Capítulo 4: El Despertar

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Fanelia.  Los rayos de la luz del sol entraban por el ventanal de una habitación del ala este.  Kaoru trataba de abrir los ojos en la cama, pero la luz era intensa e hizo que se levantara.  Miro a su alrededor, ese no era su cuarto.  Esa habitación era mas extensa que su cuarto y tenía toques de decoración medieval.  Se levanto y miro al espejo, sinceramente no podía creer en lo que estaba pasando.

- "Esto es un sueño y pronto despertaras Kaoru - se repitió a si misma - no debes de estar asustada, es solo un sueño - se pellizco a si misma, sintiendo un poco de dolor - creo que no es un sueño… pero… ¿En donde estoy?"

Escucho pasos, y cuando volteo vio a una mujer de cabello castaño entrar a la habitación.  Kaoru se quedo perpleja ya que era la mujer estaba vestida sorprendentemente elegante, como una reina.  Comparada con ella, Kaoru era una insignificancia.

- Que bueno que ya estas despierta - mencionó la mujer - no debes temer, soy una vieja amiga de tu madre.

- ¿En donde me encuentro? -pregunto Kaoru toda asustada y aún incrédula.

- En Fanelia, en donde más.

- ¿Fa…nelia?

- Es una historia larga de explicar, pero mejor empiezo antes de que otra cosa suceda…

Hitomi se sentó a un lado de la chica en un sillón de la habitación.  El día sería largo para las dos: para Kaoru el tener que creer todo lo que estaba pasando, y para la reina el tener que explicar a su marido la legada de otra chica de la Luna Fantasma.

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Stella no desayuno, salió directamente a uno de los jardines del palacio Aston bajo un árbol.  Las palabras del rey de Freid resonaban en su cabeza y no podían salir de allí.  Por primera vez estaba pensando como una persona adulta, demostrando casi sus veintidós años de edad, pero a veces no quería creer en la vida que tenía.  Se sentó bajo el árbol, mirando hacia abajo.  Tomó su daga.  En esos momentos el deseo mas ferviente que tenía era morir a manos de su propia daga, ser la primera en probar su filo, aunque fuera en su sangre.  Sintió que la brisa no estaba en su cabello como antes, y al voltear hacia arriba vio al rey de Freid parado al lado.

- ¿Te sientes mejor? Digo, por lo de ayer.

- No dejo de pensar que pronto dejare este mundo tan bello - vio que Chid se sentó al lado de ella, por lo tanto solo tuvo que bajar un poco mas su mirada - quisiera tener el placer de morir con mi daga.

- Me encargare de que así sea…

- No de morir con mi daga, sino a manos de mi daga…

- Creo que será muy difícil hacer que el concejo avale esa decisión…

- No, no es cierto - miro hacia arriba, el rey miro como las lágrimas empezaban a brotar de los ojos de la chica - no quiero irme…

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Fanelia.  Aska daba vueltas en el patio, desesperada por saber noticias de Kaede.  La princesa era una adolescente enamorada profundamente, sin necesidad de que la hubieran comprometido.  En realidad no la comprometieron, fue Kaede quien llego un día y le pidió al rey Van la mano de su hija, y por supuesto, él no se negó, así cuando se enteraron los reyes de Astoria, vieron la unión con buenos ojos y también la autorizaron.  Los dos eran tan parecidos en sí, y se querían, que era lo mas importante para ellos.  Aun así lo extrañaba, no lo había visto en dos meses y creía que se iba a volver loca si no lo veía o sabía noticias.  Su instinto de chica enamorada le decía que algo estaría mal.  Una mano se apoyó en su hombro.  No era Merle, ni su madre, era una chica con ropa extraña para ella, pero que le dio un poco de tranquilidad.

- Princesa, no debe de preocuparse tanto, así es como empiezan los problemas…

- ¿Quien eres tu? No te conozco…

- Kaoru Amano, hija de una amiga de tu madre…

- Vienes de… ¿La luna fantasma?

Kaoru asintió, pero le dio a entender de que fuera un secreto.  Aska se sintió reconfortada, pero a la vez tenía algo de tristeza.  Folken las miraba a lo lejos, desde un balcón, reconociendo a la chica de la luna fantasma, la misma que veía en sus sueños proféticos, la misma que pedía ayuda, era ella.

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Palas.  Los días en Astoria pasaron rápidamente.  Chid paso todos esos días con Stella, a pesar de los rumores que se corrieron por la corte de Astoria.  No nada mas entre la corte, sino que también entre los comerciantes que viajaban por toda Gaea, esparciendo el rumor en poco tiempo.  También Stella se sentía nerviosa al estar junto a él, quien sabe si era por estar al lado del rey o al lado del hombre.  Le dio miedo pensar en lo último.

- Oiga Su Alteza y… ¿Su familia?

- Mi madre murió siendo muy pequeño - mencionó el rey Chid, bajando su mirada un poco - y mi padre murió durante la Gran Guerra.  Fuera de allí los reyes de Astoria son mi única familia… ¿Hijos? No, he tenido mis aventuras por allí, y si, han venido a encasquetarme hijos, pero los sacerdotes plaktu les sacan la verdad a esas mujeres, resultando que esos hijos no son míos.

- ¿Que pasaría si los plaktu se llegasen a equivocar?

- Son sacerdotes con mucha experiencia, si en realidad esas mujeres ya estaban embarazadas cuando estuvieron conmigo y me quieren encasquetar el hijo, los plaktu les sacan la verdad… hasta ahora no he tenido ningún hijo…

Estaban juntos conversando, bajo el mismo árbol de la otra ocasión, cuando León interrumpió la conversación, anunciando la llegada de Amenfis, que venía por la princesa de Fanelia, la cual le dirigió una última mirada al rey de Freid.  León se alejó, volviendo a dejarlos solos.

- Fue un placer acompañarlo Su Alteza - mencionó la chica - espero que no se haya sentido ofendido con mi comportamiento…

- No Stella, claro que no… - mencionó el rey - al contrario, fue muy grata tu compañía… no se si se pudiera repetir en alguna otra ocasión…

La chica bajo la cabeza, quien sabe si se podría repetir esa ocasión.  El rey levantó el rostro de la chica hacia el suyo, mirándola fijamente a sus ojos, luego la beso en los labios.  Justamente lo que Stella no quería que sucediera, era lo que estaba pasando, no quería hacerse ilusiones de amor antes de morir, porque moriría con el corazón mas destrozado de lo que ya estaba.

- No vuelva a hacerlo - mencionó separándose del chico - no quiero que me tenga compasión y lástima solo porque moriré en poco tiempo.  No quiero que me nazcan ilusiones de algo que jamás podrá ocurrir - se fue alejando hacia el corredor, para alcanzar el carruaje que la llevaría a Fanelia - no quiero que suceda, no quiero…

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En donde antes era Zaibach, y en donde ahora solo había unas ruinas, se empezaba a levantar un pequeño pueblo sobreviviente.  Un joven alto y moreno con unos ojos rojos que delimitaban fuego atravesaba las montañas Floresta, con solo una idea en su mente: venganza.  Si, la venganza que quería su pueblo sobre los países triunfadores de la Gran Guerra, y ahora tenía ese poder en sus manos.  Una gema que se encontró en las montañas, de un color claro y transparente relucía en un anillo en su dedo mayor de la mano derecha.  Su objetivo todavía no lo tenía muy claro debido a que los sabios de su pueblo no le habían adelantado nada, solo que tenía que hacer sufrir primero a las familias de Fanelia y Astoria para luego atacar claramente.  Ahora atravesaba esas montañas para infiltrarse en la situación de ambos países, ya que los rumores sobre Fanelia y Astoria quien quita y lo ayudaban un poco en su gran venganza.  Cuando llego a la frontera entre los dos países, un sujeto vestido con ropajes sacerdotales lo aguardaba desde hace un buen tiempo, además era un gran aliado de él.

- Así que esto es Fanelia y Astoria… - mencionó al sujeto que estaba frente a él - muy pronto, lo que es esos dos países, y además Basram, Freid, Daedalus, Egzardia y todos los demás serán nuestros...

- Entonces el plan debe de ponerse en marcha… los descendientes de Atlantis deben de ser eliminados…

- Pero no todos, recuerda que el sacrificio de uno es la base para los demás… - mencionó - además, el sacrificio de uno de los descendientes abrirá la puerta hacia el otro reino…

- Pero también recuerde que todo es paso a paso, y el primero, es la infiltración… identificar el terreno… luego… atacar…

- Si, así es… entonces vamos…

El par de sujetos caminó hacia Astoria, al mismo tiempo que una nave con el estandarte de Freid partía de Rampant, con rumbo desconocido para ellos.  El chico de los ojos rojos miraba todo el paisaje al frente, deleitándose con las próximas víctimas de su sádico plan.

- Astoria… Fanelia… Freid… pronto todo eso será de Zaibach…

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Notas de la autora: La presentación del villano, algo joven, pero sera malvado, y claro que va a ver algunos malentendidos.  Comentarios, etc, darkangelorochi@hotmail.com asi que escríbanme.  Atte. Dark Angel.