¿Qué estas haciendo aquí? - le pregunté totalmente sorprendida de que se encontrara junto a mi.

Vine a buscarte, tu lechuza me condujo hasta ti.

¿A buscarme?

Si, nos vamos a escapar.

No tiene sentido que escapemos - le dije a Draco que se encontraba sentado en mi cama junto a mi.

Vas a rendirte así, sin siquiera haber peleado - me contestó algo molesto.

¿Pelear?... No tengo nada porque pelear.

Eso no puede ser ¿es que acaso no hay nada ni nadie que te importe lo suficientemente como para quedarte en este mundo?

He estado sola toda mi vida - dije tristemente lamentándome de mi propia situación - no hay nadie a quien le importe...

Por primera vez vi desaparecer de su rostro esa expresión de odio que siempre tenía y un silencio se apoderó de la situación.

Yo tampoco tengo a nadie - me confesó en un susurro - Anoche escuche a mis padres hablando de todo esto, es como tu dices, estamos destinados a morir...

Entonces... ¿para qué pelear?

No lo sé, pero anoche tuve un sueño muy extraño y esta mañana cuando desperté sentí que debía venir a buscarte para que escapáramos... juntos - me dijo - Yo no tengo a nadie y tu tampoco, pero tenemos toda una vida por delante y por lo menos yo no pienso darme por vencido.

Sentí algo muy extraño en mi estómago al oír sus palabras pero esta vez estaba segura de que no era hambre exactamente, era una sensación bastante extraña. Un fuerza me hizo ponerme de pie y lo mas rápido posible me cambié y saqué un par de cosas importantes pero cuando estabamos por irnos alguien entró a mi alcoba.

¡Kristal!

Señorita, qué esta haciendo - chilló con un hilo de voz al verme parada junto a Draco.

Kristal, voy a escaparme....

¡No! - gritó ahogadamente - no puedo permitir que haga eso. Sus padres se van a preocupar por usted.

Sus padres junto con los míos quieren matarnos - le comentó Draco tomándola del brazo y haciéndola entrar mientras cerraba la puerta tras ella.

Eso es imposible sus padres nunca...

Kristal nuestros padres sí quieren matarnos - repetí - los oí hablar junto con los padres de Draco, te lo suplico déjanos ir es nuestra única salida.

Pero no puede ser...

Sí, es cierto.

Por favor, tu también debes escapar de aquí es muy peligroso. Que harías si te quisieran matar a ti y a Marcus, por favor tienes que entender.

La doncella pareció dudar unos instantes e imprevistamente accedió a dejarnos ir sin decir una sola palabra, obviamente había tocado su punto débil.

¿Pero qué hago, sus padres me enviaron a buscarla?

Diles que cuando subiste ya no estaba - dijo Draco tomando mis cosas para poder irnos de una buena vez - Y también te sugiero que lo mas pronto posible de vayas de aquí.

Esta bien - accedió Kristal mas nerviosa que nunca.

En estos momentos mis padres ya deben haber descubierto que no estoy en mi habitación - comentó pensativo - solo espero que Dumbledore no haya ido a mi casa, eso agravaría las cosas.

Me despedí de Kristal con un abrazo y luego de desearme suerte, nos marchamos. Una vez que ya habíamos salido de mi mansión oímos un grito, y se oyó un gran alboroto desde mi casa, lo que nos obligó a correr para salir lo mas pronto de allí.

¿Y a dónde vamos? - le pregunte atónita y totalmente desconcertada por lo que acababa de hacer.

No lo sé - me respondió mientras miraba a todos lados como asegurándose de que nadie nos siguiera - pero tenemos que escondernos pronto. Necesitamos un lugar donde nadie nos encuentre, un lugar que nadie frecuente.

Intentaba recordar los pocos lugares a los que me permitían salir pero ninguno era apropiado, en un momento dado él se detuvo y me miro fijo con sus ojos grises.

¿Qué pasa?

Tenia en ceño fruncido, parecía muy concentrado y murmuraba algo que no logre a comprender pero de pronto dijo:

¡La casa de los gritos! - y tomándome de la mano prácticamente me arrastró hacia ese lugar del que nunca había oído hablar. Tras un viaje que parecía interminable y con la luz del día que se tornaba de un color naranja intenso, llegamos a Hogsmeade. Había oído hablar mucho de él pero nunca estuve allí, nos dirigimos hacia una colina que en su cima se veía claramente una casa en muy mal estado, con las ventanas selladas y muy descuidada. Luego de cerciorarnos de que nadie nos viera entramos por una de las ventanas a una habitación muy desordenada y llena de polvo en la que el papel tapiz de las paredes estaba caído y en muchos lugares rasgado.

Tenía en verdad muy mal aspecto, el piso estaba manchado y los pocos muebles que había estaban destrozados. Con los débiles rayos de luces que atravesaban las ventanas cegadas divisamos el vestíbulo y en él unas sucias escaleras que daban al piso superior, subimos lentamente pues daba la impresión de que se podían desmoronar en cualquier momento ya que crujían con cada paso que dábamos. Una vez arriba nos dirigimos a uno de los cuartos.

Creo que aquí estará bien... por ahora - susurró mientras examinaba el interior del cuarto.

¿Dónde estamos?

Es la casa de los gritos - me respondió dejando unas cosas sobre una silla vieja y roída que estaba en una esquina.

Yo seguía sin poder creer la pesadilla que estaba viviendo. Pero era mas que imposible saber que podía pasar luego, era nuestro destino el morir y de repente las palabras del señor Cygnus resonaban una y otra vez en mi mente: "Por mas que escape y se esconda ellos la encontraran", ¿es que acaso lo que estabamos haciendo era en vano?

Nos van a encontrar - admití en voz alta sin darme cuenta.

¿Por qué estas tan segura? - repuso acercándose a mi con una mirada mas seria que de costumbre.

No solo nuestros padres nos están buscando, también los mortífagos. Soltó una pequeña sonrisa y me dijo - ya lo sé.

Repentinamente unos sonidos extraños se sintieron desde el piso de abajo, como si algo o alguien hubiera ingresado a la casa.

Alguien se acerca - dije en un susurro tratando de aguzar el oído para ver de que se trataba.

¿Tienes tu varita? - me preguntó en voz lo suficientemente baja como para que solo yo lo oyera.

No, me la quitaron.

A mi también - gruño molesto dando un golpe en el piso.

Los sonidos eran muy extraños, no escuchábamos voces ni pasos pero sea lo que fuese se acercaba hacia donde nosotros estabamos.

Vamos a ponernos tras la puerta y ... en cuanto entre lo atacamos - me explicó rápidamente.

Ambos nos paramos tras la puerta que se encontraba entreabierta lo suficientemente como para que alguien la atravesara, los sonidos se escuchaban cada vez mas cerca y mi corazón empezó a latir con mas fuerza, sin querer me había aferrado a uno de sus brazos y lo apretaba seguramente debido al miedo que en esos momentos recorría todo mi cuerpo erizándome la piel. Aquel sonido llegó hacia nosotros y entro volando por la puerta, lo cual nos causó sorpresa mas que otra cosa. Una lechuza se posó en la cama, al parecer muy cansada por el viaje, miramos por la puerta pero nadie se veía, nos acercamos al animal y al verlo mas de cerca reconocí su extraño pelaje.

¿Blaze?

Un chirrido de la lechuza respondió a mi pregunta, indudablemente era mía pero... ¿Qué hacia aquí, cómo nos había encontrado? Levantó su pata y pude ver una pequeña nota que tenía atada en ella. Y la leí en voz alta para que Draco también la pudiera oír.

"Sus padres están desesperados buscándola, sabía que su lechuza era la única que la podría encontrar por eso la tome, dondequiera que este ocultándose sé que no esta sola, pues los señores Malfoy vinieron inmediatamente con la noticia de que su hijo había escapado también, permanezcan juntos, es lo mejor que pueden hacer para afrontar lo que les espera, si supiera como ayudarla realmente lo haría pero no hay nada que este viejo pueda hacer, no creo que haya una fuerza lo suficientemente poderosa para evitar sus destinos pero en el fondo de mi corazón es lo que mas deseo"
S. Cygnus

Tras releerla con la vista le di las gracias a Blaze y le pedí que volara lejos y se ocultara por su propia seguridad.

¿Quién es? - me preguntó Draco tomando la nota para examinarla.

El jardinero

Ha... ¿y entablas relaciones con la servidumbre? - musitó con tono despectivo apartando la vista del arrugado trozo de papel.

¿Qué tiene de malo eso?

¿Estas bromeando, verdad? - dijo esta vez irónicamente - estamos hablando de la servidumbre, gente inferior a nuestra clase y muchos de ellos de sangre sucia.

Sigo sin ver el problema.

Olvídalo, no lo entenderías - comentó al mismo tiempo que se daba vuelta.

Creo que lo único que entiendo es que tienes un problema con la gente...

Yo no tengo un problema con la gente - farfulló de mala gana cruzándose de brazos.

Oh claro... y que me dirías si te contara que no solo soy amiga del jardinero sino también de algunas doncellas de la casa.

Diría que es tu vida y que puedes hacer lo que quieras con ella - espetó arrogantemente - y francamente no me importa. Yo no me relaciono con ese tipo de gente.

Y si no te importa lo que haga con mi vida ¿por qué fuiste a buscarme?

Como había pensado la pregunta lo puso muy incomodo y fingiendo desinterés me contestó:

Fue solamente porque... tuviste la amabilidad de ponerme al tanto de lo que estaba ocurriendo, eso es todo. Y... ya es demasiado tarde y debemos dormir.

Traté de no darle mas vueltas al asunto, después de todo estábamos allí los dos escapando de lo mismo. Y cómo él dijo debíamos descansar pues nos esperaba un día terrible y quizás el último de nuestras vidas pero el único problema en ese momento fue...

Genial, hay una sola cama - se quejó señalando una magnifica cama con dosel que tenía algunas colgaduras polvorientas - tendremos que compartir.

¿Compartir? - dije sintiendo un calor en mis mejillas que obviamente se debía al rubor que acababa de aparecer en ellas.

Por supuesto, yo no pienso dormir en el piso y creo que tu tampoco querrás ¿o sí? - me preguntó con ese tono irónico que solía usar en ese tipo de situaciones mientras se recostaba sobre un lado de la cama.

No tenía otra opción y ni paso por mi mente la idea de dormir en el piso por lo que me acerqué lentamente a la cama luego de cerrar la puerta y trabarla con la silla, me senté temblando no solo por el frío que se escurría por entre las ranuras de las maderas sino debido a que nunca había estado con un chico y mucho menos en esa situación.

Puedes tranquilizarte, no te voy a hacer nada - me dijo dándose vuelta para el otro lado de la cama.

Obviamente percibió mis nervios pero en verdad estaba cansada y si no había otro remedio tendría que hacerlo. Me acosté junto a él pero lo único que podía ver era su espalda y su cabello rubio en perfecto orden, sin saber porque no podía evitar mirarlo. Sin duda era la situación mas rara en la que me había visto envuelta. Sentí que los minutos y las horas pasaban lentamente y no lograba conciliar el sueño, mis ojos me pesaban pero una parte de mi se resistía a dormir pensando en la simple idea de lo que nos aguardaba al amanecer.

De repente e interrumpiendo mis pensamientos él volteo totalmente dormido y quedó frente a mi... por un motivo muy extraño contemplé su pálido rostro iluminado por una suave y tenue luz de luna que se colaba por algún lugar y sin saber el porqué me sentí mas segura y tranquila porque él se encontraba conmigo, ya agotada me rendí ante la lucha y me sumergí en un profundo sueño.

Nota personal: Si hay "alguien" al menos leyéndola por favor deje algún review para saber si la sigo o no ya que mi caso es patético.