Makoto Shishio: Mi vida.
El personaje de Makoto Shishio no me pertenece (que más quisiera), pertenece al Genio que creó Ruruoni Kenshin.; pero Mashairo, Nahomi, Hisaw, Takeji, sí.
Cualquier parecido a la vida real es mera coincidencia. Esta historia puede parecer un poco aburrida, pero es mi forma de imaginarme la infancia de este enigmático personaje.
"..." -Diálogos.
'...' -Diálogos internos o pensamientos.
CAPTITULO 2. La educación.
Al paso del tiempo y los años, Makoto se alejaba cada vez más de sus padres; las cosas no eran como antes para
Hisaw y de Nahomi.
Ahora Hisaw se dedicaba cada vez más a enriquecerse y a tratar de controlar a los campesinos; a Nahomi su padre no le permitía cuidar o proteger a su hijo de su regia educación; además de que Mashairo nunca dejaba a Makoto a solas con ella.
Una noche mientras compartían la cena Nahomi trato de hablar con Hisaw, para que su padre le dejase ayudar con la educación de Makoto, grande fue su sorpresa al escuchar la conversación entre Mashairo su padre y Hisaw.
Mashairo: -"Hija mía, no creo que sea conveniente que te preocupes por Makoto; justo ahora que esperas otro hijo. Además ¿no crees que sea mejor que descanses? Pero si es deseo de Hisaw que tu hijo mayor sea educado por ti, yo no me opondré, aunque creo que el más indicado para educarlo, es tu esposo. Más recuerda que como todo primogénito debe ser educado como un orgulloso heredero, tal como su padre."- Dijo esto sabiendo perfectamente que Hisaw nunca podría educar al pequeño Makoto, y su mente había calculado cada una de sus palabras, sin saberlo Hisaw, y como buen líder lo manipularía, sin que éste lo supiese. Era un ser completamente débil, y él tenía la partida ganada.
Nahomi: -"¡Pero, padre!; Makoto no juega con los demás niños, se ha vuelto un poco solitario, triste"- Dijo mostrando un poco de esa tristeza con la cual trataba de ablandar el corazón de su padre.
Pero sin esperar respuesta de su suegro, Hisaw contestó:
-"Creo que estoy de acuerdo con usted padre. Makoto esta mucho mejor bajo su supervisión y educación, que con cualquiera de nosotros."- Y mirando a Nahomi con ternura: -"Tú no debes de cansarte, ni preocuparte de más. Tu padre sabe como tratar a Makoto, además de que él es su adoración. Tal como tú eres la mía."-
Hisaw, era aprensivo en lo que se refería a Nahomi; a Mashairo no le agradaban las situaciones cariñosas entre su hija y su yerno, pero nunca mostró su desagrado; era mejor así, Makoto sería libre para poder actuar. No tendría ataduras sentimentales y crecería mejor.
Makoto solo observó, tal y como le dijera su abuelo en una de esas caminatas y conversaciones que compartian. –'Observar, escuchar y tratar de encontrar la debilidad del oponente'. Solo que el pequeño aún no sabía que sus padres se estaban convirtiendo literalmente en sus oponentes.
Pocos meses después y bajo la mirada absorta de Makoto y Hisaw, Nahomi daba a luz a una niña. Lo que agradó a Mashairo, no tendría que preocuparse de que su hija volviera a tener ideas tontas sobre tratar de obtener la educación de Makoto.
Al cumplir Makoto su séptimo aniversario su abuelo le dijo que pronto lo introduciría al arte de la espada y le regaló
un par de magníficas espadas.
Debía fortalecerse, aprender a usarlas. Aunque ya antes el entrenamiento físico había comenzado, Makoto aún no era más que un pequeño y obediente alumno.
Para su edad, él era muy observador y atento; la práctica diaria sin espada en la mano y los movimientos especiales
que hacía su abuelo, empezaron a grabarse en la mente del pequeño.
Semanas después, y ataviado con ropas que su abuelo le había dicho que usase para ese día en especial; era casi de madrugada cuando su nuevo entrenamiento inició. En ese lugar, al que mucho tiempo antes y diariamente había acompañado a su abuelo, se convertiría en su lugar especial.
Poco a poco Mashairo lo alejaba más y más de sus padres, y de la sociedad; él no debía de mezclarse con los demás pequeños que para él no eran más que unos seres insignificantes, que solo servían para que los poderosos saciaran sus necesidades. Mashairo lo instruía,
necesitaba aprender lo que muchos desconocían; el escribir, leer, hacer cálculos, el kendo y la estrategia militar eran cosas que solo los mejores tenían derecho a saber, únicamente ellos nadie más.
Mashairo estaba realmente orgulloso de él, no había otra persona más importante para Mashairo que el pequeño Makoto.
Le entregó con solemnidad y en una pequeña ceremonia especial las espadas. Después de ésta, comenzó el verdadero entrenamiento; debía convertirse en un gran samurai.
Makoto aunque era físicamente fuerte para su edad, el mantener la posición de defensa con una espada de verdad era difícil; el seguir los pasos de su abuelo era casi imposible para él. En una fracción de segundo, sus brazos y sus piernas dolían, era casi imposible que el pequeño pudiese continuar con las extenuantes katas; de pronto cayo vencido por el peso de la espada y el cansancio.
Mashairo le grito, casi con odio cuando lo vio caer: -"¡Levántate!"
Makoto, apoyado en sus brazos y rodillas sumamente agotado: -"No, puedo. Estoy muy cansado y la espada pesa mucho. Mis brazos me duelen"- dijo el pequeño con su vista aún hacia el piso.
Mashairo: -"¡BASTA! Dije LEVANTATE, obedece. Recuerda que te ordena es tu comandante en jefe."-
Makoto se esforzaba, pero su abuelo lo trataba duramente como si se tratara de un soldado más, de un joven y no de un pequeño niño; necesitaba que los sentimientos no obstruyeran con la educación de su nieto, solamente necesitaba los instintos primarios, nada más.
Aunque su abuelo lo trataba con dureza, aún así, Makoto adoraba a su abuelo y lo admiraba; por esa razón se exigía a sí mismo. Trató de incorporarse, pero volvió a caer de rodillas al piso. Su abuelo perdió la paciencia, lo levantó por el cuello de su gi; inesperadamente para Makoto, su abuelo después lo tomó por los hombros y lo agitó; le gritó sumamente molesto, sus ojos reflejaban la ira y el odio que jamás había visto en nadie.
Mashairo: -"¿¡Acaso quieres morir!? Si sigues comportándote como su ser débil, ese será tu destino. ¡MORIR!. En este mundo solo los seres que son más fuertes, astutos e inteligentes sobreviven. Si quieres ser fuerte debes empezar ahora."-
Makoto al escuchar las palabras de su abuelo y se asustó, jamás lo había visto así, jamás le había gritado o tratado de esa manera. Pero la mirada aterrada que observo en los ojos del pequeño Makoto, bastó para que Mashairo aumentara su ira.
Mashairo: -"Jamás vuelvas a mostrar miedo en tu mirada. Un verdadero guerrero nunca expresa un solo sentimiento. Los sentimientos son para los débiles."-
Y con un pequeño movimiento lanzó al pequeño hasta el otro lado del dojo. Todas y cada una de esas palabras quedaron grabadas en la mente de Makoto.
Debía seguir, él tenía que ser el más fuerte, el único que siguiera viviendo, su vida no podía quedar bajo el filo de una espada enemiga. Sin pensarlo dos veces, se levantó y fue hacia donde yacía su espada; la empuño nuevamente y sin obedecer a su cansancio, se aprestó a seguir con su entrenamiento.
Fin del segundo capítulo. (Re-editado y revisado, 16 de febrero del 2004.)
El personaje de Makoto Shishio no me pertenece (que más quisiera), pertenece al Genio que creó Ruruoni Kenshin.; pero Mashairo, Nahomi, Hisaw, Takeji, sí.
Cualquier parecido a la vida real es mera coincidencia. Esta historia puede parecer un poco aburrida, pero es mi forma de imaginarme la infancia de este enigmático personaje.
"..." -Diálogos.
'...' -Diálogos internos o pensamientos.
CAPTITULO 2. La educación.
Al paso del tiempo y los años, Makoto se alejaba cada vez más de sus padres; las cosas no eran como antes para
Hisaw y de Nahomi.
Ahora Hisaw se dedicaba cada vez más a enriquecerse y a tratar de controlar a los campesinos; a Nahomi su padre no le permitía cuidar o proteger a su hijo de su regia educación; además de que Mashairo nunca dejaba a Makoto a solas con ella.
Una noche mientras compartían la cena Nahomi trato de hablar con Hisaw, para que su padre le dejase ayudar con la educación de Makoto, grande fue su sorpresa al escuchar la conversación entre Mashairo su padre y Hisaw.
Mashairo: -"Hija mía, no creo que sea conveniente que te preocupes por Makoto; justo ahora que esperas otro hijo. Además ¿no crees que sea mejor que descanses? Pero si es deseo de Hisaw que tu hijo mayor sea educado por ti, yo no me opondré, aunque creo que el más indicado para educarlo, es tu esposo. Más recuerda que como todo primogénito debe ser educado como un orgulloso heredero, tal como su padre."- Dijo esto sabiendo perfectamente que Hisaw nunca podría educar al pequeño Makoto, y su mente había calculado cada una de sus palabras, sin saberlo Hisaw, y como buen líder lo manipularía, sin que éste lo supiese. Era un ser completamente débil, y él tenía la partida ganada.
Nahomi: -"¡Pero, padre!; Makoto no juega con los demás niños, se ha vuelto un poco solitario, triste"- Dijo mostrando un poco de esa tristeza con la cual trataba de ablandar el corazón de su padre.
Pero sin esperar respuesta de su suegro, Hisaw contestó:
-"Creo que estoy de acuerdo con usted padre. Makoto esta mucho mejor bajo su supervisión y educación, que con cualquiera de nosotros."- Y mirando a Nahomi con ternura: -"Tú no debes de cansarte, ni preocuparte de más. Tu padre sabe como tratar a Makoto, además de que él es su adoración. Tal como tú eres la mía."-
Hisaw, era aprensivo en lo que se refería a Nahomi; a Mashairo no le agradaban las situaciones cariñosas entre su hija y su yerno, pero nunca mostró su desagrado; era mejor así, Makoto sería libre para poder actuar. No tendría ataduras sentimentales y crecería mejor.
Makoto solo observó, tal y como le dijera su abuelo en una de esas caminatas y conversaciones que compartian. –'Observar, escuchar y tratar de encontrar la debilidad del oponente'. Solo que el pequeño aún no sabía que sus padres se estaban convirtiendo literalmente en sus oponentes.
Pocos meses después y bajo la mirada absorta de Makoto y Hisaw, Nahomi daba a luz a una niña. Lo que agradó a Mashairo, no tendría que preocuparse de que su hija volviera a tener ideas tontas sobre tratar de obtener la educación de Makoto.
Al cumplir Makoto su séptimo aniversario su abuelo le dijo que pronto lo introduciría al arte de la espada y le regaló
un par de magníficas espadas.
Debía fortalecerse, aprender a usarlas. Aunque ya antes el entrenamiento físico había comenzado, Makoto aún no era más que un pequeño y obediente alumno.
Para su edad, él era muy observador y atento; la práctica diaria sin espada en la mano y los movimientos especiales
que hacía su abuelo, empezaron a grabarse en la mente del pequeño.
Semanas después, y ataviado con ropas que su abuelo le había dicho que usase para ese día en especial; era casi de madrugada cuando su nuevo entrenamiento inició. En ese lugar, al que mucho tiempo antes y diariamente había acompañado a su abuelo, se convertiría en su lugar especial.
Poco a poco Mashairo lo alejaba más y más de sus padres, y de la sociedad; él no debía de mezclarse con los demás pequeños que para él no eran más que unos seres insignificantes, que solo servían para que los poderosos saciaran sus necesidades. Mashairo lo instruía,
necesitaba aprender lo que muchos desconocían; el escribir, leer, hacer cálculos, el kendo y la estrategia militar eran cosas que solo los mejores tenían derecho a saber, únicamente ellos nadie más.
Mashairo estaba realmente orgulloso de él, no había otra persona más importante para Mashairo que el pequeño Makoto.
Le entregó con solemnidad y en una pequeña ceremonia especial las espadas. Después de ésta, comenzó el verdadero entrenamiento; debía convertirse en un gran samurai.
Makoto aunque era físicamente fuerte para su edad, el mantener la posición de defensa con una espada de verdad era difícil; el seguir los pasos de su abuelo era casi imposible para él. En una fracción de segundo, sus brazos y sus piernas dolían, era casi imposible que el pequeño pudiese continuar con las extenuantes katas; de pronto cayo vencido por el peso de la espada y el cansancio.
Mashairo le grito, casi con odio cuando lo vio caer: -"¡Levántate!"
Makoto, apoyado en sus brazos y rodillas sumamente agotado: -"No, puedo. Estoy muy cansado y la espada pesa mucho. Mis brazos me duelen"- dijo el pequeño con su vista aún hacia el piso.
Mashairo: -"¡BASTA! Dije LEVANTATE, obedece. Recuerda que te ordena es tu comandante en jefe."-
Makoto se esforzaba, pero su abuelo lo trataba duramente como si se tratara de un soldado más, de un joven y no de un pequeño niño; necesitaba que los sentimientos no obstruyeran con la educación de su nieto, solamente necesitaba los instintos primarios, nada más.
Aunque su abuelo lo trataba con dureza, aún así, Makoto adoraba a su abuelo y lo admiraba; por esa razón se exigía a sí mismo. Trató de incorporarse, pero volvió a caer de rodillas al piso. Su abuelo perdió la paciencia, lo levantó por el cuello de su gi; inesperadamente para Makoto, su abuelo después lo tomó por los hombros y lo agitó; le gritó sumamente molesto, sus ojos reflejaban la ira y el odio que jamás había visto en nadie.
Mashairo: -"¿¡Acaso quieres morir!? Si sigues comportándote como su ser débil, ese será tu destino. ¡MORIR!. En este mundo solo los seres que son más fuertes, astutos e inteligentes sobreviven. Si quieres ser fuerte debes empezar ahora."-
Makoto al escuchar las palabras de su abuelo y se asustó, jamás lo había visto así, jamás le había gritado o tratado de esa manera. Pero la mirada aterrada que observo en los ojos del pequeño Makoto, bastó para que Mashairo aumentara su ira.
Mashairo: -"Jamás vuelvas a mostrar miedo en tu mirada. Un verdadero guerrero nunca expresa un solo sentimiento. Los sentimientos son para los débiles."-
Y con un pequeño movimiento lanzó al pequeño hasta el otro lado del dojo. Todas y cada una de esas palabras quedaron grabadas en la mente de Makoto.
Debía seguir, él tenía que ser el más fuerte, el único que siguiera viviendo, su vida no podía quedar bajo el filo de una espada enemiga. Sin pensarlo dos veces, se levantó y fue hacia donde yacía su espada; la empuño nuevamente y sin obedecer a su cansancio, se aprestó a seguir con su entrenamiento.
Fin del segundo capítulo. (Re-editado y revisado, 16 de febrero del 2004.)
