CAPÍTULO 1: EL INTRUSO
Una noche normal en el Santuario de Grecia. Los caballeros dorados, cada uno en su casa, miraban el cielo con tranquilidad, sin pendientes. Desde que Atena había vencido a Hades, no ocurría nada extraño por ahí.
Mu estaba sentado en el primer escalón, en la entrada de la casa de Aries, cuando vio algo en el cielo. Una estrella fugaz.
-Extraño- pensó- algo raro está a punto de comenzar...-
Se puso de pie para observar mejor. En los límites del Santuario, donde comenzaba la ciudad de Atenas, parecía que sucedía algo...una revuelta...una pelea...parecía un montón de gente que gritaba, más policías, soldados y el ruido de armas de fuego.
-¿Qué pasa? Esto nunca había sucedido antes...- se dijo.
-Mu- dijo una voz- ¿qué está pasando?-
Mu se volvió. Eran Seiya y los caballeros de bronce.
-Y ustedes, ¿qué están haciendo aquí?- preguntó.
-Saori nos mandó- dijo Seiya- dijo que viniéramos si algo raro sucedía allá abajo, y que te ayudáramos...-
-Ya veo- dijo Mu- no tengo idea de que se trate eso de abajo, pero...-
De pronto, Mu vio algo... mejor dicho, a alguien. Alguien estaba subiendo la escalera hacia la casa de Aries. Trató de agudizar la vista, para distinguir al desconocido que subía. No. Solo podía ver una capa negra.
-Alguien se acerca- dijo Mu- miren...-
La persona de la capa negra se acercaba más y más a la casa de Aries. Y no era la única... varias personas, civiles, también habían decidido comenzar a subir.
El primer intruso llegó a la entrada de la casa y se detuvo al ver a los seis caballeros que le obstruían el paso. Los caballeros trataron de observarlo bien, aunque la oscuridad se los impedía. Parecía que tenía el rostro sucio de tierra y sangre, aunque no se le veía muy bien a causa de la sombra que producía la capucha negra que tenía puesta. Llevaba un bulto en los brazos y apoyado en un hombro.
-¿Quién eres?- dijo Mu- ¿sabes que está prohibido que estés aquí?-
El desconocido no respondió. Su rostro mostraba un verdadero terror porque, al parecer, estaba acorralado entre las personas que venían atrás y los caballeros que estaban delante.
-¿Qué te pasa?- volvió a preguntar Mu- ¿te vienen siguiendo?-
De nuevo, el desconocido no contestó. Miró a ambos lados. De pronto, se escuchó un disparo de arma de fuego. El desconocido volteó hacia atrás. Los hombres ya habían empezado a subir las escaleras hacia la casa de Aries. El intruso desapareció.
-No puede ser- dijo Seiya- no pudo desaparecer así nada más...-
-Miren- dijo Mu señalando atrás de ellos- ahí está...-
Así era. La figura con la capa iba corriendo hacia la casa de Aries.
-Tenemos que detenerlo- dijo Seiya.
-Y también a los intrusos que vienen...-señaló Hyoga.
-Ustedes- dijo Mu- quédense aquí y detengan a esas personas. Shun- dijo después- necesito que me ayudes...tenemos que detenerlo...-
-¿Qué piensas hacer?- dijo Shun, mientras corrían hacia la casa de Aries.
-Acorralarlo-dijo Mu- me teletransportaré a la salida...tu quédate en la entrada, ¿de acuerdo? Y cuando lo veas, trata de atraparlo con tu cadena...-
-De acuerdo-dijo Shun.
Mu se teletransportó a la salida, y entró a su casa por ahí. Caminó en silencio, mirando a todas partes, con cuidado. Escuchó la respiración agitada del intruso. Vio como éste corría con dificultad, y parecía que tropezaba cada paso. Al ver a Mu, el intruso se volvió y corrió de regreso, pero Shun estaba ahí para cerrarle el paso.
El intruso volvió a desaparecer, pero sus pasos y su respiración agitada aún podían oírse.
-Así que no te teletransportas...solo desapareces...- dijo Mu- no cometeré el mismo error-
El intruso chocó contra Mu y cayó al suelo, volviendo a ser visible. Se levantó y corrió hacia una esquina del templo, pero Shun se lo impidió lazando uno de sus pies con su cadena, y haciendo que volviera a caer. Dio un grito de dolor, pero volvió a levantarse y se refugió en una esquina, abrazando su bulto con todas sus fuerzas, y temblaba visiblemente a cada paso que daban los dos caballeros hacia él.
Seiya y los otros llegaron a donde estaban. También los caballeros dorados Aioria, Milo y Afrodita llegaron al templo de Aries, al notar que algo raro estaba ocurriendo.
-Misión cumplida- dijo Seiya- esos no volverán a venir aquí...-
-¿Qué hiciste?- dijo Mu al desconocido, que seguía en el suelo, temblando- ¿Por qué te perseguían?-
El chico no respondió. Parecía estar hablando solo.
-Sí, volveré por ti, yo no te abandonaré...- murmuraba abrazando su bulto- ahora duerme, y espérame...- después de esto, murmuró unas palabras que no pudieron entender, como en un idioma extraño, y el bulto que llevaba entre sus brazos desapareció.
Una vez libre de su carga, el desconocido se levantó y trató de salir corriendo, haciéndose invisible de nuevo. Pero Mu, quien ya conocía el truco, lo atrapó por la espalda y lo obligó a hacerse visible de nuevo.
-¡Suéltame!- gritó, retorciéndose para liberarse.
-Eres una chica...- dijo Mu, abrazándola contra él para que no escape.
-¡Suéltame! Yo no te he hecho nada...- dijo ella, entre sollozos.
-Entraste sin permiso a un templo del Santuario de Atena- dijo Aioria.
-Lo siento, me iré de aquí de inmediato...-dijo ella- por favor, suéltame...-
-Primero dime quien eres y porque te estaban persiguiendo...-dijo Mu con calma, pero la chica se desesperó y siguió luchando para zafarse. En sus esfuerzos, la chica dejó caer un pequeño objeto de metal al suelo.
-Suéltame...déjame...- la chica se retorcía tanto, que Mu creyó que ella se estaba lastimando demasiado en su desesperación por huir. Afrodita tomó una de sus rosas rojas y arañó con una espina el dorso de la mano de la joven, quien inmediatamente quedó inconsciente y se dejó caer en los brazos de Mu. Éste la tomó en brazos y la llevó al cuarto de Kiki, quien se había ido a Yamiel desde hacía varios días. Milo recogió el objeto que había dejado caer, que resultó ser un anillo. Los caballeros dorados siguieron a Mu.
-Shiryu, ve a buscar a Marín, a Shaina o a June, por favor- dijo Aioria antes de entrar. Después de unos minutos, llegaron Marín y June junto con Shiryu y entraron a ayudar a los caballeros dorados.
-¿Quién será?-dijo Seiya- ¿y porqué la seguirían?-
-Yo creo- dijo Shun- que lo que llevaba en brazos tiene algo que ver...-
-¿Tú crees que robó algo?- preguntó Hyoga.
-No lo sé- dijo Shun.
-Y hablando de eso, ¿dónde dejó el bulto que llevaba?- preguntó Seiya.
-¿Qué no lo viste?- dijo Ikki- lo hizo desaparecer...-
-¿Qué dices?-dijo Seiya- ¿hizo desaparecer eso?- Shun asintió.
-Lo sé, es muy raro...- dijo encogiéndose de hombros.
-¿Y qué llevaba ahí?- preguntó Hyoga- tal vez era un bebé...-
-No- dijo Seiya- era demasiado grande...-
Mientras, los caballeros dorados estaban con Marín y June examinando que tan herida estaba la chica. Con cuidado, le quitaron la capa negra que llevaba puesta. Sus largos cabellos negros, a diferencia de su rostro, estaban completamente limpios. La niña no tendría más de 17 años. Bajo la capa, la joven estaba vestida totalmente de negro. Su pantalón y su blusa estaban rasgados y manchados de sangre.
-¿Qué habrá hecho para que la persigan así?-dijo Milo. Los demás se encogieron de hombros.
-Mira sus pies-dijo Marín. Uno de sus pies tenía un ángulo anormal.
-Espero que no esté roto-dijo June, quitándole el zapato para examinarla. El tobillo estaba muy inflamado.
-No está roto- dijo Marín- creo que solo se lo torció...-
Pero Mu no prestaba atención a lo que decían los demás. Miraba con interés un amuleto extraño colgado en una cadena de oro, alrededor de su cuello. Lo tocó.
-¿Qué es eso, Mu?- preguntó Afrodita.
-Yo ya había visto esto antes-dijo Mu- en otra persona...-
-¿En quién?- preguntó Aioria.
-Y si no me equivoco- dijo Mu, sin contestar la pregunta de Aioria- lo que recogió Milo fue un anillo dorado, que como joya tiene una piedra rara, color azul-gris, pero que de repente tiene un pequeño brillo rojo-
-Así es- dijo Milo, dando el anillo a Mu-¿Tienes alguna idea de quien es?-
-Creo que sí- dijo Mu- pero tenemos que avisarle a Atena...-
Los caballeros dorados y las dos amazonas miraron a Mu, extrañados; pero trajeron a Saori como Mu les había indicado. Mu le explicó cómo la habían encontrado y sus sospechas.
-¿Una hechicera?- dijo Saori.
-¿Hechicera?- dijeron los caballeros de bronce.
-¿Y que te hace pensar eso, Mu?- preguntó Saori.
-Por el amuleto y el anillo que lleva- dijo Mu- mi madre era también hechicera, y tenía unos objetos idénticos...-
Los caballeros de bronce miraron en silencio. Mu nunca antes había hablado sobre su vida antes de ser un caballero, o de sus padres.
-¿Y quiénes la perseguían? ¿y porqué?- dijo Saori. Mu se encogió de hombros. Saori suspiró- Bueno, supongo que tenemos que esperar a que se despierte para que conteste todas nuestras dudas, ¿no?-
-Si, pero el efecto de la rosa no durará mucho- dijo Afrodita.
Así fue. Después de unos minutos, la chica comenzó a despertar. Al principio miraba asustada a su alrededor.
-No temas- le dijo Saori, dándole la mano para ayudarla a sentarse sobre la cama- aquí estás a salvo, nadie te va a hacer daño...-
La chica se calmó gracias a las palabras de Saori y aceptó su mano, sentándose. Miraba a los caballeros como si nunca antes hubiera visto a nadie parecido.
-¿Puedes decirnos quien eres?- le preguntó Saori- Mu cree que eres una hechicera...-
Al oír eso, la chica comenzó a temblar otra vez, y miraba a Mu con temor.
-Sí, lo soy- contestó temerosa.
-¿Y porqué te perseguían esos tipos?- preguntó Mu.
-No lo sé- dijo la chica, evadiendo todo contacto con los ojos de Mu, como si le tuviera mucho miedo. Mu la miró extrañado.
-Sí lo sabes- dijo Mu- a uno no lo persiguen así nada más porqué sí. ¿No era por lo que llevabas cargando?-
Esta frase asustó, si era posible, aún más a la joven, al punto de que intentó pararse y salir corriendo de ahí; pero su tobillo doblado se lo impidió y cayó a los brazos de Seiya, quien la ayudó a volverse a sentar.
-Tranquila- dijo Saori- no queremos hacerte ningún mal... ¿porqué no me dices como te llamas?-
-Porque...no...-dijo ella, mirando otra vez a Mu con miedo, como si estuviera esperando a que Mu dijera algo en contra de ella- no quiero...-
-Niña, si no nos dices quien eres, no te podemos ayudar- le dijo Mu con cariño. Esas palabras no mejoraron mucho las cosas, porque ella seguía sin mirar a Mu a los ojos.
-Mu tiene razón- dijo Saori.
-Me...me llamo Cassandra- dijo mirando al suelo, en voz baja, esperando a que nadie la escuchara. Cerró los ojos y los apretó, como esperando a que alguien la golpeara.
En ese momento, Mu se dio cuenta de porqué no quería decir su nombre, y porque lo miraba a él con tanto miedo. Él la miraba con enojo...con desprecio. Todos se sorprendieron al ver a Mu. Nunca antes había mirado a alguien así...ni siquiera a sus enemigos.
Antes de que nadie pudiera decir nada más, Mu se acercó a ella y le arrancó el amuleto y la cadena del cuello. Al parecer, Cassandra ya se lo esperaba, porque no dijo nada. Seguía sentada, con la cabeza agachada y sus lágrimas habían comenzado a correr en silencio.
-¡Mu!- gritó Saori enfadada por el comportamiento del caballero de Aries.
Mu no respondió. Siguió mirando a Cassandra con odio, apretando el amuleto en una mano y el anillo en la otra.
-¿Qué pasa?- preguntó Seiya sorprendido.
CONTINUARÁ...
Bueno, chicos, espero que les haya gustado este primer capítulo... Manden sus reviews, no sean malitos...
Una noche normal en el Santuario de Grecia. Los caballeros dorados, cada uno en su casa, miraban el cielo con tranquilidad, sin pendientes. Desde que Atena había vencido a Hades, no ocurría nada extraño por ahí.
Mu estaba sentado en el primer escalón, en la entrada de la casa de Aries, cuando vio algo en el cielo. Una estrella fugaz.
-Extraño- pensó- algo raro está a punto de comenzar...-
Se puso de pie para observar mejor. En los límites del Santuario, donde comenzaba la ciudad de Atenas, parecía que sucedía algo...una revuelta...una pelea...parecía un montón de gente que gritaba, más policías, soldados y el ruido de armas de fuego.
-¿Qué pasa? Esto nunca había sucedido antes...- se dijo.
-Mu- dijo una voz- ¿qué está pasando?-
Mu se volvió. Eran Seiya y los caballeros de bronce.
-Y ustedes, ¿qué están haciendo aquí?- preguntó.
-Saori nos mandó- dijo Seiya- dijo que viniéramos si algo raro sucedía allá abajo, y que te ayudáramos...-
-Ya veo- dijo Mu- no tengo idea de que se trate eso de abajo, pero...-
De pronto, Mu vio algo... mejor dicho, a alguien. Alguien estaba subiendo la escalera hacia la casa de Aries. Trató de agudizar la vista, para distinguir al desconocido que subía. No. Solo podía ver una capa negra.
-Alguien se acerca- dijo Mu- miren...-
La persona de la capa negra se acercaba más y más a la casa de Aries. Y no era la única... varias personas, civiles, también habían decidido comenzar a subir.
El primer intruso llegó a la entrada de la casa y se detuvo al ver a los seis caballeros que le obstruían el paso. Los caballeros trataron de observarlo bien, aunque la oscuridad se los impedía. Parecía que tenía el rostro sucio de tierra y sangre, aunque no se le veía muy bien a causa de la sombra que producía la capucha negra que tenía puesta. Llevaba un bulto en los brazos y apoyado en un hombro.
-¿Quién eres?- dijo Mu- ¿sabes que está prohibido que estés aquí?-
El desconocido no respondió. Su rostro mostraba un verdadero terror porque, al parecer, estaba acorralado entre las personas que venían atrás y los caballeros que estaban delante.
-¿Qué te pasa?- volvió a preguntar Mu- ¿te vienen siguiendo?-
De nuevo, el desconocido no contestó. Miró a ambos lados. De pronto, se escuchó un disparo de arma de fuego. El desconocido volteó hacia atrás. Los hombres ya habían empezado a subir las escaleras hacia la casa de Aries. El intruso desapareció.
-No puede ser- dijo Seiya- no pudo desaparecer así nada más...-
-Miren- dijo Mu señalando atrás de ellos- ahí está...-
Así era. La figura con la capa iba corriendo hacia la casa de Aries.
-Tenemos que detenerlo- dijo Seiya.
-Y también a los intrusos que vienen...-señaló Hyoga.
-Ustedes- dijo Mu- quédense aquí y detengan a esas personas. Shun- dijo después- necesito que me ayudes...tenemos que detenerlo...-
-¿Qué piensas hacer?- dijo Shun, mientras corrían hacia la casa de Aries.
-Acorralarlo-dijo Mu- me teletransportaré a la salida...tu quédate en la entrada, ¿de acuerdo? Y cuando lo veas, trata de atraparlo con tu cadena...-
-De acuerdo-dijo Shun.
Mu se teletransportó a la salida, y entró a su casa por ahí. Caminó en silencio, mirando a todas partes, con cuidado. Escuchó la respiración agitada del intruso. Vio como éste corría con dificultad, y parecía que tropezaba cada paso. Al ver a Mu, el intruso se volvió y corrió de regreso, pero Shun estaba ahí para cerrarle el paso.
El intruso volvió a desaparecer, pero sus pasos y su respiración agitada aún podían oírse.
-Así que no te teletransportas...solo desapareces...- dijo Mu- no cometeré el mismo error-
El intruso chocó contra Mu y cayó al suelo, volviendo a ser visible. Se levantó y corrió hacia una esquina del templo, pero Shun se lo impidió lazando uno de sus pies con su cadena, y haciendo que volviera a caer. Dio un grito de dolor, pero volvió a levantarse y se refugió en una esquina, abrazando su bulto con todas sus fuerzas, y temblaba visiblemente a cada paso que daban los dos caballeros hacia él.
Seiya y los otros llegaron a donde estaban. También los caballeros dorados Aioria, Milo y Afrodita llegaron al templo de Aries, al notar que algo raro estaba ocurriendo.
-Misión cumplida- dijo Seiya- esos no volverán a venir aquí...-
-¿Qué hiciste?- dijo Mu al desconocido, que seguía en el suelo, temblando- ¿Por qué te perseguían?-
El chico no respondió. Parecía estar hablando solo.
-Sí, volveré por ti, yo no te abandonaré...- murmuraba abrazando su bulto- ahora duerme, y espérame...- después de esto, murmuró unas palabras que no pudieron entender, como en un idioma extraño, y el bulto que llevaba entre sus brazos desapareció.
Una vez libre de su carga, el desconocido se levantó y trató de salir corriendo, haciéndose invisible de nuevo. Pero Mu, quien ya conocía el truco, lo atrapó por la espalda y lo obligó a hacerse visible de nuevo.
-¡Suéltame!- gritó, retorciéndose para liberarse.
-Eres una chica...- dijo Mu, abrazándola contra él para que no escape.
-¡Suéltame! Yo no te he hecho nada...- dijo ella, entre sollozos.
-Entraste sin permiso a un templo del Santuario de Atena- dijo Aioria.
-Lo siento, me iré de aquí de inmediato...-dijo ella- por favor, suéltame...-
-Primero dime quien eres y porque te estaban persiguiendo...-dijo Mu con calma, pero la chica se desesperó y siguió luchando para zafarse. En sus esfuerzos, la chica dejó caer un pequeño objeto de metal al suelo.
-Suéltame...déjame...- la chica se retorcía tanto, que Mu creyó que ella se estaba lastimando demasiado en su desesperación por huir. Afrodita tomó una de sus rosas rojas y arañó con una espina el dorso de la mano de la joven, quien inmediatamente quedó inconsciente y se dejó caer en los brazos de Mu. Éste la tomó en brazos y la llevó al cuarto de Kiki, quien se había ido a Yamiel desde hacía varios días. Milo recogió el objeto que había dejado caer, que resultó ser un anillo. Los caballeros dorados siguieron a Mu.
-Shiryu, ve a buscar a Marín, a Shaina o a June, por favor- dijo Aioria antes de entrar. Después de unos minutos, llegaron Marín y June junto con Shiryu y entraron a ayudar a los caballeros dorados.
-¿Quién será?-dijo Seiya- ¿y porqué la seguirían?-
-Yo creo- dijo Shun- que lo que llevaba en brazos tiene algo que ver...-
-¿Tú crees que robó algo?- preguntó Hyoga.
-No lo sé- dijo Shun.
-Y hablando de eso, ¿dónde dejó el bulto que llevaba?- preguntó Seiya.
-¿Qué no lo viste?- dijo Ikki- lo hizo desaparecer...-
-¿Qué dices?-dijo Seiya- ¿hizo desaparecer eso?- Shun asintió.
-Lo sé, es muy raro...- dijo encogiéndose de hombros.
-¿Y qué llevaba ahí?- preguntó Hyoga- tal vez era un bebé...-
-No- dijo Seiya- era demasiado grande...-
Mientras, los caballeros dorados estaban con Marín y June examinando que tan herida estaba la chica. Con cuidado, le quitaron la capa negra que llevaba puesta. Sus largos cabellos negros, a diferencia de su rostro, estaban completamente limpios. La niña no tendría más de 17 años. Bajo la capa, la joven estaba vestida totalmente de negro. Su pantalón y su blusa estaban rasgados y manchados de sangre.
-¿Qué habrá hecho para que la persigan así?-dijo Milo. Los demás se encogieron de hombros.
-Mira sus pies-dijo Marín. Uno de sus pies tenía un ángulo anormal.
-Espero que no esté roto-dijo June, quitándole el zapato para examinarla. El tobillo estaba muy inflamado.
-No está roto- dijo Marín- creo que solo se lo torció...-
Pero Mu no prestaba atención a lo que decían los demás. Miraba con interés un amuleto extraño colgado en una cadena de oro, alrededor de su cuello. Lo tocó.
-¿Qué es eso, Mu?- preguntó Afrodita.
-Yo ya había visto esto antes-dijo Mu- en otra persona...-
-¿En quién?- preguntó Aioria.
-Y si no me equivoco- dijo Mu, sin contestar la pregunta de Aioria- lo que recogió Milo fue un anillo dorado, que como joya tiene una piedra rara, color azul-gris, pero que de repente tiene un pequeño brillo rojo-
-Así es- dijo Milo, dando el anillo a Mu-¿Tienes alguna idea de quien es?-
-Creo que sí- dijo Mu- pero tenemos que avisarle a Atena...-
Los caballeros dorados y las dos amazonas miraron a Mu, extrañados; pero trajeron a Saori como Mu les había indicado. Mu le explicó cómo la habían encontrado y sus sospechas.
-¿Una hechicera?- dijo Saori.
-¿Hechicera?- dijeron los caballeros de bronce.
-¿Y que te hace pensar eso, Mu?- preguntó Saori.
-Por el amuleto y el anillo que lleva- dijo Mu- mi madre era también hechicera, y tenía unos objetos idénticos...-
Los caballeros de bronce miraron en silencio. Mu nunca antes había hablado sobre su vida antes de ser un caballero, o de sus padres.
-¿Y quiénes la perseguían? ¿y porqué?- dijo Saori. Mu se encogió de hombros. Saori suspiró- Bueno, supongo que tenemos que esperar a que se despierte para que conteste todas nuestras dudas, ¿no?-
-Si, pero el efecto de la rosa no durará mucho- dijo Afrodita.
Así fue. Después de unos minutos, la chica comenzó a despertar. Al principio miraba asustada a su alrededor.
-No temas- le dijo Saori, dándole la mano para ayudarla a sentarse sobre la cama- aquí estás a salvo, nadie te va a hacer daño...-
La chica se calmó gracias a las palabras de Saori y aceptó su mano, sentándose. Miraba a los caballeros como si nunca antes hubiera visto a nadie parecido.
-¿Puedes decirnos quien eres?- le preguntó Saori- Mu cree que eres una hechicera...-
Al oír eso, la chica comenzó a temblar otra vez, y miraba a Mu con temor.
-Sí, lo soy- contestó temerosa.
-¿Y porqué te perseguían esos tipos?- preguntó Mu.
-No lo sé- dijo la chica, evadiendo todo contacto con los ojos de Mu, como si le tuviera mucho miedo. Mu la miró extrañado.
-Sí lo sabes- dijo Mu- a uno no lo persiguen así nada más porqué sí. ¿No era por lo que llevabas cargando?-
Esta frase asustó, si era posible, aún más a la joven, al punto de que intentó pararse y salir corriendo de ahí; pero su tobillo doblado se lo impidió y cayó a los brazos de Seiya, quien la ayudó a volverse a sentar.
-Tranquila- dijo Saori- no queremos hacerte ningún mal... ¿porqué no me dices como te llamas?-
-Porque...no...-dijo ella, mirando otra vez a Mu con miedo, como si estuviera esperando a que Mu dijera algo en contra de ella- no quiero...-
-Niña, si no nos dices quien eres, no te podemos ayudar- le dijo Mu con cariño. Esas palabras no mejoraron mucho las cosas, porque ella seguía sin mirar a Mu a los ojos.
-Mu tiene razón- dijo Saori.
-Me...me llamo Cassandra- dijo mirando al suelo, en voz baja, esperando a que nadie la escuchara. Cerró los ojos y los apretó, como esperando a que alguien la golpeara.
En ese momento, Mu se dio cuenta de porqué no quería decir su nombre, y porque lo miraba a él con tanto miedo. Él la miraba con enojo...con desprecio. Todos se sorprendieron al ver a Mu. Nunca antes había mirado a alguien así...ni siquiera a sus enemigos.
Antes de que nadie pudiera decir nada más, Mu se acercó a ella y le arrancó el amuleto y la cadena del cuello. Al parecer, Cassandra ya se lo esperaba, porque no dijo nada. Seguía sentada, con la cabeza agachada y sus lágrimas habían comenzado a correr en silencio.
-¡Mu!- gritó Saori enfadada por el comportamiento del caballero de Aries.
Mu no respondió. Siguió mirando a Cassandra con odio, apretando el amuleto en una mano y el anillo en la otra.
-¿Qué pasa?- preguntó Seiya sorprendido.
CONTINUARÁ...
Bueno, chicos, espero que les haya gustado este primer capítulo... Manden sus reviews, no sean malitos...
