Corsica era una preciosa isla. Aquel día el sol lucía con todo su esplendor. La mansión de la familia Bouquet era ingente y glamorosa, con extensos jardines a su alrededor en los que uno podía perderse.
Los pasos de Altena resonaban contra el suelo de mármol. Una última vez Altena les había dado una oportunidad, esta vez había ido personalmente a discutir el tema, pero Roland Bouquet y su esposa habían rechazado de nuevo. Ésta había sido su última oportunidad, ellos lo sabían. Serían castigados. Incluso así, Altena debía reconocer la nobleza y valentía con la que los Bouquet asumían su destino. Bajó las escaleras lentamente y al alcanzar la puerta que un sirviente de la familia tan amablemente le abría echó la vista atrás observando la elegante decoración, la cálida luminosidad que otorgaban al lugar las grandes vidrieras de la casa. La casa era realmente bonita y acogedora. Volteó de nuevo y se dispuso a salir al patio, en busca de las niñas.***
Chloe no sabía porque Altena las había dejado fuera. Noir, cómo ella se había acostumbrado a llamarla, una vez Altena se adentró en aquella mansión, se había quedado de pie, inmóvil y en silencio. Al momento, giró la cabeza hacia un lado, le siguió el cuerpo y empezó a andar por el jardín observando y estudiando los alrededores. Chloe la siguió rápidamente alcanzándola a largas zancadas. Chloe vestía de marinero, con unos pantalones cortos azules y una blusa blanca con su suplemento tipo pañuelo (Na: Lo siento, no recuerdo el nombre :P) azul con rayas blancas. Su inusual melenita lila balanceándose a cada salto. Su compañera iba con una simple camiseta blanca y unos pantalones tejanos con peto, uno de los tirantes le caía por el hombro otorgándole un gracioso toque desgarbado. Vistas de lejos, ambas podían ser confundidas por muchachos. Investigando el jardín Chloe encontró un curioso laberinto de arbustos "¡Ey!¿Vienes a probar?" preguntó Chloe. Noir la miró a los ojos sin mostrar emoción. Su estacionamiento y quietud no fueron normales y los grises ojos de Chloe resplandecieron emocionados al atisbar interés o si no curiosidad en la actitud de su pareja.
"Un" asintió por primera vez Noir afirmando su participación. Chloe saltó de alegría en la entrada y atrapada por un súbito entusiasmo corrió entre los matorrales. Noir se dispuso a seguirla a paso más calmado, justo estaba entrando cuando un leve sonido del exterior llamó su atención. Retrocedió y hostilmente siguió aquel eco olvidando el laberinto. Mientras en su interior Chloe, a pesar de su magnífica y entrenada orientación, se perdió rápidamente.
La pequeña de castaña melena siguió aquella voz y al doblar la esquina en un enorme árbol, Noir encontró la fuente del sonido. En un claro frente a ella había una niña un par de años mayor que ella. Estaba sentada sobre un mantel, sobre la hierba. Sentado a su lado descansaba un muñeco, un simpático osito de felpa cuyos pequeños ojos y nariz eran negro carbón. La muchacha iba ataviada con un bonito vestido rosa. Sus rubios cabellos se ondulaban ligeramente al final y los decoraban por detrás un lazo rosa pastel que conjuntaba el vestido. El sonido que la había atraído hasta el lugar era el suave y alegre canturreo de aquella niña. La chica de Córcega le daba la espalda y no se había percatado de su presencia. Noir se avanzó hasta quedar justo a sus espaldas. Entonces fue cuando la chica volteó y se encontró frente a frente con la japonesa. Con una sobresaltada inhalación la rubia reparó en la otra presencia. Noir alzó escasamente una ceja más que la otra con interés por saber que es lo que hacía la muchacha del vestido. "Hola. Me has asustado" sonó una voz dulce e infantil "Me llamo Mirelle. ¿Cómo te llamas?" Saludó presentándose la niña. La japonesa tuvo la sensación más extraña de su corta vida cuando aquella niña de tez clara, con aquellos enormes ojos azules llenos de ciega confianza e inocencia se posaron en los de ella y Mirelle le sonrió. "¿Quieres jugar conmigo?" la invitó la rubia. Mirelle estaba acostumbrada a la soledad. Sus padres eran los líderes del sindicato que regía la isla y normalmente siempre estaban demasiado ocupados. Su hermano prefería imitar a sus padres, leer, prefería cualquier cosa antes que jugar con su hermana. Así que Mirelle acababa sola con su oso. A menudo políticos o amigos de la familia visitaban la casa y dejaban a sus hijos sueltos, pero extrañamente sucedía que jugasen con ella. Mirelle pues, al ver a la desmañada niña aprovechó. La morena muchacha quedó parada. Cuando Mirelle le alargó la mano sonriendo animada, Noir la miró, parpadeó. Sus ojos marrones brillaron con una extraña emoción. Su parda y vacía mirada cambió remisamente y un atisbo de vida chispeó en esos ojos canela. Se sentó junto a Mirelle sin saber muy bien que hacer. Se limitó a escuchar la charla de su acompañante. Cuando Mirelle le hacía una pregunta, ella guardaba silencio hasta que la muchacha le hacía otra que generalmente podía contestar afirmando o negando con la cabeza "Un" decía dócilmente. Mirelle cogió una tetera de juguete e inclinándola vaciaba su nulo contenido en las tres tazas, la de su nueva amiga, la suya propia y la del osito que presenciaba mudamente los hechos.
En ese momento en el que Noir se sentía más a gusto y relajada en la compañía de Mirelle, Altena apareció a lo lejos y la miró. Mirelle observó entristecida como sin mediar palabra, su nueva amiga se levantaba "¿Ya te vas?" preguntó apenada. "Un" dijo la otra antes de irse, dejando atrás, junto a la rubia muchacha, una parte de ella misma que hasta entonces no había conocido. Por un momento, jugando con Mirelle, la japonesa había sido una niña normal y corriente, libre y... feliz.
Una vez junto Altena, ambas se dirigieron al laberinto en busca de Chloe, pero no hizo falta llamar al jardinero para el rescate ya que la pequeña las encontró a medio camino habiendo salido por sí misma. Al principio estaba enojada por haber sido dejada atrás. Pero más tarde, cuando Altena les anunció su primera misión, su humor cambió radicalmente a una absoluto deleite.***
"Si el amor puede matar gente, el odio puede salvarles" musitó Altena al tiempo que le alargaba el arma a Noir. La pequeña, seria y con su oscura mirada tomó el arma con sus manitas. Chloe se mantenía unos pasos apartada. La misión era sólo para Noir, ella había sido dejada fuera, de nuevo. Aún no estaba preparada. Chloe sonrió de todos modos ya que la habían dejado acompañarla, para cubrirla y aprender de la 'mano negra' de primera mano. Ya habían estudiado la situación de las habitaciones de la casa objetivo, a que hora estaba quién en qué sitio normalmente ect. La misión tampoco era sumamente difícil, tenía que matar a los traidores a los 'Soldats', la familia Bouquet. Roland Bouquet, Odette, su mujer, su hijo y...
" ¿Y Mirelle Bouquet?" La voz de Noir sonó extrañamente suave, pero fría como de costumbre. Chloe enarcó las cejas. Altena frunció el ceño. Después de un tenso silencio Altena contestó y aunque en el exterior de Noir nada cambió, Chloe sintió como de alguna manera, en el interior de la oscura asesina algo suspiraba aliviado. A Chloe no le gustó esa sensación, y de paso ¿cómo conocía su compañera el nombre de la hija de los Bouquet? Sus celos pronto quedaron en un rincón de su mente cuando ambas marcharon hacía la primera misión de Noir.
Buf! Otro capitulo más ^___^. Estoy muy contenta con él no sé por qué. Espero que os guste hasta aquí. Dejadme reviews para saber vuestra opinión. Neh? ·__ Hasta el próximo capítulo.
Teisa :Este cap ha sido más larguito. Y con Mirelle incluída ^o^ . deseo que te haya gustado. Noir tb es una de mis series favoritas ¿no se nota? Gracias por seguir mi fic. Gracias Gracias. ( Es que no hay mucha gente fan de Noir en spanish TT__TT y no lo entiendo porque es genial)
Mish1 : Pues a mi me gustaría jugar así de vez en cuando.XDD ja jaja. Juegos la mar de inocentes. Bueno, como ves sigo monopolizando el ff de Noir en español ^___^ (Lo peor es que me siento la mar de orgullosa de ello).Ya me dirás que te ha parecido este cap ¿si? Nos leemos.
