CAPÍTULO 7

Pasaron un par de semanas desde la fiesta y las cosas no parecían haber cambiado gran cosa. Ron y Lavender, durante la semana que siguió a la fiesta, no se acercaron el uno al otro a menos de 10 metros ni por casualidad. Para los demás era bastante cómico verles actuar así, y aunque no sabían qué era exactamente lo que había pasado ( los dos parecían sufrir de "amnesia" con respecto a esa noche ), por su comportamiento todos se imaginaban de qué se trataba. Extrañamente Hermione no le hizo un solo chiste a Ron acerca de Lavender. Seguramente porque si se enteraban de lo que había estado haciendo ella esa misma noche, la cosa no iba a ser de risa  precisamente.

En esas dos semanas Malfoy y ella no habían  cruzado una sola palabra, pero pronto Snape tendría corregida la primera parte del trabajo que tenían que hacer y volverían a quedar, a solas. Hermione no hacía más que pensar en cuándo volverían a verse. Todos los días que tenían clase de pociones la esperaba con impaciencia deseando oirle decir a Snape que ya había terminado de corregir y que tendrían que continuarlo ya. Por una parte le daba un vuelco el estómago sólo de pensar en estar con él a solas de nuevo, pero por otra se moría de ganas de volver a hablar con él. ¿ Cómo podía haberle afectado tanto un simple beso? ( N/A tampoco tan simple, bonita )

Ni Ron, ni Harry parecían haber notado nada, pero claro, bastante tenían ellos con lo suyo como para fijarse en las miradas incendiarias que se echaban Hermione y Draco en cuanto tenían ocasión ( es decir, en todos los desayunos, comidas, cenas y clases de pociones conjuntas, además de encuentros "accidentales" varios por los pasillos, vamos, que como para no darse cuenta. Estos muchachos son un poco lelos ¿no? Bueno, la culpa es mía que soy la que los hago tan pardillines. Rectifico: Ron de pardillo no tiene nada, que le pregunten a Lavender......)

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Harry estaba en su habitación, como ya le pasaba frecuentemente no podía dormir. Se había pasado las últimas dos horas fantaseando e imaginando formas de decirle a Admie lo que sentía. Pero sabía que no sería capaz de llevar a la práctica ninguna de ellas. Así, solo en su dormitorio, era muy fácil pensar en cómo se lo podría hacer saber, pero cuando se encontraba frente a ella toda su decisión se venía abajo. El famoso valor de Gryffindor debía estar de vacaciones porque él no lo encontraba por ninguna parte por más que buscaba. Cuando pensaba en todas las situaciones difíciles que había afrontado, en todas las complicaciones que había superado, se sentía de lo más ridículo por no ser capaz de ser sincero con Admie.

Recordó aquella vez que había bajado por la noche a la sala común y ella estaba allí. Había sido un momento inmejorable para hablar con ella pero como siempre, lo había estropeado. Quizá ella estuviera en la sala común esta noche también. Le dijo que tenía insomnio y muchas noches iba allí cuando no podía dormir. Por probar no se perdía nada.

Después de pensarlo un rato decidió bajar cubierto con la capa de invisibilidad. Sólo quería verla. Si se decidía a hablar con ella sólo tenía que subir las escaleras que llevaban a los dormitorios de los chicos, dejar la capa allí y volver a bajar ya sin ella.

Se sentó en un sillón cerca de la chimenea y justo al lado del sofá donde durmieron los dos aquella noche. Una sonrisa de lo más estúpida se le pintó en la cara al recordarlo. Aunque la mayoría de las veces pensaba que Admie no estaba interesada en él en lo más mínimo, había ciertos  momentos cuyo recuerdo le daban esperanza. La noche en que se había dormido con los brazos de ella acariciándole, despeinándole y abrazándole suavemente era el principal de ellos. También estaba la sonrisa que tenía cuando se había dirigido hacia él corriendo al terminar el partido de quidditch contra ravenclaw. Estaba seguro de que de no ser por esa inoportuna de Cho se hubiera tirado en sus brazos abrazándole. Sabía que era injusto porque no había hecho nada para merecerlo, pero no podía evitar sentir un poco de odio hacia Cho por haberle estropeado ese momento. ¡ Es que ni adrede lo hubiera hecho mejor!  

Se internó en un viaje en el tiempo a otro de sus momentos "gloriosos" en la fiesta de Bramton, cuando habían bailado juntos y ella le había hecho acercarse más

( de hecho mucho más). Se había quedado totalmente atontado ( como siempre) y no había sabido reaccionar como la situación hubiera merecido pero eso ya era una costumbre....Le interrumpió un ruido. Era Admie que bajaba por las escaleras de los dormitorios de las chicas. Harry miró su reloj. Llevaba casi una hora sentado allí, se le había pasado el tiempo volando.

Pero había algo extraño y no caía en qué podía ser...............¡ Claro! Admie iba totalmente vestida. ¿ Para qué se iba a vestir así para bajar a la sala común? En lo que Harry procesaba la nueva información, Admie se dirigía al retrato de la señora gorda para salir de la sala común. Rápidamente, intentando hacer el menor ruido posible, salió del retrato junto a ella.

La siguió por los pasillos del castillo maravillándose de lo silenciosa que podía ser la morena. Él tampoco hacia ruido pero porque ya estaba más que acostumbrado por todas las veces que usaba la capa. Iba andando bastante rápido, lo que la hacía mover las caderas de una forma que tenía a Harry hipnotizado. Cuando se quiso dar cuenta estaban en las mazmorras y no pudo evitar pensar que probablemente hubiera quedado con Bramton para verse, puesto que el dominio de los Slytherins estaba muy cerca de donde ellos se encontraban.¡ Justo ahora que había empezado a dejar de temer por Bramton!

Por un minuto pensó en darse la vuelta y volverse a su dormitorio, porque no se creía con estómago como para ver a Admie y a Bramton haciendo lo que fuera que quisieran hacer a esas horas los dos solos. Si veía a Bramton ponerle una mano encima estaba seguro de perder los nervios y hacer una estupidez. Se dio cuenta de que estaba temblando de rabia sólo imaginándose la "escenita". Finalmente, la curiosidad le venció y decidió seguirla. Ahora, en cuanto les viera hacer algo más que hablar se largaría, y una vez que estuviera en su habitación más calmado decidiría qué hacer. Porque lo que estaba claro es que no iba a permitir que las cosas se quedasen así, ¡de eso nada!. ¡Iba a actuar de una vez! Puede que no consiguiera que Admie le viera como algo más que un amigo, pero no le iba a dejar el camino libre de obstáculos a Bramton, viéndo como estaban juntos sin mover un dedo para impedirlo.

Mientras Harry pensaba todo esto Admie había seguido avanzando, y él tras ella. De repente se paró ante una puerta, y Harry, que iba distraído, casi se choca con ella. Instintivamente, por el camino había ido acortando la distancia que le separaba de ella, algo que había sido bastante estúpido por su parte, puesto que aumentaba las probabilidades de que ella le oyera, o como casi acaba de ocurrir, que se chocaran.

Admie llamó a la puerta y Harry se preparó para ver quién abría. Pero no se había preparado lo suficiente porque casi se cayó de culo de la impresión cuando le vio. No era Bramton quien esperaba a Admie ¡¡¡era Snape!!!

¡PERO QUÉ ES ESTO! ¡¡¿¿CON SNAPE A ESTAS HORAS??!! ¡¡ Y A SOLAS!

Admie cerró la puerta tras ella y Harry tardó menos de dos décimas y media de segundo en pegar la oreja a la puerta. Esfuerzo inútil. La puerta parecía hecha de cemento armado, no se oía absolutamente nada. Decidió quedarse a esperar a que ella saliera a ver si así se enteraba de qué pasaba allí. Dio tantas vueltas por el pasillo que parecía que iba a desgastar el suelo. Caminaba con furia como si así pudiera quitarse todas las dudas que le invadían en ese momento. Incluso si le hubieran echado un hechizo aturdidor estaría más despejado.

Pasó media hora hasta que Admie salió sobresaltando a Harry, que estaba totalmente inmerso en cada vez más increíbles explicaciones de qué podría estar haciendo Admie en el despacho de Snape. Cuando llegaron no se había dado cuenta porque no se había fijado mucho en el camino que seguían, pero ahora ya sabía exactamente dónde estaban y se trataba del despacho y la habitación del profesor de pociones. Sin duda eso no era muy normal, y la única explicación  

que le hubiera gustado, que era la de que la morena estaba cumpliendo un castigo,  no parecía muy probable a esas horas. Y especialmente teniendo en cuenta que Snape parecía más dispuesto a ponerse mechas rubias que a castigar a Admie.

No podía imaginarse cuál podía ser la razón de que Admie estuviera allí. Durante los primeros minutos se le ocurrieron explicaciones a cual más rebuscada y peregrina. La más probable es que la madre de Admie y Snape fueran amigos. Por lo que sabía ambos habían ido a Slytherin y podían tener la misma edad. Eso era bastante razonable. Pero por mucho que su madre y su profesor de pociones fueran amigos no dejaba de ser un poco extraño que Admie acudiera a verle a esas horas. Además, ¿ por qué no se lo habría dicho a ellos? Siempre que le preguntaban sorprendidos por su relación con Snape, Admie se mostraba muy evasiva. Eso no tenía sentido, se mirase por donde se mirase.

No. Debía de ser algo más personal. ¡ Quizá la madre de Admie, Persile, y Snape hubieran sido novios! ...........¿ Pero quién tendría estómago como para liarse con Snape?........Intentó imaginar a Snape en actitud romántica con una chica............imposible. No tenía tanta imaginación.

Pero lo cierto, es que ahora que lo pensaba más detenidamente, Admie y Snape se parecían un poco físicamente. El pelo y los ojos oscuros, la piel pálida. Incluso la misma intensidad en la mirada....... Pero lo que en Admie resultaba tremendamente atractivo ( a los ojos de Harry) en Snape era oscuro y tétrico.

¿¡¡ Y si Snape fuera el padre de Admie ¡!? ..........No podía ser, no.. como siga montándome estas paranoias yo solito me van a encerrar en San Mungo ............pero, ¿ por qué no? Eso explicaría muchas cosas.............Claro que Admie les había hablado de su padre. Trabajaba en el Ministerio en el Departamento de Relaciones Internacionales. En su época de estudiante en Hogwarts había sido Gryffindor. Admie siempre hablaba con mucho cariño de su padre, por lo que ella contaba debía de ser un hombre muy alegre y optimista. Cuando era estudiante debía de ser un chico bastante popular y extrovertido. Al contrario que la madre de Admie que debía de ser bastante más tímida e introvertida. Persile había sido prefecta y premio anual, y ahora era una reconocida historiadora. Según Admie el mal genio lo había sacado de su madre, en su familia materna todos eran de armas tomar.

Para terminar de rematar la jugada, al salir la morena le dio un beso en la mejilla llamándole por su nombre, Severus. Eso apoyaba la teoría de que fuera su padre.Ya no sabía qué pensar ¡¡ A lo mejor la había hechizado!!

Admie se dirigió hacia la torre de Gryffindor, y Harry se apresuró para llegar antes que ella a la sala común. Cuando llegó a la sala, escondió la capa debajo del sofá donde se sentó a esperarla, y justo un momento después, ella atravesó el retrato.

- ¡ Harry! – Admie dio un repingo al verle. Estaba claro que no esperaba encontrar a nadie allí despierto a esas horas.

- Buenas noches Admie – se paró un momento a mirarla – ¿ de dónde vienes?

- ¡ Oh! Pues......he ido a dar un paseo...........no podía dormir, ya sabes que a veces me cuesta un poco...

- Ya.....deberías tener cuidado con tus "salidas nocturnas", no vaya a pillarte Filch.

- Ya me cuido de él, ya. ¿ Y tú qué haces aquí?

- Pues nada, una pesadilla.

- Sí que se te ve un poco alterado – Harry todavía estaba un poco rojo, y respiraba con dificultad debido a la carrera que se había tenido que pegar para llegar antes que Admie, que andaba bastante deprisa, sobre todo teniendo en cuenta que era más bien bajita.

Harry no se había dado cuenta de que efectivamente todavía estaba un poco agitado hasta que Admie no lo mencionó – ¿ Te quieres sentar un rato? – hizo un gesto señalando el mismo sofá en el que estaba sentado.

- Claro – mientras se acercaba le dirigió una de esas sonrisas que a Harry le hacía derretirse por dentro.

Permanecieron un rato en silencio, los dos sentados uno al lado del otro. Al final la morena rompió el agradable silencio - ¿ Puedo hacerte una pregunta?

- Ya la haces.

- Es una forma de hablar....- le regañó Admie con una sonrisa

- Lo sé – a Harry no le hizo falta poner cara de niño bueno porque la tiene natural.

- ¿ Cómo son tus pesadillas?... Quiero decir ¿ qué es lo qué pasa en ellas? ¿ Es siempre lo mismo?

Harry se quedó un rato pensando. No era un tema agradable pero le apetecía hablarlo con ella, no se reiría de él, eso seguro. Y quizá le hiciera algún bien contárselo. Con Ron y Hermione nunca hablaba de estas cosas. Notaba que era un tema que ellos preferían evitar, y como él tampoco es que se muriera de ganas de hablarlo, al final nunca lo comentaban.

- Ya sabes lo de mis padres, lo de que Voldemort les mató...- Admie asintió con la cabeza. Ella era una de las pocas, poquísimas personas, a las que había escuchado decir Voldemort tal cual, y no alguna de esas estúpidas fórmulas tipo " Quien- tú-sabes",  " el-que-no-debe-ser-nombrado", y cosas por el estilo.

- Y también sabes que nos hemos enfrentado alguna vez..... La cicatriz me duele cuando está furioso. Tengo una especie de conexión con él ....En fin, como te puedes imaginar la inmensa mayoría de mis pesadillas tienen como protagonistas a mis padres, Voldemort y mortífagos. Básicamente, eso es ( N/A es que este pobre muchacho tiene más traumas que el niño del sexto sentido).

- La otra noche que te quedaste dormido, aquí conmigo – Harry se sonrojó levemente al oir eso -  no tuviste pesadillas ¿ verdad?

- No – no veía dónde quería ir a parar Admie con eso.

- Pues si quieres repetimos.

- Errrrrr ¡¡¡¿QUÉ?!!! – Harry no sabía si podía entender lo que quería entender.

Harry todavía no había respondido y Admie ya le miraba cómo si analizara la necesidad de aplicarle algún hechizo para que respondiera.

- ¿ A qué te refieres?

- ¿ A qué crees? A que podemos quedarnos esta noche aquí en el sofá. Si te parece bien, claro.

- Pero.....mañana tenemos clase........cuando bajen mañana de los dormitorios pueden encontrarnos aquí - ¿ Qué te pasa? No pongas obstáculos. Va a pensar que no quieres.. ¡ Y te mueres de ganas!

- Le puedo decir a mi reloj que nos despierte a las siete - Harry a estas alturas ya no se sorprendía por las cosas que podían hacer los relojes mágicos.

- Pero tienes razón, seguramente sea mejor no hacerlo – Admie se levantó del sofá y fue hacia la escalera de los dormitorios de las chicas – Buenas noches, Harry. 

Harry ni siquiera fue capaz de desearle buenas noches. Había perdido una oportunidad estupenda, como no volvería a tener otra, seguro. Se fue hacia su habitación, pero antes de llegar se paró, se dio la vuelta, cogió aire y tomó una decisión. ¡ Ya estaba bien de hacer el tonto! Si seguía perdiendo oportunidades como esa la iba a perder del todo, y más que merecidamente. Creía que tenía posibilidades pero tenía que dar algún paso. Que ella se diera cuenta de lo que sentía. Mientras pensaba en esto había ido caminando hasta la puerta del dormitorio de Admie. Respiró profundamente y llamó a la puerta.

Admie abrió sorprendida. Se había puesto el pijama y estaba realmente encantadora. Era un pijama de camisa y pantalón, y la camisa tenía un escote muuuuy profundo. Para ser un pijama de tipo masculino estaba endemoniadamente sexi con él. ¿ Habría algo que no le quedara bien? Se obligó a no mirar porque no era cuestión de parecer uno de esos tíos que babean en cuanto ven un par de tetas ( pues no, no es cuestión). Pero le resultaba muy difícil, para su gusto Admie estaba realmente impresionante.

- ¡¿ Qué?!,  ¿ Qué haces aquí? ¿ Pasa algo? – el rostro de la morena pasó de la sorpresa a la preocupación en menos que se dice "Gryffindor".

- No pasa nada, no te preocupes. Es sólo que....bueno, antes ha parecido como si no quisiera quedarme contigo..en el sofá, ya sabes.......y sólo quería decirte que ......pues eso......que para nada.......que me hubiera encantado........no sé si me explico.........

- Pues no mucho, si te soy sincera – Admie le miró con una sonrisa pícara y los ojos más brillantes de lo normal.

- Es que es difícil.

- No te preocupes. Ya entiendo que no querías ofenderme – Admie se acercó lentamente y le besó suavemente en los labios. Un simple roce pero que amenazó con provocarle a Harry una parada cardiorespiratoria. Le pareció que se le saldría el corazón. Y allí se quedó plantado sin decir nada, intentando recuperarse del shock.

- Buenas noches, Harry.

- Bue-Buenas noches Admie.

Cerró la puerta tras él y se llevó lentamente una mano a los labios. Se los tocó suavemente con la punta de los dedos como intentando capturar ese feliz instante para siempre. Sin duda era un chico con suerte.