Entre lunas y estrellas
Por: Ayesha
Miembro de la Orden Siriusana
Título = Entre lunas y estrellas (7/?)
Autor = Ayesha
E-mail = lg_100309@hotmail.com
Clasificación = PG-13
Parejas = Sirius/Remus
Disclaimer =Los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner Bros. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.
A/N = Este fic es el inicio de "El anillo y la Orden del Fénix", para quienes lo están leyendo, las cosas que suceden aquí tendrán mayor sentido. Hay muchas interpretaciones del wendigo, la que uso aquí es la original lovecraftiana de mi ídolo.
Siento muchisimo lo del segundo ingrediente. Es que este capítulo iba a ser demasiado largo y tengo para el otro la obtención del ingrediente en cuestión y la transformación. Mil disculpas.
He inagurado mi grupito slashero groups.yahoo.com/group/Reino_Ayesha, en el que iré poniendo mis fics ilustrados y todos los dibujitos que me envian, así como muchas fotos y fics de mis amigas y algunos originales mios que no pueden ir en FFNET. Estan cordialmente invitadas.
*
Capítulo 7: Enfrentamientos
"The last fire will rise / el último fuego se encenderá
Behind those eyes / detrás de esos ojos
Black house will rock / la casa negra se balanceará
Blind boys don't lie / los chicos ciegos no mienten
Immortal fear / miedo inmortal
That voice so clear / esa voz tan clara
Through broken walls / a través de las paredes rotas
That scream 'I hear' / que grita "Oigo"..."
Cry little sister -
El curso de Cuidado de Criaturas Mágicas se llevaba también con Slytherin y en él también White los había mezclado en parejas. Sirius hacía par con Audra Finnigan y Remus nuevamente con Severus Snape.
White les había demostrado que también dominaba la esa materia, y luego de estudiar a los unicornios, a las hadas y a las sirenas, estaban por empezar una nueva lección. Las clases eran prácticas y muchas veces se desarrollaban en las afueras del Bosque Prohibido, o cerca del lago, pero de día.
La voz de White se imponía al sonido del bosque mientras explicaba:
- "Algunos árboles poseen un espíritu protector. Se conoce como la 'madre' del árbol en cuestión y es más fuerte conforme más antiguo es el árbol. Nuestra cultura los conoce como dríadas y son una especie de hadas protectoras de los bosques"
Sirius casi pega un brinco. ¡Una dríada! eso tenía que ser lo que les impidió cortar la raíz del mallorn.
Trató de hacerle a James señas, pero éste no lo notaba porque estaba muy ocupado en observar a Lily Evans jugar con una pequeña flor a la que arrancaba los pétalos.
- "Psst, Prongs...", susurró sin éxito Sirius.
- "Señor Black, ¿podría decirle a la clase qué es tan importante para usted y para el señor Potter?", la voz de White era fría. Su mirada, hielo puro.
- "Er...yo...deseaba preguntar más sobre las dríadas", respondió con aplomo Sirius, pero ya White se encontraba frente a él mirándolo con esos ojos que parecían leerle la mente.
- "Cinco puntos menos a cada uno. Y digame, Black, ¿Usted ha visto alguna dríada? ¿Quizás en este mismo bosque?", preguntó con voz insinuante y maligna.
- "Oh, no. Es solo que he leído que no les gusta que destruyan a los árboles y quisiera saber cómo se debe tratarlas"
- "Entiendo. Ahora, pongáse en el lugar de una dríada. Ellas viven en los árboles y son parte de ellos. ¿Le gustaría que de pronto alguien le arranque un brazo o una pierna? eso es lo que sienten los árboles y ellas lo saben, por eso los protegen..."
- "¿Y si uno necesita algo de un árbol pero no desea hacerle daño?", preguntó Remus tímidamente.
- "Se necesita convencer a la dríada. Ellas entienden nuestro idioma tan bien como el de los árboles. A menudo basta con preguntarles qué desean a cambio y dárselo, a veces son objetos mágicos o joyas. Si le gustan a la dríada los dejará coger el fruto del árbol, y sino, se burlará de ustedes y no les permitirá acercarse. Suelen ser muy persuasivas", White los miraba entre intrigado y molesto, pues James y Sirius habían anotado cada una de sus palabras.
Luego los llevó junto a un sauce muy antiguo, a la orilla del lago, y White habló con la dríada que lo custodiaba. Era un hada pequeña, con la piel muy semejante a la corteza de un árbol y del mismo color, y el cabello enmarañado, como el nido de un pájaro, sus ojos eran verdes como las hojas del árbol y cuando White le obsequió una bellota mágica, los dejó acercarse al sauce y descansar bajo sus ramas.
Al finalizar la clase, se apresuraron a ir a la biblioteca muy contentos porque White les había pedido hacer una lista de objetos que las dríadas podrían aceptar como obsequio, y eso era justamente lo que necesitaban.
Tenían a continuación clases de Pociones y Remus salió primero de la biblioteca. Estaba en uno de sus periodos de irritabilidad y había optado por alejarse antes de discutir con Peter que lo estaba exasperando. Apretó fuertemente el topacio que colgaba de su cuello y avanzó resueltamente hacia las mazmorras, hasta que alguien se paró frente suyo.
Lucius Malfoy.
- "¿Qué pasa? ¿Se te perdió algo?", preguntó Remus hostilmente.
- "Tú", y Lucius lo arrinconó contra la pared tratando de besarlo.
Dos segundos después Lucius salía disparado y se estrellaba contra la pared de piedra, totalmente confundido.
- "¡Que mier...!"
- "Déjalo".
Sirius.
En un instante, las varitas de los dos estaban fuera y Lucius apuntó.
- "Expelliarmo", la varita de Sirius voló por los aires. Lucius era mayor y muy hábil en los duelos con varitas.
Se acercó felinamente y lo apuntó de nuevo.
- "Desmaius", pero la cabeza de alguien le dio de lleno en el estómago.
Peter.
Y fue como tratar de resistir a una aplanadora. El hechizó impactó en el techo y Lucius cayó de espaldas, pero se rehizo rápidamente y volvió a apuntar, esta vez a Peter.
- "Petrificus—"
- "¡Protego!"
James.
Los cuatro avanzaron hacia Lucius, pero en un instante fueron rodeados por Ewan Rosier, Rabastan Lestrange y Walden Mc Nair, que gruñían amenazadoramente.
A cierta distancia, observando, estaba Severus Snape.
Los merodeadores quedaron frente a frente con los Slytherin. Sirius con Lucius, Remus con Rosier, James con Lestrange y Peter con Mc Nair. Lucius aún tenía la varita de Sirius.
- "¡Stupefy!", gritó
Sirius esquivó apenas el hechizo y se arrojó al cuello de Lucius mientras los otros lanzaban rayos por las varitas, pero la pelea duró unos segundos.
- "¡IMPEDIMENTA!", tronó la voz de Campbell, bloqueando un hechizo desviado y haciéndolo rebotar hasta su origen: Lucius. "¿Qué significa esto, Black?"
- "Malfoy atacó a Remus", dijo Sirius, los ojos echando chispas de rabia.
- "No es verdad", declaró cínicamente Lucius, "sólo nos divertíamos".
- "¡Quiso besarme a la fuerza!", exclamó Remus, furioso.
- "Te devolví el favor. Tú lo hiciste primero", respondió Lucius, sin un ápice de vergüenza.
Sin darse cuenta, Sirius se había parado delante de Remus, protegiéndolo, mientras que éste apretaba el topacio con todas sus fuerzas.
Los demás hicieron un círculo, los Slytherin protegiendo a Lucius, James y Peter junto a Sirius y Remus.
- "Supongo que Lupin no esperará un trato más considerado a juzgar por su actuación de hace algunas semanas en el comedor", dijo Campbell lleno de malicia, en alusión al beso que Remus le diera a Lucius.
- "Y-O - I-B-A - A - C-L-A-S-E-S", siseó Remus, que hacía un enorme esfuerzo por dominarse.
- "Desde luego, Lupin. Serán cincuenta puntos menos para Gryffindor por provocar desórdenes en MI departamento, y debería bajarte puntos también, Malfoy, por tu mal gusto, pero por esta vez lo pasaré por alto y—"
- "¡Es injusto! ¡Él me atacó!", gritó Remus casi fuera de sí.
- "Y serán diez más, Lupin", dijo sin inmutarse Campbell.
- "¡USTED ES INJUSTO Y CRUEL! ¡Y ADEMÁS SÁDICO! He visto como trata a David, no entiendo cómo un enfermo como usted puede enseñar aquí. ¡ME DA ASCO!", y Remus salió corriendo escaleras arriba.
Sirius trató de seguirlo.
- "Black, si da un paso más, serán cien puntos menos", dijo fríamente Campbell. Los demás miraban la escena sin decir palabra.
Sirius se quedó galvanizado por un momento. Luego pensó en Remus.
- "¡Malfoy me lanzó un Stupefy! No me importa si me baja un millón de puntos, iré tras Remus", declaró. James y Peter avanzaron con él.
- "Cincuenta puntos menos para cada uno", la voz fría de Campbell apenas había cambiado de inflexión.
- "No será necesario, Nigel", observó Minerva Mc Gonagall. Había contemplado la escena desde hacía unos instantes, "puedo suspender a Malfoy por usar un Stupefy contra un mago de la edad de Black, y eso costará más que doscientos puntos. Sugiero dejarlo allí"
Campbell la miró sin modificar su indiferente expresión, pero sus ojos eran una llama ardiente de ira.
- "Señor Black, vaya en busca del señor Lupin y tráigalo al despacho del Director. Los estaré esperando"
*
Remus había corrido hacia el lago y se dejó caer en la hierba de la orilla. Aún temblaba y sus nudillos estaban blancos por la fuerza que hacía al oprimir el topacio.
- "¿Moony?"
Sirius.
- "¿Qué me pasa?", susurró Remus, su voz apenas audible.
- "Es el lobo, Moony. Leí sobre eso, tu cuerpo está cambiando, está creciendo. Y el lobo se hace más fuerte", Sirius se sentó en la hierba, pasando su brazo por los hombros de Remus, reconfortándolo.
- "Entonces soy peligroso, puedo lastimar a alguien. ¡Quise matar a Malfoy, a los otros! Incluso a Campbell…Sirius, ¿qué haré?", la voz se le quebró en un sollozo.
- "Tienes que controlarlo. Te ayudaremos, te vamos a mantener vigilado, no te dejaremos solo", dijo, convencido, Sirius.
- "Pero los lastimaré---"
- "Lobito, ¿crees que podrás con un Black? Soy más duro de lo que muchos piensan", y le revolvió el cabello.
Remus lo miró como si fuera a lanzarse sobre él. Y momentos después lo hizo, pero para abrazarlo, ocultando el rostro en el hombro de Sirius.
- "Gracias"
Dos figuras silenciosas se unieron al abrazo.
James y Peter.
- "Vamos, Dumbledore quiere verte, Moony", James tiró suavemente de él, desprendiéndolo de los brazos de Sirius.
- "¿Dumbledore?"
- "Sí. Iremos contigo"
Los cuatro se dirigieron al despacho de Dumbledore, en cuya puerta aguardaba Filch. Dijo la contraseña y los empujó dentro del ascensor mágico, sonriendo malévolamente.
- "Adiós, Lupin", dijo enseñando los dientes.
Remus se estremeció. Sirius le apretó con fuerza la mano.
En el despacho de Dumbledore los esperaba el director, acompañado de Minerva Mc Gonagall y Marius White. Los cuatro avanzaron vacilantes.
- "Espero que estén conscientes de la gravedad de sus actos, especialmente el señor Lupin", dijo Minerva Mc Gonagall visiblemente contrariada.
- "Hablaremos con Remus, pueden retirarse", dijo Dumbledore, pero los chicos no se movieron.
- "Nosotros también tuvimos la culpa. Afrontaremos el mismo castigo", dijo James con decisión.
- "Hablaremos sólo con Lupin", intervino White, muy molesto.
Pero Dumbledore sonrió.
- "Está bien, Marius. Tienen derecho también, ellos están al tanto de la condición de Remus e incluso podrían ayudar"
White aceptó de mala gana y los invitaron a tomar asiento. Dumbledore les obsequió grageas de sabores y a Remus le dio una rana de chocolate.
- "Remus, estoy al tanto de lo sucedido, pero deseo escucharlo de tus propios labios", dijo suavemente el director.
Remus suspiró y más calmado explicó lo sucedido, y también explicó cómo se sentía y el temor que tenía de no poder controlar al lobo. Mientras hablaba, apretaba con fuerza el topacio que colgaba de su pecho. Dumbledore lo escuchó con atención y White no dejaba de mirarlo, poniéndolo nervioso. Finalmente, el director habló.
- "Remus, lo que te sucede es normal, conforme entras en la adolescencia, el lobo se hace más fuerte y desea dominar. Debes aprender a ser tú el que domine y para ello te ayudará el profesor White"
- "¿Él?", saltó Sirius, "¿Por qué no la profesora Mc Gonagall?"
- "Señor Black", explicó Minerva Mc Gonagall, "el profesor White cuenta con mucha experiencia en ese tema. Experiencia que yo no poseo", luego suavizó la voz, "tranquilícese, que el señor Lupin estará bien con él"
- "¿Y qué tengo que hacer?", a Remus no le agradaba la idea de que White lo ayude, pero pensó que al menos era mejor que Campbell.
- "El castigo por su comportamiento será aprender a controlar al lobo. Tendremos sesiones dos veces por semana. Aprenderá a controlarlo, señor Lupin o no me llamo Marius White", declaró éste.
- "Y en cuanto a ustedes", continuó Minerva Mc Gonagall, "se encargarán de vigilarlo y evitar que otro incidente como éste vuelva a ocurrir. No deseamos despertar sospechas en los estudiantes"
- "Remus, ¿podrías enseñarme esa piedra que apretas?", preguntó amablemente Dumbledore.
Remus se puso de pie y se quitó el colgante, entregándoselo.
- "Veo que es una piedra muy rara", observó Dumbledore, luego de un cuidadoso examen, "y muy poderosa. Los topacios simbolizan la fuerza interior. Esto puede ayudarte", y con un toque de su varita hizo que el topacio reluciera y se lo devolvió a Remus, "ahora tiene el poder de canalizar tu ira y destruirla", le sonrió.
Remus sonrió a su vez y se colgó de nuevo el topacio. La reunión había concluido.
*
Algunas noches después, volvieron a salir ocultos en la capa invisible. Esta vez, Peter traía en su mochila una diversidad enorme de objetos que, según sus investigaciones, podrían interesar a las dríadas. Tenían desde un osito de peluche hasta un par de pendientes de oro puro (de la señora Black), pasando por una caja de música y libros de imágenes.
El bosque estaba tenuemente iluminado, aún faltaba mucho para la luna llena, de modo que iluminaban el camino con las varitas. Al llegar al bosque, se quitaron la capa, pues no tenía sentido usarla en un lugar donde las criaturas los percibían por el olor y el calor de sus cuerpos.
El camino no les pareció tan tenebroso esta vez, pero avanzaban con precaución, sin saber que eran observados por un par de ojos dorados que los seguían entre los árboles.
Finalmente llegaron al bosque de mallorns y volvieron a oír la risita de la dríada. Peter intentó hablar con ella.
- "Hermosa hada, necesitamos un favor. ¿Podrías mostrarte?", dijo, imitando lo que viera hacer a White.
Luego de unos instantes, apareció la dríada. Era casi de la estatura de Peter, y su piel era casi dorada, como la corteza del árbol que la albergaba. Sus cabellos estaban formados por largos hilos de oro y sus ojos eran verde sepia, como los frutos del mallorn.
- "¿Qué desean de mí, mortales?", preguntó con voz musical y jugetona.
- "Deseamos un trozo de la raíz del árbol, para preparar una poción. No le haremos daño, sólo tomaremos un poco", respondió James.
- "¿Qué me darán a cambio?"
- "Hemos traído varias cosas", dijo Sirius dándole un codazo a Peter para que abriera la mochila.
Pero a la dríada no le interesó nada de lo que trajeron e hizo una mueca de disgusto cuando terminaron de examinarla.
- "Deseo otra cosa"
- "Dilo por favor, y trataremos de conseguirlo", pidió Remus.
La dríada miró a los cuatro alternativamente. Luego rió nuevamente y mencionó su deseo. Ellos se quedaron estupefactos, pero al cabo de un rato, Sirius avanzó y la tomó entre sus brazos, para besar su pequeña boca de una madera tan suave que parecían labios humanos. El beso duró un prolongado momento, hasta que la dríada desapareció.
Una risita se oyó del interior del mallorn y un objeto cayó a los pies de Sirius. Un trozo de la raíz.
Rápidamente lo envolvió y lo ocultó en su túnica. Emprendieron el regreso, pero Remus, inquieto, trataba de olfatear el aire. Había percibido una presencia desde que entraron al bosque, pero no era hostil. Sin embargo, ahora percibía otra.
- "Corran", volvió a susurrarle una voz.
Y el viento trajo otro sonido. Una voz mágica, que susurraba sus nombres: "Remus, Sirius, James, Peter"
Empezaron a correr desesperadamente, pero erraron el camino, adentrándose más en el bosque. Quien los seguía iba a gran velocidad y los susurros se oían más cercanos, desde los árboles.
Remus tropezó con una enorme raíz y cayó de bruces, los demás se detuvieron, corriendo a ayudarlo, pero un ser de pesadilla cayó desde la copa de un árbol y lanzó sobre el caído una bola de fuego.
- "¡Protego! ¡Ustedes, apártense!"
La bola rebotó y encendió un arbusto, lejos de Remus. Él se incorporó, y entonces la vio.
De pie, frente a la criatura, estaba ella, la mujer de blanco, con el brazo extendido empuñando una varita. Sus ojos dorados refulgían mientras enfrentaba a aquél ser, que parecía un animal salvaje, con perversos ojos rojos y pelo cubriendo todo su cuerpo. Sus pies eran enormes pero se adivinaban ágiles, o de otro modo, la criatura no los habría alcanzado tan rápido. Alzó la mano en la cual se empezaba a formar una bola de fuego.
- "¡Stupefy!", dijo ella.
Y el ser voló por los aires golpeándose fuertemente con el tronco de un árbol y cayó inconsciente, con un reguero de sangre negra brotándole de la frente.
Sirius y James ayudaron a levantarse a Remus.
- "¿Q-qué fue eso?", tartamudeó Peter, todo tembloroso.
- "Un wendigo. Es bastante inofensivo cuando se lo sabe tratar y se alimenta de musgo", dijo la mujer.
- "¡Un wendigo!", exclamó James. Todos se volvieron a ver a la criatura.
- "Sangre de wendigo", susurró Sirius sacando un frasco de perfume de la mochila de Peter, derramó su contenido, limpió bien el frasco con un hechizo y avanzó vacilante hacia el ser. Los demás lo miraban sin decir palabra.
Sirius oprimió la frente del wendigo, aplicando el frasco a la herida abierta, de la que manó un pequeño chorro de sangre. Cerró el frasco triunfalmente y se volvió hacia los demás.
¡Lo habían conseguido!
Remus volteó para agradecerle a la mujer de los ojos dorados, pero se había ido. Sin saber por qué, esto le produjo una enorme melancolía. Pero era hora de volver y eso fue lo que hicieron, sin hablar mucho hasta que llegaron a su dormitorio.
- "No estuvo nada mal la nochecita, eh Moony", bromeó Sirius revolviéndole el cabello.
- "¡Ya basta!", y la cortina de su cama se cerró de un tirón.
Al cabo de algunas horas, Remus seguía pensando en ella, sin poder dormir.
*
Sirius había conseguido un conservante especial para la sangre del wendigo y estaba tan orgulloso de eso que se puso insoportable por una semana. También encargó a Mundungus Fletcher el polvo de cuerno de dragón, pero les explicó, contrariado, que tardaría meses en llegar, pues el stock de dragones era escaso y era una especie protegida por el Ministerio de Magia. El que necesitaban era además, un colacuerno húngaro, de modo que Sirius tuvo que desembolsar casi cincuenta galeones como adelanto y reservar otros cincuenta para febrero, cuando llegaría el polvo.
Las clases los mantuvieron ocupados, y también las detenciones de Remus, a quien no parecía irle del todo mal con White, porque estaba controlando bastante bien al lobo. White era serio pero amable y cuando estaban solos, demostraba una paciencia con él que no tenía en clases. Y aunque Remus no dejaba de pensar en la mujer de los ojos dorados, no se atrevía a acercarse al bosque solo. Había conversado de eso con sus amigos y llegaron a la conclusión de que la mujer podía ser alguien que estuviera de visita en Hogwarts, porque nunca antes la habían visto. Pero cómo y por qué estaba en el bosque, era algo que no podían explicarse.
Sirius y James se entregaron esa temporada, en cuerpo y alma al Quidditch, llegando incluso a sacrificar muchos paseos nocturnos para ir a entrenar. Sólo dejaban el Quidditch cuando cuidaban de Remus luego de sus transformaciones. Dumbledore había hecho poner cadenas que sujetaban fuertemente al lobo impidiendo que se lastime, pero a Sirius le dolía en el alma cada vez que debía encadenar a su amigo, porque sus ojos dorados y tristes lo miraban con resignación.
Los Slytherin, entre tanto, no habían estado ociosos. Lucius no iba a perdonar tan fácilmente una humillación así. De modo que el correo de Remus se vio inundado de diversos artículos, desde chocolates que lo hicieron cambiar de color (verde lima y azul eléctrico), cartas de amor firmadas por "S.B." que lo hicieron sonrojarse, y una bomba fétida, fabricada con todo cuidado por Severus Snape, la cual hizo que Remus tuviera que faltar a clases tres días, que pasó en la enfermería, completamente aislado hasta que la señora Pomfrey logró que se le pasara el efecto.
Sirius y James contraatacaron enviando a Lucius a una falsa cita con Amos Diggory, que lo llevó directo a una trampa y Lucius, elegante y perfumado, fue hallado en el Invernadero Nº 07 en ropa interior.
La Navidad pasó también tranquilamente, todos visitaron a sus familias ese año, y acordaron encontrarse el Londres para hacer una visita al zoológico, donde se las arreglaron para burlar la vigilancia y cortar el pelo de un hermoso ciervo blanco.
Los Slytherin no habían podido dejar de notar las constantes desapariciones de Remus y designaron a Severus para que lo siguiera, pero siempre era burlado, de modo que al llegar febrero, estaba más que intrigado
En ese mismo mes, Sirius esperaba ansioso el paquete con el polvo de cuerno de dragón. Ya tenían el pelo de perro y de rata, y sólo les faltaban el polvo y el semen, pero este último ingrediente lo dejarían para el final.
Los Slytherin habían quedado en segundo lugar en el campeonato de Quidditch y los seguían de cerca en los puntos para la copa de las casas. Severus Snape no dejaba de espiarlos y seguirlos. Y, aunque burlado, cada fracaso no hacía más que aumentar su perseverancia.
Un día de luna llena, Severus los siguió como una sombra en el Gran Salón, e igualmente en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, no dejaba de observar a Remus, que como de costumbre en aquéllas fechas, estaba eufórico y juguetón, aunque hacía esfuerzos por dominarse. Al atardecer, sus amigos lo llevaron a la Casa de los Gritos, pero Sirius no tuvo corazón para dejarlo encadenado. Si todo salía bien, esa sería la última vez que se transformaría solo.
James y Peter fueron a la lechucería, mientras Sirius cavilaba acerca de la poción y de lo injusto que era todo para Remus. Seguramente estaría muy lastimado al día siguiente, pero él no había podido encadenarlo. No cuando sus ojos lo miraban con esa tristeza. Habría dado lo que fuera por ser él el licántropo, él a quien su familia despreciaba, y que siempre se metía en líos, era el candidato ideal para ser mordido por un licántropo. Pero como todo estaba al revés en el Mundo Mágico, el chico más dulce de la escuela era un licántropo y ellos tendrían que esperar hasta la próxima luna llena para intentar transformarse en animagos y así poder acompañar a Remus. Sirius se dirigió a la Torre de Gryffindor. Quería estar sólo repasando la preparación de la poción, pero se encontró en la puerta a Severus Snape.
- "Hola Snivellus, ¿qué se te ha perdido por acá?"
- "Black, veo que dejaste a tus amiguitos. ¿Dónde está Lupin? ¿Otra vez su madre enfermó? Coincidirás conmigo en que es una enfermedad muy extraña, ¿verdad? cada mes y con luna llena—"
Sirius iba a golpearlo, pero se le ocurrió una idea. Una idea que jamás hubiera soñado tener en condiciones normales, pero su estado de ánimo hizo que deseara saciar su frustración con alguien. Y allí estaba el bueno de Snape, con papel de regalo y lazo, esperando que lo utilizara.
- "¿Remus?", dijo fingiendo indiferencia, "esta vez no está con su madre. De hecho, hace algo muy interesante y peligroso—", y calló de pronto, como si hubiera dicho algo malo, "lo siento, no te puedo decir qué es"
- "¿Peligroso?". Snape había mordido el anzuelo.
- "Muy peligroso. Sólo los valientes pueden hacerlo. Pero no puedo decírtelo o irías con el cuento a Filch", Severus puso cara de franca decepción, "a menos, claro, que desees comprar el secreto…"
- "¿Cuánto?", dijo Snape, tragándose todo el sedal.
Y Sirius aprovechó la ocasión para recuperar algo de sus finanzas.
- "Dos galeones"
- "¡Estás loco!"
- "Un galeón y es mi última palabra"
- "Hecho"
Severus extrajo un galeón producto de sus ahorros de un mes, pero antes de dárselo a Sirius, le dijo amenazadoramente:
- "Si me engañas, le diré a Lestrange que su novia te envió una túnica de gala y una tarjetita de amor"
Sirius pegó un respingo, ¿Cómo rayos sabía? ¡Moony, claro! Se prometió vigilarlo más en sus periodos de euforia.
- "No te arrepentirás", dijo Sirius, "ve al sauce boxeador y apreta el nudo más bajo del tronco. Puedes lanzarle una piedra si lo deseas y las ramas se quedarán quietas. Cerca de la raíz hay un agujero que conduce a un pasaje que lleva a la Casa de los Gritos", Severus alzó las cejas, "no, no hay fantasmas. Remus está allí y no tiene miedo ¿tú sí, Snivellus? Ahh, pero debes ir antes de que salga la luna llena"
Severus echó a correr lleno de excitación. No pensó siquiera en avisar a sus amigos. Quería la gloria sólo para él. Y la recompensa también.
Lucius se sentiría orgulloso.
Hizo lo que dijo Sirius y las ramas del árbol dejaron de moverse. Emocionado, entró en la cueva…
Mientras tanto, James y Peter volvieron a la Sala Común y encontraron a Sirius de muy buen humor, canturreando algo sobre Snapy-Pooh y el lobo feroz. James empezó a hacerle preguntas y se puso muy pálido.
- "¡Irresponsable! ¡El lobo lo matará, Sirius!", y sin más, salió corriendo en dirección al sauce boxeador.
Severus avanzaba por el túnel estrecho, con el corazón oprimido, pero su deseo de agradar a Lucius lo impulsaba cada vez más. Cuando las paredes se ensancharon y vio la puerta que llevaba a la Casa de los Gritos, se sintió más aliviado. Al menos Lupin estaba cerca.
Se dirigió al sótano y usó Alohomora para abrir la puerta, quedándose mudo de asombro cuando vio a Remus desnudo, de pie en el medio de la habitación. Remus volteó de un salto.
- "¡Severus!", gritó con la angustia pintada en el rostro, "¡Vete! ¡Vete por favor!"
Pero Severus lo miraba con malicia.
- "Ohh, de modo que esto es una cita de amor…dime Lupin, ¿con cuál de tus noviecitos te encontrarás hoy? ¿Será Potter? ¿O Black? ¿O Pettigrew?"
- "¡Snape, sal de allí AHORA!", gritó James que llegaba sin aliento.
- "Ahhh, Potter. ¿Interrumpo tu cita?", preguntó Severus con sorna.
Pero James cargó contra él mientras Remus trataba de cerrar la puerta y Severus la jalaba para mantenerla abierta. En ese momento, Remus dio un grito espantoso y se tiró al piso, lo más lejos posible de ellos. James tiraba desesperadamente del brazo de Severus, pero éste no se movía, a pesar de los gritos de angustia de Remus, que de pronto se transformaron en un aullido inhumano.
Y Severus vio con ojos espantados cómo el cuerpo de Remus se retorcía y se alargaba, formándose un hocico en su rostro, cubierto ahora de pelo. Con un desesperado tirón, James lo sacó de allí y alcanzó a cerrar la puerta justo a tiempo, porque el cuerpo del lobo había cargado contra ella, con toda su fuerza.
Agradeciendo mentalmente la solidez de la puerta de roble, James corrió tirando a Severus del brazo, y no se detuvo hasta que salieron del túnel. Se arrojaron sin aliento en el pasto, siendo rodeados por un preocupado Peter y un avergonzado Sirius.
Severus se rehízo primero.
- "¡Quisiste matarme! ¡Lupin es un monstruo y ustedes lo encubren! ¡Esto lo sabrá el Director!"
Y corrió con todas sus fuerzas, antes de que pudieran detenerlo.
James golpeó a Sirius y éste lo dejó hacerlo. Había notado recién la gravedad de lo que hizo. Pero luego, saciada su furia, James le dijo:
- "Estamos juntos en esto. Vamos donde Dumbledore"
- "Yo también iré", declaró Peter.
Los tres fueron al despacho del director, por segunda vez en aquél año, pensando tristemente qué sería de Remus ahora que los expulsarían a los tres. Pero otra fue la reacción de Dumbledore y Mc Gonagall.
Severus estaba lívido. No sólo Dumbledore le había dicho que no expulsaría a Sirius, sino que le había prohibido pronunciar una sóla palabra respecto a la condición de Remus, bajo la pena de expulsión. Un gran resentimiento se apoderó del joven Snape, que desahogó su furia maltratando a Kevin Rockford y Daniel Wallace, estudiantes de segundo año.
Alguien sonreía al verlo.
- "Es un buen candidato", se dijo el hombre, "servirá"
En cuanto a Sirius, no quiso perjudicar a sus amigos y relató lo que había ocurrido, pero para su asombro, Dumbledore lo perdonó, aunque lo reprendió muy seriamente. Pero el castigo fue peor. Le impusieron un mes de detención con su profesor más odiado: Marius White.
Al día siguiente, tuvieron que cuidar de nuevo de un Remus horriblemente lastimado y Sirius faltó a clases para estar con él, maldiciéndose a sí mismo por no haber tenido el valor de encadenarlo. Sólo se calmó un poco cuando Dung Fletcher le trajo el polvo de cuerno de dragón.
Repasó la lista nuevamente
1. Agua de cascada - OK
2. Semen de licántropo - PEDIR A MOONY
3. Sangre de Wendigo - OK
4. Raíz del árbol de oro - OK
5. Polvo de cuerno de dragón - OK
6. Cerebro de grindylow - OK
7. Pelo de perro negro, pelo de ciervo, pelo de rata - OK
Sólo le quedaba el segundo ingrediente. Y tenía una idea para obtenerlo.
TBC
Zenith
Creo que me tardé, pero espero no decepcionar.
Usagi-cha
Pues a Remsie se le descontrolaron las hormonas, además, un Malfoy adolescente no está nada mal, el lobito tiene buen gusto, y allí tampoco Lucius era muy malvadito. Ahora Remus se desquitó.
Lily Diggory
Pido disculpas por los impulsos lobunos de Remsie…ya se desquitó el niño.
Sirius ayudará con el segundo ingrediente, ya no me alcanzó el capitulo para ponerlo.
Calma, que ya crecerán…pero tienen muchas cosas que descubrir y las hormonas seguirán jugando malas pasadas.
Aliska
Se me chispoteó y no alcancé a sacar el segundo ingrediente, pero sé que la pelea con Lucius te gustará, y también el wendigo.
Legolas3
No te preocupes si no dejas review (aunque confieso que adoro recibirlos)
Lucius no podría ayudar al lobito con el segundo ingrediente, el lobito no lo quiere, sólo fue un impulso que le dio besarlo.
Aún tienen trece, y no hay romance, pero sí una relación de amigos muy tierna porque Sirius siempre lo protege.
¿Alguien dijo cuarteto? Aunque en el libreto de este fic no podrá ser
Akhasa
Sigue el misterio…Remsie se ha enamorado…creo yo (*risa malévola*)
Seve tratará de tomar represalias y saldrá trasquilado, pero ya aprenderá.
Mirmallen Niwa
Remus es inocente (aún) es sólo que el lobito le hace malas pasadas.
Nessimelle
Para mi, Lucius Malfoy adolescente debe haber sido un bombón digno de contamplarse y comerse…aunque sea malvadito…
Amazona verde
¿Madre adoptiva de Remus? Noooo, más bien, por ahora, es un amor platónico del lobito. Más adelante se sabrá quién es.
Stefania
Por ahora me reservo la identidad del amor platónico de Remus, que sigue con sus hormonitas un tanto locas pero ya no se dejará con Lucius (lástima) y el beso FUE EN LA BOCA, por eso a Lucius le quedó gustando…Campbell? Sip, es malvadito…le gusta torturar a David.
Maryam
Pues ni modo. Se negó a salir, aunque ya sé cómo lo haré, pero se me iba a hacer demasiado extenso el capítulo…no me mates!!!
Creo que ya tienes tu respuesta sobre lo que Lucius hará…espero que esté a su altura.
Ruth
Sorry, no pude evitar poner algo del Señor de los Anillos, pero sólo fue un mallorncito, es un árbol y si leíste, sabrás que tiene un buen propósito.
Bueno, Remus andaba un poco "desatado", con eso de las hormonas licantrópicas :D, hay que entender al lobito…y mal gusto no tuvo.
A mi tambien me gusta Bellatrix…no me avienten piedritas…sé que hizo algo muy malo, pero no puedo evitar que me simpatice (no por eso, OBVIAMENTE)
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Por: Ayesha
Miembro de la Orden Siriusana
Título = Entre lunas y estrellas (7/?)
Autor = Ayesha
E-mail = lg_100309@hotmail.com
Clasificación = PG-13
Parejas = Sirius/Remus
Disclaimer =Los personajes de esta historia son propiedad de J.K. Rowling y la Warner Bros. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno.
A/N = Este fic es el inicio de "El anillo y la Orden del Fénix", para quienes lo están leyendo, las cosas que suceden aquí tendrán mayor sentido. Hay muchas interpretaciones del wendigo, la que uso aquí es la original lovecraftiana de mi ídolo.
Siento muchisimo lo del segundo ingrediente. Es que este capítulo iba a ser demasiado largo y tengo para el otro la obtención del ingrediente en cuestión y la transformación. Mil disculpas.
He inagurado mi grupito slashero groups.yahoo.com/group/Reino_Ayesha, en el que iré poniendo mis fics ilustrados y todos los dibujitos que me envian, así como muchas fotos y fics de mis amigas y algunos originales mios que no pueden ir en FFNET. Estan cordialmente invitadas.
*
Capítulo 7: Enfrentamientos
"The last fire will rise / el último fuego se encenderá
Behind those eyes / detrás de esos ojos
Black house will rock / la casa negra se balanceará
Blind boys don't lie / los chicos ciegos no mienten
Immortal fear / miedo inmortal
That voice so clear / esa voz tan clara
Through broken walls / a través de las paredes rotas
That scream 'I hear' / que grita "Oigo"..."
Cry little sister -
El curso de Cuidado de Criaturas Mágicas se llevaba también con Slytherin y en él también White los había mezclado en parejas. Sirius hacía par con Audra Finnigan y Remus nuevamente con Severus Snape.
White les había demostrado que también dominaba la esa materia, y luego de estudiar a los unicornios, a las hadas y a las sirenas, estaban por empezar una nueva lección. Las clases eran prácticas y muchas veces se desarrollaban en las afueras del Bosque Prohibido, o cerca del lago, pero de día.
La voz de White se imponía al sonido del bosque mientras explicaba:
- "Algunos árboles poseen un espíritu protector. Se conoce como la 'madre' del árbol en cuestión y es más fuerte conforme más antiguo es el árbol. Nuestra cultura los conoce como dríadas y son una especie de hadas protectoras de los bosques"
Sirius casi pega un brinco. ¡Una dríada! eso tenía que ser lo que les impidió cortar la raíz del mallorn.
Trató de hacerle a James señas, pero éste no lo notaba porque estaba muy ocupado en observar a Lily Evans jugar con una pequeña flor a la que arrancaba los pétalos.
- "Psst, Prongs...", susurró sin éxito Sirius.
- "Señor Black, ¿podría decirle a la clase qué es tan importante para usted y para el señor Potter?", la voz de White era fría. Su mirada, hielo puro.
- "Er...yo...deseaba preguntar más sobre las dríadas", respondió con aplomo Sirius, pero ya White se encontraba frente a él mirándolo con esos ojos que parecían leerle la mente.
- "Cinco puntos menos a cada uno. Y digame, Black, ¿Usted ha visto alguna dríada? ¿Quizás en este mismo bosque?", preguntó con voz insinuante y maligna.
- "Oh, no. Es solo que he leído que no les gusta que destruyan a los árboles y quisiera saber cómo se debe tratarlas"
- "Entiendo. Ahora, pongáse en el lugar de una dríada. Ellas viven en los árboles y son parte de ellos. ¿Le gustaría que de pronto alguien le arranque un brazo o una pierna? eso es lo que sienten los árboles y ellas lo saben, por eso los protegen..."
- "¿Y si uno necesita algo de un árbol pero no desea hacerle daño?", preguntó Remus tímidamente.
- "Se necesita convencer a la dríada. Ellas entienden nuestro idioma tan bien como el de los árboles. A menudo basta con preguntarles qué desean a cambio y dárselo, a veces son objetos mágicos o joyas. Si le gustan a la dríada los dejará coger el fruto del árbol, y sino, se burlará de ustedes y no les permitirá acercarse. Suelen ser muy persuasivas", White los miraba entre intrigado y molesto, pues James y Sirius habían anotado cada una de sus palabras.
Luego los llevó junto a un sauce muy antiguo, a la orilla del lago, y White habló con la dríada que lo custodiaba. Era un hada pequeña, con la piel muy semejante a la corteza de un árbol y del mismo color, y el cabello enmarañado, como el nido de un pájaro, sus ojos eran verdes como las hojas del árbol y cuando White le obsequió una bellota mágica, los dejó acercarse al sauce y descansar bajo sus ramas.
Al finalizar la clase, se apresuraron a ir a la biblioteca muy contentos porque White les había pedido hacer una lista de objetos que las dríadas podrían aceptar como obsequio, y eso era justamente lo que necesitaban.
Tenían a continuación clases de Pociones y Remus salió primero de la biblioteca. Estaba en uno de sus periodos de irritabilidad y había optado por alejarse antes de discutir con Peter que lo estaba exasperando. Apretó fuertemente el topacio que colgaba de su cuello y avanzó resueltamente hacia las mazmorras, hasta que alguien se paró frente suyo.
Lucius Malfoy.
- "¿Qué pasa? ¿Se te perdió algo?", preguntó Remus hostilmente.
- "Tú", y Lucius lo arrinconó contra la pared tratando de besarlo.
Dos segundos después Lucius salía disparado y se estrellaba contra la pared de piedra, totalmente confundido.
- "¡Que mier...!"
- "Déjalo".
Sirius.
En un instante, las varitas de los dos estaban fuera y Lucius apuntó.
- "Expelliarmo", la varita de Sirius voló por los aires. Lucius era mayor y muy hábil en los duelos con varitas.
Se acercó felinamente y lo apuntó de nuevo.
- "Desmaius", pero la cabeza de alguien le dio de lleno en el estómago.
Peter.
Y fue como tratar de resistir a una aplanadora. El hechizó impactó en el techo y Lucius cayó de espaldas, pero se rehizo rápidamente y volvió a apuntar, esta vez a Peter.
- "Petrificus—"
- "¡Protego!"
James.
Los cuatro avanzaron hacia Lucius, pero en un instante fueron rodeados por Ewan Rosier, Rabastan Lestrange y Walden Mc Nair, que gruñían amenazadoramente.
A cierta distancia, observando, estaba Severus Snape.
Los merodeadores quedaron frente a frente con los Slytherin. Sirius con Lucius, Remus con Rosier, James con Lestrange y Peter con Mc Nair. Lucius aún tenía la varita de Sirius.
- "¡Stupefy!", gritó
Sirius esquivó apenas el hechizo y se arrojó al cuello de Lucius mientras los otros lanzaban rayos por las varitas, pero la pelea duró unos segundos.
- "¡IMPEDIMENTA!", tronó la voz de Campbell, bloqueando un hechizo desviado y haciéndolo rebotar hasta su origen: Lucius. "¿Qué significa esto, Black?"
- "Malfoy atacó a Remus", dijo Sirius, los ojos echando chispas de rabia.
- "No es verdad", declaró cínicamente Lucius, "sólo nos divertíamos".
- "¡Quiso besarme a la fuerza!", exclamó Remus, furioso.
- "Te devolví el favor. Tú lo hiciste primero", respondió Lucius, sin un ápice de vergüenza.
Sin darse cuenta, Sirius se había parado delante de Remus, protegiéndolo, mientras que éste apretaba el topacio con todas sus fuerzas.
Los demás hicieron un círculo, los Slytherin protegiendo a Lucius, James y Peter junto a Sirius y Remus.
- "Supongo que Lupin no esperará un trato más considerado a juzgar por su actuación de hace algunas semanas en el comedor", dijo Campbell lleno de malicia, en alusión al beso que Remus le diera a Lucius.
- "Y-O - I-B-A - A - C-L-A-S-E-S", siseó Remus, que hacía un enorme esfuerzo por dominarse.
- "Desde luego, Lupin. Serán cincuenta puntos menos para Gryffindor por provocar desórdenes en MI departamento, y debería bajarte puntos también, Malfoy, por tu mal gusto, pero por esta vez lo pasaré por alto y—"
- "¡Es injusto! ¡Él me atacó!", gritó Remus casi fuera de sí.
- "Y serán diez más, Lupin", dijo sin inmutarse Campbell.
- "¡USTED ES INJUSTO Y CRUEL! ¡Y ADEMÁS SÁDICO! He visto como trata a David, no entiendo cómo un enfermo como usted puede enseñar aquí. ¡ME DA ASCO!", y Remus salió corriendo escaleras arriba.
Sirius trató de seguirlo.
- "Black, si da un paso más, serán cien puntos menos", dijo fríamente Campbell. Los demás miraban la escena sin decir palabra.
Sirius se quedó galvanizado por un momento. Luego pensó en Remus.
- "¡Malfoy me lanzó un Stupefy! No me importa si me baja un millón de puntos, iré tras Remus", declaró. James y Peter avanzaron con él.
- "Cincuenta puntos menos para cada uno", la voz fría de Campbell apenas había cambiado de inflexión.
- "No será necesario, Nigel", observó Minerva Mc Gonagall. Había contemplado la escena desde hacía unos instantes, "puedo suspender a Malfoy por usar un Stupefy contra un mago de la edad de Black, y eso costará más que doscientos puntos. Sugiero dejarlo allí"
Campbell la miró sin modificar su indiferente expresión, pero sus ojos eran una llama ardiente de ira.
- "Señor Black, vaya en busca del señor Lupin y tráigalo al despacho del Director. Los estaré esperando"
*
Remus había corrido hacia el lago y se dejó caer en la hierba de la orilla. Aún temblaba y sus nudillos estaban blancos por la fuerza que hacía al oprimir el topacio.
- "¿Moony?"
Sirius.
- "¿Qué me pasa?", susurró Remus, su voz apenas audible.
- "Es el lobo, Moony. Leí sobre eso, tu cuerpo está cambiando, está creciendo. Y el lobo se hace más fuerte", Sirius se sentó en la hierba, pasando su brazo por los hombros de Remus, reconfortándolo.
- "Entonces soy peligroso, puedo lastimar a alguien. ¡Quise matar a Malfoy, a los otros! Incluso a Campbell…Sirius, ¿qué haré?", la voz se le quebró en un sollozo.
- "Tienes que controlarlo. Te ayudaremos, te vamos a mantener vigilado, no te dejaremos solo", dijo, convencido, Sirius.
- "Pero los lastimaré---"
- "Lobito, ¿crees que podrás con un Black? Soy más duro de lo que muchos piensan", y le revolvió el cabello.
Remus lo miró como si fuera a lanzarse sobre él. Y momentos después lo hizo, pero para abrazarlo, ocultando el rostro en el hombro de Sirius.
- "Gracias"
Dos figuras silenciosas se unieron al abrazo.
James y Peter.
- "Vamos, Dumbledore quiere verte, Moony", James tiró suavemente de él, desprendiéndolo de los brazos de Sirius.
- "¿Dumbledore?"
- "Sí. Iremos contigo"
Los cuatro se dirigieron al despacho de Dumbledore, en cuya puerta aguardaba Filch. Dijo la contraseña y los empujó dentro del ascensor mágico, sonriendo malévolamente.
- "Adiós, Lupin", dijo enseñando los dientes.
Remus se estremeció. Sirius le apretó con fuerza la mano.
En el despacho de Dumbledore los esperaba el director, acompañado de Minerva Mc Gonagall y Marius White. Los cuatro avanzaron vacilantes.
- "Espero que estén conscientes de la gravedad de sus actos, especialmente el señor Lupin", dijo Minerva Mc Gonagall visiblemente contrariada.
- "Hablaremos con Remus, pueden retirarse", dijo Dumbledore, pero los chicos no se movieron.
- "Nosotros también tuvimos la culpa. Afrontaremos el mismo castigo", dijo James con decisión.
- "Hablaremos sólo con Lupin", intervino White, muy molesto.
Pero Dumbledore sonrió.
- "Está bien, Marius. Tienen derecho también, ellos están al tanto de la condición de Remus e incluso podrían ayudar"
White aceptó de mala gana y los invitaron a tomar asiento. Dumbledore les obsequió grageas de sabores y a Remus le dio una rana de chocolate.
- "Remus, estoy al tanto de lo sucedido, pero deseo escucharlo de tus propios labios", dijo suavemente el director.
Remus suspiró y más calmado explicó lo sucedido, y también explicó cómo se sentía y el temor que tenía de no poder controlar al lobo. Mientras hablaba, apretaba con fuerza el topacio que colgaba de su pecho. Dumbledore lo escuchó con atención y White no dejaba de mirarlo, poniéndolo nervioso. Finalmente, el director habló.
- "Remus, lo que te sucede es normal, conforme entras en la adolescencia, el lobo se hace más fuerte y desea dominar. Debes aprender a ser tú el que domine y para ello te ayudará el profesor White"
- "¿Él?", saltó Sirius, "¿Por qué no la profesora Mc Gonagall?"
- "Señor Black", explicó Minerva Mc Gonagall, "el profesor White cuenta con mucha experiencia en ese tema. Experiencia que yo no poseo", luego suavizó la voz, "tranquilícese, que el señor Lupin estará bien con él"
- "¿Y qué tengo que hacer?", a Remus no le agradaba la idea de que White lo ayude, pero pensó que al menos era mejor que Campbell.
- "El castigo por su comportamiento será aprender a controlar al lobo. Tendremos sesiones dos veces por semana. Aprenderá a controlarlo, señor Lupin o no me llamo Marius White", declaró éste.
- "Y en cuanto a ustedes", continuó Minerva Mc Gonagall, "se encargarán de vigilarlo y evitar que otro incidente como éste vuelva a ocurrir. No deseamos despertar sospechas en los estudiantes"
- "Remus, ¿podrías enseñarme esa piedra que apretas?", preguntó amablemente Dumbledore.
Remus se puso de pie y se quitó el colgante, entregándoselo.
- "Veo que es una piedra muy rara", observó Dumbledore, luego de un cuidadoso examen, "y muy poderosa. Los topacios simbolizan la fuerza interior. Esto puede ayudarte", y con un toque de su varita hizo que el topacio reluciera y se lo devolvió a Remus, "ahora tiene el poder de canalizar tu ira y destruirla", le sonrió.
Remus sonrió a su vez y se colgó de nuevo el topacio. La reunión había concluido.
*
Algunas noches después, volvieron a salir ocultos en la capa invisible. Esta vez, Peter traía en su mochila una diversidad enorme de objetos que, según sus investigaciones, podrían interesar a las dríadas. Tenían desde un osito de peluche hasta un par de pendientes de oro puro (de la señora Black), pasando por una caja de música y libros de imágenes.
El bosque estaba tenuemente iluminado, aún faltaba mucho para la luna llena, de modo que iluminaban el camino con las varitas. Al llegar al bosque, se quitaron la capa, pues no tenía sentido usarla en un lugar donde las criaturas los percibían por el olor y el calor de sus cuerpos.
El camino no les pareció tan tenebroso esta vez, pero avanzaban con precaución, sin saber que eran observados por un par de ojos dorados que los seguían entre los árboles.
Finalmente llegaron al bosque de mallorns y volvieron a oír la risita de la dríada. Peter intentó hablar con ella.
- "Hermosa hada, necesitamos un favor. ¿Podrías mostrarte?", dijo, imitando lo que viera hacer a White.
Luego de unos instantes, apareció la dríada. Era casi de la estatura de Peter, y su piel era casi dorada, como la corteza del árbol que la albergaba. Sus cabellos estaban formados por largos hilos de oro y sus ojos eran verde sepia, como los frutos del mallorn.
- "¿Qué desean de mí, mortales?", preguntó con voz musical y jugetona.
- "Deseamos un trozo de la raíz del árbol, para preparar una poción. No le haremos daño, sólo tomaremos un poco", respondió James.
- "¿Qué me darán a cambio?"
- "Hemos traído varias cosas", dijo Sirius dándole un codazo a Peter para que abriera la mochila.
Pero a la dríada no le interesó nada de lo que trajeron e hizo una mueca de disgusto cuando terminaron de examinarla.
- "Deseo otra cosa"
- "Dilo por favor, y trataremos de conseguirlo", pidió Remus.
La dríada miró a los cuatro alternativamente. Luego rió nuevamente y mencionó su deseo. Ellos se quedaron estupefactos, pero al cabo de un rato, Sirius avanzó y la tomó entre sus brazos, para besar su pequeña boca de una madera tan suave que parecían labios humanos. El beso duró un prolongado momento, hasta que la dríada desapareció.
Una risita se oyó del interior del mallorn y un objeto cayó a los pies de Sirius. Un trozo de la raíz.
Rápidamente lo envolvió y lo ocultó en su túnica. Emprendieron el regreso, pero Remus, inquieto, trataba de olfatear el aire. Había percibido una presencia desde que entraron al bosque, pero no era hostil. Sin embargo, ahora percibía otra.
- "Corran", volvió a susurrarle una voz.
Y el viento trajo otro sonido. Una voz mágica, que susurraba sus nombres: "Remus, Sirius, James, Peter"
Empezaron a correr desesperadamente, pero erraron el camino, adentrándose más en el bosque. Quien los seguía iba a gran velocidad y los susurros se oían más cercanos, desde los árboles.
Remus tropezó con una enorme raíz y cayó de bruces, los demás se detuvieron, corriendo a ayudarlo, pero un ser de pesadilla cayó desde la copa de un árbol y lanzó sobre el caído una bola de fuego.
- "¡Protego! ¡Ustedes, apártense!"
La bola rebotó y encendió un arbusto, lejos de Remus. Él se incorporó, y entonces la vio.
De pie, frente a la criatura, estaba ella, la mujer de blanco, con el brazo extendido empuñando una varita. Sus ojos dorados refulgían mientras enfrentaba a aquél ser, que parecía un animal salvaje, con perversos ojos rojos y pelo cubriendo todo su cuerpo. Sus pies eran enormes pero se adivinaban ágiles, o de otro modo, la criatura no los habría alcanzado tan rápido. Alzó la mano en la cual se empezaba a formar una bola de fuego.
- "¡Stupefy!", dijo ella.
Y el ser voló por los aires golpeándose fuertemente con el tronco de un árbol y cayó inconsciente, con un reguero de sangre negra brotándole de la frente.
Sirius y James ayudaron a levantarse a Remus.
- "¿Q-qué fue eso?", tartamudeó Peter, todo tembloroso.
- "Un wendigo. Es bastante inofensivo cuando se lo sabe tratar y se alimenta de musgo", dijo la mujer.
- "¡Un wendigo!", exclamó James. Todos se volvieron a ver a la criatura.
- "Sangre de wendigo", susurró Sirius sacando un frasco de perfume de la mochila de Peter, derramó su contenido, limpió bien el frasco con un hechizo y avanzó vacilante hacia el ser. Los demás lo miraban sin decir palabra.
Sirius oprimió la frente del wendigo, aplicando el frasco a la herida abierta, de la que manó un pequeño chorro de sangre. Cerró el frasco triunfalmente y se volvió hacia los demás.
¡Lo habían conseguido!
Remus volteó para agradecerle a la mujer de los ojos dorados, pero se había ido. Sin saber por qué, esto le produjo una enorme melancolía. Pero era hora de volver y eso fue lo que hicieron, sin hablar mucho hasta que llegaron a su dormitorio.
- "No estuvo nada mal la nochecita, eh Moony", bromeó Sirius revolviéndole el cabello.
- "¡Ya basta!", y la cortina de su cama se cerró de un tirón.
Al cabo de algunas horas, Remus seguía pensando en ella, sin poder dormir.
*
Sirius había conseguido un conservante especial para la sangre del wendigo y estaba tan orgulloso de eso que se puso insoportable por una semana. También encargó a Mundungus Fletcher el polvo de cuerno de dragón, pero les explicó, contrariado, que tardaría meses en llegar, pues el stock de dragones era escaso y era una especie protegida por el Ministerio de Magia. El que necesitaban era además, un colacuerno húngaro, de modo que Sirius tuvo que desembolsar casi cincuenta galeones como adelanto y reservar otros cincuenta para febrero, cuando llegaría el polvo.
Las clases los mantuvieron ocupados, y también las detenciones de Remus, a quien no parecía irle del todo mal con White, porque estaba controlando bastante bien al lobo. White era serio pero amable y cuando estaban solos, demostraba una paciencia con él que no tenía en clases. Y aunque Remus no dejaba de pensar en la mujer de los ojos dorados, no se atrevía a acercarse al bosque solo. Había conversado de eso con sus amigos y llegaron a la conclusión de que la mujer podía ser alguien que estuviera de visita en Hogwarts, porque nunca antes la habían visto. Pero cómo y por qué estaba en el bosque, era algo que no podían explicarse.
Sirius y James se entregaron esa temporada, en cuerpo y alma al Quidditch, llegando incluso a sacrificar muchos paseos nocturnos para ir a entrenar. Sólo dejaban el Quidditch cuando cuidaban de Remus luego de sus transformaciones. Dumbledore había hecho poner cadenas que sujetaban fuertemente al lobo impidiendo que se lastime, pero a Sirius le dolía en el alma cada vez que debía encadenar a su amigo, porque sus ojos dorados y tristes lo miraban con resignación.
Los Slytherin, entre tanto, no habían estado ociosos. Lucius no iba a perdonar tan fácilmente una humillación así. De modo que el correo de Remus se vio inundado de diversos artículos, desde chocolates que lo hicieron cambiar de color (verde lima y azul eléctrico), cartas de amor firmadas por "S.B." que lo hicieron sonrojarse, y una bomba fétida, fabricada con todo cuidado por Severus Snape, la cual hizo que Remus tuviera que faltar a clases tres días, que pasó en la enfermería, completamente aislado hasta que la señora Pomfrey logró que se le pasara el efecto.
Sirius y James contraatacaron enviando a Lucius a una falsa cita con Amos Diggory, que lo llevó directo a una trampa y Lucius, elegante y perfumado, fue hallado en el Invernadero Nº 07 en ropa interior.
La Navidad pasó también tranquilamente, todos visitaron a sus familias ese año, y acordaron encontrarse el Londres para hacer una visita al zoológico, donde se las arreglaron para burlar la vigilancia y cortar el pelo de un hermoso ciervo blanco.
Los Slytherin no habían podido dejar de notar las constantes desapariciones de Remus y designaron a Severus para que lo siguiera, pero siempre era burlado, de modo que al llegar febrero, estaba más que intrigado
En ese mismo mes, Sirius esperaba ansioso el paquete con el polvo de cuerno de dragón. Ya tenían el pelo de perro y de rata, y sólo les faltaban el polvo y el semen, pero este último ingrediente lo dejarían para el final.
Los Slytherin habían quedado en segundo lugar en el campeonato de Quidditch y los seguían de cerca en los puntos para la copa de las casas. Severus Snape no dejaba de espiarlos y seguirlos. Y, aunque burlado, cada fracaso no hacía más que aumentar su perseverancia.
Un día de luna llena, Severus los siguió como una sombra en el Gran Salón, e igualmente en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, no dejaba de observar a Remus, que como de costumbre en aquéllas fechas, estaba eufórico y juguetón, aunque hacía esfuerzos por dominarse. Al atardecer, sus amigos lo llevaron a la Casa de los Gritos, pero Sirius no tuvo corazón para dejarlo encadenado. Si todo salía bien, esa sería la última vez que se transformaría solo.
James y Peter fueron a la lechucería, mientras Sirius cavilaba acerca de la poción y de lo injusto que era todo para Remus. Seguramente estaría muy lastimado al día siguiente, pero él no había podido encadenarlo. No cuando sus ojos lo miraban con esa tristeza. Habría dado lo que fuera por ser él el licántropo, él a quien su familia despreciaba, y que siempre se metía en líos, era el candidato ideal para ser mordido por un licántropo. Pero como todo estaba al revés en el Mundo Mágico, el chico más dulce de la escuela era un licántropo y ellos tendrían que esperar hasta la próxima luna llena para intentar transformarse en animagos y así poder acompañar a Remus. Sirius se dirigió a la Torre de Gryffindor. Quería estar sólo repasando la preparación de la poción, pero se encontró en la puerta a Severus Snape.
- "Hola Snivellus, ¿qué se te ha perdido por acá?"
- "Black, veo que dejaste a tus amiguitos. ¿Dónde está Lupin? ¿Otra vez su madre enfermó? Coincidirás conmigo en que es una enfermedad muy extraña, ¿verdad? cada mes y con luna llena—"
Sirius iba a golpearlo, pero se le ocurrió una idea. Una idea que jamás hubiera soñado tener en condiciones normales, pero su estado de ánimo hizo que deseara saciar su frustración con alguien. Y allí estaba el bueno de Snape, con papel de regalo y lazo, esperando que lo utilizara.
- "¿Remus?", dijo fingiendo indiferencia, "esta vez no está con su madre. De hecho, hace algo muy interesante y peligroso—", y calló de pronto, como si hubiera dicho algo malo, "lo siento, no te puedo decir qué es"
- "¿Peligroso?". Snape había mordido el anzuelo.
- "Muy peligroso. Sólo los valientes pueden hacerlo. Pero no puedo decírtelo o irías con el cuento a Filch", Severus puso cara de franca decepción, "a menos, claro, que desees comprar el secreto…"
- "¿Cuánto?", dijo Snape, tragándose todo el sedal.
Y Sirius aprovechó la ocasión para recuperar algo de sus finanzas.
- "Dos galeones"
- "¡Estás loco!"
- "Un galeón y es mi última palabra"
- "Hecho"
Severus extrajo un galeón producto de sus ahorros de un mes, pero antes de dárselo a Sirius, le dijo amenazadoramente:
- "Si me engañas, le diré a Lestrange que su novia te envió una túnica de gala y una tarjetita de amor"
Sirius pegó un respingo, ¿Cómo rayos sabía? ¡Moony, claro! Se prometió vigilarlo más en sus periodos de euforia.
- "No te arrepentirás", dijo Sirius, "ve al sauce boxeador y apreta el nudo más bajo del tronco. Puedes lanzarle una piedra si lo deseas y las ramas se quedarán quietas. Cerca de la raíz hay un agujero que conduce a un pasaje que lleva a la Casa de los Gritos", Severus alzó las cejas, "no, no hay fantasmas. Remus está allí y no tiene miedo ¿tú sí, Snivellus? Ahh, pero debes ir antes de que salga la luna llena"
Severus echó a correr lleno de excitación. No pensó siquiera en avisar a sus amigos. Quería la gloria sólo para él. Y la recompensa también.
Lucius se sentiría orgulloso.
Hizo lo que dijo Sirius y las ramas del árbol dejaron de moverse. Emocionado, entró en la cueva…
Mientras tanto, James y Peter volvieron a la Sala Común y encontraron a Sirius de muy buen humor, canturreando algo sobre Snapy-Pooh y el lobo feroz. James empezó a hacerle preguntas y se puso muy pálido.
- "¡Irresponsable! ¡El lobo lo matará, Sirius!", y sin más, salió corriendo en dirección al sauce boxeador.
Severus avanzaba por el túnel estrecho, con el corazón oprimido, pero su deseo de agradar a Lucius lo impulsaba cada vez más. Cuando las paredes se ensancharon y vio la puerta que llevaba a la Casa de los Gritos, se sintió más aliviado. Al menos Lupin estaba cerca.
Se dirigió al sótano y usó Alohomora para abrir la puerta, quedándose mudo de asombro cuando vio a Remus desnudo, de pie en el medio de la habitación. Remus volteó de un salto.
- "¡Severus!", gritó con la angustia pintada en el rostro, "¡Vete! ¡Vete por favor!"
Pero Severus lo miraba con malicia.
- "Ohh, de modo que esto es una cita de amor…dime Lupin, ¿con cuál de tus noviecitos te encontrarás hoy? ¿Será Potter? ¿O Black? ¿O Pettigrew?"
- "¡Snape, sal de allí AHORA!", gritó James que llegaba sin aliento.
- "Ahhh, Potter. ¿Interrumpo tu cita?", preguntó Severus con sorna.
Pero James cargó contra él mientras Remus trataba de cerrar la puerta y Severus la jalaba para mantenerla abierta. En ese momento, Remus dio un grito espantoso y se tiró al piso, lo más lejos posible de ellos. James tiraba desesperadamente del brazo de Severus, pero éste no se movía, a pesar de los gritos de angustia de Remus, que de pronto se transformaron en un aullido inhumano.
Y Severus vio con ojos espantados cómo el cuerpo de Remus se retorcía y se alargaba, formándose un hocico en su rostro, cubierto ahora de pelo. Con un desesperado tirón, James lo sacó de allí y alcanzó a cerrar la puerta justo a tiempo, porque el cuerpo del lobo había cargado contra ella, con toda su fuerza.
Agradeciendo mentalmente la solidez de la puerta de roble, James corrió tirando a Severus del brazo, y no se detuvo hasta que salieron del túnel. Se arrojaron sin aliento en el pasto, siendo rodeados por un preocupado Peter y un avergonzado Sirius.
Severus se rehízo primero.
- "¡Quisiste matarme! ¡Lupin es un monstruo y ustedes lo encubren! ¡Esto lo sabrá el Director!"
Y corrió con todas sus fuerzas, antes de que pudieran detenerlo.
James golpeó a Sirius y éste lo dejó hacerlo. Había notado recién la gravedad de lo que hizo. Pero luego, saciada su furia, James le dijo:
- "Estamos juntos en esto. Vamos donde Dumbledore"
- "Yo también iré", declaró Peter.
Los tres fueron al despacho del director, por segunda vez en aquél año, pensando tristemente qué sería de Remus ahora que los expulsarían a los tres. Pero otra fue la reacción de Dumbledore y Mc Gonagall.
Severus estaba lívido. No sólo Dumbledore le había dicho que no expulsaría a Sirius, sino que le había prohibido pronunciar una sóla palabra respecto a la condición de Remus, bajo la pena de expulsión. Un gran resentimiento se apoderó del joven Snape, que desahogó su furia maltratando a Kevin Rockford y Daniel Wallace, estudiantes de segundo año.
Alguien sonreía al verlo.
- "Es un buen candidato", se dijo el hombre, "servirá"
En cuanto a Sirius, no quiso perjudicar a sus amigos y relató lo que había ocurrido, pero para su asombro, Dumbledore lo perdonó, aunque lo reprendió muy seriamente. Pero el castigo fue peor. Le impusieron un mes de detención con su profesor más odiado: Marius White.
Al día siguiente, tuvieron que cuidar de nuevo de un Remus horriblemente lastimado y Sirius faltó a clases para estar con él, maldiciéndose a sí mismo por no haber tenido el valor de encadenarlo. Sólo se calmó un poco cuando Dung Fletcher le trajo el polvo de cuerno de dragón.
Repasó la lista nuevamente
1. Agua de cascada - OK
2. Semen de licántropo - PEDIR A MOONY
3. Sangre de Wendigo - OK
4. Raíz del árbol de oro - OK
5. Polvo de cuerno de dragón - OK
6. Cerebro de grindylow - OK
7. Pelo de perro negro, pelo de ciervo, pelo de rata - OK
Sólo le quedaba el segundo ingrediente. Y tenía una idea para obtenerlo.
TBC
Zenith
Creo que me tardé, pero espero no decepcionar.
Usagi-cha
Pues a Remsie se le descontrolaron las hormonas, además, un Malfoy adolescente no está nada mal, el lobito tiene buen gusto, y allí tampoco Lucius era muy malvadito. Ahora Remus se desquitó.
Lily Diggory
Pido disculpas por los impulsos lobunos de Remsie…ya se desquitó el niño.
Sirius ayudará con el segundo ingrediente, ya no me alcanzó el capitulo para ponerlo.
Calma, que ya crecerán…pero tienen muchas cosas que descubrir y las hormonas seguirán jugando malas pasadas.
Aliska
Se me chispoteó y no alcancé a sacar el segundo ingrediente, pero sé que la pelea con Lucius te gustará, y también el wendigo.
Legolas3
No te preocupes si no dejas review (aunque confieso que adoro recibirlos)
Lucius no podría ayudar al lobito con el segundo ingrediente, el lobito no lo quiere, sólo fue un impulso que le dio besarlo.
Aún tienen trece, y no hay romance, pero sí una relación de amigos muy tierna porque Sirius siempre lo protege.
¿Alguien dijo cuarteto? Aunque en el libreto de este fic no podrá ser
Akhasa
Sigue el misterio…Remsie se ha enamorado…creo yo (*risa malévola*)
Seve tratará de tomar represalias y saldrá trasquilado, pero ya aprenderá.
Mirmallen Niwa
Remus es inocente (aún) es sólo que el lobito le hace malas pasadas.
Nessimelle
Para mi, Lucius Malfoy adolescente debe haber sido un bombón digno de contamplarse y comerse…aunque sea malvadito…
Amazona verde
¿Madre adoptiva de Remus? Noooo, más bien, por ahora, es un amor platónico del lobito. Más adelante se sabrá quién es.
Stefania
Por ahora me reservo la identidad del amor platónico de Remus, que sigue con sus hormonitas un tanto locas pero ya no se dejará con Lucius (lástima) y el beso FUE EN LA BOCA, por eso a Lucius le quedó gustando…Campbell? Sip, es malvadito…le gusta torturar a David.
Maryam
Pues ni modo. Se negó a salir, aunque ya sé cómo lo haré, pero se me iba a hacer demasiado extenso el capítulo…no me mates!!!
Creo que ya tienes tu respuesta sobre lo que Lucius hará…espero que esté a su altura.
Ruth
Sorry, no pude evitar poner algo del Señor de los Anillos, pero sólo fue un mallorncito, es un árbol y si leíste, sabrás que tiene un buen propósito.
Bueno, Remus andaba un poco "desatado", con eso de las hormonas licantrópicas :D, hay que entender al lobito…y mal gusto no tuvo.
A mi tambien me gusta Bellatrix…no me avienten piedritas…sé que hizo algo muy malo, pero no puedo evitar que me simpatice (no por eso, OBVIAMENTE)
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