CAPITULO 10: LA DIOSA DE LA ESTRELLA

-Vaya, vaya...¿que tenemos aquí?- dijo una voz femenina al ver a Ikki y Seiya emerger de su escondite. Los dos caballeros se volvieron. Era una joven morena, que vestía una blusa de lino blanco, un pantalón de mezclilla y sandalias. Tenía también una pequeña estrella dorada en la frente.

-¿Quién... quien eres?- dijo Seiya, dudando.

-Caballeros...creí que mi prima los había condenado a muerte- dijo la joven.

-A nosotros no- dijo Ikki- pero sí a mi hermano y a otros dos caballeros...-

-Ya veo- dijo ella- no se queden ahí parados... ¡muévanse! Tenemos que hacer algo antes de que el lunático de mi tío destruya el Santuario y mate a sus amigos-

-No es que me importe mucho, pero ¿no estás tú contra nosotros?- preguntó Seiya.

-Sé que mi tío Seth es el único enemigo de Faraón. No entiendo porqué mi prima lo apoya ahora... algo anda mal-

-Nosotros también lo sospechamos- dijo Seiya- yo soy Seiya y él es Ikki. Tu eres una diosa también, ¿verdad?-

-Sí- dijo la chica, sonriéndoles- me llamo Tashat, y soy la diosa Ishtar. Nefer y Jonsu son mis primos-

-Bueno, como dijiste, no tenemos tiempo que perder- dijo Seiya- así que vamos de una vez... ¿qué tenemos que hacer?-

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-Algo ha ido mal- dijo Saori- ya deberían haber regresado...-

-Saori- dijo Shiryu- tal vez tuvieron problemas para encontrar el lugar...-

-No lo sé- dijo Hyoga- tengo un mal presentimiento...-

-Yo también- dijo Saori.

-No podemos preocuparnos por eso- dijo Shiryu- estoy seguro de que Ikki y Seiya harán todo lo posible para traer a Shun y a los otros-

-Cierto- dijo Hyoga, casi riendo- Ikki iría hasta el fin del mundo por salvar a su hermano-

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-No...podemos...quedarnos así- murmuró Milo, tratando de zafarse de sus ataduras, sin éxito- no puedo...librarme...-

-Nosotros no tenemos suficiente fuerza aún- dijo Mu. Sus ojos verdes reflejaban su preocupación- Shun, haz algo...-

Shun no respondió. Desde que fueron lanzados a esa celda, el joven de cabellos verdes no se había movido ni intentado liberarse. Se quedó en la misma posición, hecho ovillo en una esquina del calabozo. Lágrimas de rabia recorrían su rostro. ¿Por qué? ¿por qué había sido tan ingenuo?¿porqué se había dejado engañar?

-Shun- dijo Mu, adivinando lo que el joven sentía- llorar de nada te sirve...algo anda mal, ella no...-

-Mu, agradezco tu preocupación- interrumpió Shun- pero no necesito que me des falsas esperanzas...-

-Pero...-

-¡Ella nos engañó desde el principio! Nunca intentó salvarnos...todo fue un acto, una farsa...- gritó Shun.

-No seas necio- dijo Mu- no estás seguro...-

-Claro que sí- dijo Shun- ahora lo sé... todos los dioses egipcios son iguales...-

-Me ofendes- dijo una voz femenina. Los tres caballeros voltearon. Era una joven desconocida, la misma que se encontraron Ikki y Seiya unos minutos antes.

-Tú...¿también eres una diosa?- preguntó Mu.

-Sí- dijo la muchacha- y aunque mi prima Nefer y yo siempre hemos sido rivales, no les permito que le hablen así... la conozco de toda la vida, y sé que ella no haría algo así... como dijiste- dijo mirando a Mu- algo anda muy mal...-

-¿Y vas a ayudarnos?- preguntó Milo.

-Sí, pero aún no- dijo ella- si los saco de ahí, solo recibiré el mismo castigo que Jonsu, y no seré de ayuda para nadie...esperaré el momento oportuno- y se dio la vuelta para irse de ahí.

-¡Espera!- dijo Mu. Había quedado asombrado de la belleza, y al mismo tiempo, de la inteligencia de la diosa- ¿cómo te llamas?-

-Soy Tashat, la diosa Ishtar- dijo la diosa, mirándolo por un momento con interés. Luego agregó- ahora, esperen mientras preparamos todo-

-¿Preparamos?- dijo Milo- ¿tú y quien más?-

-Ikki y Seiya- dijo ella, desapareciendo por la puerta.

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-Los faraones han despertado, señor- dijo Taro, señalando a varios hombres, unos jóvenes y otros viejos, que caminaban hacia base de la pirámide.

-Bien hecho, Taro de Anubis- dijo Seth- ahora volvamos, tenemos trabajo que hacer...-

-Sí, señor- dijo Taro. Mientras subía, sus ojos se llenaron de lágrimas. Su hermana tenía razón. Era una injusticia utilizar esos medios para pelear contra el Santuario.

-Con los faraones inmortales, ni siquiera Atena podrá vencernos- murmuró Seth.

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Mientras que Taro miraba como los faraones recién revividos subían a la pirámide, su hermana Tashat corría por los pasillos del edificio.

-¿Dónde está?- pensaba- no pudo haber desaparecido así nada más...-

Corría, abriendo y cerrando puertas.

-Tengo que encontrarla...- pensaba desesperada- Ikki y Seiya tampoco la han encontrado...-

Siguió corriendo, y después de un rato chocó contra alguien, porque no veía hacia donde corría.

-Deberías tener más cuidado, Tashat- murmuró el hombre contra el que había chocado. Era un enorme guardia del palacio, bien conocido por ella, quien le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. La diosa lo miró enfadada.

-Lo siento- dijo Tashat, levantándose sin aceptar la mano del guardia- tengo prisa...- y desapareció, corriendo.

-Interesante...- murmuró el guardia, mirándola mientras corría- Tashat tiene prisa... eso es muy interesante...-

-¿Qué sucede, Mena?- dijo otro guardia, llegando.

-Nada, que la diosa de la Estrella tiene prisa...-

-¿Cuándo dejarás de seguir a esa chica?-

-Cuando sea mía- dijo Mena con malicia.

-Mena, Tashat es la sobrina de Faraón. Sabes que no puedes tocarla...-

-Aún no- dijo Mena, riendo- pero basta de tonterías, tengo noticias importantes para Seth...- y se alejó, siguiendo el camino contrario al que tomó la chica unos minutos antes.

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Tashat encontró una puerta cerrada con llave.

-Extraño- murmuró- esta es la biblioteca, nunca está cerrada...-

La chica sacó un alfiler y hábilmente abrió la puerta con él. Entró a la habitación. Miró alrededor. Como recordaba, era la biblioteca, donde guardaban los papiros antiguos, y donde ella misma pasaba horas leyendo. Cerró la puerta tras ella. Caminó unos pasos. Montones de libros y papiros por todos lados, tirados en el suelo. En el sillón donde Tashat acostumbraba leer, había una figura cubierta por una sábana blanca, con manchas de sangre. Tashat la descubrió. Era su prima Nefer, atada y amordazada, con lágrimas en todo su rostro y, al parecer, inconsciente.

-Nefer...¿qué te han hecho?- murmuró, arrodillándose a su lado. Examinó sus manos, con heridas en cada una de ellas. En ese momento, Tashat comprendió todo- ¡las hadas!-

Se escucharon pasos, y el sonido de una llave en una cerradura.

-Estoy perdida- pensó. Lo único que se le ocurrió fue abrir una puerta secreta que solo ella conocía, gracias a sus largas horas de lectura en la biblioteca, que se ubicaba atrás de un enorme librero. Se escondió en un cuarto secreto, dejando una pequeña abertura para mirar y escuchar.

Dos personas entraron. Seth y el guardia Mena. Se acercaron a la princesa que yacía inconsciente en el sillón. Tashat miró como Seth inyectaba algo en el brazo de su prima: un líquido verdoso.

-¿Dices que la viste correr en esta dirección?- dijo Seth.

-Sí, señor. Y, por lo que vi, tenía mucha prisa...- contestó el soldado.

-¿Tu crees que también ella esté planeando algo en mi contra, o que esté ayudando a los caballeros?-

-No lo sé, señor- dijo Mena- pero estoy casi seguro de que había algo muy sospechoso... venía del pasillo que da a los calabozos...-

-No me digas...-dijo Seth- sin embargo, no puede ser... ella no conoce a los caballeros y además, su hermano accedió a ayudarme y resucitó a los faraones muertos. Sin embargo, quisiera que la vigilaras. Si descubres algo, te recompensaré con lo que me pidas-

-Gracias, mi señor- dijo Mena. Ambos cubrieron el cuerpo de Nefer con la sábana y salieron, cerrando con llave la habitación.

Tashat salió de su escondite, visiblemente enfadada.

-¡Vigilarme!- murmuró apretando los puños- ya verán esos dos...-

-¡Tashat! ¿Eres tú?- murmuró una voz débilmente. Su prima estaba despierta.

-Nefer...- dijo Tashat, arrodillándose junto a ella- ¿estás bien? ¿qué... que te sucedió?-

-Fui a liberar a mi hermano- contestó ella-y nos separamos...y ese estúpido de Mena me metió por la fuerza aquí, creyendo que eras tú...-

-No me enorgullezco que ese idiota ande tras de mí- murmuró Tashat.

-Cuando se dio cuenta de su error, llamó a Seth...y esas hadas me atacaron otra vez...-continuó Nefer- y... y me ha mantenido aquí...- suspiró- ¿qué ha sucedido?-

-Pues...un doble tuyo condenó a muerte a los tres caballeritos...que en realidad ahora son cinco, pero solo yo se que hay otros dos...- dijo Tashat- todos los dioses creímos que te habías vuelto del lado de Seth, y decidimos apoyarlo-

-¿Qué dices?- dijo la princesa, visiblemente preocupada.

-Lo sé- dijo Tashat- Taro resucitó a los faraones muertos hace como una hora, y creo que ahora nos dirigimos al Santuario...-

-No es...-dijo, y trató de levantarse.

-Espera- dijo Tashat- tú no puedes ayudarnos ahora, estás muy herida, y el veneno de las hadas corre por tu cuerpo aún. Trataré de advertir a mi hermano y a los otros dioses. Y de salvar a los caballeros...-

-Te lo agradezco...- dijo Nefer.

-No hay que agradecer- dijo Tashat, sonriendo- espero que sea de vuestro agrado, oh princesa Nefertari, Ojo del Sol, y bienamada de un caballero de bronce...-

-¡Tashat!- dijo Nefer, sonriendo débilmente- no te burles...-

-No lo haré, prima- dijo Tashat- ya entendí tu...admiración por los caballeros de Atena, pues yo misma los conocí-

-¿Y bien?- dijo la princesa, mirándola con sospecha.

-Más tarde te lo diré. Ahora, tu vuelve a dormir, que el veneno que te acaban de inyectar comenzará su efecto. Mira- señaló sus manos, que sangraban de nuevo- duerme, yo cuidaré todo hasta que despiertes-

-Gracias, prima- murmuró Nefer con dificultad, y cerró los ojos. Tashat la cubrió de nuevo con la sábana y salió por una puerta secreta, pues se imaginaba que Mena estaría rondando por la salida.

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-Nada- dijo Seiya- ¿qué haremos?-

Ikki y Seiya habían vuelto a donde Tashat los había encontrado. Habían recorrido todo le lado este de la pirámide buscando a Nefer, sin éxito. Minutos después, Tashat llegó con una gran sonrisa en los labios.

-¿Qué sucedió?- dijo Seiya- ¿la encontraste?-

-Sí- dijo ella- y ya resolví el acertijo-

Rápidamente, les contó todo lo que había visto.

-Genial- dijo Seiya- ¿y que planeas que hagamos?-

-Esperar- dijo ella- a que ataquen el Santuario. Cuando Nefer esté bien de nuevo, ella podrá usar todo su poder como el Ojo del Sol y vencer a Seth-

-¿Y que hay de mi hermano y los otros dos caballeros?- dijo Ikki.

-Claro, iremos a liberarlos- sonrió Tashat - me reuniré con los otros dioses, para decirles lo que pasó y anular la condena-

-Bien. ¿Y que haremos hasta entonces?- dijo Seiya.

-Les recomiendo que se queden aquí. Ocultos, de preferencia. No creo que ningún guardia vuelva aquí, ahora que tienen a Nefer. Cerraré la puerta con llave, y si alguien trata de entrar, escóndanse donde estaban, ¿de acuerdo?- dijo Tashat- llegarán al Santuario más rápido así-

-De acuerdo- murmuró Seiya. Tashat sonrió y cerró la puerta con llave desde afuera. Caminó unos pasos, y volteó en todas direcciones, para asegurarse de que no la seguían. Subió las escaleras, con la esperanza de llegar a la habitación de su hermano y comunicarle lo que sabía.

-Eres rápida- dijo una voz desde el pie de la escalera. Tashat se volvió, asustada. Y, por desgracia, su miedo estaba bien fundado. Era Mena.

-¿Qué quieres?- dijo la diosa.

-A ti- dijo Mena- pero antes quisiera saber a donde te dirigías con tanta prisa-

-Vaya, para ser alguien que sigue mis pasos con tanto celo, ya deberías saberlo- dijo Tashat, muy enfadada- voy con mi hermano-

-No me refiero ahora- dijo Mena- ¿a dónde te dirigías hace un rato?-

-Eso- dijo ella- no es asunto tuyo-

-No me digas- dijo Mena, haciendo sonar sus dedos. Dos guardias aparecieron varios escalones arriba de ella- tal vez necesitas un poco de...persuasión, para contestar a mis preguntas-

-¿Persuasión es sinónimo de tortura?- dijo Tashat- olvídalo, tengo cosas más importantes que hacer...- y subió un escalón. Ya no pudo seguir, porque los dos guardias la sujetaron con fuerza.

-¿Tortura? No...- dijo Mena, acercándose y tomándola de la barbilla- sería una pena lastimar algo tan lindo...no, preciosa, no te haría eso-

-Suéltame- murmuró la diosa entre dientes, visiblemente enfadada de que el guardia tocara su rostro.

-Claro, cuando me digas que es lo que planeas- dijo Mena.

-Ya te lo dije- dijo ella- quiero ir a ver a mi hermano...-

-Tu hermano no está en los calabozos- dijo el guardia- sé que venías de ahí cuando te encontré...-

-¿Qué insinúas?- dijo ella- yo no conozco a los caballeros...además, los dioses estamos apoyando a Faraón y a Seth. Mañana esos chicos morirán y el Santuario quedará destruido, ahora que el Ojo del Sol está del lado de Faraón-

-Ya veo- dijo Mena decepcionado, haciendo una señal para que los dos soldados la soltaran. Ella se apresuró a llegar con su hermano y contarle lo que había sucedido.

***************

-No me digas que confías en esa chica...-dijo Shun. Aún estaba decepcionado.

-Y no me digas que tú no...-dijo Mu. La actitud de Shun ya había empezado a cansarlo. Algo le decía que Nefer no los había traicionado, y también que la otra chica, Tashat, estaba de su lado.

-Yo opino que Mu tiene razón- dijo Milo- esa chica me pareció buena-

-No creo que quiera algo contra nosotros- dijo Mu.

-¿Saben que no es muy cortés hablar de alguien que no está?- dijo una voz alegre. Era Tashat.

-Lo siento- dijo Mu, algo sonrojado- ¿averiguaste algo?-

-Si- dijo ella alegremente, y les contó lo todo lo que había sucedido desde que los había dejado, mientras desataba las manos de los tres a través de los barrotes de la celda. Shun se animó bastante con estas noticias.

-Entonces no fue ella, sino una de las hadas la que firmó por ella- dijo Shun, y Tashat asintió.

-Vaya, veo que has estado muy ocupada- dijo Milo.

-No tienes idea- dijo ella, mirando las largas barras de la celda donde estaban encerrados los caballeros- y con un lunático tras de mí... es una pesadilla-

-Gracias- dijo Shun, sonriendo. La chica le había devuelto la esperanza.

-No tienes porque dármelas- dijo Tashat- yo soy fiel a Faraón, porque sé que Seth es un traidor...estoy cumpliendo con mi obligación-

-Gracias, de todas maneras- dijo Shun.

-Bueno, me voy- dijo Tashat- mi hermano está con los otros dioses. Tenemos que decidir que hacer ahora que sabemos la verdad...-

Pero al abrir la puerta para salir del pasillo de los calabozos, alguien le obstruía el paso.

-Que conversación tan interesante...has fingido muy bien, pero ahora sé que no estás del lado de Faraón...a tu tío le gustará saber lo que acabo de escuchar...-

-¡Mena!- gritó Tashat- ¿quieres dejarme en paz?-

-¿Tan pronto te vas, preciosa?- dijo el guardia, empujando a la joven contra la pared contraria, ante la mirada asombrada de los caballeros. El guardia atrapó las dos manos de la chica y las tenía en alto con una de las suyas, y con la otra, comenzó a tocarla groseramente.

-¡Suéltame!¡No me toques!- gritó Tashat, tratando de alejarlo de ella. Mena la tiró al suelo y siguió tocándola y tratando de desabrochar su pantalón, mientras ella gritaba asustada y forcejeaba tratando de escapar, sin éxito, pues el guardia era mucho más grande y fuerte que ella.

-¡Suéltala!- gritó Mu-¡STARDUST REVOLUTION!-

Su ataque fue débil. Sin embargo, consiguió lanzar al guardia lejos de Tashat. Mena se levantó enfadado, y tiró a la chica de un brazo, obligándola a levantarse. La golpeó en el abdomen, dejándola sin aire.

-¡Basta!- dijo Mu.

-¿La quieres?- dijo Mena- ¡Tómala!- abrió la celda y empujó a la chica dentro. Mu la sostuvo y la abrazó, sintiendo como temblaba bajo sus brazos. El guardia lo miró con odio y continuó- no te preocupes, te hará compañía hasta que logre el permiso de su tío de llevarla conmigo...- y salió, al parecer a buscar a Seth.

-¿Estás bien?- le preguntó Mu a la chica. Pero ella no respondió. Comenzó a llorar entre los brazos del caballero dorado, temblando de miedo. Milo y Shun la miraron con compasión y tristeza.

-No llores- dijo Shun con cariño- no dejaremos que te haga daño...-

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-Bien, ya veo que los otros dioses solo me apoyaron porque creen que el Ojo del Sol está de nuestro lado- dijo Seth.

-Así es, señor-

-¿Dices que ella sabe lo que hicimos con la princesa Nefertari?-

-Lo vio ella misma, señor- dijo Mena.

-¿Y sabes si su hermano lo sabe?-

-Casi seguro, señor- dijo Mena- antes de ir a los calabozos, Tashat fue a ver a su hermano-

-Para ahora, todos los dioses deben estar enterados- dijo Seth- apresurémonos a llegar al Santuario y destruirlo...luego me encargaré de los otros dioses egipcios-

CONTINUARÁ...

Espero que les esté gustando... Ojalá la creatividad se pudiera vender, y yo compraría un poco, porque se me está acabando... No dejen de mandar sus reviews, se los agradezco muchísimo.

Abby L.