30. LA VISITA
Andraia llegó a la estación de Hogsmeade con su madre, que volvía a su casa, después de que Albus, le contara la verdad de su hija. Ahora tenía que hacer su papel de madre desolada.
-Bueno, hija…- dijo Martha mientras abrazaba a su hija- me alegro mucho que las cosas por fin te vayan bien. Tienes a Eileen, a Remus…- Andraia sonrió llena de felicidad.- Haber si todo esto termina pronto y tu hermana también sienta la cabeza.
-Pues como no sea con Snape…- las dos se quedaron en silencio unos segundo y luego estallaron a carcajadas.- Que te vaya bien, mamá.
-Recuerda escribirme…
-Si, mamá- le dio otro beso a su hija y entro en un compartimiento del tren. Mientras este se alejaba Andraia despidió a su madre con la mano.
Otro tren acababa de llegar a la estación y el andén estaba lleno de personas. Andraia decidió esperar un rato hasta que toda esa corriente humana pasará y pudiera salir de la estación sin ningún peligro, preparándose para reñir a Remus cuando le besará y supiera a chocolate. No lo confesaría nunca, pero le encantaba que en ese aspecto no le hiciera caso, de esa manera pensar en chocolate era la mismo que pensar en Remus y saborear chocolate te hacia recordad los besos de Remus.
-Perdone…- Andraia salió de sus pensamientos.
-Dígame- dijo con una sonrisa, a una pasajera que parecía perdida.
-¿Puede decirme que tengo que hacer para llegar a Hogwarts?
-Si, claro. Yo voy para allí porque no me acompaña?- la mujer asintió contenta. Las dos subieron al carro de caballos invisibles y empezaron el viaje a Hogwarts.
-¿Y que le trae por aquí emm…?
-Carla. Vengo a hacer una visita sorpresa a mi…- dudó un momento- novio.
-Seguro que lo conozco ¿quién es?
-Se llama Remus Lupin- Andraia se quedó helada. Sin decir nada más llegaron a Hogwarts.
Una enfurecida Andraia cruzó por los pasillos de Hogwarts, seguida de Carla. En uno de ellos encontró a la persona que estaba buscando.
-¡Remus!- gritó una voz detrás de ella y corriendo se abrazó a Lupin y lo besó en los labios. Andraia estaba que echaba chispas, mientras Remus cogido de improvisto no había podido reaccionar.
-Bueno os dejaremos solos…- dijo intentando aparentar normalidad. Cogió de la mano a Eileen y se la llevó pasillo abajo.
-Draia…- susurró Remus.
-¿Cómo estas Remus?- le dijo sonriente Carla.
-Ahora no lo sé.- respondió casi sin pensar. Carla lo miró extrañado.
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Andraia estaba en una butaca de su habitación, sentada mirando hacia ningún lado en concreto. Su mente pensaba a toda velocidad. Estaba dolida, si y mucho. No podía enfadarse por el echo de que Remus hubiera tenido novias, en los años que duró su separación. Pero que no le hubiera dicho nada y que todavía continuase con ella.
Se puso roja de rabia cuando se acordó del beso que le había dado esa mujer a SU Remus. Nunca había tenido motivos para estar celosa, desde que empezó a salir con Remus. Esa fue la razón, por la que estaba embravecida. Era un sentimiento nuevo para ella y no lo podía casi ni controlar.
Alguien llamó a la puerta. Andraia abrió la puerta y se encontró delante de un hombre con el pelo castaño claro y su mirada dorada enfocada a sus pies.
-¿Qué quieres?- dijo intentando tranquilizarse.
-Yo venia a contarte lo de Carla...
-No hace falta, entiendo muy bien que salieras con otras mujeres cuando yo me fui- dijo con aparente normalidad, por una vez agradecía a su hermana las clases que le daba, involuntariamente, de frialdad.
-No es eso. Carla es solo una amiga…
-¿SOLO UNA AMIGA?- casi gritó Andraia. Mentalmente apuntó que tendría que haber puesto más atención al comportamiento de su hermana.- ¿Cómo te sentaría a ti si besara a Sirius?
-Supongo que le pegaría un puñetazo- fue sincero Remus. Andraia lo miró con una ceja levantada.
-No me des ideas, Remus. Si me permites me voy a acostar que esta día ha sido agotador, para mi- Andraia le cerró la puerta en las narices a Remus. Que supuso que hoy Andraia no le dejaría dormir allí.
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La mañana siguiente Remus y Andraia se encontraron en el comedor. Remus bajó la mirada y Andraia se sentó en su sitio como si no lo hubiera visto. Mientras Sirius miraba la escena con el cejo fruncido.
Remus se armó de valor y probó de ver en que estado de enfurecimiento estaba.
-Buenos días, Draia- dijo con su mejor sonrisa.
-Serán para ti, buenos días- Remus decidió que estaba MUY enfadada.
-Quería pedirte si dejarías que hoy Eileen cenara conmigo- Andraia lo miró y luego desvió la mirada.
-Haz lo que quieras- "no me va a enternecer con su mirada de buen niño", pensó Andraia mientras hacia un esfuerzo para mantenerse serena.
-Pues la pasaré a buscar a las siete.
-De acuerdo.- Andraia terminó de desayunar y se fue para su aula.
-Me parece amigo, que te será difícil convencerla- le dijo Sirius a Remus.
-Por una vez creo que la he fastidiado ¿no?- le preguntó Remus intuyendo la respuesta.
-Estas en lo correcto. Tendrías que haberle hablado de ella, Moony…
-Lo sé, pero me doy cuenta de eso ahora.
