‹›Engáñame si quieres‹›

Por Terry Maxwell

‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›

Disclaimer­:   Ok chicas… repitan después de mi "Terry Maxwell no es dueña de Gundam Wing"… ok después de haber aclarado lo anterior… continuemos con la historia…

‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›‹›

‹›Engáñame si quieres‹›

Por Terry Maxwell

Capitulo 3.- Reelena Peacecraft

— Ummmm. . . — abro los ojos, te veo a mi lado, descansando... ¿cuántas veces me has amado este día?... la verdad perdí la cuenta.


          A veces me parece que estoy viviendo en un sueño, pero eso solo lo siento cuando estoy a tu lado Hilde.

           Recuerdo cuando te conocí por primera vez, en Libra... cautiva por mi propia voluntad trate de hacerle ver a mi hermano su error... ¡Dios! después de tantas perdidas... y llegaste a mi habitación... me llamo mucho la atención tu porte, tu valentía, mira que entrar a robar los planos para los pilotos, pero lo hiciste solo por Duo ¿verdad?... en ese momento desee que la vida me concediera la dicha de ser tu amiga, porque en ese instante me di cuenta que necesitaba una amiga como tú.


          La guerra termino... Heero, mi querido Heero, desapareció... nunca supe por que, ni he querido molestarlo con esa pregunta, pero lo supuse cuando por Quatre me entere que tú y Duo vivían juntos. Desee que fueras feliz y deseaba ser feliz yo también. Cuando Heero regresó deje de sentirme tan sola, al poco tiempo nos casamos.


          Al principio mi matrimonio fue frustrante... los años de entrenamiento crearon trabas muy arraigadas en Heero, sin embargo esa coraza que lo envolvía ya se había resquebrajado un poco, irónico Duo con su incesante platica, sus bromas, su terquedad, su compañía logro penetrar  aunque fuera minimamente esa coraza y llegar al verdadero Heero. Yo solo ayude un poco.


          Me acomodo más en tus brazos, adoro tu aroma de mujer... te adoro, eres la otra parte de mi alma, recuerdo cuando nos reencontramos, platicamos como si fuéramos amigas de toda la vida aunque solo nos habíamos visto una sola vez y en una situación no muy favorecedora.  Ya entonces sabia que no amaba a Heero... lo quiero, lo admiro pero no lo amo como hombre....  supongo que él también siente igual, somos amigos, compañeros... pero preferimos empezar a atiborrarnos de trabajo.

           Al verte supe que no quería perder la oportunidad de ser tu amiga, tu cómplice... y así entraste de lleno a mi mundo.


           A veces trato de precisar el momento en que me enamore de ti, pero es inútil, no puedo saberlo, tan solo sentirlo, sentir como el cariño que le tienes a  tu gran amiga poco a poco se va transformando en amor, en deseo. Buscaba cualquier pretexto para tocarte, un roce mínimo que fuera, acomodarte el cabello, cualquier cosa.


          Poco después note con gran gusto que tu también buscabas esos pequeños roces... mi confidente y mi amiga... ahora mi amante... que haría sin ti. . . sin tu amor, sin tu compañía, sin tus besos, sin tu cuerpo... sin ti me muero Hilde.


          Me pierdo en tu rostro, te ves tan tranquila... duermes... pero aun en tu sueño susurras mi nombre.


          La alarma suena y comienzas a desperezarte... ¡maldita sea!... el tiempo vuela cuando estoy entre tus brazos. Es hora de regresar al lado de Heero, mi esposo. Tal vez ni este en casa.


          Nunca pensé en engañarlo, porque en realidad creía amarlo. Pero conforme ha pasado el tiempo me he hastiado. Estoy harta de mentir… tal vez sea hora de enfrentar la situación... y que sea lo que Dios quiera.


— ¿En que piensas princesa? — me pregunta Hílde.


— Ummm. . . despertaste.


— Con esa alarma, ¿quien no? En que pensabas Reelena?


           Me doy cuenta que no puedo evitar el asunto así que te respondo.


— Pensaba en como te conocí, en como volvimos a encontrarnos y en como poco a poco me fui enamorando locamente de ti. — te digo con una sonrisa y te doy un beso.


— ¿Nada más pensabas en eso?


          ¡Dios que bien me conoces!


— No. también pensaba en que ya estoy cansada de mentirle a Heero. El hecho de que  nuestro matrimonio sea una farsa, no me da el derecho de engañarlo de esta manera, y supongo que lo mismo va para con Duo. Es uno de mis mejores amigos. Me siento mal.


— Te entiendo, yo siento lo mismo. ¿Cuándo piensas hablar con él?


— Creo que lo haré hoy... espero no perder el valor.


          Me tomas tiernamente el rostro con tus manos, y me besas tiernamente en los labios.


— Entonces hoy hablaré con Duo. . . y después te llamo para saber que paso. Ok.

— Esta bien. . . ummm tengo flojera. . . - me estiro y noto tu mirada en mi cuerpo.


— Umm flojita. —me empiezas a hacer cosquillas y casi nos caemos de la cama.


—Ya Hilde. . . basta. . .— te digo casi sin aliento de tanto reír.


— Ok. ok. Anda es tarde, bañate primero.


— Ok— volteo a ver el reloj por costumbre y es tardísimo.


— ¡Dios!, hay que apurarnos…

 
          Demonios estoy harta de siempre estar corriendo, la verdad es que siempre se nos hace   tarde. Pero eso se terminará hoy.


          Cuando estuvimos listas, abandonamos la habitación, generalmente somos más discretas, pero hoy salimos juntas, abrazadas y nos dirigimos al elevador. Vagamente note que otra pareja venia hacia el elevador, no les preste atención porque Hilde me tomó en sus brazos y me  arrinconó contra la pared para darme un beso apasionado según ella para la buena suerte.

Continuará….

Nota de mi para ustedes: Les advierto que a partir de este capitulo… los demás van a ser un poco redundantes… pero ya verán por que… tengo mis macuarros motivos… ¿No adoran a la dulce Reelena que yo les describo?

Comentarios a donde mismo

Con cariño Terry Maxwell.