Cap.5: Doorway to the frozen World
-Qué demonios sucedió en este lugar?!- dijo Anna, quien no podía creer el desastres en el que se había convertido la habitación de Silmeria. -El Einherjar decidió quitarse la vida antes de perderla ante un enemigo al que no podría vencer. -Entonces... solo falta uno de nosotros, pero quien será...-Lyserg contemplaba el cuerpo sin vida de Ren, que yacía sobre su sangre. -No lo sé-Silmeria contempló el cuerpo de Ren, una vez mas supo que ya había visto esa escena en el pasado, aunque no había conocido a nadie como Ren. -"Que estas mirando!! Concéntrate en encontrar a Horo Horo, no tenemos tiempo que perder." -"de cualquier manera, Ren, no podremos hacer nada hasta que no aparezca el cuarto... estem.. Como es que nos llamas, Silmeria? -"Einherjars." -"Qué demonios significa esa palabra?" -"Callense"... -"Qué sucede?" -"Lo siento... esta cerca..." -"De qué demonios hablas"-Ren no estaba acostumbrado a la percepción de un demonio, por medio del alma de Silmeria. Por lo tanto no entendía la correlación de sus sentidos con lo que decía ella. -"como tu estas en mi alma deberías poder sentirlo, la aparición de un no- muerto en estas tierras" -"con que era eso" -"Pero no siento la energía de una muerte sagrada, la muerte de un Einherjar no esta cerca, eso, eso solo puede significar una cosa" El perfil de Silmeria se torno mucho mas serio, tanto en el plano astral como en el físico. -Srta. Silmeria.. Se encuentra bien?-Preguntó Manta. Silmeria hizo caso omiso a la duda del enano cabezón y continuo hablando con ella misma. -ya comenzó... el ataque a Midgard! Los demonios inferiores están surgiendo del abismo... el sello esta muy débil, y falta un Einherjar para comenzar el ataque! Ninguno supo que decir, uno de ellos debía morir de inmediato, para poder ir a combatir. Anna dio un paso al frente y sumamente despreocupada. -Pues tú tienes una espada, mata a alguno. El que mates será el que estaba destinado a morir, o no? -Anna! Como puedes decir eso de esa manera tan despreocupada! -De cualquier forma uno morirá, o no? Y después serán revividos, esto es lo que menos importa. Silmeria pensó que esa era una buena idea, aún así no todo s los candidatos poseían necesariamente el alma de un héroe. No le importaba matar a un humano para salvar al mundo y cumplir con su misión. No le importaba el destino de ellos, ni el de ella misma. Ella no parecía tener alma, según ella no poseía algo así. Pero entonces, porque los humanos, sus acciones y su calidez la hacían sentir de esa manera, porque esa charla con ese humano la había llegado al punto de perder el conocimiento. -Yo... yo iré.-Dijo lyserg, sumamente decidido. -humano, porqué crees que eres apto para convertirte en un Einherjar? -No lo sé. No se ni siquiera cual es tu motivación, cual es nuestro enemigo o que será lo que nos espera. Pero... no hay una posibilidad de que deje que mis amigos vayan solos a esa batalla. Yo los seguiré, esa es mi justicia. Y si no me llevas, te obligaré a q8ue me mates! Morphin! Lyserg realizó la posesión de almas mientras que Silmeria desenfundaba su espada. Todos fueron transportados por Silmeria al patio de los Asakura. Silmeria no tenía motivos ni necesidad de pelear con Lyserg de no saber que el poseía el alma de un Einherjar. -Humano, realmente estas dispuesto a sacrificarlo todo... aunque no llegues a ser un Einherjar, solo para ayudar a tus amigos. -Puede apostarlo!!-Lyserg atacó a la valquiria con su péndulo de cristal. Esta lo detuvo con su mano desnuda. -Entonces te concederé tu deseo!!!- Silmeria se movió con una velocidad impresionante. Y Lyserg cayó al piso. Manta cubrió sus ojos y Tamao cayó desmayada. -no se preocupen, solo le disloque la nuca, ya ha corrido demasiada sangre por un día -Entonces, usted vaya a la batalla final... Nosotros nos encargaremos de los demonios que aparezcan-Dijo fausto quien ya había realizado su posesión en Eliza, que se encontraba de pie junto a el. -Entonces que tu espíritu use esto-Silmeria extendió su mano vacía, enseguida una gran lanza apareció en ella. -Esto es... -Gungnir. La lanza sagrada, yo no la necesito. A ti te servirá mas `por ahora. Con un gesto de su mano, la resplandeciente armadura celeste, Aegea garb, apareció sobre el cuerpo de Silmeria. Quien se desvaneció unos segundos después. -Hacia donde nos dirigimos...? -No lo se, pero noto una gran preocupación en Silmeria. -Yoh, pareces estar en sintonía con mis sentimientos... -jeje -No haz respondido a la pregunta de Lyserg, Valquiria. -A Nifleheim, el infierno, la tierra del hielo, donde esta su amigo, y el que amenaza a su mundo. -Bien, y como haremos para llegar ahí. -No lo sé... -No lo sabes?! Cómo que no lo sabes?! -se donde queda, pero las puertas de Nifleheim están cerradas, por el mismo sello que esta sobre mi. Aunque no se como se romperá y como entraremos. -Lo resolveremos allí, preocupémonos por llegar.-Lyserg se había acostumbrado bastante rápido a estar en el plano astral.
Un palacio congelado, un cielo de color púrpura, en la última rama del árbol del mundo. Donde no había luz, donde todo lo bueno había sido extinguido por las llamas del purgatorio que ya no se extendían por esas tierras, porque ya no había nada que pudiera ser purificado en esas tierras con olor a sangre. Las tierras de Nifleheim. -Este es... el infierno...? -Así es... y ese, es nuestro primer enemigo. Una extraña bestia con cuerpo de mujer custodiaba la entrada al palacio. -Venid a mi! Guerreros oscuros, la batalla nos espera! Nuevamente las alas de Silmeria materializaron a los tres guerreros. -Sus armas, Einherjars. Gram., Ethereal Divide y Levantine. Dos espadas y una lanza. Construidas hace mas de dos mil años por los dioses que ahora están muertos. Sus poderes permanecen intactos. -Yo tomaré la lanza.-Dijo Ren mientras la tomaba y contemplaba su cuchilla resplandeciente.-aunque... me siento algo extraño combatiendo sin Basón. -Creo que yo tendré que quedarme con una espada, es lo único que se usar! -Como eres el mas hábil con una espada toma a Gram... La espada más fuerte que alguna vez haya usado un humano. -Yo..., yo no estoy familiarizado con las espadas, no se si lo haré bien. -Por eso, tú usaras a Levantine, la espada maldita. -Qué? -Esta espada acorta la vida de su dueño, pero como tu ya estas muerto no habrá problema, además esta espada, forjada en la oscuridad, responde muy bien a los sentimientos de ira y hostilidad creados por un corazón puro. -y que hay con mi arma? -El Etheral Divide, la lanza hecha por la diosa Freya... capaz de penetrar el éter. Deja una huella de destrucción a su paso. Corta a la luz y llama a la oscuridad. -Parece ser un arma digna de un guerrero. Y tú que usaras, Valquiria. Porque esa espada es mucho inferior a nuestras armas. -Yo usare a Dainslef. Su nombre bien lo indica, asesina de dioses. Es un arma sagrada y solo mi energía divina puede evitar que su gran poder destruya todo lo que encuentra. -Ahora, ya estamos todos listos, jeje. Entonces, a pelear muchachos! -Así es Yoh, esta bestia, no es una normal. -Porque lo dices Silmeria? -Es una quimera, creada por nuestro enemigo. Su verdadera forma es Hel, la autentica Diosa del infierno. Prepárense! Mientras se acercaban a la bestia, esta se preparaba para atacarlos. Era sumamente rápida. Uno solo de sus golpes había hecho estremecer a la tierra. Silmeria estaba llevando la delantera en la pelea. Aún así, Hel parecía dominar en la pelea. No fue hasta que todos combinaron sus ataques que la bestia pareció desvanecerse. Silmeria uso su Nibelung valesti con fuerza parcial para acabarla. Quedaron bastante lastimados, pero las puertas del infierno estaban desprotegidas. Ya estaban a unos pasos de salvar a su amigo y al mundo. Aunque, ninguno se imagino, lo que tendrían que hacer para poder entrar.
-Qué demonios sucedió en este lugar?!- dijo Anna, quien no podía creer el desastres en el que se había convertido la habitación de Silmeria. -El Einherjar decidió quitarse la vida antes de perderla ante un enemigo al que no podría vencer. -Entonces... solo falta uno de nosotros, pero quien será...-Lyserg contemplaba el cuerpo sin vida de Ren, que yacía sobre su sangre. -No lo sé-Silmeria contempló el cuerpo de Ren, una vez mas supo que ya había visto esa escena en el pasado, aunque no había conocido a nadie como Ren. -"Que estas mirando!! Concéntrate en encontrar a Horo Horo, no tenemos tiempo que perder." -"de cualquier manera, Ren, no podremos hacer nada hasta que no aparezca el cuarto... estem.. Como es que nos llamas, Silmeria? -"Einherjars." -"Qué demonios significa esa palabra?" -"Callense"... -"Qué sucede?" -"Lo siento... esta cerca..." -"De qué demonios hablas"-Ren no estaba acostumbrado a la percepción de un demonio, por medio del alma de Silmeria. Por lo tanto no entendía la correlación de sus sentidos con lo que decía ella. -"como tu estas en mi alma deberías poder sentirlo, la aparición de un no- muerto en estas tierras" -"con que era eso" -"Pero no siento la energía de una muerte sagrada, la muerte de un Einherjar no esta cerca, eso, eso solo puede significar una cosa" El perfil de Silmeria se torno mucho mas serio, tanto en el plano astral como en el físico. -Srta. Silmeria.. Se encuentra bien?-Preguntó Manta. Silmeria hizo caso omiso a la duda del enano cabezón y continuo hablando con ella misma. -ya comenzó... el ataque a Midgard! Los demonios inferiores están surgiendo del abismo... el sello esta muy débil, y falta un Einherjar para comenzar el ataque! Ninguno supo que decir, uno de ellos debía morir de inmediato, para poder ir a combatir. Anna dio un paso al frente y sumamente despreocupada. -Pues tú tienes una espada, mata a alguno. El que mates será el que estaba destinado a morir, o no? -Anna! Como puedes decir eso de esa manera tan despreocupada! -De cualquier forma uno morirá, o no? Y después serán revividos, esto es lo que menos importa. Silmeria pensó que esa era una buena idea, aún así no todo s los candidatos poseían necesariamente el alma de un héroe. No le importaba matar a un humano para salvar al mundo y cumplir con su misión. No le importaba el destino de ellos, ni el de ella misma. Ella no parecía tener alma, según ella no poseía algo así. Pero entonces, porque los humanos, sus acciones y su calidez la hacían sentir de esa manera, porque esa charla con ese humano la había llegado al punto de perder el conocimiento. -Yo... yo iré.-Dijo lyserg, sumamente decidido. -humano, porqué crees que eres apto para convertirte en un Einherjar? -No lo sé. No se ni siquiera cual es tu motivación, cual es nuestro enemigo o que será lo que nos espera. Pero... no hay una posibilidad de que deje que mis amigos vayan solos a esa batalla. Yo los seguiré, esa es mi justicia. Y si no me llevas, te obligaré a q8ue me mates! Morphin! Lyserg realizó la posesión de almas mientras que Silmeria desenfundaba su espada. Todos fueron transportados por Silmeria al patio de los Asakura. Silmeria no tenía motivos ni necesidad de pelear con Lyserg de no saber que el poseía el alma de un Einherjar. -Humano, realmente estas dispuesto a sacrificarlo todo... aunque no llegues a ser un Einherjar, solo para ayudar a tus amigos. -Puede apostarlo!!-Lyserg atacó a la valquiria con su péndulo de cristal. Esta lo detuvo con su mano desnuda. -Entonces te concederé tu deseo!!!- Silmeria se movió con una velocidad impresionante. Y Lyserg cayó al piso. Manta cubrió sus ojos y Tamao cayó desmayada. -no se preocupen, solo le disloque la nuca, ya ha corrido demasiada sangre por un día -Entonces, usted vaya a la batalla final... Nosotros nos encargaremos de los demonios que aparezcan-Dijo fausto quien ya había realizado su posesión en Eliza, que se encontraba de pie junto a el. -Entonces que tu espíritu use esto-Silmeria extendió su mano vacía, enseguida una gran lanza apareció en ella. -Esto es... -Gungnir. La lanza sagrada, yo no la necesito. A ti te servirá mas `por ahora. Con un gesto de su mano, la resplandeciente armadura celeste, Aegea garb, apareció sobre el cuerpo de Silmeria. Quien se desvaneció unos segundos después. -Hacia donde nos dirigimos...? -No lo se, pero noto una gran preocupación en Silmeria. -Yoh, pareces estar en sintonía con mis sentimientos... -jeje -No haz respondido a la pregunta de Lyserg, Valquiria. -A Nifleheim, el infierno, la tierra del hielo, donde esta su amigo, y el que amenaza a su mundo. -Bien, y como haremos para llegar ahí. -No lo sé... -No lo sabes?! Cómo que no lo sabes?! -se donde queda, pero las puertas de Nifleheim están cerradas, por el mismo sello que esta sobre mi. Aunque no se como se romperá y como entraremos. -Lo resolveremos allí, preocupémonos por llegar.-Lyserg se había acostumbrado bastante rápido a estar en el plano astral.
Un palacio congelado, un cielo de color púrpura, en la última rama del árbol del mundo. Donde no había luz, donde todo lo bueno había sido extinguido por las llamas del purgatorio que ya no se extendían por esas tierras, porque ya no había nada que pudiera ser purificado en esas tierras con olor a sangre. Las tierras de Nifleheim. -Este es... el infierno...? -Así es... y ese, es nuestro primer enemigo. Una extraña bestia con cuerpo de mujer custodiaba la entrada al palacio. -Venid a mi! Guerreros oscuros, la batalla nos espera! Nuevamente las alas de Silmeria materializaron a los tres guerreros. -Sus armas, Einherjars. Gram., Ethereal Divide y Levantine. Dos espadas y una lanza. Construidas hace mas de dos mil años por los dioses que ahora están muertos. Sus poderes permanecen intactos. -Yo tomaré la lanza.-Dijo Ren mientras la tomaba y contemplaba su cuchilla resplandeciente.-aunque... me siento algo extraño combatiendo sin Basón. -Creo que yo tendré que quedarme con una espada, es lo único que se usar! -Como eres el mas hábil con una espada toma a Gram... La espada más fuerte que alguna vez haya usado un humano. -Yo..., yo no estoy familiarizado con las espadas, no se si lo haré bien. -Por eso, tú usaras a Levantine, la espada maldita. -Qué? -Esta espada acorta la vida de su dueño, pero como tu ya estas muerto no habrá problema, además esta espada, forjada en la oscuridad, responde muy bien a los sentimientos de ira y hostilidad creados por un corazón puro. -y que hay con mi arma? -El Etheral Divide, la lanza hecha por la diosa Freya... capaz de penetrar el éter. Deja una huella de destrucción a su paso. Corta a la luz y llama a la oscuridad. -Parece ser un arma digna de un guerrero. Y tú que usaras, Valquiria. Porque esa espada es mucho inferior a nuestras armas. -Yo usare a Dainslef. Su nombre bien lo indica, asesina de dioses. Es un arma sagrada y solo mi energía divina puede evitar que su gran poder destruya todo lo que encuentra. -Ahora, ya estamos todos listos, jeje. Entonces, a pelear muchachos! -Así es Yoh, esta bestia, no es una normal. -Porque lo dices Silmeria? -Es una quimera, creada por nuestro enemigo. Su verdadera forma es Hel, la autentica Diosa del infierno. Prepárense! Mientras se acercaban a la bestia, esta se preparaba para atacarlos. Era sumamente rápida. Uno solo de sus golpes había hecho estremecer a la tierra. Silmeria estaba llevando la delantera en la pelea. Aún así, Hel parecía dominar en la pelea. No fue hasta que todos combinaron sus ataques que la bestia pareció desvanecerse. Silmeria uso su Nibelung valesti con fuerza parcial para acabarla. Quedaron bastante lastimados, pero las puertas del infierno estaban desprotegidas. Ya estaban a unos pasos de salvar a su amigo y al mundo. Aunque, ninguno se imagino, lo que tendrían que hacer para poder entrar.
