Capítulo 5. "Once upon a time in Mexico..."

Veinticuatro horas más tarde, instalada ya Marisa, se dirigían a la casa de comidas donde se habían citado con el Señor Vázquez. Sands siempre llegaba un poco antes de la hora a los lugares dónde quedaba para poder ponerse el brazo postizo bajo el cual guardaba la pistola como precaución.

Ese día llevaban media hora en la casa de comidas y Sands había comenzado a fastidiarlas con su juego de seducción, como hacía a menudo para hacerla rabiar, y tenía, en esos momentos, su brazo alrededor de la cintura de ella... más bien en su trasero.

El señor Vázquez llegó justo en esos instantes.

- ¡Sands!- exclamó ella con reproche.- Escucha; ya ha llegado el señor Vázquez y tú así...-gruñó.

Vázquez los saludó y se sentó.

- No me había presentado a su novia, señor Sands. No había tenido el gusto de conocer a tan hermosa mujer.

Marisa se ruborizó y comenzó a tartamudear con nerviosismo.

- Yo... señor... se equ-equivoca...Sands...yo...no som-...

Sands la calló con un gesto e intervino él.

- ¡Oh, sí!. La verdad es que tengo suerte: una hermosa mujer y una excelente persona...- dijo, logrando que Marisa bajase la mirada de puro rubor.-..además de mi socia. Ella es Marisa André de la Barca.

- Encantado de conocerla, señora. - Señorita.-corrigió ella en un murmullo, ruborizada como estaba.

- ¿Perdone?- preguntó Vázquez.

- Soy señorita. Sands sólo es mi socio; él estaba bromeando.

- ¡Oh, vaya!. Discúlpeme, señorita, es que como los vi tan...

- Errhhhhh..., sí, bueno, yo...- Comenzó Marisa ante el extrañado hombre. Sands la cortó cambiando de tema.

- Señor Vázquez; tenemos asuntos más importantes entre manos. Si no le importa, nos gustaría saber alguna información más detallada para llevar todo esto a buen fin.

- ¿Qué desea saber?

- Si tiene idea de si podía haber algún motivo tras la atrocidad que hicieron con su mujer, por ejemplo; ¿un ajuste de cuentas, quizá?- sugirió Sands.

- Como ya le dije el otro día no tengo ni idea de porqué lo hicieron. Estarían locos o algo así, supongo.

- ¿Tengo que deducir, entonces, que no los conocía de nada, señor Vázquez?- volvió a preguntar Sands.

- En absoluto. Nunca los tuve delante.

-Entiendo...- Sands jugueteó con uno de sus anillos en la mano, pensativo. Repentinamente, se incorporó hacia delante, con una expresión sádica en su rostro.- Señor Vázquez, piénselo bien, recuerde la barbaridad que le hicieron a su mujer, imagine el sufrimiento que debió pasar, todo el tiempo llamándolo por su nombre, agonizando y esperando que usted llegaría a salvarla... El bochorno de ser violada por no sé cuantos hombres... ¿De verdad no va a aportar información para cogerlos?.- dijo presionándolo.

El hombre hundió los hombros, y exhaló un suspiro en algo que parecía un sollozo entrecortado. Sands lo escuchó y aprovechó para herirlo aún más:

- ¿Qué es lo que oigo?- dijo en un tono peligrosamente suave.- ¿Un español... LLORANDO?. Pensaba que los españoles eran de una pasta más dura. Desde luego, pone usted en duda el honor de los españoles. Pense que los domadores de bestias como toros por excelencia serían más fuertes...- terminó en tono despectivo.

Marisa pudo ver como Vázquez parpadeaba un par de veces para aclararse la mirada nublosa por las lágrimas contenidas.

- Puede estar seguro que represento la imagen de un buen español. Mi gente es valerosa y honorable...

- .. y monárquica...- aventuró Sands sin poder evitar soltar algo por el estilo, en clara oposición a la monarquía.

- ...democrática...- terminó de completar Vázquez.- Señor Sands, un defecto que tienen los habitantes de repúblicas es que no tienen una visión distinta de la monarquía absolutista del Antiguo Régimen. Estamos en el siglo XX y nuestra monarquía se ha convertido en una democracia. Una democracia con rey; un rey que no pinta nada en la sociedad actual española, para eso elegimos un presidente nacional, al igual que los países republicanos...

- Entiendo.- cortó Sands, cansado de oír una lección de historia española.- Volviendo a lo nuestro; dígame, señor Vázquez, ¿con qué negocia exactamente?.

Marisa y Sands notaron como esa pregunta, un tiro a ciegas, había dado en el blanco, por el instante de duda del hombre.

- Yo... importo cosas al país... chicles y cosas así. Dulces para niños, etc.

- ¡Oh!. Entiendo.- dijo Sands.

El hombre se sacó un paquete de chicles del bolsillo y se lo dio a Sands.

- Son los chicles que importo, ¡una maravilla!. Nunca probará un chicle mejor. ¡Coja uno, coja!- lo animó.

- No, gracias, en otro momento.- dijo mientras hacía un amago de devolvérselos. Vázquez los rehusó con una sonrisa bonachona surcando un rostro.

- ¡Quédeselos!. Así podrá probárselos cuando le apetezca.

Sands gruñó un "gracias" por lo bajo y se guardó el paquetito en el bolsillo. Captó el cambio de respiración de Marisa, normalmente regular y acompasado, hacia uno algo más superficial y nervioso cuando el paquete quedó un segundo a su vista y comprendió que pasaba algo. Preocupado de que el cliente lo notase se acercó a ella y le dirigió unas palabras.

- Linda; ¿por qué no vas a pedirnos unos tequilas a la barra?.

Marisa aceptó con un susurro y se levantó torpemente.

Cuando oyó sus pasos alejarse lo suficiente retomó la conversación.

- Una pregunta, señor Vázquez, si nunca los tuvo delante, ¿cómo sabe que no conocía a los hombres que mataron a su mujer?.

Un silencio pesado e inquieto se estableció entre los dos. Tras un rato, Sands rompió el silencio.

- Está claro que no desea decírmelo; pero créame, señor Vázquez, que sin información esto va a ser complicado.- dijo con un suspiro.- Bueno, no tiene sentido seguir aquí. ¡Mire, ya oigo llegar a mi socia!. Será mejor irnos y comenzar con lo que tenemos. ¡Hola, preciosa!- recibió a Marisa mientras le cogía el vaso de tequila con una mano.

Apuró el trago mientras Marisa hacía lo mismo con el suyo. Estrechó la mano del señor Vázquez. Cuando éste salió por la puerta Sands se quitó el brazo falso y lo dejó a un lado, cogió el paquete de chicles y se metió uno en la boca. Un segundo después lo escupió con una mueca de desagrado en la cara. - Opio.- masculló.

- ¿¡Opio?!- susurró escandalizada Marisa.

- En efecto.

- Pero el opio es un producto asiático.- objetó ella.

- También hay algunas plantaciones importantes en partes de Europa. Y el opio se conserva bien; se mantiene perfectamente en un viajecito en avión.

- Sands; esos chicles son los que vende mi hermano.- dijo con voz tensa.

- ¿Ese... chiquillo?.- preguntó sorprendido.- ¿Darío?.

- Sí, son los mismos chicles.

- ¿Estás segura?.

- Completamente.

Cayó un silencio entre los dos. Marisa se le acercó.

- ¿En qué piensas?- preguntó suspicazmente. De pronto, Sands le rodeó el talle y la atrajo con fuerza hacia si, haciéndola caer sentada sobre sus rodillas.

Le pasó una mano por los cabellos quitándole la pinza con la que los sujetaba. Ella cerró los ojos mientras los cabellos le caían con suavidad, como una cascada marrón, sobre los hombros, enmarcándole la cara. Él la apretó contra si y le susurró al oído:

- Vamos a hablar con Darío, mi hermoso trofeo.

- No sé a qué viene esto...

- Déjate llevar.- dijo besándole los labios. Al principio ella se dejó sin saber qué estaba haciendo exactamente, pero luego se echó hacia atrás alejando su rostro del de Sands.

- Estás loco; ¿se puede saber que haces?.

- Comprobar si somos algo, como creyó Vázquez, o no.

- ¿Ah, sí?. ¿Y a qué conclusión has llegado?.

Sands sonrió torvamente, con una expresión de malicia.

- No te lo pienso decir.

Marisa resopló. Sin previo aviso, metió rauda su mano entre las piernas del hombre y estrujó dolorosamente su miembro. Sands jadeó.

- ¿Qué coño...- comenzó. Marisa le puso un dedo sobre los labios y le susurró:

- No te atrevas a jugar conmigo, agente de la CIA Sheldon Jefrey Sands; porque no soy presa fácil.- Posó la mano libre sobre su mejilla y depositó un suave y fugaz beso en sus labios. Luego le soltó y se apartó rápidamente de él, temerosa de su reacción. Sands puso su sonrisa más malvada.

- No conocía esa faceta tuya. Y tengo que decir que me encanta.- dijo.

- Ya ves cuanto me conoces...- dijo con la voz impregnada de sarcasmo. Sands pagó, guardó su brazo falso en una pequeña mochila y salió tras Marisa.

- Si te piensas que porque me dejes instalarme en tu casa te voy a pagar de ese modo vas de culo.- seguía mascullando Marisa, ligeramente enfadada.

- No quiero que me pagues de ninguna forma, a ver si me entiendes...

- Lo entiendo, ¡lo entiendo demasiado bien!. Soy una mujer, pero no de las que suelen pasar por tu casa, ¡maldit...- no pudo seguir hablando porque Sands la empujó contra la pared de un edificio y comenzó a besarla apasionadamente y no cesó a pesar de sus forcejeos.

La tenía atrapada y no podía escabullirse.

Lentamente, Marisa fue cediendo y se perdió en ese dulce y largo beso, como un náufrago pierde su tabla en el océano para luego hundirse en las profundidades; así ella se alejó de la costa de sus pensamientos hundiéndose en las profundidades de la boca de Sands. SU Sands. Porque Marisa tuvo la certeza, en ese preciso momento, de que se había enamorado de él al igual que él acababa de darse por vencido ante la evidencia: el gélido agente de la CIA, Sheldon Jefrey Sands, había derretido un poco su corazón para hacer hueco al amor.

Esto es lo que sucedió un día de finales de noviembre, cuando el sol estaba en su cenit.

Esto es lo que sucedió "once upon a time in México".

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De veras, siento muchiiiiiiiisimo no haber actualizado antes, os pido disculpas de corazón, estuve muy liada... sí, ya sé lo q estaréis pensando "Excusas", pero... ¡¡¡es verdad!!!. Más me hubiera gustado a mí actualizar antes. Bueno, os deseo que os hayan regalado muchas cosas por Navidad, y que os vaya requetebién la 2º evaluación; como empiezo con los exámenes no sé cuando podré volver a actualizar así que sorry por adelantado; trataré de hacerlo en cuanto pueda. Palabra de agente de la CIA (ejem... de pirata? ^^UU; bueno, vale, palabra de lectora, si os da mayor seguridad ;P). Me gustaría mucho recibir algún review con vuestra opinión, por saber si es q el fic es leído, no es leído, gusta, no gusta... Bueno, os lo dejo a vuestro elección (cómo sino...). Un besazo a todos los q leen este fic, especialmente a Gema, (Jade), que siempre me deja algun review de animo y lee mis capis. Gracias a todos!!!! :**** Bye-bye!!!!