CUENTO DE LAS CUATRO ESTACIONES

AVISO: Los personajes aquí usados no son ninguno propiedad mía (ya me gustaría a mi tener a él protagonista de este fic *¬* xD), son todos de su autora J.K. Rowling, una señora que escribió una entretenida historia sobre un niño mago en un café...y se forro. Llegue apenas el año pasado a este universo por decirlo de alguna forma por lo que soy bastante nueva (vamos que no sigo esto desde sus comienzos) por ello si hay algo mal no dudéis en decirme (apenas he leído hasta el 3º libro -_- aun batallo por el 4º) de todos modos he tratado de hacer las mínimas referencias a hechos concretos del libro.

En cambio la idea si es mía, todo lo acá escrito fue sacado de mi imaginación y es algo echo sin animo de lucro, solo lo hice para pasar un rato entretenido tanto yo como quien lo lea ^^

AGRADECIMIENTOS: Bueno que seria de un fic sin sus queridos lectores ^_^ por ello quiero agradecer a todos aquellos que leyeron el primer capitulo (y que iba a ser único en principio) del fic. Así que muchas gracias a Hika; Alexia; Nire; Sagui y DarkLady-Iria

***********

CUENTO DE INVIERNO: Chocolate y sentimientos.

El gran castillo de magia y hechicería Hogwarts se encontraba totalmente rodeado por la nieve. Los árboles habían dejado sitio al blanco elemento, donde antes estaban las hojas ahora no se distinguían apenas las ramas.

Los niños y jóvenes que antes, en otoño, paseaban o jugaban por los jardines ahora se dedicaban en sus ratos libres a pasear por los pasillos o a reunirse en sus salas comunes camuflándose así del frió.

El invierno había llegado apartando el otoño, las flores se habían ido marchitando y cerrando, las hojas de los árboles caídas ya no se veían en ningún lado, solo blanco, blanco de la nieve.

Desde una de las ventanas de los primeros pisos una chica de unos diecisiete años observaba con la vista perdida la nieve del jardín. Sus ojos castaños mostraban mirada ausente, miraba por la ventana pero no veía lo que había, su cabeza estaba en otro sitio.

-Hermione, ¿nos vamos ya?-una bonita pelirroja de su misma casa le sonrió

La castaña salió de sus pensamientos y le dedico una sonrisa ausente a su amiga

-¿Ya has terminado Ginny?-pregunto sin prestar mucha atención

-Si, Hermione...muchas gracias-sonrió la pelirroja apenada

-No te preocupes-le sonrió amable aunque ausente

-Si Ron se llega a enterar... o alguno de mis otros hermanos...no quiero ni pensarlo, ¡me matarían!-comento Ginny poniendo una cara de miedo que daba risa.

-Jaja tranquila, veras como todo ira bien , no hay motivos para que se enteren y si se llegan a enterar yo me encargare de tener ,por lo menos a Ron, a raya-sonrió Hermione guiñándole un ojo

-mmm...Hermione...

-¿Uh?-sonó ausente una vez más

-Si alguna vez tienes un problema o necesitas algo no dudes en decírmelo...

-Tranquila Ginny; gracias-sonrió suavemente

-De nada. A ti-devolvió la sonrisa

Ojala su problema fuera tan fácil de solucionar. El de Ginny comparado con lo suyo se quedaba corto. Por fin había entendido lo que pasaba en su corazón: las mariposas en su estomago al verlo, las sonrisas de tonta que adornaban su rostro cuando menos se lo esperaba, su mirada perdida en todo momento, su despiste en clase, su falta de apetito... es decir todo los síntomas de enamorada hasta el tuétano.

Llegaron por fin a su destino, Ginny y Hermione entraron al Gran Comedor donde en las mesas ya comenzaban a desaparecer los alimentos. Se dirigieron hacia su mesa donde la mayor parte de los Gryffindor ya estaban acomodados; Harry y Ron les hicieron señas para que supieran donde estaban.

-Hola chicos-saludo Hermione mecánicamente

-¿Dónde estabas? ¡Has tardado mucho!-Ron reprendía a su hermana como todo "buen" hermano mayor sobre protector y celoso.

-Eso a ti no te importa-rebatió Ginny molesta-No soy una niña pequeña Ronald, solo tengo un año menos que tu.

-¡Aun eres una cría!

-Ron, Ginny me acompaño a la biblioteca por eso tardamos; lo siento, debí de decírtelo antes-Comento Hermione tratando de poner punto y final a la discusión.

Nuevamente como desde hacia bastante la castaña se dedico a juguetear con su comida mientras nuevamente subía a las nubes olvidándose por completo de sus acompañantes. Había consagrado las 24 horas del día prácticamente a pensar en él, ni despierta ni dormida se lo podía quitar de la cabeza. En la sala común, en su cuarto, en el gran comedor, en la biblioteca, en sus clases...

Todavía recordaba con detalle su encuentro en la biblioteca, su animada conversación. Leyó con mucha atención aquel libro que él le presto descubriendo entre sus paginas grandes aventuras y maravillosas historias de amor con las que solía soñar luego cambiando los protagonistas, obviamente ella y el único dueño de su corazón.

Tanto le había encantado aquel libro que empezó a devorar todos aquellos que estaban en su misma estantería. Todos con bellas princesas, valientes príncipes, grandes castillos, hermosos lugares... en definitiva todos los ingredientes para maravillosas historias de amor en que ni la condición social, la edad, las diferencias...nada podía interferir en el amor. Es decir cuentos, cuentos donde todo era perfecto.

Nuevamente bajo a tierra oyendo, mas no escuchando, la nueva discusión que los hermanos Weasley llevaban acabo atrayendo las miradas de gran parte del Gran Comedor incluyendo no solo a los de su casa, que parecían acostumbrados, sino de las otras casas y también de la mesa de los profesores.

Sus miradas se cruzaron en ese momento, haciéndole a la castaña darse cuenta que con su viaje a las nubes se había quedado mirando a su profesor y que en un momento dado él, a saber desde cuanto, le mantenía la mirada. Otra descarga eléctrica de esas que le daban cuando él la tocaba o se encontraba cerca le subió por la espalda. Aparto la mirada avergonzada.

Por fin termino la estancia en el Gran Comedor en la que como siempre que estaban juntos, Ginny y Ron habían acabado discutiendo. Desde hacia tiempo que las peleas entre los dos eran constantes y cada una era mas fuerte que la anterior. Seguramente por el secreto que Ginny compartió con Hermione.

Llego a su primera clase, pociones, donde como siempre sentada con sus dos amigos consiguió, más que nunca, perder puntos para gryffindor. Seguidamente en herbólogia había cogido una mandrágora con las orejeras mal puestas; en cuidado de criaturas mágicas, una de esas "inofensivas" mascotas de Hagrid casi le saca un ojo, más tarde en transformaciones convirtió al sapo de Neville en un mastodonte cuando debería haberlo transformado en conejo... se podía decir que las clases no fueron muy bien.

Últimamente no daba una, cosa notada por sus profesores y también compañeros, siempre estaba en las nubes y cuando menos se lo esperaba estaba dibujando corazoncitos, lobitos, florecitas...

Ahora se dirigía a la ultima clase de ese día, D.C.A.O., la clase que tanto esfuerzo le costaba últimamente, no ya por la materia si no por el profesor que la impartía.

Entro a la clase y cogió uno de los últimos sitios del aula, saco sus libros y pergaminos colocándolos en la mesa ordenados, saco casi sin darse cuenta un espejito y se retoco, detalle imitativo de otras chicas. La clase empezó y el profesor de D.C.A.O. entro a la clase saliendo de su despacho, bajo las escaleras y empezaron la clase.

Nuevamente, como costumbre, no presto atención en clase, su mente opto por volar otra vez a cualquier otro lugar lejos de allí, las historias de amor con final feliz tomaron el lugar de los encantamientos y una hora, en otra clase más, olvido por completo donde estaba.

-Hermione, Hermione-la voz de su profesor la saco de su ensimismamiento

De repente la realidad cayo como una losa sobre ella, los cuentos de príncipes y princesas dejaron lugar al ambiente de su clase donde su profesor la miraba preocupado y extrañado a la vez que sus compañeros expectantes.

El timbre sonó en ese momento señalando el final de la ultima clase del día. Hermione recogió todas sus cosas rápido y mal deseando salir de allí cuanto antes.

-Hermione me gustaría hablar contigo un momento-pidió su profesor.

-¿Qué quiere hablar conmigo profesor?

La curiosidad por saber de Hermione surgió en ese momento. Por un momento todo su nerviosismo desapareció.

-Pasa a mi despacho por favor

Él le cedió el paso y Hermione obedeció, cogió las cosas que había dejado en la mesa y subió las escaleras siguiendo a su profesor. Al notar donde estaba, con quien estaba y como estaba su nerviosismo volvió.

-¿Qué quería de mi?-pregunto mientras el profesor le invitaba a tomar asiento

-¿Te?-pregunto cordialmente

-Si, gracias...

El profesor se dirigió a preparar un te rápido, Mientras tanto sin darse siquiera cuenta Hermione se le quedo observando: sus movimientos, como su cabello rubio canoso caía sobre sus ojos miel....para ella todo era perfecto, todo le gustaba.

-mmm... dime Hermione ¿te gusto aquel libro de cuentos?-pregunto para iniciar la conversación y romper el hielo.

-Si, muchísimo .No pensé que la temática del libro me fuese a enganchar. Ya he leído varios mas de los de su estantería –contesto animada-Me encantan sus historias: países lejanos, grandes aventuras, increíbles historias de amor...-cayo abruptamente y sonrojándose a lo ultimo mencionado.

-Hermione, últimamente todos los profesores te hemos notado extraña, no solo en clase sino también fuera de ellas, todos están preocupados por ti, incluyéndome yo; es extraño que alguien tan inteligente y estudiosa como tu obtenga tan malos resultados, no atienda en clase y este tan atípica.

Hermione sabia a lo que se refería, ella misma había buscado una manera de quitarse esos pensamientos no racionales de la cabeza pero no lo había conseguido, de repente todo su universo se reducía a él, solo encontraba una solución pero era incapaz de llevarla acabo.

Ella la bruja mas racional jamás conocida, guiada siempre por su sentido común, se encontraba ahora en un callejón sin salida; era incapaz de encontrar un motivo o solución lógica y donde antes mandaba su cabeza ahora lo hacia su corazón.

-La profesora McGonagall, por consejo del profesor Snape, me ha pedido que hable contigo acerca de esto. Considera que quizás tu quisieses hablar conmigo teniendo en cuenta la confianza que nos une por todo lo ocurrido tras mi salida de Hogwarts-comento algo triste al pensar en los acontecimientos.

Hermione cayo mirando con emociones entremezcladas a su profesor, sus lindos ojos miel mostraban preocupación por ella. Tras un buen rato de silencio en el que el se limito a sonreírle cálidamente como siempre se decidió a hablar.

-Profesor Lupin...

Antes de poder terminar de hablar se levanto de la silla y se dirigió a su bolso donde rebusco entre libros y pergaminos acabando por sacar una caja.

Con gran vergüenza pero ya decidida a dar el paso cedió la caja a su profesor que esperaba en su lado de la mesa pacientemente.

Remus Lupin, el profesor que le quitaba el sueño y le sacaba los suspiros, cogió la bonita caja. Se veía claramente que se había cuidado hasta el mínimo detalle, la caja roja envuelta en ese mismo color, se encontraba cerrada con un bonito lazo dorado; obviamente los colores de Gryffindoor.

Hermione retorció sus manos con nerviosismo sabiendo que ya no había marcha atrás.

-¿Para mi?-pregunto entre sorprendido y confundido

-Aja- fue la única respuesta de la nerviosa chica gryffindor.

Abrió la caja con cuidado mostrando en su interior aquello que demostraba lo que sentía y que tanto trabajo le había costado.

Un dulce chocolate con forma de corazón reposaba en el centro de la caja rodeado por otros varios corazones mas pequeños de doble chocolate y en el centro del gran corazón otro mas pequeño de chocolate blanco.

El profesor saco de debajo de la caja un pergamino perfectamente doblado en el que, tras desdoblarlo con cuidado, pudo distinguir la perfecta caligrafía de una de sus mejores alumnas. Con aquel detalle Hermione trataba de expresar lo que su boca era incapaz de expresar pero que mediante su esfuerzo ,al realizar aquel chocolate y las palabras que una noche fluyeron de su pluma cual manantial, esperaba poder compartir.

-Hermione...-la dulce voz de su profesor la saco de sus pensamientos como siempre.

Levanto la cabeza apartando la vista momentáneamente del suelo, que en esos momentos parecía atraerla como un imán o tener algo especial; se encontró con el serio rostro de su profesor que aun manteniendo la tierna mirada que lo caracterizaba se pasaba una mano por su canoso cabello muestra irrefutable de lo difícil que le parecía decirle aquello a su alumna.

-Hermione... te agradezco mucho el gesto y sobre todo tus sentimientos, pero sabes que no te puedo corresponder pequeña.

-¿Por qué?-aunque su cabeza sabia el motivo su corazón nunca quería atender a razones.

-Por algo muy sencillo, Hermione, soy demasiado viejo para ti, soy tu profesor y tu te mereces algo mucho mejor no alguien como yo ,no un enfermo que te abandonaría todas las lunas llenas y podría volverse contra ti en cualquier momento-su profesor la miro lánguidamente.

-¡Pero cuando los sentimientos son verdaderos esos detalles se convierten en nimiedades!-su corazón hablo por ella

-Hermione tu eres joven, bella y muy inteligente además de tener un gran corazón.

Encontraras a alguien como tu, alguien que merezca ser poseedor de tan bellos y maravillosos sentimientos.

Sin apenas darse cuenta, sin desearlo, sin poder evitarlo, las cristalinas lagrimas se formaron en sus castaños y ahora tristes ojos rodando por sus mejillas, bañando así su rostro sin control alguno.

Lo había hecho, por fin su corazón había confesado el secreto que celosamente había guardado durante mucho tiempo. El hombre al que su corazón y su pensamiento consagraba las 24 horas del día había acabado por conocer sus sentimientos y para desgracia de su corazón habían sido rechazados- amablemente, dulcemente- pero rechazados.

Pronto Hermione no supo que paso quizás su abrazo, el contacto de su piel limpiando las lagrimas de sus mejillas, quizás el calor que desprendía su cuerpo consolándola por lo inevitable, quizás, solo quizás. Lo ultimo que Hermione pudo relacionar con cordura era que el no solo era dulce como el chocolate, no solo olía a chocolate si no que el mismo sabia a chocolate. Su mente se perdió con aquel beso con dulce sabor a chocolate.

******

NOTAS: Bueno en principio este fic iba a ser de un único capitulo dejando a Hermione con sus sentimientos...pero recordé un DVD que vi en la videoteca y se me ocurrió coger su titulo para el fic...no tiene nada que ver el argumento.

El otro capitulo seria el "Cuento de Otoño" y entonces el fic da para 4 capítulos, espero que me deis vuestra opinión n_n a ver si mejora o empeora, si debería de seguir o debería de haberme quedado quietecita :P

Como siempre digo comentarios, sugerencias, opiniones, chocolate (* ¬*) en un review dándole al botoncito de abajo o mediante un e-mail a mi correo: bsaskgmhlrecz@hotmail.com

BRA^^