Bueno esto se acabó, espero que este capítulo os guste tanto como los 39 anteriores.
Ahora los reviews:
Daneva: Muchas gracias, por tus palabras. Y gracias por estar allí, leyendo, jejejeje. Haber si continuo escribiendo... ya veremos que hago a partir de ahora... comienza una nueva etapa en mi vida.
Melisa: No sé si es buenísimo, pero al menos a llegado, jejeje. Y lo he puesto antes de semana santa... Muchas gracias por tus reviews durante todo el fic.
Marla: No he tardado en el final, pero haber si es suficiente bueno, jejejeje. Muchas gracias por el review.
Tonks: Yo también creo que anda bien, pero ya veremos como acaba, jejejeje. Muchas gracias por tus reviews.
Norda: Yo te doy más, pero me parece que aquí se termina. Bueno no me parece sino que estoy segura que este es el fin, después de un año y medio, ya era hora, jejeje. Muchas gracias por el review.
Darkangel: A mi también me gusta los romances del amor al odio, este ha sido fácil, porque la actitud de ella me la invento, pero estoy preparando uno... que me lleva de cabeza.
Muchas gracias a todas a las personas que han dejado un review en alguno de los capítulos y también a los que lo han leído.
Un beso de mi parte, para todos. Y... sed felices!
Y por fin, y sin más dilación...
40- EL DESENLACE
-He decidido escribir al ministerio y contarles la verdad- El director de Hogwarts estaba hablando con Sirius, Andraia, Remus, Ethel y Snape en su despacho- Es decir, que Snape no esta muerto y por consiguiente Ethel no lo mató.
Ethel miró preocupada a su hermana, que ahora estaría en peligro más que nunca.
-Ethel, no me mires así- le dijo su hermana- se ocuparme de mi misma.
-Si claro, pero…
-Nada Ethel, no te preocupes yo me ocuparé de tu hermana- Ethel medio sonrió a la pareja.
-Y de mi sobrina…
-Claro, también- dijo riendo Remus.
-Estamos todos conformes ¿no?- preguntó Albus. Los otros asintieron.- Podéis retiraros.
Así lo hicieron, salieron del despacho de Dumbledore.
-Flammeus- llamó Severus a Ethel . Esta solo se giró para mirarlo mientras los otros seguían su camino.- Necesito algo de ti.
-¿Y que es lo que necesitas de mi?- preguntó. Severus se acercó a ella y pinchó su dedo. La mujer lanzó una exclamación de dolor- ¿Pero que haces?- dijo enfurecida retirando su mano.
-Me dijiste que me debías un gran favor por dejar quedar a Potter en nues... en casa.
-¿Y pincharme es tu definición de favor?- preguntó con furia.
-Puede...- dijo dirigiéndose hacia su despacho.
-¡SNAPE!- gritó, pero el hombre no le hizo caso y continuó su camino.- Estúpido arrogante.
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Había pasado poco más de una semana del incidente con la vecina de Ethel y Severus. Estaban todos comiendo en el gran comedor, ese día cada uno partía hacia sus vacaciones. Remus, Draia, Sirius, Harry y Eileen se iban a la casa que Remus y Andraia compartieron durante casi 12 años.
Ethel volvía a su casa y a su trabajo anterior, después de gozar de una semana de vacaciones a partir de ese día.
-¿Por qué no te vienes a pasar este fin de semana en casa, Eth?
-No puedo, Andraia, esta noche pasa lo-que-tu-ya-sabes- Ethel se refería a la perdida de energía que le provocaba Voldemort.
Snape viendo a Ethel distraída hablando con su hermana se acercó a su vaso y le tiró un liquido color rojo. Snape convencido que nadie le había visto volvió a sentarse en su asiento. Levantó la mirada y vio los ojos de Remus que lo miraban con el ceño fruncido, que pensaba que ya estaba volviendo a hacerle una broma a su cuñada.
Antes de que ninguno de los dos pudiera decir nada, Ethel se bebió el contenido del vaso en un trago. Snape sonrió mientras Remus la miraba esperando lo peor, pero nada sucedió.
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-Bueno, chicos espero veros el curso que viene- Remus, Andraia y Harry asintieron- Y tu Ethel ve con cuidado. ¿Seguro que no te olvidas de hacer nada?- Ethel lo miró extrañada y negó con la cabeza, era la sexta vez que se lo preguntaba.
-¿Donde esta Severus?- le preguntó Andraia al director.
-Me ha dicho que tenía mucho trabajo- Los otros se encogieron de hombros. Ethel solo miró hacia el castillo.
-Pues vamos o perderemos el tren- todos asintieron.
-Adiós- se despidieron y los 6 subieron a un carro.
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-Bueno, chicos, os vendré a ver mañana- Ethel abrazó a sus amigos y se desapareció en su casa.
-Andraia, me parece que he ganado. Me debes 3 galeones- le dijo Remus a su esposa, que tenía una mirada de incomprensión.
-No lo entiendo yo estaba convencida que acabarían juntos.
-Son los dos demasiado orgullosos- intervino Sirius.
-Si- concordó con él Andraia- Vamos a casa. Por cierto Remus ¿No apostamos un Galeón?
-La inflación, querida...- dijo sonriendo.
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Al día siguiente Ethel llegó a casa de su hermana a las 9 de la mañana y se sentaron todos a desayunar.
-Esta noche me ha pasado una cosa extraña…- les contó Ethel - quien vosotros sabéis no me ha cogido energía- Remus la miró pensativo.
-Puede que ya haya recuperado toda su energía…- le dijo Andraia.
-O puede que fuera eso lo que te puso en la bebida- pensó en voz alta Remus.
-¿Qué? - preguntó Ethel sin entender nada.
-Severus, ayer te puso algo en la bebida en el desayuno, pensé que era alguna de sus bromas pero al no pasar nada, supuse que no había dado el efecto deseado y me olvidé.
-¿Me estas diciendo que Snape me ha… ayudado?- preguntó sorprendida Ethel.
-Eso parece.
-No puede ser… - susurró para si. Ethel se levantó- tengo… algo que hacer- dijo pensativa y se desapareció.
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Ethel se apareció en Hogsmeade y corrió hacia Hogwarts. Al llegar allí se encontró al director.
-¿Dónde esta Snape?- le preguntó jadeando.
-Supongo que en su despacho… ¿pero que…?- no tuvo tiempo de continuar la frase pues Flammeus ya estaba corriendo hacia las mazmorras.
Cuando llegó delante del despacho de Snape abrió la puerta de golpe.
-¿Qué me pusiste en la bebida ayer, Snape?- Este se sorprendió por la inesperada visita.
-Yo, nada.- dijo ocultando en su mano algo que había estado mirando con devoción sin saber porque. Mientras todos se iban el día anterior no pudo reprimir el impulso de mirar de nuevo en el viejo baúl de séptimo y allí lo encontró. No había podido despegar la mirada de él y hasta se había acostado con él entre sus manos. Decidió que se estaba volviendo loco.
-No te hagas el despistado, Remus me ha dicho que pusiste algo en mi bebida durante el desayuno.
-No se de que me hablas- Ethel se acercó rápidamente hacia él.
-Dime que no pusiste nada para contrarrestar la poción que me dio el Lord Oscuro.- Snape se levantó y la encaró.
-No- mintió y Ethel se dio cuenta. Lo miró a los ojos y se sentó en el sofá que había al lado.
-¿Por qué lo haces tan difícil, Snape?- susurró Ethel.
-¿De que estas hablando?- preguntó acercándose al sofá.
-Me has mentido… Es tan fácil odiarte y a la vez es tan difícil no…
-No digas nada- Ethel levantó la mirada y encaró sus negros ojos. Sin dejar de mirarlo se levantó.
-¿Qué quieres que no te diga, Snape? Que te odio y que a la vez… yo…- por una vez en su vida parecía dudar.
-Dejémoslo en nos odiamos mutuamente- susurró Snape acercándose a ella, la estrechó entre sus brazos- Me parece que esto es tuyo- dijo abriendo la mano y mostrándole un colgante color plata con una E y una F.
-Mi colgante. El colgante de los lazos del destino- dijo sorprendida. Luego miró a Snape a los ojos- ¿Porque lo tienes tu?
-Me lo encontré, y no se muy bien porque no pude devolvértelo- Severus cogió el colgante y se lo colocó alrededor del cuello a Ethel.- es muy bonito- Ethel levantó una ceja, nunca hubiera imaginado que Severus pudiera decir que algo era bonito. Antes de que pudiera decir nada Severus posó sus labios sobre los de ella y la besó profundamente, respondiendo ella a ese beso. Que no era el primero y tampoco sería el último ni de ese día ni del resto de sus vidas.
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-Vamos Sirius, que Carla te esta esperando- gritó Andraia por el hueco de la escalera- No esta bien hacer esperar a una mujer.
Carla sonrió cuando vio aparecer a Sirius. Ahora que por fin había sido considerado inocente podía salir de casa sin necesidad de esconderse y había optado que una de las primeras ocasiones en que lo haría sería con Carla.
-Ha llegado una carta de Dumbledore- dijo Andraia mientras la leía, una sonrisa se dibujó en sus labios.
-Remus, cariño, me parece que me debes 3 galeones.
-¿Qué?- gritaron al unísono Remus y Sirius.
-Se ve que al final yo tenía razón. Por fin esos dos han dejado de ser orgullosos Slytherins.
-¿Sabes que quiere decir eso, Moony?- le preguntó Sirius a Remus.- Que ahora serás cuñado de Snape- Sirius empezó a reírse a carcajadas.
-Yo no le veo la gracias, Padfoot…
-Yo si- continuo riéndose contagiando a todos los que estaban a su lado.
FIN
29 De Febrero 2004
