Ya acabe al fin los examenes, que alivio da :-)

Aquí esta ya el penultimo capitulo de este fic, espero que les guste, es un poco diferente a los demas, pero espero que les guste tambien. Si todo sale bien (que espero que ocurra), dentro de unos dias (el martes creo), ya pondre el ultimo y el epilogo tambien. Espero que les guste.

Muchos besos y abrazos a todos los que leen el fic y dejan reviews, y a todos los que lo leen y no dejan, animense, ya esta acabando.

Jack Dawson = Estudia mucho y que saques buenas notas, yo al fin acabe la primera tanda de exmanes de la universidad (jo, todavía queda junio que es lo peor de lo peor) Besos y que disfrutes con el capitulo.

KaTy = Gracias (me sonrojo), y la idea de la trilogía, pues… un dia se me aparecio todo en mente y… ya vereis. Solo decir que el primer capitulo de la otra historia ya esta escrito y en cuanto termine este lo empezare a poner. Ya vereis :-) Y disculpa por no subir los capitulos seguidos, estaba en plena epoca de exmanes, que por fortuna (que feliz me siento) ha acabado y ahora ire mucho mas rapido, jeje. Que ganas tenia ya. Besos y espero que te guste el capitulo.

Iraty Rowling = De nuevo mucahs gracias ^.^ Lo del dolor, pues… me lo imagino asi y si, no entrarn muchas ganas de tener hijos, pero debe de ser una felicidad tremenda la recompensa :-) también, lo siento por el retraso, pero en compensación, esta semana habra doble o triple racion de historia, como ya tengo, al fin, teiempo libre, pues a aprovechar. Muchos besos y disfruta con el capitulo.

Ya pueden empezar a leer, la historia se acaba… ya dentro de poco el ultimo capitulo. Ciao.

Capitulo 8: El perdón

Los plateados rayos de la luna se colaban en las ventanas de las casas, jugaban con las nubes y se reflejaban en la tranquilidad de la noche. Todo estaba en calma en esa noche de agosto. Los animales dormían, las personas gozaban de un descanso merecido en la suavidad y comodidad de sus colchones… todos los que alguna vez se habían preocupado gozaban de las horas nocturnas que ayudan a la mente a ordenar las ideas, todos los que se habían ganado el descanso gozaban de esas horas en que la luna reina en el horizonte…

El silencio era palpable, todo estaba tranquilo en esa hora.

Incluso en los lugares donde las mentes atormentadas se encontraban, allí, incluso la luna se alzaba majestuosa y libre, haciendo que los presos imaginasen un lugar sin rejas y sin barreras que les privasen de la plenitud de la vida.

Pero, como en todo, siempre existe una excepción, y esa era una mujer que, agazapada en la oscuridad de su celda, huía de la claridad y de la esperanza. Su conciencia estaba manchada desde unos años atrás y la culpa la perseguía. Cada noche revivía de nuevo aquellos momentos en que se condenó a si misma, los instantes en que su destino quedó sellado y le llevó a la situación en que ahora se encontraba.

Los ojos rojos se clavaron en su rostro, impasible, la muchacha aguantó la mirada.

- La venganza es el único camino

- Lo se, por eso estoy aquí – dijo ella desafiante, enfrentándose al hombre.

- Bien, bien, veo que tu interior rebosa de venganza. Eso esta bien – Lord Voldemort se levantó del asiento, lentamente se acercó a la muchacha, las miradas de ambos no se desconectaron en ningún momento – Muy bien – cogio la barbilla de la joven – los gryffindors siempre han dado problemas, es un placer eliminarlos… uno por uno.

La escena empezó a desvanecerse frente a sus ojos, ya sabia que era lo que sucedería a continuación: su iniciación como mortifaga, la marca tenebrosa quemándole en la piel, la sensación de poder y de venganza que corría por sus venas, quería, deseaba matar por encima de todo a la persona que le había robado, que le había arrebatado su mas preciado objeto de deseo… pero lo que no sabía ella era que el que había dado el primer paso, que el que había robado el corazón a la otra persona era él, no ella.

Si, la venganza es un arma terrible, pero un arma de doble filo, en esos momentos no sabia que lo que sucedería en la noche de su condenación la sumiría en el estado en que se encontraba ahora. Resonaban en sus oídos, todavía hoy, casi doce años mas tarde, las palabras, las funestas palabras, la maldición asesina que pronunciaron sus labios y veía, de nuevo, como si fuera en ese momento, como el cuerpo de un muchacho se interponía entre las dos mujeres. Lo comprendió, sólo cuando el rayo verde tocó al slytherin, sólo cuando vio su cuerpo inerte en el suelo… comprendió que había perdido, y que la batalla estaba ya de mucho antes a favor de la pelirroja.

- No…. no… no… él no… tú tenías…… él no…. Tú……… no él

Pansy Parkinson meditaba todo estos sucesos una y otra vez, las imágenes no salían de su mente, la atormentaban, la sumían en una espiral de vida y muerte mientras recordaba todo lo sucedido, el rostro del muchacho, de Draco al encontrarse (la conocía, estaba segura, de que él supo desde el primer momento quien era la persona que se escondía tras la mascara blanca), el rostro furioso de la gryffindor al ver a la causante de su desgracia, de la desgracia de ambas… la asesina.

Pues, no hay victoria en un crimen, ni los asesinos ganan, una vida se corta, y no hay marcha atrás para ese paso. Ahora lo había comprendido, no se ganaba nada con la muerte de alguien… sólo un sentimiento de culpa… un sentimiento que la atormentaba desde el día que vio caer enfrente suyo al cuerpo inerte de su amigo.

Ya no le importaba nada, ni siquiera la vida, sólo quería que esta pasara rápido, que la muerte le llegase temprano, desaparecer, acabar con ese dolor que le atormentaba el alma, y descansar al final… pero lo sabia, en su interior sabia que no conocería descanso, que el asesinato que había cometido estaría siempre presente hasta el día en que muriese.

Huía de la compañía, huía del sol, de los rayos de luna que se colaban, agazapada en la celda huía de todo contacto posible, sola, con la única compañía de ella misma y de su culpa, ya no quedaba rastro de la arrogante slytherin, sólo una sombra de lo que fue, convertida en alguien que vaga muerta en vida.

- Perdóname, perdóname – suplicaba a la oscura noche, al silencio que reinaba en las horas de descanso, algo que ella nunca había tenido, ni tendría nunca mas, no hasta la muerte – Perdóname – suplicaba desde su rincón, desde el lugar donde se encontraba agachada, apartada voluntariamente del mundo y de todo lo que le rodeaba.

Muchas veces de sus labios salía la disculpa, pedía perdón por haberle matado, se disculpaba por todo lo que había hecho y de todo lo sucedido.

- Perdóname Draco. Ahora lo comprendo todo -  sollozaba con las manos en las rodillas, encogida en el lugar – el mal nunca gana, la venganza… la venganza es una mala compañía… Perdóname, te lo suplico, perdóname por lo que hice.

Las lagrimas, en aquella noche de paz, salían de un alma atormentada, quizás la única persona que todavía no tenia tranquilidad en esos tiempos, quizás la única que todavía no se había perdonado a si misma por el crimen que salió de sus manos.

- Perdóname, te lo suplico… yo… lo se, es demasiado tarde… - el pelo le caía sobre el rostro, derrotada se sentía.

De nuevo recordó la noche, el fatídico momento en que las palabras malditas fueron pronunciadas, ella, como siempre, espectadora de la escena, sin poder intervenir, sin poder evitar lo que sucedía. Impotente veía una y otra vez como el rayo impactaba con el cuerpo del muchacho, en su intento por proteger lo que mas quería.

La imagen trascurrió a cámara lenta frente a sus ojos, la mortifaga, ella, vestida de negro, con la risa triunfante al descubrir a los dos, pensando que mataría a la pelirroja… pronunciando las dos únicas palabras, las que la condenarían para siempre en esa prisión de culpabilidad (porque, bien lo sabia, no le importaba estar en Azkaban, aunque hubiera estado en alguna otra parte, el sentimiento hubiera sido el mismo, siempre el mismo, las rejas las tenia en su interior, no en su exterior). El rayo verde pasó frente a ella, a un lado, la pronunciación del hechizo, ella con unos años menos; al otro, la pareja… y la muerte dirigida a la gryffindor que la recibió el joven rubio.

Otra vez, de nuevo, ya la escena vista innumerables veces durante todos esos años: el impacto del rayo contra el cuerpo de su amigo, de su secreto amor, del objetivo que la había llevado a convertirse en lo que era sólo por quedarse al final con él. Y otra vez, sintió como su alma se partía en mil pedazos, como oía el eco de los cristales en que se habia convertido su frágil morada, se estrellaban en el suelo, uno tras otro, hasta quedar en el estado en el que estaba actualmente: una sombra de lo que habia sido, una persona que sólo esperaba la muerte para descansar en paz, al final, consigo misma.

El rayo de luna, de esa noche calida, quiso tocar las raídas y oscuras ropas de la prisionera, pero esta huyó, se encogió mas todavía, no quería existir, no con esa vida que, conocía, se había ganado justamente.

Los gritos de los otros prisioneros le llegaban atenuados, mas sufría por dentro, todavía no se perdonaba a si misma de lo sucedido.

Y la escena volvió a sus ojos en la oscura celda: el encuentro con la pareja, la pronunciación de la sentencia… su condena… Más, algo nuevo vio esta vez, algo de lo que no se había dado cuenta antes, no sólo tenía que perdonar a una persona, sino a dos, eran dos vidas las que había arruinado esa noche.

Quizás, todavía, muy dentro de ella quedaba la arrogancia de la que hacia alarde en la escuela, pero esta se desvaneció en aquel momento, finalmente, conseguía descubrir que no era a Draco a quien pedir perdón por lo sucedido…

- Perdóname… la locura me cegó, me deje llevar por la ira… Quise matarte porque conseguiste lo que yo deseaba… arruine tus sueños… arruine mi vida…… Perdóname Virginia Weasley…

*****

En una pequeña habitación, adornada con cortinas rojas, una durmiente pelirroja se debatía en sueños, después de mucho tiempo, las imágenes que la atormentaban por las noches parecían dar paso a una figura encogida en una celda oscura, una persona que le suplicaba perdón.

La imagen, difuminada, poco a poco se fue enfocando, hasta que reconoció los rasgos de la suplicante, reconoció en aquella persona a la misma asesina que le había arrebatado una parte de su alma… la misma que le había intentado matar… y la misma que había pronunciado la maldición que acabara con él.

Suplicaba la figura, le pedía que la perdonara, en su rostro se veía lo sufrido, y en su alma, pues la sentía, sombras de pena y arrepentimiento por lo sucedido.

De nuevo la imagen, la misma que atormentaba a la slytherin, la misma que ella recordaba muchas veces, pero esta vez, junto con las tres personas protagonistas, se encontraban otras tres, eran las mismas, las de la imagen congelada, pero con unos años mas.

- Si pudiera retroceder en el tiempo, cambiaria esto… quiero pensar que todo fue un sueño, una ilusión, que ambos viven felices… que ambos están juntos… Ahora lo comprendo, no se gana nada con la venganza… - decía una mujer vestida de negro, la misma ropa que portaba en la celda, no sabia que alguien mas la observaba, ella solo miraba la escena que trascurría frente a sus ojos – Perdonadme ambos, Draco… Virginia… por lo que hice… - se dejó caer al suelo, con las manos cubriendo su rostro, lloraba.

Las otras dos personas habían visto la escena, sin pronunciar palabra, y el gesto de arrepentimiento de la otra persona, se miraron a los ojos, una conexión tenían entre ellos, comprendieron, se hablaron sin palabras… miraron la escena, cuando la joven pelirroja depositaba el cuerpo del muchacho en el suelo, el mismo que estaba observando junto a ella, con unos años mas ambos, después miraron a la arrepentidla persona que lloraba pidiendo el perdón de ambos…

*****

Las lechuzas entraban majestuosas por las ventanas del castillo, todavía no tenían mucho trabajo pues las clases comenzarían la semana siguiente, pero algunas trabajan repartiendo el periódico solicitado por muchos de los profesores que habitaban el castillo.

Tras recibir el dinero del servicio, la lechuza parda volvió a remontar el vuelo, dejando que la profesora leyese con tranquilidad la portada de la publicación.

Como siempre, empezó a revisar todas las noticias que sucedían en el mundo, tal era su costumbre en sus tiempos de estudiante, leía y releía cada párrafo que aparecía en el periódico, incluso en las pequeñas y casi invisibles noticias que ocupaban una minúscula parte en las hojas. Así fue como leyó aquel pequeño extracto que la impactó y que le hizo abandonar la mesa para dirigirse a la habitación de alguien, de su amiga mas cercana, de, ahora, su compañera.

Tocó a la puerta suavemente y esperó a obtener respuesta del otro lado. En sus manos estrujaba la hoja, quería darle la noticia lo más pronto posible, era muy importante. Tras unos segundos, se le permitió el paso, acababa de despertar a la otra muchacha, pero merecía la pena la noticia.

Miró la cara dormida en cuanto entró a la habitación, quizás no había pasado muy buena noche, pero cuando estuvo mas cerca de ella comprobó que no era eso, que parecía estar mas alegre de lo habitual, contenta consigo misma.

Con un gesto, la invitó a sentarse junto a ella, en la gran cama.

- ¿Que ocurre? – le preguntó.

Como respuesta, le alargó la hoja de periódico que sostenía entre sus manos. La pelirroja la leyó detenidamente, pero parecía que ya se lo esperaba.

- ¿Y bien? – Hermione preguntó, no se había esperado esa reacción de su amiga.

- Se merece descansar en paz…. – abandonó el trozo de hoja donde ponía que habían encontrado, esa mañana en una de las celdas de máxima seguridad, bajo los calidos rayos del amanecer, el cuerpo de Pansy, con una sonrisa en el rostro, como si al final hubiese recibido el mayor de los regalos. Los médicos dictaminaron que había sido una muerte natural.

Ginny, tras una pequeña pausa, como recordando algo, continu

- Ambos le perdonamos…