EIIIIIIII!!! LO SIENTO LO SIENTO LO SIENTO... espero que me perdoneis por haber tardado tanto. Este capítulo es extraño y largo. Extraño porque trata de muchas cosas a la vez y largo... porque lo es...JAJAJA

Beuno, gracias a todos los que me habeís mandado reviews y a los que habeis leido la história, que por favor dejad reviews, con ideas sugerimientos.... YA sabeis.

Astartea: Tienes toda la razón, Ethel se está pasando, pero bueno aún queda la venganza de Sevy, JAJAJA

Maika_Yugi: Tuve unos momentos demasiado tienros, pero buenoooooo... Y lo que me has preguntado no te lo puedo responder pq si no donde queda la emocion, JAJAJA.

Citlali: En este capítulo tendremos más de lo que le pasa a Ethel y veremos con quien esta relacionado...NO digo más. Lo de no tardar tanto en subir los capítulos ya vees que no lo puedo evitar. Porque el problema no es ecrivirlo si no subirlo... no tengo tiempo.

Aspy: Me alegro que te gustara. Pobre Sev, ya no me habla des de lo de la montaña rusa. Sobre lo de la cita romántica, solo te dire que hoy es luna llena, que por cierto tengo que decir que estoy obsesionada con los hombre lobos, tengo dos tios en mi clase, que harían muy bien el papel de Remus en la peli de HP, tienen unas patillas y la gente de mi clase me mira con cara rara cuando empiezo a babear. Osti! ME he salido del tema.

Solo me queda decir, que la mayoria de cosas, gente y hechizos, son de la Rowling. Pero si no os suenan son mias. OK?

Bueno allí va:

16. LUNA LLENA

-¡MAMÁ!- Andraia corrió hacia su madre y la abrazó, esta se había ido a San Mungo, a prepararlo todo para cuando su hija ingresara allá. Cuando esta se recuperó antes de poder volver tuvo que deshacer todo lo que había preparado.

-¿Cómo estas, mi niña?- le preguntó su madre, con los ojos húmedos.

-Muy bien.- dijo contenta su hija.

-Me alegro tanto... Remus estaba muy preocupado...- Andraia se sonrojó- ¿Ya has hablado con él?

-Si, ya lo hemos arreglado todo- dijo con una gran sonrisa.

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Severus estuvo pensando en una buena broma para Ethel las dos semanas siguientes. Ahora estaba en su habitación leyendo un libro de pociones antes de acostarse y recordó algo, con un sonrisa malvada se dirigió hacia una armario de él sacó un baúl donde ponía séptimo curso. Rebuscó entre los libros y pergaminos y algunos recuerdos de ese curso, hasta que encontró un  fajo de pergaminos bastante viejo. Recordó que lo tenia desde tercero, que fue cuando llegó Ethel,  allí anotó todas las bromas que le hizo a Flammeus y todas las cosas a las que ella tenia pánico.

Se sentó en un sillón y empezó a leer por la primera página.

"Tercer curso

Le hago estallar la poción, provocándole que el pelo de todo el cuerpo (brazos y cejas, incluidos), de colores fluorescentes.

-Pierde 20 puntos

-Ganó 20 puntos (Historia dela magia y Pociones)"

Y así seguían algunas páginas, luego cuarto, quinto, sexto y séptimo. La página siguiente era de las cosas que más le gustaban a Flammeus.

"-Su hermana y los estúpidos amigos de esta.

-Las comidas dulces

-El color azul

-Que me enfade con sus bromas"

En esa página habían más cosas por el estilo. Luego venían un par de páginas de lo que más detestaba.

"-A mi (y orgulloso de ello)

-Las comidas muy picantes

-Los colores fluorescentes."

Severus sonrió, lo recordaba todo como si fuera ayer. Se lo pasaba muy bien gastándole bromas a Flammeus, el único inconveniente era que después tenía que estudiar bastante para recuperar los puntos que perdía su casa por la broma. Aunque tampoco era tan inconveniente, esto provocó que fuera uno de los mejores estudiantes de Slytherin y de su curso.

Se dirigió otra vez hacia el baúl y sacó un libro y un colgante azul.

En la tapa del libro ponía en letras plateadas. "Diario personal de Ethel Flammeus". Lo había encontrado por casualidad un día en la biblioteca y se divirtió mucho viéndola desesperada buscándolo y preguntando por él a todos.

Nunca lo había leído, cuando lo consiguió abrir, no se acordaba por que había tenido que guardarlo y se había olvidado de él hasta hoy. Se imaginaba que en cada página saldría su nombre unas 50 veces con un insulto delante.

Luego cogió el colgante, era un circulo con las letras E y F en el centro, eso significaba que era indudablemente el colgante de Flammeus. No sabía porque lo había cogido.

Decidió que era un buen momento para devolverle el diario, evidentemente abierto. Seguro que se desesperaba al ver que supuestamente, alguien había leído su diario de parte de su 5 curso.

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Ethel se levantó de su cama, le dolía la cabeza.

-Empiezo bien el día- se dijo a si misma. Se acercó al espejo y se miró.

-Haces muy mala cara- le fue sincero su releflejo.

-Gracias- dijo irónicamente Ethel.

-Pero como tampoco tienes a nadie por quien arreglarte.

-Reflejo entrometido, ya me extrañaba a mi que estuvieras en oferta...

-¿O puede que si tengas a alguien?

-Como no te calles te tiro al suelo.- le amenazó.

-No, porque tendrías 7 años más de mala suerte.- Ethel se dio por vencida y se alejó del espejo, era imposible que dejara de criticar.

Fue al baño y se ducho, se puso una toalla en la cabeza para no mojar el suelo. Se puso delante del espejo entrometido, pues era el único que tenia.

-Veo que tienes más buena cara- Ethel cogió el peine y se quito la toalla- ¡QUE HAS ECHO!

Ethel se quedó blanca, tenía el pelo de colores fluorescente (amarillo, naranja, azul, rojo...), otra vez y sabía por experiéncia que no salía lavando el pelo.

-No, no, definitivamente, no te queda bien.

-Vete a la mierda- Ethel pasó del blanco al rojo, estaba furiosa y no solo con el espejo. Se peinó rápidamente y se puso un sombrero en la cabeza, aunque continuaba viéndose los colores fluorescente. Salió por la puerta y encontró un libro. Lo cogió.

-Es... mi diario y... ESTA ABIERTO...- dejo el diario en la habitación y salió enfurecida hacia el comedor. En la puerta se encontró justo la persona que quería ver, más que ver la quería patear. Se acercó a él y le plantó un puñetazo con la izquierda en el pómulo derecho de Severus. Un alumno abrió las puertas del gran comedor, des de dentro y Ethel entró en él, seguida por un indiferente Snape, que le salía una lagrima del ojo derecho. Ethel travesó el pasadizo enfurecida, le hubiera gustado gritarle a Snape, pero Dumbledore les tenía prohibido pelearse delante de los alumnos.

Los alumnos los miraron extrañados, a Ethel porque tenia una mirada asesina, que asustaba a los más valiente y porque le veian por debajo del sombrero el pelo de unos colores que seguro que brillaban en la oscuridad.

Y a Snape lo miraban porque se le estaba empezando a hinchar el ojo y a adquirir unos tonos azulados. Pero aún así sonreía malévolamente porque había conseguido sacar de sus casillas a Ethel.

Ethel se acercó decidida a el Director.

-Me voy- los profesores se quedaron callados. Severus por su parte se había sentado en una silla, donde conjuró unos cubitos de hielo y enrollados con una servilleta se lo puso en el ojo hinchado. Mientras hacia esto observaba divertido lo que estaba haciendo Ethel.

-¿Cómo que te vas? ¿Qué ha pasado?- le preguntó extrañado Albus.

-Pues que me voy.

-Pero... no puedes irte.

-¡Oh! CLARO QUE PUEDO IRME!- dijo todavía enfadada.

-Ethel acompáñame a mi despacho y hablamos de esto- luego se giró hacia Severus- y como me parece que tu has tenido mucho que ver, tu también vienes- Severus se levantó de su silla, dejo el hielo encima de la mesa y siguió a Dumbledore. Cuando llegaron les indicó que se sentaran en unas sillas.

-Bueno ¿qué ha pasado ahora?- dijo armándose de paciencia. Ethel se levantó de la silla.

-Este ha entrado en mi habitación, y como consecuencia de esto- se sacó el sombrero.

-Pero, Ethel esto no es tan grave- la tranquilizó Albus.

-Esto no es lo peor, Albus. Me robó mi diario.- Albus miró a Severus que sonreía.

-¿Tu le has robado el diario?

-Yo me lo encontré y...

-y ¿POR QUÉ NO ME LO DEVOLVISTE?- le gritó Ethel.

-PORQUE NO ME LO PEDISTE- Severus también se levantó.

-¡Pero queréis de dejar de comportaros como niños!- les riñó el Director. Luego respiró profundamente.- Me podéis decir ¿Qué tengo que hacer para que os llevéis como adultos?- Los dos bajaron la cabeza como si fueran unos niños a los que les están riñendo- Ethel, tu tienes que quedarte, porque sino tu hermana tendrá que empezar a dar clases más pronto y todavía esta un poco débil.

-De acuerdo- dijo mirándole a los ojos.

-Y no quiero que te vuelvas a pelear con él. Ni lo mires cuando pase por tu lado. – Ethel asintió y en sus ojos había vuelto la frialdad de siempre.-Albus suspiró "uno arreglado"-puedes irte.

Ethel asintió y salió por la puerta del despacho del Director de Hogwarts.

-Mira, Severus, de verdad que no se que decirte... me extraña tu comportamiento. Parece que haber visto a Ethel te ha devuelto a la adolescencia. Pero recuerda que ahora eres un adulto y tienes a unos alumnos que proteger.

-Lo siento...- dijo fríamente.

-Si quieres que te diga la verdad, no creo que lo sientas, en lo más mínimo. Y por mi parte creo que el puñetazo que te ha dado Ethel, lo tenias bien merecido. Mira que leer su diario personal...

-Un momento Albus- le cortó Severus- yo nunca he dicho que lo haya leído. Solo que lo tenia yo.

-¿Me estas diciendo que has tenido el diario de Ethel hasta ahora y que no lo has leído?- Severus asintió.

-Para ver como me insultaba la tenía a ella de carne y hueso.- dijo con ironía.

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Dejando de lado algún que otro incidente el ambiente en Hogwarts volvió a la normalidad. Aunque Harry parecía el chico más feliz del mundo mágico, por fin tenia una familia, sus amigos notaron ese cambio y estuvieron muy contentos por él.

-Harry, estoy muy contento porque este verano no tendrás que ir a pasarlo con los Dursley. Pero no entiendo porque esta alegría después de una clase de pociones. – Harry se rió del comentario de Ron.

-Tienes razón, y hoy ha estado realmente encantador- dijo Hermione con ironía.

-Si, pero hasta hoy ha estado más o menos normal y en estos últimos días no se ha metido con nosotros.

Y era verdad, Snape des de el día en que vio desvanecerse a Ethel, hacia dos semanas, no podía dejar de pensar en eso, acrecentado en cierta medida por que había tenido que pensar en la broma que tenia que hacerle.

Snape llegó al Gran comedor a la hora de comer, se había retrasado, para poder terminar la poción de Lupin. Cuando llegó le dio la poción a Remus y se sentó a su lado, delante de la mesa de Slytherin para poder vigilar su casa. Severus vio como llegaba Ethel y se sentaba unas sillas más a la izquierda, y se fijo en que no comía demasiado. Esto le recordó lo que había pasado hacía un par de semanas. Remus lo sacó de sus pensamientos.

-Snape, ¿qué te has pasado en el ojo?- le preguntó este, que parecía que estuviera enfermo de lo pálido que estaba. Severus lo miró con mirada fría y señaló con la cabeza a Ethel. Remus sonrió.- Tienes que disculpar a Ethel a veces se comporta como una cría, ya vera como pronto será otra vez como una adulta...

-Mira, Lupin, conozco muy bien a Flammeus, para saber que dentro de 50 años se comportará igual que ahora.

-Puede que tengas razón... No se parece nada a Andraia- dijo un tanto embobado. Snape lo miró con la ceja levantada- Esto me recuerda, que me tengo que ir- Remus se levantó- No vemos luego, Snape.

Remus salió del Gran comedor y se dirigió a la habitación que compartía con Andraia y Eileen.

-Hola- saludo al entrar. Eileen corrió a abrazar a su padre- ¿cómo esta mi brujita?- dijo Remus levantándola, "Al menos todavía tengo fuerzas para levantar a Eileen"

-Muy bien, papi. Sabes que, mami me ha enseñado ha hacer patatas hervidas a la manera muggle.

-Cariño, deja a papá descansar- la niña miró a su padre.

-¿Qué estas cansado?

-Un poquito.- Eileen le pidió que la dejara en el suelo- Lo siento- dio con cara de tristeza.

-No tienes nada que sentir, brujita mía. Estoy cansado pero no tanto como para no poder darte un buen abrazó- Remus le sonrió a su hija y esta cambio la expresión de tristeza por una sonrisa- es tu madre que es una exagerada- le susurró al oído y después le guiñó un ojo. Eileen se rió.

Mientras Andraia los miraba con una sonrisa. Nunca hubiera pensado que a Remus se le dieran tan bien los niños, pero ayudaba que Eileen era su vivo retrato, en femenino.

-¿Snape ya te ha dado la poción?- Remus asintió.

-Se ve que tu hermana le ha pegado un puñetazo.

-¿A Snape?- Remus asintió- Algo muy horrible tiene que haber echo Snape, para que mi hermana pierda los estribos- Andraia se quedó pensativa. Alguien golpeo la puerta.

Remus fue a abrir, era la madre de Andraia.

-Hola, abuela- y como con todo el mundo Eileen se tiró encima de ella.

-¿Estas preparada para pasar la tarde y la noche conmigo?

-¡SI!- dijo muy contenta- mami ya me lo ha preparado todo.

-Bueno, chicos me la llevo. Eileen se despidió de sus padres y se fue con su abuela a pasar el resto del día y la noche con ella. Porque esa noche era luna llena y aunque aparecería un lobo manso, la transformación continuaba siendo dolorosa.

-Remus, tendrías que ir a descansar un poco.- este asintió cuanto más tarde se hacia, más cansado se encontraba.

-Pero tu también tienes que descansar, sino no podrás reemplazar a tu hermana pronto y no creo que Snape salga vivo.

.De acuerdo- Andraia suspiró y sonrió- aunque si no quieres estar solo, solo hace falta que lo digas- le dijo Andraia sonriendo. Remus se acercó a ella y la besó.

-No quiero estar solo- Andraia sonrió.

-Pues vamos- se metieron en la cama abrazados y al poco rato se durmieron. Antes de dormirse Remus pensó que esa luna llena no sería tan dolorosa como las anteriores.

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A la hora de cenar, Ethel no comió demasiado, y todos los profesores y alumnos la miraban por su cambio de look, hasta pensó en cortarse el pelo, pero desistió en la idea porque el pelo había tardado muchos años a crecerle hasta donde lo llevaba ahora.

Cuando acabó de cenar todavía estaba furiosa con Snape, por leer su diario y teñirle el pelo. Se dirigió al tercer piso y  se encerró en una aula vacía. Allí empezó a hacer ejercicio.

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Andraia estaba apoyada detrás de la puerta de la habitación donde había encerrado a Remus, por si la poción no había hecho efecto.

Andraia oyó que Remus empezaba a gritar. Este intentaba no hacerlo para no preocupar a Andraia, pero el dolor era demasiado fuerte y no podía ahogar los gritos. Andraia des de fuera le dolía la transformación de su marido en la misma medida que a él. Pero con la diferencia que para él era físico y a ella le dolía el corazón. Andraia no pudo reprimir las lagrimas. Después de unos minutos de dolores horribles, se oyó un largo silencio y después de eso un para de ladridos. Andraia sonrió era la señal de que la poción había conseguido que el lobo no dominara a Remus. Esta abrió la puerta lentamente.

Encontró a un lobo detrás de la puerta, primero se asustó un poco. Pero al mirarle a los ojos y solo encontrar los dulces ojos de Remus sonrió.

Andraia se agachó y acarició el suave pelaje del lobo, este la miró y con la lengua le secó las lagrimas.

-Remus... me has dejado toda la cara babeada- el lobo, la miró otra vez y con las patas de delante, le hizo perder el equilibrio a Andraia que cayó hacia atrás. El lobo se puso encima de ella y empezó a lamerle la cara. Andraia empezó a reír- Vamos Remus, para... por favor.

Al cabo de un rato el licántropo salió de encima de Andraia. Y estas se levantó y con las mangas de la túnica se limpio la cara.

-De acuerdo tienes razón, ahora, me has dejado toda la cara bebeada- dijo riendo. – si continuas así por la mañana estarás agotado. ¿Tienes sed?- el lobo asintió- me lo suponía.

Andraia se dirigió hacia la cocina, donde cogió un tazón y lo lleno de agua. Después de beber agua, el lobo se dirigió al sofá donde estaba Andraia sentada, de un salto subió encima de él y apoyando la cabeza en las piernas de Andraia se tumbó.

-¿Seguro que estás suficientemente cómodo, cariño?- le dijo Andraia con un tono de burla, Remus miró a Andraia, asintió y volvió a tumbarse. Andraia sonrió y le acarició la cabeza.- Te quiero, mi lobito- le dijo Andraia mientras le besaba la suave cabeza al lobo, a lo que este respondió con otro lametazo- ¡Remus!

Al poco rato los dos se quedaron dormidos en el sofá.

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Cerca de media noche Severus estaba paseando por los pasillos de Hogwarts, cuando escuchó unos ruidos detrás de la puerta. Contento de poder sacar puntos algún alumno abrió la puerta, pero para su sorpresa no se trataba de un alumno era Ethel haciendo ejercicio.

-¿Se puede saber que haces aquí?- le preguntó Snape. Ethel después del sobresalto inicial le respondió.

-No, no se puede saber- le dijo secamente.

-¿Y porque no se puede saber?

-Porque no- le respondió sencillamente Ethel. Esta bufó- hago ejercicio.

-¿A media noche?- le volvió a preguntar Severus. Ethel miró el reloj faltaban un par de minutos para la media noche.

-Emm... Si.

-No entiendo tu comportamiento.

-Tampoco te importa- le dijo fríamente mientras salía del salón.

-Si que me importa, cuando lo encuentro sospechoso.- la acusó Snape.

-¿Y a ti que te importa lo que haga o deje de hacer?- le gritó parándose delante de unas escaleras. Snape vio como Ethel se quedaba blanca de golpe y perdía el equilibro. Ethel notó perder toda la energía y cayó por las escaleras.

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-No tenía energía y las pociones energéticas no surgen efecto- les dijo Madame Pomfrey a Severus y a Albus. Severus estaba mirando fijamente la cama donde estaba Ethel, intentando adivinar que era lo que había pasado.

-Pero ¿cómo puede ser?- le preguntó Snape.

-Tu eres el experto en pociones- le dijo Dumbledore.

-Si, pero solo hay un par de ingrediente que provoquen el rechazo de otras pociones- empezó Snape.- Pero se usaban para hacer pociones muy fuerte.

-¿Se usaban?

-Si, porque la mariposa asesina de donde se sacaba su veneno esta extinguida y la sangre de vampiro es ilegal. Igualmente ya mirare si de manera ilegal alguien a cogido sangre de vampiro o si se ha encontrado alguna de estas mariposas.

Ethel se despertó lentamente, le dolía la cabeza más aún que por la mañana.

-¿Cómo estas Ethel?- le preguntó Dumbledore preocupado.

-Bien. No os preocupéis ya estoy bien. Dijo sonriendo. Es que hoy no he comido mucho- se levanto- veis ya estoy bien.

-Tienes que descansar-le dijo la enfermera.

-Si ahora irá a descansar a mi habitación- se fue hacia la puerta.

-No os preocupéis yo la acompaño hasta allí.- les dijo Severus mientras la seguía, dejando a los dos magos con la boca abierta.

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Andraia se despertó por la luz que entraba des de la ventana. Miró su alrededor y reconoció su habitación, tenía todavía a Remus con la cabeza en sus piernas, pero este ya volvía a ser humano.

-Cariño- le dijo dulcemente mientras lo zarandeaba un poco. Este se despertó, parecía cansado- Vamos levántate que te acompaño a la cama- este obedeció sin decir nada.

Lo llevó hasta la cama y se acostó junto a él como tantas veces había hecho en las días de luna llena.

-Gracias, por estar... aquí conmigo- dijo Remus débilmente, Andraia sonrió y le besó. Después le acarició el pelo hasta que Remus se quedó dormido.

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-Ahora me vas a contar ¿qué esta pasando?- le dijo imperativamente Severus a Ethel, cuando estuvieron solos.

-NADA, estaba cansada y me desvanecí.

-Si, claro- dijo suavemente, pero luego gritó- PERO TU TE CREES QUE SOY IDIOTA! Puede que puedas engañar a los demás, pero yo te conozco demasiado bien para que puedas engañarme.

-Si, como tu digas. Luego se paró delante de la puerta de su habitación- y, puedes estar seguro, que aunque me pasara algo TU serías el último a quien se lo contaría- Ethel entró en su habitación y cerró la puerta.

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Al día siguiente Ethel comió como siempre, mientras recibía miradas cargadas de odio por parte de Severus, a las que ella respondia con una mirada similar.

-Me han contado lo que paso ayer ¿Estas mejor?- le preguntó Remus.

-¿Eh? Si- en ese momento llegó el correo. Una lechuza negra se acercó hacia Ethel y dejo un pergamino encima de la mesa. Esta miro sorprendida el pergamino y empezó a leerlo, poco a poco empezó a ponerse pálida, miró a Snape y unos segundos después se levantó y se fue.

Snape había decidido vigilar a Ethel, sospechaba de ella, no sabía que se traía entre manos. Después de cenar Ethel se levantó de la mesa con su habitual mirada fría, pero Severus supo enseguida que algo le pasaba, se levantó detrás de ella y la siguió.

Salieron del castillo de Hogwarts y cruzaron todos los jardines hasta el bosque prohibido. Severus la seguía de lejos, y como iba de negro pasaba desapercibido y la mujer no notó su presencia.

Ethel se detuvo en un pequeño claro de donde salieron 3 figuras encapuchadas. Snape se escondio entre los arbustos, detrás de un árbol.

-Y ahora ¿qué quereis?- les dijo Ethel secamente a las tres personas que acababan de aparecer.

-Te traemos un... no dos mensajes del amo.