Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki, aunque ni en la serie ni en le manga hicieron las escenas LEMON que vienen en este capítulo.
¿Yo dije que éste era el último capítulo? Pues no se contar, es un hecho. Pero juro que el último capitulo sobre el terremoto es éste.
Y ahora propaganda, he empezado otro fic Obsesión un kk para que nadie proteste por la pareja protagonista, mejor lo veis y opináis, pero ahora a terminar éste que por algo estáis aquí
20. Y la tierra tembló (III)
Resumen del anterior: Okita inconsciente, Saitou y Tokio en el hospital también, Sano y Kagero camino del dojo, Aoshi ocupándose de la gente del tren. Yahiko, Kenshin y Kaoru sin dar señales de vida.
Atravesaron la ciudad con energías renovadas al saber que al menos Saitou y Tokio seguían vivos, y al ver de qué forma Hajime conseguía aterrorizar al pobre Chou, incluso postrado en una cama, era una buena señal de que su herida no era grave. Pero Chou también había dicho algo de un tren. Kagero intentó hacer memoria. El tren de Kyoto. Aoshi. Su corazón empezó a latir muy deprisa y no a causa de la carrera. Tenía un mal presentimiento ¿sería posible que Aoshi fuera en ese tren?. Llevaba meses sin saber de él, sólo tenía la promesa de que vendría a buscarla en primavera y las noticias oficiales sobre su actuación en Hokkaido. ¡Kami-sama que este bien por favor! Rogó en silencio, pero al instante siguiente, se dejó caer al suelo, de rodillas. Aquello era una pesadilla, pronto despertaría en su futón y todo seguiría en su sitio.
Sanosuke sintió como el corazón se le paraba en el pecho por la angustia. Habían llegado por fin al dojo Kamiya. El problema, es que el dojo había desaparecido. La sala de entrenamientos, el centro del edificio estaba a la vista, con solo una pared en pie, la que daba acceso a la habitación de Kagero que parecía haber sufrido pocos daños. Dio la vuelta a la casa para ver qué mas había pasado y se sintió un poco mas alentado. La cocina había desaparecido sepultada por el techo, al igual que los dormitorios más próximos, pero al menos dos habitaciones más habían resistido el temblor. Parecía que, aunque el techo había caído, las paredes del pasillo, habían resistido rígidas, cayendo una sobre otra manteniendo un pasadizo en forma de V invertida. Intentó concentrarse y lo sintió, aquella sensación salvaje en su espina dorsal. Sonrió. Quizá fuera sólo su deseo de encontrarlos pero juraría que Kenshin seguía allí abajo, y si él estaba allí Kaoru también estaba seguro. El la protegería con su vida. Volvió junto a Kagero y la abrazó para levantarla. Besó su frente para darle ánimos y le contó lo que había descubierto.
-"Creo que he sentido el ki de Kenshin bajo lo que queda del pasillo. Ya verás, los dos estarán bien, sólo hay que ir quitando piedras y escombros y los encontraremos" – ella asintió con los ojos llenos de esperanza –"Déjame esto a mí, tú tienes que ir a ayudar al doctor Gensai ¿recuerdas? Hay gente que necesita de tu ayuda. Cuando los saque, los mandaré a buscarte, no te preocupes"
-"Eres un buen amigo Sanosuke" – dijo acariciándole la mejilla, aún abrazada a él –" Y tienes razón, no tengo por qué preocuparme. Himura está con ella. Nada le puede pasar a mi hermana estando con él"- intentó sonreír y beso su mejilla cariñosamente.
Sanosuke también le sonrió y la liberó de sus brazos para que ella pudiera seguir su camino. Se volvió y trató de buscar una pala o algo que le sirviera para empezar a quitar escombros. Entonces lo volvió a sentir. Una sensación que reconoció como el ki de un guerrero, pero no era el de Kenshin, éste era más...glacial, helado. –"¡Aoshi?"- llamó no muy seguro. A lo lejos, desde la orilla del río. Unos ojos azul hielo miraban directamente la figura de Sanosuke. Brillaban con un resplandor mortal, llenos de celos.
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Aunque se sentía muy a gusto con Kaoru entre sus brazos, estaba sintiendo calambres en la pierna de mantener su peso y aquella incómoda postura tanto tiempo, así que, comenzó a moverse muy despacio, intentando ponerse en una posición más cómoda, sin llegar a despertarla. Pero no lo consiguió, al notar movimiento bajo su cuerpo, Kaoru despertó sobresaltada e intentó levantarse, pero sólo consiguió darse un golpe en la cabeza y volver a caer sobre Kenshin. Ahora los dos habían cambiando de posición. Tratando de recordar qué había pasado, Kaoru se ruborizó al recordar el apasionado beso que se habían dado en la cocina y que después había echado a correr cuando sintió el temblor. Ahora Kenshin estaba recostado sobre el muro, casi sentado, pero con las piernas extendidas al frente y, sobre él, también extendida, se encontraba ella. A pesar de la penumbra del lugar, Kaoru pudo ver la sonrisa tranquilizadora del rurouni y se dejó abrazar por la cintura y recostar sobre su pecho mansamente.
-"¿Qué ha pasado?"
-"Estamos en el pasillo. Lo que queda de él al menos. Parece que ha habido un terremoto"- dijo acariciándole los largos cabellos negros y apartándoselos de la cara –" Llevamos bastante tiempo aquí atrapados, pero todavía es de día. ¿Ves? se cuela algo de luz por algunas rendijas y también pasa aire. De modo que no nos asfixiaremos.
-"Entonces ¿no vamos a morir?"- Kenshin se quedó callado, quería decirle que sí, que todo saldría bien. Pero no estaba muy seguro. Prefirió decirle la verdad sin rodeos, para que estuviera preparada para lo peor. Su Kaoru era fuerte, se lo había demostrado muchas veces
-"Por ahora....creo que no. Pero es sólo cuestión de tiempo. Ha sido casi un milagro que las paredes no se hayan desmoronado, pero tarde o temprano lo harán y caerán sobre nosotros. Moriremos si alguien no nos saca de aquí" – Kaoru enterró su cara en el pecho de Kenshin y respiró contra su piel. No tenía miedo a morir, había estado en peligro y se había enfrentado a muchas cosas antes, y estaba preparada para lo peor. No tenía miedo a morir mientras fuera así, con él. Pero antes tenía que decirle una algo muy importante
-"¿Kenshin?"
-"Hai, Kaoru"
-"No tengo miedo a morir mientras estés conmigo, y más ahora que sé que me amas tanto como yo a ti"- él sonrió al escuchar sus palabras y la besó en la frente cariñosamente
-"Ahora me alegro de habértelo dicho y haberte besado. Debí hacerlo mucho antes, por mi culpa hemos desperdiciado un tiempo precioso" –dijo con voz un poco triste y culpable
-"Baka rurouni"
-"Hai, el más baka de todos los baka Kaoru-dono" – ella levantó la cabeza de su pecho para lanzarle una mirada de advertencia – "digo Kaoru"- corrigió rápidamente. Ella se dejó caer de nuevo sobre él, satisfecha.
-"Hay algo que quiero hacer antes de morir"
-"Si está en mi mano, lo harás te lo prometo"
-"Quiero morir siendo tu mujer Kenshin"- dijo mientras sus mejillas se teñían de púrpura
-"Pero aquí no hay nadie que pueda casarnos amor mío"
-"No necesito casarme contigo para ser tu mujer"- respondió mordiéndose el labio muy nerviosa por lo que estaba sugiriendo
-"ORO"
Tímidamente y sorprendiéndose de su propio atrevimiento, Kaoru empezó a separar con sus manos el abierto gi magenta para deslizar sus manos por el musculoso pecho lleno de cicatrices, y un poco más tarde acariciar con sus dedos y su lengua toda la piel a su alcance. Kenshin echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, disfrutando de las torpes e inexpertas caricias de su amada sobre su piel y dejando que lentamente lo excitase. Los besos de Kaoru subían ahora por su cuello, después de haber recorrido con su lengua todas las pequeñas cicatrices que había acariciado antes con sus dedos, mientras sus manos descendían por el cuerpo masculino, buscando las ataduras del hakama de Kenshin.
Aquello fue la gota que colmó el vaso y, con ojos casi totalmente dorados, la atrajo hacia su boca para besarla con pasión y deseo, e introducir su lengua ansiosa en la boca de su amada. Dejó que la muchacha desatara su hakama pero no le permitió quitárselo, sino que, con mucho cuidado, giró su cuerpo, dejándola acostada sobre el suelo, bajo él. Antes de que la chica pudiera darse cuenta, el kimono estaba abierto y apartado, dejándola totalmente desnuda ante aquellos ojos que relucían en la penumbra. El paró sus atenciones unos instantes para admirar aquel cuerpo joven y perfecto, que pronto sería suyo, y sin perder más tiempo comenzó a besar y acariciar todo su cuerpo con pasión, rozando el salvajismo con sus acciones pero sin dejar por ello de ser dulce y atento con ella. De ese modo, Kaoru pronto comenzó a gemir suavemente al sentir los dedos de Kenshin masajeando con deleite sus pechos y su boca succionando un pezón, arrebatándole un gemido de triunfo. Ella no podía mantenerse quieta y movía el cuerpo tratando de rozarse con el suyo, excitándoles más y más a cada momento.
Kenshin estaba luchando contra todos sus instintos primarios de Battousai que le exigían que la tomase de una vez, y aunque ése era su más ferviente deseo, quiso prepararla lo mejor posible para que ella también disfrutase. Dejando un húmedo camino de besos a su paso, fue bajando lentamente hasta la entrepierna femenina, paso una mano por los suaves muslos y ella, sin saber qué estaba haciendo, separó las piernas. Sin más demora, se lanzó a beber esa dulce miel que se escurría gota a gota del interior de su Kaoru, buscando más y más con su lengua. Ella respondió sujetándole con ambas manos la cabeza mientras gritaba su nombre tan alto, que él temió que sus gritos provocarían que las piedras se abalanzaran sobre ellos de una vez, pero ésa era la última de sus preocupaciones.
Con un poco de reticencia, se separó de tan agradable lugar, y la besó de nuevo en la boca mientras se deshacía por fin de lo que le quedaba de ropa –"Ahora serás mía."- susurró en su oído mientras deslizaba una mano bajo ella para elevar las estrechas caderas y con todo el cuidado y control del que aún era capaz, se habría paso dentro de ella. Escuchó el gruñido de dolor pero no se detuvo, estaba demasiado excitado y sabía que lo suyo era una carrera contra reloj. Comenzó con un ritmo lento, esperando pacientemente a que ella se adaptara para luego ir incrementándolo más y más. Se movía sobre ella, sin dejar de besarla, de decirle cuánto la quería, que estarían juntos por siempre y ella le respondía con la misma pasión abrazándolo y atrayéndolo más aún hacia ella.
Permanecieron así unidos, disfrutando de su amor, hasta que una ola de placer y felicidad les alcanzó. Sin salir de ella del todo, Kenshin se dejó caer y recostó la cabeza sobre sus pechos, mientras ella le rodeaba con sus brazos, preguntándose cómo era posible ser tan feliz y qué habia hecho para que ella le amara tanto.
Un sonido de piedras deslizándose y una nube de polvo un poco más a la derecha de donde se encontraban, les hizo ser conscientes del peligro que pendía aún sobre sus cabezas y se separaron de mala gana, mirándose sonrojados por lo que acababan de hacer mientras buscaban a tientas su ropa. Era un poco estúpido, pero a ella no le agradaba la idea de que encontraran su cuerpo desnudo bajo el de Kenshin cuando quitaran los escombros, así que ya vestidos y de nuevo abrazados se quedaron agazapados el uno junto al otro esperando que el techo se desplomara. Pero el techo aguantó, y un cuadro de luz apareció, dando paso minutos después a la cabeza y los hombros de Sanosuke llenos de polvo y tierra.
-"No quiero saber qué estabais haciendo para que fuera capaz de sentir tu ki, a través de un metro de piedra y escombros."
-"Me alegro de que no quieras saberlo"- dijo el pelirrojo levantándose y llevando a Kaoru con él hacia la salida que había construido Sanosuke
-"¿Estás bien Jo-chan?"
-"Ahora si Sano, gracias a ti" – dijo mientras Kenshin la levantaba y Sano la cogía por los brazos para sacarla. Después Kenshin salió también, y los dos se tumbaron sobre la hierba, contentos de respirar aire limpio. Permanecieron respirando profundamente en silencio hasta que Kenshin se levantó precipitadamente con los ojos completamente violetas diciendo oro muy nervioso, y echó a correr.
-"Hey, ¿y ahora a dónde va ese baka?"
-"Ha buscar un sacerdote supongo"- contestó ella roja de vergüenza mirando hacia el suelo. Sano la miró incrédulo y sacudió la cabeza para apartar de su mente la imagen hentai de aquel par de tortolitos
-"Tu hermana está preocupada por ti. Será mejor que vayamos con ella cuanto antes. El doctor Gensai necesita ayuda"- dijo cambiando de tema, no sea que Kaoru encontrara su bokken y empezará a golpearlo por los comentarios que estaba a punto de decir
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Llevaba horas vendado brazos, haciendo torniquetes y dando ánimos a rostros desconocidos. Chou había dicho que el doctor Gensai necesitaba ayuda y no se había equivocado, cómo iba a hacerlo siendo una orden de Hajime. El problema había sido que el médico del distrito más cercano había muerto al derrumbarse su casa, de modo que la mayoría de sus pacientes fueron trasladados a esta zona y el pobre doctor, a pesar de contar con la ayuda de Megumi, estaba desbordado, pero controlaba la situación bastante bien. Eran unos médicos muy competentes. Kagero suspiró y pasó al siguiente herido.
-"¡Kami-sama! Pero si esYahiko ¿qué le ha pasado?"
-"Oh, recuerdo bien a ese chico, estaba con el doctor cuando lo revisó"- dijo una de las mujeres que, como ella, estaba ayudando con los heridos- "tiene un golpe fuerte en la cabeza, por eso no he recobrado el sentido, pero el doctor dijo que se pondría bien. Lo más preocupante fue que lo rescataron del río. Creo recordar que estaba flotando agarrado a un tronco con otro muchacho. Debió pillarles cuando el río se salió de su cauce. Un hombre joven los sacó, uno muy guapo y muy alto, pero con unos ojos tan claros que ponían los pelos de punta"
El corazón de Kagero dio un vuelco en su pecho. ¿Sería posible?¿Aoshi?, pero si era él ¿por qué no había aparecido todavía? -"Aoshi te necesito. Necesito tu fuerza para sostenerme en pie"- susurró
-"¿Qué dice capitán?"
-"No, nada, siga por favor"
-"KAGERO, KAGERO" – se volvió para ver a su hermana correr hacia ella. Se fundieron en un abrazo
-"Por Kami Kaoru, vaya susto que nos habéis dado. ¿Estás bien?¿Dónde está Himura?"
-"Estoy bien, un poco magullada pero bien, en cuanto a Kenshin..." –Kaoru de nuevo, tenía las mejillas coloradas y evitaba mirar a su hermana a los ojos
-"No preguntes, pero salió corriendo a buscar un sacerdote"- terminó la frase Sanosuke por ella –"¿Por dónde está Megumi? Después de mis heroicos actos del día necesito restregárselo por la cara"- y se fue a buscar a su doctora dejando a las dos hermanas
-"Así que un sacerdote" –Kaoru seguía sin atreverse a mirarla a la cara –"Kaoru dime, ¿has hecho algo de lo que tengas que arrepentirte?"
-"Hice algo que está mal. Pero no me arrepiento"- dijo con un hilo de voz aún mirando hacia el suelo. Kagero le levantó la barbilla para obligarla a mirarla
-"Entregarse a quien amas más que a tu propia vida no puede ser malo. Diga lo que diga la gente, no puede estar mal."- dijo sonriéndole –"Aunque estoy totalmente de acuerdo con que Himura haya ido a buscar un sacerdote. Yo hace tiempo que di mi reputación por perdida viviendo de esta manera tan extraña, pero tú todavía eres una persona respetable"- Kaoru sonrió, contenta de que su hermana hubiera comprendido sus sentimientos tan bien. Kagero hizo una mueca tratando de trivializar el asunto –" Ahora tendré que vivir sabiendo que mi hermanita menor es toda una mujer y yo todavía no. Al menos se que el numerito de "no quiero morir virgen" funciona bien"
-"No creo que te haga falta ningún numerito para convencer a Aoshi. Pero dudo que ése funcione para que Saitou de su consentimiento para la boda"- ambas se miraron y se echaron a reír
-"Muy bien, muy bien, no hay que perder la alegría ni en estos momentos tan terribles." – el doctor Gensai pasaba en aquel momento por su lado y se alegró de que ambas estuviesen bien –"Kami-sama nos hace pasar por pruebas muy duras, como la de hoy, pero debemos superarlas con alegría. Y ahora a trabajar, aún hay mucho que hacer y temo que pronto lloverá"
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Deambulaba por las calles de la semidestruida ciudad como un sonámbulo, mirando sin ver. Prestando su ayuda cuando se la pedían pero siguiendo siempre el camino. Su mente era un torbellino y su corazón se negaba a creer lo que habían visto sus ojos. Kagero en brazos de otro hombre. Kagero besando a otro. Pero no a cualquier otro ¡a Sanosuke! Por Kami, a Sanosuke ¿Qué demonios había pasado en esos meses? ¿Esto también era otro plan de Saitou para separarlos? Estaba demasiado dolido, los celos lo estaban consumiendo y ya no era capaz de un razonamiento lógico, su mente sólo era capaz de una explicación, una muy dolorosa. Le había engañado, había estado jugando con él, con sus sentimientos. Se había divertido fundiendo los muros de hielo que había construido para proteger su corazón. Se había divertido y ahora que había encontrado a otro con quién divertirse no lo necesitaba. Le dolía el pecho, le dolía el alma y sólo era capaz de sentir furia y rabia por su traición. Se vengaría. Ninguna mujer podía burlarse de él de aquella manera, y salir impune. Se vengaría. Esa noche cogería lo que se había ganado en aquellos meses de espera y sufrimiento vanos. Esa noche poseería su cuerpo para bien o para mal. Ella había echo que se enamorara para luego dejarlo tirado como a un perro, pero pagaría por haberlo hecho.
No sabía qué hora era pero era noche cerrada. Habían vuelto al dojo después de que el propio doctor las mandara a casa a descansar, y encontrado que Sano y Kenshin, se habían dedicado a reacondicionar en lo posible la casa. Tenían dos habitaciones habitables, además de la de Kagero que apenas habían sufrido daños. Sanosuke se había marchado muy rápido murmurando algo sobre cierta doctora zorrita que aún tenía que atenderle "correctamente", pero no sin antes guiñar un ojo y soltar –"¿Y dónde pensáis dormir esta noche vosotros dos?" – muy complacido al escuchar un tremendo ORO y ver un nuevo rubor de Kaoru.
Kenshin había conseguido encontrar un sacerdote después de todo, el cual se quedó un poco sorprendido de que alguien le pidiera una boda, justo en aquellos momentos. Le dijo que todavía tenía que hacerse cargo de los todos muertos de aquel día, pero que no veía ningún impedimento para una boda dentro de una semana. Cuando Sano se fue en busca de Megumi, se escuchó un trueno.
-"Tendrá que darse prisa sino quiere mojarse"- dijo Kaoru mientras Sanosuke se perdía de vista, -"estoy agotada, será mejor que me vaya a dormir"
-"Buenas noches"- dijo Kagero con la vista hacia el cielo, sin prestarle mucha atención
Al pasar junto a Kenshin, éste le sujetó del brazo suavemente. Ella lo miró y una corriente eléctrica le recorrió la espalda al ver de nuevo esos ojos casi dorados, devorándola, llenos de deseo –"Ahora eres mi mujer"- susurró mientras recorría su oído con su lengua – "y mi mujer sólo puede dormir en mis brazos" – su tono era tan posesivo, tan seductor, que Kaoru no podía negarle nada. Con una pícara sonrisa en su rostro, deslizó su mano hasta entrelazar sus dedos con los de ella y así, tomados de la mano, entraron en la casa, dejando a Kagero sola entre los restos del porche.
La lluvia estaba empezando a caer, y ella cerró los ojos mirando al cielo para sentir cómo las gotas resbalaban por su cara. Poco a poco las gotas iban siendo cada vez más numerosas presagiando una gran tormenta. Alzó las brazos desnudos y comenzó a bailar bajo la lluvia, como lo hacia cuando era pequeña, permitiendo que la lluvia limpiara de su cuerpo, todo el dolor y el sufrimiento de aquel día. Pero no conseguía estar en paz. Tenía un terrible presentimiento que la habia acompañado toda la tarde.
Ese día se le había exigido que fuera fuerte y lo había sido a pesar de todos los golpes que habían ido cayendo uno tras otro en su alma. Primero Okita, luego sus padres heridos y por último su hermana y Himura desaparecidos. Aunque ahora sabían que todos estaban a salvo, no podía evitar seguir sintiendo ese dolor, ese horrible pensamiento de que había estado a punto de perder a toda su extraña familia el mismo día. – "¿Aoshi dónde éstas? Te necesito, no puedo seguir siendo fuerte. No quiero seguir siendo fuerte. Quiero que por una vez, alguien sea fuerte por mí. Que alguien cuide de mi, por un vez. Una sola vez" – susurró a la lluvia. Escuchó un ruido a sus espaldas y se giró. Frente a ella esta el hombre por cuya presencia había estado rogando todo el día, su rostro se iluminó con una sonrisa mientras avanzaba hacia él con los brazos extendidos para abrazarle. Pero paró en seco.
Aoshi estaba de pie, inmóvil, tenía la ropa destrozada y llena de barro y sangre, al igual que ella también estaba completamente empapado bajo la lluvia que caía sobre la ciudad. Pero no era su aspecto lo que la había hecho detenerse, sino sus ojos. Por detrás de los largos mechones de su flequillo, que no paraban de gotear agua, los ojos de Aoshi estaban clavados en ella, más fríos que nunca, y lo que había en ellos la hizo estremecer. Nunca en toda su vida alguien la había mirado con aquella combinación de odio y deseo como la que permanecía en aquellos ojos helados. Dio un paso hacia atrás, atemorizada y entonces fue cuando Aoshi le escupió a la cara –"Zorra"
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Ya dije que iba a ser un buen final. Gracias por los reviews y decidme si os gusta.
