Capítulo 6: "Encuentros nocturnos".
Por: JkRowling6.
Quince puntos menos para Gryffindor.
Ginny tomó asiento en el último pupitre de la sala de clases, aún resoplando de furia por las burlas de los desagradables Slytherin y la expresión odiosamente satisfecha en el rostro de Severus Snape al quitar los respectivos puntos de su casa. Había escuchado la reprimenda en completo silencio, consciente de lo mucho que podía perjudicar una palabra de protesta a ella misma y a sus compañeros.
Nunca los Gryffindors de sexto año habían tenido que compartir clases con los Slytherin en Pociones. Ginny se había visto obligada a elegir esa asignatura si lo que quería era estudiar Alquimia, pero en ese preciso momento maldecía la hora en que su cerebro había llegado a tomar la decisión.
Suspiró mientras Snape volteaba a anotar los complejos nombres de las nuevas pociones y contenidos que verían ese año.
Además de prepararse para una verdadera lucha espiritual y sicológica si lo que quería era aprobar en Pociones aquel año, ahora se agregaba a su desbordante lista de problemas algo mucho más peligroso: Encontrarse con Draco Malfoy en el aula de Encantamientos, a merced del castigo más grande de su vida si Filch la sorprendía merodeando por el castillo a medianoche y de un verdadero escándalo si algún estudiante la encontraba acompañada de Draco Malfoy. Eso sin imaginar lo que sería capaz de hacer Ron si se enteraba. Pero si no asistía a su cita con Malfoy... Ron se enteraría de todas formas.
Malfoy la había chantajeado cruelmente. ¿Tenía opción? Lo que hiciera le llevaría el mayor problema de su vida de todas formas. Volvió a suspirar. Iba a enfrentar a Malfoy y a exigirle de una vez que la dejara en paz. Eso era la único que quería.
~~***~~
La clase de Pociones terminó entre las quejas furiosas de los Gryffindor por los puntos restados a su casa y las sonrisas burlonas de los jóvenes Slytherin, satisfechos como siempre después de un buen discurso del jefe de su casa.
Ginny caminó entre la multitud de alumnos que salían de las aulas comentando sobre los nuevos contenidos del año en cada asignatura. Ella se estaba preguntando lo que opinaría Hermione si le contara sobre la "invitación" de Draco Malfoy a la sala de Encantamientos. Seguramente sería capaz de avisarle a la profesora McGonagall todo lo que estaba sucediendo y Ginny no creía que esa era la mejor solución. No tenía a nadie a quien contarle, nadie con quien charlar no sólo sobre lo que estaba pasando, sino sobre lo que estaba sintiendo.
Apuró el paso. Sintió de pronto que se mareaba, cansada del bullicio y de lo asfixiante de estar aprisionada entre cientos de estudiantes. Alguien le hablaba, pero ella no tenía fuerzas para responder. Jadeó y de pronto todo dio un vuelco. Caía…
-Pudo haber sido mucho peor… Si el señor Malfoy no hubiese estado ahí…
Abrió los ojos. Las cortinas de encaje y las sábanas blancas y suaves que la cubrían le indicaron rápidamente dónde se encontraba. Frunció el entrecejo intentando comprender por qué estaba ahí. Sólo lograba recordar que de pronto todo daba vueltas y que alguien le hacía preguntas al oído que ella era incapaz de responder… Ese alguien era…
-¡Despertó!-una voz conocida le hizo sobresaltarse y antes que pudiera decir algo, las cortinas habían sido reemplazadas por el rostro pálido de Hermione-. ¡Ginny! ¡Ginny, querida, te desmayaste! Estuviste a un centímetro de azotar tu cabeza contra el piso, Ginny… ¿Cómo te sientes ahora? ¿Estás mejor? Has estado inconsciente mucho rato. Estamos preocupados por ti, no entendemos por qué te desmayaste…
-Tranquilízate, Hermione-susurró Harry, que sonreía a su lado-. Ginny está mejor ahora, ¿verdad? De seguro la pócima que te dio la Señora Promfey te hizo sentir mejor…
-No desayuné esta mañana-musitó Ginny-. Me quedé dormida y salí a clases corriendo. Es por eso, no pasa nada.
-Bueno… que te sirva de lección y no nos vuelvas a dar un susto como este, Ginny-replicó Hermione, en tono duro, aunque podía notarse la expresión dulce de su rostro.
Sintieron un chasquido.
-Venía a saber cómo sigues-tras un ramo de rosas blancas escucharon la voz ronca de Draco Malfoy.
Harry y Hermione cruzaron los brazos. La expresión de sus rostros había cambiado radicalmente.
-¿Qué haces tú aquí?-preguntó Ginny, sorprendida-. ¿Cómo supiste?
-Olvidé decírtelo-suspiró Hermione-. Fue Malfoy el que te sostuvo antes de que cayeras al suelo.
-Un detalle sin importancia-susurró él, entregándole el ramo de rosas, mientras depositaba un suave beso en su mejilla-. Espero que te encuentres mejor.
-Sí, la verdad es que me encontraba mucho mejor antes de que tú llegaras aquí-replicó, recuperando de inmediato la fuerza que la caracterizaba-. Así que, como ya te enteraste que estoy bien, puedes salir, ¿por favor? ¡Gracias! ¡Las flores están preciosas!
-Muy bien, me voy-aceptó Malfoy, sin perturbarse. Se inclinó hacia el rostro de Ginny y la besó en la frente-. Que no se te olvide lo que conversamos-añadió en un susurro-. ¡Adiós!
Malfoy caminó hacia la puerta tranquilamente y salió dedicándole una última sonrisa. Harry resopló.
-¿Qué se cree este imbécil viniendo a visitarte? ¡No quiero imaginar lo que sería capaz de hacer Ron si lo hubiera visto!
-¿Y Ron? ¿Dónde está el?-se extrañó Ginny.
-No lo sabemos-contestó Hermione-. Éstos últimos días él se desaparece a menudo, y no ganamos nada cuando le preguntamos.
-Sí, en el verano él también salió muchas veces de la casa y siempre iba a Diagon Alley…
Volvió a sonar la puerta y se escucharon las palabras de reclamo de la señora Promfey.
-¡Disculpe, tengo que ver a mi hermana!
Hermione se acercó a ver por la puerta, pero segundos antes de que su mano tomara la manija, ésta se abrió.
-¡Ginny!
El pelirrojo corrió hasta su hermana y la abrazó bruscamente.
-¡Ginny, linda! Siento haber tardado, pero estaba… Bueno, cuando me dijeron… ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? ¡Sólo sé que te desmayaste!
-Es que en realidad no hay nada más que saber-dijo Ginny, respirando aliviada cuando Ron la soltó- No tomé desayuno esta mañana, me dio fatiga y listo, me desmayé al salir de clase de Pociones.
-¡No, pero no es tan simple! ¿Por qué no tomaste desayuno, Ginny?-inquirió el pelirrojo, cambiando la expresión preocupada de su cara, que de pronto se volvió incrédula-. ¡No estarás haciendo dieta!
-Por Dios, Ron, ¡claro que no!-exclamó la chica sintiéndose ofendida-. No desayuné porque me quedé dormida y simplemente no tuve tiempo, nada más…
-¡Ah, qué bueno, porque no me gustaría tener una hermana que anduviera comiendo verdura todo el día!-expresó, ganando las risas de Harry y Hermione-. Bueno, entonces está bien… Y a propósito de eso, ¿cómo fue que no te hiciste daño al caer al piso?
Harry, Hermione y Ginny permanecieron en silencio. Ron esperó al respuesta, mirándolos de uno a otro.
-¿Qué pasa?
-Es que… -Hermione se atrevió a hablar-. En realidad Malfoy pasaba cerca de Ginny en ese momento y él la sostuvo antes de que cayera y la trajo a enfermería, con muy voluntad, por cierto.
-¡¿Malfoy?!
-Ehh… sip-aceptó Hermione tímidamente.
-Pero, ¿alguien me puede explicar que hace ese imbécil cerca de ti por todos lados? ¡Ayer también estaba molestándote en el Gran Salón! ¡Lo único que falta es que ahora me digan que vino a verte!
Harry carraspeó.
-Bueno, eso también lo hizo con muy buena voluntad, Ron. Realmente yo creo que…
-¡¿QUÉ?! ¡Entonces vino a verla! ¡Ah, no! ¡Me va a escuchar!
-¡RON, NO!-gritó Ginny. El pelirrojo se detuvo en seco. Había comprobado muchas veces lo peligroso que se volvía todo cuando su hermana gritaba de esa manera-. ¡Tú me vas a escuchar a mí! ¡Draco no ha hecho nada malo para que vayas a golpearlo! ¡Y ayer discutimos precisamente por algo parecido, no quiero saber que tú estás metiéndote en problemas con él sin motivos! Y yo no soy una estúpida que no sabe lo que hace, quiero que por un segundo me dejes tranquila, y si estás molestando a Draco vamos a tener problemas serios, ¿entendiste? ¿No te das cuenta que si él no hubiese estado ahí yo podría haber tenido una lesión más grave o tu maldito orgullo no te lo permite?
-Draco… ahora es Draco-dijo Ron, con el rostro enrojecido en furia.
-¡Draco, Malfoy, como sea! Ron, ¿eso qué diablos importa?
-Mucho. Me sirve para entender cómo están las cosas ahora… Bien, si tú quieres meterte con ese imbécil, allá tú. Luego no digas que no te lo advertí. ¡Pero si llega a hacerte algo, te prometo que lo buscaré en dónde sea para hacerlo pagar!
-Él no va a hacer nada, así que ahorra tus promesas. Y si lo hiciera, de cualquier manera, él u otra persona, yo sé defenderme sola.
-Muy… muy bien-asintió el pelirrojo, saliendo de la puerta con un fuerte portazo.
-¡Dios, pero qué le pasa a ese muchacho!-exclamó la Señora Promfey entrando a la enfermería-. La señorita Weasley necesita descanso, por lo tanto les voy a pedir a ustedes dos que la dejen sola.
-¿Descanso? ¡Pero si estoy bien! ¡Quiero a almorzar!
-Eso no va a ser posible-replicó la enfermera-. Usted va quedarse aquí hasta más tarde.
-Pero…
-¡Pero nada! Ahora, señorita Granger, señor Potter…
-Nos vemos, Ginny-dijo Hermione-. Descansa.
-¡Hazle caso, ella sabe lo que hace!-exclamó Harry, tomando a Hermione por los hombros y empujándola hacia la salida.
-¡De acuerdo!-dijo Ginny, recostándose nuevamente con un suspiro de cansancio.
-La dejo descansar, señorita Weasley-avisó la señora Promfey-. La puerta estará abierta, por si necesita algo.
-Muchísimas gracias-respondió Ginny. Estaba más contenta, a pesar de la discusión con su hermano. Miró hacia la mesita de noche, y vio el ramo de rosas que Draco había traído hace un rato. Ya lo había decidido.
Iba a ir a su encuentro con Malfoy.
Por: JkRowling6.
Quince puntos menos para Gryffindor.
Ginny tomó asiento en el último pupitre de la sala de clases, aún resoplando de furia por las burlas de los desagradables Slytherin y la expresión odiosamente satisfecha en el rostro de Severus Snape al quitar los respectivos puntos de su casa. Había escuchado la reprimenda en completo silencio, consciente de lo mucho que podía perjudicar una palabra de protesta a ella misma y a sus compañeros.
Nunca los Gryffindors de sexto año habían tenido que compartir clases con los Slytherin en Pociones. Ginny se había visto obligada a elegir esa asignatura si lo que quería era estudiar Alquimia, pero en ese preciso momento maldecía la hora en que su cerebro había llegado a tomar la decisión.
Suspiró mientras Snape volteaba a anotar los complejos nombres de las nuevas pociones y contenidos que verían ese año.
Además de prepararse para una verdadera lucha espiritual y sicológica si lo que quería era aprobar en Pociones aquel año, ahora se agregaba a su desbordante lista de problemas algo mucho más peligroso: Encontrarse con Draco Malfoy en el aula de Encantamientos, a merced del castigo más grande de su vida si Filch la sorprendía merodeando por el castillo a medianoche y de un verdadero escándalo si algún estudiante la encontraba acompañada de Draco Malfoy. Eso sin imaginar lo que sería capaz de hacer Ron si se enteraba. Pero si no asistía a su cita con Malfoy... Ron se enteraría de todas formas.
Malfoy la había chantajeado cruelmente. ¿Tenía opción? Lo que hiciera le llevaría el mayor problema de su vida de todas formas. Volvió a suspirar. Iba a enfrentar a Malfoy y a exigirle de una vez que la dejara en paz. Eso era la único que quería.
~~***~~
La clase de Pociones terminó entre las quejas furiosas de los Gryffindor por los puntos restados a su casa y las sonrisas burlonas de los jóvenes Slytherin, satisfechos como siempre después de un buen discurso del jefe de su casa.
Ginny caminó entre la multitud de alumnos que salían de las aulas comentando sobre los nuevos contenidos del año en cada asignatura. Ella se estaba preguntando lo que opinaría Hermione si le contara sobre la "invitación" de Draco Malfoy a la sala de Encantamientos. Seguramente sería capaz de avisarle a la profesora McGonagall todo lo que estaba sucediendo y Ginny no creía que esa era la mejor solución. No tenía a nadie a quien contarle, nadie con quien charlar no sólo sobre lo que estaba pasando, sino sobre lo que estaba sintiendo.
Apuró el paso. Sintió de pronto que se mareaba, cansada del bullicio y de lo asfixiante de estar aprisionada entre cientos de estudiantes. Alguien le hablaba, pero ella no tenía fuerzas para responder. Jadeó y de pronto todo dio un vuelco. Caía…
-Pudo haber sido mucho peor… Si el señor Malfoy no hubiese estado ahí…
Abrió los ojos. Las cortinas de encaje y las sábanas blancas y suaves que la cubrían le indicaron rápidamente dónde se encontraba. Frunció el entrecejo intentando comprender por qué estaba ahí. Sólo lograba recordar que de pronto todo daba vueltas y que alguien le hacía preguntas al oído que ella era incapaz de responder… Ese alguien era…
-¡Despertó!-una voz conocida le hizo sobresaltarse y antes que pudiera decir algo, las cortinas habían sido reemplazadas por el rostro pálido de Hermione-. ¡Ginny! ¡Ginny, querida, te desmayaste! Estuviste a un centímetro de azotar tu cabeza contra el piso, Ginny… ¿Cómo te sientes ahora? ¿Estás mejor? Has estado inconsciente mucho rato. Estamos preocupados por ti, no entendemos por qué te desmayaste…
-Tranquilízate, Hermione-susurró Harry, que sonreía a su lado-. Ginny está mejor ahora, ¿verdad? De seguro la pócima que te dio la Señora Promfey te hizo sentir mejor…
-No desayuné esta mañana-musitó Ginny-. Me quedé dormida y salí a clases corriendo. Es por eso, no pasa nada.
-Bueno… que te sirva de lección y no nos vuelvas a dar un susto como este, Ginny-replicó Hermione, en tono duro, aunque podía notarse la expresión dulce de su rostro.
Sintieron un chasquido.
-Venía a saber cómo sigues-tras un ramo de rosas blancas escucharon la voz ronca de Draco Malfoy.
Harry y Hermione cruzaron los brazos. La expresión de sus rostros había cambiado radicalmente.
-¿Qué haces tú aquí?-preguntó Ginny, sorprendida-. ¿Cómo supiste?
-Olvidé decírtelo-suspiró Hermione-. Fue Malfoy el que te sostuvo antes de que cayeras al suelo.
-Un detalle sin importancia-susurró él, entregándole el ramo de rosas, mientras depositaba un suave beso en su mejilla-. Espero que te encuentres mejor.
-Sí, la verdad es que me encontraba mucho mejor antes de que tú llegaras aquí-replicó, recuperando de inmediato la fuerza que la caracterizaba-. Así que, como ya te enteraste que estoy bien, puedes salir, ¿por favor? ¡Gracias! ¡Las flores están preciosas!
-Muy bien, me voy-aceptó Malfoy, sin perturbarse. Se inclinó hacia el rostro de Ginny y la besó en la frente-. Que no se te olvide lo que conversamos-añadió en un susurro-. ¡Adiós!
Malfoy caminó hacia la puerta tranquilamente y salió dedicándole una última sonrisa. Harry resopló.
-¿Qué se cree este imbécil viniendo a visitarte? ¡No quiero imaginar lo que sería capaz de hacer Ron si lo hubiera visto!
-¿Y Ron? ¿Dónde está el?-se extrañó Ginny.
-No lo sabemos-contestó Hermione-. Éstos últimos días él se desaparece a menudo, y no ganamos nada cuando le preguntamos.
-Sí, en el verano él también salió muchas veces de la casa y siempre iba a Diagon Alley…
Volvió a sonar la puerta y se escucharon las palabras de reclamo de la señora Promfey.
-¡Disculpe, tengo que ver a mi hermana!
Hermione se acercó a ver por la puerta, pero segundos antes de que su mano tomara la manija, ésta se abrió.
-¡Ginny!
El pelirrojo corrió hasta su hermana y la abrazó bruscamente.
-¡Ginny, linda! Siento haber tardado, pero estaba… Bueno, cuando me dijeron… ¿Qué fue exactamente lo que sucedió? ¡Sólo sé que te desmayaste!
-Es que en realidad no hay nada más que saber-dijo Ginny, respirando aliviada cuando Ron la soltó- No tomé desayuno esta mañana, me dio fatiga y listo, me desmayé al salir de clase de Pociones.
-¡No, pero no es tan simple! ¿Por qué no tomaste desayuno, Ginny?-inquirió el pelirrojo, cambiando la expresión preocupada de su cara, que de pronto se volvió incrédula-. ¡No estarás haciendo dieta!
-Por Dios, Ron, ¡claro que no!-exclamó la chica sintiéndose ofendida-. No desayuné porque me quedé dormida y simplemente no tuve tiempo, nada más…
-¡Ah, qué bueno, porque no me gustaría tener una hermana que anduviera comiendo verdura todo el día!-expresó, ganando las risas de Harry y Hermione-. Bueno, entonces está bien… Y a propósito de eso, ¿cómo fue que no te hiciste daño al caer al piso?
Harry, Hermione y Ginny permanecieron en silencio. Ron esperó al respuesta, mirándolos de uno a otro.
-¿Qué pasa?
-Es que… -Hermione se atrevió a hablar-. En realidad Malfoy pasaba cerca de Ginny en ese momento y él la sostuvo antes de que cayera y la trajo a enfermería, con muy voluntad, por cierto.
-¡¿Malfoy?!
-Ehh… sip-aceptó Hermione tímidamente.
-Pero, ¿alguien me puede explicar que hace ese imbécil cerca de ti por todos lados? ¡Ayer también estaba molestándote en el Gran Salón! ¡Lo único que falta es que ahora me digan que vino a verte!
Harry carraspeó.
-Bueno, eso también lo hizo con muy buena voluntad, Ron. Realmente yo creo que…
-¡¿QUÉ?! ¡Entonces vino a verla! ¡Ah, no! ¡Me va a escuchar!
-¡RON, NO!-gritó Ginny. El pelirrojo se detuvo en seco. Había comprobado muchas veces lo peligroso que se volvía todo cuando su hermana gritaba de esa manera-. ¡Tú me vas a escuchar a mí! ¡Draco no ha hecho nada malo para que vayas a golpearlo! ¡Y ayer discutimos precisamente por algo parecido, no quiero saber que tú estás metiéndote en problemas con él sin motivos! Y yo no soy una estúpida que no sabe lo que hace, quiero que por un segundo me dejes tranquila, y si estás molestando a Draco vamos a tener problemas serios, ¿entendiste? ¿No te das cuenta que si él no hubiese estado ahí yo podría haber tenido una lesión más grave o tu maldito orgullo no te lo permite?
-Draco… ahora es Draco-dijo Ron, con el rostro enrojecido en furia.
-¡Draco, Malfoy, como sea! Ron, ¿eso qué diablos importa?
-Mucho. Me sirve para entender cómo están las cosas ahora… Bien, si tú quieres meterte con ese imbécil, allá tú. Luego no digas que no te lo advertí. ¡Pero si llega a hacerte algo, te prometo que lo buscaré en dónde sea para hacerlo pagar!
-Él no va a hacer nada, así que ahorra tus promesas. Y si lo hiciera, de cualquier manera, él u otra persona, yo sé defenderme sola.
-Muy… muy bien-asintió el pelirrojo, saliendo de la puerta con un fuerte portazo.
-¡Dios, pero qué le pasa a ese muchacho!-exclamó la Señora Promfey entrando a la enfermería-. La señorita Weasley necesita descanso, por lo tanto les voy a pedir a ustedes dos que la dejen sola.
-¿Descanso? ¡Pero si estoy bien! ¡Quiero a almorzar!
-Eso no va a ser posible-replicó la enfermera-. Usted va quedarse aquí hasta más tarde.
-Pero…
-¡Pero nada! Ahora, señorita Granger, señor Potter…
-Nos vemos, Ginny-dijo Hermione-. Descansa.
-¡Hazle caso, ella sabe lo que hace!-exclamó Harry, tomando a Hermione por los hombros y empujándola hacia la salida.
-¡De acuerdo!-dijo Ginny, recostándose nuevamente con un suspiro de cansancio.
-La dejo descansar, señorita Weasley-avisó la señora Promfey-. La puerta estará abierta, por si necesita algo.
-Muchísimas gracias-respondió Ginny. Estaba más contenta, a pesar de la discusión con su hermano. Miró hacia la mesita de noche, y vio el ramo de rosas que Draco había traído hace un rato. Ya lo había decidido.
Iba a ir a su encuentro con Malfoy.
