7. Vagas conclusiones

Tras ducharse y adecentarse, ambos se dirigieron a donde se habían de reunir con Darío. No se dirigían la palabra. Marisa estaba muy enfadada con Sands porque él había pasado por alto su decisión.

Él estaba enfadado con ella por haber desaparecido tres días sin decirle nada.

Y ambos tenían secretos de los que no querrían ni pensar, temiendo que, sólo con pasárseles por la cabeza, el otro lo pudiera notar. Doblaron una esquina y allí estaba Darío esperándoles en su bicicleta.

- ¡Hola, pareja!- dijo el mocoso. Marisa bufó y Sands sonrió de forma burlona, como de costumbre.- ¿Qué os pasa?. Os veo raros; ¿os habéis peleado?.

- ¡Darío, deja ya de joder y llévanos a ese almacén!.

- ¡A sus órdenes, mi general!- respondió el niño riéndose.

Sands sujetó a Marisa por el hombro para que no le cruzase la cara al niño y advirtió en tono duro aunque con una sonrisa burlona aún en su rostro:

- Darío...

- Vaaaaaleeee...; seguidme.- dijo mientras se ponía a pedalear.

Marisa se sacudió la mano de Sands del hombro de un manotazo y apuró detrás de Darío.

Darío se adelantaba y daba de vez en cuando la vuelta para que no le perdieran de vista.

Tras un rato de caminar en un tenso silencio, Sands se hartó e hizo parar a Marisa.

- Oye, ¿se pude saber qué pasa?. Ya está bien, ¿eh?.

- ¡No, no está bien!- explotó ella. Parecía haber estado esperando que él la importunara para estallar.- ¿Quieres saber qué pasa?- dijo mientras se le escapaban unas lágrimas.- ¡Qué eres un bestia, eso pasa!. Que me duele el coño, ¡mira si eres bestia!. Me duele y tengo que aguantarme, y lo que más me jode es que me hayas obligado a hacer algo que no quería; me siento violada. Eso pasa.- terminó mientras trataba de controlar sus lágrimas.

- Tú sí que eres bestia. ¿No puedes decir una solo frase sin soltar una palabrota?.

- Tengo un buen maestro.- contestó ella desafiante. Él suspiró y siguió andando en silencio, ignorándola.

- Lo siento.- susurró de pronto, tan bajo que Marisa creyó que era su imaginación. Parpadeó.

- ¿Cómo?

- Ya lo has oído; no lo pienso repetir.- dijo con aspereza, sin siquiera girarse hacia ella al hablar.

Caminaron así un rato hasta que, de pronto, Sands notó sorprendido gratamente cómo lo tomaban suavemente de la mano. Marisa dejó escapar el aire, relajándose y musitó: - Yo también lo siento, Sands.

Él se comió su orgullo y se disponía a darle un beso de reconciliación cuando una bicicleta se acercó.

- ¡Vamos; no os quedéis atrás!- exclamó Darío.

Marisa y Sands dieron cada uno un paso atrás, como si les hubiera dado un calambre. Sands torció la boca en un gesto de resignación y Marisa puso los ojos en blanco. Siguieron a Darío por el camino.

Poco después, llegaron a la parte industrial de la ciudad. Darío los guió hasta una gran nave antigua, casi ruinosa. Unos camiones estaban aparcados fuera; y unos trabajadores descargaban la mercancía. Dos hombres bastante mejor vestidos que la gente que estaba allí se acercaron a Darío.

- Hola, chico. ¿Quiénes son esos dos?- preguntó uno de los hombres.

- Hola, señor León. Buenos días, señor Martínez. Ella es mi hermana Marisa y él es su novia. Quieren hablar con ustedes.

La sonrisa falsa se borró por un instante del rostro del señor León; pero en seguida se dibujó de nuevo.

- ¡Por supuesto!. Encantado de conocerla señorita André.- dijo cogiéndole la mano y besándosela.

Marisa le dio un suave codazo en las costillas a Sands; le susurró:

- Aprende.

El señor León y Marisa rieron. Sands no se inmutó.

- No sé quien puede enseñar más a quien.- murmuró entre dientes.

El hombre sonrió con cortesía.

- Encantado de conocerlo, señor...

- Zernik.

- ¿Zernik?. Extraño apellido.

- Sí..., es europeo.

- Ya veo. ¡José!; lleva al niño adentro y dale la mercancía. Y de paso hazle entender qué pasa cuando trae a gente a molestar.

- Señor León;- dijo Marisa- precisamos hablar también con el señor Martínez. ¿No podría darle el producto a mi hermano otro trabajador?.

El señor León pareció pensárselo durante un rato. De pronto, sin previo aviso, se acercó a Darío y le cruzó la cara de una bofetada. El niño se tambaleó y reculó; finalmente cayó al suelo sentado, con las lágrimas corriendo por su cara y sollozando. El hombre lo levantó por el cuello de su camisero y llamó a un trabajador. Cuando éste llegó, León empujó al chiquillo contra él. - Dale tres cajas de chicles al mocoso.- le dijo al trabajador. Éste se fue con el niño al interior de la fábrica, intentando consolarlo. Mientras, Sands tenía sujeta a Marisa por el talle y le susurraba algo que los otros no podían oír. Ella estaba furiosa: quería patearle el trasero al León ese.

- Y bien;- dijo él cuando olvidó al niño,- ¿ de qué quieren hablar?.

- Darío le vendió a Jefrey- comenzó Marisa arrimándose a Sands- un paquetito de chicles. Sabemos lo que contienen y...- Marisa se calló al ver que los hombres sacaban unas pistolas. Rió nerviosamente.- No..., creo que no me han entendido...

- Queremos negociar con ustedes.- interrumpió precipitadamente Sands, adelantándose por delante de Marisa, protegiéndola indirecta y parcialmente su cuerpo, y metiéndose en la conversación.- He probado la "mercancía" y me parece muy buena.

- ¡Oh!, bueno; eso debería negociarlo con nuestro proveedor o con nuestro superior en España.

- ¿Cómo podríamos contactar con ellos?.

El hombre sacó una tarjeta del bolsillo interior de su tarjeta y se la dio a Sands.

- A la izquierda está la dirección de nuestro proveedor, y al lado la de nuestro superior español, el señor Díez.

- Ajá...- dijo Sands.- Verá; hemos oído rumores...- dejó caer.- y no nos gustaría negociar con asesinos...

- ¿Perdón?- preguntó el señor León aparentando extrañeza.

- Se dice por la ciudad que ustedes han participado en un asesinato; quisiéramos saber con qué gente negociamos.

Se instaló un incómodo silencio. León hizo un par de intentos de hablar sin `´éxito. Finalmente soltó una risotada seca.

- Señor Zernik,- comenzó- no creo que nuestros asuntos influyan en los negocios.

- Sí, si me puede trincar la pasma por culpa de sus "asuntos".

- No se preocupe; no habrá problema alguno con la policía. Miren,... ¡ah!, perdóneme señor Zernik;- dijo al ver la mueca torva de la cara de Sands- quería decir... que ahí viene su amiguito...

Darío salía de la nave con tres cajas en sus pequeños y rechonchos bravitos; aún con rastros de lágrimas en sus mejillas. Se despidieron formalmente de los dos hombres y se fueron con Darío.

- ¿Qué opinas?- preguntó Sands.

- ¿Sobre qué?- preguntó a su vez Marisa.

- Amor..., ¡¿sobre qué va a ser?!. ¿Crees que la mataron ellos?.

- Si no lo hicieron ellos, al menos sí saben de qué va la cosa.

- De eso no me cabe duda.

- ¿Por qué no le preguntáis a la señora Silva?.- preguntó Darío. Sands y Marisa aguzaron el oído, ávidos de información.

- ¿Quién es la señora Silva?- preguntó Sands.

- La ex mujer del señor Vázquez. También está metida en el negocio; de hecho, es dueña de la mitad. Dicen que el señor Vázquez quiso echarla del negocio y no lo logró; desde aquella ella lo odia a muerte. Se rumorea que fue ella quien hizo incendiar su chalet...

- ¿Incendiaron su chalet?- preguntó Sands asombrado.

- Sí, cuando él dormía. Su vecina lo vio y lo sacó de allí, a él y a su esposa, de aquella prometida, la señora Segovia, que es a la que mataron. Mucha gente cree que fue ella la que la mató.

- No parece que fuera así. La secuestraron varias personas, y la violaron, para matarla al final; ¿para qué pasar tanto trabajo para matarla?. Además, por lo que me cuentas quiere matarlo a él.

- Pero podría también estar celosa.- interrumpió Marisa.- O podría pensar que era mejor vengarse en ella, que así lo haría sufrir más.

- ¿Tanto trabajo por una venganza?. ¿O por celos?. No..., yo apuesto a que estas personas buscaban dinero...; y como se hartaron la mataron. Es lo más simple.

Tras un momento de silencio, en actitud pensativa, Marisa frunció el ceño y se dirigió a su pequeño hermano.

- A propósito..., ¡¿tú cómo sabes tanto?!. No habrás estado trabajando sabiendo qué son estos chicles, ¿verdad?.- dijo elevando ligeramente la voz, en tono amenazante.

- Eehh...., yoo...., bueennooo..., es que, hay rumores, y yo lo oigo; pero no siempre te los crees.

- ¿Pero lo sospechabas?- volvió a preguntar su hermana en voz casi en grito. Se acercó amenazadora a él.

- Ehhh..., Marisa, no te enfades....; ¡yo no lo sabía!. Sí, es verdad, me olía raro pero.... Necesitábamos el dinero, ¿no?- acabó alejándose un poco del alcance de su mano. Ella estaba furiosa.- Venga, hermanita...¡hey!- gritó esquivando una colleja y montando rápidamente en su bicicleta para salir escopetado en ella.

- ¡Vuelve aquí, cobarde!. ¡Como te coja...!- se interrumpió y se giró molesta hacia Sands, el cual reía con su peculiar risa.- ¿Y a ti qué mosca te ha picado?.

- De momento ninguna, pero yo sé de una avispita que a lo mejor....- dijo acercándose a ella peligrosamente.

- ¡Aparta de ahí, si no quieres probar la aguijonada de la avispa!. ¡No vaya a ser venenosa!.

- Tranquila, estoy avisado...

- Si no sabes dónde está el aguijón.- dijo ella alzando una ceja. Él rió otra vez.

- No sabía que conocieras Shakespeare...; y mucho menos este juego de palabras.

- "Las alegres comadres de Windsor", ¿verdad?. ¡Claro que lo conozco!

- Una chica de letras.... ¡Mmmm!; ¡me gusta!

- ¿Ah, sí?. Oh, bien, porque a mí me gustan los caballeros quijotescos...

- ¿Los caballeros locos?- bromeó él.

- Los perfectos caballeros, tonto... ¿Acaso no leíste la segunda parte del Quijote?. ¡Burro!; mira que no sacarle otra cosa que la parte cómica al pobre hombre...

- Bueno..., no soy muy romántico, como podrás haber comprobado; lo siento si no te gusto, pero soy así. No tengo ningún problema si te largas; estás en tu derecho.

- ¡Psé!. No a muchas mujeres les gustan que las violen y las metan en líos...- comenzó Marisa con desdén; un momento después sonrió- pero supongo que son pequeños detalles sin importancia. Mientras seas tú quien lo haga...

Ambos rieron esta vez. Sands le dio una palmada en el trasero y antes de que ella reaccionara la estrechó contra si y la besó. En ese momento volvió Darío.

- ¡Sands! ¡Marisa! ¡No os quedéis atr....¡aaahhh!! Eh...., mejor... me ade- adelanto...- hizo un amago de avanzar y perderse de vista pero, en cambio, se quedó ahí clavado observando como su hermana y Sands se besaban con un gesto de asco y fascinación a la vez en la cara.

Marisa no lo podía ver porque estaba de espaldas a él, pero Sands notó la presencia del niño y le hizo un gesto peligroso con la mano. Darío espabiló, aceleró y se perdió de vista por la calle.

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Bien; y ahora quería agradecer a todos los que estéis leyendo este fic el hecho de que lo hagáis, es decir, de que lo leáis. Gracias por los últimos reviews, especialmente a:

Conta: Hola, wapísisisisimo!!!!!!!. Gracias a Dios que no te pareces a Sands.... :S. Muchiiiiiiiiisimas gracias por tu review, me hizo mucha ilusión, en serio. Sands... ya te digo que es un tanto cabr.... etc. Respecto a dónde se fue Marisa.... ^^, esa es la esencia.... estate al loro respecto a eso, porque ese misterio es el que da bastante juego.... más adelante. Ya verás. No pensaba alargar tanto este capi, de hecho el original era una hoja menos, pero bueno, así es más entretenido. Podrás ver la influencia de lo del Quijote... sí, la añadidura comienza un pelin antes, pero eso es parte, de hecho ya compré el libro ^^!

Jenny/Jade: Hola!! Aquí tienes a Dario!!! Aleluya!! ;). Espero no haberte defraudado con el chiquillo. Respecto a lo de Marisa y su desaparición te vale la "explicación" que le di a súper; respecto a lo de las paces... ¿qué te parece?. No estoy muy segura de que haya quedado bien del todo... Tú opinas. Y eso de que escribo realista.... ¡todo un piropo! Jajajaja, yo que siempre pensé que no sabía escribir realista, por lo de que me paso la vida escribiendo fantasía... Me alegra esto. ^^

Sasa: Ays..., ¿qué voy a decirte?. Verás; primeramente... te agradezco tu opinión, a pesar de no ser positiva, respeto que pienses que es un fic malo, por supuesto, para gustos hay colores, no?. Me apena, sin embargo, que no me hayas dado una oportunidad y no hayas leído todo, puesto que los primeros capis son casi un plasma de la peli con escenas alteradas. A pesar de todo, supongo que lo consideras malo por esa plasma, por no haber leído más; quizá si hubieras leído más hubieras opinado de otra; en último caso, la proxima vez me agradaría que explicaras qué es precisamente lo que no te agrada del fic, sí?. Ahora, tras la parte de educada oposición, sólo decirte: por qué diablos no te guardas las opiniones personales, bonita?!. No creo que tengas derecho a criticar directamente a una persona sobre si es creída o no, o lee mucho o no, si ni siquiera la conoces. Respecto a lo de leer, chiquilla, déjame permitirme decir que, probablemente, no leas mucho más que yo, en el caso de que me iguales en ello, (si lo hicieras tendrías fronteras mentales más amplias). En todo caso no pienso molestarme en agrandar más la respuesta de tu review, no creo que merezcas el doble de respuesta que Conta o Jade. Sin más, se despide de ti: Vacristel; "la dama de la laguna"

(Quizás sea una tontería, pero quería decir que dedico este fic especialmente en memoria de mi abuelo, representado su recuerdo aquí en el segundo apellido de la prota: André.)

Un besazo a tod@s, de: Vacri