-¡Mira! ¡¿No es lindo?!
-¿Qué?
-¡Ese peluche del Dragón Alado de Ra!
-¡Quiero!
-¡Yo lo vi primero!-exclamó Ryo.
-¡Pero quiero uno también!-dijo Malik, cómo un niño que quería todo.
-Veamos si el tipo tiene más de uno. Si es así, juguemos para ganárnoslo.
-¡Trato hecho!
~*~
-¿Señor?-llamó el viento.
-¿Si? ¿Los has encontrado?-cuestionó Bakura amablemente.
-Si, lo he hecho. Se encuentran en la arcada.-murmuró.
-Bien. Gracias, amigo viento. Entonces Marik, hacía allá nos dirigimos.
-Al fin. Ya me estaba cansando de tanto caminar.
-Haragán...
-Mira quien lo dice.
~*~
-¡¡YUPI!! ¡¡GANÉ OTRA VEZ!!-gritó Malik alegremente, haciendo que sus lentes se cayeran.-Opss...
-Está bien. Aquí adentro no hay sol. Es seguro que no los lleves puesto.
-¿Qué?
-No tienes que fingir conmigo. Sé lo que eres.-Malik gesticuló con su boca, pero ningún sonido salió de ella.-Sé que eres un vampiro.-susurró Ryo, en un tono para que sólo su amigo pudiera escuchar.
-¿Cómo lo supiste?
-No te has quitado las gafas desde que entramos aquí. Y es parcialmente seguro que ningún humano puede ver con estas cosas, en especial porque son totalmente oscuros.
-Eres muy inteligente.-dijo Malik, volviendo al juego.-Nadie se había dado cuenta.
-Bueno, cabe decir que Bakura me dio una pequeña ayuda.
~*~
Bakura y Marik se quedaron con sus ojos abiertos cómo platos por la sorpresa, mientras miraban hacía un juego determinado, dónde Ryo se encontraba, que era el Pump. (N/A: O juego de baile, cómo quieran. Acá en argentina lo llamamos Pump)
No podían creer lo bien que se movía Ryo en el baile, y cómo fácilmente llamaba la atención de todo el mundo. Por ser un chico hermoso, además por estar totalmente vestido de blanco, incluyendo su cabello.
Muchas chicas le lanzaban de vez en cuando, las atrevidas, queda claro, algunos piropos. Ryo se los agradecía, sonriéndoles de la manera más tierna y amorosa, haciendo que las chicas estallaran.
Malik quedó con la boca abierta ante la asombrosa habilidad de Ryo para ese tipo de juegos. Luego de estar allí bailando solo, durante dos horas, y compitiendo durante una, salieron del juego, sólo para que las chicas se les abalanzaran a ambos chicos.
Bakura y Marik rieron a carcajadas, sabiendo que tendrían que rescatar a su compañeros, para que no los mataran. Tuvieron problemas con las chicas, que no querían dejarlos ir, pero terminaron cediendo.
-Gracias. Nos salvaron.-dijo Ryo, al salir de la arcada.
-¡¡AHHHHH!!-gritó Malik en agonía.
Se tapó sus ojos con ambas manos, y cayó al suelo de rodillas, mientras que Marik lo transportaba a la sombra más cercana.
~*~
-¿Te encuentras bien, Malik?-dijo Ryo, sentándose en la banca, junto a él.
-Un poco mejor. Olvidé ponerme los lentes.
-Descuida. Fue mi culpa por decirte que te los sacaras.
-No, no lo es---¿Qué haces con eso?-inquirió Malik, al ver dos cucuruchos de helado de chocolate en cada una de sus manos.
-Ah, bueno, hace calor y pensé en traerlos para compartir.-dijo tímidamente el joven albino.
-No se si pueda. No he probado otra cosa que no sea sangre o agua.- respondió Malik, tomando uno de ellos.-Tal me sepa horrible, porque ahora soy otra clase de criatura.
-Siempre hay una primera vez para todo.
-Es cierto.-Malik lamió el helado, y se apartó rápidamente.
-¿Qué pasó?
-Está frío. Había olvidado cómo saben.-confesó, para luego seguir comiendo su postre.
-Me alegra que te guste. A mi me encanta el chocolate. (N/A: YUMM YUMM!!!)
-¡¿De verdad?! ¡También es mi favorito!-exclamó felizmente el moreno.
Ambos se rieron abiertamente, y siguieron comiendo. Marik y Bakura los miraban desde cierta distancia. El moreno dejó escapar unas cuantas lagrimas, que retiró rápidamente.
-¿Qué pasa Marik?
-Estoy feliz de que Malik esté realmente feliz.-confesó.
-Agradézcale a mi señor Ryo.-murmuró el viento, uniéndose a la conversación.
-Muy cierto, amigo viento. Tienes mucha razón.-lo felicitó Marik.
-¡Oh señor! ¡No diga esas cosas de mí!-dijo el viento avergonzado.
~*~
Los cuatro chicos se dirigían a la casa de Ryo, hablando de cosas sin importancia. Malik se encontraba realmente feliz con el chico de Bakura. Siempre quiso tener un amigo así, y ahora lo tenía. Sus ojos le ardían un poco, pero ya no era mucha molestia. Malik y Marik se despidieron, desvaneciéndose en las penumbras de los callejones.
-¿Te divertiste?-cuestionó Bakura a Ryo, quien seguía sumiso en sus pensamientos.
-Si. Fue divertido.-contestó, deteniéndose.
-¿Qué pasa?
-Malik...Me dijo que extrañaba mucho a sus hermanos.-dijo el joven albino, haciendo círculos con la punta de su pie en el suelo.
-¿Quieres ir a un bar a hablar de esto?
-De acuerdo.
~*~
-Ya es tarde, amor. Ryo todavía no ha regresado.
-No te preocupes, Yatén. El volverá. Debe estar tan hambriento que lo más seguro es que se hallan ido a un bar a comer.
-¡Pero cariño son las ocho de la noche!
-¡Si estás tan preocupado, llama a Bakura por su celular! El número está debajo del teléfono.
Yatén no perdió tiempo y marcó el número.
~*~
-Me dijo que se había arrepentido de haberse cambiado...
-La mayoría de los humanos lo hacen. No es raro. Extrañan caminar bajo la luz del sol, y sólo se les está permitido viajar en la noche. Claro que la noche tiene sus ventajas, y desventajas. A lo largo de los años, un vampiro puede ganar inmunidad al sol, saliendo bajo el, determinado tiempo, para acostumbrarse a él. Luego, lo hace más seguido, hasta que ya no le afecta en lo más mínimo. Marik ha estado haciendo eso con Malik desde hace bastante tiempo. Cómo viste hoy, ningún vampiro podría siquiera salir bajo él. Pero Malik si puede. Lo único que tiene que hacer, es protegerse los ojos.
-Pero no creo que yo me arrepienta---en eso sonó la melodía del celular de Bakura, quien contestó de inmediato.
-Bakura al habla. Ah, hola señor Bakura. ¿Cómo se encuentra? Si, su hijo está acá conmigo. Estamos comiendo en un bar. No se preocupe, en cuanto terminemos, iremos. Si. Adiós.-al colgar, se dirigió a Ryo.-Un padre muy cuida.
-Si. Algunas veces me incomoda. Siembre sobre mi. Tiene que saber qué hago, a dónde voy, hasta qué hora...-suspiró.-Pero no le gusta saber que su hijo poco a poco va creciendo. Quiere tenerlo siempre cómo un niño, para poder cuidarlo toda su vida. Es la amargura de crecer...
-Y que lo digas. Sufro de eso TODO el tiempo. Ya debemos irnos. Son casi nueve menos cuarto.
-De acuerdo.
Mientras caminaban de regreso a la casa de Ryo, Bakura tomó y entrelazó sus dedos con la mano de su amado, quien descansó su cabeza en el hombro de su vampiro.
-Ryo, tengo algo muy importante que decirte, respecto a tu cambio.
-¿Qué es?-dijo el más chico, sin importarle, puesto que se encontraba al lado de la persona que más amaba. Bakura se detuvo, y miró fijamente a Ryo.
-Primero que todo, no podrás volver a salir bajo el sol. Segundo, nadie, absolutamente nadie, que sea humano, deberá saber sobre tu cambio.
-¿Qué pasa si es así?
-Hay que matarlo.
-¿Por qué?-dijo frustrado Ryo.
-Porque es una ley nuestra. No podemos dejar que los demás se enteren de nuestra existencia. Nos arruinarían.
-De acuerdo...Tomaré el riesgo.
-Ahora, podrás salir al sol, pero durante sólo tres horas. Debido a que yo puedo.
-Nada mal. No tengo tanto tiempo de la escuela a casa.
-Para convertirte en vampiro, hay dos opciones. Una, beber mi sangre, o, haciéndote el amor.-ante estas opciones, Ryo inmediatamente escogió la segunda.
-¿Qué?
-¡Ese peluche del Dragón Alado de Ra!
-¡Quiero!
-¡Yo lo vi primero!-exclamó Ryo.
-¡Pero quiero uno también!-dijo Malik, cómo un niño que quería todo.
-Veamos si el tipo tiene más de uno. Si es así, juguemos para ganárnoslo.
-¡Trato hecho!
~*~
-¿Señor?-llamó el viento.
-¿Si? ¿Los has encontrado?-cuestionó Bakura amablemente.
-Si, lo he hecho. Se encuentran en la arcada.-murmuró.
-Bien. Gracias, amigo viento. Entonces Marik, hacía allá nos dirigimos.
-Al fin. Ya me estaba cansando de tanto caminar.
-Haragán...
-Mira quien lo dice.
~*~
-¡¡YUPI!! ¡¡GANÉ OTRA VEZ!!-gritó Malik alegremente, haciendo que sus lentes se cayeran.-Opss...
-Está bien. Aquí adentro no hay sol. Es seguro que no los lleves puesto.
-¿Qué?
-No tienes que fingir conmigo. Sé lo que eres.-Malik gesticuló con su boca, pero ningún sonido salió de ella.-Sé que eres un vampiro.-susurró Ryo, en un tono para que sólo su amigo pudiera escuchar.
-¿Cómo lo supiste?
-No te has quitado las gafas desde que entramos aquí. Y es parcialmente seguro que ningún humano puede ver con estas cosas, en especial porque son totalmente oscuros.
-Eres muy inteligente.-dijo Malik, volviendo al juego.-Nadie se había dado cuenta.
-Bueno, cabe decir que Bakura me dio una pequeña ayuda.
~*~
Bakura y Marik se quedaron con sus ojos abiertos cómo platos por la sorpresa, mientras miraban hacía un juego determinado, dónde Ryo se encontraba, que era el Pump. (N/A: O juego de baile, cómo quieran. Acá en argentina lo llamamos Pump)
No podían creer lo bien que se movía Ryo en el baile, y cómo fácilmente llamaba la atención de todo el mundo. Por ser un chico hermoso, además por estar totalmente vestido de blanco, incluyendo su cabello.
Muchas chicas le lanzaban de vez en cuando, las atrevidas, queda claro, algunos piropos. Ryo se los agradecía, sonriéndoles de la manera más tierna y amorosa, haciendo que las chicas estallaran.
Malik quedó con la boca abierta ante la asombrosa habilidad de Ryo para ese tipo de juegos. Luego de estar allí bailando solo, durante dos horas, y compitiendo durante una, salieron del juego, sólo para que las chicas se les abalanzaran a ambos chicos.
Bakura y Marik rieron a carcajadas, sabiendo que tendrían que rescatar a su compañeros, para que no los mataran. Tuvieron problemas con las chicas, que no querían dejarlos ir, pero terminaron cediendo.
-Gracias. Nos salvaron.-dijo Ryo, al salir de la arcada.
-¡¡AHHHHH!!-gritó Malik en agonía.
Se tapó sus ojos con ambas manos, y cayó al suelo de rodillas, mientras que Marik lo transportaba a la sombra más cercana.
~*~
-¿Te encuentras bien, Malik?-dijo Ryo, sentándose en la banca, junto a él.
-Un poco mejor. Olvidé ponerme los lentes.
-Descuida. Fue mi culpa por decirte que te los sacaras.
-No, no lo es---¿Qué haces con eso?-inquirió Malik, al ver dos cucuruchos de helado de chocolate en cada una de sus manos.
-Ah, bueno, hace calor y pensé en traerlos para compartir.-dijo tímidamente el joven albino.
-No se si pueda. No he probado otra cosa que no sea sangre o agua.- respondió Malik, tomando uno de ellos.-Tal me sepa horrible, porque ahora soy otra clase de criatura.
-Siempre hay una primera vez para todo.
-Es cierto.-Malik lamió el helado, y se apartó rápidamente.
-¿Qué pasó?
-Está frío. Había olvidado cómo saben.-confesó, para luego seguir comiendo su postre.
-Me alegra que te guste. A mi me encanta el chocolate. (N/A: YUMM YUMM!!!)
-¡¿De verdad?! ¡También es mi favorito!-exclamó felizmente el moreno.
Ambos se rieron abiertamente, y siguieron comiendo. Marik y Bakura los miraban desde cierta distancia. El moreno dejó escapar unas cuantas lagrimas, que retiró rápidamente.
-¿Qué pasa Marik?
-Estoy feliz de que Malik esté realmente feliz.-confesó.
-Agradézcale a mi señor Ryo.-murmuró el viento, uniéndose a la conversación.
-Muy cierto, amigo viento. Tienes mucha razón.-lo felicitó Marik.
-¡Oh señor! ¡No diga esas cosas de mí!-dijo el viento avergonzado.
~*~
Los cuatro chicos se dirigían a la casa de Ryo, hablando de cosas sin importancia. Malik se encontraba realmente feliz con el chico de Bakura. Siempre quiso tener un amigo así, y ahora lo tenía. Sus ojos le ardían un poco, pero ya no era mucha molestia. Malik y Marik se despidieron, desvaneciéndose en las penumbras de los callejones.
-¿Te divertiste?-cuestionó Bakura a Ryo, quien seguía sumiso en sus pensamientos.
-Si. Fue divertido.-contestó, deteniéndose.
-¿Qué pasa?
-Malik...Me dijo que extrañaba mucho a sus hermanos.-dijo el joven albino, haciendo círculos con la punta de su pie en el suelo.
-¿Quieres ir a un bar a hablar de esto?
-De acuerdo.
~*~
-Ya es tarde, amor. Ryo todavía no ha regresado.
-No te preocupes, Yatén. El volverá. Debe estar tan hambriento que lo más seguro es que se hallan ido a un bar a comer.
-¡Pero cariño son las ocho de la noche!
-¡Si estás tan preocupado, llama a Bakura por su celular! El número está debajo del teléfono.
Yatén no perdió tiempo y marcó el número.
~*~
-Me dijo que se había arrepentido de haberse cambiado...
-La mayoría de los humanos lo hacen. No es raro. Extrañan caminar bajo la luz del sol, y sólo se les está permitido viajar en la noche. Claro que la noche tiene sus ventajas, y desventajas. A lo largo de los años, un vampiro puede ganar inmunidad al sol, saliendo bajo el, determinado tiempo, para acostumbrarse a él. Luego, lo hace más seguido, hasta que ya no le afecta en lo más mínimo. Marik ha estado haciendo eso con Malik desde hace bastante tiempo. Cómo viste hoy, ningún vampiro podría siquiera salir bajo él. Pero Malik si puede. Lo único que tiene que hacer, es protegerse los ojos.
-Pero no creo que yo me arrepienta---en eso sonó la melodía del celular de Bakura, quien contestó de inmediato.
-Bakura al habla. Ah, hola señor Bakura. ¿Cómo se encuentra? Si, su hijo está acá conmigo. Estamos comiendo en un bar. No se preocupe, en cuanto terminemos, iremos. Si. Adiós.-al colgar, se dirigió a Ryo.-Un padre muy cuida.
-Si. Algunas veces me incomoda. Siembre sobre mi. Tiene que saber qué hago, a dónde voy, hasta qué hora...-suspiró.-Pero no le gusta saber que su hijo poco a poco va creciendo. Quiere tenerlo siempre cómo un niño, para poder cuidarlo toda su vida. Es la amargura de crecer...
-Y que lo digas. Sufro de eso TODO el tiempo. Ya debemos irnos. Son casi nueve menos cuarto.
-De acuerdo.
Mientras caminaban de regreso a la casa de Ryo, Bakura tomó y entrelazó sus dedos con la mano de su amado, quien descansó su cabeza en el hombro de su vampiro.
-Ryo, tengo algo muy importante que decirte, respecto a tu cambio.
-¿Qué es?-dijo el más chico, sin importarle, puesto que se encontraba al lado de la persona que más amaba. Bakura se detuvo, y miró fijamente a Ryo.
-Primero que todo, no podrás volver a salir bajo el sol. Segundo, nadie, absolutamente nadie, que sea humano, deberá saber sobre tu cambio.
-¿Qué pasa si es así?
-Hay que matarlo.
-¿Por qué?-dijo frustrado Ryo.
-Porque es una ley nuestra. No podemos dejar que los demás se enteren de nuestra existencia. Nos arruinarían.
-De acuerdo...Tomaré el riesgo.
-Ahora, podrás salir al sol, pero durante sólo tres horas. Debido a que yo puedo.
-Nada mal. No tengo tanto tiempo de la escuela a casa.
-Para convertirte en vampiro, hay dos opciones. Una, beber mi sangre, o, haciéndote el amor.-ante estas opciones, Ryo inmediatamente escogió la segunda.
