Aquí es dejo el siguiente capitulo, como regalo de año nuevo. A ver qué os parece.
Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki, que ya me gustaría a mi que me pagaran los derechos de autor
8. 3 días y 4 noches: (parte 2) Camino a Hiroshima.
Hajime despertó al alba, como siempre. Pero, como siempre, también permaneció unos instantes más acostado en su futón, observando. Llevaban más de 10 años casados, y como todas las mañanas, Saitou se maravillaba de que Tokio aún siguiera allí. Tokio. Esa increíble mujer capaz de soportar su condenado carácter, de entender su extraño sentido del deber. Que no preguntaba por qué llegaba tarde a casa o por qué simplemente no llegaba, ni siquiera preguntaba de quién era la sangre que a veces, limpiaba de su informe. Tan sólo, cuando llegaba a casa ensangrentado, se encargaba ella misma de lavarlo, como asegurándose de que estaba bien, y él se dejaba cuidar como un niño pequeño, sin protestas, para acabar haciéndole el amor como si el mundo fuera a terminar al día siguiente. Tokio. La única mujer capaz de hacerle sentir vivo, que habia una razón para seguir viviendo, en una era que no era la suya, aunque sólo fuera para compartir su cama. Tokio, que se habia hecho cargo sin preguntas de una niña de 10 años que llevaba su apellido y habia construido un hogar para los derrotados. Tokio, que apretaba su cuerpo desnudo contra el suyo en busca de un poco de calor en la fría mañana. Ya no era joven, ni nunca habia sido demasiado bonita, pero era todo lo que él necesitaba.- "Te quiero" – le susurró al oído. En todos estos años, cada mañana al despertar, la miraba y se lo decía, sólo podía hacerlo en ese momento, porque nadie, ni siquiera su propia esposa, podía saber que Saitou Hajime, tercer capitán del Shinsengumi, se dejaría matar por amor a Takagi Tokio.
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Llevaban más de dos horas a caballo, bajando y subiendo por impracticables senderos de montaña, envueltos en la niebla. Ninguno habia probado bocado desde el día anterior y para colmo, le empezaba a escocer el antebrazo. Debía habérselo vendado con algo limpio, así corría el riesgo de que se infectara, pero era la única opción que tenía. Si tan sólo encontrase un arroyo donde lavarse. Pero eso no era lo peor. Lo peor era que estaba convencida de que estaban dando vueltas en círculos, perdidos en la montaña. Echó una ojeada a Shinomori. Seguía impasible, guiándolas como si realmente conociera el camino, intentando irradiar un aura de seguridad, pero ella habia pasado demasiado tiempo con Hajime y conocía demasiado bien la situación: un hombre demasiado orgulloso como para reconocer que no sabia que estaba haciendo, y mucho menos ante una mujer. Kagero suspiró y bajó del caballo.
-"¿Qué pasa, por qué te detienes?"
-"Ruki tiene que comer algo. Además con un poco de suerte, tal vez se levante la niebla y podamos encontrar el camino correcto"
-"Ya estamos en el camino correcto Saitou-san"
-"Entonces es el primer camino que gira 3 veces sobre sí mismo para pasar por el mismo sitio, Shinomori-san"
-"No digas tonterías"
-"Yo no digo tonterías. ¿Ves esta manzana a medio comer?" – dijo señalando una manzana caída al pie de un árbol – "hace 20 minutos, cuando pasamos por aquí, una ardilla se la estaba comiendo"
- "Debe haber muchas ardillas hambrientas en esta zona, Saitou-san. Por si no lo sabías estamos en otoño y comienza a escasear la comida"- Aoshi no daba su brazo a torcer.
Kagero crispó las manos de impotencia, incapaz de seguir con una conversación que no llevaba a ningún sitio. Buscó en su bolsa la comida que habia traído para el viaje y le tendió a la niña un paquete con carne seca, que no tardó en desaparecer entre rápidos bocados. Mientras todos comían, su vista se posó en un árbol muy alto. Quizás desde allí arriba podría divisar el camino, o al menos, un arroyo con agua. Decidida, se levantó y se dirigió al árbol.
- "¿Qué estás tramando ahora?"
- " No estoy tramando nada, tan sólo voy a subir a ese árbol"
- "¿En busca de ardillas?"
- "Para ser un cubo de hielo insensible eres muy picajoso, ¿lo sabías?" – Aoshi ignoró el insulto
- "El árbol es alto, pero no lo suficientemente fuerte, no aguantará tu peso" – ella lo ignoró a su vez, y siguió trepando – "mujer endemoniada baja de ahí, te vas a caer"
Justo en ese momento, la rama en la que Kagero se apoyaba cedió y ella cayó, intentando agarrarse a alguna otra rama para intentar frenar la caída pero no lo consiguió. Cayó. Cayó directamente en los brazos de Aoshi, que habia corrido para cogerla al vuelo. Una sonrisa de triunfo y superioridad se formó en la boca del ninja, pero antes de que pudiera disfrutar de su victoria con un "Ya te lo advertí", la rama que habia provocado todo, le golpeó en la sien, haciéndole perder el equilibrio y cayendo, con ella aún en brazos, al suelo.
- "Ja, jajaja"- por más que lo intentaba no podía dejar de reír, Aoshi estaba tan gracioso, con esa pose tan altiva y orgullosa, intentando recomponer su dignidad, en el barro, bajo ella.
- "¿Te parece gracioso Saitou-san?"
-"Muchísimo, Shinomori-san"
-"Bien, entonces esto, también te lo parecerá" – y con estas palabras, hizo palanca con su cuerpo, girándolos a los dos hacia la izquierda, quedando esta vez ella bajo él en el barro – "es cierto, te ves muy graciosa Saitou-san"
- "Ahhh!" – gritó ella forcejeando, y sin pérdida de tiempo, repitió la misma maniobra que Aoshi, para darle de nuevo la vuelta a la tortilla, literalmente. Pero con tan mala suerte, que rodaron fuera del camino, por una suave pendiente, hasta un pequeño arroyo. Allí quedaron los dos, ella bajo él, empapados por el agua y riéndose sin parar como locos. Aoshi había olvidado cuándo fue la última vez que habia reído así, con alegría, sin sarcasmos ni ironías, una risa limpia. Bajo la vista hacia ella, evaluando posibles daños causados por las dos caídas.
Kagero estaba completamente bajo su cuerpo, aprisionada literalmente por su peso. No recordaba en qué momento del forcejeo lo habia hecho, pero sujetaba las muñecas de Kagero con sus propias manos. Se miraban a los ojos. Poco a poco dejaron de reír, para tomar conciencia de la postura en que estaban, sus respiraciones se iban haciendo cada vez más pesadas, mientras Kagero acomodaba su cuerpo bajo el suyo. ¡Kami-sama que bien encajaban el uno en el otro!, incluso podía sentir la tibieza de su cuerpo bajo la tela del kimono mojado. Lentamente Aoshi colocó los brazos de Kagero por encima de su cabeza y los dejó allí, en el suelo, sujetos por las muñecas, sin hacerle daño, dándole la oportunidad de liberarse y escapar de su abrazo si ella quería, pero permaneció quieta, expectante, mirándolo a los ojos. Alentado por esto, Aoshi bajó la cabeza hacia ella, acariciando lentamente con la punta de su nariz el contorno de su rostro, bajando hasta la barbilla, para después, con toda la sangre fría que aún conservaba, comenzar a lamer su suave cuello. Al sentir la lengua de Aoshi sobre su piel no pudo evitar cerrar los ojos y soltar un pequeño jadeo, disfrutando de la sensación, mientras arqueaba la espalda y frotaba inconscientemente sus caderas contra las de Aoshi. Cada vez más excitado y encantado con la respuesta de ella ante sus avances, dejó de torturar su delicioso cuello para volver a saborear el éxtasis de esa boca que tan bien pudo explorar la noche anterior pero...
- "¿Ahora vais a hacer otro bebé como anoche?" – la voz infantil fue como una ducha de agua helada para ambos, e inmediatamente, Aoshi soltó a una muy ruborizada Kagero que intentaba recomponer un poco su kimono. Ante ellos, Ruki estaba sentada, observándoles con una sonrisa y una mirada de curiosidad.
- "¿hacer ....bebés......anoche?" – Kagero no era capaz de quitar de su mente la idea de que si la niña no hubiera aparecido, lo más probable es que ella y el ninja probablemente hubieran estado haciendo alguno en ese momento, así que Aoshi se encargó de la niña por ella.
-"Tan sólo nos hemos caído Ruki-chan. Y anoche fue sólo un beso"
-"Miyaki-san, mi nodriza, me dijo que si un hombre y una mujer se besan tienen un bebé. ¿Cómo si no se hacen los niños?" – Kagero volvió a sonrojarse pero Aoshi permaneció impasible ante la pregunta
-"Para eso tienen que estar casados. Y Saitou-san y yo todavía no lo estamos" – la niña asintió, parecía una explicación válida – "y ahora Ruki-chan, vuelve con los caballos y trae las cantimploras, las llenaremos de agua para el camino"
-"Se te dan muy bien los niños"- dijo Kagero cuando la niña desapareció cuesta arriba
-"Con los niños no hay que alterarse, notan si dudas. Ser un cubo de hielo insensible tiene sus ventajas."- la miró a los ojos y el tono de su voz cambió– "Mi mejor amigo murió y yo me ocupé de criar a su hija desde que era un bebé." – hizo una pausa, como si hubiera dicho demasiado – " Será mejor que laves la herida y las vendas, no sea que se te infecte" – con eso el ninja dio por terminada la conversación y comenzó a escalar hacia los caballos
-"¿Shinomori-san?"
-"Aa"
-"¿qué quisiste decir con eso de que todavía no estamos casados?"
- "bueno" – Aoshi le sonrió con picardía – "me pareció mejor decirle eso que intentar explicarle que nos estábamos besando por saldar un asunto de honor"
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Chou bajó rápidamente del caballo y se dirigió hacia el tren que estaba a punto de salir, tenía que entregar su carga antes de que el tren saliera o terminaría sus días fregando los suelos de la comisaría o algo peor.
-"¡Traigo un mensaje para Fujita-san! ¡Dejadme pasar! ¡Traigo un mensaje para Fujita-san!"- fritaba abriéndose paso entre la multitud que rodeaba al vagón de máxima seguridad
-"Esta bien, Chou, ya me has encontrado, deja de armar escándalo y compórtate"- Saitou apareció de la nada y le arrebató al asustado Chou el sobre que llevaba entre las manos. Su rostro se ensombreció al leer el informe
- "¿Malas noticias Hajime?"
- "Es el cachorro Okita. Ayer por la tarde pasaron por Kobe, según el plan deberían haber pasado la noche en Kurashiki no fue así." – nada en su actitud parecía indicar que algo fuera mal, pero Okita sabía lo que estaba pasando por la mente de su amigo en esos momentos, la misma preocupación e ira que por la suya. Saitou continuó – "Anoche una patrulla de Kobe encontró el carruaje. Parece ser que hubo una pelea"
-"Claro que hubo una pelea, Kagero pelearía hasta el final" – Okita no podía ocultar tan bien sus sentimientos como Hajime – "¿qué pasó?"
- "Encontraron a los dos escoltas muertos y a 6 hombres más. También una lista de lugares y nombres, en Osaka"
- "¿Y ella? Por Kami Hajime, ¿qué sabes de ella?"
- " No estaba su cuerpo, ni el suyo ni el de la niña"
-"¿Quieres decir que lograron escapar?¿o que las apresaron?"
- "Hay tres posibles explicaciones Okita. La primera, que las atraparon, pero no creo porque sino ya habrían intentado ponerse en contacto con Yamata para hacerle chantaje." – Okita asintió tratando de serenarse – "La segunda, que hayan escapado, con lo que intentaría seguir la ruta más directa por el bosque y la montaña, evitando caminos y pueblos, lo que tenía que haberse hecho desde un principio. En ese caso nos la encontraremos mañana por la tarde en Hiroshima"
- " ¿Y la tercera explicación? – Okita había recobrado el control y estaba preparado para todo
-" Si no aparece es que está muerta. Y en ese caso, después de la convención, iremos a Osaka a comprobar esa lista con sangre"- Okita asintió, estaba de acuerdo con Saitou
-"¿Y Honda-san?"
-"Si ella está muerta, él deseará estarlo también. Los lobos vengan a sus hijos"
Por primera vez en muchos años, Okita Souji rezó. Rezó porque ella estuviese viva. Porque no se hubiese extinguido la luz que iluminaba sus días, la única familia que le quedaba. Rezó porque siguiese viva, porque de lo contrario, por ella se convertiría en el animal sediento de sangre que consiguió evitar ser durante el Bakumatsu. Pero esta vez sabía que no lo conseguiría. Antes había matado por su país, porque era su deber como soldado. Ahora mataría por una mujer, por un trozo de su alma, y condenaría el resto al infierno.
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Aoshi estaba mirando fijamente al fuego de su improvisado campamento, perdido en sus pensamientos. Habían continuado cabalgando, siguiendo el arroyo montaña abajo, hacia el noroeste, hacia Hiroshima. Era una noche sin luna esta vez y habían seguido avanzando en la oscuridad. Avanzando hasta que notó cómo a su espalda Kagero empezaba a ponerse nerviosa y decidieron parar y dormir un poco. Pero él no podía dormir, al igual que la noche anterior, se quedaría de guardia, por si alguien veía el fuego y los encontraba. Pero con sus sentidos alerta, todos sus pensamientos se centraban en ella.
No habían hablado directamente en todo el día, desde el "incidente" del arroyo, sólo hablaban con Ruki-chan para mantenerla entretenida. Pero cada vez que miraba a la dueña de sus pensamientos, ésta se ruborizaba y apartaba la vista. ¡Maldita sea! La había asustado, apenas se habían visto un par de veces antes de este viaje y él ya la trataba como si fuera su mujer. Esto no podía seguir así, debía intentar controlarse mejor, Kami, llevaba años controlando perfectamente sus instintos y su cuerpo y de buenas a primeras, la sola presencia de esa mujer borraba de golpe todo su autocontrol y en lo único que podía pensar era en su suave y tibio cuerpo bajo el suyo y cómo conseguía encender ese fuego en sus venas. Pero no. Esto no volvería a pasar. había estado a punto de volver a manchar su honor, y lo que es peor, el de ella, y no iba a permitir que ocurriera. De no ser así, nada de lo que la otra noche había soñado para ellos podría ocurrir.
Por su parte, al otro lado de la hoguera, los pensamientos de Kagero de eran muy distintos. ¡Genial! Shinomori creería ahora que era una chica fácil, y dado su comportamiento hasta ahora no se lo reprocharía. No se había resistido cuando la besó la otra noche, y lo que era peor, ¡lo había alentado esa mañana!. Con esto y que siempre la había visto "en actitud poco digna de una dama", como decía Tokio, seguro que pensaba que ella era algo así como una fulana. Igual que su padre. ¡Pero es que no lo pudo evitar! Kami, ya tenia 23 años y era la primera vez que sentía algo así, a su edad, todas sus amigas ya estaban casadas y con hijos, si es que tuviera amigas "normales", pero la verdad es que había ido en contra de todas las enseñanzas de Tokio de cómo debía comportarse una señorita en presencia de un hombre. Por más agradable que fuese, no volvería a ocurrir nada semejante.
Simultáneamente ambos dieron un suspiro de resignación y alzaron los ojos del fuego, con una nueva determinación en la mirada. Determinación que vaciló al encontrase de súbito con los ojos del otro.
-"Gomen, Saitou-san, no volverá a ocurrir, se lo aseguro"
- "No tiene por qué disculparse Shinomori-san, fue culpa mía"
-"Se equivoca, no me comporté debidamente ante una dama"
-"No, es mi culpa, estoy tan acostumbrada a estar con Hajime y Souji, que olvidé que no debo tratar a los hombres con tanta familiaridad"
- "Le repito que es mi culpa, Saitou-san"
-"No, es la mía, Shinomori-san"
-"Bueno, vale, la culpa es de los dos, ¿contentos? Y ahora dejadme dormir" – la voz soñolienta y enojada de Ruki puso fin a la discusión. Kagero volvió a sonreírle y Aoshi pensó que tal vez, aún había esperanza para ellos.
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La conferencia tendría lugar en uno de los palacios más grandes de Osaka. Los distintos representantes habían sido repartidos por los demás palacios, bajo intensas medidas de seguridad, a cargo de la policía de sus respectivas zonas, pero por alguna jugarreta del destino, él, Saitou Hajime, ahora oficialmente Fujita Goro, era el máximo encargado de la seguridad. Desde que llegara a Hiroshima esa mañana, apenas unas horas antes, había permanecido en la puerta del palacio. El estúpido de Honda-sama incluso se había atrevido a felicitarle por su celo profesional. Mientras estrechaba la mano del hombre, Hajime no había podido evitar pensar que si para esa noche su cachorro no había llegado a la ciudad, estaría estrangulando a ese hombre por la mañana. Okita también había ido con él a Hiroshima. En esos momentos recorría a caballo la ciudad, poniendo especial atención en las entradas, cualquiera que los viera a ambos pensaría que no eran más que dos soldados más, vigilando posibles atentados contra la conferencia, pero lo que realmente estaban esperando era divisar una conocida figura de mujer, y dejar descansar su alma.
Okita dio la vuelta al caballo y regresó al palacio. No había señales de ella todavía. Según sus cálculos debería llegar por la tarde, si todo había ido bien, quizá por la noche. Pero de lo que estaba seguro es que como mañana no estuviera ya allí, a salvo con él. Iría hasta Kobe y la rastrearía, sería bastante difícil, ya que era zona montañosa y habría pocas huellas, pero no sería la primera vez que rastreaba una montaña. Recordó que fue de esa forma como dieron con ella la primera vez, un animalillo asustado cubierto de sangre, y se dijo viva o muerta, la encontraría.
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Era casi mediodía y ya no podía más. Afortunadamente, el brazo había dejado de molestarle pero ahora era su trasero el que protestaba. No estaba acostumbrada a montar a caballo y menos durante tanto tiempo y por caminos tan accidentados. De manera que cuando Shinomori sugirió que podrían parar a comer algo y descansar, aunque estuvieran tan cerca de su destino, no puso ninguna objeción.
- "En Osaka tenemos una casa muy grande con muchos criados, pero estoy sola todo el rato porque mi papá tienes que trabajar mucho y Miyaki-san no hace más que regañarme y ponerme deberes tontos" – la niña no paraba de charlar, contenta pese a todo por la aventura que estaba viviendo – "¿y tu vives sola Kagero-chan?"
- "Ahora vivo con mi hermana en un dojo. Pero antes vivía con Hajime y su mujer"
-"¿Ese Hajime es tu papá?"
-"No Ruki-chan, Hajime me encontró hace muchos años y se hizo cargo de mí, aunque sí, supongo que en cierta forma es mi papá, y Tokio mi mamá"
-"Y el otro, ¿es que tienes dos padres?" – el otro, sin duda el tipo rubio, Aoshi no se perdía detalle de la conversación.
- "Bueno, Okita es algo especial, no puedo decir que sea como un padre, no le pega nada, pero sigue siendo familia..."
-"¿Okita?¿Okita Souji?"- Aoshi la interrumpió incrédulo –"Okita Souji era el primer capitán del Shinsengumi, pero murió poco después de que terminara la guerra"
-"Durante el Bakumatsu, enfermó de tuberculosis, yo misma lo estuve cuidando. Al final de la guerra, gastamos todo el dinero que nos quedaba para que pudiera ir a un balneario y curarse. Estuvo a punto de morir, por eso ahora le dan por muerto, pero al igual que Hajime, sigue vivo. Aunque no trabaja de forma tan directa para el gobierno, ha preferido seguir en las sombras"
Okita Souji, así que ese es el nombre de su rival. Una oleada de celos creció en su interior al escuchar cómo ella hablaba de él, con ese cariño en la voz. Saitou era su padre, pero Okita.... ni ella misma era capaz de explicar qué relación tenía con él. Debía averiguarlo, y pronto.
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Al caer la tarde, tres personal avanzaban entre la multitud que llenaba las calles de Osaka hacia el palacio principal. No llamaban en exceso la atención, una familia más de las muchas que estaban llegando a la ciudad para poder ver, aunque fuera desde lejos, a los participantes de aquel encuentro y a los occidentales, con aquellos extraños trajes. El hombre, moreno, alto y con unos ojos azules muy claros, llevaba en la mano izquierda las riendas de dos caballos, de aspecto cansado, como si hubieran hecho un largo viaje muy rápido. En la otra mano apretaba la pequeña mano de un niña, su hija sin duda, que avanzaba dando saltitos, intentando seguir los pasos de su padre. La otra mano de la niña era sujetada por su madre, que llevaba puesto un abrigo demasiado grande para ella, de su marido sin duda, para protegerse del frío. A lo lejos podían ver el palacio.
- " Vaya, lo que faltaba"
- "¿Algún problema, Saitou-san?
- "Honda-sama está allí, en la puerta"
- "Es su obligación. ¿Qué ocurre con él, es porque te asignó esta misión?"
-"Verás, Honda-sama no tiene un buen concepto de mi"- Kagero suspiró y continuó su explicación – "Durante la guerra, las únicas mujeres que acompañaban a los soldados eran......bueno, ya sabes... así que mis amigas son.....pues eso. Hace un par de años, estaba charlando con una de ellas en un burdel"
-"¿Qué es un burdel, Shinomori-san?"- Ruki-chan tan oportuna como siempre, la había interrumpido
-"Un burdel es un salón de té donde sólo trabajan mujeres y donde sólo pueden entrar hombres, Ruki-chan y no interrumpas"- la niña asintió y torció la boca ante la regañina
-"pues eso, estábamos hablando tranquilamente en su habitación, cuando llegó un cliente. Yo me levanté para irme, pero él sugirió que yo debía quedarme también, con ellos, y me agarró.....y yo..."
-"¿Honda-san?"
-"Hai. No me soltaba así que tuve que ser un poco brusca." – Kagero bajó la cabeza, avergonzada
-"¿Qué quiere decir un poco brusca?"
-"le partí la nariz"- dijo en un hilo de voz
-"¿qué?"
-"QUE LE PARTÍ LA NARIZ, ¿CONTENTO?"
Antes de que Aoshi pudiera decir nada, Kagero se dirigió hacia el guardia de la puerta. Al instante, Saitou la detectó permitiéndoles el paso al palacio, con un gran alivio en su expresión, que sólo fue percibido por Kagero.
- "Te tardaste mucho, cachorro"
-"Tuvimos problemas por el camino, pero gracias a la aparición de Shinomori-san conseguimos llegar"
- "Bien. Okita os acompañará a la estación de tren. Quiero que esta misma noche abandonéis Hiroshima no tenéis nada que hacer aquí ya." – Saitou quería poner distancia entre Kagero y Honda, no estaba como soportar desplantes por parte de aquel hombre, aunque fuera su superior, además, un sexto sentido le decía que debía separarla también del ninja, cuanto antes mejor.
- "oh no por favor, han recorrido un largo viaje. Además sin duda alguna les debo la vida de mi hija, quisiera agradecérselo"- Yamata-sama también habia estado esperando en la puerta, muy preocupado, y no había tardado en abrazar a su hija.
- "Si no les molesta, me gustaría que se quedaran al menos hasta la recepción. Mañana por la noche, se da comienzo a la conferencia con una gran fiesta. Por lo que tengo entendido, Saitou-san, usted habla perfectamente inglés. No somos muchos los que podemos decir lo mismo, me temo, y creo que nos prestaría un gran servicio si usted y Shinomori-san asisten"
-"Muy bien, ya lo han oído todos. Shinomori ¿verdad?" – dijo Honda-sama tendiéndole una papel al ninja –" esta es la dirección de un posada en la ciudad, con este salvoconducto tendrán una habitación para pasar la noche" – Kagero endureció el cuerpo ante el tono y la doble intención de las palabras del ayudante del ministro, pero mantuvo la compostura- "y ten, cómprale algo bonito para mañana" – dijo poniéndole en la mano una bolsa llena.
- "No es necesario, el capitán Saitou puede quedarse con Okita y conmigo en..."- Honda negó con la mano la sugerencia de Saitou
-" Vamos, vamos, teniente, no vamos a separar a la parejita después de sólo dos noches juntos"
Y así, con un Saitou a punto de estrangular a Honda-sama por su intervención. Kagero y Aoshi abandonaron el palacio rumbo a una de las posadas de peor reputación de toda la ciudad de Osaka, ya que los demás aún tenían deberes que cumplir. La posada era realmente mala, y no hizo falta mostrarle el salvoconducto al posadero para que les diera una habitación, la única libre, según él. Los acompañó hasta una pequeña habitación en la primera planta, con un futón extendido, que al menos, parecía limpio y cómodo.
-"¿Sólo un futón?" –preguntó Kagero
-"¿Para qué necesitas más preciosa?" – fue la respuesta del posadero, que no había dejado de lanzarle miradas lascivas todo el rato
-"Escucha, escoria"- Aoshi, ya había visto bastante humillada a Kagero por aquel día y no aguantaba más. Había cogido al hombre por los bordes de su gi y lo había alzado hasta que quedara a la altura de sus ojos – "La señorita necesita un futón, una yukata limpia y un biombo para cambiarse."- El hombre asentía con pánico mientras pataleaba en el aire, impotente.
Unos instantes después, un posadero todo humildad y buenos deseos, aparecía llevando un enorme biombo de bambú y una yukata usada. La yukata era de su esposa, informó y desgraciadamente no tenían más futones disponibles, porque la posada estaba llena, pero al fondo del pasillo, había un cuarto con bañeras y agua caliente, por si querían asearse.
En cuanto el pobre hombre desapareció, Kagero se dirigió al cuarto del fondo para asearse un poco y quitarse de encima ese olor a caballo. Aoshi la estaba esperando en su habitación. – "Puedes cambiarte mientras yo me baño. El futón es para ti"- dijo saliendo a su vez de la habitación. Rápidamente se baño y agradeció el agua caliente, él tampoco estaba acostumbrado a cabalgar durante tanto tiempo. Salió del baño y se vistió con una bata, dormiría con ella puesta. Cuando regresó a la habitación Kagero se había puesto la yukata y estaba sentada en el futón.
-"He mandado a lavar nuestras ropas, para mañana estarán limpias y remendadas"- le dijo mientras se sentaba en un rincón, apoyado contra la pared, dispuesto a dormir
-"Shinomori-san no seas estúpido, este futón es lo suficientemente grande para los dos. No puedo permitir que pases otra noche en vela"
Aoshi dudó ¿pasar la noche sentado en el suelo o acostado con ella? Estaba a punto de negarse cuando ella le lanzó una mirada que no admitía protestas y abrió el lado derecho del futón, quedándose ella en lado izquierdo a una considerable distancia de su cuerpo. Aoshi suspiró y se acostó a su lado.
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Bufff!!! Qué capítulo más largo, cuántos diálogos, pero es que lo único que podían hacer era hablar mientras cabalgaban. Bueno, si alguien se esperaba algo más fuerte, que conste que dudé un poco de hacer algo de Lemon, pero pensé que no se conocían lo suficiente, esta claro que hay atracción física pero tienen que estar enamorados, y para eso tienen que conocerse, que para eso les he puesto todo el viajecito.
Llevamos 3 noches y 2 días, así que no os perdáis el último día y la última noche.!!!
