Creo que es la tercera vez que digo que el capitulo es un regalo de año nuevo. Pero creo que preferís capítulos pequeños y frecuentes que uno largo de vez en cuando ¿no? Pues eso, Feliz Año Nuevo, otra vez y esta de verdad.
Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki, que ya me gustaría a mi que me pagaran los derechos de autor
10. Juramentos
El paisaje cambiaba continuamente conforme el tren avanzaba llevándoles de regreso a Tokyo. Okita habia ido a recogerla a la posada para acompañarla a casa, pero no fue capaz de encontrar palabras cuando la vio. Tenía los ojos hinchados por haber llorado, aunque ahora estaban secos, y ojeras bajo ellos por no haber dormido en toda la noche. Pero lo que más le dolía era que en ellos ya no brillaba ninguna luz, su boca parecía incapaz de volver a reír y toda ella irradiaba sufrimiento. Por primera vez, empezó a pensar que tal vez Hajime podría estar equivocado.
-"Hajime le dijo algo sobre nosotros, por eso se fue" – sólo la habia escuchado una vez con la voz tan triste, cuando su padre la abandonó, pero esta vez no podía consolarla. Estaba al borde del abismo y él mismo se encargaría de empujarla.
-"Hai, le dio a entender que nos casaríamos" – nunca habia tenido tanto miedo de emplear las palabras como en ese momento
-"¿Y lo vas a hacer?" – le miró directamente, una mirada vacía. Parecía que Aoshi se habia llevado su risa y le habia dejado a cambio su hielo
-"Sabes que si en esta vida tengo que casarme con alguien, sería contigo" – Kagero fijó en su vista en el cambiante paisaje, en silencio, durante varios minutos. Okita pensó que no volvería a hablar pero
-"Hace tiempo creí estar enamorada de ti, ¿sabías?"
-"Es algo lógico, no te ibas a enamorar de Hajime teniéndome a mí"- intentó bromear un poco para hacerla sonreír y relajarse, pero fracasó
-"Tokio eligió a Hajime" – la sonrisa de Souji desapareció por completo –"¿Te casarías conmigo sólo porque él lo manda?"
-"Me casaré contigo si quieres que lo haga"
-"¿Aunque te dijera que fui su mujer?"
-"No creo que lo hayas sido. Y aunque así fuera, si quieres ser mi mujer, nadie lo impedirá"
-"¿Acaso me amas, Souji?"
-"Te quiero mucho, eres la luz que ilumina mis días, mataría por ti"
-"Me quieres pero no me amas, matarías por mí pero no morirías por mí"- los ojos de Kagero se llenaron de lágrimas – "Yo también te quiero mucho Souji, pero ahora sé que el cariño no es suficiente, no necesito a alguien que mate por mí, eso lo puedo hacer yo misma" – ahora Okita también estaba llorando –"necesito a alguien que me ame y que esté dispuesto a morir por mí, de la misma forma que yo lo haría."
-" ¿y Shinomori lo haría.?"
-"Lo dijo su cuerpo al abrazarme anoche" – Okita cerró los ojos, las lágrimas caían por su rostro igual que por el de ella. Al fin, decidió de qué lado estaba.
-" No será fácil, pero encontraré la forma de que todo esto salga bien. Te lo juro mi niña" – Abrió los ojos, a través de las lágrimas, la vio sonreír, una sonrisa muy pequeña aún, pero suficiente para seguir alumbrando su mundo.
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Cerró la puerta de soji. Habia vuelto, estaba en casa, ahora todo volvería a la normalidad como si nada hubiera pasado. Pero no era así, por más que se dijera que por una vez habia actuado como debía actuar, cada una de las fibras de su cuerpo le decían que estaba equivocado. ¿Lo mejor para ella? Ella no quería esa vida de lujos, por más maravillosa que pareciera, sería una vida falsa, pura fachada llena de intrigas. Ella sólo quería ser feliz. Y él podía hacerlo. Estaba tan seguro de eso como de la luz del día. ¿Entonces qué? ¿Un pequeño obstáculo en el camino y la dejaba?¿Por su bien?¿Porque otro también la amaba? Estrelló su puño lleno de ira contra la pared. No era más que un cobarde, se habia construido una sólida coraza de hielo a su alrededor para evitar tener contacto con la gente, para no volver a perder a nadie más, para no volver a sufrir ese dolor. Se sentía tan cómodo en ella que no era capaz de vivir la vida de otro modo, por eso, cuando Saitou le abrió una puerta para seguir con su vida anterior, la aceptó como un cobarde. Porque eso es lo que era, se habia escudado en lo que sería lo mejor para ella, en vez de en lo ella quería. ¡Ella le quería él! Recordó cómo lo habia mirado en el baile, suplicándole que fuera a buscarla, a rescatarla de aquella vida. Y en vez de ir a buscarla, en vez de abrazarla y afrontar las consecuencias los dos juntos, la habia abandonado. Okita se casaría con ella. Jamás volvería a verla. Su rabia contenida durante tanto tiempo estalló. Arremetió contra todo lo que habia en la habitación, destrozando muebles, telas, adornos ... como un huracán. Cuando ya no encontró nada más volvió a golpear la pared una y otra vez hasta dejar una mancha oscura con su sangre en ella. Recordó cómo habia su futuro, su mujer con su bebé de ojos claros. Ese bebé no tendría ya sus ojos, su pelo seria claro como el de su padre. Se dejó caer de rodillas al suelo. –"Koishii"-susurró.
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Misao caminaba por el mercado perdida en sus pensamientos. Aoshi habia regresado al Aoiya poco después de mediodía, y se habia encerrado en su cuarto. No le habia dirigido la palabra a nadie ni tampoco habia abierto la puerta. No era una actitud muy corriente, pero de alguna forma se ajustaba a la rutina de su Aoshi-sama de meditar sin ser molestado bajo ningún concepto. Lo que no era tan normal, eran los gritos de rabia y el ruido de lucha que se habia oído a continuación, como si estuviera librando una batalla con la propia casa. Okkon habia sugerido que quizá con un poco de té verde, su favorito, se calmase. Así que Misao habia salido corriendo hacia el mercado, seguida de cerca por Hiroki, que no podía seguir de pie, en la puerta, impotente, suplicando a su okashira que abriera la puerta.
-"¿Qué crees que le habrá pasado en estos días Misao?"
-"No lo sé, Kaneda-sama dijo que estaban hablando de la convención y de repente salió corriendo"
-"¿Estás segura de que no hablaron de nada más?"
-"No, el propio Kaneda-sama dijo que estaban hablando de una misión encomendada al capitán Saitou, de Tokyo, nada que tuviera que ver con Aoshi-sama"
-"¿El capitán Saitou?, cuando fuimos a Tokyo trabajamos en una misión con él, no sé, quizá tenga algo que ver con la mujer de las flores"
-"¿Mujer de las flores?¿De qué hablas Hiroki?"
-"Ano...el okashira me hizo jurar que no hablaría de eso....mejor pregúntale a él"
-"Hiroki, dime ahora mismo todo lo que pasó en Tokyo o te arrepentirás por el resto de tu vida"
-"Pero...pero...Misao....es una orden directa....no puedo....Hey ¿Qué ocurre allí?
Habian llegado casi al final de la calle, en una oscura bocacalle se habia formado un corro de gente, parecía una pelea. Según les informaron, una pandilla habia tratado de atacar a una chica y la habian arrastrado hacia el callejón pero un joven vagabundo se lo habia impedido, ya habia despachado a varios y ahora se encargaba del cabecilla, que iba armado con una espada. Misao y Hiroki se abrieron paso entre la multitud, la batalla estaba por terminar, el malhechor en un último y desesperado ataque habia arremetido contra el hombro del rurouni y dejando la espada clavada, habia huido por el extremo del callejón antes de que nadie pudiese hacer nada. El herido habia caído de espaldas directamente sobre Misao, que ahora lo mantenía en su regazo.-"Hiroki, fíjate, está temblando y no es por la herida"- llevó su mano a la frente del chico –"tiene fiebre, está enfermo. Debemos llevarlo al Aoiya y avisar al médico"- justo en ese momento el enfermo giró la cabeza revelando su rostro. –"¡Kami-sama Misao, es Seta Soujiro, la espada divina del Juppongatana"
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Para cuando llegaron a Tokyo, al anochecer, Kagero casi habia recuperado su expresión habitual, alguien que no la conociera bien, o que no pudiera leer su ki, sólo vería cansancio en su rostro. Y cansancio fue lo que vieron su hermana y el resto de los habitantes del dojo Kamiya cuando después de amables regañinas por haberse marchado sin ninguna explicación, y sonrisas de comprensión, se fijaron en ella. Tal vez por eso, cuando dijo que se iba a su habitación a descansar, nadie puso ninguna objeción. Quería dormir, estaba cansada de tanto dolor, tanto vacío. Ya no le quedaban lágrimas que derramar, pero eso no mejoraba su situación. No conseguía dormir.
Una hora después, la puerta de la habitación se abrió y Tokio entró. No pidió explicaciones, nunca las pedía. Sólo abrazó a su hija y la acunó mientras sollozaba contra su regazo, acariciando su pelo. Después de todo, a una mujer siempre le quedan lágrimas que derramar por un hombre.
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Misao se quedó de pie ante la puerta cerrada, la bandeja con la cena en sus manos. Aoshi-sama no habia querido comer nada, pero al menos habia dejado de gritar y luchar y abierto la puerta para decirle que estaba bien. Hubiera preferido no verlo, no tenía heridas en su cuerpo, salvo unas raspaduras en la mano derecha, pero ni siquiera después de la batalla contra el Juppongatana lo habia visto así, tan helado, tan vacío. Y hablando del Juppongatana ahora tenía a uno de sus miembros más temibles al otro lado de la puerta. Se armó de valor y entró, quizá a él si le apeteciera cenar.
-"¿Puedes levantarte? La cena está caliente, te sentará bien" – Soujiro se sentó en el futón trabajosamente y comenzó a comer
-"Gracias por la comida, y por esto también"- dijo señalando su hombro vendado, su amplia sonrisa desconcertaba a Misao
-"No hay de qué. No podía dejarte tirado en la calle después de cómo ayudaste a esa chica"
-"Creo que te conozco....¡sí! ...la chica que buscaba a Shinomori...Misao"
-"Hai, soy yo. Estas en el Aoiya de los Onniwabanshu"
-"Te debo la vida, Misao"- por un momento su sonrisa desapareció al pronunciar estas palabras, pero recuperó su máscara de felicidad habitual al instante
-"No digas eso, si no hubiese sido yo, cualquiera te habría cuidado, eres un héroe"
-"Pero lo hiciste tú. Ahora mi vida te pertenece a ti, y permaneceré a tu lado hasta que dispongas de ella"
-"¿Qué? ¿es que aún tienes fiebre Soujiro?"
-"No, bueno, quizás un poquito, pero es verdad, mi vida es tuya, es un juramento que hice hace tiempo"
-"ESTÁS LOCO" - Misao salió corriendo de la habitación, poniendo la mayor distancia posible entre ella y ese loco de sonrisa eterna.
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Se acabó el capitulo, ya se que es cortito pero en fin.
Layla por petición tuya, he metido a Soujiro en el fic, no estaba planeado pero bueno, aquí está. Y lo que pase a continuación lo dejo a votación popular así que os ruego a tod@s un poco de colaboración. Las parejas que hay son:
- Aoshi/Kagero después de todo lo que han pasado no puedo poner un Okita/Kagero o un Aoshi/Misao por mucho que os guste la pareja,
- Kenshin/Kaoru como no, ya tengo escrita la escena "buena" pero todavía falta bastante
- Y ahora viene el problema ¿qué preferís un Misao/Hiroki o un Misao/Soujiro?
Si queréis más parejas las pongo, pero creo que ya hay bastante gente metida en el fic, ya que también tendré que poner algo de Saitou/Tokio de vez en cuando. En fin, espero vuestra opinión. Esta vez no podré actualizar hasta el año que viene ¡cuánto tiempo! Hasta que no vea vuestras opiniones no podre escribir el capítulo, así que está en vuestras manos lo rápido que queráis q actualice.
Hasta la próxima. FELIZ 2004
