Capítulo 3: "¿Sentimientos adversos?".
Por: JkRowling.
Ginny volvió al compartimiento donde estaban Harry, Ron y Hermione. Sin decir una sola palabra, tomó asiento junto a la ventanilla.
-¿Qué tienes? Pareces agitada-manifestó Ron, observando a su hermana, preocupado.
-Yo... eh... nada-contestó, dedicándole al pelirrojo una falsa sonrisa-. Sólo me apresuré un poco al caminar.
-Tienes los labios con sangre ¿Qué pasó, Ginny?-insistió su hermano, comenzando a enfadarse.
-Me mordí-mintió de inmediato.
Ginny vio de reojo, que Harry, Ron y Hermione se dirigían miradas de incredulidad, algo que las molestó. ¿Por qué todos estaban tan atentos a su maldito comportamiento?
-Estoy bien, ¿de acuerdo?-añadió, con el rostro algo más seguro.
-De acuerdo-se encogió de hombros Ron-. Pero si tal vez alguien te molestó o quiso pasarse de listo contigo...
-Nadie lo hizo, Ron-intervino ella, luego de mover sus ojos cansinamente-. Y por si no lo imaginas, yo sé defenderme sola.
El pelirrojo soltó una carcajada de impresión, mientras levantaba sus manos en son de paz.
-Sólo comentaba...
El resto del viaje fue bastante más tranquilo. Ginny no volvió a salir del compartimiento. No por miedo, sino por tomar una verdadera medida de prevención: Otro beso más con Malfoy y ella se derretía ahí mismo.
Realmente no le gustaba. Era Draco Malfoy, un asqueroso Slytherin, racista, arrogante y maleducado. ¿Podría alguien encontrar una buena cualidad en él, aparte de sus brazos fuertes, su abdomen increíblemente desarrollado, sus piernas gruesas y su sonrisa enloquecedora?
Desde luego que no. A pesar de ser un modelo de seducción, Malfoy no era nada más que un malvado. Y ella había evitado a un chico Ravenclaw sólo porque se burlaba de los hermanos Creevey... En vista de eso, ¿podría soportar a uno que se alegraba de las tragedias de los demás sólo por placer? La mente ordenada, inteligente y orgullosa de Ginny Weasley no se iba a alborotar sólo porque sus odiosas hormonas relampagueaban al ver a Draco Malfoy. No, señor.
El Expreso de Hogwarts ya aminoraba la marcha. Ginny se levantó de su asiento, con una extraña sensación de nerviosismo, lo que debía notarse porque Hermione preguntó:
-¿Tienes algo Ginny? Estás pálida.
-No-rió ella, mientras acomodaba su cabello suelto-. Sólo es el viaje...
Bajaron del tren, empujados por los demás estudiantes que intentaban correr a tomar los primeros carruajes. Ginny casi no notó que en su concentración por buscar algún rastro de Malfoy se estaba quedando atrás de Harry, Ron y Hermione.
-¡Fíjate!-le gritó una chica de quinto, empujándola.
-Lo siento-se disculpó, confundida. Luego sacudió su cabeza. ¿Qué diablos estaba haciendo?
Corrió para aproximarse a sus amigos, que la esperaban al pie de un carruaje.
-Llevo horas sin comer, ¿sabes?-comentó Ron, malhumorado.
Subieron al carruaje, sin hacer otra cosa que castañear los dientes, producto del frío. Ella tampoco había notado que tenía bastante hambre, y deseaba que la ceremonia de selección no fuera a tardar tanto. En realidad, sólo quería llegar a su habitación.
-Si no entro luego, voy a morir de hipotermia-dijo Harry, temblando.
-Yo moriré de desnutrición-Espetó Ron, frotándose el estómago.
Hermione rió, moviéndose su cabeza en desaprobación.
Ginny estaba demasiado absorta en sus pensamientos, como para estar escuchando sus bromas, lo que nuevamente preocupó a su hermano.
-No te voy a preguntar nada-Dijo éste, cuando ella se volvió con el rostro hastiado-. Pero estás demasiado extraña.
Ginny asintió fervientemente y volvió a mirar el paisaje, sólo sonriendo al pensar: "Si tú supieras, hermanito..."
El carruaje se detuvo. Un nuevo desorden se desató en las entradas del colegio, ya que todos hacían desesperados esfuerzos por pasar rápidamente.
Ginny suspiró cansada, mientras miraba hacia el cielo. No llovía, pero unas nubes grises cubrían cada trozo del firmamento. Soplaba un viento helado, que parecía quemar la piel.
Finalmente, los cuatro muchachos pudieron abrirse paso entre los demás estudiantes y entrar al vestíbulo delantero por la puerta de roble.
-¡Gracias a Dios!-musitó Ron, jadeando.
Caminaron hacia el Gran Salón, donde ya habían algunos alumnos sentados. Ginny buscó con la mirada a Malfoy.
No tardó en encontrarlo. Sentado entre Millicent Bulstrode y Pansy Parkinson, que parecían estar babeando a su lado, le sonrió alegremente. Ginny movió su rostro formando un gesto desagradable, sintiendo al mismo tiempo su corazón abrumado: Había sentido que su pulso se aceleraba sólo al verlo.
-¿Vienes, Ginny?-le preguntó Hermione, que se había detenido a esperarla.
-Sí, sí...
Tragó saliva y siguió a Hermione hacia la mesa Gryffindor.
Los chicos de primero no tardaron en hacer su aparición en el Gran Salón. La profesora McGonagall llegó cargando el Sombrero Seleccionador, que parecía comenzar con su canción. Ginny no escuchaba...
¿Qué era exactamente lo que estaba sintiendo? Hace un rato ella misma se había dejado claro que Draco Malfoy no le importaba en lo absoluto. Pero entonces, ¿Por qué ese odioso vuelco al estómago al verlo sonreir? Bueno, dijo una dulce voz en su cabeza, es porque te besó y la impresión no se iba a olvidar al instante. O tal vez, murmuró otra voz, es porque, aunque no quieras admitirlo... te gusta.
Un brote de aplausos interrumpió sus meditaciones. Confundida, levantó sus manos y aplaudió vagamente. El Sombrero Seleccionador ya había terminado su canción.
La profesora McGonagall levantó el viejo y raído Sombrero, mientras con voz estridente llamaba:
-¡Autrey, Lisa!
Ginny observaba cómo una chica de cabello negro y ondulado se acercaba nerviosamente al taburete y se ponía el Sombrero. Un momento de silencio y luego...
-¡Hufflepuff!
Una sensación le indicaba que alguien tenía los ojos puestos en su rostro y la observaba ampliamente. Ella ya sabía quién era, pero no iba a mirar...
-¡Cox, Natalie!
No podía soportarlo... Era una sensación estúpida, pero no podía eludirla. Casi sentía que le quemaban el rostro.
-¡Slytherin!
Miró. Sus ojos castaños se conectaron fácilmente con los ojos grises de Malfoy. Él le dedicó una pequeña sonrisa, y ella sintió que se sonrojaba. Moviendo bastante sus labios, pero sin producir ningún sonido, le preguntó: "¿Tengo algo en la cara?"
Malfoy rió divertido y negó con la cabeza.
Ginny hizo una falsa expresión de agradecimiento. Pero cuando se disponía a decir otra cosa, Ron la interrumpió.
-¿Ginny, qué haces?-la mirada de Ron siguió el punto donde estaban los ojos de su hermana y se encontró con Malfoy. Pegó con un puño en la mesa y se volvió a verla, con el rostro enrojecido por el enojo-. ¿Qué ocurre con Malfoy?
Por: JkRowling.
Ginny volvió al compartimiento donde estaban Harry, Ron y Hermione. Sin decir una sola palabra, tomó asiento junto a la ventanilla.
-¿Qué tienes? Pareces agitada-manifestó Ron, observando a su hermana, preocupado.
-Yo... eh... nada-contestó, dedicándole al pelirrojo una falsa sonrisa-. Sólo me apresuré un poco al caminar.
-Tienes los labios con sangre ¿Qué pasó, Ginny?-insistió su hermano, comenzando a enfadarse.
-Me mordí-mintió de inmediato.
Ginny vio de reojo, que Harry, Ron y Hermione se dirigían miradas de incredulidad, algo que las molestó. ¿Por qué todos estaban tan atentos a su maldito comportamiento?
-Estoy bien, ¿de acuerdo?-añadió, con el rostro algo más seguro.
-De acuerdo-se encogió de hombros Ron-. Pero si tal vez alguien te molestó o quiso pasarse de listo contigo...
-Nadie lo hizo, Ron-intervino ella, luego de mover sus ojos cansinamente-. Y por si no lo imaginas, yo sé defenderme sola.
El pelirrojo soltó una carcajada de impresión, mientras levantaba sus manos en son de paz.
-Sólo comentaba...
El resto del viaje fue bastante más tranquilo. Ginny no volvió a salir del compartimiento. No por miedo, sino por tomar una verdadera medida de prevención: Otro beso más con Malfoy y ella se derretía ahí mismo.
Realmente no le gustaba. Era Draco Malfoy, un asqueroso Slytherin, racista, arrogante y maleducado. ¿Podría alguien encontrar una buena cualidad en él, aparte de sus brazos fuertes, su abdomen increíblemente desarrollado, sus piernas gruesas y su sonrisa enloquecedora?
Desde luego que no. A pesar de ser un modelo de seducción, Malfoy no era nada más que un malvado. Y ella había evitado a un chico Ravenclaw sólo porque se burlaba de los hermanos Creevey... En vista de eso, ¿podría soportar a uno que se alegraba de las tragedias de los demás sólo por placer? La mente ordenada, inteligente y orgullosa de Ginny Weasley no se iba a alborotar sólo porque sus odiosas hormonas relampagueaban al ver a Draco Malfoy. No, señor.
El Expreso de Hogwarts ya aminoraba la marcha. Ginny se levantó de su asiento, con una extraña sensación de nerviosismo, lo que debía notarse porque Hermione preguntó:
-¿Tienes algo Ginny? Estás pálida.
-No-rió ella, mientras acomodaba su cabello suelto-. Sólo es el viaje...
Bajaron del tren, empujados por los demás estudiantes que intentaban correr a tomar los primeros carruajes. Ginny casi no notó que en su concentración por buscar algún rastro de Malfoy se estaba quedando atrás de Harry, Ron y Hermione.
-¡Fíjate!-le gritó una chica de quinto, empujándola.
-Lo siento-se disculpó, confundida. Luego sacudió su cabeza. ¿Qué diablos estaba haciendo?
Corrió para aproximarse a sus amigos, que la esperaban al pie de un carruaje.
-Llevo horas sin comer, ¿sabes?-comentó Ron, malhumorado.
Subieron al carruaje, sin hacer otra cosa que castañear los dientes, producto del frío. Ella tampoco había notado que tenía bastante hambre, y deseaba que la ceremonia de selección no fuera a tardar tanto. En realidad, sólo quería llegar a su habitación.
-Si no entro luego, voy a morir de hipotermia-dijo Harry, temblando.
-Yo moriré de desnutrición-Espetó Ron, frotándose el estómago.
Hermione rió, moviéndose su cabeza en desaprobación.
Ginny estaba demasiado absorta en sus pensamientos, como para estar escuchando sus bromas, lo que nuevamente preocupó a su hermano.
-No te voy a preguntar nada-Dijo éste, cuando ella se volvió con el rostro hastiado-. Pero estás demasiado extraña.
Ginny asintió fervientemente y volvió a mirar el paisaje, sólo sonriendo al pensar: "Si tú supieras, hermanito..."
El carruaje se detuvo. Un nuevo desorden se desató en las entradas del colegio, ya que todos hacían desesperados esfuerzos por pasar rápidamente.
Ginny suspiró cansada, mientras miraba hacia el cielo. No llovía, pero unas nubes grises cubrían cada trozo del firmamento. Soplaba un viento helado, que parecía quemar la piel.
Finalmente, los cuatro muchachos pudieron abrirse paso entre los demás estudiantes y entrar al vestíbulo delantero por la puerta de roble.
-¡Gracias a Dios!-musitó Ron, jadeando.
Caminaron hacia el Gran Salón, donde ya habían algunos alumnos sentados. Ginny buscó con la mirada a Malfoy.
No tardó en encontrarlo. Sentado entre Millicent Bulstrode y Pansy Parkinson, que parecían estar babeando a su lado, le sonrió alegremente. Ginny movió su rostro formando un gesto desagradable, sintiendo al mismo tiempo su corazón abrumado: Había sentido que su pulso se aceleraba sólo al verlo.
-¿Vienes, Ginny?-le preguntó Hermione, que se había detenido a esperarla.
-Sí, sí...
Tragó saliva y siguió a Hermione hacia la mesa Gryffindor.
Los chicos de primero no tardaron en hacer su aparición en el Gran Salón. La profesora McGonagall llegó cargando el Sombrero Seleccionador, que parecía comenzar con su canción. Ginny no escuchaba...
¿Qué era exactamente lo que estaba sintiendo? Hace un rato ella misma se había dejado claro que Draco Malfoy no le importaba en lo absoluto. Pero entonces, ¿Por qué ese odioso vuelco al estómago al verlo sonreir? Bueno, dijo una dulce voz en su cabeza, es porque te besó y la impresión no se iba a olvidar al instante. O tal vez, murmuró otra voz, es porque, aunque no quieras admitirlo... te gusta.
Un brote de aplausos interrumpió sus meditaciones. Confundida, levantó sus manos y aplaudió vagamente. El Sombrero Seleccionador ya había terminado su canción.
La profesora McGonagall levantó el viejo y raído Sombrero, mientras con voz estridente llamaba:
-¡Autrey, Lisa!
Ginny observaba cómo una chica de cabello negro y ondulado se acercaba nerviosamente al taburete y se ponía el Sombrero. Un momento de silencio y luego...
-¡Hufflepuff!
Una sensación le indicaba que alguien tenía los ojos puestos en su rostro y la observaba ampliamente. Ella ya sabía quién era, pero no iba a mirar...
-¡Cox, Natalie!
No podía soportarlo... Era una sensación estúpida, pero no podía eludirla. Casi sentía que le quemaban el rostro.
-¡Slytherin!
Miró. Sus ojos castaños se conectaron fácilmente con los ojos grises de Malfoy. Él le dedicó una pequeña sonrisa, y ella sintió que se sonrojaba. Moviendo bastante sus labios, pero sin producir ningún sonido, le preguntó: "¿Tengo algo en la cara?"
Malfoy rió divertido y negó con la cabeza.
Ginny hizo una falsa expresión de agradecimiento. Pero cuando se disponía a decir otra cosa, Ron la interrumpió.
-¿Ginny, qué haces?-la mirada de Ron siguió el punto donde estaban los ojos de su hermana y se encontró con Malfoy. Pegó con un puño en la mesa y se volvió a verla, con el rostro enrojecido por el enojo-. ¿Qué ocurre con Malfoy?
