bCapítulo 9: "Explicaciones y sospechas"./b

iPor: JkRowling./i

La luz del día comenzó a filtrarse tenuemente por la ventana. Ginny arrugó la frente, deseando que alguien se compadeciera de ella e intentara recompensar la mala noche que había pasado tapando los rayos de luz que ahora interrumpían su descanso. Volteó y procuró seguir durmiendo, pero había algo que no la dejaba. No tardó en recordarlo.

Abrió los ojos y se encontró con el rostro sereno de Draco Malfoy, su mirada divertida y curiosa, observándola despertar como si fuera un entretenido programa de televisión.

-¿Qué…? ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras?-inquirió Ginny, avergonzada, separándose bruscamente.

-No sabía lo hermosa que te ves mientras duermes-respondió, sin sonreír.

-Y yo no recordaba lo imbécil que podías llegar a ser-respondió secamente, mientras se levantaba de la colcha y observaba su reloj-. ¿Sabes la hora que es? Ya deben venir todos a clase, Malfoy, por Dios…

-¡Yo no soy el responsable de todo! Eres tú la que dormía plácidamente y yo el alma caritativa que no quiso despertarte…

-Y también eres tú el alma caritativa que me metió en este lío. ¡Lo peor es que ya casi no tenemos tiempo, así que levántate ahora y huyamos de este lugar antes que todo el mundo nos encuentre juntos!-exclamó Ginny, arreglándose el cabello y tomando la túnica negra que la noche anterior había dejado sobre un pupitre.

-Eso es lo que tanto te complica-observó Draco, acomodando su corbata-. Que te vean conmigo.

-No, o sea, sí… Es decir, no me complica, es que no me gustaría que pensaran cosas que no son.

-¿Cosas que no son?

Draco frunció el entrecejo sin comprender.

-Veamos, Malfoy… ¿Podemos tener esta conversación en otro momento? Están a punto de llegar más de veinte personas a esta sala.

-¿Promesa?-inquirió con una sonrisa entre labios.

-¡Promesa!-aceptó Ginny, levantando su mano-. Pero ahora quiero que hagas desaparecer esta colcha y ordenes la sala con un encantamientos, no tenemos tiempo para hacerlo manualmente.



-Muy bien-aceptó Draco, levantando su varita y murmurando unas palabras que quitaron de inmediato la colcha que segundos antes había estado en el rincón del aula. Caminó hacia el pizarrón y empuñó su varita para ordenar los pupitres que ellos habían trasladado a un rincón-. Ven acá, Ginny, tenemos que salir juntos ahora.

La pelirroja caminó hacia Draco, esquivando las mesas prolijamente ordenadas. Sus pies ya se habían acostumbrado al frío del suelo. Ella amaba estar descalza, en vacaciones acostumbraba a dar vueltas por el patio de la Madriguera sin zapatos, a pesar de las advertencias de su mamá, si en Hogwarts estuviese permitido, seguro asistiría a las clases sin zapatos. Pero aquella fue la primera vez que deseó tener un par en los cuales someter a sus cansados pies.

-¿Por qué no usas zapatos?-le preguntó Draco, mientras hacía girar la manija de la puerta y estaba atento por si alguien venía.

-No me gustan-respondió ella, encogiéndose de hombros, mientras se cargaba en su espalda, también intentando mirar-. No hay nadie, vamos…

Ellos empujaron la puerta y corrieron hasta quedar sin aliento. El castillo aún permanecía solitario, pero podían oír los ruidos de cientos de estudiantes preparándose para salir de sus dormitorios al Gran Salón y encontrarlos corriendo juntos.

Dieron la vuelta, riendo aliviados porque ya no habían riesgos.

O al menos, eso creían.

-En todo caso, McGonagall sabía que no podíamos haber hecho ieso/i nosotros-exclamó una voz que ellos conocían muy bien-. ¡Y no te rías, Ron! ¡No fue divertido!

Ginny levantó la vista horrorizada. Iba a girar cuando los rostros de Harry, Ron y Hermione aparecieron frente a ellos.

-Ginny… - musitó Hermione, parando en seco junto a sus amigos-. ¿Qué haces…?-su mirada subió al rostro de Malfoy, a su cabello despeinado, a su corbata suelta y a su camisa arrugada y medio abierta.

La pelirroja también miró a Draco. Su mente estaba en blanco, ¿qué iba a decir ahora? Las pruebas para que ellos pensaran que había pasado algo muy extraño estaban en su propia apariencia.

-Eh… nosotros… veníamos… estábamos, es decir…

-Dinos ya qué estabas haciendo con este tipo, Ginny-intervino Ron. Su rostro estaba enrojecido en furia y su mandíbula temblaba-. Habla ahora.

-Sí, es lo que estoy haciendo… nosotros estábamos…

-Limpiando los baños de chicos-terminó Malfoy.

-No estoy hablando contigo-replicó Ron, con los puños apretados-. ¿Es verdad eso, Ginny?

-Sí, es completamente cierto-aceptó, intentando sonreír, para que no notaran su nerviosismo.

-No te creo-espetó el pelirrojo, haciendo que la sonrisa desapareciera al instante-. Tú no puedes entrar al baño de chicos.

-¿Por qué no?

Harry bajó la cabeza como si fuera a reírse, pero se contuvo.

-Por que es de ichicos/i... –contestó su hermano con los dientes apretados.

-Sí, pero eso no importa-dijo Ginny-. Yo estaba haciendo algo importante ahí, y me mandaron, además. Así que si no me crees, deberías cuestionarte la manera en que dan los castigos en este castillo…

-¿Quién los castigó?

-Snape.

-Filch-contestó Malfoy al mismo tiempo.

Ginny lo miró furiosa.

-¿Cómo?-inquirió Ron, cruzando los brazos.

-A ella la castigó Snape y a mí Filch-respondió Draco con naturaleza.

-Hmm… ¿y a los dos el mismo castigo, a la misma hora?-se extrañó Ron.

-Creo que querían que cumpliéramos juntos para terminar más pronto el trabajo… Ya sabes, los baños sucios, es imposible…

El pelirrojo asintió suavemente. Y a Ginny no le faltó escuchar las palabras siguientes para comprender que él no les había creído una palabra de lo que habían dicho.

-Muy bien, hermanita. Voy a averiguar personalmente si las cosas son como dicen-le informó, con una expresión desafiante-. Y si no… entonces será mejor que no imagines lo que soy capaz de hacer.

Había mencionado la última frase con el cuello curiosamente más torcido hacia Malfoy.

-Haz lo que quieras-dijo ella, marcando cada palabra frente al rostro de su hermano-. Lo… que… quieras.

Él asintió y siguió su camino, Harry y Hermione lo siguieron con expresión resignada.

-Bueno-dijo Ginny, cuando ellos ya habían entrado al aula del pasillo-. Al menos ya pasó lo peor.

Draco volvió su rostro atónito.

-¿No te preocupa que Weasley le pregunte a Filch o a Snape al respecto y se entere que todo es mentira?

-Sí, pero ¿qué le voy a hacer?-respondió con dignidad, mientras lo empujaba a caminar-. Y además Ron acostumbra a hacerme este tipo de amenazas porque es un celoso sobre protector.

-Ya, pero ahora realmente pareció estar hablando en serio.

-Como sea, Draco, y ya no quiero hablar más de esto, ¿de acuerdo?-el reciente encuentro había despertado su malhumor-. Además tú no deberías estar tan tranquilo refutándome, cuando es por tu culpa que estoy metida en este gran problema, pero qué te puede importar porque conseguiste lo que querías, ¿no? Y ahora además de todo no me permites pensar optimistamente…

-Lo siento-admitió, sorprendido.

-¿Qué?

-Lo siento, no quería causarte este problema.

Ella alzó una ceja.

-Si no hubieras querido causarme un problema no me habrías chantajeado con lo… con lo del maldito beso del otro día y te alejarías de mí, esa es la única forma de no causarme un problema.

-Ginny-intervino él, caminando hasta ubicarse frente a la chica-. Dime ahora si no quieres que te busque más. Dímelo y no lo vuelvo a hacer.

Ginny levantó la vista. Su mirada se conectó con los ojos grises de Draco, brillantes y temblorosos ante unas palabras que le costaría tan poco mencionar. Pensó en todo lo que había pasado entre ellos, en su mente vagaban imágenes, su piel se erizaba al revivir un puñado de sensaciones que jamás pensó vivir con alguien como él, pero a pesar de eso, ella percibió algo mucho más fuerte. Sintió a su corazón golpeándole el pecho furiosamente, sin ritmo, recordándole lo que estaba pasando. Y bajó la vista, agotada.

-¿Ginny?

-No puedo hacerlo, Draco.

Los labios del chico se separaron levemente. Él también bajo la vista, impresionado.

-No quiero hacerlo.

Draco sonrió con ligereza. Levantó los brazos y la estrechó suavemente.

Pero éste fue un abrazo distinto, cálido, especial.