Fueron unos días terribles, el los que hice cosas que jamas me imaginaba que podía llegar a hacer, trate de convencerlos de que me permitieran ir a donde mis tías a Francia en lo que quedaba de vacaciones, que me dejaran ir a un campamento de verano para brujas en el que nos enseñaban como defendernos del peligro sin el uso de una varita. También fingí dos enfermedades mortales en un mismo día pero al ver mi patética actuación me respondieron: - "Imposible, nunca te enfermas..."

Y luego de regresar a mi habitación frustrada de que todos mis planes fracasaran me di cuenta de algo que era cierto, jamas me había enfermado o por lo menos no recordaba haberme enfermado desde que tenía uso de razón nunca un resfrío, una alergia o cualquiera de las enfermedades que podían figurar en cualquier libro de enfermedades y dolencias mágicas mas comunes, como era eso posible...

Dejé de darle prioridad a mi salud cuando recordé que solo faltaban dos días y según lo que había acordado con Draco debía escribirle para ver si había podido resolver algo, pero me daba algo de pena confesarle mis estúpidos intentos de escapar a esa situación inevitable sin lograr éxito alguno.

Tome un pergamino y mojando mi pluma en un poco de tinta me apresuré a escribirle una carta relatándole todas las cosas que había intentado hacer y que lamentablemente no habían dado resultado por mas que me esforzaba como nunca antes. Al terminarla se la di a Blaze, quien tras recibir las mismas instrucciones que la última vez, emprendió el viaje orgulloso de serme de gran ayuda. Baje para cenar junto a mis padres y fue una típica y aburrida cena como siempre a pesar de que parecían muy interesados en la forma en la que yo trataba de entablar conversación, cosa que no solía hacer nunca pues eran muy estrictos conmigo y había ciertas normas que había que seguir al pie de la letra.

Dime... ¿a qué se debe la insistencia que has tenido de irte de aquí estos últimos días? - preguntó mi padre muy curiosamente mientras terminaba de cenar.

Es que... estoy aburrida de estar en casa, eso es todo. He estado aquí toda mi vida y ni siquiera he tenido la oportunidad de ir a algún colegio de magia y hechicería como todos los demás. Sólo quiero salir de aquí por un tiempo.

Eso era lo que te molestaba... - dijo mi padre como aliviado.

Y en ese momento paso por mi cabeza que quizás sospechaba que yo sabía "algo" debido a la insistencia que le ponía al asunto de irme.

¿Qué creían que era? - le respondí simulando una tranquilidad que no sentía particularmente en ese momento.

Lamentablemente no podemos permitirte que salgas.

¿Por qué no? - repuse molesta.

Porque no podemos correr el riesgo de que algo te suceda, te hemos mantenido en esta casa para tu protección pues debes estar lista para...

¿Para qué? - dije cuando note que no estaba dispuesto a terminar la frase.

Pronto lo sabrás... ahora ve a tu cuarto - me dijo dedicándome una mirada que nunca había visto en su rostro.

Me levanté molesta y luego de dar un fuerte golpe con la puerta del comedor subí por las escaleras de mármol y me encerré en mi habitación como de costumbre. Luego de unos minutos sentí a una de las doncellas pronunciar las palabras de me hacían prisionera de mi propio cuarto. Mi madre les había dado instrucciones precisas de encerrarme con magia cada vez que estaba en mi habitación. Por suerte tenía un modo de escapar y estaba lo suficientemente molesta como para salir de allí.

Tome un abrigo y atravesé el espejo, recorrí cada centímetro de la casa pero solo vi el panorama usual que había, los elfos en la cocina limpiaban todo lo que habían usado para preparar la cena, algunas doncellas limpiaban cuidadosamente las mas preciadas estatuillas de colección de mi madre pero casi en el final de uno de los pasillos pude ver algo que me sorprendió bastante, el señor Cygnus, el jardinero de la casa, un hombre que llevaba mucho tiempo con la familia incluso mas que yo, lloraba desconsoladamente junto a las flores marchitas del jardín. Era una imagen muy terrible ver a un hombre de su edad llorar, siempre había visto en su rostro una expresión de suma tristeza y nostalgia pero jamas me quiso contar que era lo que le sucedía, a pesar de eso nunca lo había visto llorando antes. Decidí salir a ver lo que le ocurría pero para hacerlo tenía que dirigirme a otra de las salidas secretas que daba a la parte trasera de la casa y estaba oculta por muchas plantas.

Una vez fuera me dirigí hacia donde él estaba y aun seguía allí.

¿Qué le sucede?

El hombre obviamente se asusto al oír mi voz de repente y se apresuro a secar las lágrimas que aun recorrían sus mejillas. Su pelo gris parecía mas revuelto que de costumbre y sus ojos vidriosos me miraban intensamente.

Señorita no debería estar aquí afuera a estas horas, sus señores padres se enfadarán con usted si la ven aquí - me respondió dulcemente evadiendo la pregunta que le había hecho.

Señor Cygnus... por favor dígame qué es lo que le ocurre, es la primera vez que lo veo así. Usted me conoce desde que era pequeña, confíe en mi.

Por supuesto que confío en usted pero...

¿Pero qué?

No puedo decirle que es lo que sucede pero tenga cuidado, sus padres están tramando algo y creo que no es nada bueno para usted.

Ah... era eso. Ya se lo que es.

Usted lo sabe - me dijo atónito al oír mis palabras.

Si, lo sé... pero no se como se atreven a hacerme algo así, he estado planeando como evitarlo a toda costa pero nada de lo que he hecho ha dado resultado.

Es prácticamente imposible detener un suceso como ese, por mas que escape y se esconda ellos la encontrarán...

¿Ellos quienes? - pregunté dudando de que se refiriera a mis padres exactamente.

Los mortífagos - me respondió como si se tratara de algo obvio - ellos los van a seguir.

¿A qué se refiere...? ¿qué tienen que ver los mortífagos con la boda?

¿Boda? - me preguntó poniéndose de pie y mirándome extrañado.

¡Si! a que me puedo estar refiriendo - dije exaltada - A la boda que están planeando mis padres y los señores Malfoy entre Draco y yo.

¿Eso le dijeron sus padres?

No precisamente... los oí hablando con los padres de Draco acerca de un "suceso" que tendría lugar bueno.... en dos días y que nos involucraba a ambos. Supuse que se trataba de matrimonio pues ha sido una tradición en mi familia siempre, tanto como en la de él. Nos juntamos para ver que solución le podíamos encontrar al asunto pero no hemos conseguido nada, al menos yo.

¿Ustedes se han estado encontrando? - me dijo seriamente

Solamente una vez, yo le escribí informándolo de la situación de la que había oído y quedamos para encontrarnos a hablar al respecto.

¿Y sus padres saben que ustedes se han visto? - me preguntó esta vez mas preocupado que antes.

No pero ¿qué sucede?

Su padre me amenazó con matar a mi único hijo, que esta viviendo con su madre en Alemania si yo mencionaba algo de esto - me confesó

A pesar de que mil dudas daba vuelta en mi cabeza pregunté lo primero que se me ocurrió: - ¿Qué es de lo que no puede hablar?

No puedo decirle nada pequeña pero... tenga cuidado. Sus padres no planean una boda precisamente, es algo terrible. No hay nada mas que desee en el mundo que poder decirle la verdad pero tampoco puedo correr el riesgo de que lastimen a Linx, mi hijo. Regrese a su habitación, pueden descubrir que ha venido a verme.

Pero... no entiendo nada de lo que ocurre.

Regrese y no le mencione a nadie acerca de esto y mucho menos acerca de su encuentro con el joven Malfoy, si se enteran sus padres, estará perdida, solo cuídense.

Y con estas palabras se puso de pie y se retiró a su vieja cabaña que se situaba detrás de nuestra casa dejándome allí, completamente sola y con mas dudas que antes.

Entré nuevamente a los pasadizos ignorando totalmente todo lo que pasaba en la casa y preguntándome que era lo que estaba realmente ocurriendo. Vi a mis padres hablando muy acaloradamente en la sala y me acerque para poder oír que era lo que estaba sucediendo. Mi padre parecía muy preocupado ya que caminaba de un lado a otro.

¿Qué fue lo que te dijo? - preguntó mi madre como asustada.

Ya no puede esperar mas... necesita de ellos.

Ya falta poco - lo consolaba mi madre - Lucius y Narcisa traerán a Draco y nuestro señor Voldemort regresará...

¡Voldemort! cómo era posible, pensaba cada vez mas confundida. Es imposible que el regrese y qué tenemos nosotros que ver con todo esto...

Trate de poner en blanco mi mente y me dispuse a seguir escuchando la conversación.

¿Por qué estas así? - le dijo a mi madre que parecía triste por primera vez - no me vas a decir que te encariñaste con ella ¿o si?

Tienes que entender que es mi única hija...

No es tu hija - le gritó mi padre de mala manera.

Lo sé - respondió mi madre en un susurro y dejando caer una lágrima - pero la he criado como tal desde pequeña... y la idea de perderla ahora.

Es su destino... nosotros no podemos hacer nada, ella y Draco deberán sacrificar sus vidas para que Voldemort regrese y no hay otra salida...

En ese momento me sentí completamente vacía, mi mente ya no reaccionaba pero las cosas eran claras entonces, esas personas a las que había conocido como padres posiblemente no lo eran y estaban a punto de entregarme para hacer una de las cosas mas terribles del mundo, hacer que el mago mas temible de todos los tiempos regresara. Me deje caer al piso, mi cuerpo no reaccionaba y en mi mente daban vuelta imágenes y pensamientos horripilantes. Recordé al señor Cygnus y comprendí que era lo que no podía decirme. Me puse de pie y mientras regresaba a mi habitación pude ver a Blaze aletear frente al espejo, corrí hacia él pues debía traer la respuesta de Draco.

"Tampoco conseguí nada, mis padres parecen sospechar de mi y me han encerrado en mi habitación, no hay nada que podamos hacer ahora. Le escribí a Dumbledore, el director de Hogwarts pidiéndole que viniera lo mas pronto posible, sólo espero que no sea demasiado tarde."
Draco Malfoy

Ni el mismísimo Merlin podría salvarnos de esto. Ya era demasiado tarde para como para poder impedirlo pero algo en mi me decía que debía contarle la verdad de todos modos. Me senté y le escribí una carta contándole todo lo que había escuchado pero me era difícil expresar por carta que estabamos destinados a morir para que Voldemort regresara. Una vez finalizada se la entregué a mi lechuza para que se la hiciera llegar lo mas rápido posible.

Ya no me quedaba nada por hacer, resignada me tire sobre mi cama y me dormí. Con un vacío indescriptible en el alma. En unas pocas horas iba a dejar de existir para pasar a ser la causante de la segura destrucción del reino mágico. Lo mas probable sería que Voldemort fuera tras Potter, ese chico al que nunca pudo matar, era increíble que con tan solo un año de vida hubiera sobrevivido al mas poderoso maleficio imperdonable.

Esa noche en mis sueños, me perdí en el fondo de mi mente y negaba el destino de mi existencia, sin darme cuenta unas lágrimas rodaron por mis mejillas y por primera vez busque la muerte con anhelo, al creer que solo eso merecía...

Sentía que la luz del alba me acariciaba y al abrir los ojos me encontré con una figura a la que jamás me imaginaba que podría ver.

¿Qué estas haciendo aquí? - le pregunté totalmente sorprendida de que se encontrara junto a mi.