La vida Ofrece una 2da. Oportunidad

Por Loly Sayol

Capitulo I
Un extraño, nuevos amigos

Estamos a finales de Abril del año 1917, Candy abre las ventanas de su habitación, respira profundamente y sonríe, al fin el invierno esta finalizando, pronto las "Dulce Candy" florecerán en el "Portal de las Rosas" y su fragancia abrazará todo Lakewood.

Habían pasado dos años, desde que Candy se entero que Albert no solo era el querido Tío Abuelo Williams" sino también su amado "Príncipe de la Colina".

Atrás habían quedado las intenciones de los Leegan y la Tía Elroy de casar a Candy con Neal. Candy aun extrañaba a Terry, pero se había resignado a perderlo.

Annie y Archie, se habían casado, eran muy felices y para mayor alegría de todos ya Annie estaba esperando su primer hijo, nacería en Octubre, todos en la familia la trataban como si fuera una muñeca de porcelana. Annie ya estaba cansada, por primera vez en su vida se revelaba, a cada rato les decía molesta que no estaba enferma solo embarazada, ya que Archie no la dejaba ni siquiera bajar sola las escaleras, temía que se tropezara y la pasara algo a ella o al bebé.

La Tía Elroy al fin había aceptado a Candy, sobre todo después de enterarse de lo que ella había hecho por Albert, cuando perdió la memoria. Se dio cuenta que después de perder a Anthony y a Stear, no hubiera podido soportar que algo le hubiera pasado a su querido sobrino y con lágrimas en los ojos le había pedido perdón por todo el daño que le había hecho, ya que estaba celosa, por que creía que Candy le robaría el amor de sus sobrinos... Candy, también llorando la había perdonado y le prometió mudarse a Lakewood, la Tía Elroy decía que estaba mal visto que una señorita perteneciente a una gran familia como eran los Andrew, viviera sola.

Albert estuvo de acuerdo, como Archie había comprado una casa en la ciudad para el y Annie y la Tía Elroy solo pasaba unos meses al año, Lakewood era demasiado grande para él solo, además, añoraba el tiempo que ellos vivieron en el apartamento y así podría seguir cuidándola y ayudarla a recuperarse por la perdida de Terry.

La Tía Elroy también quería que Candy dejara de trabajar como enfermera, al ser la hija y única heredera de Williams Albert Andrew era una vergüenza que trabajara y mucho menos en un hospital, ya que era el centro de las habladurías del circulo de amistades de la Tia Elroy, a ella eso no le gustaba, Candy se negó y para evitar una nueva pelea entre ellas, se le ocurrió una idea a Albert: que Candy trabajara como enfermera voluntaria en el Hospital Sta. Juana, ya que era costumbre que las mujeres de familias acomodadas dedicaran parte de su tiempo en "Obras de Caridad", la Tía Elroy no estuvo muy de acuerdo, pero al final acepto, eso calmaría un poco las habladurías, Candy le dio un fuerte abrazo y un beso en la mejilla a Albert por su idea, también ayudaba al Dr. Martin en su "Clínica de la Felicidad", que tanto apoyo le habían dado cuando nadie quería contratarla como enfermera.

Candy se coloco su uniforme, bajo corriendo las escaleras para desayunar y como todos los días la Tía Elroy la reñía exclamando:

- "UNA DAMA NO DEBE CORRER POR LOS PASILLOS Y LAS ESCALERAS",

Candy como todos los días le daba un beso en la mejilla a la Tía bajaba la cabeza y prometía que no volvería a suceder, mientras Albert sentado al otro extremo de la mesa sonreía.

Pero Candy, mi princesa que haces levantada tan temprano, tu turno no empieza hasta las 10:00am.

Buenos días mi príncipe,- contestó esta besándole en la mejilla (así se saludaban, desde que Albert supo lo del "Príncipe de la Colina").

Hoy irá al Hospital un reportero, estuvo en la guerra y desde que regreso se ha dedicado a escribir historias sobre los niños pobres, esta haciendo un reportaje acerca del trato que reciben estos niños en los Hospitales y como mi trabajo en el Hospital es cuidar de los niños, el Director del Hospital me pidió el favor de que yo me encargara de atenderlo ya que sería buena publicidad para el Hospital que el reportero viera que una "Dama de Sociedad", trabaja con los niños pobres.

Estoy de acuerdo con el Director del hospital,- exclamó la Tía Elroy- somos una de las familias más importantes de Chicago, esto ayudará a poner el buen nombre de la familia Andrew en alto, ten cuidado con tus modales y compórtate como una dama, Candy.

No se preocupe Tía Elroy, tendré mucho cuidado.

Albert terminó de desayunar y al levantarse de la mesa se dirigió hacia Candy:

- Bien Princesa, espero que te diviertas - le dio un beso en la
mejilla, y otro a la Tía Elroy,- no me
esperen para almorzar, que tengo mucho trabajo en la oficina, nos
vemos en la noche.

Tampoco me espere a mí.- dijo Candy levantándose.- no sé a que hora terminaré con el reportero y me iré directo a la Clínica del Dr. Martin.

No se preocupen por mí, tengo una reunión con el Comité de Damas de Chicago y almorzare en casa de la Sra. Arlintong - terció la Tía Elroy, mientras todos se encaminaban a la puerta.

Cuando Candy llegó al Hospital se encontró que aquello parecía un manicomio, el Director no hacia mas que dar ordenes, los pasillos limpios, todos en sus puestos y las enfermeras no paraban de mirar por las ventanas, se decía que el reportero era muy joven, guapo y muy importante "SOLTERO", como envidiaban a Candy, ella estaría todo el día con el.

En eso se oye un grito, ¡YA LLEGO¡, Candy corrió hacia la puerta junto con el Director, vieron como de un auto deportivo, se bajaba el reportero.

El Director se dirigió hacia el reportero, lo saludó... y cuando se lo iba a presentar a Candy, esta casi se cae por la sorpresa: el famoso reportero resultó ser una reportera (si una mujer!!!) y muy hermosa, de unos 22 o 24 años, como de 1,70 de estatura, su piel blanca un poco bronceada, el color de su cabello era negro azabache, largo y le caía en bucles por los hombros como una cascada, sus ojos eran del mismo color del cabello, un negro muy profundo y tenia una mirada inquisitiva, de las que no puedes sostener mucho tiempo sin desviar la vista al otro lado, pero cuando se volteó a mirar a Candy, su mirada cambió completamente, sonrió y sus ojos brillaron llenos de vida, le extendió su mano a Candy.

Mucho gusto mi nombre es Samantha Anderson , pero puedes decirme Sam.

- Encantada, soy Candice White Andrew.- le contestó, ya un poco
recuperada de su asombro mientras le estrechaba la mano.

Cuando entraron al Hospital, Sam vió cómo todo el mundo se la quedaba viendo con cara de no puede ser, y le preguntó en voz baja a Candy "qué esta pasando."

Veras -le explicó Candy, también en voz baja-, todo el mundo creía que eras un hombre, como tus artículos están firmados S. S. Anderson, a nadie se le ocurrió confirmarlo con el Director.

De repente, Sam se hechó a reír y su risa era tan contagiosa que Candy termino riendo con ella, mientras el Director se les quedó mirando muy extrañado y sin comprender la razón. Candy volteó a ver al Director, y se acordó de lo que dijo la Tía Elroy, así que se tranquilizó, le dió un codazo a Sam y esta con los ojos llorosos de tanto reír, asintió con la cabeza e intentó tranquilizarse.

No te preocupes Candy, no es la primera vez y no será la última que piensan que soy hombre, no te imaginas como se ponían los soldados cuando yo aparecía con mi cámara, hubo un Capitán que salió furioso y corriendo de la tienda, por que creía que le estaban gastando una broma.

El Director hace un ruido aclarándose la garganta:

- Srta. Anderson si me acompaña, empezaremos el recorrido por el Hospital.

Sam le guiña un ojo a Candy, se coloca al lado del Director y comienzan a caminar por el pasillo del Hospital. Candy, casi arranca a reír nuevamente al imaginarse la escena con los Soldados y el Capitán, y piensa: " Sam me cae bien, espero que podamos ser amigas."

El Director se volteo y la llamó:

- Srta. Candy, nos acompaña ¿si o no?.- Así que Candy corrió a colocarse al lado de Sam.

Cuando ya llevaban como una hora recorriendo el Hospital, una enfermera se acercó al Director y le dijo que los Jefes de Departamento lo están esperando para una reunión, el Director se disculpó con Sam, le dijo que Candy se encargaría de atenderla y que si necesitaba algo estaría en su despacho, le estrechó la mano a Sam.

No se preocupe Dr. Sé que estoy en buenas manos,- contesto Sam, estrechando también su mano.

Mientras tanto el Director, le hizo señas a Candy para que se le acercara, y en voz baja le dijo: "Te la encargo Candy, tu sabes lo importante que es esto para el Hospital, así que ten cuidado.

No se preocupe Dr. Puede confiar en mi,- respondió Candy.

Cuando el Director se alejó, Sam suspiró aliviada.

- Al fin!!, ya no podía mas, él es siempre así de estirado y serio.

Candy sonrió

- . No, lo que pasa es que esta muy nervioso y quiere darte una buena impresión.

Ya,- asintió Sam- siempre es igual, no entiendo por que la gente tiene que estar fingiendo lo que no es,- comentó.

Seguimos?- preguntó Candy.

Si, quiero hablar con los niños, me he dado cuenta que si hay muchos adultos cerca, no hablan mucho y temen decir lo que sienten.

No te preocupes, yo te ayudare con ellos.

Entraron al ala asignada a los niños varones, cuando estos vieron a Candy, la saludaron todos muy contentos, pero de repente se callaron al ver que Sam iba con ella.

Chicos, quiero presentarle a mi amiga Sam, ella esta aquí para tomarle una foto a todo el grupo.

Los niños vieron la cámara y a Sam. Para ganarse a los chicos, Sam comenzó a sacar cosas de su bolso.

- Haber... ¿Quién me quiere ayudar?- los niños se quedaron viéndola un rato hasta que de repente un niño levantó la mano: Sam con una gran sonrisa se le acercó y le preguntó su nombre y edad.

Me llamo Jhonie y tengo 10 años,- contestó el pequeño.

Hola Jhonie,- lo saludó Sam, - ¡caramba! nunca había tenido un ayudante tan apuesto, toma ayúdame con el bolso. El niño sonrió y corrió a ayudarla con su bolso. Los demás niños se los quedaron viendo, y otro se acercó:

Mi nombre es Sammie y tengo 7 años.

Vaya... Sammie: así me decía mi Papá cuando era pequeña,- le confió Sam- toma ayúdame tú con esto y saca un lente del bolso- mientras se lo daba al niño.

Candy, veía como los demás niños se le comenzaron a acercar a Sam diciendo, "yo soy Luis, tengo 5 años" " yo Peter y tengo 11".

Poco a poco, todos los niños del pabellón fueron rodeando a Sam, esta parecía Mary Poppins y su bolso mágico, sonriendo y saludando a cada niño por su nombre.

Luego se dirigieron al ala de las niñas, Sam comenzó nuevamente a sacar cosas del bolso y al igual que los niños las pequeñas se le acercaban.

Una niña de unos cuatro años le tocó el cabello:

Tienes bucles como yo.- Sam la miró mientras le acariciaba el cabello.

Sí, pero los tuyos son más bonitos que los míos-, le confió, haciendo sonreír a la niña.

Después de casi dos horas hablando y jugando con los niños, Candy y Sam se despidieron, mientras que Sam le prometía a los niños regresar llevando dulces para todos.

Vaya Sam, eres muy buena con los niños.

Y tu no té quedas atrás, Candy, parecías una niña más.

Bueno, lo que pasa es que me crié rodeada de niños, en el Hogar de Pony.

¿Qué es el Hogar de Pony?- Preguntó Sam,

Es un lugar donde la Srta. Pony y la Hermana María, cuidan y dan amor a niños que no tienen padres.

Pero... ¿tú no eres una Andrew?

Fui adoptada por la familia Andrew, cuando era pequeña.

Entiendo, pero hablas con mucho cariño de ese lugar y por mis investigaciones, los niños no son muy felices en un orfanato.

Si lo sé, pero en el Hogar de Pony es diferente, será humilde y no habrá mucho dinero pero el amor que mis dos madres, la Srta. Pony y la Hermana María nos dan es tan grande, que vale por todo el dinero del mundo.

Vaya Candy, estoy asombrada, me gustaría mucho conocerlo.

En dos semanas, es mi cumpleaños y lo celebraré en el Hogar, con mi familia y mis amigos, si quieres puedes venir, y así lo conoces.

Estaré encantada de ir, pero no quisiera molestar, no sé si a tu familia le agrade tener una reportera husmeando por ahí.

No te preocupes, seguro que les agradaras a todos.

Bueno, puedes contar conmigo, por cierto, ¿que te gustaría que te diera de regalo?

No tienes que llevar nada, no te molestes.

No esta bien, ¿te parece si llevo una torta de chocolate y unos dulces?.

Bueeeeeno........, ya que insistes contestó Candy, golosa.

Lo sabia,- rió Sam,- cuando les dije a los niños que traería dulces, se te quedaron viendo, puede leer en sus caras que te decían, son para nosotros Candy, ojo, mucho cuidado.

Candy, se puso roja como un tomate y al ver la cara la de Sam no pudo mas que reír también.

Bueno Candy, tengo que irme, estaremos en contacto, ahh! y no te olvides de preguntarle al Dr. Martin si puedo visitarlo en su Clínica, me gustaría mucho conocerla.

Claro, no hay problema, Sam.

Pasare por la oficina del Director a despedirme y a quejarme de lo mal que me trataste- Bromeó Sam.

Mucho cuidado con lo que le digas, no quiero problemas.

Adiós Candy,- Guiñándole un ojo.

Nos vemos Sam.- Candy, vio como Sam se iba por el pasillo, estaba muy contenta, ya que tenia una nueva amiga, y aunque fuera un poco mayor que ella, sabia que se llevarían bien. De repente pensó, "Ella debe tener la misma edad de Albert" y se dibujó una sonrisa pícara en los labios.