7-A VOLUNTAD
Anna e Yoh ya no se comunicaban como antes, aunque no exactamente eran de las parejas que se contaban todo, sino en la forma de verse, hablarse, etc.
-Deberías hablar con ella, Yoh –opinó Manta mirando con preocupación a su amigo- llevas días sin dormir por lo angustiado que estas.
-Solo dile lo que sientes, Yoh –comentó Horo-Horo- sino entiende... pues... solo sé lo más sincero que puedas.
-Siempre le soy sincero –dijo Yoh exasperado.
-¿En qué forma? –la voz lejana pero firme y dura de Len Tao resonó como eco en la habitación.
-Se lo digo lo más paciente que puedo, con el corazón en la mano, con las ansias de gritarle que la amo, que la necesito, pero ella no entiende... ella se ha fijado en otro –comentó con tristeza.
-¿En quién? –pregunto Manta.
-Me he fijado como Anna se sonroja junto a Lyzerg y... me dan celos, pero jamás se los he demostrado –dijo con desesperación.
-Debes demostrárselo –comentó Horo-Horo con impaciencia- ¡ella sabrá que en verdad la quieras y...
-Los celos no resuelven nada, pelos necios –susurro Len con desdén- para mí, una niña debe demostrarme que me quiere... –y miro con irritación como todos lo miraban (excepto Yoh que tenía la cabeza gacha) con morbosidad- de esa forma no, mariquitas, sino que me diga qué siente exactamente por mí o que me de un beso... cosas así.
-Nunca había oído tu lado romántico, Len, das miedo –comentó algo atónito.
-Por lo menos tengo, Sr. Cuidabosques.
-¡Con mis bosques no te metas...
-¿Se podrían callar, inmaduros? Estamos con Yoh, no con sus bosques –Manta le dio una palmada a Yoh- lo que Len dice tiene sentido, debes proponerle una forma para que te exprese lo que siente, sin nada de morbosidad, Horo- Horo, dale ideas, dile que es lo que te gustaría a ti... algo así.
-Ya se lo he propuesto... ella es muy fría con respecto a eso y... me lastima en muchas ocasiones... ya no quiero sufrir con eso.
-También díselo, pero no así sino de una forma más calmada, que entienda que en verdad quieres una relación formal con ella, nada de juegos –Len se volvió a cruzar de brazos.
-Lo pensare, gracias de todos modos, debo irme –Yoh se puso en pie y salió del salón de gimnasia.
¿Por qué se le hacía tan difícil hablar con Anna? Ya llevaba dos ocasiones, así que no tenía nada de malo la inseguridad que sentía, el error de aquellas ocasiones era que él, en cierta forma, obligaba a Anna a besarlo o abrazarlo, Len tenía razón, debía decirle lo que quería o que a ella le saliera por voluntad, el problema era... ¿cómo decírselo sin que ella lo ignorara?
Paso el día completo pensando en eso... aun no la podía ver bien a los ojos y... cada vez perdía más las esperanzas... pero la ama demasiado... debía poner todo de su parte.
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En la mañana siguiente, Yoh acababa de limpiar toda la casa, exhausto vio que Anna estaba viendo la televisión, se acerco y se sentó de repente.
-Anna... quiero hablar... –Yoh por fin se había decidido, ya no debería estar más así: ¡con los brazos cruzados!
-Dime... –la chica tomó otro puño de palomitas mientras veía con afán la televisión.
-Pero quiero hablar bien, por favor.
Anna lo miro viendo la cara de suplica del chico, tomo el control remoto y apago el televisor.
-Gracias... Anna esta situación ya no me agrada, a mí parecer soy el único que pone de su parte, el único que desea estar contigo, el único que realmente sacrifica todo, pero me he fijado que... también te has fijado en Lyzerg ¿me equivoco?
Anna se sonrojo un poco, agacho la mirada y revolvió las palomitas.
-Yoh... yo no sé como... o más bien, me da pena expresarme contigo. Años de ponerte mano dura con tus entrenamientos me hicieron ser así contigo en todos los sentidos y yo... no sé cómo ni cuándo ser... cariñosa contigo no sé cómo...
-Sé que es difícil, para ti, pero no te pido más que un beso o abrazo de tu parte, nada más que eso, ya no... me gusta estarte rogando por un beso, ni abrazarte sin que tú quieras.
-Yo tampoco, pero me da pena aceptarte de esa manera... nunca pensé que tú darías el primer paso, es más, en mi vida había pensado en lo que sentías por mí porque tú y yo siempre fuimos...
-Maestro y alumno, lo sé, pero aun es tiempo Anna, yo realmente te quiero, siempre te lo he dicho, conmigo no finjas pero me gustaría por lo menos algo voluntario con lo que sepa que me quieres, palabras, caricias, algo, pero por favor, demuéstramelo.
Anna no se había fijado en lo sonrojada que estaba, Yoh siempre decía las cosas más dulces y sensibles que hacían que Anna tomara aquella actitud apenada. "¿Entonces qué debo hacer?" Se pregunto con temor. Por una parte, Anna sabía perfectamente qué hacer: ¡Darle un beso!, Lo ansiaba, pero ¿por qué siempre sentía un sentimiento de culpa por ello?
Anna lo miro y este la miraba como esperando una respuesta.
"No tiene nada de malo arriesgarse... tal vez la culpa se vaya" Anna levanto la vista, estaba muy nerviosa, sus manos temblaban, no podía creer que lo iba a ser. Quito las palomitas del medio y con pudor se acerco a Yoh, el cual, feliz y ansioso, se acercó de igual manera.
"¿Por qué mi cuerpo se calienta tan así? No me ayuda en nada... pero a la vez me gusta como se siente... pero" Por fin los labios de Anna encontraron los de Yoh, los oprimió con nerviosismo, tragando saliva, sintió como las manos de Yoh le tomaron la mejilla, acercándola poco a poco, Anna, por reflejo, coloco su mano en el sillón, para apoyarse. Yoh le abrió lentamente los labios, dejando entrar a su ansiosa lengua que acaricio la de la sacerdotisa, la cual lo recibió con algo más de confianza, le hizo cosquillas. Anna no pudo evitar acercarse más, sentándose un poco más cerca de su "alumno" Yoh se hinco lentamente y sentándose en sus piernas flexionadas pudo tener con más accesibilidad los labios de Anna que por fin respondían como él siempre había querido.
-Mmm... –Anna produjo un sonido muy placentero para los oídos de Yoh que le dio mas ansiedad de seguir con aquel juego entre sus bocas, en cambio, Anna, se sonrojo notablemente, pero un así estaba disfrutando como nunca lo que estaba sucediendo, la culpa aun seguía ahí pero cada vez más débil.
La respiración de los dos empezó a aumentar, Yoh no quería separarse, Anna tampoco, el chico le tomo las dos mejillas, sonrojadas, de Anna y le dio el ultimo roce entre sus lenguas y un beso fugaz que Anna no se espero para terminar. Anna no quería abrir los ojos, le daría mucha pena ver la cara sonriente de Yoh, pero al hacerlo vio que él también los tenía cerrados, observo con pena, vergüenza pero a la vez con picardía y alegría cómo Yoh se lamía y saboreaba los labios con placer y abría los ojos que tenían un brillo diferente.
-Eso estuvo genial –comento acariciando la mejilla de Anna.
-Yo no hice nada... tú, hiciste casi todo –dijo acomodándose un mechón detrás de la oreja, se sentía tan hipnotizada por aquel nuevo brillo en los ojos de Yoh.
-Un beso es entre dos personas... para mí, aportaste todo –comento dulcemente mientras se acercaba de nuevo y le daba un beso rápido.
-Siento haberte confundido –Anna agacho la mirada y se estiro la falda- no he estado en mí estos últimos días.
-Creo que nadie, y no te disculpes, por favor, me haces sentir mal. Con tu beso he olvidado todo lo malo, Anna, muchas gracias.
Anna sintió los brazos de Yoh aprisionarla con calidez.
-Te quiero mucho, Yoh - ¡POR FIN! Aquellas palabras pudieron salir, por accidente, pero era lo que en verdad estaba sintiendo, como si sus pensamientos los estuviera manifestando, por alguna razón, aquella culpabilidad se fue.
-Yo te quiero aun más, Anna –susurro Yoh con alegría pura.
Y así se quedaron abrazados por un largo rato, recordando todo lo que tuvo que ocurrir para que sucediera.
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-¿Lo hiciste? –pregunto Manta interesado, al día siguiente.
-Si –comentó feliz, la sonrisa en aquella mañana lo delataba demasiado- ella me beso.
-¡QUE BIEN, YOH! –grito su amigo- ¿se lo dijiste bien, entendió no?
-Me dijo que sentía lo mismo que yo... ella también estaba confundida y únicamente le pedí alguna expresión de amor de su parte y solo me beso... pero no un beso seco sino... el mejor de todos.
-Dicen que los besos de amor son los mejores –comentó Manta con entusiasmo.
-Y es verdad... –Yoh suspiro mientras se detenía enfrente de una puerta- Bien, amigo manta, nos veremos en la tarde.
-Bien, salúdame a Anna y a Tamao, adiós –se subió a su bicicleta e inicio el viaje.
-Sí, adiós.
Con entusiasmo, entró a su casa y se encontró a Anna bajando las escaleras. "Qué hermosa es" Pensó Yoh hipnotizado.
-Hola, Yoh –Anna camino hacia él y sonrojada le dio un beso en la mejilla.
-Hola, Annita –Yoh no podía dejar de sonreír, viendo como su novia estaba muy sonrojada con su presencia- no tienes por qué agachar la cabeza –con su dedo índice se la levanto- no eres la única a quien pone nervioso la presencia del otro.
-Lo siento... –susurro con aquel ardiente fuego que sentía en el pecho- esto es nuevo para mí.
-Para los dos, pero... ¿qué fue eso? –un sonido sordo se escucho desde la cocina.
Anna e Yoh caminaron juntos hacia ella, la primera abrió la puerta y con nerviosismo vio la escena de pasión entre sus amigos.
Al parecer, ni Horo-Horo ni Tamao habían oído la puerta, los dos estaban muy entretenidos comiéndose a besos inclinados en la pared, Tamao estaba muy sonrojada y Horo-Horo se veía muy concentrado, de cierta forma.
-Creo que será mejor déjalos solos –comentó Yoh en un susurro mientras tomaba la manija de la puerta.
El sonido de esta hizo reaccionar a Tamao que se puso hasta morada de lo nerviosa que esta.
-Horo-Horo... no... –la chica le puso una mano en el pecho y con dificultad el chico se separo de ella.
-¿Qué ocurre? –pregunto aprisionándola aun más, robándole besos.
-Aquí no... el señor Yoh... –Tamao hizo señas hacia la puerta y Horo-Horo casi se iba de espaldas.
-¡Yoh! –se separo rápidamente de Tamao aplastándose el cabello que su novia se había encargado de alborotar.
-Continúen... nosotros ya nos íbamos –comento Yoh sonriendo nerviosamente mientras cerraba la puerta.
-¡Que vergüenza! –se oyó la voz angustiada de Tamao- Y todo por tus famosas ansias de darme un beso.
-No eran ansias, era necesidad –puntualizo Horo-Horo- ¡vamos, no me digas que no te gusto!
-¡Ese no es el punto, sabes que vivo aquí con tres personas más y...
-¡Pues vente a vivir conmigo! –Horo-Horo sonaba muy en serio.
-¿Vivir contigo? ¡Estas loco! No, yo no podría... no suena muy bien, ¿qué dirían las personas?
-¿Te importan más las personas? –pregunto Horo-Horo.
-¿Quieres ayuda? –pregunto Yoh entrado en la cocina, intentando detener aquel pleito que se estaba haciendo.
Horo-Horo dio un largo suspiro y se fue, algo enojado.
-¿Esta todo bien? –pregunto Yoh a Tamao.
-Si, ¡deje ahí señorito Yoh! Yo soy la que debe de acomodar todo –le arrebato las latas a Yoh y empezó a acomodar las cosas.
-No tiene nada de malo ayudarte, Tamao y ya te dije que me digas Yoh.
-Gracias, pero no, yo puedo... sola –se oyó un sollozo ahogado.
-¿Qué tienes Tamao? –pregunto Anna de repente.
-¡Es que Horo-Horo me ha estado presionando para que me vaya a vivir con él! Y yo no... que tonterías les estoy contando, discúlpenme.
-Ninguna tontería, Tamao –opino Yoh- ¿y tú te quieres ir con él?
-Claro que sí, pero no puedo, no suena muy bien que me vaya a vivir con él.
-¿Se lo has dicho no?
-¡Miles de veces pero saben que es un terco! Siempre terminamos peleados cuando menciona eso y ya no quiero que lo haga.
-Díselo seriamente, Tamao.
-Con lo terco que es... pero bueno, lo intentare, gracias doña Anna.
-Suénate –le sugirió con una sonrisa.
NOTAS DE LA AUTORA: ¡A petición del público! Por fin Anna ya va a corresponder a Yoh, aunque aun sigue el fic, no se preocupen, sigan escribiendo, por fas, ¡adiós!
Anna e Yoh ya no se comunicaban como antes, aunque no exactamente eran de las parejas que se contaban todo, sino en la forma de verse, hablarse, etc.
-Deberías hablar con ella, Yoh –opinó Manta mirando con preocupación a su amigo- llevas días sin dormir por lo angustiado que estas.
-Solo dile lo que sientes, Yoh –comentó Horo-Horo- sino entiende... pues... solo sé lo más sincero que puedas.
-Siempre le soy sincero –dijo Yoh exasperado.
-¿En qué forma? –la voz lejana pero firme y dura de Len Tao resonó como eco en la habitación.
-Se lo digo lo más paciente que puedo, con el corazón en la mano, con las ansias de gritarle que la amo, que la necesito, pero ella no entiende... ella se ha fijado en otro –comentó con tristeza.
-¿En quién? –pregunto Manta.
-Me he fijado como Anna se sonroja junto a Lyzerg y... me dan celos, pero jamás se los he demostrado –dijo con desesperación.
-Debes demostrárselo –comentó Horo-Horo con impaciencia- ¡ella sabrá que en verdad la quieras y...
-Los celos no resuelven nada, pelos necios –susurro Len con desdén- para mí, una niña debe demostrarme que me quiere... –y miro con irritación como todos lo miraban (excepto Yoh que tenía la cabeza gacha) con morbosidad- de esa forma no, mariquitas, sino que me diga qué siente exactamente por mí o que me de un beso... cosas así.
-Nunca había oído tu lado romántico, Len, das miedo –comentó algo atónito.
-Por lo menos tengo, Sr. Cuidabosques.
-¡Con mis bosques no te metas...
-¿Se podrían callar, inmaduros? Estamos con Yoh, no con sus bosques –Manta le dio una palmada a Yoh- lo que Len dice tiene sentido, debes proponerle una forma para que te exprese lo que siente, sin nada de morbosidad, Horo- Horo, dale ideas, dile que es lo que te gustaría a ti... algo así.
-Ya se lo he propuesto... ella es muy fría con respecto a eso y... me lastima en muchas ocasiones... ya no quiero sufrir con eso.
-También díselo, pero no así sino de una forma más calmada, que entienda que en verdad quieres una relación formal con ella, nada de juegos –Len se volvió a cruzar de brazos.
-Lo pensare, gracias de todos modos, debo irme –Yoh se puso en pie y salió del salón de gimnasia.
¿Por qué se le hacía tan difícil hablar con Anna? Ya llevaba dos ocasiones, así que no tenía nada de malo la inseguridad que sentía, el error de aquellas ocasiones era que él, en cierta forma, obligaba a Anna a besarlo o abrazarlo, Len tenía razón, debía decirle lo que quería o que a ella le saliera por voluntad, el problema era... ¿cómo decírselo sin que ella lo ignorara?
Paso el día completo pensando en eso... aun no la podía ver bien a los ojos y... cada vez perdía más las esperanzas... pero la ama demasiado... debía poner todo de su parte.
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En la mañana siguiente, Yoh acababa de limpiar toda la casa, exhausto vio que Anna estaba viendo la televisión, se acerco y se sentó de repente.
-Anna... quiero hablar... –Yoh por fin se había decidido, ya no debería estar más así: ¡con los brazos cruzados!
-Dime... –la chica tomó otro puño de palomitas mientras veía con afán la televisión.
-Pero quiero hablar bien, por favor.
Anna lo miro viendo la cara de suplica del chico, tomo el control remoto y apago el televisor.
-Gracias... Anna esta situación ya no me agrada, a mí parecer soy el único que pone de su parte, el único que desea estar contigo, el único que realmente sacrifica todo, pero me he fijado que... también te has fijado en Lyzerg ¿me equivoco?
Anna se sonrojo un poco, agacho la mirada y revolvió las palomitas.
-Yoh... yo no sé como... o más bien, me da pena expresarme contigo. Años de ponerte mano dura con tus entrenamientos me hicieron ser así contigo en todos los sentidos y yo... no sé cómo ni cuándo ser... cariñosa contigo no sé cómo...
-Sé que es difícil, para ti, pero no te pido más que un beso o abrazo de tu parte, nada más que eso, ya no... me gusta estarte rogando por un beso, ni abrazarte sin que tú quieras.
-Yo tampoco, pero me da pena aceptarte de esa manera... nunca pensé que tú darías el primer paso, es más, en mi vida había pensado en lo que sentías por mí porque tú y yo siempre fuimos...
-Maestro y alumno, lo sé, pero aun es tiempo Anna, yo realmente te quiero, siempre te lo he dicho, conmigo no finjas pero me gustaría por lo menos algo voluntario con lo que sepa que me quieres, palabras, caricias, algo, pero por favor, demuéstramelo.
Anna no se había fijado en lo sonrojada que estaba, Yoh siempre decía las cosas más dulces y sensibles que hacían que Anna tomara aquella actitud apenada. "¿Entonces qué debo hacer?" Se pregunto con temor. Por una parte, Anna sabía perfectamente qué hacer: ¡Darle un beso!, Lo ansiaba, pero ¿por qué siempre sentía un sentimiento de culpa por ello?
Anna lo miro y este la miraba como esperando una respuesta.
"No tiene nada de malo arriesgarse... tal vez la culpa se vaya" Anna levanto la vista, estaba muy nerviosa, sus manos temblaban, no podía creer que lo iba a ser. Quito las palomitas del medio y con pudor se acerco a Yoh, el cual, feliz y ansioso, se acercó de igual manera.
"¿Por qué mi cuerpo se calienta tan así? No me ayuda en nada... pero a la vez me gusta como se siente... pero" Por fin los labios de Anna encontraron los de Yoh, los oprimió con nerviosismo, tragando saliva, sintió como las manos de Yoh le tomaron la mejilla, acercándola poco a poco, Anna, por reflejo, coloco su mano en el sillón, para apoyarse. Yoh le abrió lentamente los labios, dejando entrar a su ansiosa lengua que acaricio la de la sacerdotisa, la cual lo recibió con algo más de confianza, le hizo cosquillas. Anna no pudo evitar acercarse más, sentándose un poco más cerca de su "alumno" Yoh se hinco lentamente y sentándose en sus piernas flexionadas pudo tener con más accesibilidad los labios de Anna que por fin respondían como él siempre había querido.
-Mmm... –Anna produjo un sonido muy placentero para los oídos de Yoh que le dio mas ansiedad de seguir con aquel juego entre sus bocas, en cambio, Anna, se sonrojo notablemente, pero un así estaba disfrutando como nunca lo que estaba sucediendo, la culpa aun seguía ahí pero cada vez más débil.
La respiración de los dos empezó a aumentar, Yoh no quería separarse, Anna tampoco, el chico le tomo las dos mejillas, sonrojadas, de Anna y le dio el ultimo roce entre sus lenguas y un beso fugaz que Anna no se espero para terminar. Anna no quería abrir los ojos, le daría mucha pena ver la cara sonriente de Yoh, pero al hacerlo vio que él también los tenía cerrados, observo con pena, vergüenza pero a la vez con picardía y alegría cómo Yoh se lamía y saboreaba los labios con placer y abría los ojos que tenían un brillo diferente.
-Eso estuvo genial –comento acariciando la mejilla de Anna.
-Yo no hice nada... tú, hiciste casi todo –dijo acomodándose un mechón detrás de la oreja, se sentía tan hipnotizada por aquel nuevo brillo en los ojos de Yoh.
-Un beso es entre dos personas... para mí, aportaste todo –comento dulcemente mientras se acercaba de nuevo y le daba un beso rápido.
-Siento haberte confundido –Anna agacho la mirada y se estiro la falda- no he estado en mí estos últimos días.
-Creo que nadie, y no te disculpes, por favor, me haces sentir mal. Con tu beso he olvidado todo lo malo, Anna, muchas gracias.
Anna sintió los brazos de Yoh aprisionarla con calidez.
-Te quiero mucho, Yoh - ¡POR FIN! Aquellas palabras pudieron salir, por accidente, pero era lo que en verdad estaba sintiendo, como si sus pensamientos los estuviera manifestando, por alguna razón, aquella culpabilidad se fue.
-Yo te quiero aun más, Anna –susurro Yoh con alegría pura.
Y así se quedaron abrazados por un largo rato, recordando todo lo que tuvo que ocurrir para que sucediera.
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-¿Lo hiciste? –pregunto Manta interesado, al día siguiente.
-Si –comentó feliz, la sonrisa en aquella mañana lo delataba demasiado- ella me beso.
-¡QUE BIEN, YOH! –grito su amigo- ¿se lo dijiste bien, entendió no?
-Me dijo que sentía lo mismo que yo... ella también estaba confundida y únicamente le pedí alguna expresión de amor de su parte y solo me beso... pero no un beso seco sino... el mejor de todos.
-Dicen que los besos de amor son los mejores –comentó Manta con entusiasmo.
-Y es verdad... –Yoh suspiro mientras se detenía enfrente de una puerta- Bien, amigo manta, nos veremos en la tarde.
-Bien, salúdame a Anna y a Tamao, adiós –se subió a su bicicleta e inicio el viaje.
-Sí, adiós.
Con entusiasmo, entró a su casa y se encontró a Anna bajando las escaleras. "Qué hermosa es" Pensó Yoh hipnotizado.
-Hola, Yoh –Anna camino hacia él y sonrojada le dio un beso en la mejilla.
-Hola, Annita –Yoh no podía dejar de sonreír, viendo como su novia estaba muy sonrojada con su presencia- no tienes por qué agachar la cabeza –con su dedo índice se la levanto- no eres la única a quien pone nervioso la presencia del otro.
-Lo siento... –susurro con aquel ardiente fuego que sentía en el pecho- esto es nuevo para mí.
-Para los dos, pero... ¿qué fue eso? –un sonido sordo se escucho desde la cocina.
Anna e Yoh caminaron juntos hacia ella, la primera abrió la puerta y con nerviosismo vio la escena de pasión entre sus amigos.
Al parecer, ni Horo-Horo ni Tamao habían oído la puerta, los dos estaban muy entretenidos comiéndose a besos inclinados en la pared, Tamao estaba muy sonrojada y Horo-Horo se veía muy concentrado, de cierta forma.
-Creo que será mejor déjalos solos –comentó Yoh en un susurro mientras tomaba la manija de la puerta.
El sonido de esta hizo reaccionar a Tamao que se puso hasta morada de lo nerviosa que esta.
-Horo-Horo... no... –la chica le puso una mano en el pecho y con dificultad el chico se separo de ella.
-¿Qué ocurre? –pregunto aprisionándola aun más, robándole besos.
-Aquí no... el señor Yoh... –Tamao hizo señas hacia la puerta y Horo-Horo casi se iba de espaldas.
-¡Yoh! –se separo rápidamente de Tamao aplastándose el cabello que su novia se había encargado de alborotar.
-Continúen... nosotros ya nos íbamos –comento Yoh sonriendo nerviosamente mientras cerraba la puerta.
-¡Que vergüenza! –se oyó la voz angustiada de Tamao- Y todo por tus famosas ansias de darme un beso.
-No eran ansias, era necesidad –puntualizo Horo-Horo- ¡vamos, no me digas que no te gusto!
-¡Ese no es el punto, sabes que vivo aquí con tres personas más y...
-¡Pues vente a vivir conmigo! –Horo-Horo sonaba muy en serio.
-¿Vivir contigo? ¡Estas loco! No, yo no podría... no suena muy bien, ¿qué dirían las personas?
-¿Te importan más las personas? –pregunto Horo-Horo.
-¿Quieres ayuda? –pregunto Yoh entrado en la cocina, intentando detener aquel pleito que se estaba haciendo.
Horo-Horo dio un largo suspiro y se fue, algo enojado.
-¿Esta todo bien? –pregunto Yoh a Tamao.
-Si, ¡deje ahí señorito Yoh! Yo soy la que debe de acomodar todo –le arrebato las latas a Yoh y empezó a acomodar las cosas.
-No tiene nada de malo ayudarte, Tamao y ya te dije que me digas Yoh.
-Gracias, pero no, yo puedo... sola –se oyó un sollozo ahogado.
-¿Qué tienes Tamao? –pregunto Anna de repente.
-¡Es que Horo-Horo me ha estado presionando para que me vaya a vivir con él! Y yo no... que tonterías les estoy contando, discúlpenme.
-Ninguna tontería, Tamao –opino Yoh- ¿y tú te quieres ir con él?
-Claro que sí, pero no puedo, no suena muy bien que me vaya a vivir con él.
-¿Se lo has dicho no?
-¡Miles de veces pero saben que es un terco! Siempre terminamos peleados cuando menciona eso y ya no quiero que lo haga.
-Díselo seriamente, Tamao.
-Con lo terco que es... pero bueno, lo intentare, gracias doña Anna.
-Suénate –le sugirió con una sonrisa.
NOTAS DE LA AUTORA: ¡A petición del público! Por fin Anna ya va a corresponder a Yoh, aunque aun sigue el fic, no se preocupen, sigan escribiendo, por fas, ¡adiós!
