CAPÍTULO 13: LA MUERTE DE UNA ESTRELLA
Las siete hadas sonrieron con malicia, preparándose para atacar.
-Demonios- murmuró Seiya entre dientes- esas brujas se pueden convertir en lo que quieran... ¿y ahora que haremos?-
-No te preocupes, Seiya- dijo Milo, sonriendo- su punto débil es que no tienen un cosmo como nosotros...-
En ese momento, llegaron otros caballeros dorados: Saga, Aioria, Aioros, Shaka y Camus.
-Vaya- sonrió Seiya- somos más que ellos-
-Kiki- murmuró Mu a su discípulo- cuida a Saori y a las dos chicas, ¿de acuerdo? No dejes que nadie se les acerque...- Kiki asintió.
-Basta de palabras- dijo una de las hadas- ¡ataquen!-
Las siete tomaron la forma de alguno de los caballeros dorados o de bronce y comenzaron a atacar. Milo tenía razón, ellas no tenían ningún cosmo que las diferenciara o que las ayudara a pelear... simplemente usaban sus garras para herir a los caballeros. Cuando los caballeros estaban a punto de vencer a una, desaparecía convirtiéndose en un fino polvo de colores que volaba con el viento y aparecía en otro sitio.
-No es posible- dijo Hyoga- así nunca ganaremos...-
Camus chistó, decepcionado de la poca creatividad de su discípulo. Congeló a una de las hadas completamente en un cubo de hielo. El hada intentó volver a desaparecer pero quedó prisionera dentro, al no haber viento. Aioria la remató con su poder, y la hizo desaparecer definitivamente.
-Muy mal, Hyoga... una menos y faltan seis...-dijo Camus fríamente, aunque esto hizo que los otros caballeros rieran. Saori y las dos diosas sonrieron, pero algo las perturbó.
-Siento...una presencia...- murmuró Nefer.
-Yo también- dijo Tashat- ¿es...?-
-No, por favor...- dijo Nefer.
Seth había bajado de la pirámide y, con una larga lanza, también se disponía a atacar. Las seis hadas restantes dejaron de pelear y le colocaron a los lados del dios.
-Se acabó la fiesta- dijo Seth- Nefer, esta es tu última oportunidad. Destruye este Santuario o lo lamentarás...-
-Yo no te obedezco a ti- dijo la princesa- además, solo puedo usar mi poder si es para proteger a Faraón de sus enemigos-
-Atena y sus caballeros son los enemigos- dijo Seth- ¿no lo entiendes? Destruirán nuestro país igual que hace siglos...-
-No es verdad- dijo Saori- no tenemos ninguna intención de hacerles daño, y me sorprende que tú sigas pensando lo contrario...-
-¡Calla!- gritó el dios- ahora, jovencita, por última vez, haz lo que te ordeno...¡destruye a Atena!-
-Tengo- murmuró Nefer, insegura- tengo el arma...que puede destruir a Atena en mis manos- mostró un objeto envuelto en un pañuelo. Todos la miraron sorprendidos.
-¿Y que esperas para usarlo?- dijo Seth.
-No tengo el valor- dijo Nefer, lanzando el objeto a una de las hadas. El hada desenvolvió la pequeña estatua dorada de Anubis, la misma que ellos mismos habían mandado a la mansión Kiddo y que Shun había colocado junto a la estatua de Atena. Las hadas se la pasaron de mano en mano.
-¡No la toquen!- gritó Seth al ver de que se trataba, pero era demasiado tarde. Las seis hadas ya la habían tocado. El dios dio varios pasos alejándose de ellas.
-Como sabes- dijo Nefer con una sonrisa- esa pequeña estatua tiene una maldición- dio un paso al frente, acercándose a las hadas, quienes cayeron al suelo del dolor... la chica siguió acercándose- si alguien la toca, y un egipcio está cerca...les produce un dolor enorme y pronto la muerte...-
Entre más se acercaba Nefer, más fuertes los gritos de las hadas. Estaba a solo un metro de distancia de ellas, cuando las seis desaparecieron en una nube de polvo de colores, y ya no volvieron a aparecer.
-¡Tu!- gritó Seth, furioso, levantando la lanza dorada- no creas que ya has ganado...te has negado a obedecerme de nuevo, así que no tengo más remedio que matarte...hasta nunca-
Nefer lo miró asustada. Estaba demasiado cerca de él y, al mismo tiempo, demasiado lejos de los caballeros. Y la lanza se dirigía ya hacia su corazón.
-¡No!- gritó Tashat, cerrando los ojos, asustada de lo que iba a suceder. Pero la cadena de Andrómeda arrebató la lanza de la mano de Seth, dejándola en el suelo a varios metros del malvado dios. Shun corrió hacia Nefer.
-¿Estás bien?- le preguntó, abrazándola.
-Si, gracias- dijo ella.
-Despídanse los dos, chicos, porque van a morir- gritó Seth, quien había recogido la lanza y ahora apuntaba a Shun y Nefer- voy a mezclar la sangre de los dos...-
Pero alguien se puso en el camino para defenderlos, recibiendo el golpe de la lanza en su abdomen y dando un pequeño grito de dolor. Era...
-¡Tashat!- gritó Nefer, con lágrimas en los ojos, mientras su prima se dejaba caer hacia atrás- ¿porqué...?-
Shun levantó a Nefer y la alejó un poco. Taro, Mu y Kiki se acercaron. Mu se arrodilló junto a ella, le arrancó la lanza y observó la herida. Lágrimas de rabia y tristeza brotaron de sus ojos...a pesar de sus poderes, Mu no podía curarla.
-No...llores...-dijo ella con debilidad, aunque ella también había empezado a llorar- yo...estaré bien...me voy...-
-No te vayas- dijo Mu, quitándole una lágrima con su dedo- yo...yo te quiero...-
-Yo...no quiero...irme- dijo ella, dejando que sus lágrimas corran con libertad, y apretando débilmente la mano de Mu entre las suyas- no quiero...dejarte...ahora que se...que...-
-No te vayas-repitió Mu. Ella sonrió.
-Yo... yo también...te quiero...- dijo, cerrando los ojos. Mu siguió llorando. Kiki también. Tashat abrió los ojos solo para decir- no...no llores, Kiki- y cerró los ojos dando un suspiro. Dejó de respirar y su corazón de latir.
-No...- murmuró Mu. Nefer lloraba entre los brazos de Shun. Taro solo se arrodilló y lloró unos segundos junto al cuerpo sin vida de su hermana, y se levantó enfurecido.
-¿Por qué?- le gritó a Seth- ¿por qué mataste a mi hermana?-
-Se lo merecía, la muy tonta- dijo Seth, con una sonrisa maligna, recogiendo su lanza- y sé que lloras porque sabes que no tienes el poder de devolverle la vida...¿verdad, Taro?- el chico no respondió- tu y yo somos dioses de muertos... para devolverle la vida, necesitas un dios de vivos... aunque su vida no valía nada-
-¿Cómo puedes decir eso?- dijo Nefer, que seguía llorando junto a Shun.
-Ella era una traidora, igual que ustedes- dijo Seth- me ahorró el trabajo de juzgarla junto con ustedes-
-Eres un...- murmuró Taro, pero un recién llegado lo hizo cortar su frase. Faraón acababa de llegar a la casa de Aries, acompañado por Jonsu, quien caminaba cabizbajo a su lado, y varios otros dioses. Shun reconoció a Isis y Neftis, entre muchos otros que no conocía. Todos los dioses tenían un aire de seriedad y tristeza. Taro y Nefer se pusieron de rodillas y con la frente en el suelo.
-Con que es cierto- dijo Faraón en tono de reproche- así que mi hija y Tashat salieron de la pirámide junto con algunos caballeros, en contra de las órdenes de Seth, y se dirigieron a este sitio...-
-Señor, yo...- murmuró Nefer, levantando la vista, pero Faraón levantó la mano para que se callara. Ella obedeció.
-Y después de eso, Seth ordenó a Taro que destruyera el santuario con las momias reales y que las trajera de vuelta, y desobedeció también...- continuó Faraón. Taro levantó la vista, pero no dijo nada. -Y aquí está...-dijo pasando la vista de Taro a Nefer y luego al cuerpo sin vida de Tashat- la consecuencia de sus acciones...-
-Señor- murmuró Shun- con todo respeto, Tashat murió defendiéndonos a Nefer y a mí de la lanza de Seth...-
Nefer y Taro voltearon a verlo, sorprendidos. Ni siquiera ellos mismos se atrevían a hablar a Faraón cuando él había ordenado silencio. Faraón, sin embargo, suavizó un poco su rostro.
-Lo sé- dijo Faraón- y por eso, quien va a ser condenado a muerte es Seth-
-¿Yo?- dijo- ¿y por qué?-
-Por intentar matar a la princesa, no una sino varias veces, como me informaron Isis y Neftis...- dijo Faraón, mostrando su enojo- por haberla secuestrado, como me informó Taro, y Tashat era testigo de ello...- dijo mirando con tristeza a la joven sin vida- y por haber vendido y luego matado a mi sobrina Tashat-
-Pero ellos traicionaron sus deseos...- dijo Seth, empuñando su lanza con furia.
-No- dijo Faraón- yo no quería que atacaras este Santuario...tú me has engañado todo este tiempo...-
Seth, furioso, se dispuso a atacar a Faraón con su lanza, y el guardia Mena sacó su espada, pero Nefer reaccionó.
-¡No!- gritó, y sin saber como, su cuerpo se encendió, rodeada por un cosmo rojo. Se lanzó contra Seth y Mena, ambos fueron destruidos en ese instante, reducidos a cenizas. Después de eso, ella volvió a la normalidad.
-Este... ¿este es mi poder?- murmuró Nefer asustada, mirando a su padre.
-Es el poder del Ojo del Sol. Fuiste la última en descubrirlo- dijo Faraón- pero ves como es el más terrible de todos...-
Nefer quiso sonreír, pero no pudo, pues el recuerdo de Tashat hizo que volviera a deja que sus lágrimas corran y mojen todo su rostro.
-No llores- dijo Faraón- ella no hubiera querido que sufras...aunque siempre peleaba contigo te apreciaba mucho...-
-Lo sé...- murmuró Nefer con tristeza.
-Sin embargo- agregó Faraón- esto no puede quedarse así...- se acercó al cuerpo sin vida de su sobrina, ya muy pálido y que estaba comenzando a enfriarse.
Sorprendiendo a todos, Faraón se arrodilló junto a Mu y Kiki, quienes seguían llorando.
-Esta chica era hija de mi hermano gemelo- murmuró- ambos teníamos el mismo derecho al trono, pero su padre me lo cedió. Unos días después, murió salvándome la vida, así como Tashat murió para salvar a Nefer...-
Mu no respondió, solo se limitó a mirar con tristeza el rostro de Tashat.
-Esta niña debió haber sido tratada como mi propia hija. Como dijo Seth, se necesita un dios de vivos para devolverle la vida...y yo soy un dios de vivos con ese poder-
Todos lo miraron, asombrados. Eso significaba que...
-Puedo...-dijo Faraón, mirando a Mu- puedo devolverle la vida, pero es muy probable que ella no recuerde nada...que no recuerde que te ama... ¿estás dispuesto a correr ese riesgo?-
-Si pudiera, daría mi vida por ella- dijo Mu- aunque ella no me quisiera...-
-Bien- dijo Faraón, poniendo su mano sobre la herida que había provocado la muerte de la diosa. La herida se cerró. Luego, el rey puso su mano sobre el pecho de Tashat. Murmuró unas palabras que no entendieron- vida, regresa a ella...vamos, corazón, vuelve a latir...-.
Después de unos segundos, Faraón sonrió y puso la mano de Mu donde él tenía la suya. Mu sintió el débil latido bajo su mano. El cuerpo recuperó su color y calor habitual. Con un débil quejido, Tashat abrió los ojos.
-¡Increíble!- exclamó Mu. Tashat miró a su alrededor asustada, como si no reconociera el lugar. Mu bajó la cabeza: Faraón tenía razón, lo había olvidado. Pero...
-¡Mu!- gritó ella, levantándose y abrazándolo- creí que no te iba a volver a ver...-
-¡Estás bien!- gritó Kiki con alegría y saltó al regazo de la chica, pues Mu estaba demasiado sorprendido como para decir algo. Tero y Jonsu gritaron de alegría, y Nefer siguió llorando, pero ahora con una gran sonrisa. Mientras reía, Tashat se percató de la presencia de Faraón, y se puso de rodillas, asustada.
-No, niña- le dijo Faraón con cariño, haciendo que levante la mirada- te agradezco que hayas salvado a mi hija... a pesar de todo lo que ocurrió entre las dos...-
La chica sonrió, y volvió a los brazos de Mu.
-Y bien...- dijo Faraón, mirando a Saori- creo que debo disculparme con Atena por lo que se ha hecho en mi nombre...- y se inclinó ligeramente.
-No hay que disculpar- dijo Saori. Faraón sonrió y miró a Tashat.
-Desde ahora, serás llamada también mi hija y mi heredera...- le dijo. Tashat sonrió de nuevo.
-Con respeto, pero preferiría que no fuera así- dijo la chica, y miró a Mu.
-Entiendo- dijo Faraón, sonriendo también- y te lo permito, porque antes de que despertaras me di cuenta que ese chico es digno de una diosa. En cuanto a ti- dijo mirando a Shun- quiero que sepas que nadie jamás había hablado delante de mí sin que yo se lo permitiera- Shun lo miró asustado, pero Faraón sonrió- está bien. Nefer, espero que sepas lo que haces, pero confío en ti...- miró a Saori- con permiso- se dio la vuelta y se fue. Taro, Jonsu y los otros dioses lo siguieron.
***********
Los caballeros dorados volvieron en silencio a sus casas. Saori y los caballeros de bronce subieron con Nefer. Solo quedaron Mu, Tashat y Kiki en la casa de Aries. Kiki abrazaba a la chica mientras Mu se quitaba su armadura.
-Tashat, que bueno que estás bien...- decía una y otra vez. Mu, sin embargo, necesitaba hablar a solas con Tashat. Kiki captó la mirada de su maestro y se retiró a su habitación, después de abrazar a Tashat una última vez.
-Kiki- murmuró Mu, encogiéndose de hombros- te quiere mucho...-
-Lo sé, es muy lindo de su parte- dijo ella- escucha yo...siento mucho haberte preocupado...-
-¿Bromeas?- le dijo Mu- solo... verte con vida de nuevo...yo...-no podía ordenar sus ideas, así que solo tomó el rostro de la chica con sus manos y la besó con ternura.
-¿Cómo está tu herida?- dijo ella, pasando su mano por el abdomen del chico, donde antes estuvo la herida. Pero su propósito no era ver si aún estaba la herida que ella misma había cerrado.
-¿Y tu herida?- dijo él, captando el juego y haciendo lo mismo. De pronto, recordó y se detuvo.
-¿Qué pasa?- preguntó ella- ¿tienes miedo por lo que me trató de hacer...?- y Mu asintió. Tashat suspiró, acariciando el rostro del chico- Mu, no temas por mí...yo estaré bien, porque se que me quieres...- él volvió a besarla y ambos se dejaron llevar.
************
Shun entró a la habitación de Nefer. Recordaba como los ojos de esa chica eran como una droga para él: entre más los veía, más los necesitaba. La encontró donde mismo, sentada junto a la ventana y cubierta con una sábana.
-¿Es que tú nunca duermes?- preguntó la chica.
-Ya lo sabes- respondió Shun- desde que vi tus ojos por primera vez, no los puedo apartar de mi mente...-
Ella se levantó.
-Quiero... pedirte disculpas...por todos los problemas que te he ocasionado...- dijo sonrojándose- debes odiarme por eso...-
-Para nada- dijo Shun, pasando sus dedos con dulzura por el rostro de ella- ¿te sientes mejor?-
-Si- dijo ella. Shun no se contuvo más y la besó. Esta vez, ella no lo rechazó como antes. Ambos se sentían como en el cielo, y ella se preguntaba porqué no lo había dejado besarla desde un principio...
-Te quiero- le dijo Shun con ternura, una vez que separaron sus labios.
-¿Qué quieres?- dijo ella, aún dudosa.
-Quiero- dijo Shun, pensándolo bien- quiero llegar a ser en tu vida, lo que tu has llegado a ser en la mía...-
FIN
Aaaaahh!!! ¡¡¡TERMINÉ!!! ¡Fiesta! Tres hurras para mí... (silencio) ok... gracias... ¬_¬U Espero que les haya gustado...
Ryu Mari: ah!!! Gracias por todos tus reviews... oye, y gracias a ti empecé a ver Yu-Gi-Oh, y pues deja decirte que no hay nada más alejado de la mitología egipcia (jajajaja) naaaaaa... no jugaban cartas, pero x, yo ya aprendí a jugar, gracias a mi hermano y mis primos, también fanáticos de yugi...
Gomen, me equivoqué en una línea, que puse 'Mu' en vez de 'Shun' gracias por señalarmel (en que demonios estaba pensando?... respuesta= en Mu!!!) XD
Gracias por todos sus reviews, los aprecio mucho... ^-^
Bye bye...
Abby L.
Las siete hadas sonrieron con malicia, preparándose para atacar.
-Demonios- murmuró Seiya entre dientes- esas brujas se pueden convertir en lo que quieran... ¿y ahora que haremos?-
-No te preocupes, Seiya- dijo Milo, sonriendo- su punto débil es que no tienen un cosmo como nosotros...-
En ese momento, llegaron otros caballeros dorados: Saga, Aioria, Aioros, Shaka y Camus.
-Vaya- sonrió Seiya- somos más que ellos-
-Kiki- murmuró Mu a su discípulo- cuida a Saori y a las dos chicas, ¿de acuerdo? No dejes que nadie se les acerque...- Kiki asintió.
-Basta de palabras- dijo una de las hadas- ¡ataquen!-
Las siete tomaron la forma de alguno de los caballeros dorados o de bronce y comenzaron a atacar. Milo tenía razón, ellas no tenían ningún cosmo que las diferenciara o que las ayudara a pelear... simplemente usaban sus garras para herir a los caballeros. Cuando los caballeros estaban a punto de vencer a una, desaparecía convirtiéndose en un fino polvo de colores que volaba con el viento y aparecía en otro sitio.
-No es posible- dijo Hyoga- así nunca ganaremos...-
Camus chistó, decepcionado de la poca creatividad de su discípulo. Congeló a una de las hadas completamente en un cubo de hielo. El hada intentó volver a desaparecer pero quedó prisionera dentro, al no haber viento. Aioria la remató con su poder, y la hizo desaparecer definitivamente.
-Muy mal, Hyoga... una menos y faltan seis...-dijo Camus fríamente, aunque esto hizo que los otros caballeros rieran. Saori y las dos diosas sonrieron, pero algo las perturbó.
-Siento...una presencia...- murmuró Nefer.
-Yo también- dijo Tashat- ¿es...?-
-No, por favor...- dijo Nefer.
Seth había bajado de la pirámide y, con una larga lanza, también se disponía a atacar. Las seis hadas restantes dejaron de pelear y le colocaron a los lados del dios.
-Se acabó la fiesta- dijo Seth- Nefer, esta es tu última oportunidad. Destruye este Santuario o lo lamentarás...-
-Yo no te obedezco a ti- dijo la princesa- además, solo puedo usar mi poder si es para proteger a Faraón de sus enemigos-
-Atena y sus caballeros son los enemigos- dijo Seth- ¿no lo entiendes? Destruirán nuestro país igual que hace siglos...-
-No es verdad- dijo Saori- no tenemos ninguna intención de hacerles daño, y me sorprende que tú sigas pensando lo contrario...-
-¡Calla!- gritó el dios- ahora, jovencita, por última vez, haz lo que te ordeno...¡destruye a Atena!-
-Tengo- murmuró Nefer, insegura- tengo el arma...que puede destruir a Atena en mis manos- mostró un objeto envuelto en un pañuelo. Todos la miraron sorprendidos.
-¿Y que esperas para usarlo?- dijo Seth.
-No tengo el valor- dijo Nefer, lanzando el objeto a una de las hadas. El hada desenvolvió la pequeña estatua dorada de Anubis, la misma que ellos mismos habían mandado a la mansión Kiddo y que Shun había colocado junto a la estatua de Atena. Las hadas se la pasaron de mano en mano.
-¡No la toquen!- gritó Seth al ver de que se trataba, pero era demasiado tarde. Las seis hadas ya la habían tocado. El dios dio varios pasos alejándose de ellas.
-Como sabes- dijo Nefer con una sonrisa- esa pequeña estatua tiene una maldición- dio un paso al frente, acercándose a las hadas, quienes cayeron al suelo del dolor... la chica siguió acercándose- si alguien la toca, y un egipcio está cerca...les produce un dolor enorme y pronto la muerte...-
Entre más se acercaba Nefer, más fuertes los gritos de las hadas. Estaba a solo un metro de distancia de ellas, cuando las seis desaparecieron en una nube de polvo de colores, y ya no volvieron a aparecer.
-¡Tu!- gritó Seth, furioso, levantando la lanza dorada- no creas que ya has ganado...te has negado a obedecerme de nuevo, así que no tengo más remedio que matarte...hasta nunca-
Nefer lo miró asustada. Estaba demasiado cerca de él y, al mismo tiempo, demasiado lejos de los caballeros. Y la lanza se dirigía ya hacia su corazón.
-¡No!- gritó Tashat, cerrando los ojos, asustada de lo que iba a suceder. Pero la cadena de Andrómeda arrebató la lanza de la mano de Seth, dejándola en el suelo a varios metros del malvado dios. Shun corrió hacia Nefer.
-¿Estás bien?- le preguntó, abrazándola.
-Si, gracias- dijo ella.
-Despídanse los dos, chicos, porque van a morir- gritó Seth, quien había recogido la lanza y ahora apuntaba a Shun y Nefer- voy a mezclar la sangre de los dos...-
Pero alguien se puso en el camino para defenderlos, recibiendo el golpe de la lanza en su abdomen y dando un pequeño grito de dolor. Era...
-¡Tashat!- gritó Nefer, con lágrimas en los ojos, mientras su prima se dejaba caer hacia atrás- ¿porqué...?-
Shun levantó a Nefer y la alejó un poco. Taro, Mu y Kiki se acercaron. Mu se arrodilló junto a ella, le arrancó la lanza y observó la herida. Lágrimas de rabia y tristeza brotaron de sus ojos...a pesar de sus poderes, Mu no podía curarla.
-No...llores...-dijo ella con debilidad, aunque ella también había empezado a llorar- yo...estaré bien...me voy...-
-No te vayas- dijo Mu, quitándole una lágrima con su dedo- yo...yo te quiero...-
-Yo...no quiero...irme- dijo ella, dejando que sus lágrimas corran con libertad, y apretando débilmente la mano de Mu entre las suyas- no quiero...dejarte...ahora que se...que...-
-No te vayas-repitió Mu. Ella sonrió.
-Yo... yo también...te quiero...- dijo, cerrando los ojos. Mu siguió llorando. Kiki también. Tashat abrió los ojos solo para decir- no...no llores, Kiki- y cerró los ojos dando un suspiro. Dejó de respirar y su corazón de latir.
-No...- murmuró Mu. Nefer lloraba entre los brazos de Shun. Taro solo se arrodilló y lloró unos segundos junto al cuerpo sin vida de su hermana, y se levantó enfurecido.
-¿Por qué?- le gritó a Seth- ¿por qué mataste a mi hermana?-
-Se lo merecía, la muy tonta- dijo Seth, con una sonrisa maligna, recogiendo su lanza- y sé que lloras porque sabes que no tienes el poder de devolverle la vida...¿verdad, Taro?- el chico no respondió- tu y yo somos dioses de muertos... para devolverle la vida, necesitas un dios de vivos... aunque su vida no valía nada-
-¿Cómo puedes decir eso?- dijo Nefer, que seguía llorando junto a Shun.
-Ella era una traidora, igual que ustedes- dijo Seth- me ahorró el trabajo de juzgarla junto con ustedes-
-Eres un...- murmuró Taro, pero un recién llegado lo hizo cortar su frase. Faraón acababa de llegar a la casa de Aries, acompañado por Jonsu, quien caminaba cabizbajo a su lado, y varios otros dioses. Shun reconoció a Isis y Neftis, entre muchos otros que no conocía. Todos los dioses tenían un aire de seriedad y tristeza. Taro y Nefer se pusieron de rodillas y con la frente en el suelo.
-Con que es cierto- dijo Faraón en tono de reproche- así que mi hija y Tashat salieron de la pirámide junto con algunos caballeros, en contra de las órdenes de Seth, y se dirigieron a este sitio...-
-Señor, yo...- murmuró Nefer, levantando la vista, pero Faraón levantó la mano para que se callara. Ella obedeció.
-Y después de eso, Seth ordenó a Taro que destruyera el santuario con las momias reales y que las trajera de vuelta, y desobedeció también...- continuó Faraón. Taro levantó la vista, pero no dijo nada. -Y aquí está...-dijo pasando la vista de Taro a Nefer y luego al cuerpo sin vida de Tashat- la consecuencia de sus acciones...-
-Señor- murmuró Shun- con todo respeto, Tashat murió defendiéndonos a Nefer y a mí de la lanza de Seth...-
Nefer y Taro voltearon a verlo, sorprendidos. Ni siquiera ellos mismos se atrevían a hablar a Faraón cuando él había ordenado silencio. Faraón, sin embargo, suavizó un poco su rostro.
-Lo sé- dijo Faraón- y por eso, quien va a ser condenado a muerte es Seth-
-¿Yo?- dijo- ¿y por qué?-
-Por intentar matar a la princesa, no una sino varias veces, como me informaron Isis y Neftis...- dijo Faraón, mostrando su enojo- por haberla secuestrado, como me informó Taro, y Tashat era testigo de ello...- dijo mirando con tristeza a la joven sin vida- y por haber vendido y luego matado a mi sobrina Tashat-
-Pero ellos traicionaron sus deseos...- dijo Seth, empuñando su lanza con furia.
-No- dijo Faraón- yo no quería que atacaras este Santuario...tú me has engañado todo este tiempo...-
Seth, furioso, se dispuso a atacar a Faraón con su lanza, y el guardia Mena sacó su espada, pero Nefer reaccionó.
-¡No!- gritó, y sin saber como, su cuerpo se encendió, rodeada por un cosmo rojo. Se lanzó contra Seth y Mena, ambos fueron destruidos en ese instante, reducidos a cenizas. Después de eso, ella volvió a la normalidad.
-Este... ¿este es mi poder?- murmuró Nefer asustada, mirando a su padre.
-Es el poder del Ojo del Sol. Fuiste la última en descubrirlo- dijo Faraón- pero ves como es el más terrible de todos...-
Nefer quiso sonreír, pero no pudo, pues el recuerdo de Tashat hizo que volviera a deja que sus lágrimas corran y mojen todo su rostro.
-No llores- dijo Faraón- ella no hubiera querido que sufras...aunque siempre peleaba contigo te apreciaba mucho...-
-Lo sé...- murmuró Nefer con tristeza.
-Sin embargo- agregó Faraón- esto no puede quedarse así...- se acercó al cuerpo sin vida de su sobrina, ya muy pálido y que estaba comenzando a enfriarse.
Sorprendiendo a todos, Faraón se arrodilló junto a Mu y Kiki, quienes seguían llorando.
-Esta chica era hija de mi hermano gemelo- murmuró- ambos teníamos el mismo derecho al trono, pero su padre me lo cedió. Unos días después, murió salvándome la vida, así como Tashat murió para salvar a Nefer...-
Mu no respondió, solo se limitó a mirar con tristeza el rostro de Tashat.
-Esta niña debió haber sido tratada como mi propia hija. Como dijo Seth, se necesita un dios de vivos para devolverle la vida...y yo soy un dios de vivos con ese poder-
Todos lo miraron, asombrados. Eso significaba que...
-Puedo...-dijo Faraón, mirando a Mu- puedo devolverle la vida, pero es muy probable que ella no recuerde nada...que no recuerde que te ama... ¿estás dispuesto a correr ese riesgo?-
-Si pudiera, daría mi vida por ella- dijo Mu- aunque ella no me quisiera...-
-Bien- dijo Faraón, poniendo su mano sobre la herida que había provocado la muerte de la diosa. La herida se cerró. Luego, el rey puso su mano sobre el pecho de Tashat. Murmuró unas palabras que no entendieron- vida, regresa a ella...vamos, corazón, vuelve a latir...-.
Después de unos segundos, Faraón sonrió y puso la mano de Mu donde él tenía la suya. Mu sintió el débil latido bajo su mano. El cuerpo recuperó su color y calor habitual. Con un débil quejido, Tashat abrió los ojos.
-¡Increíble!- exclamó Mu. Tashat miró a su alrededor asustada, como si no reconociera el lugar. Mu bajó la cabeza: Faraón tenía razón, lo había olvidado. Pero...
-¡Mu!- gritó ella, levantándose y abrazándolo- creí que no te iba a volver a ver...-
-¡Estás bien!- gritó Kiki con alegría y saltó al regazo de la chica, pues Mu estaba demasiado sorprendido como para decir algo. Tero y Jonsu gritaron de alegría, y Nefer siguió llorando, pero ahora con una gran sonrisa. Mientras reía, Tashat se percató de la presencia de Faraón, y se puso de rodillas, asustada.
-No, niña- le dijo Faraón con cariño, haciendo que levante la mirada- te agradezco que hayas salvado a mi hija... a pesar de todo lo que ocurrió entre las dos...-
La chica sonrió, y volvió a los brazos de Mu.
-Y bien...- dijo Faraón, mirando a Saori- creo que debo disculparme con Atena por lo que se ha hecho en mi nombre...- y se inclinó ligeramente.
-No hay que disculpar- dijo Saori. Faraón sonrió y miró a Tashat.
-Desde ahora, serás llamada también mi hija y mi heredera...- le dijo. Tashat sonrió de nuevo.
-Con respeto, pero preferiría que no fuera así- dijo la chica, y miró a Mu.
-Entiendo- dijo Faraón, sonriendo también- y te lo permito, porque antes de que despertaras me di cuenta que ese chico es digno de una diosa. En cuanto a ti- dijo mirando a Shun- quiero que sepas que nadie jamás había hablado delante de mí sin que yo se lo permitiera- Shun lo miró asustado, pero Faraón sonrió- está bien. Nefer, espero que sepas lo que haces, pero confío en ti...- miró a Saori- con permiso- se dio la vuelta y se fue. Taro, Jonsu y los otros dioses lo siguieron.
***********
Los caballeros dorados volvieron en silencio a sus casas. Saori y los caballeros de bronce subieron con Nefer. Solo quedaron Mu, Tashat y Kiki en la casa de Aries. Kiki abrazaba a la chica mientras Mu se quitaba su armadura.
-Tashat, que bueno que estás bien...- decía una y otra vez. Mu, sin embargo, necesitaba hablar a solas con Tashat. Kiki captó la mirada de su maestro y se retiró a su habitación, después de abrazar a Tashat una última vez.
-Kiki- murmuró Mu, encogiéndose de hombros- te quiere mucho...-
-Lo sé, es muy lindo de su parte- dijo ella- escucha yo...siento mucho haberte preocupado...-
-¿Bromeas?- le dijo Mu- solo... verte con vida de nuevo...yo...-no podía ordenar sus ideas, así que solo tomó el rostro de la chica con sus manos y la besó con ternura.
-¿Cómo está tu herida?- dijo ella, pasando su mano por el abdomen del chico, donde antes estuvo la herida. Pero su propósito no era ver si aún estaba la herida que ella misma había cerrado.
-¿Y tu herida?- dijo él, captando el juego y haciendo lo mismo. De pronto, recordó y se detuvo.
-¿Qué pasa?- preguntó ella- ¿tienes miedo por lo que me trató de hacer...?- y Mu asintió. Tashat suspiró, acariciando el rostro del chico- Mu, no temas por mí...yo estaré bien, porque se que me quieres...- él volvió a besarla y ambos se dejaron llevar.
************
Shun entró a la habitación de Nefer. Recordaba como los ojos de esa chica eran como una droga para él: entre más los veía, más los necesitaba. La encontró donde mismo, sentada junto a la ventana y cubierta con una sábana.
-¿Es que tú nunca duermes?- preguntó la chica.
-Ya lo sabes- respondió Shun- desde que vi tus ojos por primera vez, no los puedo apartar de mi mente...-
Ella se levantó.
-Quiero... pedirte disculpas...por todos los problemas que te he ocasionado...- dijo sonrojándose- debes odiarme por eso...-
-Para nada- dijo Shun, pasando sus dedos con dulzura por el rostro de ella- ¿te sientes mejor?-
-Si- dijo ella. Shun no se contuvo más y la besó. Esta vez, ella no lo rechazó como antes. Ambos se sentían como en el cielo, y ella se preguntaba porqué no lo había dejado besarla desde un principio...
-Te quiero- le dijo Shun con ternura, una vez que separaron sus labios.
-¿Qué quieres?- dijo ella, aún dudosa.
-Quiero- dijo Shun, pensándolo bien- quiero llegar a ser en tu vida, lo que tu has llegado a ser en la mía...-
FIN
Aaaaahh!!! ¡¡¡TERMINÉ!!! ¡Fiesta! Tres hurras para mí... (silencio) ok... gracias... ¬_¬U Espero que les haya gustado...
Ryu Mari: ah!!! Gracias por todos tus reviews... oye, y gracias a ti empecé a ver Yu-Gi-Oh, y pues deja decirte que no hay nada más alejado de la mitología egipcia (jajajaja) naaaaaa... no jugaban cartas, pero x, yo ya aprendí a jugar, gracias a mi hermano y mis primos, también fanáticos de yugi...
Gomen, me equivoqué en una línea, que puse 'Mu' en vez de 'Shun' gracias por señalarmel (en que demonios estaba pensando?... respuesta= en Mu!!!) XD
Gracias por todos sus reviews, los aprecio mucho... ^-^
Bye bye...
Abby L.
