Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki. Ya lo
he dicho, así que no me denuncie nadie.
La letra cursiva es algún pensamiento de los personajes.
3. ¿Quién eres?
Aoshi estaba disfrutando con el duelo. Desde lo de Shishio no había tenido un contrincante a su altura. Hiciera lo que hiciera con sus kodachis, la katana siempre aparecía en el último momento para detener su avance y contraatacar. Su adversario también lo disfrutaba, sabia que el ninja estaría a la altura. Practicar con Hajime y Okita le fastidiaba, siempre tratándole de forma paternal, temiendo hacerle verdadero daño, sin entregarse a fondo en el combate. Shinomori no hacia eso, ambos se estaban entregando por completo aunque no era un duelo a muerte, ambos necesitaban algo más que una rivalidad en destreza para matar a alguien. Sólo hasta la primera sangre. Hasta que uno pillara desprevenido al otro y lo redujera. Pero con la destreza de ambos el duelo podría durar horas, días incluso.
Aoshi esta desconcertado, ¿dónde estaba su cuerpo?, había rasgado multitud de veces la capa de su adversario con sus kodachis, donde deberían haber estado sus flancos y sus brazos, pero sólo había arrevesado tela, no carne. Era como si su cuerpo fuera resbaladizo como el de una serpiente. ¿una serpiente? No. Se estaba enfrentando a un lobo. Algo en su cabeza se lo decía. Ante si tenia a otro de los lobos de Mibu, y esa certeza se abría paso en su cerebro, haciéndole ansiar aún más la victoria, para conocer por fin los rasgos de su adversario.
Al otro extremo de la habitación, Kenshin y Yahiko, con la ayuda de un "sólo-estoy-un-poco borracho- puedo-hacerlo" Sanosuke habían conseguido reducir a casi todos los hombres que habían acompañado al ninja. Había sido una suerte escuchar por casualidad en la taberna, que esa noche habría menos apuestas porque un grupo de parroquianos habituales había sido contratado esa noche, para un "trabajito" en un dojo. El sexto sentido de Kenshin se disparó al oír aquello y arrastró a Sanosuke de vuelta. Parece ser que habían llegado justo a tiempo. - "Hey Kenshin, y a esos dos ¿qué les pasa?, es como si estuvieran en otro mundo"- preguntó Yahiko cogiendo aire -"Parece que el cubo de hielo encontró la horma de su zapato"- Vino la respuesta de Sanosuke sin dejar de pelear. -"Hai"- respondió Kenshin, más interesado en constatar que Kaoru, aún atada y amordazada, se encontraba bien, aunque por el momento lejos de su alcance.
Pero de pronto, el combate sufrió una interrupción que ninguno de los presentes, y mucho menos los propios duelistas esperaban. Por detrás del ninja, el capitán vió como uno de los atacantes sacaba un arco y disparaba. La flecha, desviada en el último momento por un empujón, se desvió de cualquiera que fuera su objetivo, para dirigirse hacia ... -"Kaoru!!!" - Aoshi quedó quieto en medio de la pelea, para su sorpresa, fue la voz de su adversario la que profirió el grito, y, para mayor pasmo de todos fue él mismo quién llego hasta la victima de un salto desesperado y rodó con ella hacia un lugar seguro. Mientras esto ocurría un colérico Kenshin se encargaba de reducir al arquero. La lucha había terminado. Todos se volvieron para ver qué había ocurrido y saber qué demonios estaba pasando esa maldita noche.
La flecha no había hecho blanco en el cuerpo, pero había arrancado lo que quedaba de la capa policial, que colgaba clavada en la pared de la habitación de su improvisado perchero. Aoshi miraba expectante el amasijo de ropas y cuerdas que eran Kaoru y su salvador, esperando que éste se levantara. Lo hizo, con la cabeza gacha, el inmenso sombrero aún tapándole el rostro y, buena parte de su torso. Su cuerpo era extraño, sus músculos eran fibrosos y bien definidos pero sus formas eran demasiado redondeadas. También su vestimenta era extraña. Aoshi esperaba un uniforme policial, pero en lugar de eso se encontró con lo que parecía un gi, sin mangas, largo hasta medio muslo, del color azul oscuro característico de la policía. Sus rodillas y antebrazos estaban cubiertos con placas de metal, a modo de escudo seguramente. Sus manos se alzaron lentamente desatando con ágiles dedos las ataduras del sombrero, cayendo éste al suelo junto con la bufanda. Pero Aoshi no siguió la caída del sombrero, sus ojos devoraban con ansía lo que éste había estado ocultando. El silencio se impuso en la habitación, mientras todos admiraron sorprendidos la cascada de pelo negro azulado que caía sobre los hombros ahora visibles, refulgiendo a la luz de las velas. Los ojos eran del mismo color, azul profundo, tan profundo que parecían negros. Unos labios carnosos completan el rostro. La mirada de Aoshi continuó hacia su pecho para retirarla al instante siguiente no pudiendo soportar como los senos se elevaban al alzar el capitán los brazos para reunir su pelo en una cola de caballo.
-"ES UNA MUJER"- al instante todas las miradas se volvieron hacia Sanosuke - "Eso es evidente, cabeza de pollo"- respondió Yahiko. - "Pero es preciosa"- insistía Sano mirándola con ojos de cachorrito- La mujer le echo una mirada cortante que enmudeció en el acto a Sanosuke y congeló su sangre. Había visto antes aquella mirada, "Tiene la misma mirada que el psicópata de Saitou", pero enmudeció de nuevo ante aquellos ojos. La mujer se volvió hacia Aoshi - " ¿Esto cambia en algo nuestra situación?" - preguntó - " En absoluto."- fue la respuesta formal de Aoshi - "Bien"- Y la danza que ambos comenzaran continuó, sin que ninguno de los dos bajase su rendimiento en combate.
No era la primera vez que Aoshi se enfrentaba con una mujer, había muchas mujeres ninjas, como Misao por ejemplo. Pero esta mujer era mucho mejor que todas ellas juntas. Si no la había subestimado cuando la creía un hombre, mucho menos lo haría ahora. Y volvieron a sumergirse en su lucha, el mundo no importaba de nuevo, solo el golpe y el contragolpe. Pero sin que ambos se dieran cuenta, inconscientemente, sus cuerpos se rozaban, y con cada roce, su excitación se incrementaba.
Kenshin había corrido hacia Kaoru, y la había desatado. Su instinto de protección fue más fuerte que su autocontrol y la estrechó entre sus brazos, asegurándose de que estaba ilesa, y así la mantuvo, a salvo en sus brazos mientras ambos observaban la lucha. Sin embargo, la mente de Kaoru era un torbellino. Esa cara. Desde lo más profundo de su memoria algo le gritaba que conocía a esa mujer, que era importante, si tan sólo pudiera recordar.
Ella lanzó un tajo hacia el brazo derecho de Aoshi, que consiguió evitarlo a duras penas. Reaccionó a su vez con una estocada al pecho, que ella esquivó doblando su cintura en un ángulo imposible para un hombre. Compensa la falta de fuerza con un velocidad y agilidad. Cubierta con la capa, era imposible adivinar dónde estaban realmente sus miembros, por eso Aoshi no había conseguido hacerle ni un rasguño. A su vez ella estaba maravillada, a estas alturas del duelo, cualquier otro habría perdido la concentración, como demostraban las exclamaciones de Sanosuke, su cuerpo era hermoso, y su traje de combate favorecía el uso de su cuerpo como arma de distracción. Pero Aoshi Shinomori no era fácil de impresionar, era demasiado frío y estoico como para caer en una trampa tan tonta. Descubrió que esa parte de la personalidad de Aoshi le gustaba. A ella no le hacia gracia utilizar su cuerpo de esa manera, pero como Okita le habia dicho en bastantes ocasiones "La naturaleza te ha dotado de un arma hermosa, no debes tener reparos en usarla". Por esa razón siempre cubría su cuerpo ante desconocidos, era más leal hacer creer a todo el mundo que era un hombre. No le gustaba jugar con ventaja.
Pero el duelo estaba a punto de acabar. El pie izquierdo de ella resbaló en el suelo cubierto de sudor y Aoshi aprovechó la ocasión, sabía que no volvería a tener una oportunidad así. El movimiento de Aoshi fue rápido. Antes de que ella pudiera corregir la forzada postura que tenía para no perder el equilibrio se vio rodeada por el kodachi de la mano izquierda de Aoshi, mientras el de la derecha subía hacia su desprotegido cuello. Quedaron así, mirándose a los ojos. Casi uno en brazos del otro. Jadeantes, buscando aliento desesperadamente. Se vio perdida. Aoshi ganaría a menos que hiciera algo que rompiera su concentración. "Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas"- la voz de Okita resonó de nuevo en su mente. Y ella hizo lo único que podía hacer. Sus labios buscaron los labios del hombre de hielo. Sólo un instante, un roce, pero fue suficiente. Aoshi aflojó sus brazo y los kodachis bajaron dándole una oportunidad para escapar de su abrazo. - "Kami-sama buscaros un hotel, me estáis poniendo malo!!!"- las palabras de Sanosuke se abrieron paso en el embotado cerebro de ambos. Por un instante Aoshi creyó ver un leve rubor en las mejillas de la chica. El extraño pensamiento de que nunca se habia topado con una criatura tan fascinante se formó en su mente, pero con una sacudida de cabeza lo desechó.
La mirada de Aoshi recorrió la habitación analizando la situación. Sanosuke seguía diciendo algo sobre cubos de hielo con suerte y habitaciones de hotel. Kenshin se habia separado un poco de Kaoru e intentaba tranquilizar también a Yahiko que balbuceaba algo sobre besos con una mueca de asco en la cara. Al fondo los hombres que le habia dado Saito estaban neutralizados, atentos a toda la escena, pero demasiado lejos como para escuchar nada. Finalmente su mirada volvió hacia ella, parecía confusa, no habia previsto que su duelo terminara de aquella manera y parecía dudar.
- "KAGERO!!!"- el grito de Kaoru los hizo enmudecer a todos. La katana cayó al suelo. Su dueña tenia los ojos cerrados cuando se dirigió a Aoshi -" No puede llevarse la espada de mi padre, Shinomori-san. Se llevaría nuestro honor con ella" - abrió los ojos para encontrarse con los de Aoshi formulando la pregunta que habia perseguido su mente todos esos días - "Me dieron el nombre de Kamiya Kagero"- dijo con una sonrisa triste. Aoshi asintió con la cabeza, guardó sus kodachis y salió del dojo sin una palabra, sin un ruido.
Cuando estuvo a salvo en las sombras de la noche, sus dedos subieron lentamente hacia sus labios. Estaban calientes. Los labios de ella habían sido suaves y calientes contra los suyos siempre helados. Le habían gustado. Habia disfrutado besando a esa extraña mujer. -"Kamiya Kagero"- susurró a la noche.
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Todavía tengo el pulso acelerado, parece que la que ha estado luchando he sido yo
Creo que los capítulos son un poco cortos, pero intensos. Además me gusta cortarlos con un poco de suspense, para darles emoción. En el próximo capitulo se desvelaran todos los misterios. He tenido mucho cuidado de hablar sobre Kagero de forma neutra, cuando he podido. Sus hombres la llaman capitán Saitou, porque ese es el rango y su nombre oficial, además se supone que en el cuartel con ropas de entrenamiento no se nota tanto, pero Hajime y Okita la han llamado siempre cachorro.
gaby(hyatt : se que este fic tiene un jaleo de nombres horroroso, pero creo que en este capitulo y el próximo se aclara todo bastante bien y no te volverás a perder entre tanto nombre repetido.
La letra cursiva es algún pensamiento de los personajes.
3. ¿Quién eres?
Aoshi estaba disfrutando con el duelo. Desde lo de Shishio no había tenido un contrincante a su altura. Hiciera lo que hiciera con sus kodachis, la katana siempre aparecía en el último momento para detener su avance y contraatacar. Su adversario también lo disfrutaba, sabia que el ninja estaría a la altura. Practicar con Hajime y Okita le fastidiaba, siempre tratándole de forma paternal, temiendo hacerle verdadero daño, sin entregarse a fondo en el combate. Shinomori no hacia eso, ambos se estaban entregando por completo aunque no era un duelo a muerte, ambos necesitaban algo más que una rivalidad en destreza para matar a alguien. Sólo hasta la primera sangre. Hasta que uno pillara desprevenido al otro y lo redujera. Pero con la destreza de ambos el duelo podría durar horas, días incluso.
Aoshi esta desconcertado, ¿dónde estaba su cuerpo?, había rasgado multitud de veces la capa de su adversario con sus kodachis, donde deberían haber estado sus flancos y sus brazos, pero sólo había arrevesado tela, no carne. Era como si su cuerpo fuera resbaladizo como el de una serpiente. ¿una serpiente? No. Se estaba enfrentando a un lobo. Algo en su cabeza se lo decía. Ante si tenia a otro de los lobos de Mibu, y esa certeza se abría paso en su cerebro, haciéndole ansiar aún más la victoria, para conocer por fin los rasgos de su adversario.
Al otro extremo de la habitación, Kenshin y Yahiko, con la ayuda de un "sólo-estoy-un-poco borracho- puedo-hacerlo" Sanosuke habían conseguido reducir a casi todos los hombres que habían acompañado al ninja. Había sido una suerte escuchar por casualidad en la taberna, que esa noche habría menos apuestas porque un grupo de parroquianos habituales había sido contratado esa noche, para un "trabajito" en un dojo. El sexto sentido de Kenshin se disparó al oír aquello y arrastró a Sanosuke de vuelta. Parece ser que habían llegado justo a tiempo. - "Hey Kenshin, y a esos dos ¿qué les pasa?, es como si estuvieran en otro mundo"- preguntó Yahiko cogiendo aire -"Parece que el cubo de hielo encontró la horma de su zapato"- Vino la respuesta de Sanosuke sin dejar de pelear. -"Hai"- respondió Kenshin, más interesado en constatar que Kaoru, aún atada y amordazada, se encontraba bien, aunque por el momento lejos de su alcance.
Pero de pronto, el combate sufrió una interrupción que ninguno de los presentes, y mucho menos los propios duelistas esperaban. Por detrás del ninja, el capitán vió como uno de los atacantes sacaba un arco y disparaba. La flecha, desviada en el último momento por un empujón, se desvió de cualquiera que fuera su objetivo, para dirigirse hacia ... -"Kaoru!!!" - Aoshi quedó quieto en medio de la pelea, para su sorpresa, fue la voz de su adversario la que profirió el grito, y, para mayor pasmo de todos fue él mismo quién llego hasta la victima de un salto desesperado y rodó con ella hacia un lugar seguro. Mientras esto ocurría un colérico Kenshin se encargaba de reducir al arquero. La lucha había terminado. Todos se volvieron para ver qué había ocurrido y saber qué demonios estaba pasando esa maldita noche.
La flecha no había hecho blanco en el cuerpo, pero había arrancado lo que quedaba de la capa policial, que colgaba clavada en la pared de la habitación de su improvisado perchero. Aoshi miraba expectante el amasijo de ropas y cuerdas que eran Kaoru y su salvador, esperando que éste se levantara. Lo hizo, con la cabeza gacha, el inmenso sombrero aún tapándole el rostro y, buena parte de su torso. Su cuerpo era extraño, sus músculos eran fibrosos y bien definidos pero sus formas eran demasiado redondeadas. También su vestimenta era extraña. Aoshi esperaba un uniforme policial, pero en lugar de eso se encontró con lo que parecía un gi, sin mangas, largo hasta medio muslo, del color azul oscuro característico de la policía. Sus rodillas y antebrazos estaban cubiertos con placas de metal, a modo de escudo seguramente. Sus manos se alzaron lentamente desatando con ágiles dedos las ataduras del sombrero, cayendo éste al suelo junto con la bufanda. Pero Aoshi no siguió la caída del sombrero, sus ojos devoraban con ansía lo que éste había estado ocultando. El silencio se impuso en la habitación, mientras todos admiraron sorprendidos la cascada de pelo negro azulado que caía sobre los hombros ahora visibles, refulgiendo a la luz de las velas. Los ojos eran del mismo color, azul profundo, tan profundo que parecían negros. Unos labios carnosos completan el rostro. La mirada de Aoshi continuó hacia su pecho para retirarla al instante siguiente no pudiendo soportar como los senos se elevaban al alzar el capitán los brazos para reunir su pelo en una cola de caballo.
-"ES UNA MUJER"- al instante todas las miradas se volvieron hacia Sanosuke - "Eso es evidente, cabeza de pollo"- respondió Yahiko. - "Pero es preciosa"- insistía Sano mirándola con ojos de cachorrito- La mujer le echo una mirada cortante que enmudeció en el acto a Sanosuke y congeló su sangre. Había visto antes aquella mirada, "Tiene la misma mirada que el psicópata de Saitou", pero enmudeció de nuevo ante aquellos ojos. La mujer se volvió hacia Aoshi - " ¿Esto cambia en algo nuestra situación?" - preguntó - " En absoluto."- fue la respuesta formal de Aoshi - "Bien"- Y la danza que ambos comenzaran continuó, sin que ninguno de los dos bajase su rendimiento en combate.
No era la primera vez que Aoshi se enfrentaba con una mujer, había muchas mujeres ninjas, como Misao por ejemplo. Pero esta mujer era mucho mejor que todas ellas juntas. Si no la había subestimado cuando la creía un hombre, mucho menos lo haría ahora. Y volvieron a sumergirse en su lucha, el mundo no importaba de nuevo, solo el golpe y el contragolpe. Pero sin que ambos se dieran cuenta, inconscientemente, sus cuerpos se rozaban, y con cada roce, su excitación se incrementaba.
Kenshin había corrido hacia Kaoru, y la había desatado. Su instinto de protección fue más fuerte que su autocontrol y la estrechó entre sus brazos, asegurándose de que estaba ilesa, y así la mantuvo, a salvo en sus brazos mientras ambos observaban la lucha. Sin embargo, la mente de Kaoru era un torbellino. Esa cara. Desde lo más profundo de su memoria algo le gritaba que conocía a esa mujer, que era importante, si tan sólo pudiera recordar.
Ella lanzó un tajo hacia el brazo derecho de Aoshi, que consiguió evitarlo a duras penas. Reaccionó a su vez con una estocada al pecho, que ella esquivó doblando su cintura en un ángulo imposible para un hombre. Compensa la falta de fuerza con un velocidad y agilidad. Cubierta con la capa, era imposible adivinar dónde estaban realmente sus miembros, por eso Aoshi no había conseguido hacerle ni un rasguño. A su vez ella estaba maravillada, a estas alturas del duelo, cualquier otro habría perdido la concentración, como demostraban las exclamaciones de Sanosuke, su cuerpo era hermoso, y su traje de combate favorecía el uso de su cuerpo como arma de distracción. Pero Aoshi Shinomori no era fácil de impresionar, era demasiado frío y estoico como para caer en una trampa tan tonta. Descubrió que esa parte de la personalidad de Aoshi le gustaba. A ella no le hacia gracia utilizar su cuerpo de esa manera, pero como Okita le habia dicho en bastantes ocasiones "La naturaleza te ha dotado de un arma hermosa, no debes tener reparos en usarla". Por esa razón siempre cubría su cuerpo ante desconocidos, era más leal hacer creer a todo el mundo que era un hombre. No le gustaba jugar con ventaja.
Pero el duelo estaba a punto de acabar. El pie izquierdo de ella resbaló en el suelo cubierto de sudor y Aoshi aprovechó la ocasión, sabía que no volvería a tener una oportunidad así. El movimiento de Aoshi fue rápido. Antes de que ella pudiera corregir la forzada postura que tenía para no perder el equilibrio se vio rodeada por el kodachi de la mano izquierda de Aoshi, mientras el de la derecha subía hacia su desprotegido cuello. Quedaron así, mirándose a los ojos. Casi uno en brazos del otro. Jadeantes, buscando aliento desesperadamente. Se vio perdida. Aoshi ganaría a menos que hiciera algo que rompiera su concentración. "Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas"- la voz de Okita resonó de nuevo en su mente. Y ella hizo lo único que podía hacer. Sus labios buscaron los labios del hombre de hielo. Sólo un instante, un roce, pero fue suficiente. Aoshi aflojó sus brazo y los kodachis bajaron dándole una oportunidad para escapar de su abrazo. - "Kami-sama buscaros un hotel, me estáis poniendo malo!!!"- las palabras de Sanosuke se abrieron paso en el embotado cerebro de ambos. Por un instante Aoshi creyó ver un leve rubor en las mejillas de la chica. El extraño pensamiento de que nunca se habia topado con una criatura tan fascinante se formó en su mente, pero con una sacudida de cabeza lo desechó.
La mirada de Aoshi recorrió la habitación analizando la situación. Sanosuke seguía diciendo algo sobre cubos de hielo con suerte y habitaciones de hotel. Kenshin se habia separado un poco de Kaoru e intentaba tranquilizar también a Yahiko que balbuceaba algo sobre besos con una mueca de asco en la cara. Al fondo los hombres que le habia dado Saito estaban neutralizados, atentos a toda la escena, pero demasiado lejos como para escuchar nada. Finalmente su mirada volvió hacia ella, parecía confusa, no habia previsto que su duelo terminara de aquella manera y parecía dudar.
- "KAGERO!!!"- el grito de Kaoru los hizo enmudecer a todos. La katana cayó al suelo. Su dueña tenia los ojos cerrados cuando se dirigió a Aoshi -" No puede llevarse la espada de mi padre, Shinomori-san. Se llevaría nuestro honor con ella" - abrió los ojos para encontrarse con los de Aoshi formulando la pregunta que habia perseguido su mente todos esos días - "Me dieron el nombre de Kamiya Kagero"- dijo con una sonrisa triste. Aoshi asintió con la cabeza, guardó sus kodachis y salió del dojo sin una palabra, sin un ruido.
Cuando estuvo a salvo en las sombras de la noche, sus dedos subieron lentamente hacia sus labios. Estaban calientes. Los labios de ella habían sido suaves y calientes contra los suyos siempre helados. Le habían gustado. Habia disfrutado besando a esa extraña mujer. -"Kamiya Kagero"- susurró a la noche.
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Todavía tengo el pulso acelerado, parece que la que ha estado luchando he sido yo
Creo que los capítulos son un poco cortos, pero intensos. Además me gusta cortarlos con un poco de suspense, para darles emoción. En el próximo capitulo se desvelaran todos los misterios. He tenido mucho cuidado de hablar sobre Kagero de forma neutra, cuando he podido. Sus hombres la llaman capitán Saitou, porque ese es el rango y su nombre oficial, además se supone que en el cuartel con ropas de entrenamiento no se nota tanto, pero Hajime y Okita la han llamado siempre cachorro.
gaby(hyatt : se que este fic tiene un jaleo de nombres horroroso, pero creo que en este capitulo y el próximo se aclara todo bastante bien y no te volverás a perder entre tanto nombre repetido.
