Antes de empezar con la historia dedicar unas palabras a:
Mish: ^__^ Muchas muchas gracias por todo, espero que me ayudes con ideas de cómo matar a los objetivos, ya que eres toda una experta en el tema je je. Broma broma, al final no me dejaste review sobre lo que te había parecido la historia.
Saya: Gracias por tu review
Arklance: Gracias a ti tb, hay poca gente que se anime a escribir o leer yuri/shoujo·ai. Así que tu opinión cuenta un poco más que la cualquier otro lector n__n
Espero que esta historia te guste aunque la temática no es la misma :p
Kitsune: Tienes razón en lo de que el fic era muy cliché. Este primer capítulo te lo dedico a ti ¿ok? Espero tu review y que seas igual de sincera/o.
Teisa: Vaya, pues muchas gracias. Este fic tratará a Chloe como personaje principal, no habrá romance por eso...leelo si tienes tiempo y me dices que te parece. Cuando acabe con este ya escribiré uno nuevo Kirika/Mirelle ¿neh? Yo también creo que son una pareja adorable ^__^ . Y eso que mi favorita es Chloe (pero como individual)
Bueno, ya está. Ahí va el primer capítulo, espero que os guste. No olvideis dejar review, plis.
Suciedad. Oscuridad. Abandono. Soledad. Vacío. Opresión...Muerte. Tantas y tantas emociones, tanto sentimiento en el ambiente, acechando en cada esquina. Unos ojos de azul mate, azul cromado, apagado; ese azul plata que más bien es un gris triste y sin vida. La inocencia de la niñez arrebatada, una mirada perdida en otro mundo, pasiva pero alerta. Las pequeñas manos de la niña manchadas de sangre. Sus pequeños torpes pasos que la dirigen a ningún lugar cual marioneta sin vida. Atrás queda descuidado en el polvoriento, manchado de malva terreno, un ensangrentado cuchillo que aún resplandece con el orgullo y la culpa de su crimen. A su lado dos cuerpos pusilánimes, silenciosos, casi arrogantes en su lecho, bañados por el rojo de la sangre.
Su mente ya no respondía, sus piernas se limitaban a seguir andando, paso tras paso. El dolor y el cansancio tomando el control. Cada vez los pasos eran más lentos, más torpes, pero la pequeña siguió andando hasta que las rodillas cedieron a su peso y cayó de bruces al suelo. Estuvo así, medio muerta e inmóvil sintiendo como las fuerzas le abandonaban y la negrura la acogía cariñosamente en su regazo. Oyó leves pasos en la lejanía, suaves y elegantes, firmes y bruscos al mismo tiempo. Con ese sentimiento de irrealidad que conservan los que aún duermen, la pequeña distinguió como unas botas se acercaban a ella y se detenían frente a su rostro. Sin fuerzas para voltear la cabeza y mirar a los ojos al recién llegado, la niña perdió el conocimiento.
Chloe despertó y lentamente abrió los ojos, enfocó la vista para encontrarse con el familiar techo de su habitación en the Manor.
The Manor, como se conocía el lugar, era un feudo de edad ancestral carcomida por los años, cimentada piedra a piedra de esfuerzos y recuerdos, con sudor y sangre. Entre sus ya decadentes paredes aún perdura el aroma de la oscuridad, el fanatismo y la muerte, pero curiosamente también se respira paz y ese sentimiento de serenidad que las antiguas familias construían en el silencio de comidas alrededor de la mesa. En algún lugar, en la frontera entre Francia y España, rodeada de extensos campos de vid, cosechas de hombres y mujeres trabajando unidos bajo el mismo sol por un ideal común, vendimias de generaciones.
La muchacha ejecutó su mudo ritual matutino y se dirigió hacia el pequeño comedor. A pocos pasos de la puerta podía sentir la presencia de su mentora en su interior. Una sonrisa se dibujo en sus labios al tiempo que sus pequeños pasos cogían velocidad.
"Alteenaaa!" chilló al tiempo que entraba en la habitación.
Una joven de larga melena color miel se giró respondiendo a la llamada con una amable sonrisa, extendió sus brazos para recibir a la criatura en un maternal abrazo.
Pronto estaban ambas en la mesa, una enfrente de la otra, Altena con un porte sereno, la pequeña Chloe más animada (aunque intentaba estar tranquila, sus cortas piernas se balanceaban enérgicas bajo la mesa)
"Altena" llamó Chloe después de acabar su vaso de leche. Altena la miró enarcando las cejas.
"Hoy he tenido un sueño" continuó la pequeña. Altena se levantó de su asiento y caminó hacía ella sonriendo tiernamente.
"Era un recuerdo, pero tan borroso..." Chloe no continuó pues Altena se había arrodillado a su lado y sacaba un pañuelo de uno de sus bolsillos. Curiosa la pequeña miró atentamente a Altena. La joven doncella sonrió aún más a la pequeña que sin darse cuenta se había dibujado un blanco y largo bigote de leche. Cuidadosamente se lo limpió. Chloe sonrió de oreja a oreja, con una devoción y un brillo en los ojos de los que sólo un niño puede emitir.
"Chloe" susurró el nombre la soldat "¿te sientes sola?"
Chloe la miró durante unos segundos antes de negar vigorosamente con la cabeza "No si Altena está conmigo"
"Dentro de una semana tendrás compañía" le comentó Altena, los ojos de la pequeña Chloe se abrieron como platos.
"Debe tener tu edad Seréis buenas amigas ¿verdad?"
"Hai" (sí)
