Capítulo 06: Inquietud
Después de ser convencido por Lei Li de quedarse en el recinto principal, Mu esperó a que ella se durmiera para acomodarse en uno de los sillones de la biblioteca y tratar de dormir un rato, aunque las noticias que había recibido por medio de la chica de Shaka, sí así se la podía llamar, lo perturbaban, Saga había propuesto que Mu y Lei Li salieran como si nada por un rato durante la tarde, mientras algunos soldados buscaban discretamente personas sospechosas, Aioria dejaría sin guardias algunos sectores, como el acantilado en donde se habían reunido, claro, habría docenas de soldados esperándoles más adelante, junto con algunos santos dorados. La trampa era tan simple, que hasta Seiya la hubiera entendido, y eso es mucho decir, pero Mu aún sentía que había algo más, algo que todavía no podía determinar, que lo inquietaba.
Después de un rato largo, consiguió conciliar el sueño.
Al otro día, fue Lei Li quien se levantó primero y salió a buscar a Mu al instante, no sabía por donde buscarlo, no creía que él no hubiera cumplido su palabra de quedarse cerca de ella. Decidió que tal vez estaría en algún lugar descansando. Pensó en lugares que tuvieran sillones o algo parecido, y se dirigió al único lugar que conocía en ese enorme recinto: la biblioteca.
Allí le encontró tan dormido que ni siquiera se despertó cuando ella se le acercó, Lei Li le sonrió, parecía tan indefenso así dormido, por supuesto que eso distaba mucho de ser verdad. Ella se acercó sin hacer ruido y se arrodilló en el suelo, a la cabeza de Mu, él ni siquiera se había movido, nada daba a entender que se fuera a despertar por un buen rato más; Lei Li no quería despertarlo, pero la idea de acariciarle el rostro era demasiado tentadora para resistirse, y no se resistió; acercó una mano a su mejilla, corriéndole algunos mechones de cabello desordenados, él se movió un poco, girando su rostro hacia un costado, hacia el costado de Lei Li. Ella suspiró y le dio un beso en la frente, no entendía como le había hecho él para ganarse su total devoción y confianza, Lei Li ya no sabía que pensar de él ni de sí misma, sabía que pronto estaría lista para irse, ya que dominaba un poco mejor sus poderes, además también pronto esos lunáticos estarían bien lejos de ella. Pero Lei Li no quería alejarse de Mu, aunque estaba casi segura de que él no tendría mucho tiempo más para ella, ya que tenía otro discípulo al que entrenar. No comprendía esa necesidad de verlo, estar con él cada momento del día, era la primera vez que algo así le pasaba y eso la asustaba.
La mirada de Lei Li se entristeció visiblemente, decidió que era mejor dejarlo descansar e ir a desayunar algo, ella no se había empezado a levantar que Mu abrió los ojos, tomándola de la muñeca con bastante fuerza. Lei Li se sorprendió, pero Mu la soltó al instante al ver que era ella. Se incorporó sobre un codo y la miró.
"¿Te pasa algo, Lei Li? ¿Te sientes bien?" Le preguntó él, un poco preocupado por la sombra de tristeza en sus ojos.
"Estoy bien, siento haberte despertado, ya me iba" Dijo ella y trató de incorporarse por segunda vez, pero a Mu no lo iba a engañar tan fácil, no por nada era el santo dorado de Aries.
"Espero un segundo" le dijo él, sentándose del todo al mismo tiempo que la tomaba de la cintura y la sentaba en su regazo. Lei Li estaba sorprendida por esta acción, por eso no atinó a más que abrir los ojos desmesuradamente. Mu notando su rigidez, plegó sus piernas, cosa que hizo que ella quedara atrapada entre su pecho y sus piernas.
"No te asustes, no voy a comerte" Le dijo Mu medio en broma, ella se acomodó mejor y le sonrió.
"Dime que te pasa, porque estás tan triste" Le preguntó él, abrazándola con más fuerza. Lei Li detestaba sentirse tan pequeña e indefensa, sabía que a él no podría ocultarle sus temores por más que quisiera, Mu era terriblemente sensitivo a estas cosas.
"Nada, en serio, sólo estoy preocupada por estos sujetos, me dan mucho miedo" Dijo ella, para tratar de desviar su atención. Mu no cayó en eso tan fácil, aunque estaba seguro que parte de su preocupación radicaba en eso, pero no así la tristeza que sentía y había visto en sus ojos una fracción de segundo antes de que ella se levantara.
"Eso es sólo parte de tu preocupación, pero yo te pregunté porque estás triste y no me mientas" Le dijo Mu. Lei Li suspiró derrotada, no podía decirle lo que le pasaba porque ni ella misma lo entendía.
"No lo sé" Fue la respuesta en voz baja de ella, antes de empezar a llorar en silencio. Mu tenía serios problemas cuando la veía llorar, no sabía como consolarla, a lo único que atinaba era a abrazarla hasta que ella se calmara. Le dolía verla tan angustiada y lo que era peor, sin saber el porque.
Saga y Shaka habían decidido ir en busca de Mu para ultimar los detalles de su plan, además que alguien había llegado de improviso y quería obviamente verle también. Así que los tres de dirigieron al recinto principal. Al llegar, no encontraron a Mu a simple vista, así que buscaron su ki y lo ubicaron en la biblioteca, hacia allí se dirigieron.
"¡Maestro, ya regresé!" Dijo el pequeño Kiki, casi corriendo hacia el interior, habiendo llegado antes gracias a su teletransportación, lo que no se esperaba el pequeño era encontrarse con su maestro muy cómodamente recostado en uno de los sillones, y lo más extraordinario era que tenía a una chica muy bonita dormitando en su regazo. Mu se sorprendió un poco de verle allí, pero le sonrió, estaba contento de que el pequeño hubiera vuelto de una pieza.
"Hola, Kiki, me alegro que hayas regresado" Le dijo Mu a su pequeño discípulo, que lo miraba con la boca abierta.
"¿Podrías dejar de mirarme como si fuera un extraterrestre? Tengo alguien a quien presentarte" Le dijo él, despertando a Lei Li con una pequeña sacudida en el hombro. Ella se despertó y lo primero que vio fue a un niño muy adorable mirándola como embobado, Lei Li saltó del regazo de Mu y abrazó al niño.
"¡Que adorable!" Exclamó ella. Kiki la miró y le sonrió pícaramente, devolviéndole el abrazo.
"¿Eres la novia de mi maestro?" Le preguntó Kiki, viendo por el rabillo del ojo que Mu se sonrojaba bastante. Lei Li también se sonrojó, pero movió negativamente la cabeza.
"No, no soy su novia, soy su aprendiz, como creo que tú lo eres también" Le dijo ella, a modo de respuesta.
"A mí no me pareció eso... Oi, maestro ¿Cuándo le vas a pedir que sea tu novia?" Le dijo el pequeño.
"¡Kiki! ¡No seas impertinente! Creo que no voy a dejar que te quedes tanto tiempo con Seiya y los otros, te están pegando sus malas costumbres" Dijo Mu, mirando con recelo a su pequeño discípulo. Kiki, se rió, ya tenía algo con que importunar a su maestro.
En eso llegan Shaka y Saga, viendo que Lei Li se había sentado al lado de Mu con un feliz Kiki en su regazo.
"Me alegro que te hayas acomodado, pequeño demonio, siempre te ganas a las chicas de esa forma" le dijo Saga medio en broma, era cierto que el niño tenía a todas las chicas de su lado, es por eso que todos debían abstenerse de acogotarlo por sus bromas pesadas, ya que sus chicas se tomaban represalias por tocar a su 'bebe' consentido.
"Envidiosos" Les dijo Kiki mirando angelicalmente a su nueva amiga. Lei Li le revolvió el pelo rojizo cariñosamente y le devolvió la sonrisa.
"¿Quieres que te muestre todo el recinto? Hay algunos lugares interesantes" La invitó Kiki, Lei Li aceptó y el pequeño la tomó de la mano y se la llevó afuera, Mu movió la cabeza de un lado al otro, ese discípulo suyo sería peor que Milo en cuanto creciera. Shaka los miró irse, incrédulo de la facilidad con que Kiki se hacia amigo de las mujeres, le presentaría a Kai haber si la conquistaba así de fácil.
"¿Pasa algo?" Dijo Mu.
"Anoche me dijiste que había algo que te inquietaba acerca del plan" Dijo Saga, sentándose en el sofá con Mu, Shaka se sentó en el sillón que estaba a un costado. Mu lo miró pensativo, no sabía que contestarle.
"Sé que no me lo vas a creer, pero no sé que es" Dijo Mu. Shaka arqueó una ceja, intrigado. Era raro que Mu no supiera que decir, eso le preocupaba más que cualquier cosa.
"En este salón, la Srta. Saori siempre recibe a sus socios, ella tiene muchos negocios que atender ¿sabías?" Le dijo Kiki. Lei Li negó con la cabeza, realmente Atena era una persona ocupada.
"¿Quién es Seiya?" Preguntó ella, curiosa.
"Es un santo de bronce, el de la constelación de Pegaso para ser más exacto. Es mi amigo, al igual que Shun de Andrómeda, Hyoga de Cisne y Shiryu de Dragón, me gusta ir de visita a Japón para verlos, quizás vengan en algún momento y los puedas conocer" Dijo Kiki. Lei Li escuchó con atención, a veces oía esos nombres cuando otros santos hablaban o cuando las chicas hablaban, a Marin y Vera les había escuchado el nombre de Seiya repetidas veces.
"¿Y qué me dices de ti? ¿Cómo llegaste a estar al cuidado de mi maestro en el Santuario?" Le preguntó Kiki, ansioso por saber más sobre una chica de su propia raza, era la primera vez que veía a una, especialmente a una tan bonita y agradable. Lei Li suspiró, comenzando a relatarle todo desde el incidente en el centro comercial.
Luego de pasear por un rato más, Lei Li y Kiki enfilaron hacia el templo de Aries. Mu ya estaba allí desde hacía unos minutos, y planeaba salir a dar ese 'paseo' con Lei Li a ver si esos sujetos se delataban aunque más no fuera un poco, la cuestión era que Kiki seguro querría venir también, y Mu no quería que lo vieran, lo contarían como un blanco más aunque sólo fuera un niño.
"Kiki, quiero que te quedes aquí mientras yo me voy con Lei Li por un rato, luego te explicaré el porqué ¿estamos?" Le dijo Mu, mientras Lei Li caminaba hacia la entrada del templo. Kiki supuso que sería acerca de lo que ella le había contado, además, su maestro estaba demasiado serio, así que por ahora optó por obedecer. Mu le dio una palmada en la cabeza y se fue con Lei Li.
Recinto de las Amazonas
Kai se había ido a instalar con Marin, Vera y Kalani; agradecida de no tener que estar cerca de Shaka. Después de lo que había leído en la carta, no podía hacer más que esperar alguna otra noticia. Había dejado la misma en el lugar en donde la había encontrado, no quería que él sospechara que ella sabía la verdad. Era mejor siempre tener un as bajo la manga. Estaba preocupada por esa chica Lei Li, realmente la pobre parecía aterrorizada cuando ella relató lo que había visto, Kai esperaba que esos bastardos no hubieran tenido nunca posibilidad de lastimarla antes de que el caballero de Aries la encontrara.
Kai pensaba todo esto mientras cortaba algunos jazmines para su habitación, eran sus flores favoritas, a Vera también le gustaban, pero tenía predilección por la variedad japonesa que eran muy pequeñas a diferencia del jazmín común. Ella tenía que alejarse un poco de la casa y hacia adentro del bosque para encontrar el árbol de jazmín, pero Vera le había mostrado el camino de ida y vuelta para que no se perdiera. Kai le había agradecido eso profundamente, ya que le gustaba estar sola más que acompañada, era más una costumbre que otra cosa, cuando pequeña siempre tenía que estar con Shaka o cerca de él, es por eso que cuando él se fue, ella quedó con una libertad a la que le había tomado el gusto. Al llegar al árbol, Kai cortó una sola flor y se la puso detrás de la oreja, trenzando su cabello en una trenza baja que la hacía parecer aún más angelical. La brisa estaba fresca a pesar de ser pleno verano, pero comparado con la India, esto era el paraíso. Se sentó al pié del árbol escuchando a las aves cantar, todo era muy tranquilizador, tanto que se fue quedando dormida poco a poco.
Shaka suspiró aliviado al saber que no tendría que estar con ella todo el tiempo, la cuidaría porque su maestro se lo había pedido, pero no quería tener demasiadas discusiones si podía evitarlo, tenía que admitir que se estaba cansando de eso por primera vez en su vida. Por una vez, deseaba estar en paz con ella, pero Kai se empeñaba, como siempre, a hacerle la vida miserable, Shaka no lograba entender el porque de su actitud, y si se lo preguntaba estaba seguro de que ella se le reiría en la cara, diciéndole que era porque no lo soportaba cerca. Él tampoco entendía porque súbitamente el único problema real en su vida se le había aparecido enfrente de las narices, tenía que hablar con su maestro, y tratar de arreglar de una vez su problema con Kai.
Shaka sintió su precencia en el bosque, pero esa área del bosque era parte del recinto de las Amazonas, ningún hombre sin autorización podía entrar, pero Shaka no vaciló mucho en ir en busca de Kai.
Llegó relativamente con facilidad hasta donde ella dormitaba confiada, Shaka se acercó sin hacer ruido alguno y se puso en cuclillas a su lado, la verdad era que nunca la había visto dormida, siempre estaba alerta cuando él estaba cerca, ahora sí que parecía un ángel y no un demonio vengador, era una lástima que no siempre fuera así. Terminó por sentarse a su lado con las piernas cruzadas, típicamente su forma de sentarse, y sólo se quedó observándola, Kai no daba muestras de irse a despabilar todavía, si supiera que tenía a Shaka sentado a su lado muy tranquilo, le hubiera dado un ataque.
Shaka acercó una mano hacia la mejilla de Kai, pero la retiró antes de tocarla, era raro estar a su lado y no discutiendo a muerte, raro pero no desagradable. No se animaba a tocarla por miedo a despertarla, a ella no le iba a gustar ni medio eso. Kai se movió un poco para acomodarse mejor, aún dormida, y la flor que estaba en su cabello cayó en su regazo, Shaka la tomó despacio y en ese momento ella abrió los ojos. Las miradas de ambos se encontraron en ese momento, ella no atinó a moverse, Shaka al principio tampoco, pero luego se acercó a y puso la flor de nuevo en su sitio, luego se levantó y se fue. Kai estaba tan aturdida que no sabía si aún estaba soñando o sí Shaka en verdad había estado allí, colocándole la flor en el cabello. Era lo más extraño que le había sucedido en todo el tiempo que lo conocía.
Decidió que no podía ser cierto y que él seguro se traía algo entre manos, así que se levantó y se fue en la dirección en la que él había desaparecido.
Shaka no fue muy lejos ya que Kai le alcanzó con relativa facilidad.
"¡Shaka! ¡Detente ahora mismo!" Le dijo ella, logrando que él se detuviera y la mirara.
"Que pasa ¿ahora también tengo que obedecer tus órdenes?" Le dijo él, poniéndose automáticamente a la defensiva. Algo que no podía evitar cuando Kai estaba cerca.
"¿Qué estabas haciendo a mi lado mientras dormía? ¿Qué estás tramando? ¡Quiero tener al menos un poco de paz mientras estoy aquí, se supone que NO deberías buscarme, y menos en un recinto destinado sólo para mujeres!" Le espetó ella, comenzando a enfadarse. Shaka suspiró, que podía decirle ¿qué quería hacer las paces con ella? No le creería ni en un millón de años.
"Bien, si quieres saberlo, sólo quería saber si estabas bien, lo hago porque nuestro maestro me lo encomendó, y pienso cuidar de ti te guste o no" Dijo Shaka, y luego dio media vuelta y se fue. Kai estaba sorprendida, era la primera vez que Shaka le decía algo como 'sólo quería saber si estabas bien', eso era algo totalmente nuevo para ella. Según su estadística mental, había una probabilidad del 0,0001 por ciento de que a él le interesara su seguridad, lo mismo que a Kai la de él. La pequeña rubia se llevó los dedos al puente de su nariz, pensar sobre Shaka y su extraño comportamiento le estaba dando una jaqueca. Así que decidió regresar hacia el recinto una vez más.
