CAPÍTULO 6: MÁS VISITAS
Harry aun se estaba recuperando del susto, por el que pocas horas antes había pasado. Sabía que Remus había enviado a Náyade a algún lugar, el chico sospecho que seguramente habría enviado el pájaro a Dumbledore. Antes de que pudiera pensar nada mas, un enorme perro lanudo y de ojos azules, estaba encima de Harry, cuando éste había salido un momento para ir al baño.
-Hocicos!!! –Harry llamó al perro que movía la cola con muchas ganas – Que haces aquí?
Sirius seguía en su forma de animago, mientras intentaba empujar a Harry hacia dentro de su habitación. Una vez dentro, y asegurándose que la puerta y la ventana estaban cerradas, se transformó, dejando ver al Sirius andrajoso, sucio y cansado. Harry supuso que habría venido tan rápido como hubiera podido al enterarse de lo del profesor Snape, como también lo de su cicatriz.
-Harry –se notaba que estaba cansado- Como te encuentras? Dime –parecía muy preocupado
-Bien… ahora me encuentro mejor… -se sentó en la cama, seguido por Sirius
-Seguro? – Harry asintió, Sirius sabía que cuando pasaban esas cosas, el "bien" de Harry, no era exactamente la palabra mas adecuada para describir su estado- dime que ha pasado exactamente
-No te lo ha contado Remus?
-No, acabamos de llegar…
-Acabáis de llegar? –preguntó Harry con extrañeza, Sirius apartó la pregunta con un gesto de la mano, parecía realmente impaciente
-Está bien… -Harry le contó cómo, cuando se había dormido, había visto a Voldemort en la ventana y que había destruido la mitad del valle
-Dios mío! –exclamó Sirius sorprendido del sueño que acababa de tener su ahijado
Antes de que Harry le pudiera preguntar que había querido decir con esa expresión, su padrino, otra vez con forma animal, salió de la habitación a toda velocidad. Harry se dio prisa en seguirlo. Parecía que se dirigía al salón. Cuando llegó, al primero que vio fue a Remus, que estaba sentado en el sillón que daba frente a la puerta, por la que el chico asomaba la cabeza. A su lado estaba Sirius, en forma humana, mientras miraba a Harry que aun no se había revelado del todo en la puerta. Al otro lado de Remus, estaba una mujer joven, parecía un poco mas joven que Remus y Sirius. Y finalmente, había el profesor Dumbledore, que daba la espalda a la puerta, aunque Harry se sorprendió cuando oyó la voz del director que se dirigía a él.
-Harry por favor… serías tan amble de venir aquí y explicarnos exactamente lo que sucedió?
-Claro –dijo sin mucha convicción el chico
Avanzó des de la puerta, hasta el lado de Dumbledore, que se había girado para verlo. Ante su sorpresa, éste le puso una mano en el hombro. Les explicó lo mismo que a Remus y que a Sirius. Mientras todos lo miraban con curiosidad, incluso la mujer que Harry no conocía. El profesor Dumbledore pareció ver la mirada que Harry dirigía a la mujer.
-Oh! Que desconsiderado soy –dijo sonriendo el profesor Dumbledore, cuando Harry había acabado de explicar su sueño – dejadme que os presente por favor… -empujó un poco a Harry para estar delante de la mujer que el chico no conocía y habló de nuevo- Harry… esta es Arabella Figg… Bella, este es Harry Potter
-Mucho gusto Harry, te puedo llamar Harry? –ante el asentimiento de éste continuó- He oído hablar mucho de ti… es un placer… llámame Bella por favor
-Encantado… Bella –dijo mientras le estrechaba la mano que la mujer le alargaba
Parecía una mujer muy agradable. Tenía el largísimo pelo de un color azabache muy oscuro, pero le brillaba con intensidad, aunque empezaba a clarear en algunos sitios, y los ojos de un profundo color avellana. Sonrió de forma que Harry le pudo ver los dientes blancos y rectos. Llevaba una túnica azul turquesa muy limpia, aunque parecía que habían venido con los polvos flu, ya que aun tenía restos de ceniza. Era una mujer muy bonita, realmente, su nombre le venía como anillo al dedo, pensó Harry.
De repente se giró a su padrino. Se había dado cuenta que él estaba en su forma humana, y sonriendo!! Como podía hacerlo delante de Bella? Sirius pareció comprender que le pasaba por la cabeza, ya que sonrió mientras contestaba.
-No te preocupes por ella Harry… sabe que soy inocente
-Pues claro que eres inocente!! Como ibas a ser tu culpable de esa atrocidad que hizo ese asqueroso… -parecía que iba a agregar algo mas, pero se contuvo sonriendo un poco- lo siento
-No pasa nada… todos pensamos lo mismo –aun no se creía que él mismo hubiera dicho eso
-Bueno –rompió el incomodo silencio el profesor Dumbledore- Mas vale que me vaya… tengo algunos asuntillos que resolver antes de volver al castillo- Pensad en lo que os he dicho –dijo mientras miraba a los adultos- podría muy bien serlo –Harry tenía una expresión de duda reflejada en el rostro- Nos veremos pronto Harry –y sin mas desapareció por la chimenea, envuelto en un ensordecedor rugido y llamas de un color verde esmeralda
Harry devolvió la vista a los tres adultos restantes en la habitación, que le sonreían con sinceridad.
-Bueno… y que os parece si empiezo a hacer la cena? –dijo alegremente Bella mientras se levantaba
-Genial –se oyó decir a Sirius
-Perdonad –Harry se había quedado de nuevo con expresión confundida en la cara- Eso quiere decir que os quedáis? –preguntó mirando a su padrino y a Bella
-Pues claro que si!! –estalló Sirius con alegría
-Si cariño… que te parece? –preguntó dulcemente la mujer
-Creo que éste va a ser el mejor verano de mi vida! –sonrió olvidándose durante un rato de todas las preocupaciones que volteaban por su cabeza
A partir de ese momento, el tiempo para Harry corrió muy rápido. Se despertaba cada mañana con el delicioso olor del desayuno que hacía Sirius. Pasaba el resto de la mañana haciendo los deberes, o jugando con su padrino y Bella al quidditch, que se le daba muy bien. Después de comer, preparado usualmente por Remus, se reunían en el salón para hablar sobre cualquier cosa, aunque casi siempre terminaban aburriendo un poco a Remus, hablando de quidditch. Por la noche, era Bella la que cocinaba, dejando a los hombres de la casa, muy satisfechos con sus deliciosas comilonas.
También se escribía con Hermione y con Ron, sus dos mejores amigos, les contaba lo bien que lo estaba pasando en casa del profesor Lupin, con Sirius y Bella también en casa. Ellos se alegraban de que su mejor amigo, como mínimo pasara unas vacaciones agradables. Quedaron para ir a comprar los útiles del colegio, una semana antes de coger el expreso. Ya que Bella, le había dicho que ella sería quien lo acompañaría.
-Harry… cariño despierta –decía la mujer zarandeando al chico suavemente- no quieres ver a tus amigos en el Callejón Diagon?
Fue como si a Harry se le hubiera despertado de repente el cerebro, ya que abrió los ojos al instante. Vio que Bella le sonreía mientras salía de la habitación, poniendo especial cuidado en no despertar al perro que estaba al lado de la cama del chico de ojos verdes. Harry sonrió al ver a su padrino, tirado en el suelo, mientras babeaba la alfombra de su habitación. Se apresuró a asearse un poco y cambiarse, para poco después desayunar con Bella y Remus. Cuando Harry estaba a punto de terminar su chocolate caliente, Sirius salió apresuradamente de la habitación de Harry corriendo como loco, sin duda buscando a su ahijado. Cuando llegó a la cocina y lo vio allí comiendo, se tranquilizó un poco. ("Es que no te quería despertar… parecía que disfrutabas mucho de tu sueño… me has dejado la alfombra babeada!!" le dijo su ahijado mientras se reía con fuerza). Aun se reía de la cara que había puesto su padrino, cuando entró en la chimenea en dirección al Callejón Diagon, detrás de Bella.
-Bien… parece que ya nos están esperando –dijo Bella al comprobar que dos jóvenes magos se les acercaban corriendo llamando a Harry por entre la multitud
Harry los encontró a medio camino, primero encontró a Hermione, que iba gritando que era prefecta, llevando su plateada y reluciente insignia, cuando se abrazó con Harry, Ron también lo saludó muy efusivamente, Harry también quería verlos y hablar con ellos. Les contó lo bien que estaba pasando las vacaciones, mas o menos les contaba lo mismo que en las cartas. De repente se acordó de Bella, y la presentó a sus amigos.
-Ron, Hermione… ésta es Arabella Figg –sonrió a Bella- Bella, éstos son mis mejores amigos Ron Weasley y Hermione Granger
-Encantada de conoceros chicos… Harry me ha hablado bastante de vosotros
-De verdad? –Ron parecía halagado
-Es un placer señora Figg –dijo mientras la saludaba educadamente
-Oh! No! Cariño!! Llámame Bella por favor –dijo sonriendo a Hermione
-Ah! Por ahí vienen Fred y George!! –dijo Ron de repente- Ah! También vienen mi madre y Ginny
Antes de saber lo que estaba sucediendo, Harry se vio envuelto en un abrazo. Solo podía divisar pelo de color naranja, por lo que supuso que era la señora Weasley quien lo abrazaba. Cuando por fin se liberó, vio que la señora Weasley, tenía los ojos empapados.
-Oh! Harry cariño!! Que tal las vacaciones?
-Genial –dijo sonriendo- déjeme que les presente… señora Weasley, ésta es Arabella Figg –se giró a Bella- Bella… ella es Molly Weasley, la madre de Ron y estos de aquí son Ginny, Fred y George, los hermanos de Ron
-Encantada –dijo educadamente Bella
La señora Weasley se la miró de arriba abajo, como examinándola. Como intentando recordar algo que no le venía a la mente. Antes que pudiera acabar de pensar, su hija Ginny, la zarandeó un poco.
-Oh! Perdonad… estaba pensando –dio la mano a Bella- es un placer
-Igualmente –decía mientras le estrechaba la mano- bueno… parece que ahora ya podemos ir a comprar las cosas no? –preguntó sonriendo
Harry se fijó que en el Callejón Diagon, parecía haber menos gente de la que normalmente solía encontrarse en esas fechas, pero no se preocupó. Estaba demasiado ocupado disfrutando con sus amigos del estupendo día que hacía, para preocuparse por la otra gente. Ya casi habían comprado todos los útiles para el colegio (plumas, tinta, pergamino, los libros…), cuando Harry se acordó que quería comprar la túnica a Sirius.
-Bella –dijo susurrando, mientras se quedaban un poco rezagados
-Dime cariño –contestó la aludida con una sonrisa en la cara
-Bueno… pues quería comprarle una túnica a Sirius… y como no se su talla… ni como le gustaría… puessss…
-Ah! Tranquilo –sonrió mas ampliamente- Vamos a la tienda de Madame Malkin, seguro que encontramos alguna que nos guste
Harry llamó a sus amigos y a la señora Weasley, de que pensaban entrar en la tienda de las túnicas. Poco se sorprendió que los gemelos también quisieran ir, aunque le dijeron a su madre, que dentro habían visto a un amigo del colegio, al que querían saludar. Finalmente, Ron y Hermione también entraron. Solo quedaron fuera las mujeres Weasley.
-Para que quieres entrar aquí Harry? –preguntó Ron inocentemente
-Es para comprarle una túnica a Hocicos… como siempre va con esa tan sucia y andrajosa… -dijo un poco mas flojito para que los gemelos, que estaban mirando túnicas de gala, no oyeran lo que él decía
-Ah! Mira Harry!! Ésta es preciosa! –le llamó Bella desde la otra punta de la tienda
Los dos chicos y Hermione, se acercaron hasta la joven mujer que sostenía una túnica de un color verde metalizado. Los tres jóvenes empezaron a reír descontroladamente, intentando taparse de la vista de Bella, mientras el resto de la tienda se los quedaba mirando.
-Que pasa? No os gusta? – preguntó Bella un poco ofendida- Yo creo que es un color muy bonito
-Y tu crees que se la pondría?
Bella pareció reconsiderarlo, y con un leve rubor y una sonrisa la dejó donde la había encontrado. Los tres jóvenes y Bella, empezaron a mirar, intentando encontrar una túnica bonita, pero que no llamara mucho la atención. Harry vio una de un oscuro color azul noche. Realmente preciosa, larga y de una tela parecida al terciopelo, con remates plateados en las costuras. La mostró a sus amigos y estos asintieron satisfechos. A Bella también le encantó, además parecía que era de la talla de Sirius.
Cuando se dirigían al mostrador, Harry vio por el rabillo del ojo, a los gemelos Weasley, que miraban unas túnicas de gala muy bonitas, y que supuso que sería para Ron. Cuando la misma madame Malkin los atendió, Harry le pidió si podía poner las iniciales SB en los puños de la túnica, donde se pondrían los gemelos muggles en las camisas. Madame Malkin lo hizo encantada con un movimiento de varita, un suave hilo plateado se deslizó por los puños de la túnica, formando las iniciales de Sirius. Era perfecto. Harry sonrió y dio las gracias con sinceridad a Madame Malkin cuando salían de la tienda.
Tuvieron que esperar muy poco rato, para que los gemelos, también salieran de la tienda, con un paquete debajo del brazo de Fred, y guiñando un ojo a Harry. Llegaron al caldero chorreante, cargados de paquetes bajo los brazos, y con sonrisas en la cara. Harry se despidió de sus amigos y de la señora Weasley, asegurándole a ésta, que se verían en el anden 9 y 3/4. También se despidió de los jóvenes Weasley y de Hermione, cuyos padres, la estaban esperando en el bar.
Encogieron los paquetes de Harry con el hechizo reductor, para que el chico los pudiera llevar todos en el bolsillo. Bella desapareció con un rugido, por la chimenea, y Harry la siguió poco después. Al llegar a la casa del profesor Lupin, una chocante escena lo golpeó. Todo cuanto había en la casa estaba esparcido por el suelo. Las ventanas estaban rotas. Y parecía que lo habían removido todo. Y Bella no se veía por ningún sitio. Estaba tan absorto en contemplar la casa, que no se dio cuenta que por detrás se le acercaban. Dio un respingó cuando notó una mano en el hombro.
**Fin capítulo 6**
Muahahahahaha!! Que mala soy dejándolo ahí!!
Quien será el/la que le pone la mano en el hombro a Harry?? Que habrá pasado en la casa del profesor Lupin? Donde están Sirius y Remus? Y Bella?
Todas estas preguntas y mas… se responderán (supongo :P) en el próximo capítulo!!
Dejad Reviewsssss!!!!
Kiss, Silver.
