Antes de Empezar:

Ninguno de los personajes de Shaman King me pertenece (¡Ay, Hao-sama algún día...!) son de Hiroyuki Takei y TV Tokyo.

Y por última vez: pensamientos entre asteriscos.


REMEMBRANZAS

Epílogo


"Do you remember? The time when our eyes first met?

Do you remember? The time when our hands first touched?

That was the very first time I set out on the journey of love."

MACROSS Do You Remember Love?


--Parece que tardará en pasar.—

--Y con el hambre que tengo uu.—refunfuñaba el pequeño.

Ya era pronto el atardecer, ambos chicos quedaron bajo la marquesina que recibía a los extraños en la puerta principal de la casa Asakura. Apenas regresaban de la escuela pues el cielo lluvioso que venía azotando a Izumo desde temprano los retrasó y ahora que nuevamente arreciaba el agua optaron por refugiarse en ese pequeño lugar.

--¿Con todo lo que comiste en la tarde?—

--Pero ya es casi hora de la cena.—

--Creo que tu sueño sería tener toda la comida del mundo y alimentarte a todas horas ¬¬--

--Nop. Ya te había dicho que mi sueño es convertirme en el Shaman King para vivir una vida tranquila nn.—

La lluvia caía, caía.

--Pero...—continuó Yoh—tú no me dijiste cuál es tu sueño.—

--No, porque estabas jugando estúpidamente con una naranja y no me prestaste atención.—

--Je, lo siento. Pero ahora no tengo ninguna a la mano, dímelo. ¿Qué es lo que más quieres en este mundo¿Cuál es tu sueño?—

--Mmmm...—Habló sin dejar de ver como las gotas se deslizaban desde las tejas cada vez más lento—Pues mi sueño es ser una mujer llena de lujos y poder, porque para mí un sueño es como una meta, algo que quieres llevar a cabo por tus propios medios. Esa es mi meta. Aún así... no es lo que más quiero en este mundo.—

--¿Entonces?—

Y parecía que el cielo se abría poco a poco.

--Eso es más bien un deseo...—

--¿Y cuál es ese deseo?—preguntó casi en un susurro Asakura.

--Yo... no quiero estar sola...—Dijo al sol que dejaba ver sus rayos a través de las nubes.—Yoh... lo que más deseo es... que nunca te alejes de mi lado...—

Y lentamente todo volvió a la vida.

--¡¡¡Anna!!!—Le gritaba Yoh a media vereda con la mano en alto.--¡Ya paró la lluvia¡A ver quién llega primero a la casa! o.—

--Yoh eres un... uú--reclamó Anna con el puño cerrado-- ¡¡¡Verás cuando te alcance!!!—

--Yo también... Mi deseo es poder estar siempre contigo y verte sonreír todos los días Anita --

Le dijo Yoh en sus pensamientos mientras corría velozmente sin importarle los charcos en el piso, pues Kyouyama también era muy rápida y podría ganarle la carrera a casa.


--Ya está lista la cena Anna.—Dijo Yoh a su prometida quien disfrutaba de un vaso de té frente a la televisión. Ella pronto deja su lugar y se dirige a la mesa donde estaban los alimentos: arroz y unas sopas instantáneas que compraron cuando venían de la clínica.

--Mañana por la mañana no habrá excusa, quiero el desayuno recién preparado; el doctor dijo que no eran para tanto esas heridas.—exclamó Anna mirándolo por encima de su plato mientras tentaba el contenido de mala gana.—Nunca me ha gustado el sabor del arroz congelado.—

--Sí Anna.—Contestó Yoh a regañadientes y tomó un sorbo de la sopa. Ciertamente no era el mejor sabor del mundo, pero ya se había acostumbrado porque en verdad habían sido pocas las ocasiones en las que se preparó algo decente desde que vivía solo en la pensión. Aunque las hamburguesas no le disgustaban para nada.

--¿Y ese chiquillo?—

--¿Uh?—

--El enano cabezón que estaba contigo cuando llegué.—

--Ah... Manta, vamos en el mismo salón en el instituto. Es mi amigo.—Y al escuchar esto último, la chica paró de comer y miró directamente a Yoh con una ceja arqueada.

--¿Amigo?—

--¿Qué ocurre?—Se preguntó Yoh con nerviosismo al sentir la mirada de Kyouyama sobre él. Pero de inmediato ella volvió a concentrarse en sus alimentos.

--Un amigo... –Rió satisfecha en su mente.--... Eso está bien.—Y la cena siguió sin contratiempos.

Ya más tarde, una vez que hubo lavado y recogido la cocina, Yoh subió con paso lento hacia su habitación porque aún le dolía un poco la herida que provocó la lanza de Tao. Y justo cuando ponía su píe en el último escalón, vio a Anna con su yukata de noche saliendo de su de ella habitación, pero además llevaba consigo una cajita de mimbre y sobre la tapa, unos rollos de vendaje.

--¿Ya terminaste?—

--Si, todo está reluciente nñ—Respondió mientras aún se tocaba el hombre que sentía entumido. Sin darle importancia, Anna le dio el paquete que traía en brazos al tiempo que se disponía a bajar por la escalera.

--Toma—le dijo—Cámbiate mientras voy por agua caliente.—

--¿Eh¿Para qué? Ya no hay sopa Anna.—

--Es para cambiarte las vendas.—Le respondió sin detenerse.

Minutos después Anna tocó a la puerta de la habitación de Asakura.

--Siéntate—le indicó ella una vez dentro.

Mientras Yoh tomó lugar en su futón, Anna acercó las cosas que antes traía y el agua. Abrió la caja de mimbre y sacó un frasco azul, algodón, el ungüento que el médico había recetado y una pequeña toalla. Una vez todo a la mano, se quedó aguardando.

--¿Qué esperas?—le dijo.

--¿Esperar qué?—

--¿Cómo quieres que te cambie las vendas si tienes encima la yukata?—Exclamó con impaciencia.

--¡Ah! Sí, claro. Pero u///u ...—Yoh titubeó.

--¡No te estoy pidiendo que te la quites toda ¬///¬ !—Anna interpretó correctamente el "pero" del chico.--¡Simplemente descúbrete el pecho!—

Viendo su exasperación, Yoh se apresuró a sacar los brazos de la bata de modo que su torso quedó totalmente libre. Entonces la itako se arrodillo frene a él y comenzó a retirar las vendas. Y mientras la observaba en su labor, Yoh recordó la llegada de Anna a la clínica:

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--Tan perezoso como siempre.—Dijo una voz desde la puerta. Había aparecido en la puerta una chica delgada, ojos azabaches y cabello rubio. Con un vestido negro y pañoleta roja sobre la cabeza, los miró de forma fría.--Me preocupa qué nos deparará el futuro—

--Disculpe señorita¿me podría decir quién es?—Cuestionó Oyamada a la muchacha.

--No me molestes enano cabezón—

--¿Qué, que qué¡¿Cabezón?!—Protestó con indignación. Pero ella lo ignoró y se dirigió a su amigo de Manta en cama, quien parecía nervioso.

--Cuanto tiempo sin verte Yoh.—Le dijo sin ningún tipo de afecto, según pudo notar Manta.

--¿Qué tal... –Saludó casi temblando Asakura.--... Anna?—

--¿Conoces a esta niña?—

--Es... no creo que sea buena idea... una amiga de la infancia.—

--Soy su prometida.—Corrigió inmediatamente.

--¡¿SU PROMETIDA OO ?!— Gritaron MUY sorprendidos Amidamaru y Manta al mismo tiempo.

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¿Por qué no quiso decir que era su prometida? Porque quizás lo odiaría por eso. ¿Por qué ella entonces lo dijo? No podía responderse. Un fuerte aroma a hiervas lo sacó de su trance.

--¿Qué es eso?—Era el líquido que contenía el frasco azul.

--Lo manda tu abuela, con esto podrás comenzar mañana el entrenamiento sin problemas. Terminará de curar la herida por la noche.—

Siguió observándola porque no la había visto en un gran periodo y quería estar seguro de que podía recordar cada una de sus facciones, porque trataba de averiguar lo que ocurría en la mente de Anna, de su prometida. No pudo, claro. No había manera que supiera de aquella felicidad que la invadía al estar nuevamente a su lado, de poder estar tan cerca de él y de ahora en adelante podría cuidarlo como solo ella sabía, sin que el resto del mundo o él mismo se enterara. No pudo saberlo, porque Kyouyama mantenía lejos de su rostro cualquier sentimiento. Y aunque no logró averiguarlo, Yoh se sintió una gran alegría simplemente sabiendo que ella se quedaría en esa casa, junto a él, por mucho tiempo.

--Eso es todo.—Dijo cuando ya ponía sus herramientas de nuevo en la cajita.—Recuerda, mañana a las 6:00 corres media hora, regresas y preparas el desayuno. Después de la escuela, comenzarás la rutina.—

--Anna...—la detuvo antes de que saliera—Muchas gracias.—

--Sí.—Le dijo apenas mirándolo.-- Buenas noches Yoh.--

--Buenas noches.—Le respondió su prometido con suavidad mientras ella cerraba la puerta tras de sí.


Y fue así como todo volvió a comenzar.

Era descubrirte otra vez mi aventura.

Vi en tus ojos la alegría.

Descifrar tus miradas.

La soledad esfumada por tu sonrisa.

Y develar el retozo de tus labios.

Aunque no lo pueda decir con palabras.

Porque ahora mi sueño y mi deseo son uno.

Aunque no sea de gran ayuda en tus batallas.

Es la tranquilidad de estar a tu lado eternamente.

Quiero ser siempre tu compañera.

Es tu confianza en mí lo que me hará lograrlo.

Y cuando llegue el día te lo diré.

Entonces lo gritaré al mundo.

--Que esto... es amor.--

F I N


Notas de la Autora:

Gracias por leer.

Amaltea Sibila