Damas y caballeros, les doy las gracias por leer mi humilde historia basada en los personajes de la escritora J. K. Rowling. Espero que si les gustó el primero, les guste el segundo, porque lo he hecho lo mejor posible. Disfruten, si pueden, de este capítulo.
Capítulo 2: Indudablemente culpable
El sol brillaba y nuestra querida protagonista, Ginny Weasley, observaba con atención un conejo que había al lado del arbusto que tenía a su derecha. Ella, con su bloc de dibujo y sus lápices muggles (que le regaló Harry el año anterior), estaba dibujando al animal ágilmente antes de que se fuera. No era la mejor dibujante de Inglaterra, pero tenía cierto talento. Y lo más importante, aprendía rápido.
Lo cierto es que cada día iba a practicar a su rincón favorito. Que ella supiese, nadie conocía ese lugar. Estaba cerca del bosque prohibido, y por eso generalmente nadie se acercaba. Eso le gustaba.
Ese año había adquirido cierta popularidad, y nunca conseguía estar sola. Últimamente siempre quería estarlo. Necesitaba pensar, necesitaba relajarse y pensar objetivamente. La muerte de su novio la había trastornado un poco. No conseguía sacarse de la cabeza quién podía haber hecho algo tan monstruoso. Estaba dolida. Hacía poco que salían juntos, y no había llegado a quererle, pero sí a tenerle cierto cariño. Era dulce y amable con ella, y siempre la ayudaba en lo que fuera. Ella le había traído allí, a su escondrijo. Era el único que lo había visto. Se sentaron debajo del fuerte árbol, y leyeron poesía. Fue precioso. Ella no podía pensar en eso sin echarse a llorar.
Quién fuera el que lo había hecho, era un ser despreciable que merecía ir a Azkaban. Y sólo podía pensar en una persona. Sólo en una. Draco Malfoy. Y quería ser ella quién le descubriese, quién le hiciese confesar. Si él era culpable del asesinato de Terry Boot, quería hacérselo saber al mundo. Quería llevárlo ante Dumbledore y mostrarle la verdad. Mostrarle al monstruo llamado Draco Malfoy que había matado a sangre fría a un alumno sin razón aparente. Terry no había hecho daño a nadie jamás. Jamás.
Dumbledore no había descubierto nada al respecto, aún. Ella sabía que hacía lo que podía, pero el asesino parecía ser muy astuto. Aunque Draco no había dejado pruebas de su delito, su instinto no la dejaba tranquila. Todo señalaba a Malfoy. Además, la coartada que había proporcionado era patética. Estaba paseando sólo. Anda ya. Estaba asesinando brutalmente a una persona inocente de todo crimen por puro placer. ¡Era inaudito!
No podía quedarse con los brazos cruzados, ¡y no pensaba hacerlo! Esa misma tarde empezaría una campaña contra Draco Malfoy. Quizá no conseguiría hacerle confesar con eso, pero al menos le molestaría bastante tener a toda la escuela en su contra. Creyendo que es un asesino, hablando de él a sus espaldas, mirándole mal a cada paso... Perfecto. Era momento de comenzar su plan.
- Lo siento, Draco Malfoy. Esta vez, no vas a salirte con la tuya.
Y así, nuestra querida protagonista empezó su lucha contra el mal, y sin saberlo, empezó su camino hacía el amor.
N/A:
Damas y caballeros, siento que el tamaño de mis capítulos sea tan escaso, pero a mi parecer son mejor cortos y concisos, que largos y pesados. Como ya dije en el capítulo anterior, si son tan amables de dejar alguna crítica constructiva o algún elogio que pueda servirme como aliciente para continuar, se lo agradeceré mucho.
Ah, y gracias a las personas que han dejado review. Son muy amables.
Atentamente,
Pukk
