Declaración: Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki. Ya lo he dicho, así que no me denuncie nadie.

2. Enfrentamientos

Saitou dejó sobre la mesa el informe y se recostó en el sillón, deleitándose con el primer cigarrillo del día. - "¿ Ningún problema entonces?"- "Varios heridos pero ninguna baja. Los Onniwabanshu hicieron bien su trabajo"- La respuesta le llegó desde el otro lado de la mesa. El joven capitán, de pie, mantenía su mirada con un aire de insolencia que no le gustaba nada. - "Cuando quiera tu opinión, cachorro, te la pediré. Todavía no me fío de ellos"- "¿Es que te fías de alguien alguna vez? - Saitou alzó una ceja, recordándole con la mirada quién era su superior. - "Puedes irte". El capitán saludó con la cabeza y abandonó el despacho.

- "Parece que anoche estuvisteis de fiesta en el puerto. Me han dicho que intentaron chamuscarte un poco" - el que así habló era un hombre rubio, con un pésimo acento barriobajero y un estrafalario abrigo. - " Se necesita algo más que unas brasas para tratar con el cachorro, Chou, ya deberías saberlo" - un hombre también rubio, pero más bajo y de rasgos agraciados se anticipó a la contestación del joven. - " No se puede dañar al fuego con fuego"- dijo girándose y mirando al muchacho directamente a los ojos. Éste le mantuvo la mirada un instante, para después formar una sonrisa cómplice en la comisura de sus labios - " Buenos días Okita. Deberías pasar a ver a Hajime, seguramente querrá hablar contigo cosas sobre los Onni que el resto de nosotros, pobres mortales, no estamos en posición de discutir " - "Um, parece que al fin, las clases de Tokio sobre poesía están dando sus frutos. Dentro de poco, pequeño cachorro de lobo, estarás rivalizando conmigo en algo más que la destreza con las armas." - "¿Poesía? ¿Qué diablos tienen que ver los Onni con la poesía?¿Es que os estáis riendo otra vez de mi?" - dijo Chou cruzándose de brazos - "Vamos no te pongas así, no puedes vivir codo con codo con los restos de los Shinsengumi, y creer que son personas normales. Y para que no te desmoralices demasiado, te he traído esto"- dijo el capitán tendiéndole una daga china, de intrincado diseño y empuñadura tallada, a Chou - "lo encontré anoche en el barco, y pensé que podría valerte para tu colección. Y ahora os dejo, tengo que acompañar a Tokio esta tarde al kabuki y quiero entrenar un poco antes" - dijo el joven Saitou con una mueca de aburrimiento dejando solos a los dos hombres de mayor edad. Okita le siguió con la vista hacia las salas de entrenamiento de los reclutas, perdido en sus pensamientos.

- "Ay!! " gritó Chou tirando la daga al suelo y agitando la mano con dolor - "¡me ha dado una daga con una aguja en la empuñadura!. Esa pequeña alimaña" - Okita se volvió hacia Chou, su rostro, siempre amable era ahora duro y su mirada fría - " Eso te enseñará a no bajar nunca la guardia frente a un lobo, ni siquiera aquí" - y agregó más para si mismo que para Chou - " Ha crecido sin que nos diéramos cuenta. El tiempo es un adversario al que no se puede derrotar, ni siquiera tú , Hajime, puedes hacerlo" - Okita suspiró y se giró para entrar al despacho de Saitou, su semblante de nuevo alegre y despreocupado. - "Locos. Estoy rodeado de locos" dijo Chou recogiendo con cuidado la daga del suelo - "pero me encanta" y con un gesto alegre guardó la daga en uno de los múltiples bolsillos de su abrigo.

La suave brisa del mediodía acariciaba su rostro, su respiración acompasaba los precisos movimientos de la kata. Tenía los ojos cerrados, no los necesitaba, hay otros sentidos. Era una de las primeras lecciones de Hajime, no confíes tu habilidad sólo a un sentido, puede traicionarte. Una debilidad, y un samurai no puede tener debilidades de ningún tipo, por eso era mejor la soledad. Por eso practicaba en soledad. En su mente se dibujó una escena, un recuerdo, hace mucho tiempo, sus ojos vendados y la voz de Hajime. Hajime cubierto de sangre después de una batalla, enseñándole en vez de preocuparse de su propio descanso. La kata terminó y abrió los ojos. -"¿Es que no tenéis nada mejor que hacer que espiar a vuestro capitán?" - su rostro y su mirada depredadora aterrorizó a los reclutas que como cada día, observaban su práctica a hurtadillas. - "Espero que al menos hayáis aprendido algo".

Aoshi Shinomori entraba en ese momento por la puerta principal del cuartel general de policía. Casi al instante percibió el ki, que tanto le intrigara la otra noche, y apretó el paso hacia él . Cuando llegó al área de entrenamiento sus ojos entrenados buscaron al propietario del ki, que había perdido intensidad. Allí estaba, demasiado lejos para verlo nítidamente con tantos otros cuerpos a su alrededor obstaculizando su visión. Sólo distinguió una pequeña figura, con el pelo azabache recogido en una cola de caballo, alejándose hacia los baños. "Creía que las normas de la policía, obligaban a llevar el pelo corto"- se dijo Aoshi. Un nuevo dato para añadir al misterio del joven Saitou, pero ahora tenía que vérselas con el otro Saitou y ya llegaba tarde.

- "Llegas tarde" - fueron las frías palabras que recibió como recibimiento tras una cortina de humo. Saitou le miraba con ojos desafiantes, como si estuviera deseando un mínimo error del ninja para tener la oportunidad de probar su katana contra sus kodachis. Aoshi no mordió el cebo, mantuvo su compostura y le devolvió la mirada en silencio. Ambos permanecieron callados, en un duelo de miradas, una competición para ver cuál de los dos perdía antes los nervios. - "Tengo otra misión para ti" - dio otra calada al cigarrillo y acercó un papel sobre la mesa hacia el Nina. - "En esta dirección se guarda una espada. Tráemela" - "Los Onniwabanshu no somos ladrones"- fue la lacónica respuesta de Aoshi, -"Mejor, porque te acompañarán unos hombres especialmente "escogidos" para la ocasión." - Aoshi negó con la cabeza- "Si quieres una espada, pídesela a tu secretaria"- dijo refiriéndose a Chou. Una lobuna sonrisa se formó en el rostro de Saitou ante la idea de Chou vestido con un kimono llevándole el café. - "No se trata de la espada en si, Shinomori. Se trata de confianza. Si no eres capaz de obedecer esta sencilla tarea, no podré encomendarte otra clase de misiones, y dejaréis de ser útiles" - Lo había atrapado entre la espada y la pared, Aoshi estaba a su merced, y él estaba disfrutando el tener al okashira en sus manos. Su sonrisa se intensificó cuando Aoshi tomo el papel y leyó la dirección. - "¡Chou!"-"Si jefe"- llegó la voz mientras se abría la puerta. "Acompaña a Shinomori a conocer a sus hombres"- "Si jefe". Aoshi dejó la oficina de Saitou seguro de que al menor descuido, los hombres "escogidos" le acuchillarían por la espalda. Sobre la mesa de Saitou, inadvertido entre todos los informes, quedó un papel con una dirección: Dojo Kamiya.

Estaba oscureciendo. Kaoru dio por terminada la limpieza del dojo. Después de las clases de la tarde la habitación quedaba cargada de sudor y había que limpiarla y ventilarla a conciencia para que estuviera preparada para el día siguiente. Kaoru suspiró y pensó en la cena que estaba aguardando en la cocina. Sanosuke había arrastrado al pobre Kenshin contra su voluntad a una timba. Necesitaba a Kenshin como protección, nadie iba a pedirle cuentas de sus ganancias si le acompañaba el inefable Battousai. Así que serían ella y Yahiko esa noche. Ya le pediría cuentas a Sanosuke por la mañana, y si tenía resaca mejor, así le molestarían más sus gritos. Kaoru no pudo reprimir una sonrisa al pensar en la cara del pobre Sano sufriendo los efectos de la borrachera. Su sonrisa se heló. Había sentido algo. - "¿Quién anda ahí?"- intentó que su voz no sonara tan asustada como realmente estaba- -"¿Yahiko?"- Por toda respuesta unos brazos se cerraron en torno a sus brazos mientras una mano desconocida tapaba su boca - "Shist, no tienes nada que temer si te estás calladita"- Kaoru sintió escalofríos ante esa voz desconocida en su oído. - "Átala y amordázala. No debe sufrir daño alguno"- Kaoru luchaba por tranquilizarse mientras buscaba al dueño de esa voz entre las sombras. ¡Aoshi!,¿ por qué estaba haciendo esto? - "Gomen, Kaoru. Sólo necesito la espada" - Aoshi se levantó del suelo, se había arrodillado junto a Kaoru para tranquilizarla, y parece que lo había conseguido. Se giró y avanzó al fondo del dojo donde reposaba la espada de su padre en su soporte. Estaba a dos pasos de alcanzarla cuando una figura se interpuso en su camino. - "Eso, Shinomori-san, es algo que no puedo permitirte hacer".- Aoshi sonrió para sí, frente a él cubierto como la noche anterior con capa, sombrero y bufanda, se hallaba el joven capitán Saitou, su voz amortiguada por la bufanda que cubría sus rasgos. Ahora lo entendía, el Lobo lo había enviado para probarlo, y por Kami que esta lucha la estaba deseando. Ambos contrincantes reunieron su ki. Un frío glacial frente a una llamarada incendiaria. Katana y kodachis fueron desenvainados y su lucha comenzó, ajenos ambos al mundo que giraba a su alrededor. La espada fue olvidada, como fue olvidada Kaoru y los hombres que irrumpieron en el dojo. El grito de alarma de Yahiko no llegó a sus oídos, ni tampoco les afectó la irrupción de un Kenshin sorprendido por la situación, arremetiendo contra sus atacantes. Sólo contaban los ojos, el entrechocar de los aceros, las fintas, el ataque y la defensa. Ojos azul hielo, contra unos ojos que brillaban ocultos en las sombras del sombrero.

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Como prometí este capitulo es bastante más largo. Iba a continuarlo con la pelea completa, pero parece que así hay más emoción. No estoy muy puesta en palabras japonesas ni en como se llaman los muebles y la ropa, asi que si meto mucho la pata en esas cosas, sorry. Como os habréis dado cuenta, he cambiado un poco la historia. Aoshi sigue siendo el okashira y se supone que los Onni son numerosos. Saitou está casado con Tokio pero no tienen hijos, su compañero Okita Souji sigue con él, pero no "trabaja para él", y Chou es su secretaria.

Ah! y muchas gracias a gaby(hyatt. Eres my primer review!!: en la historia, ela apellido Saitou es común por eso no le extraña a nadie. Además como policia Saitou se llama Goro Fujita, asi que aparentemente no hay ninguna relación entre ellos. No te digo más porque me estaría reventando el fic.