[Gracias a todos por vuestros animos, tras una semanitas de vacaciones en un lugar sin internet [Si aun existen lugares asi :-P] vuelvo a a la carga con este intento de historia decente...]

Los zapatos de elegante factura, levantaban estelas de diminutas gotas según pisaban los numerosos charcos del callejón. Las tres figuras vestidas de negro, de pelo corto, tez blanca y mirada inexpresiva, se detuvieron al contemplar como su presa se detenia al final del callejón. La joven de rasgos Hindues, les dedico una traviesa mirada.

-Desiste de tu actitud renegada- Dijo uno de los hombres- La liberación de los humanos es una causa inútil, entrégate…-

-Deberían actualizaros el vocabulario, Siempre decís las mismas tonterías- Dijo la joven mientras abría con facilidad una oxidada puerta cuyos goznes parecían haber sido soldados años atras- ¡hasta la próxima chicos!

La joven cerro la puerta detrás suya y miro a sus lados, estaba en un pasillo de una extensión tan infinita como puertas había en cada lado. Descanso unos instantes, su largo cabello quedaba recogido en una estilizada trenza, vestía un top de licra violeta con unos vaqueros negros. Aproximándose a otra puerta la abrió y entró en ella. Atravesó un discreto vestíbulo y entro en el pequeño piso clase baja.

-¿ya están hechas las galletas?- Susurro la joven mientras olisqueaba el aire- tengo mucha hambre-

-Ya casi están- Dijo la voz de una niña desde la cocina- ¿Cómo te ha ido?-

-Muy bien Abuela, me he divertido mucho haciendo rabiar a esos agentes- Dijo La joven mientras tomaba asiento en la mesa de la cocina, donde una niña de yez oscura sacaba galletas del horno- La resistencia escapo sin problemas…-

-Sati, Deberías dejar de comportarte de forma tan irresponsable…-La voz procedía de un atractivo oriental que entraba por la puerta- Pones en peligro al oráculo con tus escapadas-

-Pero… ¡yo al menos hago algo por ellos!- Contesto Sati enfadada- ¿Qué haces tu Seraph?, Me prohibiste que mencionase al oráculo y lo he cumplido, déjame ayudar a los humanos… -

-Chicos calma…- Dijo el oráculo mientras depositaba trabajosamente las galletas sobre la mesa, su cuerpo era el de una niña de 12 años- Los humanos deben encontrar su propio camino, Neo se los mostró… pero es su decisión recorrerlo-

-Neo…- susurro Sati mientras mordisqueaba una galleta con pasas- ¿Qué consiguió con su sacrificio?... solo eliminar a ese estúpido agente que se había vuelto loco. Además tú perdiste gran parte de ti oráculo… casi te perdemos…- la joven miro hacia el oriental que estaba parado junto a la puerta- ¿Qué vas a hacer Seraph? ¿Esperar un nuevo elegido antes de volver a luchar?-

Seraph por toda contestación miro al oráculo que tomaba un vaso de leche junto con una galleta.

-No habrá ningún otro elegido…- Dijo el oráculo con toda la convicción que puede poner una niña de doce años- La guerra solo acaba de comenzar, pero Sati tiene razón… Seraph, llama a Morfeo, ha pasado mucho tiempo…. Es hora de que dejemos de escondernos-

El oriental aintio y abandono la sala a grandes pasos. Sati se volvio hacia el horaculo mientras mordisqueaba una galleta.

-¿Que le contaras a Morfeo?-pregunto Sati-

-Lo que deba saber...- contesto el Horaculo levantandose para cerrar el horno-