QuIdDiTcH & PaSaReLa

Capítulo 1.

Dormía tan plácidamente que daba gusto verla. Muchas personas la envidiaban. Ella estaba acostumbrada: era la modelo más famosa y guapa del mundo mágico.

Tenía fans a lo largo y ancho del globo.

Era la imagen perfecta para el diseñador mago de ropa moderna. El más conocido y rico, Hugh Blond.

Ella tenía 22 años y se llamaba Hermione Granger, aunque su nombre artístico fuese Minger.

Pero sin saberlo, su sueño se vio alterado por una llamada de teléfono.

-¡¡¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!!!¡¡¡RIIIIIIII...!!!

-¡Me cago en...!- gritó una Hermione somnolienta pero enfadada. Echó un vistazo a su reloj de pulsera y rápidamente cogió el telefono.

-¿Minger?

-¿Hugh...?

-Así me llamo. Necesito contarte...

-Hugh, joder, sabes que a mi me gusta muy poco que me llames por teléfono y menos si es para contarme tus...¿Sabes acaso que hora es?

-La verdad es que no... ^^

-Bien, pues para tu información, son las cuatro menos cuarto de la madrugada, y desearía poder dormir un poco.

-Está bien, te lo contaré por la mañana en el taller.

-Adiós Hugh

-Adiós nena.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*. *.*.*.*.*.*.*.*.*.

PoR La MaÑaNa

-No tenías que haber venido, Ginny.

-Hermione, eres mi mejor amiga. Las amigas se visitan.

-Sí, pero siempre eres tú la que lo hace.

-Hoy hemos quedado Harry, Ron y yo en un café nuevo en el Callejón Diagon. Si quieres podrías venir.

Ginny paró de limarle las uñas a Minger para mirar a Hugh, que leía una revista.

-¡Hey, Hugh!

-¿Ajá?- dijo este sin apartar la mirada de su publicación.

-¿La dejas?

Hermione miró suplicante a su jefe.

-¿Y bien?- volvió a preguntar Ginny.

-Tenemos mucho trabajo, Virginia. No sé si podré...

-Sólo es por una tarde.

-Por esta vez...-cedió Hugh

Minger saltó de su silla para abrazar a Hugh.

-¡Eres el mejor jefe del mundo!

-Ya lo sabía ¬¬.

-Y dime, Ginny, ¿qué sitio es ese?

-No te preocupes por eso. Pasaré a recogerte a tu casa sobre las seis.

Hermione volvió a sentarse en su silla, y Virginia siguió limándole las uñas. Cogió una revista y la hojeó.

-¡Eh, mirad esto! "Parvati Patil y Victor Krum han decidido casarse. Tras dos años de relación, la pareja afirma que desean dar ese gran paso. Entre los invitados se encuentran..."¡Wooops! ¡Salimos los tres! "...la famosa Minger, Virginia Weasley y Hugh Blond, entre otros.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*. *.*.*.*.*.*.*.*.*

PoR lA tArDe

Se paró ante la puerta, indecisa. Todavía no había visitado la gran mansión de su amiga y, comparada con su casa, era enorme. Llamó al timbre.

¡¡¡¡DING DONG!!!!

Ginny dio un salto por los aires del susto. Una sirvienta le abrió la puerta.

-No concedemos entrevistas, ni fotos, ni queremos regalos...

-Soy Ginny Weasley.

-¡Ah! Disculpe señorita. Pase por aquí.

La doncella dirigió a Ginny hacia una salita, no sin antes pasar por delante de la grandísima escalinata que había en el recibidor.

-Puede esperar aquí si lo desea.

-Muchas gracias.

-¿Quiere algo de tomar, alguna bebida?¿ O que le diga algo a la señorita?

-No, no, de verdad. Gracias de todas maneras.

Apenas tuvo que esperar, aunque le hubiera gustado. Aquella sala estaba llema de fotografías. En un rincón de la habitación estaban todas las fotos de Hogwarts: del trío, suyas, del castillo, del lago, de Hagrid...

-La señorita ya está lista.

Ginny divisó a Hermione descolgando una pequeña chaqueta. Llevaba aún el pelo mojado. Vestía unos vaqueros y una camisa blanca de manga sisa.

-¿Nos vamos ya?

-Sí, rápido.

Salieron de la casona y se montaron en el coche de Ginny. Arrancaron el coche, camino del café.

-Me gusta tu casa. Es muy acogedora...-comentó Ginny.

-Pues no sabes lo que me gustaría venderla. Una casa tan grande para una persona...a veces me siento muy sola.- le contestó Hermione con melancolía.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*. *.*.*.*.*.*.*.*.*.

En El CaFé

En la cafetería Dulces Brujas, Harry Potter y Ron Weasley descansaban recostados en un sofá.

-¿Cuándo vendrá? Dijo que traería una sorpresa.

-Eso es que nos quiere hacer sufrir.

-Cuidadito con lo que dices de mi hermana, tío.

En ese mismo instante, la puerta se abrió para dejar paso a Ginny y Hermione. Los dos chicos fruncieron el entrecejo intentando asociar el rostro de aquella "sorpresa". Finalmente...

-¿Hermione?- inquirió Ron, dudoso.

Ella asintió sonriendo y corrió a abrazarlos. Ellos hicieron lo mismo. Se dieron un abrazo, si es que un abrazo significa amasijo de piernas, cabezas y brazos. Herm se separó y bajó la mirada al suelo, triste.

-Siento no haberos escrito ni haberme interesado por vosotros. El trabajo me tenía tan obsesionada. Luego me di cuenta de lo que había perdido. Y tuve miedo de que me rechazaseis.

-Eso nunca jamás va a suceder.- le prometió Ron.

-no te eches la culpa. Ron y yo tampoco nos veíamos mucho.- la consoló Harry.

-Gra...- no pudo continuar porque los ojos ya estaban llorosos. Los dos amigos se dieron cuenta, y se fundieron con ella en otro abrazo.-¡Os quiero mucho!

Una persona estaba sonriente en la puerta.

Yo me tengo que ir. Me han llamado del trabajo y es una urgencia. Hasta otra a los tres.

-Adiós, Gin.

-Hasta mañana.

-Adiós, cielo.

Se quedaron en silencio mientras que la menor de los Weasleys salía del café. Pasaron varios segundos antes de que Hermione rompiese el hielo.

-¿Trabajáis en Quidditch, no?- se sentó en el medio del sofá.

-Yo estoy en el Puddlemere United. Soy buscador, y mi entrenador es Oliver Wood, ¿te acuerdas?

-Sí, ese tan guapo que acabó el colegio cuando estábamos en tercero. Además lo he leído en varias revistas.

-¿Tú leyendo revistas?- dijo Ron con una sonrisa sarcástica.

-La verdad es que lo prefieron antes que aburrirme mirando cómo me peinan. ¿Tú en qué equipo estás?

-En la selección de Inglaterra, guardián.

-¡Ah! ¿Pero no eras pésimo jugando?

-Eso no ha tenido gracia.

-Tampoco lo de las revistas, mira por dónde.

-¡Sí, pero eso no era para tanto!

-¿ah, no? Mira, déjalo. Está claro que solo se puede hablar con Harry.

-¡Eh! A mi no me metáis en vuestras estúpidas peleas.

-Es la verdad, Harry. Le conozco desde los once años y cada vez las monta peores. Y siempre empieza él, qué casualidad...

-¡Mentira!

-¡No ni nada!

-Cállate, ¿quieres?

-¡Adiós!- Minger se dirigió hacia la salida.

-¡No hay quien te aguante!¡Y eso que acabas de llegar!

Hermione se detuvo en seco, y se volteó hacia su "amigo"

-¿Ah, sí?- alargó la "i" peligrosamente. Miraba desafiante a Ron.

-¿Cuánto te apuestas?- retó él sin quitar la mirada de los ojos de Minger.

-Si Harry me aguanta una hora más, harás lo que yo diga.

-¿Qué?- Ron pensó por unos segundos- O.K.

Se dieron la mano en señal de cierre del pacto.

-Si gano yo- comenzó Hermione con una sonrisa maliciosa- iremos a una discoteca. Se llama "La Araña". ¿La conoces?

Ron palideció notablemante. Después les dio la espalda.

-Joder, Weasley, no te tomes las cosas así-intervino Harry.

-Déjalo, Harry. Sigamos hablando que me tienes que aguantar una horita.

Y hablaron sobre lo que había sido de ellos después de su salida, de Hogwarts, de los profesores, de Voldemort, de los amigos etc.

Sobre las siete y media, justo una hora después, llamaron a Hermione al Magimobile.

-Soy Hugh. Necesito que vengas lo más rápido que puedas. Problemas.

-Está bien, voy para allá.

Colgó. Buscó a Ron con la mirada. Estaba cogiendo su chaqueta para irse. ¿Y Harry?

-Está en el baño.- informó Ron como si le hubiese leído el pensamiento.

-Vale. Oye, he ganado la apuesta.

-¿Qué?

-Te espero el viernes a las diez. ¡Chao!- y sin dar tiempo a su amigo de reaccionar, se fue.

Harry salió del baño.

-¿Y cómo voy a hacer para saber su dirección?

-Ginny la sabrá.

-Joder, tío. Arañas...