Capítulo 11: El Ataque de Zaibach
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La mañana había transcurrido normalmente, el sol se podía divisar atravesando las montañas, indicando que pronto amanecería. Megnon y Zutton estaban terminando su guardia, cuando divisaron algo que se movía en el horizonte.
- ¿Pero que demonios es eso?
- No tengo idea, pásame el catalejo...
Megnon le pasó el catalejo a su compañero, pero Zutton nada mas vio por el, corrió hacia uno de los guardias para que dieran el mensaje. Lo que Amenfis hizo llegar fue...
- ¡Nos atacan Su Alteza! – les dijo al rey de Fanelia - ¡Es Zaibach!
- ¿Qué estas diciendo?
Inmediatamente Van fue a avisarle a los demás soberanos invitados a la ceremonia del día anterior, incluso fue él el que tocó a la puerta de la alcoba principal para avisarle a Chid, que inmediatamente se levanto, se puso su traje de combate y se disponía a salir.
- ¿Qué esta pasando Chid? – preguntó Stella, que al parecer no estaba enterada todavía de lo que pasaba.
- Nos están atacando – dijo Chid, despidiéndose de su esposa – es Zaibach... al parecer están aprovechando que los soberanos del consejo de Gaea se encuentran aquí...
- No vayas...
Stella comenzó a mirarlo muy preocupada, estaba a punto de soltar el llanto, entonces el se acerco para consolarla.
- Volveré, no te preocupes, usare el guymelef de mi padre... recuerda que tienes que ser fuerte, ya que Freid estará a tu cargo en mi ausencia...
- Pero...
El joven rey beso a su esposa y se fue, dejándola destrozada durante unos instantes. Stella comprendió que tenía que ser fuerte, para demostrarle a Freid y a toda Gaea, que ella era digna de ser esposa del rey de Freid, y que por supuesto, de ser su reina.
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El canto se escuchaba claramente por todo el bosque, los gitanos bailaban alrededor de la fogata sin saber que la guerra había empezado. Chris estaba escondido entre los matorrales, muy a pesar de la guerra que en esos momentos estaba comenzando y que el ignoraba completamente; a el le encanto todo eso desde la primera vez que lo vio en Gaea, la música, la danza, y todo lo relacionado con ellos. La joven que había visto hace apenas el día anterior tomo una guitarra y comenzó a tocarla, mientras que un joven mas grande que el cantaba una canción. El ritmo se le hizo conocido, ya que al fin y al cabo, era música.
- Soy un hombre muy honrado, que me gusta lo mejor... las mujeres no me faltan ni el dinero ni el amor... jineteando en mi caballo, por la sierra yo me voy... las estrellas y la luna ellas me dicen donde voy... ay, ay, ay, ay, ay, ay amor, ay mi morena de mi corazón...
El ritmo era el mas familiar que hubiese escuchado, y lo reconoció inmediatamente como música mexicana. La chica de la guitarra tocaba sin cesar, y lo estaba mirando fijamente a los ojos; algo tenía ella que le llamaba la atención, era como si ella supiera de donde venía, y viceversa. El sabía que era tiempo de guerra y que no era para estar de chismoso viendo como una parvada de gitanos bailaba alrededor de una fogata.
- Me gusta tocar guitarra, me gusta cantar el soul... mariachi me acompaña cuando canto mi canción... me gusta tomar mis copas, aguardiente es lo mejor... también el tequila blanco con su sal le da sabor... ay, ay, ay, ay, ay, ay amor, ay mi morena de mi corazón...
Ahora el que estaba cantando tomo la guitarra de la chica, y ella se fue donde estaba Chris, lo tomo de las manos y se lo llevo a la danza con ellos. Para Chris era como estar en el paraíso, no le importo la guerra ni nada, solo el estar ahí.
- Me gusta tocar guitarra, me gusta cantar el soul... mariachi me acompaña cuando canto mi canción... me gusta tomar mis copas, aguardiente es lo mejor... también el tequila blanco con su sal le da sabor... ay, ay, ay, ay, ay, ay amor, ay mi morena de mi corazón... ay, ay, ay, ay, ay, ay amor, ay mi morena de mi corazón...
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El campo de batalla se había convertido rápidamente en un campo de guerra, no de batalla. El rey Van estaba en Escaflowne, Selena Schezar en su Oreades rojo, y así también Allen y el rey Chid al guymelef del anterior soberano de Freid. Comenzó la batalla, una batalla sangrienta en el que muchos soldados de Zaibach estaban malheridos o perdiendo la vida por unos motivos desconocidos para los soberanos combatientes. Tanto Allen como Selena Schezar blandían su espada combatiendo ferozmente al enemigo sin dejar que les dieran ningún rasguño.
- Estos imbeciles no saben con quien se están metiendo! – grito Selena Schezar – vamos a darles su merecido Allen!
- En eso tienes razón hermana! – le respondió Allen – no se que motivos tengan para atacar, pero de algo puedes estar segura, les daremos una paliza!
Los hermanos Schezar atacaban con entusiasmo, al igual que el joven rey de Freid, que también movía su espada conforme el ritmo de la pelea. El liquido kuriima brotaba de los guymelef caídos, impidiendo un poco el avance de las tropas de Zaiback terrestres, que eran detenidas por las tropas aliadas terrestres que defendían la entrada a la frontera de Freid. También el príncipe mayor de Fanelia peleaba con entusiasmo, ya que miraba que su padre confiaba en el, aunque solo podía pensar en Kaoru, y en los celos que sintió esa tarde, y nada mas pensaba en eso y sentía un coraje dentro de si que necesitaba sacar, y todo ese coraje lo vertía sobre el enemigo. Aska miraba la batalla desde el castillo, recordaba que por mas que su padre quería que supiera defenderse ella se rehusaba, y ahora miraba que esa oportunidad que dejo ir quizá la necesitaría mas adelante, Kaoru se notaba tranquila, su madre también, pero la que estaba intranquila, la mas intranquila, inclusive mas que la soberana de Egzardia, la princesa Catera, las soberanas de Basram y Astoria, que estaban mas inquietas de lo normal, pero la mas intranquila era su hermana Stella, que solamente andaba de allá para acá por todo el salón.
- Cálmate hermana, todo saldrá bien... – intento calmarla Aska – ellos estarán bien, no te preocupes, saben como cuidarse...
- Tienes razón, y yo tengo que ayudarlo... – Stella se acordó rápidamente de algo – de pura casualidad... ¿Lo trajiste?
- ¿Que cosa?
- Mi traje de batalla...
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- ¡¿Qué Stella hizo que?! – La reina Hitomi ahora era la que estaba intranquila, y además la noticia se había propagado rápidamente - ¿Por qué no la detuviste Aska?
- Lo intenté mamá, pero Stella simplemente salió volando por la ventana...
Stella había salido volando para ayudar en la batalla, ahora no traía su daga en la cintura, sino escondida en alguna parte de su armadura, mientras que una espada resplandecía en su funda, que ahora era la que colgaba de la cintura de la chica. Llego hasta donde creyó que no la habían visto llegar volando y siguió corriendo hasta llegar al campo de batalla, donde sacó su espada y comenzó a atacar a varios de la fuerza terrestre con furia. Su hermano Folken se dio cuenta de su llegada y sonrió, mientras que atacaba con mas entusiasmo que antes. Los que no se dieron cuenta de nada fueron los que estaban encima de los guymelef, solo Selena Schezar, que gritó con entusiasmo. El Demonio de la Mirada de Fuego estaba menos absorto en la batalla que los demás, ahora que Freid estaba sin vigilancia, era el momento de entrar. Se dirigió a las afueras del palacio, buscando una entrada, alcanzó a ver a la reina Millerna, que se asomaba por una ventana y luego se fue; pero las entradas de palacio estaban vacías de guardias, así que no le fue difícil entrar. Caminó por un pasillo hasta llegar al ala este, se oculto rápidamente, ya que vio que desde lejos venían Aska y las demás reinas, pero no vio a quien buscaba. Una vez que estas pasaron, siguió caminando rápidamente mirando puerta por puerta sin que nadie sospechara, y en la sexta puerta la encontró, entro sigilosamente y la miro, estaba sentada en una silla, recargada en un escritorio, y mirando hacia la ventana, llorando. Entonces se acercó a ella y le tocó el hombro.
- ¿Folken?
Fue lo ultimo que Kaoru dijo, antes de que el Demonio de la Mirada de Fuego la tomara a la fuerza y le tapara la boca. De sus manos salió una especie de gas, que la adormeció en unos momentos. Entonces el Demonio de la Mirada de Fuego la cargó, y se fue de ahí tan sigilosamente como había llegado. Inmediatamente en que vio a Zerg, le ordeno la retirada de las tropas, ya que habían logrado su objetivo. El ejercito de Zaiback comenzó a retirarse, y fue cuando Chid se dio cuenta de la presencia de Stella.
- ¿Qué haces aquí? – le gritó desde su guymelef – ¡Deberías de estar en palacio!
- No me gusta que me traten como ama de casa – le respondió ella, al tiempo que le clavaba la espada a un soldado de Zaibach – así que aquí me tienes...
El ejercito invasor se retiraba rápidamente, Folken comenzó a tener el presentimiento sobre Kaoru. No dijo nada, solo se dirigió lo mas rápido posible al palacio, corrió todo el camino, y corrió por todos los pasillos del palacio buscando a la chica; vio a su hermana y a las demás, pero no vio a Kaoru. Corrió en silencio hasta la habitación de ella, abrió la puerta y no vio a nadie, ni rastros de Kaoru, ni una pista, no había nadie.
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Chid no pudo estar mas orgulloso de Stella, pero un lado no le gusto nada que se hubiera salido del castillo, pero por otro lado la razón de ese orgullo era la valentía de Stella de enfrentarse a todo un ejercito solo por estar junto a el. Pero en esos momento solo podía ver lo hermosa que se miraba en el traje de guerra faneliano, y sin ninguna gota de sangre en ella.
- No quiero arriesgarte – dijo Chid, al bajarse del guymelef – no vuelvas a hacerlo, no quiero quedarme sin esposa...
- Y yo no quiero quedarme viuda antes de tiempo.
Lejos de ahí, el rey Van y Allen Schezar miraban con detenimiento. Allen nunca se hubiese imaginado lo que el rey Van había planeado desde años atrás.
- Y pensar que nuestros hijos iban a terminar juntos... no lo hubiese imaginado Van – dijo el caballero del cielo, tratando al soberano como un amigo - ¿Por qué no me lo dijiste?
- En honor de los viejos tiempos Allen ahora consuegro...– le respondió – además, era una sorpresa, ni siquiera Hitomi lo sabía.
- Pues vaya sorpresita...
- ¿Y cuando le dirás a Chid la verdad? – le mencionó Van, haciendo énfasis del secreto que sabían.
- Nunca – le respondió – si se entera, se desatara la guerra por el control de Freid.
- Nadie tiene porque saberlo.
- Pero tarde o temprano se enteraran, así que es mejor dejarlo así.
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Notas de la autora: Todavía hay muchas preguntas sin responder, y una de ellas es que demonios esta haciendo Chris, y claro, muchas preguntas mas. La mitad de este capítulo lo escribi en la clase de filosofía, da mucha inspiración un debate sobre los maestros (ja, ja, ja). Comentarios, etc, a darkangelorochi@hotmail.com. Atte. Dark Angel.
