Disclaimer: Todo lo que tenga pinta de Rowliniano no es mío
*** ^0^ ^0^ ^0^ ***
Universo Paralelo
8-
Abrió los ojos. El mundo se veía borroso, como en sus mejores tiempos de miope, y tardó más de un minuto en enfocarse a su alrededor. Se incorporó, y gotas de sudor helado corrieron por su frente y espalda. Un escalofrío le bajó por el espinazo.
Reconoció la Enfermería, por las paredes, cama, sábanas y muebles indefectiblemente blancos, y el irritante olor aséptico, parecido al de una clínica. La enfermera Pomfrey se acercó a su cama al notar que estaba despierto, con una expresión pensativa que la hacía ver francamente estúpida. Traía un trozo gigantesco de chocolate, que se partió en cubitos luego de que ella hiciese un movimiento con la varita. Mientras, Harry quería lanzarse maldiciones a sí mismo por la laguna mental que le impedía recordar lo que había pasado. La idiota de la enfermera le empotró un trozo de chocolate en la boca, sin hacer caso de los gestos amenazantes de Harry: Jamás le había gustado el chocolate, a pesar de haberlo probado en contadas ocasiones en su vida.
Tragó la golosina con un gesto de asco profundo, y le lanzó una mirada de rencor a la incompetente de Pomfrey. De pronto, por alguna casualidad, miró hacia la cama de al lado.
Albus Dumbledore, semi recostado en otra cama de la enfermería, ofrecía en pijama una estampa que parecía extraída del Teatro del Absurdo. El director le administró a Harry una de sus conocidas "miradas inclasificables", mientras sorbía su tazón de chocolate. Una sensación de ácido muriático sobre carne viva le revolvió las entrañas a Harry al recordar lo que había ocurrido.
***
-Jugaré respetando las reglas del partido, entonces- murmuró Harry, imprimiéndole la mayor dulzura y humildad posible a su voz. No podía volver a "exteriorizar" algún tipo de antipatía contra el Director, no le era conveniente en ningún sentido. El muchacho tenía la cabeza gacha y miraba para otro lado, no por arrepentimiento, si no para que Dumbledore no viera su rostro crispado de odio, que el pelo azabache y desordenado ayudaba a camuflar.
Albus Dumbledore, sin embargo, debió haberse tomado aquel gesto de Harry como uno de sumisión y remordimiento, porque le sonrió abiertamente mientras sorbía un poco de té. Luego comentó, con tono despreocupado:
-Oh, yo estoy completamente seguro que será así, Harry.- Dejó la taza de té sobre la mesa, como si indicase que la reunión había terminado. Dumbledore no parecía notar que, al salir Harry, el fénix erizó indisimulablemente las plumas.
Tampoco pareció notar las uñas de Harry, clavadas con tanta rabia en la palma de sus manos, que comenzaban a mancharse lentamente con gotas de sangre.
***
Era de noche, y estaba oscuro sin ninguna luz prendida. La figura de un muchacho de once años sentado en la alfombra del cuarto con las palmas de las manos cortadas era una de las cosas que se alcanzaban a distinguir. El muchacho lanzó lejos el vidrio con que se había cortado, y detuvo la sangre con un hechizo.
La habitación presentaba un aspecto realmente desolado con todos aquellos vidrios rotos regados por el piso y las ventanas desnudas. Francamente deprimente. En todo caso, no era exactamente culpa de Harry. Tenía cierta tendencia, cuando su rabia rebasaba el límite establecido en una persona anímicamente sana, a hacer estallar cosas. Cosas como, por ejemplo, el músculo cardíaco de Albus Dumbledore. Y Harry, en momentos como esos, era cualquier cosa menos alguien anímicamente sano.
Esa era la razón por la que ese cabrón, aquel hijo de puta con disfraz de abuelito, estaba en la enfermería cuando Harry recuperó el conocimiento. Harry había deseado con toda su alma la muerte más cruel para aquel viejo asqueroso luego de enterarse de quien había sido el genio de la idea sobre dejarlo en La Esperanza. Y casi lo había conseguido, al provocarle un infarto con sus propias manos. O quizá, no exactamente con sus manos.
Realmente había disfrutado la sensación de poder, al sentir la vida de otra persona dependiendo exclusivamente de su voluntad. Al sentir el flujo de la magia a través de su sangre, utilizándola en la forma exacta para terminar con la vida de aquel cabrón. Que, aparte, se merecía lo que le estaba pasando, y mucho más.
No, Harry definitivamente no era un niño bueno. Sería técnicamente raro que un niño bueno disfrute el cometer un asesinato. Lástima que a Mc Gonagall se le haya ocurrido entrar al despacho en aquel preciso instante.
Fue entonces cuando Harry se había desmayado.
Maldición. Esperaba y rogaba que la Mc Gonagall solo hubiese visto su desmayo y el infarto de Dumbledore. Que se lo tomara como un "accidente". Esa anciana también era odiosa. Y entrometida, sobre todo.
-"Hola."
¿Alguien en su habitación? Imposible. Había sellado la puerta con un hechizo. La voz sibilante le habló de nuevo, y Harry movió la cabeza hacia donde parecía venir. De pronto, como si fuese un chispazo de comprensión repentina, miró al suelo.
Allí estaba la pequeña serpiente verde que había visto en la clase de Quirrel.
***
No puedo creerlo. Realmente lo tapó todo pensó Harry, cuando ese entrometido de Zabiny le preguntó al día siguiente la razón de su día de ausencia. No se dignó a contestarle, y siguió pensando. ¿Por qué? ¿Qué se creerá? ¿Que soy dócil como sus leoncitos domesticados? Le lanzó una mirada de asco a la Mesa de Gryffindor, sorbiendo su café. Aguantó las ganas de escupirlo cuando recordó que no le había puesto azúcar, tragó, y suspiró de nuevo, cogiendo la azucarera. Quizá el Director había considerado que tenía que mantenerlo contento, para que no intentase asesinarlo de nuevo. Eso era muy beneficioso para Harry. Eso quiere decir que puedo hacer y deshacer en este castillo, y nadie me tocará un pelo. Le divirtieron sutilmente los razonamientos sin sentido de Dumbledore. EL viejo era un completo imbécil, a parte de ser un completo hijo de puta.
-¡Hoy toca clase de Vuelo!- comentó Zabiny, con tono despectivo, fingiendo alegría sin límites.- Como si cualquiera que mereciese ser mago, no supiera volar. Realmente me parece estúpido.
A Harry le irritó bastante el comentario de ese imbécil. Él venía de familia de magos, y era mucho mejor que cualquiera que estuviese sentado en ese comedor. Lo del orfanato, su no-vida en La Esperanza, no eran culpa suya. Un retortijón de rabia lo crispó. Lo asqueaba aquel viejo. Ver a Dumbledore en la mañana era como aguantar el acoso constante del bastardo lamebotas de Malfoy. Le tenía una mezcla de odio y asco profundos, tanto como la que tenía contra Voldemort. Los odiaba a los dos. ¿Bien y mal? ¡Ja! Él iba a construirse su propio bando, si no encajaba en ninguno de los dos. Miró al lado. Blaise Zabiny lo miraba expectante.
-Zabiny.- comenzó Harry cortantemente, queriendo decir algo hiriente para devolverle la mano. Pero no le dio la gana hacerlo, aunque lo exasperaban los comentarios matutinos del idiota que tenía al lado. Si se ponía a hacer una lista, 'ese' idiota era el que menos mal le caía de todo el colegio. Aunque "menos mal" no signifique necesariamente "mejor".
-Oh. Lo siento.- se disculpó el otro muchacho de inmediato, recordando con quien hablaba. Le sonrió nervioso a Harry, que le devolvió otra, algo tirante, pero la primera sonrisa auténtica que esbozaba en mucho tiempo.
A lo mejor, Zabiny no resultaba tan imbécil. A fin de cuentas, por desgracia los seres humanos nacieron para vivir en manada.
***
Harry miró la escoba que le acababan de entregar con displicencia. No valía la pena ni siquiera quejarse por el estado de aquellas escobas voladoras. No quería decir que fuese un experto en escobas, todo lo contrario, pero hasta Malfoy notaría el estado en que se encontraban. Encima, aquella clase la estaban teniendo con los Gryffindor, que últimamente le salían hasta en la sopa.
0-Extiendan la mano derecha sobre la escoba- graznó la deslucida cara de pájaro, Mrs. Hooch.- y digan "Arriba". A la cuenta de tres, vamos. Uno. . . dos. . . ¡tres!
-¡Arriba!- gritaron todos, entusiasmados. Algunas escobas hicieron el intento de subir. Un par consiguió que la escoba saltara a sus manos luego de unos segundos.
-Arriba- repitió Harry, sin ganas. La escoba subió de inmediato al nivel en que Harry podía montarla. Notó la mirada de reojo que Mrs. Hooch le dirigió, pero prefirió no pensar en eso. Se relajó un poco. Se sentía cómodo sentado sobre la escoba: era como si hubiese nacido allí.
Gritos. Niñitas histéricas, niñitos asustados, una profesora incompetente en shock. Harry volteó, atraído por los chillidos, y alcanzó a ver la gorda figura de Longbottom, el Gryffindor más estúpido de todos los Gryffindors estúpidos, alejarse recto hacia arriba sobre su escoba, como el corcho de una botella de champaña. Longbottom se deslizó por el palo de la escoba hacia atrás, incapaz de mantenerse en ella y cayó al suelo desde la espectacular altura de diez metros. Hooch apenas alcanzó a frenar su caída, un microsegundo antes de que el cuerpo tocase el suelo. De todas formas, no pareció ser suficiente.
Hooch se llevó al Gryffindor a la enfermería. Desafiaba a la realidad, y al sentido común el dejar a veinte chicos de casas enemigas solos. En ese sentido, no era de extrañar la pelotera que se había armado unos metros más allá.
Harry los miró desde su escoba, aburrido. Vio elevarse a Malfoy en su escoba, y al pelirrojo Weasel segundos después, siguiéndolo. Ojalá se maten los dos Bostezó, al ver que la rata Gryffindor no manejaba ni remotamente su escoba y bajaba al suelo otra vez. Malfoy los desafiaba desde arriba. Tampoco podía permitir que ese perro faldero se luciera. Subió hasta arriba en su escoba, mientras abajo los murmullos se extendían como nunca. Y la sensación de volar, Harry la estaba descubriendo maravillosa. Llegó hasta Malfoy.
-A ver, imbécil. ¿Qué pasaba allá abajo?- Harry lo miró con frialdad a los ojos, hasta que Malfoy pestañeó y hasta lagrimeó.
-Nada importante.- El rubio se encogió de hombros, disimulando.- Le saqué esta baratija a Longbottom y el pobretón Weasel se puso como una fiera. Pero ni siquiera sabe volar.
Quizá sería el tono excesivamente jactancioso y autocomplaciente de Malfoy lo que irritó a Harry, el caso es que comenzó a asediar a Malfoy sobre su escoba, lanzándose contra él. Esto es muy fácil pensó, disfrutando también de la cara de pánico de Malfoy al sentirse en peligro. E incluso, divertido sonrió.
-¡Oye! ¿¡Pero que haces!?- gritó Malfoy, perdiendo el equilibrio.
-Suelta la cosa de ese otro imbécil, o te bajo de la escoba- dijo Harry tranquilamente. Malfoy pareció recapacitar, porque lanzó una esfera pequeña, que parecía rellena en niebla, lo más lejos que pudo y bajó a nivel del suelo.
Harry vio como en cámara lenta la esfera girar en el aire, elevarse, y comenzar a caer. No supo como lo hizo, pero se lanzó en picada detrás de la esfera, la alcanzó segundos antes de llegar al suelo, e impidió el hacer un agujero con su caída en los Terrenos de Hogwarts gracias a un giro de último segundo en 90 grados. Los otros alumnos estaban estupefactos ante tal demostración de habilidad.
Cuando Harry bajó de su escoba, pudo ver a las caras blancas de miedo del resto, mirando hacia el castillo. Miró junto con ellos, para ver de que se trataba esta vez, y sin recordar sus "privilegios" en el colegio, cortesía de el Director, palideció también.
Snape.
No es que le tuviera miedo a ese tipo, pero se veía furioso. Tenía pinta de vampiro, de gótico con una resaca de tres días, de Jerusha Abbot luego de una escandalosa sesión de desván con Alex Crawnell. Snape se detuvo a mirar la escena desde un plano general, y luego encaró a Harry. Los ojos negros estaban más vacíos de expresión que nunca.
-Potter. Acompáñeme mi despacho.
***
-Filidh. Ni idea de cómo lo conseguí. Saluda al nuevo buscador del equipo de Quidditch de Slytherin.
-"No sé. No se me da bien recordar los juegos de los mamíferos. Pero me alegro mucho por ti, humano. Hace siglos que uno de tu raza no se comunicaba con una de mi familia."
-Oh, Filidh. Llámame Harry. Será un buen cambio, y mejorará mi opinión sobre las serpientes.
-"Como quieras, Harry. Yo me voy ahora. Tengo hambre, y no recordaste traerme nada de tu cena. Y de todas formas, prefiero comer cosas vivas."
-"Está bien, Filidh. Luego vuelves."
La pequeña víbora verde que había aparecido en su habitación la noche anterior, se escabulló por la ventana abierta. Los vidrios ya estaban en su lugar. Alguien se había encargado de poner en orden la habitación de Harry mientras éste dormía.
Ya era noche cerrada, cerca de la hora veinticuatro. Harry, aprovechando la salida de Filidh, y sus nuevos "privilegios" de Niño-intocable-favorito-de- Dumbledore, decidió dirigirse a la biblioteca. Quizá ahora pudiese explorarla en su totalidad, y eso incluía la Sección Prohibida.
***
Definitivamente era la peor situación en que se había envuelto hasta ahora, descontando el intento de asesinato al Director. Corriendo, huyendo de Argus Filch, el conserje, y la estúpida gata raquítica, Mrs. Norris. Y acompañado por una multitud de Gryffindors, si se toma en cuenta aquello de "tres son multitud".
Maldición. El solamente estaba en la biblioteca cuando a esa comadreja pelirroja de Weasley se le ocurrió entrar ahí, seguido por la pedante Granger, y el gordo llorón de Longbottom. Buscaban refugio, sin duda. Por lo que alcanzó a escuchar entre los gruñidos exasperados de Sabelotodo Granger y los lloriqueos de Inútil Longbottom, Weasley había retado a duelo a Malfoy por lo de la clase de Vuelo, pero éste no se había presentado. Y ahora arrancaban de la pareja del año: "Terminator" Filch y su estropajo con pinta de gato.
Los cuales, por supuesto, no tardaron en aparecer ahí. Y adiós a la tranquilidad de Harry en la biblioteca.
Así que, de alguna misteriosa forma, Harry terminó juntándose con ellos para huir del conserje. Y eso aterró aún más a los tres cachorros de león. Y pensar que dicen que Gryffindor es la Casa de los Valientes. . . Una fama tan injustificada como la de los divorcios en la Familia Real de Inglaterra.
Oyeron pasos detrás de ellos. Longbottom tropezó y derribó a Harry contra un tapiz. Un tapiz que ocultaba un pasadizo, que no dudaron en tomar, antes de que Harry se molestase lo suficiente como para entregarlos al conserje.
Salieron de allí, llegando cerca del salón donde un profe con enanismo dictaba clase de Encantamientos. Eso estaba años luz de la Biblioteca. Se hallaban a salvo, relativamente.
Los estúpidos Gryffindor se marcharon hacia la izquierda, escaleras abajo. Harry, solo para no seguirlos, siguió por el corredor de la derecha. Se encontró ante una puerta cerrada, y su sentido de orientación le indicó que se hallaba en el Corredor Prohibido del tercer piso. Era algo que al vejete Dumbledore le interesaba mantener oculto a los alumnos. No podía menos que entrar ¿Verdad?
Apoyó la punta de la varita suavemente sobre la cerradura, y susurró "Alohomora". Un hechizo fácil, salía unas páginas más delante de lo que habían pasado hasta el momento en clase de Encantamientos. La cerradura brilló por unos segundos, y cliqueó. Estaba abierto. El tipo Dumbledore era realmente un débil mental si no se daba cuenta que su "Corredor Prohibido" era de tan fácil acceso.
Y también, aprovechó de darse cuenta del por qué estaba prohibido.
Un perro de al menos seis metros de alzada, raza presumiblemente Rottweiler, con tres cabezas, parado sobre una puerta trampa. Estampa infernal de Cancerbero; y era obvio que cuidaba algo. Las tres cabezas gruñeron ensordecedoramente, y se acercaron. Si el perro medía seis metros, ni pensar el tamaño de sus muchos colmillos, ni en la agresividad de sus tres cerebros. Tranquilamente, Harry retrocedió hasta la puerta, y la cerró.
***
-"Pero ¿Qué te dijo ese semi humano gigante, cuando quiso acercase a ti?"
-Dijo que no había un lugar más seguro que Hogwarts, o algo así. Filidh, estoy seguro que ahí está el paquetito arrugado de la bóveda 713.
-"¿Y que harás al respecto, humano?"
-Harry. Yo no te llamo 'culebra', ¿verdad?
-"Perdón, Harry. ¿Qué piensas hacer con esa información?"
-"Averiguaré de que se trata. Debe ser algo muy importante, o muy valioso, o ambas. Lo utilizaré a mi favor si es que puedo. Conseguiré la forma de sacarlo de allí."
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To Be Continued.
Awwww, perdón por el retraso!!! Mi Pc estuvo en reparaciones toda esta semana, tenía algo más de la mitad escrito de este capítulo ya en la compu y me dio lata empezarlo de nuevo en un cibercafé. Discúlpenme. Realmente, estoy considerando sacar en un par de semanas más dos capítulos de una vez, para recuperar mi ritmo de "un capítulo por semana". A todo esto ¿Qué tal les pareció este? Mmm, no se a ustedes, pero a mi, personalmente, me parece que hubo un bajón en la calidad. . . lo siento, una vez más. Tengo que esforzarme el triple si quiero que los siguientes capítulos salgan medianamente decentes.
Graaaacias por todos sus reviews!!!! Me suben el ánimo, aunque la historia no los merezca. Yiiaaaaiii!!!!! YA VAMOS POR LOS 50 REVIEWS!!!!!! Todo un logro, ¿verdad? El triunfo del ocio. Nada mal para una porquería que empezó para sacarme el "Karma" del Harry malvado. Veamos, aquí contesto.
Lucía: Bah, no importa, este review cuenta por todos! Me hace feliz saber que te gusta la historia. Lo de Harry malo, yo había leído un par de fics, pero lo era por otras razones. Así que quise hacer este pa' puro distraerme, y me enamoré del personaje. Personalmente, lo prefiero así, pero la encuesta igual corre. Ah, yo terminé los exámenes el viernes pasado. Me fue pésimo, pero soy feliz igual.
Bunny 1986: Jeje, Harry seguirá haciendo de las suyas, porque ahora es un "intocable" dentro del colegio. Dumble-poo no quiere hacerlo enfadar, jejejejeje!
Taty: Me sube montones la autoestima el saber que la historia va ganando lectores! Y Harry Malvado se está ganando a la gente también, jejeje! Parece que los chicos oscuros atraen al resto del mundo, sobre todo a las mujeres. Este fic tiene un 99% de lectoras mujeres.
Joyce Granger: Ouch, perdon por mi extenso retraso! NO IMPORTA, ya lo voy a recuperar todo, no te preocupes. . .
Lizbeth Vancry: Oh, si. De alguna forma, el pobrecito Harry de los libros originales se las arregla siempre para sacrificarse por el resto sin haberse buscado nunca ese rol. Insisto en que eso es culpa de Dumbledore (en los libros de JK, ya vez que no es tan distinto.) En cuanto a los sentimientos de Harry, no parece ser muy sensible ¿verdad?
Ana: Hehe! Otro voto para el detestable Harry actual. Como adoro a ese chico así como es. . .
Kate: Hala, gracias por todas las flores, elogios, crítica constructiva, y comentarios varios. Voldie 2, eh? Jaja, a decir verdad, casi nadie me ha pedido que lo dulcifique, así que seguirá siendo amargado y ácido (uhu, mezcla de sabores!). Jeje, y todos deben aguantarle las embarradas que se mande ahora! (joder, disfruto haciendo sufrir a mis personajes.) Grrrr, odio cuando JK deja cabos sueltos. Lo mismo que con la Cámara Sereta. Lo de Quirrel nunca se aclaró.
Dydrex Slytherin: Perdona por lo que hice, pero a Sevie le va a costar tomar represalias los sobreprotegido que está Harry. Ahhhh, suspiro por Harry malvado. Lo adoro. Y si, casi se cargó a Dumbledore. Me hubiese encantado que muriese, pero, ya vez, no se puede tener todo en la vida. Has seguido con tu fanfic? Me gustó mucho la otra vez, luego le echo una mirada. . . ¡Arriba la Casa de la Serpiente de Plata! ¡Compañeros Slytherinenses, estén orgullosos de su procedencia!
Eva: Cada persona viene con su lado oscuro, es lo que siempre digo. Con un poquito de estímulo, hasta un santurrón adorable como Harry se convierte en un segundo Dark Lord. Y lo de su cara cuando se enteró. . . bueno, me costó su buen poco escribir esa escena, y por eso la retrasé, y la hice tipo "flashback". Y de acuerdo a la personalidad de Harry, lo más apropiado era que intentase asesinar a Dumble- poo, ¿verdad? (lástima que no lo logró. . . eh! De donde salió eso?!) Muchísimas gracias por tus elogios.
Dauphin: Aloha, mushasha!!!!! Ya pensaba que no leias más. Gracias por los yiais y la buena onda que me mandaste. Y SIGUE LEYENDO; VAGA!!!!!!!!
Hegoi: Kaixo, Hegooi!!!!! Maestro!!!! Joder, estuviste en el concierto de Mc Cartney!!!! Y no me invitaste, malvado ¬¬. Bueno, con respecto al review, solo puedo decir que Harry con su personalidad actual se ha convertido en un ícono para los que detestan la sobreprotección de los profes hacia el Harry del libro. Aunque acá tampoco se salva mucho, hehehe! Ahhh, mi querido asesino. . . ok, ya me dejo de desvariar, pero si esto sigue así, no estaría nada mal que fuera un Voldie 2, no? Pero que odie los dos bandos y construya el suyo propio. "No existe el bien ni el mal", en eso Voldie tenía razón, porque hay demasiados matices, aunque EEUU encarne las bestias del Apocalipsis actualmente. Viva John Lennon! Ay dios, si no hicieron caso a las millones de protestas, no creo que le hubiesen obedecido al Maestro Lennon. Su coeficiente intelectual no les daba para eso.
Sisisí!!!! Muchas gracias a todos por haberse tomado el tiempo de mandarme reviews!!!! Me encantan!
Mmm, esta semana ya no vale la pena enviar mensajes de paz. Nada que hacer, hay otro protectorado de los EEUU en el mundo.
Pues, me despido, luego de mi estresante semana de exámenes. (¡Fue horrible! O_o)
Lynx
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Universo Paralelo
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Abrió los ojos. El mundo se veía borroso, como en sus mejores tiempos de miope, y tardó más de un minuto en enfocarse a su alrededor. Se incorporó, y gotas de sudor helado corrieron por su frente y espalda. Un escalofrío le bajó por el espinazo.
Reconoció la Enfermería, por las paredes, cama, sábanas y muebles indefectiblemente blancos, y el irritante olor aséptico, parecido al de una clínica. La enfermera Pomfrey se acercó a su cama al notar que estaba despierto, con una expresión pensativa que la hacía ver francamente estúpida. Traía un trozo gigantesco de chocolate, que se partió en cubitos luego de que ella hiciese un movimiento con la varita. Mientras, Harry quería lanzarse maldiciones a sí mismo por la laguna mental que le impedía recordar lo que había pasado. La idiota de la enfermera le empotró un trozo de chocolate en la boca, sin hacer caso de los gestos amenazantes de Harry: Jamás le había gustado el chocolate, a pesar de haberlo probado en contadas ocasiones en su vida.
Tragó la golosina con un gesto de asco profundo, y le lanzó una mirada de rencor a la incompetente de Pomfrey. De pronto, por alguna casualidad, miró hacia la cama de al lado.
Albus Dumbledore, semi recostado en otra cama de la enfermería, ofrecía en pijama una estampa que parecía extraída del Teatro del Absurdo. El director le administró a Harry una de sus conocidas "miradas inclasificables", mientras sorbía su tazón de chocolate. Una sensación de ácido muriático sobre carne viva le revolvió las entrañas a Harry al recordar lo que había ocurrido.
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-Jugaré respetando las reglas del partido, entonces- murmuró Harry, imprimiéndole la mayor dulzura y humildad posible a su voz. No podía volver a "exteriorizar" algún tipo de antipatía contra el Director, no le era conveniente en ningún sentido. El muchacho tenía la cabeza gacha y miraba para otro lado, no por arrepentimiento, si no para que Dumbledore no viera su rostro crispado de odio, que el pelo azabache y desordenado ayudaba a camuflar.
Albus Dumbledore, sin embargo, debió haberse tomado aquel gesto de Harry como uno de sumisión y remordimiento, porque le sonrió abiertamente mientras sorbía un poco de té. Luego comentó, con tono despreocupado:
-Oh, yo estoy completamente seguro que será así, Harry.- Dejó la taza de té sobre la mesa, como si indicase que la reunión había terminado. Dumbledore no parecía notar que, al salir Harry, el fénix erizó indisimulablemente las plumas.
Tampoco pareció notar las uñas de Harry, clavadas con tanta rabia en la palma de sus manos, que comenzaban a mancharse lentamente con gotas de sangre.
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Era de noche, y estaba oscuro sin ninguna luz prendida. La figura de un muchacho de once años sentado en la alfombra del cuarto con las palmas de las manos cortadas era una de las cosas que se alcanzaban a distinguir. El muchacho lanzó lejos el vidrio con que se había cortado, y detuvo la sangre con un hechizo.
La habitación presentaba un aspecto realmente desolado con todos aquellos vidrios rotos regados por el piso y las ventanas desnudas. Francamente deprimente. En todo caso, no era exactamente culpa de Harry. Tenía cierta tendencia, cuando su rabia rebasaba el límite establecido en una persona anímicamente sana, a hacer estallar cosas. Cosas como, por ejemplo, el músculo cardíaco de Albus Dumbledore. Y Harry, en momentos como esos, era cualquier cosa menos alguien anímicamente sano.
Esa era la razón por la que ese cabrón, aquel hijo de puta con disfraz de abuelito, estaba en la enfermería cuando Harry recuperó el conocimiento. Harry había deseado con toda su alma la muerte más cruel para aquel viejo asqueroso luego de enterarse de quien había sido el genio de la idea sobre dejarlo en La Esperanza. Y casi lo había conseguido, al provocarle un infarto con sus propias manos. O quizá, no exactamente con sus manos.
Realmente había disfrutado la sensación de poder, al sentir la vida de otra persona dependiendo exclusivamente de su voluntad. Al sentir el flujo de la magia a través de su sangre, utilizándola en la forma exacta para terminar con la vida de aquel cabrón. Que, aparte, se merecía lo que le estaba pasando, y mucho más.
No, Harry definitivamente no era un niño bueno. Sería técnicamente raro que un niño bueno disfrute el cometer un asesinato. Lástima que a Mc Gonagall se le haya ocurrido entrar al despacho en aquel preciso instante.
Fue entonces cuando Harry se había desmayado.
Maldición. Esperaba y rogaba que la Mc Gonagall solo hubiese visto su desmayo y el infarto de Dumbledore. Que se lo tomara como un "accidente". Esa anciana también era odiosa. Y entrometida, sobre todo.
-"Hola."
¿Alguien en su habitación? Imposible. Había sellado la puerta con un hechizo. La voz sibilante le habló de nuevo, y Harry movió la cabeza hacia donde parecía venir. De pronto, como si fuese un chispazo de comprensión repentina, miró al suelo.
Allí estaba la pequeña serpiente verde que había visto en la clase de Quirrel.
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No puedo creerlo. Realmente lo tapó todo pensó Harry, cuando ese entrometido de Zabiny le preguntó al día siguiente la razón de su día de ausencia. No se dignó a contestarle, y siguió pensando. ¿Por qué? ¿Qué se creerá? ¿Que soy dócil como sus leoncitos domesticados? Le lanzó una mirada de asco a la Mesa de Gryffindor, sorbiendo su café. Aguantó las ganas de escupirlo cuando recordó que no le había puesto azúcar, tragó, y suspiró de nuevo, cogiendo la azucarera. Quizá el Director había considerado que tenía que mantenerlo contento, para que no intentase asesinarlo de nuevo. Eso era muy beneficioso para Harry. Eso quiere decir que puedo hacer y deshacer en este castillo, y nadie me tocará un pelo. Le divirtieron sutilmente los razonamientos sin sentido de Dumbledore. EL viejo era un completo imbécil, a parte de ser un completo hijo de puta.
-¡Hoy toca clase de Vuelo!- comentó Zabiny, con tono despectivo, fingiendo alegría sin límites.- Como si cualquiera que mereciese ser mago, no supiera volar. Realmente me parece estúpido.
A Harry le irritó bastante el comentario de ese imbécil. Él venía de familia de magos, y era mucho mejor que cualquiera que estuviese sentado en ese comedor. Lo del orfanato, su no-vida en La Esperanza, no eran culpa suya. Un retortijón de rabia lo crispó. Lo asqueaba aquel viejo. Ver a Dumbledore en la mañana era como aguantar el acoso constante del bastardo lamebotas de Malfoy. Le tenía una mezcla de odio y asco profundos, tanto como la que tenía contra Voldemort. Los odiaba a los dos. ¿Bien y mal? ¡Ja! Él iba a construirse su propio bando, si no encajaba en ninguno de los dos. Miró al lado. Blaise Zabiny lo miraba expectante.
-Zabiny.- comenzó Harry cortantemente, queriendo decir algo hiriente para devolverle la mano. Pero no le dio la gana hacerlo, aunque lo exasperaban los comentarios matutinos del idiota que tenía al lado. Si se ponía a hacer una lista, 'ese' idiota era el que menos mal le caía de todo el colegio. Aunque "menos mal" no signifique necesariamente "mejor".
-Oh. Lo siento.- se disculpó el otro muchacho de inmediato, recordando con quien hablaba. Le sonrió nervioso a Harry, que le devolvió otra, algo tirante, pero la primera sonrisa auténtica que esbozaba en mucho tiempo.
A lo mejor, Zabiny no resultaba tan imbécil. A fin de cuentas, por desgracia los seres humanos nacieron para vivir en manada.
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Harry miró la escoba que le acababan de entregar con displicencia. No valía la pena ni siquiera quejarse por el estado de aquellas escobas voladoras. No quería decir que fuese un experto en escobas, todo lo contrario, pero hasta Malfoy notaría el estado en que se encontraban. Encima, aquella clase la estaban teniendo con los Gryffindor, que últimamente le salían hasta en la sopa.
0-Extiendan la mano derecha sobre la escoba- graznó la deslucida cara de pájaro, Mrs. Hooch.- y digan "Arriba". A la cuenta de tres, vamos. Uno. . . dos. . . ¡tres!
-¡Arriba!- gritaron todos, entusiasmados. Algunas escobas hicieron el intento de subir. Un par consiguió que la escoba saltara a sus manos luego de unos segundos.
-Arriba- repitió Harry, sin ganas. La escoba subió de inmediato al nivel en que Harry podía montarla. Notó la mirada de reojo que Mrs. Hooch le dirigió, pero prefirió no pensar en eso. Se relajó un poco. Se sentía cómodo sentado sobre la escoba: era como si hubiese nacido allí.
Gritos. Niñitas histéricas, niñitos asustados, una profesora incompetente en shock. Harry volteó, atraído por los chillidos, y alcanzó a ver la gorda figura de Longbottom, el Gryffindor más estúpido de todos los Gryffindors estúpidos, alejarse recto hacia arriba sobre su escoba, como el corcho de una botella de champaña. Longbottom se deslizó por el palo de la escoba hacia atrás, incapaz de mantenerse en ella y cayó al suelo desde la espectacular altura de diez metros. Hooch apenas alcanzó a frenar su caída, un microsegundo antes de que el cuerpo tocase el suelo. De todas formas, no pareció ser suficiente.
Hooch se llevó al Gryffindor a la enfermería. Desafiaba a la realidad, y al sentido común el dejar a veinte chicos de casas enemigas solos. En ese sentido, no era de extrañar la pelotera que se había armado unos metros más allá.
Harry los miró desde su escoba, aburrido. Vio elevarse a Malfoy en su escoba, y al pelirrojo Weasel segundos después, siguiéndolo. Ojalá se maten los dos Bostezó, al ver que la rata Gryffindor no manejaba ni remotamente su escoba y bajaba al suelo otra vez. Malfoy los desafiaba desde arriba. Tampoco podía permitir que ese perro faldero se luciera. Subió hasta arriba en su escoba, mientras abajo los murmullos se extendían como nunca. Y la sensación de volar, Harry la estaba descubriendo maravillosa. Llegó hasta Malfoy.
-A ver, imbécil. ¿Qué pasaba allá abajo?- Harry lo miró con frialdad a los ojos, hasta que Malfoy pestañeó y hasta lagrimeó.
-Nada importante.- El rubio se encogió de hombros, disimulando.- Le saqué esta baratija a Longbottom y el pobretón Weasel se puso como una fiera. Pero ni siquiera sabe volar.
Quizá sería el tono excesivamente jactancioso y autocomplaciente de Malfoy lo que irritó a Harry, el caso es que comenzó a asediar a Malfoy sobre su escoba, lanzándose contra él. Esto es muy fácil pensó, disfrutando también de la cara de pánico de Malfoy al sentirse en peligro. E incluso, divertido sonrió.
-¡Oye! ¿¡Pero que haces!?- gritó Malfoy, perdiendo el equilibrio.
-Suelta la cosa de ese otro imbécil, o te bajo de la escoba- dijo Harry tranquilamente. Malfoy pareció recapacitar, porque lanzó una esfera pequeña, que parecía rellena en niebla, lo más lejos que pudo y bajó a nivel del suelo.
Harry vio como en cámara lenta la esfera girar en el aire, elevarse, y comenzar a caer. No supo como lo hizo, pero se lanzó en picada detrás de la esfera, la alcanzó segundos antes de llegar al suelo, e impidió el hacer un agujero con su caída en los Terrenos de Hogwarts gracias a un giro de último segundo en 90 grados. Los otros alumnos estaban estupefactos ante tal demostración de habilidad.
Cuando Harry bajó de su escoba, pudo ver a las caras blancas de miedo del resto, mirando hacia el castillo. Miró junto con ellos, para ver de que se trataba esta vez, y sin recordar sus "privilegios" en el colegio, cortesía de el Director, palideció también.
Snape.
No es que le tuviera miedo a ese tipo, pero se veía furioso. Tenía pinta de vampiro, de gótico con una resaca de tres días, de Jerusha Abbot luego de una escandalosa sesión de desván con Alex Crawnell. Snape se detuvo a mirar la escena desde un plano general, y luego encaró a Harry. Los ojos negros estaban más vacíos de expresión que nunca.
-Potter. Acompáñeme mi despacho.
***
-Filidh. Ni idea de cómo lo conseguí. Saluda al nuevo buscador del equipo de Quidditch de Slytherin.
-"No sé. No se me da bien recordar los juegos de los mamíferos. Pero me alegro mucho por ti, humano. Hace siglos que uno de tu raza no se comunicaba con una de mi familia."
-Oh, Filidh. Llámame Harry. Será un buen cambio, y mejorará mi opinión sobre las serpientes.
-"Como quieras, Harry. Yo me voy ahora. Tengo hambre, y no recordaste traerme nada de tu cena. Y de todas formas, prefiero comer cosas vivas."
-"Está bien, Filidh. Luego vuelves."
La pequeña víbora verde que había aparecido en su habitación la noche anterior, se escabulló por la ventana abierta. Los vidrios ya estaban en su lugar. Alguien se había encargado de poner en orden la habitación de Harry mientras éste dormía.
Ya era noche cerrada, cerca de la hora veinticuatro. Harry, aprovechando la salida de Filidh, y sus nuevos "privilegios" de Niño-intocable-favorito-de- Dumbledore, decidió dirigirse a la biblioteca. Quizá ahora pudiese explorarla en su totalidad, y eso incluía la Sección Prohibida.
***
Definitivamente era la peor situación en que se había envuelto hasta ahora, descontando el intento de asesinato al Director. Corriendo, huyendo de Argus Filch, el conserje, y la estúpida gata raquítica, Mrs. Norris. Y acompañado por una multitud de Gryffindors, si se toma en cuenta aquello de "tres son multitud".
Maldición. El solamente estaba en la biblioteca cuando a esa comadreja pelirroja de Weasley se le ocurrió entrar ahí, seguido por la pedante Granger, y el gordo llorón de Longbottom. Buscaban refugio, sin duda. Por lo que alcanzó a escuchar entre los gruñidos exasperados de Sabelotodo Granger y los lloriqueos de Inútil Longbottom, Weasley había retado a duelo a Malfoy por lo de la clase de Vuelo, pero éste no se había presentado. Y ahora arrancaban de la pareja del año: "Terminator" Filch y su estropajo con pinta de gato.
Los cuales, por supuesto, no tardaron en aparecer ahí. Y adiós a la tranquilidad de Harry en la biblioteca.
Así que, de alguna misteriosa forma, Harry terminó juntándose con ellos para huir del conserje. Y eso aterró aún más a los tres cachorros de león. Y pensar que dicen que Gryffindor es la Casa de los Valientes. . . Una fama tan injustificada como la de los divorcios en la Familia Real de Inglaterra.
Oyeron pasos detrás de ellos. Longbottom tropezó y derribó a Harry contra un tapiz. Un tapiz que ocultaba un pasadizo, que no dudaron en tomar, antes de que Harry se molestase lo suficiente como para entregarlos al conserje.
Salieron de allí, llegando cerca del salón donde un profe con enanismo dictaba clase de Encantamientos. Eso estaba años luz de la Biblioteca. Se hallaban a salvo, relativamente.
Los estúpidos Gryffindor se marcharon hacia la izquierda, escaleras abajo. Harry, solo para no seguirlos, siguió por el corredor de la derecha. Se encontró ante una puerta cerrada, y su sentido de orientación le indicó que se hallaba en el Corredor Prohibido del tercer piso. Era algo que al vejete Dumbledore le interesaba mantener oculto a los alumnos. No podía menos que entrar ¿Verdad?
Apoyó la punta de la varita suavemente sobre la cerradura, y susurró "Alohomora". Un hechizo fácil, salía unas páginas más delante de lo que habían pasado hasta el momento en clase de Encantamientos. La cerradura brilló por unos segundos, y cliqueó. Estaba abierto. El tipo Dumbledore era realmente un débil mental si no se daba cuenta que su "Corredor Prohibido" era de tan fácil acceso.
Y también, aprovechó de darse cuenta del por qué estaba prohibido.
Un perro de al menos seis metros de alzada, raza presumiblemente Rottweiler, con tres cabezas, parado sobre una puerta trampa. Estampa infernal de Cancerbero; y era obvio que cuidaba algo. Las tres cabezas gruñeron ensordecedoramente, y se acercaron. Si el perro medía seis metros, ni pensar el tamaño de sus muchos colmillos, ni en la agresividad de sus tres cerebros. Tranquilamente, Harry retrocedió hasta la puerta, y la cerró.
***
-"Pero ¿Qué te dijo ese semi humano gigante, cuando quiso acercase a ti?"
-Dijo que no había un lugar más seguro que Hogwarts, o algo así. Filidh, estoy seguro que ahí está el paquetito arrugado de la bóveda 713.
-"¿Y que harás al respecto, humano?"
-Harry. Yo no te llamo 'culebra', ¿verdad?
-"Perdón, Harry. ¿Qué piensas hacer con esa información?"
-"Averiguaré de que se trata. Debe ser algo muy importante, o muy valioso, o ambas. Lo utilizaré a mi favor si es que puedo. Conseguiré la forma de sacarlo de allí."
*** ^0^ ^0^ ^0^ ***
To Be Continued.
Awwww, perdón por el retraso!!! Mi Pc estuvo en reparaciones toda esta semana, tenía algo más de la mitad escrito de este capítulo ya en la compu y me dio lata empezarlo de nuevo en un cibercafé. Discúlpenme. Realmente, estoy considerando sacar en un par de semanas más dos capítulos de una vez, para recuperar mi ritmo de "un capítulo por semana". A todo esto ¿Qué tal les pareció este? Mmm, no se a ustedes, pero a mi, personalmente, me parece que hubo un bajón en la calidad. . . lo siento, una vez más. Tengo que esforzarme el triple si quiero que los siguientes capítulos salgan medianamente decentes.
Graaaacias por todos sus reviews!!!! Me suben el ánimo, aunque la historia no los merezca. Yiiaaaaiii!!!!! YA VAMOS POR LOS 50 REVIEWS!!!!!! Todo un logro, ¿verdad? El triunfo del ocio. Nada mal para una porquería que empezó para sacarme el "Karma" del Harry malvado. Veamos, aquí contesto.
Lucía: Bah, no importa, este review cuenta por todos! Me hace feliz saber que te gusta la historia. Lo de Harry malo, yo había leído un par de fics, pero lo era por otras razones. Así que quise hacer este pa' puro distraerme, y me enamoré del personaje. Personalmente, lo prefiero así, pero la encuesta igual corre. Ah, yo terminé los exámenes el viernes pasado. Me fue pésimo, pero soy feliz igual.
Bunny 1986: Jeje, Harry seguirá haciendo de las suyas, porque ahora es un "intocable" dentro del colegio. Dumble-poo no quiere hacerlo enfadar, jejejejeje!
Taty: Me sube montones la autoestima el saber que la historia va ganando lectores! Y Harry Malvado se está ganando a la gente también, jejeje! Parece que los chicos oscuros atraen al resto del mundo, sobre todo a las mujeres. Este fic tiene un 99% de lectoras mujeres.
Joyce Granger: Ouch, perdon por mi extenso retraso! NO IMPORTA, ya lo voy a recuperar todo, no te preocupes. . .
Lizbeth Vancry: Oh, si. De alguna forma, el pobrecito Harry de los libros originales se las arregla siempre para sacrificarse por el resto sin haberse buscado nunca ese rol. Insisto en que eso es culpa de Dumbledore (en los libros de JK, ya vez que no es tan distinto.) En cuanto a los sentimientos de Harry, no parece ser muy sensible ¿verdad?
Ana: Hehe! Otro voto para el detestable Harry actual. Como adoro a ese chico así como es. . .
Kate: Hala, gracias por todas las flores, elogios, crítica constructiva, y comentarios varios. Voldie 2, eh? Jaja, a decir verdad, casi nadie me ha pedido que lo dulcifique, así que seguirá siendo amargado y ácido (uhu, mezcla de sabores!). Jeje, y todos deben aguantarle las embarradas que se mande ahora! (joder, disfruto haciendo sufrir a mis personajes.) Grrrr, odio cuando JK deja cabos sueltos. Lo mismo que con la Cámara Sereta. Lo de Quirrel nunca se aclaró.
Dydrex Slytherin: Perdona por lo que hice, pero a Sevie le va a costar tomar represalias los sobreprotegido que está Harry. Ahhhh, suspiro por Harry malvado. Lo adoro. Y si, casi se cargó a Dumbledore. Me hubiese encantado que muriese, pero, ya vez, no se puede tener todo en la vida. Has seguido con tu fanfic? Me gustó mucho la otra vez, luego le echo una mirada. . . ¡Arriba la Casa de la Serpiente de Plata! ¡Compañeros Slytherinenses, estén orgullosos de su procedencia!
Eva: Cada persona viene con su lado oscuro, es lo que siempre digo. Con un poquito de estímulo, hasta un santurrón adorable como Harry se convierte en un segundo Dark Lord. Y lo de su cara cuando se enteró. . . bueno, me costó su buen poco escribir esa escena, y por eso la retrasé, y la hice tipo "flashback". Y de acuerdo a la personalidad de Harry, lo más apropiado era que intentase asesinar a Dumble- poo, ¿verdad? (lástima que no lo logró. . . eh! De donde salió eso?!) Muchísimas gracias por tus elogios.
Dauphin: Aloha, mushasha!!!!! Ya pensaba que no leias más. Gracias por los yiais y la buena onda que me mandaste. Y SIGUE LEYENDO; VAGA!!!!!!!!
Hegoi: Kaixo, Hegooi!!!!! Maestro!!!! Joder, estuviste en el concierto de Mc Cartney!!!! Y no me invitaste, malvado ¬¬. Bueno, con respecto al review, solo puedo decir que Harry con su personalidad actual se ha convertido en un ícono para los que detestan la sobreprotección de los profes hacia el Harry del libro. Aunque acá tampoco se salva mucho, hehehe! Ahhh, mi querido asesino. . . ok, ya me dejo de desvariar, pero si esto sigue así, no estaría nada mal que fuera un Voldie 2, no? Pero que odie los dos bandos y construya el suyo propio. "No existe el bien ni el mal", en eso Voldie tenía razón, porque hay demasiados matices, aunque EEUU encarne las bestias del Apocalipsis actualmente. Viva John Lennon! Ay dios, si no hicieron caso a las millones de protestas, no creo que le hubiesen obedecido al Maestro Lennon. Su coeficiente intelectual no les daba para eso.
Sisisí!!!! Muchas gracias a todos por haberse tomado el tiempo de mandarme reviews!!!! Me encantan!
Mmm, esta semana ya no vale la pena enviar mensajes de paz. Nada que hacer, hay otro protectorado de los EEUU en el mundo.
Pues, me despido, luego de mi estresante semana de exámenes. (¡Fue horrible! O_o)
Lynx
