Disclaimer: los personajes no me pertenecen (por desgracia ¬¬), y me temo que la historia tampoco, pues yo no soy más que la mera traductora. Su autora original es Bellatrix Black, y como en todas las traducciones, se pierde mucho de la historia al hacerlo. Así que os recomiendo que, si podéis, la leáis en su idioma original (h t t p : / / w w w . f a n f i c t i o n . n e t / r e a d . p h p ? s t o r y i d = 1 5 7 3 6 7 9 à sin espacios, obvio) al igual que cualquiera de sus demás historias (porque merecen TODAS la pena)

~Puro y simple~

Él nunca tuvo expectativas en ella. En lugar de eso, tan sólo miraría cómo se equivocaba para después reírse de ella. Era más fácil que no le importase, a tener que obligarse a sí mismo a protegerla. Ella no quería que la protegiese nadie y ese era probablemente el único problema.

Alguien salvaje....Bellatrix Black. Su mirada dominante Black y su actitud seductora naturalmente la metían en problemas. Era astuta, aunque sabía dónde no cruzar la línea y dónde ser precavida. No necesitaba que él le dijera que se estaba liando-naturalmente, ella tenía todo bajo control. Él era el único que arruinaría todo.

Avergonzando cuando él no había sido invitado y friendo a preguntas cada asistente a la fiesta a la que ella acudía no era su idea de un primo protector. Más bien de uno obsesionado. Sus años en Hogwarts estuvieron cargados de tensión y discusiones. Sus padres siempre tejiendo sombras sobre sus destinos causaron muchas turbulencias entre su apenas presente amistad.

No importa cuán rebelde fuese ella, su primo siempre la superaría. Mientras ella vivía en su propio y pequeño mundo, donde sus padres adoraban y elogiaban cada uno de sus actos, Sirius vivía en las sombras. Su amistad con ese maldito Potter era lo que se lo había hecho. Se había vuelto en contra de su familia, había pasado de sus creencias e historia, para poder tirar Bombas Fétidas con sus amiguitos.

Miraría a Rodolphus por encima de la mesa de Gryffindor, sabiendo muy bien que su prima se citaba con ese idiota y que él tenía una historia dudosa. Para ser un chico joven, era muy observador. Ella incluso había oído por parte de Narcissa que él había estado preguntando acerca de la familia de Rodolphus.

No había forma de parar a su primo.

-¡Tan sólo mantente al margen! -ordenó ella una noche, tras un encontronazo en el Gran Comedor.

-Eres mi prima, maldita sea.-siseó.- No puedo quedarme al margen.

Él no era fácilmente persuasible y era demasiado obstinado incluso para su propio bien. Regulus se echaría a sus pies en la Sala Común de Slytherin, sus apuntes y cuadernos extendidos desordenadamente alrededor de él, y preguntaría por qué Sirius estaba tan disgustado. Era como un niño ingenuo.

-Tan sólo ha perdido el rumbo.-diría ella sencillamente.-Pero lo encontrará, finalmente.

Agitaría su melena y le daría una sonrisita, antes de girarse hacia Rodolphus, que les estaría observando con una mirada divertida en el rostro. Eran tan jóvenes, y aún como una familia. No había nadie más en quien probablemente confiar ahora.

Por esta época, por supuesto, ella ya se estaba entrenando bajo Lord Voldemort. Esto provocó que Sirius se volviese más suspicaz aún, cuando no tenía pistas de dónde estaba.

-No soy una de tus queridas posesiones, Sirius.-anunció.- ¡Puedo ir donde quiera, cuando quiera!

-Mientras no sea con Rodolphus, genial.-respondió él.- Confía en mí, Bella. No es trigo limpio.

Pero a ella no le importaba. Estaba intoxicada. La vida que tenía ahora era tan oscura, tan excitante. Era la clase de vida con la que nunca pudo haber soñado. Rodolphus pidió a Regulus que se uniese al grupo, para que supiese cuánto le echaba de menos su prima y Regulus, que seguía siendo un muchacho, se unió poco después. Desafortunadamente, Sirius tenía buena relación con su hermano y pronto lo descubrió.

Aquella noche. Se arruinó todo. Derribó todas las barreras que la "familia feliz" había levantado. Nadie podía haberla preparado para esa noche. Él había llegado a ella, a través de la lluvia y el granizo, su cara contorsionada de ira. Rodolphus había salido, ocupado en asuntos de Mortífagos como de costumbre.

-¿Por qué, Bella?.-gritó, agarrando sus muñecas con fuerza.- ¿Por qué tienes que ser tan jodidamente estúpida?

La mirada en sus ojos es tan fría y amenazante que no puede hacer otra cosa sino estremecerse. Sólo hace un año que está fuera de Hogwarts, es más mayor que él, se supone que debería controlarse.

-¡Yo no soy la estúpida!.-brama, retorciéndose bajo su apretón y retrocediendo de él.- Eres un traidor, Black. ¡Por una vez en tu condenada vida, admítelo!

Ambos estaban de pie, fuera de su casa, mientras la lluvia caía a cántaros fuertemente sobre ellos, calándolos hasta los huesos. Lágrimas saladas corren por las mejillas de él. Ignora su comentario. No puede parecer desencajado para nada.

-Dejaste que Regulus entrase, ¿verdad? ¡Fuiste tú! ¡Le estás convirtiendo en un monstruo!

-¡No es más monstruo que yo!-proclama.

-Eso dice un montón.-dice amargamente.- ¿Por qué?

Esa es la cuestión, ¿no? La pregunta a sus vidas enteras. ¿Por qué nacieron? ¿Para ser parte del Ejército de Lord Voldemort? ¿Para envejecer y convertirse en padres, odiando por siempre los cambios o ser cualquier cosa que se les pida? Él nunca fue de los que viven de la tradición, y ella nunca daba la espalda a sus lealtades.

-Porque es lo que se supone que debemos ser, Sirius.-susurra, aunque no hay remordimiento o lamento en su voz.- Es lo que quiero ser.

Él la mira con incredulidad, moviendo su cabeza y tapando sus oídos.

-¡No!.-dijo con voz áspera.

-¡Sí!-insiste ella.- Y tú también serías uno de nosotros, Sirius. Si sólo...

-Si solo ¿qué? ¿Si tan sólo hubiese decidido dejar todo lo bueno que queda en el mundo? ¿Para qué? ¿Para destruir, torturar y matar?

Disgustado, él se aleja de ella. La mirada en su cara es una de las que ella recordará todos los días de su vida. Ya no era de animadora ironía, ni de ceño fruncido. Era una de pura aversión e ira.

-Es poder, Sirius. Puro y simple.

Y él se ríe. Y escupe a sus pies.

-Preferiría ser nada, a tener ese tipo de poder.

La lluvia seguía cayendo torrencialmente sobre ellos y él abre sus brazos todo lo ancho que puede, ignorando las calientes lágrimas que están surcando su rostro. Ahora se ríe, una demente carcajada  según se hunde bajo sus rodillas. Lo ha perdido todo. Ha luchado tanto por comprender y mantener a su familia-o la parte de ella que quería.

Había algo en Bellatrix que le había recordado a él mismo. Ella no era como Narcissa, obsesionada con chicos y cosas banales. No era del tipo callado, como Andrómeda, que había huido de la familia hacía un año. Ella era él-ella era en lo que él se habría convertido, si hubiese permanecido en su fanática familia.

Y él había perdido la batalla. No había tenido éxito. Ya no tenía un hermano pequeño, llamado Regulus, que jugaría al Quidditch con él en la Finca Malfoy. En vez de eso, en su lugar, estaba un asesino cuya apariencia y conversación eran exactamente como él. Pero no era su Regulus.

Y ya no tenía una prima llamada Bellatrix, que le molestaría constantemente a causa de la cicatriz del interior de su mano. Ya no se escabulliría a la habitación de invitados y se metería en su cama, porque tenía miedo de la oscuridad y no quería que sus padres lo supieran. Todo eso quedaba en una sombra, en sus ojos ambarinos mientras miraba cómo él seguía agachado.

Ella abre su boca para hablar, pero él sigue moviendo su cabeza. Se gira y se pone la capucha de su abrigo sobre la cabeza. Se va perdiendo en la noche, dirigiéndose de vuelta a casa. Sólo tiene quince años. Llena una bolsa de ropa y echa una ojeada a la habitación de su hermano, viendo cómo duerme serenamente. Aprieta su puño y cuelga la mochila sobre su hombro. En el seno de la noche, se marcha del Grimmauld Place 12.

Y no mira hacia atrás.

~Fin

N./A.: Es una de mis historias favoritas de toda la red, no por el hecho de la relación que plantea (meramente familiar), sino por cómo lo hace...

Los rewiews son más que bien recibidos!!