Mandy: Siento no haberte respondido en el otro cap. Pero Gracias por tu review!
Abby Lockhart: Je je, gracias Abby, espero que este cap sea de tu agrado también Gracias por tu review!
LoneWolf: No todo es lo que parece, pero no andas lejos, ya verás más adelante. Gracias por tu review!
Vulpix: Por supuesto, de Seiya y Shun seguro que no, uno por estúpido y el otro por ingenuo. Eso ya se verá más adelante, pero supongo que ya sabes quien es, es bastante obvio. Gracias por tu review.
Capítulo 08: Algunas Cosas En Mejor Callarlas
La tarde de ese día se pasó apaciblemente, todos estaban contentos de que así fuera, ya que se estaban cansando de que siempre algo malo pasara... especialmente algo malo relacionado con sus parejas.
Aioria, Milo y Camus estaban plácidamente descansando en el templo de Escorpio; Milo estaba acostado en el suelo, Aioria sentado en contra de una columna, mientras que Camus simplemente permanecía de pie.
"Oye, Camus ¿cuándo vas a buscar una novia tú?" Le preguntó Milo, sabiendo que ese era un tema bastante delicado para este santo en especial, aunque él no sabía porque.
"Quizás es porque no me interesa por ahora" Respondió tranquilamente Camus, sabiendo hacia donde apuntaba su amigo.
"¡Vamos, Camus! Tienes 23 años y no te he conocido novia, mírame hasta yo tengo una novia estable... hasta el felino tímido consiguió una, y eso sí que es un milagro" Dijo Milo. La mirada de Aioria estaba oculta por su flequillo, y una sonrisa crispada en sus labios delataba el hecho que el comentario no le había gustado nada. Tranquilamente afinó su puntería y le lanzó el libro que estaba leyendo a Milo, que estaba distraído esperando la respuesta de Camus. En el blanco.
"¡Aaaaauch! ¡Maldita sea, que te pasa, felino tarado! ¡Me quieres dejar sin cerebro!" Le gritó Milo, masajeándose la cabeza, con una mirada asesina destinada al león dorado, que por cierto tenía tan cara de pocos amigos como el escorpión.
"¡Ja! ¿Qué cerebro puedes tener tú? ¡Nunca llegaste a la repartición! ¡Además tus comentarios acerca de mi persona están de más, no tengo la culpa de no ser taaaaan sociable como tú!" Le dijo Aioria, bastante enojado.
"¡Pues sólo estoy diciendo la verdad...! ¿O es qué acaso te molesta lo que es cierto?" Le retrucó Milo. Camus viendo que otra pelea estaba por desatarse entre esos dos, decidió bajar la temperatura del ambiente perceptiblemente, lo que hizo que los dos se calmaran para mirar a Camus de manera significativa... significa que se dejara de tratar de criogenizarlos o ya vería...
Camus no entendía esa costumbre de estos dos de pelearse, parecían niños de cinco años y no santos dorados de 20 años de edad, a veces sentía que no eran tres años lo que le separaba de ellos... sino tres siglos ¿Y ellos pensaban casarse y formar una familia algún día? Tendría que decirles a Vera y Ling Shu que lo pensaran mejor.
"Bueno, Camus ¿no me vas a responder?" Dijo Milo, aún picado de curiosidad. Camus suspiró, y pensar que planeaba que a Milo se le olvidara todo por la discusión anterior. Pero no, no tendría tanta suerte hoy.
"Milo, te doy y te daré siempre la misma respuesta... no me interesa, no creo que ninguna mujer pueda amarme en verdad, y yo retribuirle, soy demasiado frío para sentir amor" Dijo Camus, tratando esta vez de acallar a Milo y sus insistentes preguntas.
"Pues búscate una a la que le guste el hielo" Dijo Milo, tranquilamente, la mirada de Camus se oscureció visiblemente, Aioria notó eso y decidió intervenir.
"Eso no es cierto, Camus, tu no eres tan frío como quieres hacernos creer, y tú Milo, déjale en paz, quizás él algún día nos quiera decir más sobre sí mismo, no le presiones" Dijo Aioria sin levantar la mirada de su libro. Camus le agradeció mentalmente, Aioria nunca se había metido con su vida privada, como con Milo, ambos eran muy unidos y se complementaban a la perfección, donde Milo era más sociable, Aioria era más retraído, Milo era un desastre para buscar información, Aioria era muy bueno en eso y como rastreador nadie lo superaba, sabían prácticamente todo el uno del otro, por mucho que no lo parecieran, Camus sabía que él nunca podría ser sincero con ellos del todo, había cosas que eran mejor dejarlas enterradas en el pasado, y no hurgar demasiado en ellas...
Así pasaron varios días, sin mayores novedades, a excepción de que Kai miraba a Shaka como si estuviera loco, ya que él no buscaba pelearse con ella todo el tiempo, es más, ni siquiera le respondía los comentarios destinados obviamente a molestarlo. Eso estaba haciendo mella en ese escudo de chica 'no-necesito-de-nadie-muchas-gracias' la desconcertaba sobremanera que Shaka no actuara como normalmente lo hacía, esperaba con ansias regresar a su hogar cuanto antes, no fuera a ser cosa que este Shaka que no conocía comenzara a agradarle.
Los ruegos de Kai fueron escuchados, ya que la carta de respuesta llegó una semana y media después. Kai la fue a recoger esa mañana al correo, ya que les había pedido que le avisaran en cuanto llegara. En cuanto se la dieron, Kai la guardó en el escote de su remera, que aunque Shaka dijera que tenía cuerpo de niña, no significaba que fuera completamente plana en esa zona.
Caminaba con paso apresurado hacia una de las plazoletas que las chicas le habían enseñado, era pequeña y arbolada, y lo suficientemente tranquila para leer una carta y digerir las noticias antes de regresar al Santuario. De lo que Kai no se había percatado todo este tiempo, era que una persona la seguía a todas partes siempre que salía del Santuario, esta persona estaba intrigada ahora de lo que Kai había ido a buscar al correo, pero pensaba averiguarlo pronto.
Kai se sentó en uno de los bancos, acomodando su larga falda y abrió con cuidado el sobre.
'Querida Kai:
Tu carta me llegó hace unos días, debo admitir que fue un motivo de sorpresa para mí, pero me alegro profundamente de que hayas llegado a Grecia con bien. Acerca de tu pregunta, siento decirte que la respuesta es no, tu pretendiente no ha cejado en tu búsqueda, pero si regresaras aquí, derribaría las murallas de nuestro templo para llevarte con él. Sé que por tu propia seguridad, es mejor que no sepas su identidad, pero no te angusties, hija mía, en cuanto él se de por vencido, te enviaré a buscar.
Sé que no te llevas bien con Shaka, pero por favor, harías muy feliz a este anciano sí al menos intentaras llevarte bien, desearía verlos como amigos y compañeros que son y no como los enemigos en los que se convirtieron por alguna razón que escapa a mi razonamiento. Él es lo único que tienes, y tú eres lo único real en esta vida que él tiene también, desearía verlos juntos antes de partir de este mundo.
No te entretendré más con esta carta, y deseo saber pronto de ambos.
Tu maestro que te quiere'
Kai suspiró, la carta no decía nada que a ella realmente le importara, amaba a su maestro, pero lo que no le gustaba era su afán de siempre intentar amigarla con Shaka... cosa imposible en el universo de Kai. Lo que a ella le había llamado la atención particularmente esta vez, era la mención por parte de su maestro de 'verlos juntos' ¿a qué clase de relación apuntaba su maestro? Le era ya de por sí difícil ver a Shaka como su 'amigo' menos como esa otra cosa que Kai no se animaba a pensar y menos a pronunciar ¿Era él realmente lo único que tenía en este mundo? Kai no quería ni pensarlo siquiera, además, era altamente imposible que Shaka la considerara de la misma manera... este pensamiento la perturbó visiblemente, aunque ella no sabía porque.
Kai miró la carta otra vez, y se dio cuenta de que la letra no era la de su maestro, era algo raro, buscó en el sobre y encontró otra pequeña carta. Esta parecía estar escrita por uno de los monjes del templo y decía así:
'Querida hermana Kai, siento tener que ser portador de noticias perturbadoras, pero la salud de nuestro anciano maestro ha decaído en estos días, él recibió tu carta, pero su debilidad no le permitió responderte él personalmente, es por eso que él me la dictó a mí para que la redactara. Nuestro maestro insistió en que no te lo dijéramos, pero sé que te habría dado cuenta de que no era su letra en la carta. Él insiste en que no te preocupes y que ni se te ocurra venir. Nos veremos pronto y te reitero que no vengas ni te preocupes.'
El sujeto que la vigilaba discretamente se percató del cambio de humor de Kai, de estar contenta, pasó a un estado meditabundo y luego algo perturbado. La carta que ahora ella tenía en sus manos laxamente podría ser el problema.
Kai se levantó lentamente y regresó sobre sus pasos al Santuario, en este momento necesitaba pelearse con alguien... y ese alguien era más bien Shaka, lo provocaría tanto que él no tendría otro remedio que darle afrenta. Con estos pensamientos llegó al Santuario y se dirigió al templo de Virgo.
Shaka sintió la presencia de Kai acercándose, cosa que antes le hubiera molestado, ahora ya ni le hacía mella, al menos en el sentido negativo, se había propuesto hacer las pases con ella aunque muriera en el intento.
Kai entró al templo, su aura no revelaba sus sentimientos en ese momento, pero Shaka no se fiaba de eso, Kai era buena ocultando lo que sentía.
Kai le vio sentado de piernas cruzadas, como de costumbre y se le acercó. Shaka por las dudas estaba preparado para cualquier cosa... menos para recibir en el regazo a una Kai al borde del llanto Ella se ovilló en su regazo y las lágrimas empezaron a rodar por su rostro. Shaka estaba helado en su sitio, no atinaba a decir ni hacer nada, era la primera vez en su vida que la veía llorar. Kai cerró los ojos, no sabía porque había ido con él, ella esperaba que el se riera de ella llamándola niña tonta, pero eso nunca llegó, Shaka después del shock inicial, la abrazó con suavidad, lo que hizo que Kai se pusiera a llorar más fuerte.
El pobre caballero no sabía que hacer, si la abrazaba, ella lloraba más fuerte, y si no lo hacía, se sentía miserable por no saber que más hacer. Kai rodeó su pecho con los brazos, apoyando su cabeza cerca del hueco de su cuello, Shaka le acariciaba la espalda de forma cariñosa, tratando de calmarla, también apoyó su mejilla en la dorada cabeza que tenía debajo. Cuando Kai se calmó lo suficiente, él la soltó, ella se levantó de su regazo y se arrodilló enfrente de él. Shaka no pronunció palabra, ella tendría que decirle lo que le pasaba por su cuenta, él no le preguntaría.
Kai no dijo nada, sólo sacó la carta de su maestro y se la dio a él, Shaka la tomó, frunciendo el ceño y la leyó, luego leyó la más pequeña también, y sus pupilas se dilataron por la noticia, esto no era nada bueno. Era esto por lo que Kai estaba tan angustiada, ambos querían muchismo a su maestro y lo último que querían era estar lejos de él si estaba tan enfermo.
"¿Cuándo recibiste esta carta?" Le preguntó Shaka, Kai suspiró, no sabía si podría hablar sin romper a llorar otra vez.
"Hoy la fui a buscar, le había escrito hace casi dos semanas, no me esperaba esta noticia" Le dijo ella, con una voz apagada.
Shaka asintió, tendría que ir a la India después de todo, había planeado ir antes por el asunto de Kai, pero habían pasado tres semanas y todavía no se había decidido a partir.
"Kai, tu no puedes ir, pero yo sí, no te preocupes, yo cuidaré de que nuestro maestro esté bien" Dijo Shaka, tranquilizadoramente, Kai asintió, luego tomó la carta de las manos de él y enfiló hacia la salida del templo.
"Kai..." Dijo Shaka, dando un paso hacia ella. Kai se detuvo, esperando lo que él iba a decirle. Shaka vaciló un instante.
"Nada... ve a descansar" Le dijo al final, ella lo miró una última vez y se alejó. Shaka volvió a sentarse, había tenido el impulso de decirle que se quedara esa noche con él, pero después no había podido hacerlo, no sabía que le pasaba últimamente, pero ahora tenía otros problemas de los cuales ocuparse.
Kiki había estado entrenando con Lei Li, que cada día era mejor, ambos bajo la mirada atenta y vigilante de Mu. El pequeño no había podido acorralar a su maestro todavía, como lo había hecho con Lei Li, pero lo intentaría esa noche.
Luego de cenar, Lei Li se fue a dar una ducha, y Kiki junto con Mu se quedaron lavando los platos.
"Dime, maestro ¿Lei Li se quedará con nosotros?" Le preguntó Kiki. Mu se detuvo en el proceso de secar un plato y miró a su pequeño discípulo.
"No lo sé, Kiki, es decisión de ella, nosotros sólo podemos tratar de ayudarla y apoyarla en lo que podamos, sea cual sea su decisión" Le dijo Mu.
"Pero es peligroso que regrese a China, podrían querer atraparla otra vez, debería quedarse con nosotros dos" Dijo Kiki, enjuagando un vaso.
"No puedes obligar a alguien a quedarse si no quiere, Kiki" Dijo Mu.
"¡Pero estoy seguro que ella sí quiere quedarse! Tú podrías darle un motivo para hacerlo, maestro" Le dijo Kiki, tratando de llegar al meollo del asunto. Mu lo miró escépticamente, sabía lo horriblemente inquisidor que era Kiki, era demasiado inteligente para tener sólo nueve años.
"¿Qué clase de motivo podría darle yo si se puede saber?" Le preguntó Mu.
Bingo.
"Pues, podrías decirle lo mucho que te gusta para empezar" Le dijo el pequeño. Mu se esperaba algo como eso.
"Pues bien, para tu información, le tengo mucho aprecio a Lei Li, pero no como tú piensas, sabelotodo, imagino que estuviste importunándola a ella también, quiero que dejes de hacerlo, Kiki, no debes meterte en cosas que no son de tu incumbencia" Le dijo Mu, con una voz bastante severa, Kiki conocía bien ese tono y sabía que no admitiría más discusión sobre ese tema.
"Si tú lo dices..." Dijo Kiki, dando a entender que esto no se había acabado todavía. Lei Li había escuchado parte de lo último que habían dicho, cuando venía a ver si necesitaban alguna ayuda, pero se retiró enseguida, para que no se dieran cuenta que ella los había estado escuchando.
Lei Li volvió a su habitación y cerró suavemente la puerta, luego corrió las cortinas para ver el cielo estrellado allá afuera, sabía que algo le estaba pasando, y para confirmar sus sospechas, le había preguntado a Kalani como era estar enamorada de alguien. Lo que Kalani le dijo concordaba en su mayoría con lo que ella sentía por Mu, y eso la asustaba, pues nunca se animaría a decirle lo que sentía, y sí alguna vez lo había considerado, ahora definitivamente eso era imposible... ya que él jamás correspondería a tales sentimientos.
Lei Li suspiró, sería mejor tratar de dormir un poco, mañana sería otro día.
