Nota de autora: Esta historia en realidad fue un experimento... veía a
todos escribir al respecto y solo deseaba saber si yo podía hacerlo como
los demás solo que a mi propio estilo, sin nada malo ni que fuese
necesariamente repulsivo. Por favor quiero que la lean y me dejen su
opinión para saber si logré lo que me proponía. La parte interesante y el
final están en lo que sigue pero necesito saber si a alguien le interesa
leerla.
-·=»«=·- (RECUERDOS) -·=»«=·-
¿Cómo empezar un relato como este?... es un poco difícil encontrar un comienzo adecuado para contarles algo así. Pero creo que voy a empezar relatándoles como fue que nos conocimos.
Obviamente ambos estudiábamos en Hogwarts desde hacía ya varios años pero él nunca me había prestado atención y yo tampoco a él. Para mi simplemente era uno más y seguramente él me consideraba igual pero creo que luego de una conversación casual frente al lago las cosas cambiaron para siempre, recuerdo que esa tarde ambos estabamos mal por algo y ese era el lugar que solíamos frecuentar cuando las cosas simplemente no estaban bien.
Aun siento esa refrescante brisa acariciando mi piel, era el único lugar en el que me olvidaba de todos los problemas y me podía relajar, mi vida no era tan simple como parecía también tenia muchos problemas y al no tener amigos me alejaba para pensar. No sé cuanto había pasado pues obviamente mi vista estaba prácticamente nublada con los pensamientos que me rondaban por la cabeza pero de repente volví a la realidad y al mirar el lugar que me rodeaba simplemente lo vi... a tan solo unos metros sentado en un tronco caído con su vista internada en el lago y por un momento deje de pensar en mi y me pregunté qué problema podría llegar a tener alguien como él, que todo lo tenía. Creo que lo estaba mirando demasiado y quizás fue esa la razón por la cual se puso de pie y lentamente sin siquiera mirarme se acercó para sentarse a mi lado, inmediatamente voltee y pretendí que no lo había visto.
Al principio me sentía un poco intimidada porque no decía absolutamente nada y seguía con su vista internada en las quietas aguas así es que para no verlo hice lo mismo y volví a pensar en lo que me aquejaba hasta que en un punto y casi sin darnos cuenta iniciamos algo que intentó ser una conversación que por supuesto con su carácter y el mío comenzó un poco tensa pues obviamente ambos teníamos y aun tenemos personalidades muy fuertes pero creo que llegamos a un límite en el que ambos dejamos de lado las presunciones, las ironías, todo lo demás y se convirtió en algo que describiría como agradable. De hecho platicamos por horas hasta que el sol desapareció del horizonte, por primera vez había hablado con otra persona de mis problemas y él por su parte se había atrevido a contarme lo que estaba sucediendo con su familia en ese entonces.
Desde allí nos comenzamos a encontrar secretamente para hablar frente al lago de vez en cuando antes de cada cena, eso nunca nadie lo supo pero a medida que pasaba el tiempo nos íbamos conociendo mas cada vez y descubriendo cuan similares éramos en algunos aspectos pero lo riesgozo se daba cuando las "indirectas" en algunas ocasiones eran demasiado notables para varias personas de nuestro entorno y aunque por supuesto ni él ni yo nos hubiéramos atrevido a admitir que algo realmente estaba sucediendo, por otra parte teníamos suerte de que nadie tampoco se animara nunca a decirnos nada... por miedo quizás.
Ese fue el comienzo de lo que les puedo decir fue una relación que increíblemente ha superado prácticamente todo y a pesar de las cosas que han pasado, que obviamente no voy a contar aquí pues no es el propósito de este relato, no me arrepiento de nada pues es la persona que amo y con la que pienso seguir viviendo por lo que me quede de vida.
A veces de noche salíamos a escondidas de Argus Filch, que en ese entonces era el celador, simplemente a pasear por las afueras del castillo y a hablar como era ya nuestra costumbre, recuerdo que en un par de ocasiones encontrábamos a Potter y a sus amigos merodeando el lugar con una capa invisible que obviamente no ocultaba el sonido de sus voces ni sus pasos, razones por las cuales los descubríamos. Draco siempre insistía en hacérselo saber a McGonagall pero nunca lo dejé porque después de todo nosotros estábamos haciendo lo mismo y si ellos en alguna oportunidad nos encontraban, antes de que nosotros los descubriéramos, nos jugaría muy en contra. Pero como ya era casi una rutina tanto para nosotros como para ellos alguna vez tenía que suceder y esa noche paso.
Casualmente fue una noche de Navidad en la que todo aconteció; quedábamos pocos en cada casa principalmente en la nuestra quizás por un par de cosas, hechizos y rumores que nos encargamos de esparcir por separado lo cual resultó muy bien pues nadie de nuestra casa quedó excepto nosotros dos, ni siquiera Crabbe ni Goyle que no lo dejaban solo un instante y aquellos que no podían volver a sus respectivas casas por motivos personales consiguieron gracias a nosotros autorizaciones para pasar las fiestas con algún compañero. Nos tomó como un mes organizar todo eso pero valió la pena y fue muy divertido.
La mañana de Navidad lo encontré esperándome con algo en sus manos pero antes de que notara que ya lo había visto volví a mi habitación en busca de lo que ocultamente le había comprado y volví a bajar aunque esta vez ya vestida.
Feliz Navidad - fueron sus primeras palabras esa fría mañana del veinticinco.
Lo mismo para ti - le dije abrazándolo para ver si lograba ver que era lo que ocultaba.
Pero mientras lo hacía sentí una risa muy suave mientras seguía buscando con la vista aquel pequeño paquete.
Sé todos tus trucos... así es que mejor deja de buscarlo pues sabes que pensaba dártelo de todas formas - me susurró en voz baja al oído.
Me sorprendía cada vez que decía algo así e incluso hoy me sorprende porque no ha dejado de hacerlo, me conocía tan bien tanto como yo había empezado a conocerlo a él.
También sé los tuyos y si no me equivoco estoy segura de que querrás saber que hay en...
El bolsillo derecho de tu túnica - concluyó Draco señalándolo.
Exacto - corroboré yo - bien tu primero.
Eso nunca, descubriste primero el mío así es que te cedo el honor de dármelo.
Sabía que ese era siempre el inicio de una "pelea" que en realidad nunca lo era, nos gustaba discutir a propósito solo para ver quien lograba tener la razón pero en realidad nunca nos hemos disgustado el uno con el otro y creo que nos conocemos tan bien que no creo que alguna vez lo hagamos.
Hoy es Navidad ¿Podemos evitarlo solo por hoy? - le pedí mientras él comenzaba a caminar de un lado a otro como siempre, mientras me miraba seriamente.
Supongo que esta bien... pero solo por hoy, no te acostumbres - espetó luego de un momento con ese tono tan arrogante que sabía que no me agradaba para nada.
Hagamos un trato, los dos a la vez ¿qué te parece? - sugerí.
Lo meditó por unos instantes mientras seguía caminando de un lado al otro y luego respondió:
Me parece bien.
Nos paramos frente a frente, cada uno con su respectivo regalo mirándonos a los ojos fijamente aunque su mirada nunca me intimidaba por mas esfuerzos que él hiciera, sabía que podía mirarlo de la misma manera que él lo hacía sin sentir nada, después de todo y como muchos decían teníamos una mirada muy similar. Le acerqué mi paquete a la vez que él me daba el suyo pero como supuse que ocurriría él lo tomo primero y simplemente dijo:
Te gané... una vez mas.
Eres tan predecible...
En ese momento cada uno con su regalo abrimos por separado lo que habíamos recibido ignorando por completo lo que nos esperaba. Pero cuando abrí esa pequeña caja en forma de cofre color verde, que aun conservo, descubrí que ya no había mas prueba que eso, definitivamente éramos iguales.
El mismo anillo, una serpiente que se enroscaba en el dedo.
No puedo creerlo - lo oí decir desde el otro lado de la sala común.
Acaso me vas a decir que no lo sospechabas - le comenté colocando el anillo en mi dedo mientras volteaba a verlo.
Si las cosas siguen así créeme que vamos a tener una vida muy aburrida juntos.
¿Y qué te hace pensar que vamos a pasar nuestras vidas juntos?
Muy graciosa... lo digo en serio - repuso colocándose el que yo le había dado.
¿Cómo ibas a saber que el otro anillo lo había comprado yo? - dije para tratar de consolarlo mientras lo abrazaba. Pero la seriedad de su rostro no había desaparecido.
Debí haberlo sospechado cuando el vendedor me dijo que solo había dos anillos iguales - comentó de mala gana.
Pero Draco... si vas a estar adivinando todo créeme que vamos a tener una vida muy aburrida juntos - repetí esta vez yo haciéndole esbozar algo que parecía ser una sonrisa que era mas que suficiente para mi.
¿Te gusta? - me pregunto tomando mi mano y mirando el anillo detenidamente.
Si no hubiera visto que tenias algo para mi creo que no te lo hubiera dado.
Y con eso todo estaba ya dicho y dejando los otros paquetes que habíamos recibido de lado nos fuimos a desayunar por supuesto cada uno por su lado y simulando que ni siquiera nos conocíamos.
Él entró por la puerta mas cercana a la mesa de Gryffindor un rato después que yo y se detuvo frente a Potter y sus amigos a hacer lo que ya le era una costumbre. Luego de eso se acercó a la mesa y se sentó lo mas lejos posible lo cual le sorprendió a las pocas personas que habían allí; ¿cómo era posible que dos miembros de la misma casa no se hablaran entre si? Pero por supuesto era un acto que tenía mas que dominado así es que simplemente le seguí la corriente.
Una vez que todos habían llegado Dumbledore dio los anuncios correspondientes en los que citó el horario de la cena que tendría lugar esa misma noche y sus deseos de Navidad así es que cuando él finalizó yo prácticamente estaba por terminar con el desayuno y cuando estaba a punto de salir una lechuza desconocida me trajo un nota:
"En el lugar de siempre en una hora"
Por supuesto que no tengo que aclarar quien había escrito esa nota que no estaba firmada así es que la estrujé como si fuera cualquier papel sin importancia, la tiré al piso como a cualquier otra basura y me dirigí a la salida mas próxima pero mientras salía no pude evitar mirar su reacción disimuladamente y tal como lo había sospechado sonreía mientras negaba con la cabeza pero sin siquiera verme.
Así es que como tenía una hora libre antes de encontrarnos regresé a la sala común, abrí los regalos que tenía y escribí a quienes me los habían enviado entre ellos a mis padres. Luego de eso subí a bañarme simplemente para no tener que hacerlo mas tarde pero al salir noté que la hora ya había pasado y me apresuré a cambiarme porque sabía que seguramente él seguía allí. Y una vez lista me dirigí al lago prácticamente corriendo, tras haber atropellado a un par de personas en el camino. Al llegar casi sin aliento lo vi en el lugar de siempre aun esperándome sentado.
¿Por qué la tardanza? - dijo a modo de saludo sin siquiera apartar su vista del lago.
Hacía lo que aun no has hecho y lo que hiciste esta mañana - le contesté sabiendo que entendía a que me refería.
¿Y como sabes que lo hice esta mañana? - me preguntó sutilmente frunciendo el entreceño.
Por tu perfume - le contesté señalando su cuello mientras me sentaba a su lado.
El cual sentiste cuando pretendías abrazarme cuando en realidad buscabas tu regalo - dedujo.
Exacto.
¿Y... qué me enviaron mis padres?
Sabes que no lo sé... no abro tus cosas - le respondí sorprendida de que me preguntara algo así.
Era una pregunta retórica...
Que sutil de tu parte - le comenté a propósito.
Sé que lo dices con sarcasmo pero gracias igual.
Pasamos casi toda esa tarde de la misma forma que siempre solíamos hacerlo, hablando, aunque tratando de hacerlo lo mas alejados posible de los que habían decidido salir para disfrutar de la nieve; y aunque mi pedido de esa mañana se había desvanecido incluso antes de que fuéramos a desayunar creo que era algo inevitable para nosotros y aun sigue siéndolo.
Le estaba contando acerca de las vacaciones en las que había adquirido varios ingredientes de pociones que ni el mismísimo Snape tendría, los cuales estaban muy bien guardados en mi baúl y que sabía que en alguna oportunidad me serían muy útiles, pero mientas le hablaba él miraba el suelo cubierto de nieve detenidamente. Luego tomo un poco de ésta la miró como si la estuviera examinando y la dejó caer nuevamente.
¿Qué pasa? - le pregunté sabiendo que en ese momento no estaba prestando atención a lo que le decía.
Sigo sin encontrarle la gracia al juego.
Atacar y ser atacado.
¿Eso crees? - me dijo levantando las cejas notablemente.
No... era sólo una idea, ellos lo encuentran divertido creo, pero ya que a ninguno de los dos nos gusta podríamos divertirnos a nuestra propia manera - comenté a modo de sugerencia.
Miró hacia ambos lados como si estuviera buscando a alguien que nos espiara y luego me respondió con una sonrisa:
Vamos.
Así es que sin que nadie nos viera entramos al bosque prohibido, porque después de todo en realidad nadie respetaba esa tonta regla de "No entrar al bosque prohibido" era solamente que no lo hacían por miedo, el cual habíamos perdido ambos desde hacia ya varios años aunque él tenía una anécdota acerca de algo que le había pasado en primer año.
Las horas se fueron casi volando y luego de entretenernos molestando a algunas criaturas del bosque clasificadas como (no peligrosas) decidimos que era hora de volver al castillo pues la cena de Navidad se acercaba y hubiera sido demasiado sospechoso si ninguno de los dos se presentaba.
Fue otra cena aburrida como las de siempre pero principalmente porque en esa oportunidad no tenía con quien hablar ya que con Draco por supuesto seguíamos con la actitud que hubiéramos tenido si nunca nos hubiésemos conocido, él por su lado y yo por el mío sin siquiera mirarnos aunque cuando Dumbledore sugirió hacer un brindis noté que me observaba y me hizo un gesto con la cabeza que me hizo entender que aunque estabamos separados en ese momento él estaba brindando por mi tanto como yo por él.
Creo que lo único que sobresalió esa noche fue un espectáculo montado por el pequeño profesor de Encantamientos y unos gemelos pelirrojos que si no me equivoco eran de Gryffindor, fue bastante divertido y original hasta que lo que pronosticaban ocurrió, una intensa tormenta se desató esa noche de Navidad pero como era de esperarse no detuvo los ánimos de los que querían seguir festejando así es que la fiesta continuó con mal tiempo y todo pero yo cansada de estar sola miré a Draco, me puse de pie y con un gesto hacia el profesor Dumbledore que me miraba con una sonrisa, me retiré hacia mi sala común donde me senté frente al fuego a esperarlo porque sabía que Draco había entendido lo que esa mirada significaba.
Se tardó un poco ya que hubiera sido algo demasiado obvio si ambos nos retirábamos a la vez así es que aproveche ese lapso para ir a cambiarme y volver al sillón en el que solía sentarme.
Feliz Navidad - me dijo dándome un simple beso en la mejilla y alejándose seguramente hacia su habitación.
¿Ya te vas a dormir? - le pregunté extrañada.
Por supuesto que no - contestó cuando se detuvo en las escaleras para responderme - busca tu capa.
Pero antes de que alcanzara a preguntar "¿Para qué? " él ya había desaparecido así es que subí a buscar mi capa como me había dicho y para cuando bajé él ya estaba esperándome.
¿Qué vamos a hacer? - le pregunté cuando me tomo de la mano y se dirigía a la salida.
Lo que hacemos todas las noches - me respondió como si fuera algo demasiado obvio.
Esta lloviendo Draco.
No lo había notado - dijo sarcásticamente frente a la salida pero al ver mi cara decidió proseguir - ¿acaso importa?
En ese momento sabía que era una locura y sabía que probablemente nos enfermaríamos pero al ver sus ojos simplemente no me importó y escapamos una vez mas como en tantas otras oportunidades lo habíamos hecho...
-·=»«=·- (RECUERDOS) -·=»«=·-
¿Cómo empezar un relato como este?... es un poco difícil encontrar un comienzo adecuado para contarles algo así. Pero creo que voy a empezar relatándoles como fue que nos conocimos.
Obviamente ambos estudiábamos en Hogwarts desde hacía ya varios años pero él nunca me había prestado atención y yo tampoco a él. Para mi simplemente era uno más y seguramente él me consideraba igual pero creo que luego de una conversación casual frente al lago las cosas cambiaron para siempre, recuerdo que esa tarde ambos estabamos mal por algo y ese era el lugar que solíamos frecuentar cuando las cosas simplemente no estaban bien.
Aun siento esa refrescante brisa acariciando mi piel, era el único lugar en el que me olvidaba de todos los problemas y me podía relajar, mi vida no era tan simple como parecía también tenia muchos problemas y al no tener amigos me alejaba para pensar. No sé cuanto había pasado pues obviamente mi vista estaba prácticamente nublada con los pensamientos que me rondaban por la cabeza pero de repente volví a la realidad y al mirar el lugar que me rodeaba simplemente lo vi... a tan solo unos metros sentado en un tronco caído con su vista internada en el lago y por un momento deje de pensar en mi y me pregunté qué problema podría llegar a tener alguien como él, que todo lo tenía. Creo que lo estaba mirando demasiado y quizás fue esa la razón por la cual se puso de pie y lentamente sin siquiera mirarme se acercó para sentarse a mi lado, inmediatamente voltee y pretendí que no lo había visto.
Al principio me sentía un poco intimidada porque no decía absolutamente nada y seguía con su vista internada en las quietas aguas así es que para no verlo hice lo mismo y volví a pensar en lo que me aquejaba hasta que en un punto y casi sin darnos cuenta iniciamos algo que intentó ser una conversación que por supuesto con su carácter y el mío comenzó un poco tensa pues obviamente ambos teníamos y aun tenemos personalidades muy fuertes pero creo que llegamos a un límite en el que ambos dejamos de lado las presunciones, las ironías, todo lo demás y se convirtió en algo que describiría como agradable. De hecho platicamos por horas hasta que el sol desapareció del horizonte, por primera vez había hablado con otra persona de mis problemas y él por su parte se había atrevido a contarme lo que estaba sucediendo con su familia en ese entonces.
Desde allí nos comenzamos a encontrar secretamente para hablar frente al lago de vez en cuando antes de cada cena, eso nunca nadie lo supo pero a medida que pasaba el tiempo nos íbamos conociendo mas cada vez y descubriendo cuan similares éramos en algunos aspectos pero lo riesgozo se daba cuando las "indirectas" en algunas ocasiones eran demasiado notables para varias personas de nuestro entorno y aunque por supuesto ni él ni yo nos hubiéramos atrevido a admitir que algo realmente estaba sucediendo, por otra parte teníamos suerte de que nadie tampoco se animara nunca a decirnos nada... por miedo quizás.
Ese fue el comienzo de lo que les puedo decir fue una relación que increíblemente ha superado prácticamente todo y a pesar de las cosas que han pasado, que obviamente no voy a contar aquí pues no es el propósito de este relato, no me arrepiento de nada pues es la persona que amo y con la que pienso seguir viviendo por lo que me quede de vida.
A veces de noche salíamos a escondidas de Argus Filch, que en ese entonces era el celador, simplemente a pasear por las afueras del castillo y a hablar como era ya nuestra costumbre, recuerdo que en un par de ocasiones encontrábamos a Potter y a sus amigos merodeando el lugar con una capa invisible que obviamente no ocultaba el sonido de sus voces ni sus pasos, razones por las cuales los descubríamos. Draco siempre insistía en hacérselo saber a McGonagall pero nunca lo dejé porque después de todo nosotros estábamos haciendo lo mismo y si ellos en alguna oportunidad nos encontraban, antes de que nosotros los descubriéramos, nos jugaría muy en contra. Pero como ya era casi una rutina tanto para nosotros como para ellos alguna vez tenía que suceder y esa noche paso.
Casualmente fue una noche de Navidad en la que todo aconteció; quedábamos pocos en cada casa principalmente en la nuestra quizás por un par de cosas, hechizos y rumores que nos encargamos de esparcir por separado lo cual resultó muy bien pues nadie de nuestra casa quedó excepto nosotros dos, ni siquiera Crabbe ni Goyle que no lo dejaban solo un instante y aquellos que no podían volver a sus respectivas casas por motivos personales consiguieron gracias a nosotros autorizaciones para pasar las fiestas con algún compañero. Nos tomó como un mes organizar todo eso pero valió la pena y fue muy divertido.
La mañana de Navidad lo encontré esperándome con algo en sus manos pero antes de que notara que ya lo había visto volví a mi habitación en busca de lo que ocultamente le había comprado y volví a bajar aunque esta vez ya vestida.
Feliz Navidad - fueron sus primeras palabras esa fría mañana del veinticinco.
Lo mismo para ti - le dije abrazándolo para ver si lograba ver que era lo que ocultaba.
Pero mientras lo hacía sentí una risa muy suave mientras seguía buscando con la vista aquel pequeño paquete.
Sé todos tus trucos... así es que mejor deja de buscarlo pues sabes que pensaba dártelo de todas formas - me susurró en voz baja al oído.
Me sorprendía cada vez que decía algo así e incluso hoy me sorprende porque no ha dejado de hacerlo, me conocía tan bien tanto como yo había empezado a conocerlo a él.
También sé los tuyos y si no me equivoco estoy segura de que querrás saber que hay en...
El bolsillo derecho de tu túnica - concluyó Draco señalándolo.
Exacto - corroboré yo - bien tu primero.
Eso nunca, descubriste primero el mío así es que te cedo el honor de dármelo.
Sabía que ese era siempre el inicio de una "pelea" que en realidad nunca lo era, nos gustaba discutir a propósito solo para ver quien lograba tener la razón pero en realidad nunca nos hemos disgustado el uno con el otro y creo que nos conocemos tan bien que no creo que alguna vez lo hagamos.
Hoy es Navidad ¿Podemos evitarlo solo por hoy? - le pedí mientras él comenzaba a caminar de un lado a otro como siempre, mientras me miraba seriamente.
Supongo que esta bien... pero solo por hoy, no te acostumbres - espetó luego de un momento con ese tono tan arrogante que sabía que no me agradaba para nada.
Hagamos un trato, los dos a la vez ¿qué te parece? - sugerí.
Lo meditó por unos instantes mientras seguía caminando de un lado al otro y luego respondió:
Me parece bien.
Nos paramos frente a frente, cada uno con su respectivo regalo mirándonos a los ojos fijamente aunque su mirada nunca me intimidaba por mas esfuerzos que él hiciera, sabía que podía mirarlo de la misma manera que él lo hacía sin sentir nada, después de todo y como muchos decían teníamos una mirada muy similar. Le acerqué mi paquete a la vez que él me daba el suyo pero como supuse que ocurriría él lo tomo primero y simplemente dijo:
Te gané... una vez mas.
Eres tan predecible...
En ese momento cada uno con su regalo abrimos por separado lo que habíamos recibido ignorando por completo lo que nos esperaba. Pero cuando abrí esa pequeña caja en forma de cofre color verde, que aun conservo, descubrí que ya no había mas prueba que eso, definitivamente éramos iguales.
El mismo anillo, una serpiente que se enroscaba en el dedo.
No puedo creerlo - lo oí decir desde el otro lado de la sala común.
Acaso me vas a decir que no lo sospechabas - le comenté colocando el anillo en mi dedo mientras volteaba a verlo.
Si las cosas siguen así créeme que vamos a tener una vida muy aburrida juntos.
¿Y qué te hace pensar que vamos a pasar nuestras vidas juntos?
Muy graciosa... lo digo en serio - repuso colocándose el que yo le había dado.
¿Cómo ibas a saber que el otro anillo lo había comprado yo? - dije para tratar de consolarlo mientras lo abrazaba. Pero la seriedad de su rostro no había desaparecido.
Debí haberlo sospechado cuando el vendedor me dijo que solo había dos anillos iguales - comentó de mala gana.
Pero Draco... si vas a estar adivinando todo créeme que vamos a tener una vida muy aburrida juntos - repetí esta vez yo haciéndole esbozar algo que parecía ser una sonrisa que era mas que suficiente para mi.
¿Te gusta? - me pregunto tomando mi mano y mirando el anillo detenidamente.
Si no hubiera visto que tenias algo para mi creo que no te lo hubiera dado.
Y con eso todo estaba ya dicho y dejando los otros paquetes que habíamos recibido de lado nos fuimos a desayunar por supuesto cada uno por su lado y simulando que ni siquiera nos conocíamos.
Él entró por la puerta mas cercana a la mesa de Gryffindor un rato después que yo y se detuvo frente a Potter y sus amigos a hacer lo que ya le era una costumbre. Luego de eso se acercó a la mesa y se sentó lo mas lejos posible lo cual le sorprendió a las pocas personas que habían allí; ¿cómo era posible que dos miembros de la misma casa no se hablaran entre si? Pero por supuesto era un acto que tenía mas que dominado así es que simplemente le seguí la corriente.
Una vez que todos habían llegado Dumbledore dio los anuncios correspondientes en los que citó el horario de la cena que tendría lugar esa misma noche y sus deseos de Navidad así es que cuando él finalizó yo prácticamente estaba por terminar con el desayuno y cuando estaba a punto de salir una lechuza desconocida me trajo un nota:
"En el lugar de siempre en una hora"
Por supuesto que no tengo que aclarar quien había escrito esa nota que no estaba firmada así es que la estrujé como si fuera cualquier papel sin importancia, la tiré al piso como a cualquier otra basura y me dirigí a la salida mas próxima pero mientras salía no pude evitar mirar su reacción disimuladamente y tal como lo había sospechado sonreía mientras negaba con la cabeza pero sin siquiera verme.
Así es que como tenía una hora libre antes de encontrarnos regresé a la sala común, abrí los regalos que tenía y escribí a quienes me los habían enviado entre ellos a mis padres. Luego de eso subí a bañarme simplemente para no tener que hacerlo mas tarde pero al salir noté que la hora ya había pasado y me apresuré a cambiarme porque sabía que seguramente él seguía allí. Y una vez lista me dirigí al lago prácticamente corriendo, tras haber atropellado a un par de personas en el camino. Al llegar casi sin aliento lo vi en el lugar de siempre aun esperándome sentado.
¿Por qué la tardanza? - dijo a modo de saludo sin siquiera apartar su vista del lago.
Hacía lo que aun no has hecho y lo que hiciste esta mañana - le contesté sabiendo que entendía a que me refería.
¿Y como sabes que lo hice esta mañana? - me preguntó sutilmente frunciendo el entreceño.
Por tu perfume - le contesté señalando su cuello mientras me sentaba a su lado.
El cual sentiste cuando pretendías abrazarme cuando en realidad buscabas tu regalo - dedujo.
Exacto.
¿Y... qué me enviaron mis padres?
Sabes que no lo sé... no abro tus cosas - le respondí sorprendida de que me preguntara algo así.
Era una pregunta retórica...
Que sutil de tu parte - le comenté a propósito.
Sé que lo dices con sarcasmo pero gracias igual.
Pasamos casi toda esa tarde de la misma forma que siempre solíamos hacerlo, hablando, aunque tratando de hacerlo lo mas alejados posible de los que habían decidido salir para disfrutar de la nieve; y aunque mi pedido de esa mañana se había desvanecido incluso antes de que fuéramos a desayunar creo que era algo inevitable para nosotros y aun sigue siéndolo.
Le estaba contando acerca de las vacaciones en las que había adquirido varios ingredientes de pociones que ni el mismísimo Snape tendría, los cuales estaban muy bien guardados en mi baúl y que sabía que en alguna oportunidad me serían muy útiles, pero mientas le hablaba él miraba el suelo cubierto de nieve detenidamente. Luego tomo un poco de ésta la miró como si la estuviera examinando y la dejó caer nuevamente.
¿Qué pasa? - le pregunté sabiendo que en ese momento no estaba prestando atención a lo que le decía.
Sigo sin encontrarle la gracia al juego.
Atacar y ser atacado.
¿Eso crees? - me dijo levantando las cejas notablemente.
No... era sólo una idea, ellos lo encuentran divertido creo, pero ya que a ninguno de los dos nos gusta podríamos divertirnos a nuestra propia manera - comenté a modo de sugerencia.
Miró hacia ambos lados como si estuviera buscando a alguien que nos espiara y luego me respondió con una sonrisa:
Vamos.
Así es que sin que nadie nos viera entramos al bosque prohibido, porque después de todo en realidad nadie respetaba esa tonta regla de "No entrar al bosque prohibido" era solamente que no lo hacían por miedo, el cual habíamos perdido ambos desde hacia ya varios años aunque él tenía una anécdota acerca de algo que le había pasado en primer año.
Las horas se fueron casi volando y luego de entretenernos molestando a algunas criaturas del bosque clasificadas como (no peligrosas) decidimos que era hora de volver al castillo pues la cena de Navidad se acercaba y hubiera sido demasiado sospechoso si ninguno de los dos se presentaba.
Fue otra cena aburrida como las de siempre pero principalmente porque en esa oportunidad no tenía con quien hablar ya que con Draco por supuesto seguíamos con la actitud que hubiéramos tenido si nunca nos hubiésemos conocido, él por su lado y yo por el mío sin siquiera mirarnos aunque cuando Dumbledore sugirió hacer un brindis noté que me observaba y me hizo un gesto con la cabeza que me hizo entender que aunque estabamos separados en ese momento él estaba brindando por mi tanto como yo por él.
Creo que lo único que sobresalió esa noche fue un espectáculo montado por el pequeño profesor de Encantamientos y unos gemelos pelirrojos que si no me equivoco eran de Gryffindor, fue bastante divertido y original hasta que lo que pronosticaban ocurrió, una intensa tormenta se desató esa noche de Navidad pero como era de esperarse no detuvo los ánimos de los que querían seguir festejando así es que la fiesta continuó con mal tiempo y todo pero yo cansada de estar sola miré a Draco, me puse de pie y con un gesto hacia el profesor Dumbledore que me miraba con una sonrisa, me retiré hacia mi sala común donde me senté frente al fuego a esperarlo porque sabía que Draco había entendido lo que esa mirada significaba.
Se tardó un poco ya que hubiera sido algo demasiado obvio si ambos nos retirábamos a la vez así es que aproveche ese lapso para ir a cambiarme y volver al sillón en el que solía sentarme.
Feliz Navidad - me dijo dándome un simple beso en la mejilla y alejándose seguramente hacia su habitación.
¿Ya te vas a dormir? - le pregunté extrañada.
Por supuesto que no - contestó cuando se detuvo en las escaleras para responderme - busca tu capa.
Pero antes de que alcanzara a preguntar "¿Para qué? " él ya había desaparecido así es que subí a buscar mi capa como me había dicho y para cuando bajé él ya estaba esperándome.
¿Qué vamos a hacer? - le pregunté cuando me tomo de la mano y se dirigía a la salida.
Lo que hacemos todas las noches - me respondió como si fuera algo demasiado obvio.
Esta lloviendo Draco.
No lo había notado - dijo sarcásticamente frente a la salida pero al ver mi cara decidió proseguir - ¿acaso importa?
En ese momento sabía que era una locura y sabía que probablemente nos enfermaríamos pero al ver sus ojos simplemente no me importó y escapamos una vez mas como en tantas otras oportunidades lo habíamos hecho...
