Ryo despertó pesadamente ante el sonido molesto de su despertador. Lo apagó
y se sentó en su cama, para notar la presencia de alguien más en su
habitación. Giró hacía su cama, y vio cómo Bakura dormía plácidamente sobre
ella, respirando suavemente, inhalando todo el aroma de su chico.
Lentamente, Bakura apretó sus ojos, y los abrió, girando su cabeza para mirar a su chico, y sonreírle abiertamente, recibiendo cómo respuesta lo mismo de él.
-Buenos días Ryo...-murmuró el espíritu.
-Bakura...-gimió el menor, recostándose sobre el cuerpo del mayor, trazando pequeños círculos en el pecho de Bakura, perezosamente.
-¿Qué pasa?
-Quítate la remera...
-No...Quiero....
-Hazlo por mi...
-Bien...-lentamente Bakura se quitó su remera, dejando ver su pecho con sus fuertes abdominales bien marcados.-¿Ahora qué?
Ryo lentamente comenzó a tocar aquellos fuertes músculos con deleite, sin apuros, disfrutando de cada gemido que provenía de su compañero. Recorriendo cada parte de aquel torso desnudo, deleitándose con cada detalle de él, se dejó recostar sobre el cuerpo de Bakura, besando su mejilla, y luego apoyando su cabeza sobre su pecho.
-¿Qué te pasa?-murmuró dulcemente el vampiro.
-Estoy mimoso...Eso es todo...
-Bueno pues, mis mimos hacía ti terminan, porque ya es hora de que te vayas al colegio...
-Al diablo con ella...Quiero estar aquí contigo, y para siempre...
-Lo estarás. Puedo hacerme invisible, y nadie más que tú podrá verme.
-¿Lo dices enserio?-dijo no muy convencido Ryo, mientras seguía haciendo círculos en el pecho de Bakura.
-Aja...Si no me crees, velo por tu mismo...
-Ryo, arriba. ¡¿Todavía sigues en la cama?!-dijo su padre al entrar en su habitación repentinamente.
-Ah...Si...Ya voy papá...-sin más, su padre se fue, cerrando la puerta tras de si.-Es verdad. No pudo verte.
-¿Ahora me crees?
-Si, sin duda.
~*~
Ryo caminaba más animado que nunca al colegio, hablando furtivamente con su acompañante, de vez en cuando, aunque tuviera muchas cosas de que hablar. Entró al edificio, seguido de Bakura, hasta llegar a su salón, dónde al entrar saludó a todo el mundo.
-Todos estos patéticos mortales son tus amigos. Son todos unos inútiles...- dijo Bakura amargamente.-Nadie merece ser tu amigo por tu hermosa pureza y belleza...-ante ese comentario, Ryo se sonrojó fuertemente, atrayendo la mirada de sus mejores amigos.
-Hey, Bakura, ¿Qué te ocurre?-dijo Yugi, acercándose con Joey, Tristán y Tea.
-N-Nada...¿Por qué?
-Estás rojo. ¿Tienes fiebre? ¿Te sientes mal?-dijo Tristán preocupado.
-N-No...Nada de eso...Estoy bien...-sin más se sentó en su pupitre, y Bakura se colocó detrás de él, mirando hacía el jardín, furtivamente.
-Tienen un hermoso jardín aquí.
-Lo sé...-susurró en forma inaudible el menor.
~*~
-Baku...-llamó el rubio.
-Ah, hola Joey. ¿Qué ocurre?
-¿Qué nos ocurre? ¿Qué te ocurre a ti, viejo? Has estado distraído todo el día.
-Nada...Sólo un poco distraído, eso es todo. No dormí muy bien anoche...
-¿Por qué?-inquirió Yugi, haciendo sonrojar fuertemente a su amigo.
-No fue nada...
-¡Bakura! ¡Algo te ocurre! ¡Esta mañana la profesora te llamó Ryo Bakura! ¿Qué ocurre?-exclamó confuso Tristán.
-Hum...Me gusta más que me llamen Ryo, por eso.-dijo el albino, mirando furtivamente a Bakura, quien asintió levemente.
-Ya no te entiendo...-dijo finalmente Joey, suspirando fuertemente.
-Tu nunca entiendes nada...-agregó Yugi, haciendo reír a Ryo, Tristán y Tea.
-Que graciosos...
-Tu amigo parece tener cerebro de mosquito...-dijo Bakura divertidamente.
-Lo sé. Y si, lo tiene. Un cerebro muy chiquito.-contestó Ryo, haciendo reír a carcajadas a Bakura.
~*~
En el almuerzo, Ryo se sentó en su lugar acostumbrado, dónde no había casi nadie, para que Bakura dejara de ser invisible, y pudiera abrazar tranquilamente a su chico, que se encontraba sentado entre las piernas de su amado vampiro, mientras comía su almuerzo.
-¿Bakura?
-¿Si?
-¿Ustedes se emborracha?
-¡Por supuesto!-dijo riendo a carcajadas ante la pregunta.
-¿Con qué?
-¡Pues con que otra cosa! ¡Bebidas alcohólicas! ¡Las mismas que ustedes beben!
-Vaya...No sabía que los vampiros podían beber alcohol.-dijo limpiándose la boca con una servilleta, para luego beber un poco de refresco.
-Es cierto. Nosotros no bebemos sólo sangre o agua. Nos damos lujo.-besó a su chico dos centímetros debajo de la oreja provocando un suave gemido de parte de Ryo.
-Te amo Bakura...-murmuró el menor.
-Yo igual, Ryo. Te amo...
~*~
Al llegar a su casa, Ryo dejó todo sobre el sofá, y se fue a dar una ducha rápida. Salió con una toalla sobre su cabello húmedo y una alrededor de su cintura, al entrar en su habitación, dónde Bakura veía una revista de adolescentes.
-No puedo creer que leas estas cosas...-dijo el vampiro, sin quitar su vista de la revista. (N/A: JAJA!! Lindo verso)
-Tengo 16 años...
-Yo tengo 5000.
-¿Tanto...?
-Aja...
-Guau...-fue lo único que pudo decir Ryo en esos momentos.
~*~
Ryo se encontraba profundamente dormido, mientras que dulcemente Bakura tocaba su cabello, mientras veía cómo su pequeño ángel dormía. Suspiró, y salió por la ventana, hasta llegar al cementerio rápidamente, dónde el viento lo esperaba con su forma de lobo.
-Amigo viento, ¿Qué ocurre?
-¿Va a cambiarlo, mi amo?
-Tal vez. Si sus deseos son tan intensos, tendré que hacerlo.
-¿Soportará las consecuencias?
-No lo sé. Es muy joven. No quiero arruinar su pubertad. Pero el insiste.- dijo acariciando al lobo detrás de las orejas.-No sé que hacer.
-Haga lo que crea correcto, mi señor.-murmuró el viento, antes de regresar a su forma natural, y recorrer la tranquila y desierta ciudad.
-Espero hacer lo correcto...-le confesó a su amigo viento.
Lentamente, Bakura apretó sus ojos, y los abrió, girando su cabeza para mirar a su chico, y sonreírle abiertamente, recibiendo cómo respuesta lo mismo de él.
-Buenos días Ryo...-murmuró el espíritu.
-Bakura...-gimió el menor, recostándose sobre el cuerpo del mayor, trazando pequeños círculos en el pecho de Bakura, perezosamente.
-¿Qué pasa?
-Quítate la remera...
-No...Quiero....
-Hazlo por mi...
-Bien...-lentamente Bakura se quitó su remera, dejando ver su pecho con sus fuertes abdominales bien marcados.-¿Ahora qué?
Ryo lentamente comenzó a tocar aquellos fuertes músculos con deleite, sin apuros, disfrutando de cada gemido que provenía de su compañero. Recorriendo cada parte de aquel torso desnudo, deleitándose con cada detalle de él, se dejó recostar sobre el cuerpo de Bakura, besando su mejilla, y luego apoyando su cabeza sobre su pecho.
-¿Qué te pasa?-murmuró dulcemente el vampiro.
-Estoy mimoso...Eso es todo...
-Bueno pues, mis mimos hacía ti terminan, porque ya es hora de que te vayas al colegio...
-Al diablo con ella...Quiero estar aquí contigo, y para siempre...
-Lo estarás. Puedo hacerme invisible, y nadie más que tú podrá verme.
-¿Lo dices enserio?-dijo no muy convencido Ryo, mientras seguía haciendo círculos en el pecho de Bakura.
-Aja...Si no me crees, velo por tu mismo...
-Ryo, arriba. ¡¿Todavía sigues en la cama?!-dijo su padre al entrar en su habitación repentinamente.
-Ah...Si...Ya voy papá...-sin más, su padre se fue, cerrando la puerta tras de si.-Es verdad. No pudo verte.
-¿Ahora me crees?
-Si, sin duda.
~*~
Ryo caminaba más animado que nunca al colegio, hablando furtivamente con su acompañante, de vez en cuando, aunque tuviera muchas cosas de que hablar. Entró al edificio, seguido de Bakura, hasta llegar a su salón, dónde al entrar saludó a todo el mundo.
-Todos estos patéticos mortales son tus amigos. Son todos unos inútiles...- dijo Bakura amargamente.-Nadie merece ser tu amigo por tu hermosa pureza y belleza...-ante ese comentario, Ryo se sonrojó fuertemente, atrayendo la mirada de sus mejores amigos.
-Hey, Bakura, ¿Qué te ocurre?-dijo Yugi, acercándose con Joey, Tristán y Tea.
-N-Nada...¿Por qué?
-Estás rojo. ¿Tienes fiebre? ¿Te sientes mal?-dijo Tristán preocupado.
-N-No...Nada de eso...Estoy bien...-sin más se sentó en su pupitre, y Bakura se colocó detrás de él, mirando hacía el jardín, furtivamente.
-Tienen un hermoso jardín aquí.
-Lo sé...-susurró en forma inaudible el menor.
~*~
-Baku...-llamó el rubio.
-Ah, hola Joey. ¿Qué ocurre?
-¿Qué nos ocurre? ¿Qué te ocurre a ti, viejo? Has estado distraído todo el día.
-Nada...Sólo un poco distraído, eso es todo. No dormí muy bien anoche...
-¿Por qué?-inquirió Yugi, haciendo sonrojar fuertemente a su amigo.
-No fue nada...
-¡Bakura! ¡Algo te ocurre! ¡Esta mañana la profesora te llamó Ryo Bakura! ¿Qué ocurre?-exclamó confuso Tristán.
-Hum...Me gusta más que me llamen Ryo, por eso.-dijo el albino, mirando furtivamente a Bakura, quien asintió levemente.
-Ya no te entiendo...-dijo finalmente Joey, suspirando fuertemente.
-Tu nunca entiendes nada...-agregó Yugi, haciendo reír a Ryo, Tristán y Tea.
-Que graciosos...
-Tu amigo parece tener cerebro de mosquito...-dijo Bakura divertidamente.
-Lo sé. Y si, lo tiene. Un cerebro muy chiquito.-contestó Ryo, haciendo reír a carcajadas a Bakura.
~*~
En el almuerzo, Ryo se sentó en su lugar acostumbrado, dónde no había casi nadie, para que Bakura dejara de ser invisible, y pudiera abrazar tranquilamente a su chico, que se encontraba sentado entre las piernas de su amado vampiro, mientras comía su almuerzo.
-¿Bakura?
-¿Si?
-¿Ustedes se emborracha?
-¡Por supuesto!-dijo riendo a carcajadas ante la pregunta.
-¿Con qué?
-¡Pues con que otra cosa! ¡Bebidas alcohólicas! ¡Las mismas que ustedes beben!
-Vaya...No sabía que los vampiros podían beber alcohol.-dijo limpiándose la boca con una servilleta, para luego beber un poco de refresco.
-Es cierto. Nosotros no bebemos sólo sangre o agua. Nos damos lujo.-besó a su chico dos centímetros debajo de la oreja provocando un suave gemido de parte de Ryo.
-Te amo Bakura...-murmuró el menor.
-Yo igual, Ryo. Te amo...
~*~
Al llegar a su casa, Ryo dejó todo sobre el sofá, y se fue a dar una ducha rápida. Salió con una toalla sobre su cabello húmedo y una alrededor de su cintura, al entrar en su habitación, dónde Bakura veía una revista de adolescentes.
-No puedo creer que leas estas cosas...-dijo el vampiro, sin quitar su vista de la revista. (N/A: JAJA!! Lindo verso)
-Tengo 16 años...
-Yo tengo 5000.
-¿Tanto...?
-Aja...
-Guau...-fue lo único que pudo decir Ryo en esos momentos.
~*~
Ryo se encontraba profundamente dormido, mientras que dulcemente Bakura tocaba su cabello, mientras veía cómo su pequeño ángel dormía. Suspiró, y salió por la ventana, hasta llegar al cementerio rápidamente, dónde el viento lo esperaba con su forma de lobo.
-Amigo viento, ¿Qué ocurre?
-¿Va a cambiarlo, mi amo?
-Tal vez. Si sus deseos son tan intensos, tendré que hacerlo.
-¿Soportará las consecuencias?
-No lo sé. Es muy joven. No quiero arruinar su pubertad. Pero el insiste.- dijo acariciando al lobo detrás de las orejas.-No sé que hacer.
-Haga lo que crea correcto, mi señor.-murmuró el viento, antes de regresar a su forma natural, y recorrer la tranquila y desierta ciudad.
-Espero hacer lo correcto...-le confesó a su amigo viento.
