijuro rio ante aquella aseveración.
- "¿Y Amai Otaru? Porque es con él con quien estoy en este momento."- preguntó entonces Masami serio como pocas veces.
Seijuro calló y el silencio se extendió solo por un momento...
- "Si... Amai Otaru si..."
Otro silencio.
- "¿Y de él... como te sientes por él?."- Masami preguntó sabiendo que no debía de nombrar el nombre de Aoshi para dar a conocer sobre quien hablaba.
- "Maldita sea viejo; es el hijo de Mikomi... ¡MI HIJO! ¿Como no sentirme orgulloso de él?... el solo hecho de que exista es un regalo que nunca podré pagarle al cielo... yo..."- Seijuro se tornó silencioso una vez más; no tenía palabras para describir lo que sentía.
- "Jodido sentimental imbécil..."- Masami dijo con una sonrisa y chocó su botella de sake con la de Seijuro, ambos sonrieron y tomaron un gran trago cada uno; tras lo cual miraron en silencio el horizonte... más pronto Masami preguntó de la nada- "¿Y?... ¿Cuando se lo vas a dar?."
- "¿Dar?."- Seijuro miró confundido a su amigo.
- "¡Serás tarado!... A tu hijo, eres un imbécil; hablo del pequeño y estúpido muñequito que has cargado por treinta años en tu bolsillo... ese que le ibas a dar a tu primer hijo; ese que tu hiciste, al que Mikomi le pinto la carita con pintura y que tu guardaste y no diste ni siquiera a Kenshin. ¡Eso!... ¿cuando se lo das?."
- "Tu eres el tarado... ¿como le voy a dar una chuchería como esa a un hombre hecho y derecho?... pensara que soy un viejo chocho o algo si siquiera se lo pongo en frente."
- "Ja!... y pensando eso hablas todo nervioso, me pones excusas que no te he pedido para no hacerlo y te sonrojas como un chiquillo estúpido... y tocas el estúpido muñequito que aún sigue guardado en tu cinto... si, aja... y yo nací ayer."
- "Ya callate."- Seijuro dijo de mal humor y terminándose de tomar lo que quedaba en la botella de sake se tumbó en el suelo y cerró los ojos.
Masami negó ligeramente y acto seguido imitó a su amigo.
Aoshi sintió un nudo en el estómago ante las palabras escuchadas; se sentía torpe y fuera de lugar una vez más y no tenía ni idea de que hacer en un momento como ese. Entonces por fin sintió la presencia de Kara consigo, recordando recién en ese instante que estaba junto a ella. Volteó a mirarla y la vio sonreirle; casi y podía jurar que sus propias mejillas acababan de prenderse en llamas.
Entonces ella avanzó hasta donde los otros dos estaban tumbados y con un pie movió a su esposo.
- "Así que una los busca y ustedes dos flojeando aqui afuera."- dijo con voz baja pero en cierta forma amenazante.
Ambos hombres se sobresaltaron un poco ante la intromisión y la miraron con ojos algo asustados. Kara rió de buena gana pensando que ya luego se cobraría las palabras dichas por esos dos sobre ella, por ahora podía hacerse la desentendida.
- "Otaru-kun, llevamos varios minutos buscándolos... ¡Mira lo tarde que es!, no puedes dejar a Aoshi-kun llegar tarde a casa."- Kara dijo con voz seria de regaño.
Seijuro, quien aún estaba de espaldas al suelo, se encurvó un poco obteniendo una visión a la inversa de Aoshi; quien aún lo miraba parado desde el punto donde había estado parado desde que escuchase a ambos hablar.
- "Uh... si es cierto; gomen ne Kara-chan."- dijo Seijuro con una sonrisa, calmandose al pensar que nada de lo dicho había sido escuchado por Aoshi.
Un rato después tanto Aoshi como Seijuro (quien ya ostentaba de nuevo su capa) se despedían de la mansión Okibo.
Durante unos minutos ambos avanzaron en silencio, cada quien metido en sus propios pensamientos... más de pronto Seijuro dio un profundo respiro y se dirigió hacia Aoshi.
- "Se que es tarde, pero... ¿tienes tiempo para acompañarme a un lugar más?. Prometo que no demoraremos mucho..."
Aoshi miró a Seijuro y simplemente asintió; y cambiando ligeramente de dirección ambos caminaron a paso lento jalando la carretilla. Caminaron un trecho relativamente largo, pero ninguno de los dos habló durante ese trecho; y pocos minutos antes del anochecer llegaron al pie de una colinita algo empinada.
- "Es arriba... dejemos las cosas aqui y subamos."- Seijuro dijo de manera queda y Aoshi en silencio asintió.
No les tomó ni cinco minutos llegar a la cima; y una vez arriba Seijuro se estremeció... no había estado allí en 30 años.
Ambos se sentaron en silencio uno al lado del otro, Seijuro pensativo, Aoshi curioso; y sin que el tiempo dejase notar su marcha pronto el sol se ocultaba frente a ellos y la noche llegó... una noche iluminada por las estrellas pero sin luna. Seijuro suspiró.
- "Aqui... aquí traje a tu madre la última noche que estuvimos juntos; era mi lugar especial y lo compartí con ella."
Aoshi se sonrojó un poco y miró con detenimiento el lugar... aún no decía nada.
- "Y fue aquí donde te hicimos."- dijo entonces medio juguetón Seijuro, y Aoshi sintió la sangre subir de pronto a su rostro y se sintió terriblemente mareado por esto- "En realidad... fue justo donde estas sentado."- ahora la voz de Seijuro era malévola por completo mientras observaba ahora con mucho interés y en deformet las reacciones de Aoshi.
Aoshi por su parte se incendió en pequeñas llamas, aceleró su respiración y se sintió casi desmayar; todo eso antes de que pasasen 5 segundos siquiera... y antes de un parpadeo estaba hasta el lado opuesto de la cima de la colina, rojo como una grana y con una vergüenza terrible.
La risa alegre de Seijuro se dejó escuchar por todo el lugar; aquello había sido en verdad divertido.
- "Ya es tarde... vamos te dejo en casa."- dijo Seijuro limpiándose las últimas lagrimas de su rostro.
Aoshi lo siguió en silencio y aún muy avergonzado.
Finalmente llegaron como una hora después al Aoiya; Seijuro dejó la carretilla en el camino y acompañó a Aoshi hasta la puerta.
- "Bueno... gracias por todo..."- Seijuro dijo torpemente.
- "Ah.. si.. claro..."- Aoshi no estaba menos torpe que su padre.
Ambos se miraron una vez más en deformet, con solo una pequeña corriente de aire haciendo ruido en el lugar.
- "Entonces..."
- "Entonces..."
Seijuro suspiró y comenzó la retirada; Aoshi lo miró, suspiró y dio media vuelta.
- "Ah, si!.."- Seijuro entonces se volteó captando la atención de Aoshi- "Masami y Kara-chan... me dijeron que te diga que los visites cuando quieras..."
- "Gracias..."- Aoshi asintió y nuevamente el silencio era roto solo por el viento; una vez más ambos se dieron una despedida sin palabras y Seijuro estaba retirándose cuando- "Si alguna vez... vuelve a necesitar ayuda..."- Aoshi dijo un tanto vacilante.
- "Gracias... lo tendré en cuenta."- Seijuro se había acercado hasta donde estaba Aoshi una vez más.
- "De nada.... padre."- Aoshi dijo aquello muy lentamente, bajando la mirada algo aturdido.
Seijuro lo miró casi perplejo, sin saber que hacer; finalmente suspiró, sacó algo de su cinto y tomando una de las manos de Aoshi pusó aquello allí- "No es gran cosa... pero gracias por la ayuda de hoy."- Seijuro entonces comenzó a retirarse, pero parándose justo antes de desaparecer en la noche, y gritando un tanto fuerte dijo- "- "¡Nos vemos pronto... pero desde ya te voy pidiendo que te pongas listo... YA QUIERO SER ABUELO!!!."- y con una carcajada desapareció en la oscuridad.
Aoshi parpadeó entre confundido y MUY avergonzado... ¡¿De donde había salido eso?!. Entonces miró hacia atrás temeroso de encontrar de pronto a Misao... ¿habría escuchado ella eso?... pero no había nadie, un respiro de alivio salió de los labios de Aoshi, quien pronto estaba atravesando a toda velocidad los pasillos del Aoiya hasta llegar a su habitación preguntándose a si mismo porque había pensado en Misao tras aquel por demás extraño pedido de Seijuro.
Un baño relajante, su pijama y pronto estaba listo para irse a dormir; sin embargo una vez cambiado todo lo que hizo fue sacar su pequeño baúl especial; y colocar en él con mucho cuidado y cariño el pequeño retrato que Kara le diese; y de pronto miraba fijamente el pequeño muñequito que Seijuro le diese... nunca le dijo lo especial que era, si no lo hubiese escuchado esa tarde no sabría siquiera de que se trataba. Una sonrisa se dibujó en su rostro y colocó el pequeño muñequito de arcilla cocida en el baúl y lo guardó en su sitio. Uno minutos después ya se había metido dentro de su futón, en realidad estaba cansado.
Y entonces comenzó a soñar, y en sus sueños vio a un niño pequeño de cabellos azabache y ojos azul profundo corriendo y riendo de manera estrepitosa... Y detrás del niño corría un adulto con gran estrepito y felicidad... era un hombre alto y joven visiblemente menor de 30 años, cabellos negros algo largos, ropas sencillas y un delantal cubriendo aquellas ropas. Era la primera vez que soñaba aquello tan nítidamente... era el sueño que lo había asaltado noche tras noche.
- "¡Muy bien niño!... te me quedas allí ahora."- rugió en broma el hombre.
- "¡Ni lo sueñes Otaru!... jajaja... ¡tendrás que atraparme!!!."- el niño sacó la lengua y volvió a correr con el adulto detrás.
- "¡Otou-san!... tienes que llamarme otou-san por todos los cielos."- regañó el otro con buen animo y atrapó al pequeño en el aire y lo abrazó y le hizo cosquillas; haciendo al niño llorar de la risa.
- "Otaru-kun... Ken-chan... ¿van a venir a almorzar?... se les va a enfriar la comida..."- una mujer joven llegó hablando de manera tranquila mientras sus cabellos rojos flotaban al viento y su dulce mirada azul se posaba sobre los otros dos. En sus brazos una nena pequeña y en su vientre una nueva vida esperando conocer este mundo.
- "Haaaaaaaaai okaa-san!!!!!"- el pequeño se libero del abrazo de su padre y fue hasta su madre, tomándo a la niña en brazos y cargándola sobre sus hombros para absoluta felicidad de la pequeña.
- "¡Vamos Mitsu-chan!... llegaremos primero que otou-san y okaa-san."- chirrió el pequeño y corrió aunque con cuidado hacia una pequeña casita con un huerto en frente y un par de cabritas pastando tranquilamente a un lado. Y el niño se sentía feliz en verdad... muy feliz.
Aoshi despertó de su sueño violentamente mientras se incorporaba de su futón... reconoció a aquel niño, era él mismo de pequeño. Respiró un poco y notó que se sentía feliz, con el alma ligera y sin ninguna pena en el corazón; volvió a acostarse abrazándose un poco a si mismo, durmiéndose casi de inmediato sin notar la presencia de un pequeño muñequito en su mano derecha. Y mientras Aoshi entraba una vez más al mundo de los sueños una voz dulce y femenina en el interior de su mente resonó con suavidad.
- *Gracias... gracias mi querido niño... gracias por darme esa felicidad, por reunirte con él, por permitirte a ti y a él formar una familia... gracias mi amor... mi pequeño Kenshin...*
Fin
Notas de la autora
=-.-= Bueno... no me salió un sidestory hilarante pero es que... no se podía =n.n= en si la historia no permite que se de nada demasiado cómico, pero necesitaba escribir esto. ¿Les gusto?... díganme que shi para ser una gatita felish como una lombriz jejeje. Más bien disculpen por el lenguaje entre Seijuro y Masami... pero es que... =-.-= así hablan entre ellos =n.n=U
En fin, gracias a todos los que han leido este fic, que han esperado las actualizaciones con paciencia y gracias una vez mas por permitirnos a mi y mi ama hechicera Mikki-chan el alegrarlos un poco. Recuerden que cualquier comentario sobre este sidestory con agrado los recibire a kawaii_chibineko@yahoo.com o a lady_chibineko@yahoo.es con mucho cariño.
Un bechito felino con mucho miaulove
chibineko chan =n.n=
