Un dia antes de lo previsto :-P

Este ya es el final, el ultimo capitulo… ya se acabo (pena, han sido unos bonitos dias escribiendolo), pero… todavía queda el epilogo y… el resto de la serie, que como dije, constara de tres historias (de las cuales esta es la primera) Próximamente subire el priemr capitulo de la sigueite historia (que todavía no tiene titulo, pero en cuanto lo tenga, subire el prologo)

Besos mil a todas las personas que han estado leyendo la historia (y aguantando las rayadas de este proyecto de escritora, jeje) y a todas las que han dejado review. Animense, es el ultimo capitulo, pueden opinar ahora sobre la historia completa.

Jack Dawson = Yo tampoco la perdonaria tan facilmente, pero… piensa que ha sufrido mucho y muestra su arrepentiemirnto. Y perdonar no es tan facil. Suerte con los examenes. Y ya ves, un dia antes y doble racion. Disfruta.

Iraty Rowling = Al final todos felices y todos contentos (en parte, porque la vida nunca es del todo color de rosa) Ya te enteraras de lo que falta en este capitulo y en el epilogo (donde se explicaran muchas de las cosas que quedan pendientes) Besos y disfruta.

Ahora ya pueden empezar a leer el final de la historia. Disfruten y dejen review (si quieren, no les obligo, pero me harian enormemente feliz si recibo alguno) Ciao.

Capitulo 9: Todo tiene que continuar

Uno de Septiembre, en la estación de King Cross, andén 9 y ¾, una multitud de niños se amontonaba, era el primer día de colegio y todos estaban deseosos de comenzar la escuela. Para los que por primera vez pisaban aquel lugar, la imagen del gran tren mágico que les llevaría en su viaje les impactaba mucho, pero todavía más les sorprendería lo que se encontraba al final de su destino, el lugar al que iban, el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

En un lado del anden, varias personas se encontraban hablando entretenidamente, todos ellos iban a despedir a un muchacho que, con su simpatía y personalidad, se había ganado el corazón de todos ellos.

- Pórtate mal.

- Y haz muchas bromas.

- Si necesitas algo, ya sabes, envía una lechuza y nosotros te mandaremos lo necesario – un guiño apareció en la cara de la persona que le hablaba en voz baja.

- Fred, por favor

- ¿Qué? – se volvió hacia quien le había llamado la atención – ¡Ginny!, pensaba que no estabas escuchando – dijo con un tono de broma, pero después se volvió de nuevo hacia su sobrino – Da buen uso de los inventos de tus tíos – rió y le metió una bolsa en la túnica que portaba el muchacho, eran unos nuevos caramelos de la factoría Sortilegios Weasley (cambiaban de color a la persona que los tomase durante un día entero).

- Lo haré – contestó el muchacho con una expresión contenta, había heredado el gusto por las bromas de sus familiares gemelos.

- No si yo puedo impedirlo – su madre rápidamente le confisco la bolsa, pero lo que no sabia ella que tenia mas reservas "por-si-acaso-sucedía-eso" en el baúl, junto a sus pertenencias.

- No seas tan aguafiestas – uno de sus hermanos gemelos – el niño tiene que disfrutar… - la otra resopló, ahora comprendía como se sentía su madre al cuando ellos dos iban a la escuela.

- Venga, que no es tan malo, sólo queríamos que el viejo Snape le diera color a su vida – George apoyó a su hermano, ambos imaginaron la escena y empezaron a reír.

La situación la salvo dos personas que llegaron en ese momento, eran las novias de los gemelos, y también antiguas compañeras suyas de clase.

- ¿Ya se lo habéis dicho? – dijo Alicia Spinnet.

- Ups, creo que no.

- ¿Y que habéis hecho en todo este rato?

- Bueno… - Fred se rascó la cabeza, y después se dirigió de nuevo a su hermana y a su sobrino – Lo que queríamos anunciar es que… - se giro hacia su hermano – George continua tú.

- Bueno… es que, se nos ha ocurrido que… en navidad vendrán ¿no?

- Estos dos siempre igual – Angelina cortó la conversación que iban a iniciar los dos gemelos, cuando empezaba así eran inaguantables – El día 24 de Diciembre de este año nos casamos…

- Si, eso era, boda doble – anunció alegre Fred dando un fuerte abrazo a su novia y futura esposa – George y yo hemos decidido que era hora de sentar la cabeza, y hemos elegido a estas dos bellezas – en la cara de ambos se notaba la felicidad que irradiaban.

- Es una noticia estupenda – les felicitó a los cuatro Ginny, estaba muy contenta por lo sucedido - ¿Ya se lo habéis dicho a los demás?

- No, queríamos que tú fueras la primera en saberlo.

Los tres se fundieron en un gran abrazo, la próxima vez que se verían seria en la boda, ya que la pelirroja iba a dar clases de Estudios Muggles en Hogwarts durante el curso escolar.

El silbato del tren hizo que el mágico momento terminase, y madre e hijo subieron al vagón, despidiéndose se los cuatro que estaban en el anden.

- Pásatelo bien.

- Escribe muchas cartas

- Y haz muchas bromas

- Hasta navidad

Desde el vagón del tren, la vista era muy diferente a la de otros años, por primera vez no iba en calidad de estudiante, sino que ahora regresaba al colegio como profesora.

Mientras el paisaje iba desfilando frente a sus ojos, recordaba cada uno de los años en que había cogido ese mismo tren, el mismo viaje, pero que esta vez seria distinto, muy distinto a la última, a cuando fue en su sexto y ultimo año.

Si no hubiera sido porque la experiencia de ver la estación por primera vez, por ver a los futuros compañeros de curso, y futuros alumnos algunos, ella no hubiera ido a la estación, pero valía la pena ver la roja y mágica locomotora, sólo por ver la cara de su hijo al traspasar y ver el bullicio del anden, bien había merecido no quedarse en Hogwarts e ir a Londres de nuevo.

Llegaron al anochecer a los terrenos del castillo, y fue cuando el chico regresó a su vagón, hasta entonces había hecho lo que llamaba él, de relaciones publicas, presentándose y conociendo a la gente nueva y con la que iría a las clases. A todo el mundo le caía bien el muchacho, rasgo no heredado de su padre, a cambio, su aspecto se asemejaba mas a lo que fue él a esa edad.

Ginny bajó del tren, llevando consigo las dos maletas, reducidas y aligeradas mágicamente, y contempló las pequeñas cabezas de los estudiantes, los grupos que se formaban y los comentarios de final de verano, todos estaban deseosos de empezar un nuevo curso escolar… y ella también, quería saber lo que deparaba ese año.

Se despidió de su hijo, ya en medio de un grupo de niños de su edad, creyó ver en alguno de ellos rasgos de gente que conoció en su etapa escolar, si la vista no le engañaba. Ya averiguaría si alguno de sus antiguos compañeros tenia hijos en edad escolar (a simple vista, había uno de primer año que era calcado al antiguo capitán de quiddicth, Oliver Word, y también había otra chica por ahí que se parecía a una muchacha de Ravenclaw de séptimo en el año en que entró a la escuela)

Dejó a los niños en manos de Hagrid, el fiel guardabosques y profesor de cuidado de las criaturas mágicas, él les llevaría por el lago, para disfrutar de una magnifica vista del lugar cuando las estrellas coronaban el cielo e iluminaban con sus destellos las cúpulas del castillo. Ella, simplemente, se acercó a los carruajes que esperaban allí, y de ese modo fue de nuevo al lugar de donde había partido esa mañana: Hogwarts la esperaba.

- Bienvenidos a Hogwarts, un lugar donde aprenderéis y donde disfrutareis este curso… – la actual directora, Minerva McGonagall, se encontraba de pie, frente a todos los estudiantes, dando el típico anuncio de comienzo de curso.

Por primera vez, sintió como el tiempo había trascurrido inexorablemente. Se encontraba sentada en la mesa de los profesores (pensó que quizás si se lo hubieran dicho en sus años de estudiantes no se lo hubiera creído nunca), a su lado los profesores estaban sentados, Snape (ahora también subdirector de la escuela), Hagrid (después de haber traído a los estudiantes nuevos había entrado por un lateral), Sinitra, Trelawey, herbologia, vuelo, encantamientos, y una larga lista de nombres, algunos nuevos para ella.

La actual profesora de trasformaciones se encontraba de pie, frente a los nuevos alumnos, con la lista en la mano, y con el viejo y desgastado sombrero seleccionador, listo para determinar a que casa pertenecería cada niño por las cualidades que tuviera este.

Nada había cambiado en esa ceremonia, nada salvo los protagonistas, los profesores y los alumnos, quitando eso, todo seguía siendo igual al día en que ella entrase en la escuela.

Vio los rostros nerviosos de los niños que entraban a Hogwarts ese año, algunos admiraban claramente las cosas que veían (seguramente era la primera vez que se veían rodeados de magia), otros hablaban entre ellos, y otros, simplemente, esperaban a oír su nombre para dirigirse a la mesa que les correspondía.

Al final lo encontró, una cabeza rubia en medio de toda esa muchedumbre, su hijo, estaba allí. Este, como sintiendo que alguien le observaba, dirigió su mirada al lugar, y sonrió al ver de quien se trataba, su madre le dedicaba una sonrisa desde la mesa de profesores.

- Daniel Weasley – de repente el nombre del muchacho fue pronunciado, ya solo falta él, la selección había sido muy fluida.

Poco a poco caminó hasta el sombrero, la profesora de transformación, su madrina, Hermione Weasley, le sonrió para tranquilizarlo, no había nada que temer.

Se sentó en la butaca, de espaldas a su madre, y de cara al resto de los estudiantes, sintió decenas de ojos posarse frente a él, así que decidió concentrarse en lo que el sombrero le estaba diciendo.

- Uhm… ¿Qué veo aquí?, un joven decidido… uhm… si. Muy valiente, muy justo, muy inteligente, muy amigo de sus amigos… uhm difícil elección, ¿en que casa te pondré? – el sombrero se quedo pensando un buen rato – uhm… con tu padre no fue difícil, puro Slytherin, tu madre, un poco complicado fue, pero la valentía predominaba al final en ella. Estaban destinados, ¿lo sabias?, ellos eran la prueba de que al final el amor vence todas las barreras… Siento que no le conocieras, tu padre, al final, fue una gran persona

- Lo se, todo el mundo me lo comenta – el muchacho mantenía una charla entretenida con el sombrero, ya no se acordaba de donde estaba y para que era aquella ceremonia.

- Si, un gran joven, se sacrifico entregando su vida, poca gente hace eso ahora. Eso demuestra que fue grande y generoso de corazón…

- Ejem, casa–un carraspeo de la encargada de la selección se oyó, se estaba alargando mucho esa decisión

- Ah si, una casa… creo que ya es hora de que te asigne en algún lugar… Por lo que veo, en tu interior predominan dos rasgos, Slytherin y Gryffindor, ¿cual de las dos prefieres? Te dejo elegir…

*****

- Oh, has roto la tradición familiar – la cara de Fred Weasley parecía decepcionada al ver bajar del vagón a su hermana y a su sobrino – mira que elegir la casa incorrecta – aunque pareciese que se apenaba por el escudo que portaba el niño, realmente no tenia ese sentimiento, es mas, a veces se sentía incluso orgulloso de los slytherins, o por lo menos, de uno de ellos, el que salvó a su hermana.

- Tío, no es para tanto, además, las serpientes son unas excelentes mascotas.

- Si, si, como tú digas, pero no creo que tu madre te deje tener una.

- Ya se intentara mas adelante – contestó para seguir la corriente, aunque ya sabia que eso iba a ser un poco difícil, un reptil requería muchos cuidados en casa.

En otra parte de la estación, la pelirroja se encontraba hablando con sus otros hermanos, allí estaban George y Ron, que habían venido a recibir a las dos profesoras de Hogwarts, también había ido Fred, pero este inmediatamente había secuestrado amistosamente a su sobrino para recibir los partes del curso (es decir, los resultados de las bromas gastadas, que no eran pocas, parecía que el muchacho era asiduo al despacho del profesor de pociones, jefe de su casa, y que tampoco había salido bien parado de algunas de las bromas de su alumno)

Tras los efusivos saludos de todos, y reunirse con las futuras esposas que venían de un entrenamiento de quiddicth de los Tornados (los dos gemelos y Ron eran las estrellas del otro mejor equipo de Londres, los Chudley Cannons), los ocho se subieron al autobús noctámbulo rumbo a la Madriguera, donde unos muy felices Arthur y Molly Weasley les esperaban con los brazos abiertos.

*****

Un nuevo comienzo, una nueva vida se abría frente a ella, ¿Qué era lo que le deparaba el futuro? ¿Qué seria lo que sucedería mas adelante? No lo sabia, pero pasara lo que pasara, sabría que cerca de ella encontraría la fuerza que le ayudaría a seguir adelante, pues, aunque no estuviese físicamente, su alma, su esencia, le acompañaría siempre.

Dedicó, en un momento de esa noche de celebración, de fiesta, a observar una estrella en el cielo, su estrella, la de ambos. Brillaba intensamente, y lo supo, él estaría junto a ella siempre, por siempre, junto a su corazón. Y recordó, volviendo la vista atrás, a los recuerdos guardados, los sentimientos nunca acallados, su amor nunca marchito…

Una rosa roja,

símbolo del amor que siento,

la deposite en tu tumba,

cuando te fuiste al cielo.

Me dejaste en medio de la lluvia,

pero nunca abandonada,

cada día que pasa,

cada instante

sigues a mi lado,

sosteniéndome.

Mi vida,

abismo sin fondo,

que tú te encargaste de llenar.

Amor que por ti siento,

y nunca me cansare de recordar.

Faro radiante en época de desesperación

Sus ojos fueron paseando de una a otra constelación, en esa hora las estrellas estaban mas brillantes que de costumbre, noche especial, noche de paz, veinticuatro de diciembre, día de celebración. Dentro oía los ruidos de la fiesta, la gente se divertía, y ella también a su manera. Recordaba a las dos personas más importantes de su vida y le hablaba a las estrellas sobre ambos.

Mi amigo,

mi confidente,

más cercano que un hermano.

Él sabía nuestro secreto,

lo escondía,

como también el suyo,

hasta para mí,

yo también me entere esa noche,

la noche de su graduación.

Él sabia,

él conocía,

no era una victoria completa,

no hasta que el trato cumpliera.

Dos personas salieron a buscarla, ellos dos, que también habían sufrido la perdida, quizás mas que ella, pues era el amigo inseparable de ambos, los tres estaban muy unidos. Ahora eran otro trío, juntos en el dolor, juntos en la vida. Dirigieron su mirada al cielo, entre estrellas fugaces, silenciosamente, los tres pronunciaron deseos, la esperanza nunca acababa, aunque la razón dijese lo contrario.

Uno de los novios, radiante, feliz, contento, salio a buscarlos, anunció que el baile ya daba comienzo. Cogió del brazo a la menor de todos, su hermana y le animo a divertirse.

- Si, tienes razón todo tiene que continuar, todo tiene que seguir. La vida sigue, ¿no es cierto? El destino es un velo que tenemos frente a los ojos, y es inútil tratar de ver mas allá del presente – dedico una sonrisa a las tres personas que le acompañaban en esa noche calida ¿Quien le iba a decir a aquella tímida y pequeña niña que se convertiría en todo un ejemplo para su familia? – Disfrutemos de lo que tenemos, los recuerdos quedaran grabados en el corazón. Alegrémonos en esta noche, disfrutemos de lo que nos queda de vida – entró en la casa.

La vida continuaba, a pesar de lo sucedido, a pesar de lo ocurrido, todo seguía su curso.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

"La vida comenzó de nuevo el día en que decidí que yo tomaba las riendas de mi destino, yo decidía que hacer con mi tiempo, yo elegí criar a mi hijo sola, yo decidí irme a vivir a una pequeña casa, cerca de mis padres si, pero independiente, yo decidí volver al lugar que me traía todos esos recuerdos, el lugar que cambió para siempre mi vida, ya no volvería a ser igual que antes, yo misma había cambiado también…

¿Qué me depararía el futuro? ¿Qué nuevas sorpresas me esperaban? No lo sabia, pero fuera lo que fuera, sabría hacerle frente, sabría enfrentarme a lo que se me pusiera por delante… Y eso fue lo que hice…"

La delicada mano de una pelirroja dejó de escribir sobre el pergamino que tenia enfrente, ya había acabado de relatar lo que le había ocurrido desde que descubriese el amor y lo perdiese el mismo año, de las consecuencias que tuvo este y lo ocurrido hasta que aceptase el trabajo de profesora en Hogwarts, ya  bastantes años atrás.

Mucho tiempo había pasado, todo seguía como desde entonces, tranquilidad y paz en el mundo, algo que comenzó el mismo día en que su vida cambió.

¿Qué mas le depararía el futuro?... Si, esa frase era la que mas le rondaba por la mente entonces, pero sabia también que, pasara lo que pasara, siempre tendría a alguien a su lado, nunca había dejado de creer en que él estaba a su lado, nunca había dudado en que el viento le traía noticias y recuerdos y el olor de aquel que desapareció para no volver… aunque muerto, seguía viviendo dentro de ella.

- Abu, ¿sigues aquí?, ven con nosotros – una niña de unos cinco años entró en el despacho que ocupaba de la habitación, en su casa, y en la casa donde vivía con su familia, su hijo y su esposa y sus dos queridos nietos… La vida se había portado muy bien con ella desde entonces…

- Ahora voy querida – respondió a la pequeña e inquieta muchacha – Termino esto y ya me voy al salón

- Y… ¿Qué es? – la niña pregunto tirándole de una de las mangas de la túnica

- Esto, Virgi – se agacho, cogió a la niña y la deposito encima de sus rodillas – es mi vida… todos mis recuerdos… todo lo que he vivido y sentido alguna vez. Todo esta ahí.

- ¿Todo?, pues… fue una vida muy llena – la pequeña Virginia miraba los grandes pergaminos que componían la historia de su abuela.

- Si, fue una vida muy completa… mi vida…

- ¿Cómo lo vas a llamar?

- Todavía no lo se… pero lo que si se es que esto, algún día, llegara a todas las generaciones de la familia…

- ¿A mi también?

- Cuando seas mayor, si, lo podrás leer, y contarlo a tus hijos, y pasarlo para que otras personas puedan conocer que no todo se acaba cuando se pierde a un ser querido… que la vida es dura, pero que hay que saber seguir adelante… Bien, muchachita – aupó a la niña – vamos a ver a tus padres y a las visitas especiales que van a venir.

Las dos pelirrojas desaparecieron por la puerta de la habitación, atrás dejaban en la mesa el pergamino terminado, el relato de una vida… la vida de Ginny Weasley.

Fin