Capítulo 2: Leyes Inquebrantables.

***

Fanelia.  El rey leyó la carta que le había traído su soldado, al parecer no le gusto la idea de que su hija se quedara unos días por allá.

- Hitomi, ¿Por qué Stella salió a ti? - la reina lo rodeo con sus brazos, mientras le sonreía dulcemente.

- Tal vez se parezca a mi, pero su carácter… lo saco de su padre.

Su hijo mayor los observaba quererse cada vez mas.  El sabía que su historia para ser felices fue muy difícil de superar para ellos, y para luego superar con una nación y tres hijos, donde vivirían para siempre.  Su hermana Stella era parecida a su padre cuando era joven en su carácter, mientras que en el físico se parecía un poco a su madre; mientras que él era todo lo contrario, parecido a su padre en el físico, pero a su madre en el carácter.  Su hermana menor Aska tenía todos los rasgos de ser descendiente del clan dragón, seria, paciente, y con un alto sentido de la responsabilidad, a pesar de estar comprometida desde pequeña con Kaede Fassa, príncipe heredero de Astoria, además de ser mas madura comparada con su hermana mayor.  Folken era el sucesor del trono de Fanelia, hijo de Van Slanzar de Fanel, rey de Fanelia, y por lo tanto decía que su hermana no tenía nada que hacer en Fanelia después de que él se convirtiera en rey.

***

- Mi sobrino Chid viene a arreglar unos asuntos - le mencionó la reina Millerna a Stella - no se que cosas de su prometida.

- De seguro ya esta harto de los mensajes de papá diciendo que me escape.

- Pues yo creo que quiere volver a ver a la famosa Stella de Fanel, princesa de Fanelia y el dolor de cabeza mas grande de toda Gaea - y a continuación añadió - bueno, te dejo, cámbiate para que bajes a cenar.

Millerna dejo a Stella sola en la habitación, se cambió y se puso un atuendo para bajar a cenar.

- Espero que papá no se moleste si regreso en una semana…

Traía un vestido verde entallado con mangas largas, mostrando los hombros con una abertura en la pierna derecha.  En realidad no le gustaba eso, ella prefería estar en la noche aprendiendo de la batalla y como manejar armas con Selena Schezar, la única mujer Caballero del Cielo de Astoria.  Fue gracias a Selena que encontró una daga con empuñadura y piedras preciosas una vez que tenían un duelo de práctica en medio de unas montañas.  Desde entonces Stella siempre la cargaba en una funda, que siempre traía en su cintura vistierace como se vistiera, la daga nunca faltaba, y eso le agradaba a su padre, que quería que sus tres hijos supieran defenderse.  Por eso la entrenaba a ella y a su hermano, aunque a este lo entrenaba mas por el simple motivo de futuro rey.  Salió del cuarto y caminó hacia el comedor, por el pasillo principal.  Ahí un chico rubio de ojos azules le salió al paso.  Si ella no supiese que Allen Shezar se encontraba en el Fuerte Castello, hubiese jurado que era él, pero veintidós años mas joven y con el cabello más corto.

- ¿Puedo acompañarla al comedor? Yo también voy para allá.

La chica miró al joven tenderle la mano para ir al comedor, y no tuvo mas remedio que aceptarla, ya que si no lo hacía sería una descortesía de su parte, así que caminaron hacia el comedor.  La vestimenta del chico era fina, como si fuera de la nobleza.  Pensó que quizá era un comerciante.

- ¿Usted sabe quién soy yo? - pregunto la joven, simplemente para hacer conversación y ver que tan famosa era.

- La princesa de Fanelia, Stella de Fanel, es muy famosa sabe, a mi país también le llegan los mensajes de su padre.

- Vaya, que popular resulte - mencionó un poco enfadada - ¿Y usted? ¿Es comerciante o qué?

- Bien, creo que se encontraron antes de lo previsto - interrumpió Dryden, indicando que habían llegado al lugar previsto - creo que me ganaste Albert…

- Claro padre, conozco a mi primo el rey de Freid como si en realidad fuese mi hermano - mencionó el hijo menor de los Fassa - era de esperarse que llegara del brazo de una chica.

Stella se soltó del brazo del chico y le sonrió mientras se sentaban a la mesa.  La conversación no se hizo esperar; Chid, Albert y Stella contaban sus anécdotas.  Kaede estaba en viaje de negocios en Daedalus y por eso no se encontraba allí esa noche.

- ¿así que de aquí te vas a Fanelia sobrino? - mencionó Millerna - ¿Y que harás por allá?

- Negocios… - trago saliva - solo arreglare unos negocios…

- Eso quiere decir - interrumpió Stella - que mi padre hablo contigo sobre… el templo Fortona…

- Bueno… no exactamente…

Todos los presentes guardaron silencio, no se esperaban que ese tema saliera a la conversación.  Después de la Gran Guerra, se encontraron entre las reconstrucciones del templo Fortona, una serie de leyes que databan de unos decenios antes, y estaba firmada con sangre por miembros del clan Ispano.  Una de las leyes era que si alguna de las princesas de Gaea, sean del país que fueran, si no tenían prometido, o se casaban antes de los veintidós años, se les condenaba a ejecución, en el templo Fortona, por considerarse despreciadas para gobernar o representar a su país ante los ojos de Gaea.  Esa ley había perdido su interés desde el surgimiento de Zaibach, por eso la reina Thera Isabel Assab de Egzardia, y las reinas de Astoria y Basram, Millerna y Eries, no habían sido tomadas en cuenta por esa ley, pero nada mas la encontraron, exactamente unos meses después de la Gran Guerra, la volvieron a poner en vigencia, ya que si no lo hacían, la desgracia podría caer en Gaea debido a la amenaza del clan Ispano.  Stella sabía todo eso, y aún así, estaba por cumplir sus veintidós años, pero estaba lista para morir, es mas, le había dicho a su padre que quería ser sacrificada a manos de su daga, la que encontró en su duelo de práctica, y él había aceptado, aunque el clan Ispano no había emitido respuesta sobre eso.  Un ambiente de tensión empezó a llenar el comedor, así que mejor la chica se levantó.

- No soporto que hablen de mi a mis espaldas… - mencionó mientras se retiraba - no soporto estar sola… no soporto que no me tomen en cuenta…

***

Fanelia.  Folken tuvo una visión mientras dormía.  Una chica con ropas raras a las de Gaea, mas raras que las de su hermana, decía que se la llevara con él, que fuera por el porque quería escapar.  No la podía ver muy bien, pero alcanzaba a distinguir unos ojos azul profundo que tenían una mirada de tristeza.  Durante varias noches tuvo el mismo sueño, justo cuando la Luna Fantasma deslumbraba en el cielo negro azulado profundo de ese planeta.  Su hermana Aska lo sospechaba, ya que gracias a su madre, él y sus hermanas habían heredado ese misterioso don, si es que se le podía llamar así, ya que en su gran mayoría se volvían realidad.  Por la mañana se encontró con su hermana menor en el jardín, que estaba muy tensa esperando noticias de su prometido.

- ¿Pasa algo hermano?

- Para que preguntas, si ya lo sospechas - le respondió Folken.

- No te preocupes tanto, el estrés acabará contigo.

- Si es que tu querida hermana mayor y por consiguiente mi hermana melliza de la cual soy mayor por trescientos veintisiete segundos no nos causa mas problemas.

- Ella lo sabe, sabe lo que pasara con ella si no hace algo, pero no quiere hacer caso - mencionó Aska, mirando hacia la dirección de Astoria - pero no podemos hacer nada, no podemos luchar contra los mismos creadores de esta tierra…

- Stella… ojalá lo pienses mejor.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Notas de la autora: Tengo muchas cosas que hacer, acabo de entrar de nuevo a la escuela y luego el trabajo el fin de semana, no me deja mucho tiempo, pero aquí estoy de nuevo escribiendo y arreglando muchas cosas.  También hare una versión larga de este fanfic, claro que sin división de capítulos, y completo, pero bueno, asi es la vida, tengo muchos proyectos en mente, y este fanfic es uno de esos que ya quiero terminar, pero bueno... comentarios, etc, darkangelorochi@hotmail.com asi que escríbanme.  Atte. Dark Angel.